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Derechos Humanos
y autogestión
Politizando la recreación
y el tiempo libre
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das las desigualdades que disimula la naturalización de lo social.
Como colectivo de recreación, creemos que los procesos educa-
tivos y recreativos basados en ciertas nociones pedagógicas, una
concepción específica de lxs sujetxs, la necesidad de ser prota-
gonistas de nuestras vidas, una específica comprensión del saber
(como algo repartido entre todxs quienes formamos parte de algo
común) y un enorme deseo y convicción de que la realidad puede
transformarse pueden aportar su estrategia al objetivo de ganar
igualdad, amor, libertad y oportunidades para construir proyectos
colectivos de mundos libres de violencias.
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Somos cuatro amigxs, hermanxs, compañerxs, rivalxs, aliadxs.
Formamos parte de un colectivo que es a la vez familia, coopera-
tiva de trabajo, militancia y horas compartidas. Trabajamos en el
campo de la recreación y nos hacemos tormentas de preguntas
alrededor de qué significa esta afirmación. Lo explicamos una y mil
veces, y las formas van cambiando: tomamos palabras que otrxs
nos regalan, incorporamos las nuevas prácticas y vamos reinven-
tando nuestro campo.
Pensamos que, si algo bueno tienen las relaciones de poder,
es su posibilidad de ser transformadas. Entonces, nos encargamos
de construir, de hacer el ensayo cotidiano de habitar la recreación
como un mundo en permanente formación, como un territorio en
disputa que podemos llenar de contenido, pensando su potencia
para concientizar prácticas y practicar nuevas conciencias, más
libres. En este viaje de preguntas y certezas, nos interesa cuestio-
narnos desde el cuerpo, por ser nuestro templo y sostén, acerca de
los dolores y las alegrías cotidianas: sus orígenes, sus límites y sus
potencialidades.
En este artículo, vamos a repasar la experiencia de Caracol en
el campo de la recreación en, por lo menos, dos ejes: el de nuestra
práctica como colectivo autogestionado con pretensiones labora-
les, y el de nuestra labor como educadorxs en el campo de la edu-
cación no formal y el tiempo libre. Tareas que requieren hacer algu-
nas reflexiones sobre el poder, el trabajo, el tiempo, los géneros, el
juego, los grupos y el contexto.
Para esto, nos basaremos en algunas ideas de autorxs de di-
versas disciplinas.
De Nuria Varela compartiremos algunas palabras para com-
prender qué decimos cuando hablamos de perspectiva de géneros,
y para poder explicar la necesidad de su incorporación sistemática
en nuestra tarea de coordinación. En consonancia con esto, recu-
La historia de Caracol
Nos conocimos hace cerca de tres años y, en el proceso de descu-
brirnos, nos alegró compartir algunas búsquedas sobre cómo revo-
lucionar el mundo. Estamos convencidxs que la recreación es un
arma potente y nuestras experiencias dan cuenta de cuánto puede
transformarnos poner el cuerpo y habitar grupos.
Nos juntamos a pensar cómo encarar la tarea de ser recreó-
logxs autogestivxs, y lo primero que acordamos fue que nos sen-
tíamos capaces de realizar Noches de Juegos de Mesa, de la for-
ma en la que se hacen en Buenos Aires –de la mano de ONG La
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Cantera5– hace más de diez años (¡gracias Cantera!). Reunimos
varios juegos, poco a nada conocidos, y nos pusimos en contacto
con una cooperativa cercana para organizar el debut. ¡Y sucedió!
La actividad era parecida a lo que conocíamos de haber ido como
jugadorxs, tuvo repercusiones bonitas y nos dio confianza para
seguir ensayando. Buscábamos encontrarnos de maneras distin-
tas, vincularnos en el tiempo libre como tierra fértil, sin ver al otrx
como una amenaza. Cohabitar un tiempo pleno y creativo, rebelde.
Las noches de juegos se fueron instalando como una de las va-
riadas propuestas culturales de la ciudad de Rosario y superaron
nuestras expectativas en todo sentido. El público fue in crescendo
y en él su interés por conocer nuestras motivaciones para sostener
la propuesta. De a poquito, fuimos contando qué era eso que en-
tendíamos como recreación.
Son muchas las formas de intentar definirlo: siempre apare-
cía alguna alusión a la educación no formal, a la educación po-
pular, la posibilidad de encontrarnos desde el juego, a la realidad
de integrarnos y, sobre todo, a dejar de privilegiar la mente y ha-
cer cuerpo el aprendizaje. Y aún más de a poquito, pudimos ir
delimitando nuestra intención con la recreación: ponerla al servi-
cio de cuestionar las opresiones y privilegios que nos atraviesan
en la vida cotidiana, como sujetos y sujetas lúdicxs y sociales.
Nos acercamos, casi sin quererlo, al Movimiento de Trabajadores
Autogestionados de Rosario (MTA), que nuclea diversos empren-
dimientos autogestivos, colectivos y personales, con el objetivo de
compartir la experiencia del trabajo en marcos de respeto y de de-
cisiones compartidas, sin patrones ni plusvalía. Anduvimos cerca
durante un tiempo, y colaboramos con algunas propuestas lúdicas
5. http://lacanterarecreacionyjuego.blogspot.com/
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modos, consideramos que esta libertad de elección es uno de los
aspectos más hermosos del trabajo autogestionado. No es fácil,
pero tampoco lo es el trabajo asalariado. Y en la práctica hemos
aprendido que se pueden combinar de variadas formas.
En este momento nos encontramos, como colectivo, con una
personería jurídica prestada, contratadxs por un programa de di-
ferentes ministerios santafesinos para trabajar en el Departamen-
to de Articulación Territorial del Museo de la Memoria de Rosario.
Allí, en conjunto con un equipo hermoso de personas de distintas
edades, disciplinas y experiencias, acompañamos a un grupo de
jóvenes de diferentes barrios de Rosario en su formación como
Constructorxs territoriales en derechos humanos. La tarea consis-
te en compartir una formación que atraviese diferentes módulos
que vinculamos a los derechos humanos, a partir de encuentros
donde la lúdica sea parte del proceso de transformación y apren-
dizaje. Nuestro rol de coordinación está guiado por la intención
de desentramar cuáles son las relaciones de poder que atravie-
san nuestros cuerpos, para ponerlas a jugar y, así, observarlas
con el fin de transformarlas, y acompañar al grupo en una for-
mación que abra el juego a un horizonte laboral por fuera de los
oficios tradicionalmente asociados a los sectores populares. Se
trata de generar reflexiones grupales e internas que nos inviten a
vincularnos con criterios distintos a la opresión, la explotación,
el sometimiento; viéndonos como pares, compañerxs, solidarixs,
y explorando cuáles son los intereses y deseos de lxs pibxs para
construir conjuntamente algunas experiencias laborales donde
desplegar sus experiencias de vida.
A su vez, seguimos sosteniendo las noches de juegos de
mesa, y estamos comenzando un proceso de acompañamiento
al trabajo territorial desarrollado por la fundación amiga que nos
presta su personería jurídica para poder cobrar nuestro trabajo en
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habían estado ausentes. Igual de ausentes las herramientas, que
de presentes nuestras emociones y nuestra experiencia irrefutable
al respecto.
Empezamos a formarnos, primero las mujeres del grupo, hoy
todxs. A formarnos en espacios que cuentan con mucha de esa in-
formación que tan bien se habían encargado de esconder a lo largo
de la historia, la que no apareció en las currículas de ninguno de los
niveles de nuestra educación, y que hoy, gracias a décadas de lucha
de muchxs compañerxs, están empezando a ser visibles de mano
de la Educación Sexual Integral (ESI)6 y de los ahora incipientes, o
más visibles, espacios dedicados a las relaciones intergenéricas.
Los primeros días de Caracol, cuando todavía no teníamos nombre
y aparecíamos en Facebook como Noche de Juegos de Mesa Ro-
sario, queríamos tener una identidad decible. Jugamos a escribir
manifiestos de quienes éramos, que luego al tiempo releíamos y
continuábamos desarrollando, y podemos seguir haciéndolo siem-
pre, ya que la identidad en un proceso en construcción permanente.
En alguna de esas relecturas y reescrituras definimos que somos
un colectivo anticapitalista y antipatriarcal. Hoy le estamos dando
contenido a esas formas de diferentes maneras, las que vamos
descubriendo.
A nuestro parecer, la apuesta más grande contra el capitalismo
es intentar comprenderlo y encarnar en nuestra práctica relaciones
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Ponerse las gafas violetas nos encuentra con que, muchas ve-
ces, a otros ojos y otras gafas les resulta exagerado, y sabemos
que la toma de conciencia sobre el machismo que atraviesa cada
espacio que habitamos es una tarea infinita, a la que cada día le
encontramos nuevas capas. Así entramos en esa batalla, que es
condena y alegría de estar vivxs cada vez, cuestionando un poquito
más la injusticia cotidiana que vivimos, desde el modo feminista
que queremos darle a este mundo.
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machista encuentra como contraparte respuestas que relativizan
o minimizan lo sucedido; de esta manera, se niega la existencia
social de este tipo específico de violencia que es estructural al
sistema patriarcal.
En las charlas de pasillo comenzó a circular la idea de que
esto debía contarse a viva voz, y que todos en las Jornadas debían
saber lo que había sucedido. Un grupo de mujeres de diferentes
provincias del país nos propusimos repudiar el hecho y generar
colectivamente acciones que sean reparatorias, a la vez que pro-
piciar reflexiones sobre las desigualdades basadas en el género y
su injusticia. No resultó sencillo. No pudimos aunar criterios con
el equipo encargado de la organización del evento, que, atravesa-
do por contradicciones internas, no logró posicionarse en un lugar
de denuncia. Por suerte (o gracias a una perseverante militancia),
estamos atravesando un momento de transformación profunda de
las representaciones sociales, que afortunadamente redunda en
niveles mayores de conciencia sobre estas relaciones de domina-
ción. Sin ir más lejos, finalmente el eje de las Jornadas de Tiempo
Libre y Recreación7 del año siguiente fue “Recreación con perspec-
tiva de géneros: deconstruyendo estructuras de poder desde praxis
pedagógicas”, y todo el evento estuvo atravesado, en cada una de
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hasta el momento naturalizados, pero tenemos la confianza y la
convicción de que al patriarcado lo estamos haciendo caer, y de
que el juego tiene muchos mapas que prestarnos para esta batalla.
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Silvia Federici, en su libro Calibán y la bruja, hace una reconstruc-
ción histórica de la transición entre el feudalismo y el capitalismo
europeos desde una perspectiva feminista. En su investigación,
descubre que la introducción de transformaciones en el proceso de
reproducción social, más específicamente en la reproducción de
la fuerza de trabajo, fue indispensable para la transformación del
orden social. Estas transformaciones se realizaron a través de una
violencia extrema sobre los cuerpos de las mujeres en la conocida/
desconocida caza de brujas. La autora descubre que las grandes
teorías económicas han dejado de lado una porción fundamental
de la economía (sin la cual no puede sostenerse su desarrollo): la
producción de la primera mercancía, que es la fuerza de trabajo
(Federici, 2015).
La economía feminista, desde la década del setenta, se ha
encargado de estudiar el valor económico que reporta el traba-
jo que realizan las mujeres bajo condiciones no remuneradas:
en países como México o Guatemala, investigaciones mucho
más recientes han medido que el trabajo doméstico sin remune-
ración representa entre un 20% y un 30% del PBI. La división del
trabajo sexual al interior de los hogares repercute desigualmen-
te también en la inclusión en el mercado de trabajo por parte de
las mujeres, lo cual refuerza el círculo (Gamagge y Orozco, 2008).
Esto, junto a otras mediciones económicas, reporta para las mu-
jeres una mayor cantidad de horas dedicadas a actividades pro-
ductivas, si se compara con el tiempo empleado por los varones.
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Programas orientados a capacitaciones en oficios en los ba-
rrios populares de Rosario presentan, en la práctica, dificultades en
la asistencia de las mujeres, que se ve fuertemente condicionada
por sus responsabilidades de crianza. Deben asistir acompañadas
de sus hijxs o directamente no pueden asistir por quedarse cuidán-
dolos. ¿Es este un espacio para ellas, cuando tienen su atención
dividida entre la tarea que nos reúne y la infinita responsabilidad
de acompañar (en el mejor de los casos) el desarrollo de sus hijxs?
En tiempos de crisis económica y grandes índices de desem-
pleo, el tiempo libre puede representar un espacio importante para
tejer encuentros con la intención de comprender la realidad que
nos atraviesa y armar estrategias de acción sobre la misma. Hacer
de esos encuentros, al menos, espacios de sostén y acompaña-
miento, cuando todo pende de un hilo y es difícil la garantía de de-
rechos, es una gran apuesta.
La perspectiva de género se hace aquí también necesaria, para
poder diseñar programas y propuestas que contemplen la realidad
diferenciada que se vive en lo cotidiano, dependiendo de cuál sea
la identidad y la expresión de género de cada persona.
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las contradicciones entre práctica y discursos, ampliando márge-
nes de flexibilidad, a diferencia del discurso hablado y la palabra,
que sostienen una interpretación del mundo mucho más estructu-
rada, maquetada, ensayada y, muchas veces, con menos fisuras.
No queremos, con esto, desconocer el valor inmenso de sostener
opiniones e interpretaciones del mundo construidas con tiempo
y dedicación, ni la práctica saludable de ponerlas en diálogo con
otras voces; sino resaltar el potencial de encarnar en cuerpos acti-
vos esos discursos, como formas complementarias de conocer la
realidad.
Los encuentros jugados son una buena forma de salir de lo
conocido y reestructurar las formas de vincularnos, dando lugar a
lo nuevo, y nos parece importante hacerlo en un marco de cuida-
do que se vuelva potenciador de las posibilidades que cada uno
y cada grupo encarnan. Frente al individualismo hegemónico del
modelo de producción capitalista, nos interesa recuperar el valor
de lo grupal, no solo fomentándolo, sino también dándole el lugar
que en la práctica tiene: ser sostén y continente de la experiencia
subjetiva.
La ideología dominante le da a lo individual un valor supre-
mo disociando individuo/grupo (Quiroga, 1985); en este escenario,
otorgarle al grupo la función que cumple como posibilitador de la
experiencia, la comunicación, el aprendizaje y la transformación, es
una tarea fundamental para resistir el plan de atomización y fragili-
dad de lazos propuestos desde el poder.
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Pensar en el sistema capitalista implica reconocer que lo que
se produce socialmente no se reparte luego en función de satisfa-
cer necesidades sociales (de alimento, vivienda, afecto, recreación,
salud, educación, placer, etc.), sino en relación a la acumulación de
más dinero por parte de quienes ya tiene mucho, muchísimo más
del que podrían usar para satisfacer algunas de las necesidades
antes mencionadas. La distribución de la producción es absoluta-
mente irracional. Nos preguntamos ¿qué función cumple el Estado
en el funcionamiento de este sistema? Porque, a la vez, en nuestro
caso, es quien nos emplea; y trabajar para el Estado presenta sus
características propias. El Estado es contradictorio, sumamente
contradictorio. Si bien se supone que debería tomar medidas para
redistribuir de manera más equitativa esa producción social, mu-
chas veces genera políticas que abiertamente concentran aún más
la riqueza. Y a su vez, como hemos dicho anteriormente, tampoco
es un ente homogéneo, sino un conjunto enorme de personas que
tienen diferentes intereses, posiciones, funciones, responsabili-
dades y capacidad de decisión. Conviven entre sus trabajadores
orientaciones políticas disímiles (y en casos opuestas), compro-
miso con los sectores y grupos oprimidos y compromisos con los
sectores de poder, políticas públicas que responden a necesidades
concretas y políticas públicas nefastas, y hay un enredo que anali-
zar cada vez que hay que definir el sentido de tal o cual programa,
sus alcances, su forma de sostenerlo. También existe, con frecuen-
cia, un entrecruzamiento perverso entre trabajo y militancia: circula
la idea de que si trabajás con situaciones de mucha injusticia lo ha-
cés por convicción política, así que te arreglás con “dos chirolas”,
porque lo harías de todas formas. Lo que recibís en compensación
por tu trabajo no es un salario sino “un plus”.
Todo este escenario complejo y peligroso nos insta a agrupar-
nos. Y si el trabajo va a definir gran parte de nuestras vidas, que
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gunas herramientas, no solo para encontrar algo de tranquilidad,
sino también para delinear algunas estrategias de transformación,
al menos en los contextos inmediatos de nuestras vidas.
A su vez, sostener estos espacios en las formas precarias que
se proponen hoy como hegemónicas dificulta mucho el trabajo y
el encuentro. La situación se torna cada vez más compleja, y no
hay recursos desde donde contenerla. Lxs pibxs traen consigo
historias de barrios que cada vez son más difíciles de habitar, y
nuestra capacidad de alojar esas historias se encuentra limitada,
desgastada por meses y meses de ausencia de cobro y energía
volcada a resolver el conflicto. La recreación, como toda práctica
humana, es política, y nos interesa resaltar esa condición porque
queremos habitarla con conciencia. Lo cierto, también, es que se
vuelve difícil trabajar por salarios paupérrimos y en condiciones de
inestabilidad, y eso nos plantea algunas contradicciones con rela-
ción a cuánto estamos dispuestxs a ceder de nuestras intenciones
e ideología para mejorar nuestras condiciones laborales.
Sabemos que la crisis laboral y la ausencia de empleos dignos
trasciende al campo de la recreación, pero consideramos que es
buena idea compartir experiencias que sirvan a la hora de generar
estrategias colectivas en miras de objetivos comunes. Estamos
segurxs de que es imposible generar espacios de calidad para tra-
bajar con grupos cuando esos mismos espacios no son de calidad
para los equipos de coordinación.
¿Cómo hacemos para acercarnos a ese horizonte deseado?
Para finalizar, compartimos algunas palabras de lxs constructores
territoriales en derechos humanos, escritas en el marco de una ac-
tividad en el Museo de la Memoria:
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Y con ellos, afirmamos que no es este el juego que queremos.
Queremos construir una recreación que contemple estas realida-
des y jugando se proponga transformarlas.
Bibliografía
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Psicología Social. Buenos Aires: Ediciones Cinco.
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Scheines, G. (2017). Juegos inocentes, juegos terribles. Buenos Aires: Es-
píritu Guerrero Editor.
Varela, N. (2005). Feminismo para principiantes. Barcelona: Ediciones B.
do, cuando Ismael pasó por allí y recibió un disparo. Los medios hegemó-
nicos se encargaron de criminalizar al niño difundiendo imágenes falsas
donde portaba un arma. Este documento escrito por lxs pibxs, uno de
ellos primo de Ismael, es un intento de luchar por la verdad y la justicia.