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Clase 13

Trastornos del lenguaje del lenguaje de causa orgánica neurolingüística en el niño.

Distintos enfoques psicolingüísticos acuerdan en la división cronológica de etapas en el


desarrollo del lenguaje en que para lograr que este se desarrolle de acuerdo a las etapas
indicadas se necesita una cierta disposición biológica en el niño, entendida como
neurológica, auditiva, fonoarticulatoria. Además de esta disposición un medio
sociolingüístico satisfactorio y estimulante. El lenguaje se construye con otro, por otro y para
otro.

Problemas específicos en la adquisición del lenguaje

● Retraso simple del lenguaje


● Disfasias infantiles (disfasia de desarrollo o evolutiva)
● Trastorno específico del lenguaje.

Desde el enfoque neuropsicológico Azcoaga propone el retardo anártrico y retardo


afásico. En todos los casos estamos frente a niños con un desarrollo sensorial, intelectual y
de la personalidad dentro de lo esperado.

Llamamos pautas o patrones de desarrollo esperados o normales al orden de los


indicadores evolutivos observados en la mayor parte de los niños de una comunidad.

Los retrasos simples del lenguaje se dan sin una alteración fisiológica o neurológica.
Implican la aparición de algunos indicadores lingüísticos en relación a los patrones
correspondientes a la edad biológica durante el periodo de desarrollo veloz del lenguaje, es
decir, entre los dos y los seis años. Son niños que disponen de un lenguaje con el que
pueden comunicarse verbalmente con su entorno, pero que su comprensión o expresión no
son las esperables en tiempo y forma, respecto de niños de la misma edad que crecen en
su comunidad lingüística.

Las disfasias suelen considerarse retrasos no simples, sino moderados en la adquisición


del lenguaje. Se mantienen luego de los 6 años.

Los trastornos específicos del lenguaje se define como un grupo heterogéneo de


alteraciones en el desarrollo del lenguaje caracterizadas principalmente por un déficit en la
comprensión, producción, el uso del lenguaje o en alguno de sus componentes: fonológico,
morfosintáctico, semántico o pragmático. Es requisito la ausencia de trastorno
neurológico asociado a las dificultades en el lenguaje.

Retardos anártricos y afásicos desde una perspectiva fisiológica

Son alteraciones del lenguaje en las primeras etapas de la vida, cronológicamente


anteriores a la integración del lenguaje. Se define retardo como un retraso en la adquisición
del lenguaje con relación a las pautas consideradas normales, con favorable perspectiva de
recuperación.

Cuando la causa patógena actúa en el segundo nivel lingüístico, se produce una detención
del lenguaje, con características asociadas al síndrome.

Anartria: es una alteración en la elocución del lenguaje que se caracteriza por un déficit en
la actividad combinatoria del analizador cinestésico-motor verbal, generalmente
consecutiva a una lesión que lo afecta directamente y que se exterioriza en los síntomas
que comprometen exclusivamente la síntesis de estereotipos fonemáticos y motores
verbales.

Se presentan dificultades en la producción, estructuración y secuenciación fonológica que


resienten la organización morfosintáctica.

En la definición de anartria o afasia la expresión generalmente implica que ambos retardos


pueden deberse a una alteración funcional o retardo madurativo si es que no existe lesión
alguna. La presencia o ausencia de lesión neurológica impactará en la presentación de los
síntomas en los distintos cuadros como así también en términos del trabajo terapéutico y a
nivel pronóstico.

Afasia: es una alteración en la comprensión del lenguaje que se caracteriza por un déficit
en la actividad combinatoria del analizador verbal, generalmente consecutiva a una lesión
que lo afecta directamente y que se exterioriza en síntomas que afectan la comprensión del
lenguaje y la capacidad de síntesis de proposiciones simples, y desorganiza la elocución en
el aspecto sintáctico-semántico.

Se presentan dificultades en la organización de los significados, resintiendo el plano


semántico y pudiendo manifestarse una florida sintomatología a nivel elocutivo.
Etiología de ambos retardos

● Procesos prenatales: infecciosos (toxoplasmosis, rubéola), tóxicos (por el uso de


psicofármacos) y metabólicos (diabetes). Factores anóxicos. Prematurez.
● Procesos perinatales: traumatismos obstétricos por uso inadecuado de
instrumentos o maniobras incorrectas, partos muy lentos o muy rápidos. Anoxia del
recién nacido. Ictericia.
● Procesos postnatales: meningitis, meningoencefalitis y encefalitis por bacterias o
virus.
● Factor genético.

Retardo de patogenia anártrica

Las formas más leves del cuadro comprometen el desarrollo de la elocución del lenguaje
de modo que puede hacerlo un retardo simple del lenguaje, con un discreto compromiso del
sistema fonológico. Las formas más graves no sólo involucran el sistema fonológico sino
que se manifiestan clínicamente como mudez y luego dejan secuelas en el aspecto
gramatical, las que comprometen el aprendizaje escolar.

¿Cómo se manifiesta el retardo anártrico en las diferentes etapas de la comunicación?

Repasar los hitos en cada una de las etapas de la comunicación

● Nivel prelingüístico: juego vocal propioceptivo se presenta sin manifestaciones


patológicas. Juego vocal propioceptivo auditivo puede haber una disminución
cualitativa de las producciones del juego vocal, una menor riqueza de motivos
vocálicos. Es menos frecuente una disminución cuantitativa.
Estas manifestaciones en el juego vocal durante el segundo semestre de vida del
bebé son indicadores que se recuperan en momentos posteriores de entrevistas con
los padres, ya que para el entorno familiar los matices cualitativos no son
apreciables, debido a que la capacidad auditiva es normal y su producción vocálica
es armoniosa.
● Etapa del monosílabo intencional: el sistema fonológico no se enriquece con la
adquisición de nuevos fonemas consonánticos, ni tampoco tiene lugar la adquisición
(síntesis) entre estereotipos fonemáticos. El retraso se sustituye y complementa con
comunicación gestual.
● Etapa de la palabra frase y la palabra yuxtapuesta: hay un proceso de
comprensión del lenguaje, que evoluciona según el ritmo esperado, marcando una
diferencia en la elocución. No hay enriquecimiento con la adquisición de nuevos
estereotipos fonemáticos, pudiendo aparecer distorsiones (sustituciones).
Las sustituciones responden a una deficiencia en la diferenciación propioceptiva.
Recién a los cinco años los niños dominan la totalidad de los fonemas de su lengua,
por lo tanto, las sustituciones entre fonemas pueden ser parte del proceso de
adquisición. En el retardo anártrico estas distorsiones se encuentran siempre
asociadas a otros indicadores, como pobreza de vocabulario como un uso excesivo
en el tiempo de monosílabos y palabra frase.
● Primer nivel lingüístico: hay lentificación en la adquisición gramatical: la síntesis de
estereotipos motores verbales se entorpece debido a las dificultades fonemáticas. La
elocución se caracteriza por la emisión de palabras aisladas que siguen
acompañándose de una rica gesticulación. La voz y la prosodia no presentan
alteraciones.
● Etapa de la frase simple: notorias dificultades para la incorporación y el uso de
artículos, preposiciones y conjunciones, o alteraciones del orden de las palabras en
la frase: agramatismo sintáctico. El lenguaje es cada vez menos inteligible, excepto
para aquellos que se encuentran en contacto cotidiano con el niño.
● Segundo nivel lingüístico: la organización fonológica se completa más allá de los
siete años, pudiendo dejar secuelas en la articulación. El agramatismo sintáctico se
manifiesta en fallas en las declinaciones verbales y en la utilización de partículas
(artículos y proposiciones): pobreza en las articulaciones sintácticas complejas.

No hay alteración de los dispositivos básicos del aprendizaje. Lenguaje egocéntrico: El


juego se acompaña del monólogo infantil, pero este está discretamente disminuido y
constituído por emisiones verbales alteradas en su organización. El lenguaje interior no se
ve afectado debido a que en el proceso de internalización lo que se encuentra en juego es
el aspecto semántico, es decir, los significados. Esto es teniendo en cuenta los diferentes
niveles de retraso. Entonces, no se esperan modificaciones en el plano de regulación de la
conducta ni de planificación de la acción.

Retardo de patogenia afásica

Para entender las manifestaciones patológicas del retardo afásico es necesario comprender
los distintos niveles que se ponen en juego en la comprensión del lenguaje. Se trata de un
primer nivel de la comprensión del significado de las palabras (finales del preLin al 1Lin -
palabras señal y objeto). Otro nivel es la interpretación de las palabras en la estructura de
las frases. Este nivel comienza a manifestarse en el 1Lin cuando en la elocución comienza
a organizarse el plano sintáctico. Otro nivel de compresión que comienza en 1Lin y se
consolida en la etapa siguiente es el relacionado con la comprensión del doble sentido y los
matices relacionados a los dobles sentidos y la expresión no-literal de una frase.

¿Cómo se manifiesta el retardo afásico en las diferentes etapas de la comunicación?

● Nivel prelingüístico: El juego vocal en sus dos etapas no suele presentar


alteraciones. En algunos casos puede presentarse un juego vocal aumentado
cuantitativamente y con reiteración de algunos motivos que se hacen perseverativos.
El comportamiento durante el primer año de vida puede esperarse dentro de las
pautas conocidas.

Para entender las variaciones en el juego vocal es necesario recordar las


propiedades de la actividad nerviosa superior: movilidad, fuerza y equilibrio. Todas
estas propiedades deben darse adecuadamente, en tanto procesos de inhibición y
excitación para una buena consolidación de los estereotipos, es decir, el aprendizaje
fisiológico.

En ambos retardos, el mal funcionamiento de los analizadores redundan en


alteraciones de la actividad nerviosa superior y en la puesta en juego de sus
propiedades. El desequilibrio entre los procesos de inhibición y excitación hace que
suela manifestarse en el retardo anártrico una tendencia a la inhibición que
explicaría fisiológicamente la disminución de vocalizaciones en el nivel preL. En el
caso del retardo afásico la tendencia es a la excitación lo que daría por resultado el
aumento cuantitativo de las emisiones.

● Primer nivel lingüístico: el niño a veces comprende lo que se le dice y a veces no:
situaciones no verbales vs. situaciones verbales. Atención lábil y mayor dificultad en
la comprensión de oraciones compuestas por dos o tres partes. La elocución puede
ser fluida, se conservan la organización sintáctica y la prosodia, pero aparecen:
palabras bizarras (parafasias y neologismos) y perseveraciones (ecolalia,
contaminaciones).

Las parafasias surgen de la inadecuada selección de un fonema o de una sílaba al


interior de una palabra o en la selección de una palabra de acuerdo a su significado.
Por otra parte, la ecolalia es un indicador que esperamos durante el proceso de
adquisición en el 1Lin. La adquisición del lenguaje por repetición es absolutamente
normal, sin embargo estas repeticiones deben ser abandonadas a medida que se
avanza en el primer nivel lingüístico. En el retardo afásico la ecolalia y las
perseveraciones dominan el habla infantil.

Otra característica es la anomia: el niño no halla la palabra adecuada para el campo


semántico. Existe una falla mnésica que afecta a los vocablos, partículas o sílabas
que son mal evocadas. Se sustituyen las palabras por circunloquios. También
aparecen latencias, jerga (la expresión verbal se torna ininteligible) y el monólogo
infantil es bizarro y puede ser muy fluido, asemejarse al normal o ser más pobre.

● Segundo nivel lingüístico: el pensamiento operacional puede ser afectado por la


desorganización del lenguaje externo y las dificultades en la comprensión
obstaculizando la organización del lenguaje interior. Se conserva la coherencia en la
comprensión y la resolución de situaciones no verbales. A medida que se prolonga
la actividad lingüística, se incrementan las dificultades en la elocución y en la
comprensión.

El compromiso del lenguaje interior está condicionado. Aparecen dificultades en los


procesos de pensamiento, rigidez, como consecuencia de perseveraciones en el
lenguaje interior. El incremento de las dificultades en la comprensión y en la
comprensión verbal a medida que aumenta la actividad lingüística es llamada por
Azcoaga fatigabilidad. Esto afecta a la actividad neurológica, no es cansancio.
Afecta el aspecto funcional del analizador verbal que se manifiesta en el aumento de
síntomas. Las fallas analítico sintéticas del analizador se manifiestan en dificultades
en la discriminación que se traducen en dificultades para cumplir una orden que
implique dos o tres pasos de ejecución y en la memoria inmediata (por ejemplo,
olvidando un paso de las órdenes dadas).

Alteraciones gnósico-práxicas: perseveraciones motoras, hiperquinesia,


perturbaciones visoespaciales en las acciones gráficas (dibujo) o constructivas.
Alteraciones en los dispositivos básicos del aprendizaje: atención lábil o
errática, motivación débil.

Las dificultades de los DBA manifestadas en el retardo afásico no hay que


relacionarlas directamente con la anomia. No es la dificultad de nominación (anomia)
lo que repercute en el DBA, sino las dificultades semánticas a nivel de significado,
esto es lo que caracteriza el trastorno en la comprensión propio del retardo afásico.

Estas dificultades mencionadas repercuten en el aprendizaje escolar, especialmente


en la lectoescritura y los conceptos matemáticos.
Clase 14

Deficiencia cognitiva y lenguaje.

La deficiencia cognitiva es un trastorno o perturbación no específica del lenguaje de causa


neurocognitiva predominantemente. El lenguaje aparece comprometido en la medida que
aparece comprometido el desarrollo cognitivo en el niño. Es necesario tener en cuenta la
estrecha vinculación entre procesos cognitivos, organización psíquica y desarrollo del
lenguaje.

Aclaración: en la bibliografía encontramos diversos términos (que a veces suponen algunas


diferencias entre los enfoques) para referirse a este cuadro: oligofrenia, deficiencia
cognitiva, discapacidad cognitiva, retraso mental, retardo mental, deficiencia mental, entre
otros.

La noción de deficiencia cognitiva implica una complejidad que está dada por las diferentes
perspectivas (psiquiátrica, psicológica, psicoanalítica, etc) y criterios que se emplean para
definirla:

● Criterio psicométrico: toma como referencia el CI (cociente intelectual, relación entre


edad mental y edad cronológica) cuya media está entre 100 y 120.
● Criterio de adaptación social o dinámico integral
● Criterio biológico
● Etc.

Concepto

Denominación general: incluye a los cuadros que como denominador común incluyen
insuficiencia o retraso en el desarrollo de las funciones intelectuales. Este déficit que puede
afectar total o parcialmente a las manifestaciones del psiquismo, se caracteriza por una
deficiencia o debilidad en las funciones cognoscitivas y la inteligencia que impiden o limitan
la adquisición de conocimientos y el desarrollo del pensamiento o la conducta social del
afectado.

OMS / CIE 10: es un trastorno definido por la presencia de un desarrollo mental incompleto
o detenido, caracterizado principalmente por el deterioro de las funciones concretas de cada
época del desarrollo y que contribuyen al nivel global de la inteligencia, tales como las
funciones cognoscitivas, del lenguaje, las motrices y la socialización

Etiología

Incluye una anomalía en el tejido cerebral, sea malformación congénita, atrofia,


lesiones o simple debilidad biológica de las funciones cerebrales superiores. Causas
más frecuentes de dicha anomalía: enfermedades hereditarias, anomalías de los genes y
cromosomas, dificultades y accidentes en el parto, afecciones neuroinfecciosas en la
infancia, ciertas enfermedades de la madre durante el embarazo, desnutrición.

Azcoaga señala que en la mayoría de los casos no existe una relación estable entre causa y
efecto. Los síntomas y su heterogeneidad dependen de la magnitud y localización del daño
cerebral.

Es de suma importancia sostener una perspectiva pluridimensional, considerando tanto los


factores involucrados en el desarrollo intelectual como en la capacidad/posibilidad de utilizar
determinado potencial, entre los cuales encontramos factores socioculturales, psicológicos,
hereditarios y orgánicos, enfermedades, nutrición, medio intelectual y modos de
significación de los logros intelectuales, posibilidades educativas y culturales, etc.

Ajuriaguerra plantea que para comprender el retraso mental es necesario partir desde dos
premisas. En primer lugar, saber que la organización cerebral es indispensable para la
organización de los procesos intelectuales. Además saber que la organización cerebral no
es suficiente para la organización de este proceso. Es así sumamente importante sostener
una perspectiva pluridimensional.

Clasificaciones de las deficiencias cognitivas Azcoaga - Criterio psicométrico

● Deficiencia leve o debilidad mental entre 50 y 89. Retardo alálico. En términos de


Piaget la inteligencia logra alcanzar las operaciones concretas y por lo tanto se
adquieren conocimientos escolares básicos. Incluyendo lectoescritura automática y
elemental. Las dificultades se presentan en establecer entre los objetos o sus
representaciones relaciones de semejanza, oposición, sucesión, inclusión,
transformación reversible e irreversible.
Esta deficiencia se encuentra profundamente relacionada con la cultura local y
dentro de ella con las normas educacionales, las ambiciones profesionales y las
expectativas familiares. Respecto de la organización del lenguaje se encuentra
desplazado en el eje de aparición. Esta comienza a manifestarse en el primer nivel
lingüístico.
No alcanza los nivel de comunicación conceptual ni de complejidad semántica
(elaboración de metáforas, chistes, dobles sentidos, juegos de palabras)

Fronterizo entre 70 y 85: desempeño muy similar a los denominados normales,


alcanza un nivel alto de la etapa de operatividad concreta sólo presentando
limitaciones en el plano de las operaciones formales (abstracción, generalización,
anticipación, reflexión, creatividad). Azcoaga señala que poseen una inteligencia
pasiva y conocimientos fijos y automatizados que utilizan con mayor o menor
eficacia según sus otras actitudes personales y el nivel de exigencia de su medio.
Las dificultades del lenguaje comienzan a notarse a partir del segundo nivel
lingüístico, no logran la formación de conceptos abstractos
● Deficiencia moderada. Entre 49 y 36. Se manifiestan con notoriedad las
manifestaciones en la capacidad cognitiva. Hay un franco retraso escolar o una seria
dificultad para el aprendizaje de los conocimientos elementales ya que su desarrollo
cognitivo queda detenido en 1LIN antes de los 5 años. Dichas limitaciones también
se presentan en el aprendizaje artesanal y en tareas laborales de nivel medio, lo
cual compromete la capacidad del niño o niña de autoconducción o inserción social.
● Deficiencia severa: Entre 35 y 20. Notable deficiencia en el conjunto de las
funciones mentales comprometiendo seriamente la posibilidad de aprendizajes. La
comunicación es posible a través de un lenguaje mímico gestual y rudimentario,
algunos niños alcanzan el primer nivel lingüístico con una comprensión muy limitada
referida a sus necesidades. La elocución consiste en vocalizaciones o silabeos
intencionales, palabras sueltas deficientemente pronunciadas o frases de dos o tres
palabras yuxtapuestas.
● Profunda: se encuentran desprovistos de intelecto y de razón y viven reducidos a
las funciones vegetativas de sus necesidades corporales. Prácticamente no se
evidencia posibilidad de aprendizaje. La vida de relación social está circunscrita a las
manifestaciones indispensables para subsistir, los trastornos de la comunicación se
observan desde los primeros meses de vida, quedándose limitados al nivel preL
manifestando sólamente balbuceos reflejos o juego vocal estereotipado y
perseverativo sin poder avanzar de allí.
● Pseudo debilidad mental: se refiere a casos de niñas y niños que presentan
dificultades o detenimiento en su desarrollo intelectual de aprendizaje pero sin estar
afectados la actividad nerviosa superior y la estructura de su pensamiento. Es decir,
sin aparecer esta implicancia de organicidad que es condición para el diagnóstico de
deficiencia cognitiva. Los factores causales pueden ser carencias afectivas,
conflictos de orden psicológico, inhibición, aislamiento, sentimiento de frustración

Relación de pensamiento y lenguaje

En la deficiencia, en la medida en que se halla comprometida la inteligencia estará afectado


el desarrollo y la integración del lenguaje.

El déficit lingüístico variará según la magnitud de la insuficiencia psíquica global y según las
lesiones encefálicas y las perturbaciones de las funciones sensoriomotoras de la recepción
y la expresión verbal que acompañen la deficiencia. (Azcoaga)

Retardo alálico: está presente en niños con deficiencias mentales leves o moderadas. Es
un trastorno del desarrollo y la integración del lenguaje infantil que afecta a todos los
aspectos de la comprensión y la elocución en forma paralela y uniforme.

Síndrome alálico: se da en niños con deficiencias mentales graves, que permanecen en 1


LIN, y profundas, que permanecen en preLin. Tanto la elocución como todos los niveles de
la comprensión se encuentran gravemente afectados.

En términos de diagnóstico diferencial Azcoaga nos dice que las fallas sistematizadas en la
comprensión verbal y escrita concordantes con la falta de comprensión de situaciones no
verbales del retardo alálico permiten establecer la diferencia respecto de los retardos
afásicos y audiógenos en tanto en ellos se conserva buena comprensión de las situaciones
no verbales.

La voz puede tener una sonoridad irregular o monótona por dificultades bucofaríngeas o
auditivas, o por falta de destreza en la fonación.

Maud Mannoni. Psicoanalista

La autora plantea una pregunta interesante a la hora de cuestionar el criterio psicométrico


¿por qué encontramos débiles mentales tontos e inteligentes con CI idénticos? Plantea
como insuficientes los criterios de adaptabilidad e inteligencia para el abordaje de la
debilidad mental. Manifiesta que para definir la noción de debilidad mental no basta con
recurrir a la noción de déficit intelectual sino que resulta fundamental indagar el sentido
que la alteración orgánica o enfermedad ha tomado en la constelación familiar.

Pone la cuestión las tesis organicistas y de clasificaciones psicológicas basadas en CI y


propone escuchar hablar al sujeto para captar a través de su discurso y el de sus padres el
sentido que tiene la debilidad mental para uno y los otros.

Señala que la organicidad del niño o niña afecta a quién ejerce su función materna en
un plano narcisista: hay pérdida de toda señal de identificación y, como corolario, la
posibilidad de conductas impulsivas. Va a vivir su angustia en función de aquello que la ha
marcado en su historia, es decir, en función de su propia castración (angustia que suele
quedar bajo la negación, defensivamente). Al respecto, Coriat observa que suele ocurrir
una gran conmoción en el narcisismo de los padres que pone en cuestión el lazo filiatorio,
complicándose el investimento libidinal del niño o niña.

Mannoni señala que al concebir la deficiencia mental como déficit de la capacidad cognitiva
aísla al niño en su defecto y al buscar para la deficiencia una causa definida se niega que
pueda tener un sentido, una historia o que pueda corresponder a una frustración.

Sostiene que, en estos casos, se genera una situación dual del niño con la madre o con
quién cumpla su función, sin intervención de una imagen paterna interdictora, se
produce un rechazo a la castración simbólica (el niño deviene en objeto a cuidar).
Asociado a ello se evidencia la dificultad de acceso a los símbolos y a ciertas operatorias
inherentes al cálculo.

Mannoni observa que el niño que sufre de alguna organicidad rara vez es incorporado a una
situación triangular. Describe a quién cumple con la función paterna en un estado de
perplejidad ante un niño que desde el comienzo pareciera estar destinado a vivir fuera de
todas las reglas.

La autora advierte que el niño con debilidad mental a quién se le ha asignado el lugar como
débil mental en la familia hallará siempre más dificultades que aquel que, pese a su retardo,
es pasible de las funciones materna y paterna. Inclusive, los trastornos temporo-espaciales
en las hipótesis de organicidad definida, se acompañan siempre de dificultades de los
puntos de referencia en lo imaginario. De este modo, ella encuentra allí que estos niños
tienen dificultades para ubicarse respecto al significante paterno.
A quién presenta debilidad mental le es bastante difícil hablar, más bien es hablado. Le es
difícil desear, es un objeto manejado, reeducado desde su primera infancia. Vinculado a ello
su modo de situarse frente al otro es particular: tratan de acomodarse en el molde de su
deseo.

El débil mental tiene todavía el destino de ser el objeto de alguien o de algo pasa de la
reeducación materna a toda clase de reeducación.

La familia frente al diagnóstico

Blanca Nuñez plantea que al diagnóstico de algún tipo de discapacidad en un hijo se puede
agregar una situación de crisis familiar (crisis accidental en términos de Erickson). Lo cual
requiere de un proceso de elaboración de la situación semejante a un duelo que comprende
diversas fases:

1. Etapa de shock, conmoción: alude a la conmoción producida ante el recibimiento de


la información de la deficiencia o discapacidad del niño. Es un estado de
embotamiento de la sensibilidad.
2. Etapa de negación: percibir periódicamente lo referido a la pérdida pero
acompañado de un intento de no admitirla, acompañado de un sentimiento de
descreimiento. Esta actitud involucra sentimientos de anhelo y búsqueda del hijo
sano. Es aquí donde suele ocurrir el peregrinar por diversos especialistas buscando
la rectificación del diagnóstico o que lo dañado tenga cura.
Pueden surgir accesos de cólera, enojos, sentimientos de culpa u otros sentimientos
contradictorios en los padres de este niño. Las dos primeras etapas implican cierta
desorganización del grupo familiar, las siguientes suponen un cambio en esa
orientación.
3. Etapa de recuperación, equilibrio: se caracteriza por una atenuación gradual de las
intensas reacciones emocionales que veníamos enunciando, reconocimiento de
aceptación de lo irreparable de la pérdida. Esto posibilita que los padres se
encuentren con el hijo o hija que ha nacido, es decir, el real. Aparece un sentimiento
de confianza en los padres para cuidar de este hijo. Se observa otra disposición para
recibir información precisa sobre el diagnóstico o los tratamientos posibles, se
comienza a pensar al niño más allá del diagnóstico
4. Etapa de reorganización: implica una renuncia a recuperar al hijo perdido y una
actitud de aceptación del hijo con sus posibilidades y sus limitaciones en este punto
hay una redefinición de la situación de los roles familiares, de las reglas que
conducen a los miembros de la familia

Jerusalinski dice que al nacer un niño deficiente el contraste entre el niño esperado y el
que acaba de nacer afecta centralmente la función materna. Debido a que la madre es
quién se debate con el duelo de la pérdida del hijo imaginado y el hijo real que ahora tiene,
siente al recién llegado como un impostor o un desconocido. La eficacia del vínculo
inspirado en el deseo materno dirigido al bebé suele ser suficiente para guiar a las madres y
a sus actitudes con el recién nacido que se puede llamar normal. Pero la sustentación, la
manipulación, la tarea de conectar el niño con el entorno, la transmisión del lenguaje, el
juego puede y suele quedar profundamente perturbado cuando el déficit constitucional del
bebé produce un desencuentro precoz entre la madre y su hijo o hija.

Blanca Nuñez señala que la crisis familiar implica una pérdida, un duelo por el hijo ideal
cargado con las expectativas, los deseos, las esperanzas de la pareja y de la familia en
general. La familia deberá afrontar dicho proceso de duelo que le permita aceptar esta
pérdida para recién poder conectarse con la hija o hijo real que ha llegado al mundo. Esta
situación de duelo es para la familia un periodo de gran vulnerabilidad.
Clase 15

Trastorno del lenguaje no específico de origen auditivo. Hipoacusias

La problemática pone en tensión dos tipos de concepciones acerca de la sordera y del


sujeto sordo: la primera centrada en el trabajo clínico reeducativo, siendo la que
predomina actualmente, y la perspectiva actual socioantropológica. En el primer caso
la mirada clínica se halla estrechamente ligada a la patología, al déficit biológico y deriva
necesariamente en estrategias de naturaleza reparadora. De esta posición se deriva la
noción de que el desarrollo cognitivo estará condicionado en relación al mayor o menor
conocimiento de la lengua oral que tenga el sujeto. El sistema oralista representa
fielmente la organización de estas ideas, sostiene que el lenguaje puede ser enseñado y
que existe una relación inequívoca entre lenguaje oral y desarrollo cognitivo, es en este
entorno que el discurso médico intenta fundamentar dicha concepción.

A partir de la década del 60 distintos profesionales se interesaron por la temática y devino


en la perspectiva antropológica de la sordera. Así, se comprendió que los sordos forman
comunidades a partir del uso de la lengua de señas. A su vez, los niños sordos de
padres sordos presentan mejor desempeño académico, mejor aprendizaje y uso de la
lengua oral y escrita, niveles de lectura semejantes a los no-sordos, una identidad
equilibrada y no presentan los problemas socioafectivo de los hijos sordos de padres
oyentes. A partir de los aportes de las diversas disciplinas empieza a entenderse al sordo
como ser sociolingüístico diferente, que deviene en una visión filosófica diferentes y que
lleva a pensar alternativas pedagógicas diferentes, nace así una visión social diferente a la
presentada por el modelo oralista. Esta visión parte de las capacidades, el acento está
puesto en que la lengua de señas es la mejor garantía para el desarrollo normal del sordo
puesto que es su lengua natural.

Hipoacusia

La sordera es un diagnóstico médico porque se refiere a un defecto orgánico al oír, sin


embargo, esta falta de audición, aunque sea reparada posteriormente, tiene consecuencias
a nivel de constitución subjetiva y desarrollo del lenguaje.
La predisposición de los sordos es la facultad de hablar con las manos y escuchar con los
ojos. Esto es especialmente importante si lo comparamos con el nivel preL de un niño
oyente ya que los gritos y el balbuceo van a sufrir modificaciones.

Anatomía del oído

El oído en su interior alberga dos órganos, el de la audición y el del equilibrio.


Topográficamente existen 3 áreas:

a) Oído externo: pabellón auricular y conducto auditivo externo. Su función es conducir


el sonido hasta el oído medio.
b) Oído medio: caja del tímpano y las celdas mastoideas. La caja del tímpano está
conformada en su parte externa por la membrana timpánica. En su interior la caja
aloja a los 3 huesecillos – martillo, yunque y estribo – Tiene por función conducir y
potenciar el sonido que proviene del oído externo al oído interno
c) Oído interno: está compuesto por dos sensores: el caracol y la cóclea, que cumplen
la función de micrófono para el oído, es decir, detecta el sonido proveniente del oído
medio y lo transforma en energía bioeléctrica para el viaje por el nervio auditivo
hacia el tronco encefálico y el cerebro. Dentro del caracol se encuentra alojado el
Órgano de Corti o primera neurona. El otro, es el aparato vestibular que es el sensor
del equilibrio.

La mayor parte del oído se encuentra en el hueso temporal, excepto el pabellón auricular y
la parte externa del conducto auditivo externo.

Analizador auditivo

El papel de este analizador como parte genética de la configuración del código lingüístico de
la lengua oral se pone de relieve en los diferentes papeles que va cumpliendo en las
diferentes etapas, desde el juego vocal en adelante. Es necesario considerar

● Grado de pérdida auditiva


● Etapa del desarrollo en la que ocurre
● Aceptación familiar
● Tipo de intervención
● Factores socioculturales
● Factores económicos

El retardo audiógeno puro consiste en alteraciones del extremo periférico del analizador,
es decir, el Órgano de Corti o primera neurona.

En este sentido el lapso que va desde el nacimiento a los 3 años es considerado el de


mayor vulnerabilidad. Si el daño es producido más allá de los 6 o 7 años estamos hablando
de detenciones o involuciones. En este caso lo que vemos afectado es el normal
desarrollo del 1Lin comprometiendo los aspecto fonológicos, semánticos y sintácticos del
lenguaje. En el caso de que la afectación se produzca ya en el 2Lin, los aspectos
semánticos y sintácticos resultan menos afectados. En su lugar, la incidencia se aprecia en
el aspecto fonológico: entonación de la voz, el ritmo y justeza de los puntos de articulación
de los fonemas.

EL audiograma describe la capacidad auditiva, mostrando los umbrales de audición ante


varias frecuencias, es decir, lo suave que debe ser un sonido para que sea audible. Se
consideran normales los umbrales de audición entre 0 y 20 dB.

Hipoacusia de conducción: la alteración se encuentra en el oído medio o externo, por


ejemplo: infecciones del oído medio, perforación timpánica, otitis que se cursan con
supuración, agenesia de conducto o auricular. Por lo general, se establece un tratamiento
por vía medicamentosa o quirúrgica, aunque la reiteración o permanencia de la misma
marcará una inconsistencia en la información acústica y, si el compromiso persiste, puede
generar un impacto en el habla, es decir, dislalias audiógenas.

Hipoacusia de percepción: es debido a una lesión en el oído interno, órgano de Corti o en


el nervio auditivo. Se trata de una pérdida auditiva severa. Las causas pueden ser variadas,
pero existen de naturaleza genética, enfermedades infecciosas durante el embarazo, uso de
drogas ototóxicas durante el embarazo o una vez nacido el niño.

La designación de retardo audiógeno aislado o puro hace referencia a la evidencia


clínica de la afectación exclusiva de la parte periférica del analizador auditivo. Por lo general
se corresponde el nivel de déficit auditivo con el nivel alcanzado en el desarrollo del
lenguaje. Tanto la enseñanza como la prótesis indicada en el momento oportuno permiten al
niño el normal desarrollo del lenguaje, en la mayoría de los casos con retraso respecto de
las pautas normales de desarrollo del lenguaje.

Hipoacusias graves o congénitas (entre 70 y 89 dB) y anacusias (más de 90 dB


de pérdida auditiva)

La actividad exploratoria está basada exclusivamente en la visión y más tarde en la


actividad motora o manual. Los ruidos y sonidos del ambiente no generan ninguna
respuesta en el niño. EL juego vocal se extingue por falta de retroalimentación auditiva, así
mismo, falta reforzamiento auditivo del lenguaje. El grito y el llanto carecen de armonía y
modulación. Hay afectividad e inteligencia despierta y vivaz, así como vivacidad en la
mirada.

Se desarrolla una gran habilidad para la lectura labial en el caso de desarrollar una anartria.
En el caso de la afasia y la alalia no se desarrolla esta capacidad. No se consolidan de
manera correcta las nociones temporales que dependen del lenguaje. Existe un cierto grado
de agramatismo sintáctico similar al niño con retardo anártrico, junto con alteraciones en la
prosodia y en la resonancia.

En casos severos puede confundirse con debilidad mental o disfasia.

El lenguaje egocéntrico es gestual, muy rico comparado con los niños oyentes, buscan el
contacto social.

Hipoacusia de grado moderado (entre 40 y 69 dB)

Se trata generalmente de perfiles planos. Puede haber deficiencia selectiva para los tonos
agudos. El diagnóstico puede resultar más dificultoso porque los sujetos captan los sonidos
y los ruidos graves. Identifican los sonidos pero no pueden discriminar los elementos
integrantes del código fonético. Esta característica les confiere la apariencia de una disfasia
o de una oligofrenia.

Existen también casos de perfiles cóncavos o de palangana, con mayor déficit en el área
de la palabra y una relativa conservación del sector de los graves y agudos.
Hipoacusias leves (entre 25 y 39 dB)

Se las suele detectar durante el periodo escolar y su déficit afecta una franja bien delimitada
del espectro auditivo. Se despiertan con los ruidos y tienen reflejos de orientación. Afecta el
aspecto fonológico. En la escuela el niño presenta un actitud reconcentrada o en otros
casos más bien lábil.

Etiología

Se trata del conjunto de las causas que afectan al analizador auditivo antes de la
integración del lenguaje:

● Prenatales: infecciosas (toxoplasmosis, rubéola), tóxicas (algunos psicofármacos) o


metabólicas (madres diabéticas), anoxias o prematurez.
● Natales: aplicación inhábil de maniobras o instrumentos, traumatismos propios del
parto, anoxia, ictericia del recién nacido.
● Postnatales: enfermedades infecciosas (meningitis, meningoencefalitis y encefalitis
por gérmenes o por virus que pueden dejar secuelas que afecten a la superficie de
la corteza cerebral), intoxicaciones y traumatismos craneanos.

Indicaciones acerca del diagnóstico

Interrogar a los familiares del niño y, muy en particular, a la madre. Indagar cuidando de no
sugerir respuestas ni influencias.
Indagar acerca de los juegos del niño y la presencia de juguetes sonoros o si la madre
interpreta al niño anticipando la enunciación de sus intereses o si hay un hermano que lo
hace.

Estudios complementarios de audición. Técnicas informales en la búsqueda de una


respuesta refleja. Respuestas de orientación innatas como el reflejo cocleopalpebral para
edades inferiores al año.

Desarrollo psíquico del niño con sordera

Primer año
Es muy importante la matriz vincular con otros adultos significativos – padres y
profesionales – ya que estos ingresan tempranamente en su vida, por lo tanto, tienen una
gravitación en su estructura psíquica. En la trama del vínculo temprano, el niño necesita ser
cuidado, alimentado, reconocido, confirmado y valorado. Necesita ser elegido objeto de
amor por el otro. Todo sujeto se valora a sí mismo tal como ha sido valorado en sus
primeros años de vida, en esta relación temprana están los cimientos del autoestima.

Es fundamental concretar una seguridad en el vínculo de apego, sosteniendo la totalidad


de los cuidados maternos durante el periodo de máxima dependencia. Es importante la
mirada en el desarrollo psíquico temprano, otorgando satisfacción a la necesidad de todo
bebé de ser visto. A esto se agrega la capacidad de la madre para ofrecerse como espejo,
en el sentido de que el bebé se ve reflejado en la cara de la madre. Es decir, el rostro de la
madre proporciona el primer espejo al niño que va construyendo su sí mismo a partir de lo
que esta refleja.

El bebé sordo por su falta de audición se encuentra desconectado del mundo externo, pero
esto no equivale a la desconexión autística. Lo que deja en evidencia es la importancia
del canal auditivo como instrumento de conexión con el medio aún sin la intervención
voluntaria del niño.

El bebé sordo está desconectado de las experiencias sonoras, se encuentra más


vinculado al sueño y a las sensaciones provenientes del interior de su cuerpo. El baño
sonoro representa para Anzieu la idea de límite, seguridad, protección, anticipación entre el
afuera y el adentro y de volumen que aporta la experiencia continente.

La sonrisa social es la primera manifestación de conducta activa dirigida e intencional,


marca la posibilidad de un encuentro en la díada madre-hijo.

El bebé sordo por permanecer mucho tiempo pasivo o con tendencia a dormir más tiempo
que lo necesario dificulta los encuentros comunicativos entre él y las figuras de apego. Es
un bebé poco estimulador de sus adultos, de todas maneras los hallazgos clínicos
revelan que responden rápidamente a la estimulación del ambiente. Además, manifiestan
temores o desconfianza frente a sucesos externos ya que estos, generalmente, se le
presentan de manera brusca e imprevista. Esto redunda en el aumento de las ansiedades
en el periodo de los 6 a los 8 meses. La presencia se encuentra garantizada sólo si se
encuentra dentro del campo visual, sino es vivido como ausencia.

El bebé sordo no hace uso de los recursos del llamado porque lo desconoce. Las
ansiedades se ven aumentadas por las actividades médicas diagnósticas y las
manipulaciones consecuentes.

Los padres perciben tempranamente el déficit, aunque el hecho de que la discapacidad sea
invisible da lugar a la negación. Implica para los padres enfrentarse a una pérdida de todo
el entramado de ilusiones, proyectos, expectativas, deseos depositados en el hijo previos al
nacimiento.

Todo padre necesita reconocerse en su propio hijo para poder establecer un buen contacto
con él, para saber cuales son sus necesidades y deseos. El niño, para reconocerse a sí
mismo necesita del reconocimiento de los adultos.

Factores que influyen en el enfrentamiento con la discapacidad de parte de la familia:

● La forma particular en que este hecho se inserta en la historia general de la familia


● La personalidad de los padres
● Situaciones de crisis anteriores vividas en la historia de cada padre, en la historia de
la pareja.
● Nivel socioeconómico y cultural

Cada familia inicia un camino propio para superar la crisis. Trabajo de duelo – dolor –
desafío.

Los trastornos en el vínculo temprano repercuten en la constitución básica del aparato


mental de todo sujeto. La pareja parental se encuentra a menudo cumpliendo roles
rígidos, el padre se vuelca totalmente hacia afuera como soporte económico, exigido por
las demandas a afrontar. La madre queda a cargo de la crianza casi exclusiva del bebé.
Cada uno aparece sólo y exigido, sin el sostenimiento y apoyo de su cónyuge.
En estas circunstancias la función que más tarde debe cumplir el padre aparece deficitaria.
Hay ausencia o deficiencia de un padre portador de la Ley que posibilite al niño el acceso a
la cultura.

No hay psicología del sordo, hay un sujeto marcado por un real que es la sordera, que cada
cual toma a su cargo de manera diferente. El déficit orgánico real, la ausencia de audición,
encuentra la posibilidad de simbolizarse a través de la lengua.

Situación sociolingüística de la comunidad sorda

Los sordos conforman una comunidad lingüística minoritaria caracterizada por


compartir el uso de la lengua de señas y valores culturales, hábitos y modos de
socialización propios. La lengua de señas constituye el elemento aglutinante e
identificatorio de los sordos. El hecho de constituirse en comunidad significa que comparten
y conocen los usos de la misma lengua dado que interactúan cotidianamente en un proceso
comunicativo eficaz, es decir, que han desarrollado competencia lingüísticas, comunicativa y
cognitivas por medio del uso de la lengua de señas propio de la comunidad sorda.

Los sordos desarrollan la lengua de señas debido a que es su lengua natural, esto es,
que la adquieren sin enseñanza sistemática ni pedagógica, como la adquiere el niño oyente
a la lengua hablada de su entorno. Por lo tanto, consiste en su modo de aproximación al
mundo, el medio de construcción de su identidad y el mecanismo para significar y decir
sobre el mundo. Al ser estas lengua visuogetuales es la modalidad para la que el sordo está
completamente habilitado. Así, el sujeto pone en juego la facultad del lenguaje con la que
nace por el hecho de ser humano.

La comunidad sorda se origina en una actitud diferente al déficit, ya que no tiene en


cuenta el grado de pérdida auditiva de sus miembros. La pertenencia a la comunidad sorda
se define por el uso de la lengua de señas, los sentimientos de identidad grupal, el
autorreconocimiento e identificación como sordo. Estos factores hacen reconocer la sordera
como una diferencia y no como una deficiencia. Así, si pone en primer plano la experiencia
de la sordera más que el déficit biológico respecto de los oyentes. La lengua de señas
anula la deficiencia lingüística respecto de la sordera y permite que los sordos
constituyan entonces una comunidad lingüística diferente y no una desviación de la
normalidad. La lengua de señas desempeña una función social redimensionando las
diferencias constitutivas del grupo.

Si bien la comunidad sorda se encuentra aislada lingüística y culturalmente de la comunidad


oyente, está integrada educativa y económicamente. El sordo necesita producir y
comprender ambas lenguas con un desarrollo competente, la lengua de señas para
comunicación entre sordos y la lengua oral para integrarse en el espacio escolar y en el
mundo del trabajo. En este sentido, es necesario destacar una buena oralización dado que
es una demanda de los sordos, siendo que el sistema educativo no puede plantearse la no
oralización.

Respetar a la persona sorda y su condición sociolingüística implica, pues, tener en cuenta


su pleno desarrollo como sujeto bicultural a fin de que pueda darse en él un proceso
psicolingüístico normal. De este modo el niño sordo se desarrollará como un verdadero
bilingüe, ya que sus potencialidades lingüístico-cognitivas son iguales a las del niño oyente.
Clase 16

Perturbaciones del lenguaje infantil de causa psicógena: autismo infantil precoz y


psicosis

Existen diversas posturas nosográficas en relación al autismo infantil precoz y las psicosis
infantiles:

● Leo Kanner (1972) describe el Autismo Infantil Precoz, dentro de un capítulo


sobre “Esquizofrenia (Psicosis)”, en su Manual de Psiquiatría.
● Marqaret Mahler (1990) ubica al autismo como un tipo de psicosis: la “Psicosis
Autística”.
● Jacques Lacan (1999) y sus seguidores, distinguen la Psicosis del Autismo,
valiéndose de la noción de estructura psíquica y de las operatorias
constitutivas comprometidas en cada uno. Hay diversidad de conceptualizaciones al
respecto.

Orígenes del concepto de autismo

El término autismo fue introducido por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler (1911) para
designar un síntoma fundamental de la esquizofrenia: la limitación extrema de las relaciones
con las personas y con el mundo externo.

Psq. Leo Kanner (USA, 1943) plantea el Síndrome del Autismo Infantil Precoz como una
entidad bien delimitada valiéndose, al comienzo, del estudio de 11 casos de niños cuyas
tendencias al retraimiento fueron observadas en el primer año de vida. Hans Asperger
(Viena, 1944) denominó autista a cierto trastorno de niños que parecían incapaces de
mantener relaciones afectivas con las personas (integración social) y que se manifestaba en
determinados fenómenos comportamentales y expresivos.

Tanto Kanner como Asperger, sugirieron, de forma independiente, que hay un trastorno del
contacto en algún plano profundo de los afectos y/o instintos. Y ambos acentuaron las
peculiaridades de la comunicación y las dificultades de adaptación social de los niños
autistas. Los dos prestaron especial atención a los movimientos estereotipados y a esos
patrones desconcertantes, hechos como de retazos, de logros intelectuales en áreas
restringidas ( Frith, 1990, p. 34).
Kanner (1972)

● Aparición anterior a los 3 años.


● Denominador común: imposibilidad de establecer, desde el comienzo de la vida,
conexiones ordinarias con las personas y las situaciones. Extrema inclinación
a la soledad autista, alejando todo lo externo que se acerca al niño. Tendencia
al retraimiento.
● Deseo ansiosamente obsesivo de conservar una igualdad/invariancia. Cualquier
cambio producido en la rutina los desespera.
● No miran a la cara. No parecen hacer caso de la presencia de las personas, ni de
sus movimientos, ni siquiera de la madre. Parecen no distinguirlas de los muebles y
objetos. Respuesta insuficiente a los sonidos.
● Se interesan y relacionan con los objetos. Los utilizan de forma estereotipada. No
tienen un valor social significativo para el niño.
● Evidencian capacidad cognoscitiva. Tienen excelente memoria mecánica,
facilidad para recordar formas complejas.

Lenguaje

● Si bien la mayoría aprende a hablar, el lenguaje no les sirve como medio de


comunicación.
● Manifiestan ecolalia y ecolalia retardada.
● Las palabras toman para ellos un significado inflexible y no pueden usarlas más
que en la acepción que aprendieron.
● Repiten los pronombres personales sin ajustarlos al cambio de situación (hasta
los 7 años aprox.). Gradualmente, van aprendiendo a hablar en 1° persona y a
referirse al interlocutor en 2° persona.
● “Si” es un concepto que tardan en adquirir. La afirmación está indicada por la
repetición literal de una pregunta.
● No hay formación espontánea de frases.
● Algunos no desarrollan lenguaje, mutismo.
Autismo infantil precoz a la luz de diversas perspectivas. Tres grandes
corrientes.

● La tesis del déficit: psicología cognitiva comportamental -Wing (1998); Frith


(1990)- Plantean al autismo como un trastorno del desarrollo que implica
discapacidades.
● La tesis de la defensa: psicoanálisis post-freudiano kleiniano –Tustin (1975), Mahler
(1990)-. Sitúa las manifestaciones autísticas como estrategias defensivas, siendo el
déficit secundario a ellas.
● La tesis estructural: psicoanálisis lacaniano –Lacan y psicoanalistas lacanianos
contemporáneos, Ej. Jerusalinsky (1988), Coriat (1999)-. Conceptualizan al autismo
en función de la operatoria de estructuración psíquica no instaurada: la alineación en
el Otro, el no ingreso al estadío del espejo.

TESIS DEL DÉFICIT

Se plantea al autismo como un trastorno del desarrollo. El diagnóstico se efectúa


identificando patrones de conducta presentes desde temprana edad:

1. Deficiencia de la interacción social.


2. Deficiencia en la comunicación y la imaginación.
3. Patrón de actividades repetitivo y rígido.

Causas

Si bien, a lo largo de su recorrido por las distintas hipótesis etiológicas, Frith reconoce que
no se han probado ninguna de las hipótesis biológicas-orgánicas como causa directa
del autismo, propone pensar “en una larga cadena de causas” situando que “hay un
defecto que se sigue de un destrozo que se sigue de un daño” (1990, p.122).

● Defecto: Puede ser de varios tipos: genes defectuosos, anomalías cromosómicas,


trastornos metabólicos anoxia por problemas pre o perinatales.
● Destrozo: en el desarrollo del sistema nervioso.
● Daño: en el desarrollo (interrupción) de sistemas cerebrales específicos relacionados
con los procesos mentales superiores.
Frith (1990) concluye: “Será necesario tratar los síntomas psicológicos del autismo, más allá
y por encima de cualquier esperanza de cura biológica” (p.253).

Rasgos nucleares

La incapacidad de integrar información obteniendo de ella ideas coherentes y con


sentido. La predisposición de la mente a dar sentido al mundo es defectuosa en los
autistas. No pueden desarrollar una “teoría de la mente” (evidencias de interpretación
literal de las conductas). Sólo ese defecto concreto de los mecanismos de la mente puede
explicar las características esenciales del autismo. El resto es secundario (Frith, 1990).

Según esta perspectiva, al llegar a la adultez, el autismo no desaparece aunque cambie


la conducta. De todas formas, las personas pueden compensar sus dificultades en grado
considerable. La extrema soledad de muchos niños pequeños autistas disminuye en varios
casos; aunque sigue existiendo un déficit persistente (Frith, 1990).

El tratamiento apunta a adaptar e integrar socialmente a esos niños, considerados


discapacitados, a través de entrenamientos cognitivos y reeducación en base a
condicionamientos.

Características del autismo

Soledad autística: no tiene que ver con estar sólo físicamente sino con estarlo
mentalmente (no se refiere directamente a la conducta sino a un problema psicológico en un
plano más profundo). El niño desatiende, ignora o excluye todo lo que viene desde afuera.
Incapacidad para relacionarse con las personas y situaciones.

Deficiencias en la comunicación: su lenguaje puede ser deficiente o no, el problema está


en el modo en que lo utilizan

● Utilización del habla: retraso o anomalía en el desarrollo del habla (ecolalias, hablar
repetitivo y no conversacional, dificultad para utilizar la frase en otro contexto).
● Comprensión del habla: el nivel de comprensión varía ampliamente; algunos no
comprenden el lenguaje y no responden cuando se les habla, la mayoría tiene cierta
comprensión limitada a nombres de objetos familiares e instrucciones sencillas en su
contextos; falta de flexibilidad en el significado de las palabras –interpretación literal.
Los más capaces pueden lograr buena comprensión siendo adultos, en relación con
materias de su interés específico.
● Entonación y control de la voz: entonación extraña, monótona o de inflexiones
inadecuadas; dificultad para graduar el volumen; voz de calidad rara, mecánica,
robótica.
● Dificultad en la utilización y comprensión de la comunicación no verbal: en general,
son incapaces de utilizar gestos, expresiones faciales y mímicas como métodos
alternativos de comunicación; les suele llevar muchos años adquirir el gesto
indicativo.
● Comprensión limitada o nula de las emociones de los demás: Son deficientes en la
capacidad de compartir ideas con otros y de utilizar la experiencia pasada y presente
para hacer planes de futuro.

Deficiencias de la imaginación

● En general, no desarrollan juegos imitativos sociales ni actividades imaginativas, al


modo de otros niños.
● A veces, desempeñan el papel de un personaje copiado (de la T.V. o libro) con
acciones limitadas, repetitivas y sin inventiva.
● No tienen comprensión imaginativa de un cuento por más que logren repetirlo..

Actividades estereotipadas , repetitivas:

● Actividades repetitivas simples: están en relación con sensaciones (tocar, oler,


golpear, girar manos, mirar fijamente la luz, autolesiones, etc.)
● Rutinas repetitivas elaboradas: evidencia resistencia al cambio. Se demuestran en la
acción, lenguaje o pensamiento. Ej. hacer un ordenamiento rígido de sus cosas,
rituales, entre otros.

Otros rasgos de conducta (no universales):

● Anomalías en los modos de andar y la postura.


● Nulidad o retraso en la imitación de movimientos de otros.
● Indiferencia al dolor
● Respuestas a estímulos sensoriales: de fascinación, angustia o indiferencia.
● Ansiedad y miedos especiales.
● Habilidades especiales, islotes de capacidad: ej. excelente vocabulario, excelente
memoria episódica y/o mecánica (poemas, nombres), recuerdo de patrones o
secuencias complejas.

TESIS DE LA DEFENSA. Margaret Mahler (1897-1985)

Fases de constitución del psiquismo:

1. Fase pre-simbiótica o autística normal (hasta los 3 meses).


2. Fase simbiótica.
3. Fase de separación–individuación (paralela a la maduración y consolidación de
las funciones autónomas del Yo). Entidad individual e identidad.

Señala dos condiciones indispensables para que tengan lugar la estructuración del yo y la
neutralización de las pulsiones que conducirán a la individuación (es decir, al sentido de la
entidad y de la identidad y de la identidad como individuo):

● Los estímulos exteroceptivos y propioceptivos no deben ser tan persistentes ni tan


intensos que impidan la formación de una estructura.

● Como falta un elemento organizador interno en el bebé humano, la socia


simbiótica debe ser capaz de servir como amortiguador de los estímulos
internos y externos, y de organizarlos gradualmente para el bebé mientras lo
orienta hacia la distinción entre un mundo exterior y un mundo interior (formación de
una frontera entre ambos) y hacia la percepción sensorial.

Mahler (1990) señaló que los síndromes de las psicosis infantiles tempranas, tanto del tipo
autístico como del tipo simbiótico, representan fijaciones o regresiones a alguna de las
primeras dos fases evolutivas de indiferenciación dentro de la primitiva unidad
madre-hijo, o bien representan regresiones a esas fases.

Retoma la teoría de Hermann y Back sobre la esquizofrenia, para indicar que la


predisposición a la psicosis tiene su origen en situaciones tempranas relacionadas con la
incompatibilidad psicofisiológica de la unidad madre-hijo en las primeras semanas de
vida. En la primera infancia hay situaciones en las cuales el exceso de estimulación
exteroceptiva y propioceptiva debida a la enfermedad o bien un medio materno (simbiótico)
adverso, genera grandes cantidades de energía pulsional agresiva no neutralizada y, por lo
tanto, desorganizadora. Estas son las situaciones en las que la neutralización o
contracatexia no puede llevarse a cabo mediante el habitual proceso de contacto y
percepción libidinizante que suponen los cuidados maternos. En ciertos casos la
gravedad de la conmoción fisiológica no sólo daña la actividad perceptiva del sensorio y así
la formación de la estructura del yo, sino que hasta la facultad primaria de discriminación
entre lo vivo y lo inanimado puede perderse. Estos parecen ser los agentes patógenos en el
autismo infantil precoz (p.144)

A raíz del defecto básico, muy temprano del Yo, en ambos tipos de psicosis aparecen
alteradas todas las relaciones con el mundo objetal, con el propio cuerpo del niño, así
como las ideas sobre sí mismo.

Las manifestaciones clínicas de ambos deben considerarse como intentos de restitución.


Para Frances Tustin la combinación de madres deprimidas y preocupadas con bebés
hipersensibles crea una condición donde no hay suficiente sostén para la madre y el bebé.
La relación primordial de apego no se establece entre ellos. Esa falta de relación es vivida
como una separación prematura, la cual deja al niño sintiéndose sólo, asustado y
traumatizado. Este tipo de recién nacido en vez de buscar la protección de su madre
sensible y satisfactoria, se repliega sobre su propio cuerpo (…) Es como si fuera que los
niños autista no han nacido del todo (Kamala Di Tella- En Revista Vertex, 1992)

Caracterización de la psicosis autística

● Fijación o regresión a la fase autística de la vida intrauterina.


● Defecto básico, innato o adquirido, muy temprano del yo: incapacidad de distinguir
perceptivamente lo animado de lo inanimado, y a la madre como ser vivo en
particular. No percibe a la madre, ni puede utilizarla como socia simbiótica (servicios
vitales). No existe conciencia perceptiva de un mundo interior y un mundo exterior,
una conciencia del propio sí mismo del niño como algo diferente del ambiente
inanimado.
● Inadecuada sensibilidad al dolor. Se trata de niños que se manifiestan como
impenetrables a la voz de otro, tampoco parecen ver a nadie (“deficiencia de catexia
del sensorio”). Falta de estratificación jerárquica de libidinización zonal. Aparece una
pobreza de actividades autoeróticas. Hábitos autoagresivos: como intentos
restitutivos, sirven para agudizar las fronteras del sí mismo corporal.
Caracterización del síndrome psicótico simbiótico

● Fijación o regresión al segundo estadio indiferenciado de la unidad madre-hijo.


● Defecto básico, innato o adquirido del yo: su manifestación más importante es la
insuficiencia de la barrera contra los estímulos. Esto impide que la madre actúe
como un amortiguador eficiente contra el exceso de estímulos exteriores. La madre
permanece indiferenciada del sí mismo del niño.
● Característica del Yo: gran inter-permeabilidad no cohesiva con el Ello.
● Falta de distinción entre el proceso primario y el proceso secundario, predominio del
Principio del Placer. Por lo tanto la realidad interior y realidad exterior están fundidas
a causa de la formación no cohesiva de los límites del sí-mismo.
● Hipersensibilidad, gran vulnerabilidad del yo y daño de muchas funciones El más
ligero trauma determina que el rudimentario yo se fragmente. No distingue entre lo
animado y lo inanimado, entre lo vivo y lo muerto. Patognomónico: animar lo
inanimado y privar de vida a los objetos vivos. Deslibidinización del mundo objetal.
● El yo no puede ir cumpliendo las tareas evolutivas que determinarían mayor
autodiferenciación y separación de la madre. No alcanzan la fase de separación
–individuación. Pérdida parcial o completa de la identidad personal.
● Este cuadro suele desarrollarse con crisis de reacciones catastróficas y de pánico,
que jalonan su curso.

TESIS ESTRUCTURAL

J. Lacan, plantea dos operaciones lógicas constitutivas: la alienación (al discurso del Otro) y
la separación (del deseo del Otro).

Psicosis:

Hay alienación sin separación. Forclusión del Nombre-del-Padre. Fracasa la metáfora


paterna, el niño queda alienado en el Otro, identificado con el objeto del fantasma de quien
está en función materna. Sólo la castración instaura el corte que desprende al objeto y
permite el surgimiento del deseo.

En su texto de 1957, “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”,
Lacan explicita que “el campo de las psicosis queda definido en función de la forclusión del
Nombre del Padre, significante primordial y específico”.
Autismo (infantil precoz)

No opera la alienación en el Otro. “Fractura de la función materna” (Foster,1987). El Otro


está elidido por lo que no hay soporte para el espejamiento en el semejante. Algunos
psicoanalistas de niños, contemporáneos advierten que en la infancia no se puede decir
que la estructura está cerrada, por lo cual, más que hablar de niños psicóticos
podríamos hacer referencia a niños con riesgos en la estructuración psíquica, pues la
misma se encuentra en trabajo de constitución (S. Bleichmar, E. Coriat, A. Jerusalinsky,
R. Rodulfo, E. Levin).

Algunos autores plantean al autismo como una a-estructura, diferenciándolo de la psicosis


en la que sí podría hablarse de una estructuración psíquica de modalidad psicótica.

Jerusalinsky, A. (1984) señala: Encontramos, en corcondancia con el punto de vista de


Rosine y Robert Lefort (1983), la idea de que el autismo consiste en la ausencia de lo
Imaginario/Simbólico propiamente dicho. La idea es que el espejo que el
intermediario materno ofrece al niño lo devuelve permanentemente a la esfera de lo
Real. Y esto acontece porque tal intermediario no puede hacer otra cosa, ya sea por
imposibilidad psíquica de sostener un lugar de circulación simbólica para ese hijo, ya sea
porque el hijo está orgánicamente impedido de llegar a constituirse como sujeto por una
insuficiencia neurológica. Y también puede suceder, según una tercera hipótesis, por la
combinación de estos dos factores. Si llegamos a la conclusión de que la estructura
psíquica es la misma en cualquiera de las tres variantes posibles, podría quedar esclarecida
gran parte de las confusiones y discusiones que se producen alrededor de este cuadro, en
el cual coinciden síntomas psíquicos pero no etiologías médicas (p.34).
Basados en nuestra propia experiencia clínica, consideramos que el surgimiento tanto de
rasgos como de cuadros autistas está íntimamente vinculado al desequilibrio del
encuentro del agente materno con el niño. Y este desequilibrio depende, por un lado, del
status psíquico de este agente y, por el otro, de las condiciones constitucionales del niño
para apropiarse de los registros imaginario/simbólico que entran en juego en tal relación. No
ponemos en duda la posible presencia de un factor de propensión o de determinación
orgánica, pero señalamos que muchas veces este factor no parece estar presente y que,
cuando lo está, aparece activado en un determinada articulación psíquica (…) Además,
insistimos en la eficacia de la compensación materna, que se ha demostrado como
viable en muchos casos en que fue posible una intervención terapéutica precoz
(Jerusalinsky, 1984, p. 38).
Elsa Coriat (1995) subraya: “…no ubico al autismo en el campo de la psicosis. Tampoco lo
llamo a-estructura. Hablo de autismo cuando el niño no ocupa lugar alguno de objeto
libidinizado (…) Un psicótico entra en el estadio del espejo (y no sale de allí) y para entrar
allí, hay que ser libidinizado. Los chiquitos autistas no entran en el estadio del espejo, o si
por algún acontecimiento posterior ello se pierde, lo que observamos es que no fue
libidinizado y, en consecuencia, no hubo inscripción del significante. Los chicos autistas
están en la estructura: pensemos en esto tan característico y justo de abrir y cerrar puertas,
de estar tan en el borde, la puerta como expresión significante en sí mismo, de algo con
valor de límite. El niño autista como que se queda ahí sin poder estar, ni de un lado ni del
otro, sin poder entrar en el universo significante, pero está ahí” (p. 66).

PSICOSIS INFANTIL. Azcoaga

Cuadros mentales que perturban intensamente las actividades psíquicas provocando una
ruptura o desvinculación del/a niño/a con su medio. Poseen como rasgo notable el
polimorfismo de sus síntomas y el cambio en la evolución del cuadro a través del
tiempo.

Características clínicas

● Pérdida del contacto con la realidad que es vivida por el niño como una situación
catastrófica y angustiante que perturba su comportamiento y sus vínculos con otros.
● Síntomas primarios: trastornos en las relaciones con el ambiente. Alteraciones en el
curso del pensamiento y del lenguaje: contenido delirante. Trastorno de la actividad
psicomotora.

El lenguaje suele ser utilizado como objeto y no con fines comunicativos (lo cual no quiere
decir que no se pueda establecer una comunicación con el psicótico). Allí donde el neurótico
se cree autor de su propio discurso, el psicótico denuncia que es hablado. Cuando se habla
del decir psicótico nos referimos al contenido del delirio (no a toda la producción discursiva
del sujeto).

Ha sido abolida alguna norma/regla consensual , ya sea semántica, sintáctica, pragmática o


lógica: En relación a la dimensión semántica: presencia de neologismos (porta significación
plena, no remite a nada, no puede ser dialectizada). En relación a la sintaxis: podemos
encontrar modificaciones en la utilización de los pronombres, en el orden de las frases y en
la puntuación. Posición de certeza.

Ello genera que el “decir psicótico” aparezca como falto de lógica o poco operativo desde el
análisis pragmático del discurso. Pero, el sujeto con estas transformaciones de la forma y
del contenido del lenguaje va construyendo un decir propio que le permite ir ordenando el
mundo , o sea, para él no carece de lógica ni de sentido (incluye su verdad), es más,
cumple una función (restitutiva, en palabras de Freud). Como lo advirtió Freud, el sujeto con
su delirio se cura de su no historia. En la escucha del psicótico no encontramos un proceso
historizador, ya que esto daría cuenta de un yo que encuentra un lugar en el discurso. El
inicio del delirio hace las veces del origen del sujeto. (Chidichimo, 2004)

Desde una perspectiva psicoanalítica

Considerando los tiempos inherentes a la estructuración psíquica, Coriat plantea separar el


campo de la Psicosis en Psicosis de adultos y Psicosis infantil. Y agrega: “La experiencia
nos muestra que la psicosis en la infancia es pasible de remitir, incluso sin dejar
consecuencias en el devenir de la estructura del sujeto implicado” (1995, p. 56). La
posibilidad de remisión de una psicosis, según esta autora, aumenta en función inversa a la
edad cronológica (relación entre inscripción de operatorias de estructuración psíquica y
plasticidad neuronal).

La psicosis infantil, en esta concepción estructural, incluye múltiples posibilidades


fenoménicas: “desde desaforadas hiperquinesias, hasta angustiadas e inhibidas
inmovilidades; desde floridas verborragias, hasta mutismos permanentes; desde brillantes
capacidades para cálculos numéricos precoces hasta idioteces extremas, sin causa
orgánicas (…) lo que determina la inclusión de un niño en tal cuadro es que real, simbólico e
imaginario no se anudan en articulación borromea por carencia de inscripción del
Nombre-del-Padre (…) el factor común observable entre las múltiples manifestaciones
fenomenológicas de la psicosis infantil, es que allí no hay objeto que desempeñe el papel de
juguete sosteniendo el despliegue de una historia inventada (ausencia de deseo)” (Coriat,
1995, p. 58).

Para seguir reflexionando

“Lo originario del lazo social ocurre en la infancia; lo común existe sólo si se puede ceder lo
propio en función de los otros, como condición de la experiencia infantil. Ella está en peligro;
se extingue cada vez que se nombra a un niño como perteneciente a la comunidad de los
denominados “espectros autistas”, condensándolos en la nomenclatura de autismo.”

Los acontecimientos en la infancia no están determinados todos genéticamente


(…).Necesitan de otro que, al jugar, realice la propia herencia como don amoroso (dar lo
que no se tiene a un niño que todavía no llega a serlo). Parecería que la epidemia de
espectros y autismos está en camino: hace solo unos treinta años, se consideraba un caso
de autismo en mil nacimientos; en los últimos diecisiete años , la cifra ascendió a uno en
ciento cincuenta. Desde el año 2010, se describen cada vez más autismos, hasta llegar a
etiquetar con el supuesto trastorno del espectro autista a la escalofriante cifra de un caso en
cincuenta niños varones recién nacidos. El Edén se retira poco a poco del jardín. La
experiencia infantil está en peligro de extinción” (p13) . Esteban Levin (2018)
Clase 17

Trastornos específicos del lenguaje de causa neurolingüística. Síndrome afásico y síndrome


anártrico.

¿Cómo funciona la actividad nerviosa superior?

La actividad nerviosa superior, como ya se mencionó en la clase teórica sobre Bases


biológicas del lenguaje, surge de las investigaciones pavlovianas como una fluida
interacción entre la excitación y la inhibición, resultante de la actividad de millones de
células nerviosas. Azcoaga (1984) plantea que “no es otra cosa que el proceso fisiológico
armónico de diversas estructuras cerebrales actuando dinámicamente por efecto de
diversos estímulos externos e internos” (pág. 43).

Al hablar de actividad nerviosa superior, hablamos de equilibrio dinámico entre


excitación e inhibición; hablamos de fuerza entre ambos procesos; hablamos de
movimiento o de movilidad.

El conocimiento de estas relaciones dinámicas a las que se denominan “fisiopatológicas” en


el sentido de “fisiología de lo anormal” resulta indispensable para comprender cómo se
originan los síntomas y cómo se debe actuar sobre ellos para modificarlos o intervenir para
modificarlos.

La fisiopatología de la actividad nerviosa superior

La fisiopatología de la ANS comprende un conjunto de procesos dinámicos que son la


modificación, en otro nivel, en el patológico, de los procesos normales de la ANS.
Naturalmente, la definición de la “frontera” que se franquea desde lo normal a lo anormal es
extremadamente dificultosa, pero puede ayudar a establecer la diferencia entre un estado y
otro la apreciación de las condiciones de la ANS, definidas por sus parámetros:

● Movilidad (definida como paso de la excitación a la inhibición y viceversa).


● Fuerza (entendida como magnitud de la respuesta en relación al estímulo).
● Equilibrio (o sea relación, también de magnitud, entre la excitación y la inhibición)
(Azcoaga, 1983, pág. 65).
Diapositiva cuadro

Existen 2 parámetros: la movilidad (poca movilidad manifestada como inercia y mucha


movilidad manifestada como irradiación desordenada) y la relación excitación-inhibición.

● Inercia con predominio de la inhibición: nos da como resultado la anomia, falta


de palabra. No se puede evocar la palabra a expresar. Se puede manifestar como
latencias.
● Irradiación desordenada con predominio de la inhibición: estamos ante un
predominio de la excitación que se manifiesta como fatigabilidad.
● Inercia con predominio excitatorio: aparecen las perseveraciones, responde a
todas las preguntas con la misma respuesta (intoxicación por el vocablo)
● Irradiación desordenada con predominio de la excitación: la forma del discurso
es llamado logorrea y el contenido jergafasia. Vamos a encontrar las parafasias y
distractibilidad.

El desequilibrio dinámico en los procesos de excitación e inhibición puede ser temporal


debido al proceso de agotamiento mental o uso de sustancias. O de causa permanente por
trastorno neurolingüístico.

En la práctica clínica nos encontramos con tres modalidades de presentación de los


trastornos específicos del lenguaje en el adulto:

● Adultos que no pueden comprender lo que se les dice y que emiten una jerga poco
o nada inteligible. Alteración semántica del lenguaje, conocida como “Afasia de
Wernicke o Afasia sensorial”.

● Adultos que presentan marcada alteración de la elocución con desintegración


del sistema fonológico, en tanto la comprensión está conservada. Alteración
exclusiva de la elocución, conocida como Anartria.

● Adultos que presentan, en distintas proporciones, trastornos semánticos y de la


elocución. Se trata de cuadros mixtos. Afasia de Broca, esto es, Afasia de
Wernicke + anartria.
El síndrome afásico

También llamadas “afasia de comprensión”, “afasia receptiva”, “afasia sensorial” “afasia de


Wernicke”.

La afasia es un trastorno del lenguaje que presenta síntomas tanto en la comprensión como
en la elocución. Las alteraciones comprometen la comprensión del lenguaje. Déficit y/o
desintegración, del lenguaje interior.

La elocución del afásico, cuando existe, es difícilmente comprensible, aunque los


sonidos, algunas palabras normales se aproximen a lo normal. La elocución suele ser
copiosa (logorrea).

El deterioro o la pérdida de la comprensión del lenguaje oído es el signo capital de la


afasia. El paciente percibe el sonido de las palabras pero es incapaz de decodificar su
significado. Dirige su atención a quien le da una orden pero no la ejecuta o la hace en forma
incorrecta.

El paciente pronuncia correctamente los fonemas, las palabras e incluso algunas frases
cortas y construcciones comunes. El lenguaje del afásico conserva habitualmente la
prosodia (la melodía del lenguaje). Lo que la elocución del afásico tiene alterado es la
coherencia y la continuidad de los significados en las frases. Si bien la estructura
fonológica está conservada, hay una disociación entre la relativa conservación de la
“estructura externa” del lenguaje y la distorsión marcada de su significado.

Las alteraciones de la comprensión y las que contienen en la elocución del afásico tiene un
origen común: la dificultad o imposibilidad de operar con los significados de las
palabras, tanto para la descodificación de los significados (comprensión) como para la
codificación de los mismos en la elocución.

Síntomas

La elocución del afásico es generalmente florida y está plagada de:

● Anomia: imposibilidad de hallar la palabra adecuada.


● Parafasias: sustituciones de la palabra correcta por otra que le es próxima, sea por
la estructura o por el significado. En este caso particular, abundan las parafasias
verbales paradigmáticas (eje del significado, codificación semántica).
● Circunloquio: expresión /rodeo alejada de la palabra precisa.
● Jergafasia: cuando las modificaciones de la estructura son tan importantes que es
imposible determinar la palabra con la que está emparentada la producción del
paciente.
● Neologismo: si la producción no pertenece al inventario del idioma.
● Intoxicación por el vocablo: perseveración en la decodificación semántica.
● Latencia: demora en hallar la palabra adecuada, tanteo verbal.
● Logorrea: empleo excesivo y desordenado de palabras al hablar, lenguaje vacío.
● Ecolalia: repetir en voz alta la orden que se les imparte semejando un eco del
examinador.
● Compromiso en la producción de series: contar, días de la semana, meses del
año, etc.
● Fatigabilidad: aumento del número y la magnitud de los errores a medida que
transcurre el tiempo.

Síndrome anártrico

También llamadas, “afasia motora”, “afasia de expresión”, entre otros.

Anartria, significa etimológicamente falta de articulación. Alteración que va desde la


supresión total de la emisión oral hasta formas más leves como el agramatismo sintáctico.
La anartria puede recorrer esquemáticamente tres estadios en el camino hacia su
recuperación, en el caso de comienzo brusco (vasculares, generalmente):

● Primer estadio: supresión total de la elocución. La supresión es generalmente


temporaria y a los pocos días aparecen las primeras producciones, en las cuales lo
más identificable son las vocales.

● Segundo estadio: si la evolución es favorable, en una o dos semanas, el cuadro se


caracteriza por una elocución laboriosa, penosa y lenta. La iniciación de las palabras
es difícil, la emisión es explosiva, silabeada. La prosodia está alterada o ausente. La
elocución se acompaña de mímica que llega a ser exagerada y hasta fuera de
propósito. Aparecen parafasias sintagmáticas.
● Tercer estadio: si la recuperación y la rehabilitación han dado resultados positivos,
queda a veces como huella residual de la anartria, una pronunciación ligeramente
desviada en algunos fonemas que le confiere un “acento extranjero”. Agramatismo
sintáctico (no consiste en un lenguaje telegráfico sino que se caracteriza por la
sustitución o disminución en el uso de las partículas que colaboran con el
ordenamiento sintáctico (preposiciones, artículos y conjunciones).

Síntomas

● Disociación existente entre la conservación de la comprensión y las notorias


alteraciones de la producción verbal.
● Presentan errores en dos niveles: en la realización del fonema y en el
encadenamiento de éstos.
● Parafasias fonémicas: fallas no sólo en la pronunciación de los fonemas sino
también en el encadenamiento de los mismos para formar la palabra.
● Parafasias verbales sintagmáticas: los errores de selección abarcan segmentos
lingüísticos más amplios, no afectan sólo un fonema, sino un morfema o toda una
palabra.
● Agramatismo sintáctico: por pérdida de las partículas auxiliares de la sintaxis y el
uso de las flexiones (declinaciones, en idiomas que las tienen).
● Latencias: bloqueo inhibitorio generalizado sobre la elocución tanto la estructura de
los fenómenos como su eslabonamiento en las palabras.
● Neologismo: palabra nueva, bizarra que no existe en la lengua en uso.

Causas más comunes del síndrome afásico y anártrico

● Daño cerebral, bien por traumatismo cráneo-encefálico, bien debido a una apoplejía
o ictus o una incidencia insidiosa progresiva.
● Aparte de los traumatismos debidos a accidentes, una apoplejía o ictus es la causa
más frecuente de la afasia. Se trata de un daño cerebral, que a su vez puede
deberse a una interrupción del riego cerebral a consecuencia de una isquemia o de
la ruptura de un vaso sanguíneo y el derrame correspondiente en los espacios
intersticiales de las neuronas. Las neuronas mueren cuando dejan de recibir oxígeno
y nutrientes a través del flujo sanguíneo o cuando existe un derrame, que impide la
intercomunicación entre las mismas. Los síntomas del ictus suelen consistir en una
repentina insensibilidad o debilidad, localizada principalmente en un lado del cuerpo,
confusión súbita y problemas en el habla o comprensión del lenguaje, afecciones de
la visión en uno o ambos ojos, problemas de ambulación, mareo o pérdida de
equilibrio y coordinación, o fuertes dolores de cabeza sin aparente razón.
● Tumor cerebral.

Afasia, una experiencia dramática

La afasia es, probablemente, la mayor secuela o limitación, la mayor “invalidez”, desde el


punto de vista personal, psíquico, social causada por un daño cerebral. Ella daña al
individuo en diversos niveles, ya sea intelectual o afectivo.

La persona afásica y su entorno familiar/social no pueden sentir otra cosa que no sea la
sensación de que algo injusto acaba de producirse; algo que les hace sentir impotencia,
incredulidad, frustración y rabia. La aparición de la afasia en la vida de un individuo es una
de las experiencias de vida más desconcertantes que hay. Algunas veces se dirá que esta
experiencia conduce al espanto a quienes la viven.

La afasia puede provocar tantos cambios en el individuo que la padece, que a veces
tenemos el derecho de preguntarnos si ésta sigue siendo la misma persona que era
antes de la afasia, muy dura situación para el entorno familiar íntimo: padres, hermanxs,
cónyuge, hijxs, nietxs, amigxs.

El impacto de los cambios es tan importante que se constituye en el elemento sobresaliente,


tanto en lo cotidiano como en el tratamiento de la persona afásica, con fuerte impacto en la
calidad de vida de las personas y sus cuidadorxs.

Las reacciones psicológicas del afasicó/a están determinadas sobre todo por la severidad y
la duración de los problemas ligados a la afasia y a las demás limitaciones físicas que la
acompañan. La personalidad anterior juega también un rol determinante, ya que el
individuo afásico/a tiende a acomodar su nueva realidad o adaptarse a ella utilizando las
mismas modalidades de comportamiento anteriores.

La situación general de la persona afásica tiñe la percepción que ella puede tener de
sus limitaciones. Tanto la edad, la presencia o no de cónyuge o de la familia, la profesión,
la situación económica, como el estatus social, son algunos de los factores que pueden
influir en las reacciones psicológicas de un individuo frente a la afasia.
La importancia que se le otorgue al lenguaje puede también influir en las reacciones
cuando no pueden utilizarlo, como antes, si el mismo era el instrumento que ellos habían
privilegiado en sus vidas – docentes, profesionales, artistas, vendedores, por citar algunos
ejemplos.

Las reacciones de orden afectivo provocadas por la afasia tendrían dos orígenes: un primer
origen ligado al daño cerebral y un segundo origen, proveniente de la evaluación que hace
el afásico de sus limitaciones, a la luz de sus situación general (reacción de origen
psicológico).

Las reacciones psicológicas o los comportamientos que, a continuación se mencionan,


forman parte del cuadro clínico que encontramos en los afásicos durante los primeros
meses que siguen al accidente vascular/traumatismo craneal:

● Ansiedad
● Negación
● Regresión
● Egocentrismo e infantilismo
● Soledad y aislamiento
● Labilidad de las emociones
● Vergüenza y culpa
● Desinhibición
● Dependencia y pasividad

En el caso de las personas afásicas, hablamos muchas veces del duelo que deben vivir
frente a las funciones que han perdido. Pero, en estos casos, la importancia de la
pérdida sobrepasa bastante las simples funciones perdidas, como la comprensión o la
expresión del lenguaje. Hay que agregar la disminución de la autoestima, la pérdida de los
roles familiares y sociales, la pérdida de actividades culturales, deportivas o sociales y,
además, el abandono de proyectos de futuro.

Por su parte, la familia debe hacer el duelo por el ser querido, al menos por un ser
querido como lo era anteriormente. Las manifestaciones del fenómeno de duelo pueden
depender de varios factores:

● Importancia de la lesión y las limitaciones.


● Significación de la pérdida del lenguaje en el plano personal.
● Otras pérdidas ligadas a la afasia (prestigio, rol familiar y social).
● Naturaleza del pronóstico, entre otros.

El fenómeno de la afasia quebranta fuertemente al individuo hasta sus raíces más


profundas (…) Convertirse en un afásico es perder momentáneamente una parte importante
de uno mismo, siendo los medios de reemplazo de esta pérdida difíciles de encontrar.
Mientras que muchos profesionales centran su intervención en las funciones disminuidas o
perdidas, es importante que otros profesionales orienten su acercamiento hacia “la
personalidad afásica”, hacia el ser humano que sufre y que está desorientado por todo lo
que le pasa. Desde nuestro punto de vista, son los modelos terapéuticos que privilegian el
acercamiento centrado en la persona, teniendo en cuenta los factores psicológicos que
acompañan inevitablemente a la afasia, lo que dan los mejores resultados (Joanette y
Lafond, 1991, pág. 63).
Clase 18

Demencia y psicosis

Consultar demencias, una problemática psicosocial y características del lenguaje en el


envejecimiento normal en el libro Lenguaje, una perspectiva interdisciplinaria. Escritos 2

La demencia no es sólo una enfermedad de la vejez. Es importante determinar el deterioro


cognitivo normal en la vejez de la demencia. Esta no es una consecuencia inevitable del
envejecimiento. Hay cuadros que afectan a personas de menos de 65 años. Los aspectos
cognitivos y no cognitivos de las enfermedades tienen un impacto abrumador, no sólo sobre
los pacientes sino sobre la familia y los cuidadores. Surgen presiones físicas, emocionales y
económicas que pueden causar mucho estrés a la familia y cuidadores que necesitan recibir
apoyo de los servicios sanitarios, sociales e incluso financieros y jurídicos.

¿Qué son las demencias?

Es un síndrome de deterioro cognitivo progresivo en el adulto que es lo suficientemente


severo como para interferir en el funcionamiento de su vida personal, familiar, laboral y
social. Son cuadros degenerativos del SNC.

SI bien la alteración de la memoria es el síntoma principal, deben existir para su


diagnóstico alguna de las siguientes características clínicas:

● Nivel de conciencia conservado


● Alteraciones en el lenguaje oral o escrito, en la atención, en la percepción, en la
abstracción, en el juicio, en el razonamiento, en el cálculo, en las praxias
ideomotoras, ideatorias, orofaciales y del vestir o en las gnosias visuales, auditivas,
topográficas o táctiles.
● Modificaciones en la personalidad
● Alteraciones funcionales en las actividades diarias y laborales

Las demencias son un síndrome mental orgánico definido por un deterioro de la memoria,
concomitante a trastornos del pensamiento y alteraciones de la personalidad, por lo que se
altera la adaptación social.
Clasificación

Demencias irreversibles: enfermedad de alzheimer, enfermedad de Pick, degeneración


cerebrovascular, corea de Huntington

Demencias reversibles: provocadas por la ingestión de toxinas, drogas o alteraciones


metabólicas. Depresión, toxicidad por drogas, infecciones, deficiencias nutritivas.

Sin embargo, no existe un acuerdo en relación a la clasificación de las demencias debido a


la complejidad de las mismas en cuanto a su sintomatología y su etiología. Otra clasificación
tiene en cuenta la etiología de las demencias: enfermedades degenerativas, infecciosas,
vasculares, hidrocefalias, enfermedades inflamatorias, metabólicas, desmielinizantes y
toxicometabólicas. El DSM 4 distingue: demencia tipo alzheimer, vascular debido a otras
afecciones, persistente debido a sustancias y demencia debida a etiologías múltiples.

Se utiliza el término demencia pre-señil aquella que se puede manifestar desde los 40 o 50
años, comprenden a la enfermedad de Pick, la corea de Huntington, y la enfermedad de
alzheimer siendo esta la más común.

Demencia y lenguaje

Afecta la comunicación más allá de la alteración del lenguaje por estar afectada la
conceptualización (se observa una destrucción de la unidad básica semántica, el
concepto) y también puede verse afectado el acceso lexical (el acceso al contenido).

Los conceptos son representaciones mentales, las nociones acerca de qué tipo de eventos
u objetos forman el mundo. El significado es el componente lingüístico que otorga sentido a
las palabras. Si bien separamos ambas nociones las propiedades nodales del concepto son
nodales para el significado de las palabras.

A diferencia de la afasia, en la demencia el lenguaje se ve dificultado por una alteración en


los procesos de conceptualización por una alteración a nivel cognitivo (no por una
desorganización semántica a nivel del lenguaje, al nivel de las palabras)

Los pacientes dementes pueden usar palabras correctamente articuladas pero son palabras
que no entienden, convirtiendo su lenguaje en un lenguaje vacío, sin contenido semántico.
Alteraciones lexicales: disminución del número total de palabras usadas, uso de palabras
genéricas, reducido vocabulario receptivo, dificultad en la nominación, dificultad en el
acceso lexical (dificultad para pensar las palabras dentro de una categoría)

Alteraciones sintácticas: alteración de la comprensión lógico-gramatical: los pacientes


tienen dificultades para entender frases gramaticalmente complejas. En los primeros
estadíos de la enfermedad, hay algunas dificultades para entender el humor, las analogías
verbales, sarcasmo y estilos indirectos. Existe también fragmentación de oraciones, uso
indebido de cláusulas subordinadas y frases preposicionales. Disminución en la extensión
media de cada frase.

Las oraciones subordinadas son un tipo de oraciones compuestas en las que se establece
una relación de dependencia entre un par de oraciones, ejemplo: la remera que me
regalaste me queda chica.

Alteraciones no lingüísticas:

● Ecolalia.
● Logorrea (necesidad imperiosa de hablar y resistencia a la interrupción, no son
conscientes de que han terminado de expresar sus ideas).
● Laconismo (lenguaje breve, con disminución en el uso total de palabras).
● Verbosidad (lenguaje vacío de contenido)
● Perseveraciones.
● Aposiopesis (interrupción brusca de una expresión que deja incompleto un
pensamiento).

Estadíos

En los estadíos tempranos el déficit del lenguaje es moderado, especialmente en la


enfermedad de alzheimer, no así en la enfermedad de Pick que debuta generalmente con
alteraciones en el lenguaje. La repetición y la articulación están conservadas, puede haber
buena comprensión de la unidad lexical pero con dificultades para extraer el significado de
la frase.

En los estadíos intermedios declina la comprensión, el habla se vuelve vacía, la repetición


permanece conservada.
En los estadíos finales, aunque la repetición puede permanecer conservada, el deterioro
del habla y de la comprensión puede ser tan importante que se confunde con la afasia
global.

Algunas diferencias con los trastornos del lenguaje en el adulto de causa


neurolingüística: presencia de un cuadro demencial como el descrito anteriormente, junto
con alteraciones cognitivas generales no presentes en los trastornos específicos del
lenguaje. El comienzo insidioso y el deterioro lento. El momento exacto del inicio del cuadro
es difícil de precisar aunque los convivientes suelen hablar de un inicio brusco. Ausencia de
un inicio súbito con signos neurológicos focales, estos no están presentes en la enfermedad
aunque pueden aparecer en periodos más avanzados.

La familia debe aprender a conocer y prestar un cuidado integral al paciente, evitando


riesgos, atendiéndolo en las actividades de la vida diaria, organizando y adaptando a cada
momento y circunstancia la forma de llevar adelante esta atención. La familia es una parte
protagonista en el tratamiento de la enfermedad razón por la cual el impacto de este en la
estructura de cualquier familia siempre es alto, significando una acomodación en la mayoría
de los miembros sobretodo de aquel que se vuelva el cuidador primario, a medida que la
enfermedad vaya mostrando signos de progreso

Dependiendo de quién es el miembro enfermo y de la fase de la enfermedad en la que se


encuentre, el impacto de la enfermedad en la familia varía en intensidad. Si el enfermo es
un padre o madre de familia, con hijxs todavía jóvenes, dependientes económica y
emocionalmente, el impacto será mucho mayor que si el enfermo es el abuelo de la familia,
que vive con esta y no tiene a su cargo ningún familiar.

Si la fase en la que se diagnostica la enfermedad es una fase inicial, donde los síntomas
que se presentan no son muy agudos y el enfermo puede aprender a convivir con ellos, el
impacto en la familia será más llevadero que si la enfermedad se diagnostica en alguna fase
más avanzada, en la que el paciente ya no puede cuidar de sí mismo y corre riesgos
cuando está sólo para cubrir sus propias necesidades.

Psicosis

La bibliografía de la materia sólo aborda los aspectos relacionados al lenguaje, no a la


descripción general del padecimiento. En el caso de la psicosis infantil, algunas de las
manifestaciones en el lenguaje pueden ser encontradas a partir del 2Lin o la tercera etapa
de la comunicación.

Psicosis y lenguaje

Trastornos en el pensamiento que se manifiestan en el comportamiento verbal

I. Pobreza del discurso (nivel cuantitativo)


II. Pobreza del contenido del discurso (nivel cualitativo)
III. Logorrea
IV. Discurso divergente
V. Discurso tangencial
VI. Descarrilamiento: las elecciones léxicas se realizan en función de relaciones
semánticas potenciales entre las palabras y no en relación con un tema dado.
VII. Incoherencia
VIII. Asonancia y aliteración: los sonidos, más que las relaciones significativas, son
los que guían la elección de palabras, de modo tal que la inteligibilidad del
discurso está comprometida.
IX. Neologismos
X. Aproximación de palabras
XI. Discuso circunstancial
XII. Pérdida del objetivo, olvido del tema
XIII. Perseveración
XIV. Ecolalia
XV. Bloqueo
XVI. Discurso enfático
XVII. Discurso autorreferencial

Las que aparecen en negrita corresponden a aquellas que suelen hacerse presente con
mayor frecuencia en la esquizofrenia. Los trastornos psicóticos suelen presentar diversas
manifestaciones en los trastornos del lenguaje. Estas pueden oscilar entre la esporádica
aparición de un neologismo como en algunos casos de paranoia hasta los grados más
profundos de incoherencia discursiva, caso por ejemplo de algunas esquizofrenias

Los trastornos del lenguaje no sólo son elementos de gran importancia semiótica
sino que en algunas de ellas constituyen un signo que las particulariza, como es el
caso de la esquizofrenia, el uso que el esquizofrénico hace del lenguaje es específico,
particular y original, se trata de una marca con denominación de origen.

Características del discurso en la psicosis:

Aclaraciones generales: el discurso es divergente cuando en el curso de una comunicación


el locutor deja de continuar el curso de su pensamiento por cualquier estímulo. El discurso
es tangencial cuando el locutor responde de forma oblicua, sin relación con la cuestión
planteada. El discurso circunstancial es un discurso indirecto, con detalles fastidiosos y
múltiples apartados. El discurso es enfático cuando es pomposo y pedante por la utilización
de palabras y formas sintácticas rebuscadas.

En el texto, cuando se refieren a la incoherencia del discurso los autores aluden a que las
conclusiones no se extraen lógicamente. Las ideas no se ponen en relación de manera
lógica, de esta manera, están dando lugar a la idea de un sistema de ideas delirante.

En la psicosis se produce una transformación de la relación del sujeto con el lenguaje. Este
lo usa como objeto. Aunque el discurso aparezca como falto de lógica o poco operativo, el
sujeto con las transformaciones de la forma y el contenido del lenguaje que acabamos de
enunciar, va construyendo un decir que le es propio y que le permite ir ordenando el mundo.
Más que carente de lógica, este decir cumple para el sujeto una función.
Clase 19

Trastornos del habla

Para que las secuencias del habla se realicen correctamente es preciso la acción
coordinada de todo un conjunto de estructuras que gobiernan la articulación, la respiración y
la fonación. Toda ejecución verbal es una emisión laríngea que se convierte en palabra por
la emisión de unos movimientos a nivel, laringe, faringe y boca. Los órganos que intervienen
en la articulación de la palabra son la laringe, que es el órgano productor de los sonidos, la
faringe y fosas nasales que actúan como resonadores, y finalmente las arcadas dentarias,
lengua, velo del paladar y labios.

Se advierte que la separación clásica de la lingüística entre “lengua” y “habla” (o


palabra) tiene su correlato en las alteraciones del lenguaje determinadas por
insuficiencias funcionales de los analizadores del lenguaje y alteraciones del habla o sea,
las determinadas por insuficiencias en los dispositivos gracias a las cuales se efectúa el
trabajo de los analizadores del lenguaje.

Las alteraciones del lenguaje resultan de la desorganización de la parte central de los


analizadores del lenguaje, mientras que las alteraciones del habla son consecuencia
de la desorganización de la parte periférica de tales analizadores.

Habla

● Puesta en acto de la estructura de una lengua. Será escenario para que el sujeto se
exhiba exponiéndose en aquello que muestra, actuando y verbalizando para ser
aceptado como hablante y reconocido como tal por otro (Levín, 2002).
● Uso particular de la lengua, tiene un soporte sonoro que la hace audible y que nos
permite la comunicación.
● Presenta características estrictamente individuales.

El ser humano es un ser sonoro que produce discurso sonoro porque construye escucha
que supera la audición fisiológica, haciendo del decir un lenguaje (…) El componente
sonoro integra la entidad no reductible al cuerpo o la palabra. El componente sonoro integra
la performance desplegada en los encuentros primordiales que transcurren en el proceso de
subjetivación. En sus cualidades sonantes y en la ritmicidad de sus silencios, representa el
modo comunicativo inicial que se aprecia en las interacciones tempranas (Giacobone, 2019,
pág. 83).

El aparato fonoarticulador

Conjunto de los diferentes órganos que intervienen en la articulación del habla en el ser
humano

● Paladar duro: tiene importancia como punto de apoyo para la lengua


● Dientes: los superiores intervienen en la producción de algún fonema además de
servir en alguna ocasión de apoyo para el ápice de la lengua.
● Labios: tienen especial importancia en cuanto a los fonemas vocálicos se refiere,
pues, junto con la lengua, los definen
● Velo del paladar: varía su posición para dar lugar a los fonemas nasales cuando
está descendido o a los fonemas orales cuando asciende.
● Lengua: es el elemento articuador más importante.

Fonema

● Unidad mínima indivisible y un conjunto de rasgos distintivos basados en una


caracterización acústica de los mismos y que son capaces de dar cuenta de los
contrastes fonológicos presentes en las lenguas humanas.
● Es la unidad mínima de sonido utilizable para diferenciar enunciados.
● Es una unidad abstracta que no se corresponde con hechos físicos.
● Se diferencian a través de contraste y oposición.

Un fonema contrasta o se opone a otro cuando su cambio produce una diferencia de


significado. Existen alrededor de 30 fonemas en el idioma español. Cinco de ellos son de
tipo vocálico y veinticinco de tipo consonántico.

“Mientras la fonología que estudia los patrones combinatorios de los sonidos del habla y su
representación abstracta (nivel cognitivo) debe basarse en las posibilidades físicas del habla
(fonética), la fonética se preocupa por describir las características o rasgos acústicos y
articulatorios” (Lara, 2014, pág. 144).

Los niños/as van adquiriendo progresivamente los fonemas de su lengua en uso y los
contrastan de manera normal. Sin embargo, para muchos este proceso va ser un escollo
difícil de superar. Para describir el proceso de adquisición fonológico por parte del niño es
necesario describir tres niveles de representación:

● La palabra adulta o repertorio de sonidos producidos en una lengua determinada.


● La fonología infantil, donde el niño/a de forma activa y progresiva estructura su
propio sistema fonológico con la participación de las dimensiones de percepción,
organización y producción.
● La palabra infantil, el grupo de sonidos que el niños produce.

En relación a los factores que intervienen en el proceso de adquisición se le concede una


importancia especial a la imitación.

De forma progresiva y gradual el niño va estructurando y consolidando su propio sistema


fonológico. Para comprender mejor el desarrollo normal y los posibles desórdenes de este
desarrollo es necesario tener en cuenta tres componentes fundamentales:

● Auditivo-perceptivo
● Cognitivo-lingüístico
● Neuromotriz-articulatorio

que hace posible que a la edad de 5 años el niño/a haya logrado aprender la mayoría de los
sonidos y secuencias de sonidos del habla.
“El habla (o palabra) de los niños alcanza su corrección aproximadamente a los 5 o 6 años.
Pero antes o después puede ofrecer distintas alteraciones que recaen sobre los puntos de
articulación, sobre la regularidad en la emisión o sobre la coordinación del conjunto del
aparato neuromuscular que regula la emisión” (Azcoaga, 1984,´pág.139).

Durante este aprendizaje, la estabilización de los puntos de articulación puede ser vista
como el resultado de una interacción entre las bases neurofisiológicas y la base fónica de la
lengua en uso.

Trastornos del habla

Fonéticos: fallas de los puntos de articulación correspondientes a ciertos fonemas. Se


dividen en:

● Dislalias: funcional- orgánica- audiógena


● Disartria
● Rinolalia

Del ritmo: problemática que afecta el ritmo y la fluidez del habla:

● Tartamudez

Aclaración: el trastorno fonológico (más adelante) no se encuentra incluído en esta


clasificación debido a que su etiología no deriva de problemas a nivel articulatorio, sino a
nivel organizativo o perceptivo de acuerdo a cual sea el motivo del trastorno (trastornos del
lenguaje de causa específica, sensorial, hipoacusias graves o moderadas, cognitivo)

Dislalias

Es una perturbación del habla que se caracteriza por la dificultad para emitir
correctamente los fonemas, modificando la expresión verbal; es un trastorno de la
articulación por alteración funcional de los órganos periféricos del habla.

● Fisiológicas (dislalias funcionales): son muy frecuentes en la infancia, no tienen


compromiso orgánico, van desapareciendo, generalmente, antes de llegar a la
edad escolar.
● Disglosias (dislalias orgánicas): la dificultad en la articulación de los fonemas
resulta de la alteración morfológica de los órganos articulatorios. Las rinolalias,
disglosias que obedecen a malformaciones congénitas, tales como la fisura palatina,
velo del paladar ausente o corto, labio leporino comprometen la resonancia.
● Dislalias audiógenas: La disminución auditiva leve impide la correcta
audibilidad de los fonemas y, en consecuencia, la responsable de la defeciente
discriminación de los sonidos del habla. Las dislalias audiógenas son frecuentes en
niños/as que han padecido otitis a repetición, trastornos respiratorios, adenopatías,
entre otras.

Rinolalia: En general son consideradas disglosias aunque hay autores que las
diferencias como tales, debido a que surgen de una alteración orgánica como las
disglosias pero no a nivel articulatorio, sino por problemas en el punto de
articulación.
Disartrias

Es un trastorno del habla de naturaleza motora, secundario a lesiones nerviosas. Es un


desorden derivado de la falta de control neuromotor del habla. Para que la secuencia del
habla se realice correctamente es preciso la acción coordinada de todo un conjunto de
estructuras que gobiernan la respiración, la fonación y la articulación.

Trastornos fonológicos

La dificultad radica en la estructuración fonológica de la palabra y no en problemas


para producir o adquirir determinados fonemas. Es un síntoma dentro de un cuadro de
trastorno del lenguaje, y no un trastorno articulatorio (correspondiente a un problema del
habla como puede ser la dislalia). Por cierto, que un niño con trastorno de lenguaje puede
también presentar dislalias y eso ocurre también en los niños con trastorno fonológico

● Deriva de una mala estructuración del sistema de contraste de la lengua en uso,


alteración que se produce en el nivel perceptivo y organizativo más que en el
articulatorio.
● Las dificultades fonológicas refieren a la organización y producción del habla
presentes en los niños con trastornos específicos del lenguaje – disfasias de
comprensión y de expresión-; con deficiencia cognitiva; con hipoacusia moderada a
severa.
● Presentan omisiones, sustituciones, adiciones, distorsiones de los sonidos del habla
dentro de la palabra.

Se trata de niños/as con un habla poco inteligible, con articulación inconsistente de algunos
fonemas, con un lenguaje similar al de un niño de menor edad y, en muchas ocasiones, con
dificultades expresivas evidentes mientras que la comprensión parece mejor conservada.
Los problemas que presentan no son explicables si se les aborda como un trastorno clásico
de articulación.

Tradicionalmente, el desarrollo fonológico ha sido visto como adquisición de fonemas, sin


embargo, pensarlos como trastornos sólo del habla no permite entender la sintomatología
del niño/a con problemas fonológicos ya que este último no se caracteriza sólo por tener
problemas en determinados fonemas.
Como se anticipó, el niño/a escucha palabras emitidas por el adulto e intenta reproducirlas,
pero al hacerlo las simplifica. Así, por ej. un/a niño/a de 2;6 años puede producir las
siguientes palabras simplificadas “teca” por “biblioteca”; “bote” por “bigote”, “bema” por
“crema”, “ota” por “pelota”; “mión” por “camión”.

Estas simplificaciones no se producen al azar, sino que son procesos con los que el
niño adapta y organiza sus emisiones haciéndolas más simples que el modelo adulto.

El desarrollo fonológico implica la paulatina eliminación de procesos fonológicos hasta que


el niño logra producir emisiones similares a las del adulto. Autores como Ingram, D., (1983)
y Bosh, L. (1987) citado este último en el capítulo de Lara (2014) explican el desarrollo
fonológico concentrándose especialmente en la unidad “palabra” y no exclusivamente en el
“fonema”.

En conclusión, el niño simplifica sistemáticamente sus emisiones mediante procesos de


estructura silábica y de asimilación. Es importante destacar que estos procesos se observan
en niños más pequeños. Es decir, uno de los síntomas característicos del niño con trastorno
fonológico es que conserva procesos en edades en que los niños con desarrollo normal ya
los han eliminado. La dificultad del niño con trastorno fonológico radica así
especialmente en la estructuración fonológica de la "palabra" y no en problemas para
producir o adquirir determinados fonemas como ocurre en la dislalia.

Como ya se mencionó vale repetir que es importante destacar que el trastorno


fonológico es un síntoma dentro de un cuadro de trastorno del lenguaje - Disfasias,
discapacidad cognitiva, hipoacusias moderadas y severas- y no un trastorno
articulatorio correspondiente a un problema de habla como puede ser la dislalia. Por
cierto, que un niño/a con trastorno de lenguaje puede también presentar dislalias y eso
ocurre también en los niños con trastorno fonológico

“Hablar es sonoridad e intencionalidad, recortadas sobre el silencio del que escucha (…)
Hablar es poner en movimiento mecanismos identificatorios y creativos en un fluir; en un
devenir. Hablar es ser en el lenguaje y sostenerse en él” (Levín, 2012, pág. 154).
Clase 20

Tartamudez - Trastornos del habla. Trastornos del ritmo

Se la denomina tartamudez o disfluencia. La pregunta que ordena la clase es si la


tartamudez es sólo un trastorno del habla

Azcoaga señala que el habla o la palabra de los niños alcanza su corrección


aproximadamente a los 5 o 6 años. Pero antes o después puede ofrecer distintas
alteraciones que recaen sobre los puntos de articulación, sobre la regularidad de la emisión
o sobre la coordinación del conjunto del aparato neuromuscular que regula la emisión.

En palabras de Juana Levin hablar es poner en movimiento mecanismos identificatorios y


creativos en un fluir.

La tartamudez es una problemática compleja que se manifiesta puntualmente en la


situación de diálogo, ya que se ha constatado que cuando la persona canta, habla sóla o lee
no tartamudea, incluso sucede que el tartamudeo puede no ocurrir en todas las situaciones
dialógicas. Es una alteración del ritmo de la emisión oral que quita fluidez, cadencia y
limpieza en la dicción. El habla se hace vacilante, entrecortada e interrumpida por
repeticiones y persistencias de sonidos o fonemas, agregados a un sinnúmero de gestos
mímicos y movimientos asociados.

Diferentes perspectivas teórico-causales

Diversos autores, situados en diferentes perspectivas, sitúan como factor central el aspecto
psicológico. La teoría que acusa una causa genética ha sido cuestionada desde varios
ángulos vinculados con las propias manifestaciones de la tartamudez (selectividad de las
situaciones por ejemplo).

● Tartamudez como problema orgánico: causas: disfunción neuromuscular; falta de


coordinación entre los sistemas respiratorio, fonatorio y articulatorio.
● Tartamudez como una conducta aprendida: pensada como problema psicológico
asociado a situaciones de tensión en el niño que aprende a hablar. Excesiva
atención de los padres ante los errores de dicción.
● Psicología cognitiva comportamental: desde un modelo integrado: no existe una
sola causa aislada de la tartamudez, sino que se considera al tartamudeo como un
amplio conjunto de respuestas cognitivas, conductuales (dicción) y fisiológicas
integradas que conforman un patrón de tartamudeo. El tartamudeo es entendido
como un conjunto de síntomas amplio que presentan los sujetos con mayor o menor
intensidad en algunas situaciones específicas, lo cual incluye el bloqueo de inicio de
palabra y las pausas en un lugar inadecuado del discurso, la repetición de sílabas y
la tensión muscular en la cara como manifestaciones o síntomas más comunes. La
tartamudez en tanto falta de fluidez en el habla se presenta determinada por la
influencia de 3 tipos de variables:

○ Fisiológicas: respiración y tensión muscular (predisposición genética en una


tendencia específica a responder al stress con la respuesta tensión
muscular) relativas a la propia dicción.
○ Cognitivas: expectativas del sujeto sobre su fracaso al hablar con fluidez.
○ Situacionales: el tartamudeo se suele acentuar si el sujeto habla ante cierto
número de personas. Otro factor fundamental es la percepción que tiene el
sujeto de la situación en la que tiene que hablar.

Santacreu Mas parte de la idea que los problemas de fluidez o los bloqueos de
repeticiones de sílabas o palabras son propios del proceso de adquisición del
lenguaje.

● Psicoanálisis: se plantea el abordaje del caso por caso, destacando la singularidad


de cada sujeto respecto a la manifestación de la tartamudez.

Sitúa un análisis de las representaciones que pueden estar en juego en los


bloqueos e interrupciones del discurso, en tanto deseos inconscientes. Algo
aparece e irrumpe generando una dificultad en la simbolización, la palabra aparece y
queda trabada por algo. La situación dialógica se traba y suele provocar en el
partenaire del diálogo el deseo de llenar los espacios, de completar el enunciado.

Si pensamos a la tartamudez como un síntoma, y no solamente como un trastorno


en la fluidez del lenguaje, podemos percatarnos de diferentes aspectos que actúan
en su formación para realizar un abordaje que atraviese la subjetividad del paciente,
tomando en cuenta los elementos lingüísticos y paralingüísticos que intervienen en la
organización de la palabra hablada desde los momentos tempranos de la
constitución del aparato psíquico (Groisman, 1990)

Algunas preguntas pertinentes son ¿cuáles son los aspectos contenidos en estos
síntomas cuya expresión lingüística se ve comprometida en lo articulatorio,
prosódico y fonoarticulatorio? ¿Qué sucede con las representaciones que pueden
estar presentes en los cortes, interrupciones y bloqueos del discurso? ¿Qué
significan los bloqueos, las interrupciones donde la palabra aparece a medias?

Como elementos paralingüísticos situamos la voz, la entonación, la prosodia, la


respiración, la tensión muscular, la gestualidad, entre otros. Se trata de elementos
que no pertenecen al código pero sí al sujeto de la enunciación por lo cual son
fundamentales a la hora de indagar la temática.

En el niño hay un espacio no del todo construido, un espacio previo a la


instalación de la palabra articulada, que tiene que ver con el proceso primario.
Ciertas representaciones de los momentos anteriores a la represión primaria
habrían encontrado dificultades en las sucesivas traducciones que va
realizando el aparato psíquico.

Aquí ha operado la palabra de un Otro sentido como rígido e inflexible,


construyendo un superyó severo e intolerante que no le ha permitido armar un
espacio más flexible para jugar, un campo transicional de juego donde las
palabras cobren diferentes valores, despierten distintas representaciones, se asocien
unas con otras arrastrando tras de sí múltiples significados. Al respecto, la mirada,
es decir el modo en que el sujeto ha sido mirado, está implicado. En quienes
tartamudean, la mirada del otro aparece significada de un modo particularmente
intrusivo, juzgador.

También se observa la erotización de la zona oral y su equivalencia con la anal


en el tartamudo. La palabra que sale de a pedacitos, retentivamente, no sale con
fluidez, de corrido, sino con esfuerzo, como si costara mucho trabajo. El sujeto se
pone tenso muscularmente al hablar, tiene espasmos, incoordinación
fonorespiratoria, trastornos en la emisión del aire en su voz, no le alcanza el aire,
boquea, muchas veces tiene gestos espasmódicos, tics, a veces disfonía.
Groisman expresa que el niño tartamudo expresa su relación con una madre ansiosa
que en los primeros momentos le hablaba con tensión, que dificultaba su manera de
respirar, de hablar, balbucear, que marca la agresividad de la cual él fue objeto y que
se pone de manifiesto en las alteraciones del habla. De esta madre le resulta difícil
separarse establecer un límite que lo discrimine de la identificación con ella, sus
deseos son los de su mamá, está pendiente de una imagen muy especular con ella.

Desde la cátedra sostienen que la tartamudez no se reduce a un mero trastorno del habla.
El abordaje mediante un tratamiento fonoaudiológico o psicológico y el momento en que sea
llevado adelante dependerá de la singularidad de cada caso. Es muy importante el abordaje
desde una perspectiva que tenga en cuenta la subjetividad, es decir, que no reduzca la
tartamudez a una mera actividad fonoarticulatoria a reparar como se plantea desde algunas
perspectivas re-educativas.
Clase 21

Trastorno de la voz

Recapitulando algunos conceptos del primer cuatrimestre

“ No se apela a la lengua sino a lo que la soporta, la voz y a la cual se le atribuyen múltiples


fantasías. Es interesante observar el poder tranquilizador de la voz melodiosa y pausada en
el bebé excitado, así como el control auditivo que se ejerce sobre una persona a través de
su voz, para detectar su sentir, buscando aceptación o rechazo. La voz que dice, ante todo
representa al que dice, crea un espacio con un otro que escucha. En un pequeño
angustiado y en situación de silencio, el simple carraspeo, tarareo, proveniente de alguien
esperado puede calmar su desazón” (Levín, 2002, pág. 45).

La voz como cuerpo; la voz está antes del lenguaje verbal; hay una voz primero, una voz
incipiente que va teniendo modificaciones a lo largo del desarrollo.

La voz constituye un identitario importantísimo en la persona, hay niñxs que les cuesta
mucho hablar, que sólo hablan en la medida que sepan que los van a escuchar, esto nos da
una dimensión de que la voz se construye en la medida de que alguien nos escuche.

La voz es un esbozo de identidad propia que el bebé comienza a armar tempranamente.

Las cuerdas vocales son la parte del aparato fonador directamente responsable de la
producción de la voz. No tienen forma de cuerda, sino que se trata de una serie de
repliegues o labios membranosos. De hecho, su denominación correcta es repliegues
vocales aunque continúe utilizándose también la de cuerdas vocales. Estos repliegues
están localizados en la laringe, directamente encima de la tráquea. Se mantienen abiertos al
respirar y se cierran fuertemente al tragar. Sin embargo, al hablar, el aire de los pulmones
hace que las cuerdas/repliegues vocales vibren cuando están entre abiertas y cerradas.

“La voz audible es un sonido o mejor dicho un conjunto de sonoridades producidas por el
funcionamiento de los órganos de la fonación. La voz se produce por el juego armónico y
conjunto de tres elementos:

● el elemento vibrador: las cuerdas vocales,


● el elemento motor: el aire espirado,
● el elemento resonador: cavidades supra e infraglóticas,

regidos todos ellos por un comando nerviosos a punto de partida cortical” (Lara, 2014, pág.
187).

Cualidades de la voz

● Intensidad: es el mayor o menor grado de fuerza espiratoria con que se pronuncia


un sonido, la cual acústicamente se manifiesta en la mayor o menor amplitud de
vibraciones.
● Altura o tono: está dada por el número de vibraciones por segundo, cuanto mayor
sea el número de vibraciones de las cuerdas, más agudo será el sonido emitido.
● Timbre: es la cualidad que permite distinguir las voces de las distintas personas. No
hay dos voces iguales, pueden tener la misma intensidad y/o altura tonal, pero lo
que las hace diferentes es el timbre. La diferencia está dada no sólo por lo
constitucional, sino también por el acuñamiento de nuestras primeras relaciones
vinculares (Ibidem).

La laringe es considerada un órgano sexual secundario. La voz está sujeta a cambios


hormonales y durante la pubertad gracias a la acción de las gónadas femeninas y
masculinas se produce un cambio en la voz, mucho más significativo en el varón que en la
mujer. “Diferentes trastornos orgánicos pueden ocasionar una mutación incompleta y/o
prolongada de la voz, pero también diferentes causas emocionales posibilitan el
mantenimiento de la voz infantil” (Lara, 2014, pág. 187).

Los trastornos de la voz son todas aquellas alteraciones que se producen por una
alteración de la laringe y sus órganos relacionados que va desde las fosas nasales hasta el
inicio de la tráquea.

Los trastornos de la voz, en el término genérico se denominan DISFONÍAS

La disfonía es una alteración que afecta a cualquiera de las cualidades de la voz:


duración, intensidad, timbre o tono, impidiendo que produzcamos el sonido
correctamente. A diferencia de la afonía, en la que la pérdida de voz es absoluta, la
disfonía permite la comunicación pero, con frecuencia, resulta muy molesta para quien la
padece y dificulta notablemente su comunicación con los demás.

Clasificación de los trastornos de la voz

En este caso, utilizaremos la que tiene en cuenta los mecanismos etiopatogénicos


implicados en su producción:

● Disfonías orgánicas: cuando existe una clara alteración anatómica o estructural


–nódulos, pólipos, quistes, granulomas, edemas, parálisis de cuerdas vocales. Esto
es, un trastorno orgánico, una alteración anatómica de la estructura normal de la
laringe y de las estructuras encargadas de producir la voz.

● Disfonías funcionales: cuando no puede identificarse ninguna alteración


anatómica o estructural. Un uso o un abuso de la voz –docentes, oradores,
vendedores, cantantes, call center es decir profesionales de la voz; problemas de
tipo psicológico; ambiente laboral, personal o social de alta exigencia vocal;
situaciones de estrés laboral o personal, entre otras.

● Disfonías orgánico-funcionales: la alteración inicial es funcional pero, por un mal


uso o abuso vocal, acaban convirtiéndose en lesiones orgánicas que no
conllevan en su evolución a patología maligna (aunque en su génesis puede
participar como elemento favorecedor el tabaco) y que se denominan lesiones
mínimas asociadas.

Causas que generan alteraciones de la voz de tipo funcional:

● Deficiencias en el control audio-fonatorio.


● Problemática de tipo psicológico.
● Alteraciones del control del tono muscular, con implicación importante de las
musculaturas intra y extralaríngea, escapular, cérvico-facial, respiratoria etc.
● Ambiente laboral, personal o social de alta exigencia vocal.
● Situaciones de estrés laboral o personal.
● Infecciones de repetición de la esfera ORL.
● Alergias respiratorias.
● Desajustes hormonales
● Carencia nutricional, vitamínica y de oligoelementos.
● Aprendizaje defectuoso de los elementos que inciden en la fonación: respiración,
impostación de la voz, control audio-fonatorio, control de los resonadores etc.
● Alteraciones en el control postural.
● Desproporción entre los diferentes órganos que intervienen en la fonación: p.ej.
exceso de volumen pulmonar para una cuerda vocal débil, resonadores poco
desarrollados en relación a la laringe etc.
● Hábito enólico y tabaquismo.
● Exposición a ambientes contaminados, irritantes, polvo, gases tóxicos, aire
acondicionado.
● Reflujo gastroesofágico u otros problemas digestivos.

Un caso particular es el de las disfonías crónicas infantiles ya que son más frecuentes de
lo que se piensa. Suelen disminuir hacia los 12-13 años, es decir antes de la mutación
vocal.

Varias pueden ser las causas: gritos excesivos del lactante; malformaciones laríngeas
congénitas; ronqueras familiares; temperamento nervioso del niño en razón del cual,
durante los juegos, trata de ganar en potencia vocal a los compañeros; la imitación de
familiares chillones; la tendencia tan común en los chicos de imitar voces de animales,
estallidos de motores o armas, inflexiones y alturas tonales de adultos; la frecuencia de
rinitis, adenoiditis, amigdalitis, que directa o indirectamente influyen sobre el mecanismo
laríngeo.

La voz cantada suele alterarse mucho antes que la voz hablada, más precozmente en las
mujeres y, en general, en las tesituras agudas.
Salvo pocas excepciones, alrededor de los 50 años en las mujeres y de los 60 en los
hombres, empieza la decadencia vocal: pérdida de brillo, agilidad, potencia, precisión, en
una palabra, todos los elementos que configuran su valor artístico.

Es indudable que la decadencia fisiológica de la voz cantada es tanto más tardía cuanto
más sólida es la salud general, y cuanto más prudentemente ha sido usado o entrenado el
órgano vocal.

“Es de suma importancia para el cuidado y rendimiento de nuestra voz, nuestro instrumento
de trabajo, conocer cómo se produce y cuál es su funcionamiento, esto es, adquirir
conciencia de nuestro esquema corporal vocal. La presión del aire espirado en la fonación
constituye el motor, la energía necesaria para poner en marcha la vibración de las cuerdas
vocales, motivo primordial para comenzar preguntándonos cómo respiramos” (Lara, 2014,
pág. 188).

“El profesional de la voz debe conocer las causas que inciden en el órgano vocal en
detrimento de la salud orgánica: resfríos, catarros, anginas, laringitis, afecciones hepáticas,
gastrointestinales, nerviosas, etc. Y debe saber que en tales condiciones no debe exigir al
máximo su órgano vocal mermando su tarea fónica y tomando toda clase de precauciones
asistenciales” (Ibidem).

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