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Nuevas estrategias para mejorar

el tratamiento del Parkinson


Científicos del CONICET estudian los mecanismos moleculares de las
disquinesias inducidas por levodopa e identificaron una molécula como
posible blanco terapéutico para el tratamiento. Recientemente recibieron
un subsidio de la Fundación Michael Fox.

En el Laboratorio de Parkinson Experimental del Instituto de


Investigaciones Farmacológicas (ININFA, CONICET-UBA), un grupo de
investigadores liderados por Juan Ferrario, investigador adjunto del
CONICET, estudia mecanismos moleculares para entender por qué la
terapia contra el Parkinson produce disquinesias: un efecto secundario 
de la L-DOPA o levodopa, la droga que se usa para combatir los daños
que produce esta enfermedad neurodegenerativa.

Los efectos secundarios de esta droga consisten en movimientos


involuntarios que se producen luego de cierto tiempo –de 5 a 10 años- de
tratamiento y desde hace varios años científicos de todo el mundo
buscan encontrar algún blanco terapéutico que se sume al tratamiento y
evite o reduzca la aparición de este efecto que puede llevar a una mayor
incapacidad y disminuye la calidad de vida de los pacientes.

“El tratamiento con levodopa es por el momento, la única terapia indicada


y no hay ningún reemplazo a la vista”, asegura  Oscar Gershanik,
Neurólogo,  fundador y director del Laboratorio de Parkinson donde
trabajan desde hace más de 25 años en entender los efectos celulares y
moleculares que produce la terapia con levodopa.

Los investigadores, que recibieron un subsidio de la Fundación Michael


Fox para la investigación en Parkinson, recientemente identificaron a la
molécula Fyn como un posible blanco terapéutico para reducir las
disquinesias inducidas por levodopa. El hallazgo de esta disminución del
efecto adverso se observó en ratones que emulan la enfermedad de
Parkinson, y carecen el gen que produce esa proteína -una tirosina
quinasa-. También comprobaron que el uso de un inhibidor
farmacológico de Fyn sería efectivo para reducir la aparición de
disquinesias. Los resultados fueron publicados en la revista
científica Molecular Neurobiology,  y corroboraron que efectivamente esta
molécula es intermediaria en el mecanismo de producción de disquinesia
y que su modulación farmacológica es potencialmente efectiva.

“Lo atractivo de Fyn es que es un intermediario intracelular de una vía de


señalización determinante en el desarrollo de disquinesias. La estrategia
que nosotros proponemos es regular dicha vía mediante la inhibición de
este modulador”, cuenta Ferrario, quien fue director del trabajo cuyas
primeras autoras son Sara Sanz Blasco y Melina Bordone.

“El puntapié inicial para las investigaciones, recuerda Gershanik, fue una
resistencia al uso de la L-DOPA en la década del ‘90. En aquel momento
se difundía la idea de que este medicamento era tóxico. Entonces
nosotros empezamos a hacer una serie de experimentos para evaluar los
efectos del tratamiento con levodopa en el cerebro de ratas
parkinsonianas y demostramos la ausencia de toxicidad. A partir de ahí,
profundizamos y es donde interviene Juan, tratando de identificar
cambios a nivel molecular determinados por la levodopa, en una serie de
experimentos innovadores que nos permitieron encontrar varias piezas
del rompecabezas molecular”.

“Esos experimentos exploratorios de investigación básica, nos fueron


dando pistas que nos permitieron explorar nuevos mecanismos celulares,
y gracias a eso postulamos y ahora demostramos la participación de esta
molécula (Fyn) por primera vez y estamos trabajando para conocer más
sobre su mecanismo de acción y optimizar las opciones terapéuticas, a
nivel de investigación con animales”, explica Ferrario.

“Nuestro objetivo a mediano plazo es evaluar una terapia génica contra


Fyn para reducir las disquinesias”, agrega Melina Bordone, quien está
trabajando en esta línea de investigación  codirigida por Elena Avale,
Investigadora adjunta de CONICET en el INGEBI y coautora del trabajo.
Por otro lado, en una publicación más reciente identificaron la
participación de otra molécula -que a su vez regula a Fyn-: la pleiotrofina.
Tanto Fyn como pleoitrofina estan involucrados en el desarrollo de este
fenómeno ‘maladaptativo’, como le dicen los científicos, al tratamiento
prolongado con levodopa, y se suman a la larga lista de moléculas que
aportan mayor entendimiento sobre estas vías moleculares, lo que se
podrá traducir en terapias farmacológicas para combatir las disquinesias
inducidas por L-DOPA.

“Ojala que esta línea de trabajo, concluye Gershanik, que llevamos


adelante con tanto esfuerzo y dedicación desde hace mucho tiempo,
pueda reflejarse en una opción para mejorar la calidad de vida los
enfermos de Parkinson”.

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