Está en la página 1de 2

ESCLEROSIS LATERAL AMIOTROFICA (ELA)

La esclerosis lateral amiotrófica, a menudo conocida como la “enfermedad de Lou


Gehrig”, es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células
nerviosas del cerebro y de la médula espinal.

Las neuronas motoras van del cerebro a la médula espinal y de la médula espinal
a los músculos de todo el cuerpo. Con el tiempo, la degeneración progresiva de
las neuronas motoras producida por la ELA ocasiona la muerte de éstas. Cuando
mueren las neuronas motoras, el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar
el movimiento de los músculos. Debido al efecto progresivo sobre la acción de los
músculos voluntarios, los pacientes en las etapas finales de la enfermedad pueden
quedar totalmente paralizados.

A medida que las neuronas motoras se van degenerando, dejan de enviar


impulsos a las fibras musculares que normalmente resultan en el movimiento
muscular. Los primeros síntomas de la ELA a menudo incluyen una mayor
debilidad muscular, especialmente en brazos y piernas, en el habla, en la acción
de tragar o en la respiración. Cuando los músculos dejan de recibir los mensajes
de las neuronas motoras que requieren para funcionar, se empiezan a atrofiar. Las
extremidades se empiezan a ver más "delgadas", a medida que se atrofia el tejido
muscular.

Los nervios que son afectados por la ELA son las neuronas motoras que producen
movimientos voluntarios y fuerza muscular.

La causa de la ELA se desconoce en alrededor de los 90% de los casos, pero en


diversos estudios, marcan como importante el entorno y la genética. De hecho, el
5-10% de los casos, se debe a causas genéticas hereditarias.

Si bien hoy en día no existe una cura o tratamiento que detenga o revierta la ELA,
hay un medicamento aprobado por la FDA, riluzole, que modestamente frena el
avance de la ELA, así como varios otros medicamentos en ensayos clínicos que
brindan esperanza.

Es importante saber que hay dispositivos y terapias significativas que pueden


controlar los síntomas de la ELA que ayudan a las personas a mantener tanta
independencia como sea posible y prolongar la supervivencia.

Es importante recordar que la ELA es una enfermedad bastante variable; no hay


dos personas que lleven la misma vida o tengan las mismas experiencias. Existen
casos médicamente documentados de personas en las que la ELA ‘se agota’, deja
de avanzar o avanza a un ritmo muy lento.
PLAN DE TRATAMIENTO

En concreto, el trabajo que hacemos desde el área de Fisioterapia, teniendo


siempre en cuenta el dolor y la fatiga, va encaminado a:

1.-Ejercicios respiratorios con el fin de mejorar la musculatura inspiratoria,


logrando así una mayor supervivencia; y técnicas de fisioterapia respiratoria que
promueven una mejoría en los pacientes. También cabe destacar que, según
argumentos médicos, un buen entrenamiento del diafragma durante el desarrollo
de la patología es importante para reforzar la capacidad respiratoria, aunque no
haya muchos estudios al respecto que refuercen la teoría.

2.-La terapia física en pacientes, basándose en ejercicios aeróbicos suaves (ej.:


caminar, nadar, bicicleta) y ejercicios con cierta resistencia, pueden mejorar la
salud cardiovascular del usuario. También son muy beneficiosos los ejercicios
donde se trabajan las amplitudes de movimiento, y estiramientos para mejorar la
prevención de espasticidad y posibles acortamientos y puntos gatillo que puedan
aparecer durante la degeneración.

3.-La hidroterapia tiene grandes efectos beneficiosos en la persona al poder


realizar movimientos y ejercicios en un entorno acuático, gracias a la presión
hidrostática (descarga de miembros, ayuda ante debilidad muscular, etc.), a los
factores hidrodinámicos (resistencia al movimiento en el agua, etc.), efecto térmico
(actúa a nivel fisiológico dependiendo de la temperatura del agua), y efecto
psicológico (el agua puede facilitar el movimiento o permitir su ejecución
generando así un gran impacto en el paciente, etc.).

También podría gustarte