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1.

- Retraso simple del lenguaje (RSL)

El retraso simple del lenguaje hace referencia a un desfase cronológico de tipo evolutivo a nivel
lingüístico. Los niños que presentan este retraso no tienen asociada ninguna otra alteración
aparente a nivel cognitivo, sensorial, motriz o psicológico. Según Gallego Ortega (2003), para
considerarse un retraso del lenguaje deben darse tres fenómenos:

o El lenguaje no aparece a la edad que debería presentarse.

o Permanencia de patrones lingüísticos correspondientes a etapas anteriores a la que


debería ser cronológicamente.

o Todos los componentes del lenguaje están afectados, en mayor o menor grado.

Generalmente, los componentes más afectados son la fonología y la sintaxis, además de tener
más desarrollada la comprensión en comparación con la expresión. Destacan también por
tener un vocabulario reducido y escaso, así como un lenguaje cotidiano limitado.

Clasificación del RSL

En cuanto a los tipos de retraso del lenguaje, la clasificación se realiza teniendo en cuenta los
niveles de gravedad (Aguado, 1993):

 Retraso leve del lenguaje: caracterizado por

▪ Simplificación en los procesos fonológicos (sustitución de fonemas).

▪ Nivel semántico por debajo de lo normal, pero comprensión normal.

▪ Desarrollo morfosintáctico normal.

▪ Ninguna dificultad a nivel pragmático.

 Retraso moderado del lenguaje: caracterizado por

▪ Mayor número de procesos fonológicos de simplificación.

▪ Pobreza de vocabulario a nivel expresivo.

▪ Déficit en concordancia de género, número y tiempos verbales a nivel


morfosintáctico.

▪ Estructuras sintácticas simples para su edad.

▪ Escasa iniciativa comunicativa, carencias a nivel pragmático.

 Retraso grave del lenguaje: caracterizado por


▪ Patrones fonológicos reducidos, con un repertorio mínimo de
consonantes y estructuras silábicas simples.

▪ Presencia de holofrases, sintaxis pobre y habla telegráfica.

▪ Recursos inapropiados a nivel pragmático.

2. TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE (TEL).

Según Aguado (1999), el trastorno específico del lenguaje (TEL) es «una limitación
significativa en la capacidad del lenguaje que sufren algunos niños, a pesar de que los factores
que suelen acompañar a esta limitación (pérdida auditiva, daño cerebral, baja inteligencia,
déficit motor) no sean evidentes en estos niños». Se califica como específico porque no existe
evidencia de ninguna relación con otro trastorno cognitivo, intelectual o motor y
únicamente se da una alteración en el lenguaje.

La diferencia principal entre retraso del lenguaje y TEL radica en su permanencia y en su


resistencia al tratamiento.

o Mientras que el retraso del lenguaje es una alteración transitoria, el TEL resulta ser
una patología duradera, con una clara repercusión en otros aprendizajes, como
puede ser el del lenguaje escrito. Es importante remarcar que no suele ser
aconsejable diagnosticar de TEL a un niño de edad inferior a 6 años, a no ser que esté
siendo tratado en logopedia y no muestra evidencias de mejoría. El RSL es un
trastorno madurativo que suele desaparecer. Si no desaparece a determinada y
perdura incluso con tratamiento, puede ser considerado de TEL.
o Las características y síntomas del TEL pueden variar mucho de un niño a otro; por
eso, se dice que es una patología muy heterogénea. Generalmente, afecta a todos
los componentes del lenguaje en mayor o menor medida y con distintos grados de
severidad, y este es un criterio diagnóstico.
o Hay que destacar que el perfil semiológico de los niños con TEL no es estático, sino
que puede variar con el tiempo. A medida que avanzan, crecen y se enfrentan a
nuevos retos, aparecen nuevas dificultades. Asimismo, durante su desarrollo y
evolución, son capaces de superar diferentes problemas usando diversas estrategias
para realizar ciertas acciones y sobrellevar situaciones cotidianas, tanto en su
entorno social y familiar como en el académico, pero irán apareciendo otras, ya que
la complejidad aumenta. Este criterio también debe ser tomado en cuenta.

Clasificación del TEL

Existe una gran diversidad entre los niños con TEL y en su sintomatología. Es muy importante
diferenciar los tipos de TEL con el fin no solo de conocer los síntomas que comparten, sino de
saber el patrón de alteración.
Durante las últimas décadas diversos autores han presentado diferentes clasificaciones del TEL,
pero actualmente, la que más se emplea es la clasificación de Rapin y Allen (1987, 1988). Las
autoras dividen los tipos en tres grupos principales, según la alteración principal: trastornos de
la variante expresiva, trastornos de comprensión y expresión y trastornos del proceso central
de tratamiento y de la formulación.

Trastornos de la variante expresiva

Este tipo de trastorno puede presentarse de dos formas: como trastorno de la programación
fonológica o como dispraxia verbal.

1. Trastorno de la programación fonológica:


▪ Fluidez en producción, pero articulación confusa.
▪ Mejoría de la articulación en tareas de repetición.
▪ Comprensión normal o casi normal.
2. Dispraxia verbal:
▪ Incapacidad de fluencia.
▪ Grave afectación de la articulación.
▪ Enunciados cortos, de una o dos palabras.
▪ No hay mejoría de la articulación con repetición.
▪ Comprensión normal.

Trastornos de comprensión y expresión

Existen dos subtipos de trastorno de comprensión y expresión: el trastorno fonológico-


sintáctico y la agnosia auditivo-verbal.

1. Trastorno fonológico-sintáctico:
▪ Déficit a nivel receptivo y expresivo.
▪ Fluidez alterada.
▪ Afectación de la articulación.
▪ Sintaxis deficiente.
▪ Mejor nivel de comprensión que de expresión.
▪ Complicaciones en la comprensión dependiendo de las variables: longitud del
enunciado, complejidad de la estructura sintáctica, ambigüedad semántica, falta
de contextualización, etc.
2.Agnosia auditivo-verbal:
▪ También conocida como «sordera verbal».
▪ Fluidez alterada.
▪ Comprensión oral severamente afectada.
▪ Expresión limitada o incluso ausente.
▪ Articulación alterada.
▪ Comprensión normal de gestos.

Trastornos del proceso central de tratamiento y de la formación (comprensión)

Por último, en lo que respecta a los trastornos del proceso central de tratamiento y de la
formación, podemos encontrar el trastorno semántico-pragmático y el trastorno léxico-
sintáctico.

1.Trastorno semántico-pragmático:
▪ Desarrollo lingüístico inicial normal.
▪ Articulación normal.
▪ Habla fluente, aunque logorreica.
▪ Frases con estructuras sintácticas correctas.
▪ Dificultades en la comprensión.
▪ Falta de adaptación del lenguaje al entorno.
2.Trastorno léxico-sintáctico:
▪ Habla fluente.
▪ Articulación normal.
▪ Jerga fluente en niños pequeños.
▪ Sintaxis alterada.
▪ Comprensión normal de palabras sueltas, pero dificultad para comprender
enunciados.
Proceso de evaluación del retraso simple del lenguaje y
del TEL

El retraso simple del lenguaje y el TEL comparten sintomatología en las primeras etapas y la
diferencia se da a nivel de pronóstico y evolución. Por esta razón se plantea la evaluación de
ambas patologías desde el mismo enfoque y no por separado, ya que se exploran los mismos
componentes y factores.
Como toda evaluación que realizamos, el esquema propuesto sería el siguiente:
o Entrevista con los padres: extremadamente necesari, te va a dar muchas pistas. Se
realiza la misma estructura que con otros trastornos, pero el rastreo de la histobiografia
aquí se hace especialmente importante. Analizamos el desarrollo madurativo, la
adquisición de logros, y la interacción y estimulación que del lenguaje hacen los padres.
o Entrevista con los profesores de años anteriores, o de profesores de otras áreas. Es
importante saber las impresiones de otros profesores (educación física, música…) así
como de personal no docente (cuidadores de comedor, conserje) acerca del nivel de
autonomía del niño y de expresión verbal o de intención comunicativa en diferentes
contextos.
o Observación de la conducta lingüística en diversas situaciones naturales (observación
en clase, en el patio, en educación física…). Es una de las herramientas más útiles que
podemos utilizar para la evaluación del lenguaje.
o Evaluación mediante la interacción con el niño mediante el juego en sesiones bien
estructuradas. Podemos hacer un registro de las distintas formas lingüísticas a su
alcance. Para esto, lo mejor es utilizar el análisis del retraso del lenguaje (A-RE-L) de
Pérez y Serra (1998).
o Evaluación de las capacidades básicas. En este sentido, al igual que a otros alumnos,
evaluamos las capacidades intelectuales con una prueba tipo EISC-V, entendiendo y
observando como interfieren los procesos del habla y de la comunicación en su
desempeño. Si fuera imposible, recurrimos a una evaluación de inteligencia con una
prueba No-verbal
o Evaluación de las dimensiones del lenguaje: La evaluación que se expone a continuación
está basada en Aguado (1999), quien divide la valoración en dos procesos principales:
evaluación de la recepción y evaluación de la expresión, y cada uno de estos en
diferentes niveles de procesos psicolingüísticos, siguiendo el esquema clásico de
Fonologia/Morfologia/sintaxis/semántica/pragmática

Evaluación de la Recepción

 Reconocimiento fonológico: el objetivo es saber si el niño es capaz de segmentar el habla y


si construye las representaciones fonológicas correctas. Para la evaluación del
reconocimiento fonológico se puede utilizar:
▪ Subprueba de integración auditiva del ITPA (Kirk, McCarthy y Kirk, 1989).

 Morfosintaxis: para la evaluación de la morfosintaxis, lo más habitual es decirle al niño una


oración y pedirle que señale de entre varias imágenes la que corresponda. Para ello,
podemos utilizar:
▪ TSA. El desarrollo de la morfosintaxis del niño (Aguado, 1989).

 Identificación léxica: a través de esta evaluación valoramos el conocimiento léxico que tiene
el niño. Generalmente, se le muestran al niño varias imágenes y debe señalar la que
corresponda a la palabra que se le dice. La prueba más utilizada para esta evaluación
muestra una alta correlación de sus resultados con pruebas de medición de CI, como el WISC-
R y el McCarthy:
▪ Peabody (Dunn, Dunn y Arribas, 1986).
▪ BOEHM-3. Test de conceptos básicos (Boehm, 2012).

 Semántica: es imprescindible identificar el léxico, pero también comprenderlo y saber su


significado. Además, no solo prima la comprensión de léxico aislado, sino también la de
estructuras sintácticas y narraciones. Dentro de la evaluación de la semántica existen
diversos procesos que valorar. Para evaluar la relación conceptual, cómo el niño asocia un
concepto con otro, podemos utilizar:
▪ Subprueba Asociación visual del ITPA (Kirk et al., 1986).
▪ Subprueba Asociación auditiva del ITPA (Kirk et al., 1986).

Evaluación de la expresión
Para evaluar los procesos psicolingüísticos implicados en la expresión oral, existen diversas
baterías de test y pruebas que abarcan la valoración de todos ellos, como pueden ser el BLOC
o batería del lenguaje objetiva y criterial (Puyuelo et al., 1998), el CELF 5 de Elisabeth Wiig,
Eleanor Semel y Wayne Secordy y el PLON o prueba del lenguaje oral de Navarra (Aguinaga,
Pascual y Río, 1989). El CELF-5 es extremadamente completo, y suele usarse en exclusiva. Es
una herramienta fantástica, pero no debería usarse como única medida para realizar el
diagnóstico.

 Programación fonológica: al contrario de lo que ocurre con la evaluación del reconocimiento


fonológico en recepción, valorar la programación fonológica a nivel expresivo es más fácil,
pues existen más herramientas para ello. Durante esta evaluación, se deben analizar los
diferentes procesos de simplificación y tipos de errores que puede cometer el niño (vistos
en temas anteriores). Algunas de las pruebas útiles para ello son:
▪ Subprueba de Integración auditiva del ITPA (Kirk et al., 1986).
▪ Registro Fonológico Inducido (Monfort y Juárez, 1989).
▪ Evaluación fonológica del habla infantil (Bosch, 2001).
 Programación sintáctica: el objetivo de esta evaluación es asegurarnos de que, a la hora de
expresarse, el niño realiza la tarea de organizar las piezas léxicas en una secuencia sintáctica
aplicando las reglas adecuadas a su lengua. Dentro del BLOC se pueden encontrar diversas
tareas para evaluar este proceso.
▪ Además de los test, podemos llevar a cabo la medición de la longitud media del
enunciado (LME). Para ello, debemos acceder a una muestra del lenguaje del
niño, con un mínimo de cien enunciados. El valor que obtengamos como media
de la longitud de los enunciados del niño nos sirve como indicador de su
desarrollo lingüístico. Asimismo, es un dato que, según Aguado (1999),
correlaciona significativamente con otros factores y variables del TEL.
▪ Otra manera de evaluar la programación sintáctica consiste en, mediante el
análisis de una muestra de enunciados del niño, determinar los enunciados más
complejos, observando la frecuencia de uso y las estructuras más utilizadas.
 Pragmática: es uno de los procesos más complicados de evaluar. Según Willcox y Mogford-
Bevan (1995). Aquí, el CELF-5 trae una valoración de la pragmática que es muy útil.

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