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SINDROME ADENOPÁTICO EN VIH

I. Introducción

II. Anatomía

- Sistema linfático superficial

- Sistema linfático profundo

III. Etiología

IV. Valoración diagnóstica

- Presentación clínica

- Anamnesis

- Exploración física

- Exploraciones complementarias

A) Análisis de sangre

B) Pruebas de imagen

C) Técnicas invasivas

- Diagnostico diferencial

- Tratamiento

V. Bibliografía

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I. Introducción

El sistema linfático está constituido por la linfa, los conductos linfáticos y

diversos órganos, entre los que figuran los ganglios linfáticos. Los ganglios

linfáticos tienen un tamaño variable de 2-10 mm de diámetro y se distribuyen

por todo el organismo, concentrándose de modo particular en los territorios

ganglionares, que pueden ser superficiales (cervicales, supraclaviculares,

axilares, epitrocleares, inguinales y poplíteos) o profundos (mediastínicos,

mesentéricos y retroperitoneales).

El término adenopatía, linfadenopatía o linfadenomegalia, se utiliza para

señalar el aumento del tamaño, de la consistencia o del número de los ganglios

linfáticos. En general se puede decir que su tamaño normal es menor de 1 cm,

a excepción de los inguinales que suelen medir entre 0,5-2 cm. En cualquier

otra localización corporal se pueden palpar ganglios más pequeños de 0,5 cm

que pueden corresponder a infecciones pasadas sin importancia. En los

pacientes con infección por VIH se debe realizar una sistemática de estudio

similar a la de los pacientes VIH negativos, aunque hay ciertas enfermedades

que se manifiestan con adenopatías de forma más frecuente y hay otras

enfermedades que causan adenopatías que son más frecuentes que en la

población general.

El aumento del tamaño de un ganglio linfático puede ser debido a:

• Proliferación de linfocitos como respuesta inmunitaria fisiológica a un

antígeno

• Infiltración por células inflamatorias en las infecciones que afectan a los

ganglios linfáticos

• Proliferación neoplásica de linfocitos o macrófagos

• Infiltración de células malignas metastásicas

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• Infiltración de macrófagos cargados de metabolitos en enfermedades de

depósito de lípidos.

Hablamos de linfadenopatía generalizada cuando están afectadas dos o más

áreas ganglionares no contiguas – obliga a realizar diagnóstico rápido en la

mayoría de los casos -, y linfadenopatía localizada cuando sólo está afecta

un área. Y denominamos Linfadenopatía generalizada persistente (LGP) a la

situación en los pacientes VIH+ en la que los ganglios linfáticos están

aumentados de tamaño (>1 cm) en dos o más localizaciones extrainguinales

durante más de 3 meses y sin causa evidente. La LGP es muy frecuente en los

pacientes VIH positivos: la aparición de adenopatías no dolorosas en las

regiones axilares, cervicales y occipitales suele ocurrir en la mayoría de los

pacientes durante la segunda semana de la infección aguda sintomática,

concomitantemente con el desarrollo de la respuesta inmune específica al VIH.

Los ganglios disminuirán de tamaño después de esta fase, aunque siempre va

a persistir un cierto grado de aumento de los ganglios. En esta situación no hay

indicación de hacer estudio histológico de las adenopatías porque en todos los

casos el resultado es de hiperplasia folicular.

En la población general, en pacientes menores de 30 años la aparición de

adenopatías suele deberse a causas benignas en el 70% de los casos,

mientras que en los mayores de 50 años en el 60% de los casos subyace un

proceso maligno, aunque cuando hablamos de pacientes con infección por VIH,

estos datos pueden no ser tan exactos y no debemos fiarnos de la edad para

pensar en la posibilidad de benignidad o malignidad.

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II. Anatomía

Es importante conocer las diferentes áreas ganglionares y el origen de drenaje

de los ganglios ya que esto nos orientará en el enfoque de la patología. Los

principales grupos ganglionares son los siguientes:

Sistema linfático superficial

1. Ganglios suboccipitales: drenaje linfático de la cabeza.

2. Ganglios post-auriculares: a nivel de la inserción del

esternocleidomastoideo en apófisis mastoides por detrás de la oreja. Drenan el

conducto auditivo externo, dorso de oreja y cuero cabelludo temporal.

3. Ganglios preauriculares: ubicados frente al trago de la oreja. Drenan

párpados, conjuntivas, piel temporal, conducto auditivo externo y superficie

anterior de la oreja.

4. Ganglios cervicales:

a) G. submentonianos: bajo el mentón en línea media. Drenan labio inferior,

suelo de la boca, lengua y piel de la mejilla.

b) G. submandibulares: debajo de la mandíbula.

c) G. yugulares superiores: en el borde anterior del esternocleidomastoideo,

desde el ángulo maxilar hasta clavícula. Drenan lengua salvo la punta,

amígdalas, oreja y parótida.

d) G. yugulares medios: entre el bulbo carotideo inferior y músculos hioideos.

e) G. yugulares inferiores: entre músculo omohioideo inferior y clavícula.

Drenan cuero cabelludo y cuello, ganglios cervicales superiores, axilares, piel

de los brazos y de la superficie del tórax.

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f) G. posterocervicales medios e inferiores: entre el borde posterior del

esternocleidomastoideo y el trapecio. Drenan cabeza, brazo, pared torácica y

mama.

5. Ganglios axilares: drenan extremidades superiores, pared torácica y

mamas

6. Ganglios epitrocleares: drenan superficie cubital del antebrazo.

7. Ganglios inguinales: drenan genitales externos y zona superficial de

miembros inferiores, la parte baja de la pared abdominal anterior, pene,

escroto, vulva, vagina, perineo, región glútea y parte baja del conducto anal.

8. Ganglios poplíteos: parte posterior de la pierna y de la rodilla, rodean

arterias y venas y ayudan a recoger linfa de las piernas y pies.

Sistema linfático profundo

1. Ganglios mediastínicos

2. Ganglios abdominales, retroperitoneales y pélvicos.

III. Etiología

Puede ser muy diversa, pero en la mayor parte de los casos la causa son

procesos infecciosos, inflamatorios o neoplásicos (ver tabla). Un estudio de 475

casos de adenopatías periféricas (no VIH) encontró que el 58% no tenían

causas específicas, y dentro de las específicas se encontraron (cada una entre

5-8%) toxoplasmosis, linfoma, carcinoma metastático, tuberculosis y

mononucleosis infecciosa. En otro estudio en India en 1772 pacientes a los que

se realizó biopsia ganglionar, 31% fue inespecífica, 31% tuberculosis y 26%

malignidad.

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Causas de linfadenopatía

1. Enfermedades infecciosas:

• Virales: Síndromes mononucleósicos *(VEB, CMV), hepatitis infecciosa,


virus herpes simple*, virus herpes-6, virus varicela-zóster, rubeola,
sarampión, adenovirus, el propio VIH (linfadenopatía generalizada
persistente)*
• Bacterianas: Estreptococo, Estafilococo, Enfermedad por arañazo de
gato*, Brucelosis, tularemia, peste, chancroide, melioidosis, sífilis primaria
y secundaria*
• Micobacterias: tuberculosis*, micobacteriosis atípica*
• Micóticas: Histoplasmosis*, coccidioidomicosis, paracoccidioidomicosis,
aspergillosis.
• Chlamydias: Linfogranuloma venéreo.
• Parásitos: Toxoplasmosis*, leishmaniasis*, tripanosomiasis, filariasis
• Rickettsias: Tifus exantemático
• Actinomicosis

2. Enfermedades inmunológicas:

• Artritis reumatoide
• Artritis reumatoide juvenil
• Enfermedad mixta del tejido conectivo
• Lupus Eritematoso Sistémico
• Dermatomiositis
• Síndrome de Sjögren
• Enfermedad del suero
• Hipersensibilidad a fármacos: difenilhidantoina, hidralazina, allopurinol,
primidona, Oro, carbamacepina, etc.
• Cirrosis biliar primaria
• Enfermedad de injerto contra huésped
• Relacionada con implantes de silicona

3. Enfermedades malignas

• Hematológicas
▪ Linfadenopatía angioinmunoblástica, enfermedad de Hodgkin*,
linfoma no Hodgkin*, leucemia linfoide aguda o crónica, leucemia
de células peludas, histiocitosis maligna.
• Metastásicas*
• Sarcoma de Kaposi*

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4. Enfermedades por depósito de lípidos:

• Enfermedad de Gaucher, Nieckman-Pick, Fabry, Tangier.

5. Enfermedades endocrinas:

• Hipertiroidismo

6. Otras

• Enfermedad de Castleman (hiperplasia gigante ganglionar)


• Sarcoidosis
• Granulomatosis linfomatoide
• Enfermedad de Kikuchi (linfadenitis histiocítica necrotizante)
• Enfermedad de Kawasaki (síndrome mucocutáneo ganglionar)
• Histiocitosis de células de Langerhans
• Fiebre mediterránea familiar
• Hipertrigliceridemia grave
• Pseudotumor inflamatorio de los ganglios
• Amiloidosis

Tabla 1: Causas de linfadenopatía en la población general (*las más frecuentes


en VIH+)

IV. Valoración diagnóstica

La pregunta más importante que nos plantearemos ante un paciente VIH

positivo con adenopatías, es si se trata de un proceso banal que no precisa

más exploraciones o si se deben realizar exploraciones complementarias para

aclarar su naturaleza. Para responder a esta pregunta es fundamental realizar

una evaluación de la presentación clínica, una correcta anamnesis y

exploración física, para orientar bien el diagnóstico, antes de realizar estudios

complementarios. Una adenopatía se debe valorar de nuevo a los 15 días de

su aparición junto con las pruebas complementarias y orientar su estudio en

función de la evolución.

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Presentación clínica

En general, el aumento del tamaño de un ganglio requiere estudio cuando

aparecen uno o más nuevos ganglios de diámetro igual o superior a 1 cm, sin

una causa previa conocida. Cuando se presenta una adenopatía hay que tener

presente en su valoración los siguientes factores.

1.- Naturaleza de la tumoración: Hay que asegurar que la tumoración que

palpamos corresponde a una adenopatía y no confundir éstas con otras causas

de tumoraciones que pueden aparecer, sobre todo, en localizaciones cervicales

e inguinales (en cuello: hipertrofia de la glándula tiroides, quiste tirogloso,

quiste dermoide, hipertrofia de la glándula parotídea o de la submandibular,

angiomas, aneurismas, tumores del glomus carotídeo, quistes sebáceos,

adenoflemones, absceso parafaríngeo, etc. y en región inguinal se suelen

confundir con hernias de difícil reducción).

2.- Tamaño: No existe un tamaño que nos indique la benignidad o malignidad

de una adenopatía. Los ganglios se consideran normales si tienen menos de 1

cm, excepto los inguinales que se consideran normales hasta 2 cm y los

epitrocleares son normales hasta 0,5 cm. Se acepta que a partir de 2 cm con

un periodo de evolución de 3 semanas, que no tienen una causa conocida de

tipo inflamatorio o infeccioso, requiere una valoración etiológica detallada. Si

son mayores de 4 cm, requieren estudio urgente. No olvidar los de pequeño

tamaño, que los estudiaremos según su localización, características físicas,

edad del paciente y contexto clínico, pues pueden ser el primer signo de un

proceso maligno.

3.- Características físicas: La consistencia de los ganglios puede ser blanda,

firme, elástica o dura. Además pueden ser móviles o fijos.

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Las adenopatías de origen infeccioso o inflamatorio suelen ser dolorosas, de

consistencia blanda, a veces fluctuantes, asimétricas e irregulares, con bordes

mal definidos y la piel que las recubre puede estar enrojecida y caliente. Si una

adenopatía se fistuliza sugiere origen tuberculoso, aspergilosis, actinomicosis,

aunque también en ocasiones linfogranuloma venéreo y neoplasias.

Las adenopatías de origen neoplásico suelen ser indoloras, duras, se adhieren

a piel o planos profundos, no son móviles, sus bordes están bien definidos y a

veces forman conglomerados.

4.- Localización: las adenopatías supraclaviculares, mediastínicas,

abdominales, epitrocleares y poplíteas (en ausencia de lesión local en estas

dos últimas) deben considerarse siempre patológicas.

a) Adenopatías localizadas: suelen indicar una lesión vecina, ye sea una

herida, excoriación, etc., pero también pueden ser la única manifestación de

una neoplasia. Las diversas localizaciones con sus posibles causas son:

- Preauriculares: infección párpados, conjuntiva, conducto auditivo externo.

- Retroauriculares: infección cuero cabelludo, rubéola, linfomas.

- Occipitales: infección cuero cabelludo, rubéola, linfoma, mononucleosis,

toxoplasmosis, lúes.

- Submandibular: infecciones de la cabeza y cuello, senos, oídos, ojos, cuero

cabelludo y faringe.

- Yugulares o mandibulares unilaterales: sugieren linfoma o tumor maligno de

cabeza o cuello. Si son bilaterales sarcoidosis, lúes secundaria o tularemia.

- Supraclaviculares y/o escalenos: siempre son anormales, con alto riesgo de

malignidad (90% en mayores de 40 años y 25% en menores de 40 años). Las

derechas se asocian con cáncer de mediastino, pulmón o esófago. El ganglio

de Virchow es un ganglio supraclavicular izquierdo y se asocia con metástasis

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de un primario gastrointestinal. También puede observarse en tumores

testiculares, ováricos, renales, pancreáticos y de próstata.

- Axilares: infecciones de miembros superiores, enfermedad por arañazo de

gato, neoplasias de mama, linfomas, infecciones del tórax, implantes de

silicona, brucelosis, melanoma

- Hiliares unilaterales: metástasis de neoplasia de pulmón

- Hiliares bilaterales: sarcoidosis, tuberculosis, infecciones fúngicas sistémicas.

La asociación de adenopatía hiliar bilateral con masa mediastínica anterior y

derrame pleural es sugestiva de neoplasia.

- Mediastínicas bilaterales: linfoma de Hodgkin

- Epitrocleares unilaterales: infecciones mano y antebrazo.

- Epitrocleares bilaterales: sarcoidosis, tularemia, lúes secundaria.

- Inguinales: infecciones o traumatismos de las piernas y pies, infecciones de

transmisión sexual, linfomas, metástasis de recto, genitales y melanoma de

extremidades inferiores.

- Retroperitoneales y abdominales: son en general malignos. Entre los

benignos están tuberculosis y entre los malignos linfomas y otras

enfermedades neoplásicas.

b) adenopatías generalizadas

Suelen producirse por enfermedades sistémicas, en la mayoría de las veces no

malignas como procesos víricos (mononucleosis, rubéola, citomegalovirus,

etc.); bacterianos; micosis; enfermedades inmunológicas. Entre las malignas

linfoma de Hodgkin y Leucemia aguda linfoblástica, linfoma no Hodgkin y

Leucemia linfática crónica.

5.- Contexto clínico: la presencia de síntomas generales del tipo de síndrome

febril, sudoración profusa, astenia, mialgias, malestar general o de signos

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específicos de determinadas áreas como lesiones cutáneas, tos, disnea,

ronquera, hinchazón de la cara, cuello, nos orientarán a la causa que está

originando la adenopatía.

Anamnesis

Los puntos fundamentales de la historia a tener en cuenta son:

• Edad: los niños y jóvenes presentan adenopatías sin significado patológico

con mayor frecuencia debido a la mayor reactividad inmune. En menores de 40

años el riesgo de malignidad es del 0.4% frente al 4% en mayores de 40 años.

• Sexo: en mujeres predominan las inflamatorias, colagenósicas e

inmunoalérgicas. En hombres más las neoplásicas y por linfomas.

• Antecedentes personales: cirugía reciente, hábitos sexuales, adicción a

drogas, viajes recientes, contactos con animales, grado de inmunosupresión,

ingesta de carne poco cocinada o leche no pasteurizada, toma de fármacos

(difenihidantoína, alopurinol, hidralacina, atenolol, captopril, sulfadiacina,

quinidinas, cefalosporinas, oro, etc., ), tipo de trabajo.

• Antecedentes familiares: enfermedades infecciosas en la familia (tuberculosis,

toxoplasmosis, rubéola,...)

• Cronología: es muy importante valorar el tiempo de evolución de la

adenopatía. Si es inferior a 15 días probablemente sea de origen infeccioso o

enfermedad hematológica maligna, si es superior a 1 mes puede ser de origen

tuberculoso o neoplásico.

• Contexto clínico: exige una valoración más profunda de los síntomas

constitucionales que se acompañan como sensación distérmica, pérdida de

peso, prurito, astenia, anorexia, algias, sudoración y otros síntomas de

localización que pueden ser de gran ayuda en el diagnóstico.

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Exploración física

Se deben explorar todas las regiones ganglionares, palpando los ganglios con

las yemas de los dedos y tendremos en cuenta la consistencia, movilidad,

tamaño, sensibilidad al tacto y calor. En la exploración general, se debe

investigar la presencia de fiebre, lesiones de rascado, otras lesiones cutáneas,

exantema, diátesis hemorrágica, soplos cardíacos, hepatoesplenomegalia,

signos de infección local en las áreas de drenaje, y otros signos que puedan

orientar hacia la etiología. Sin olvidar la inspección de la cavidad oral y la

región anal, perineal y genital donde podemos encontrar lesiones que nos

hagan sospechar la etiología de las adenopatías.

Exploraciones complementarias

El tercer pilar en la valoración diagnóstica lo constituyen los exámenes

complementarios. A veces la anamnesis, la exploración física y unos análisis

permiten realizar el diagnóstico de la enfermedad, como ocurre en la mayoría

de las enfermedades exantemáticas (rubéola, mononucleosis, etc.). Las

investigaciones de laboratorio deben realizarse según la valoración clínica

previa. Si existen adenopatías generalizadas el estudio es parecido al de la

localizada, añadiendo análisis inmunológico y serologías.

A) Análisis de sangre

• Hemograma completo, estudio de coagulación, velocidad de

sedimentación (el hemograma puede aportar datos útiles para el diagnóstico

de leucemias, mononucleosis, linfomas, infecciones piógenas o citopenias en

enfermedades como el lupus).

• Bioquímica: función hepática, renal, iones…

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• Serología: VEB, citomegalovirus, hepatitis, herpes-virus, brucella,

toxoplasmosis, rubéola, lúes, bartonella, mantoux.

• Microbiología: hemocultivos, cultivo de líquidos orgánicos

• Inmunología: factor reumatoide, anticuerpos anti-DNA, anticuerpos

antinucleares

B) Pruebas de imagen. Se deben realizar de una manera escalonada desde las

más simples a las complejas.

• Rx de tórax: para el estudio de adenopatías hiliomediastínicas y visualizar los

campos pulmonares. La presencia de un infiltrado o adenopatías mediastínicas

debe sugerir tuberculosis, sarcoidosis, linfoma, histoplasmosis, neoplasia o

metástasis.

• TAC tóraco-abdominal: muy sensible para detectar adenopatías entre 1-2

cm de diámetro. Permite valorar alteraciones vasculares, tumores, quistes,

tanto en localización como en extensión, así como adenopatías,

retroperitoneales y mesentéricas.

• Gammagrafía con galio: muy sensible para detectar los focos ocultos activos

de enfermedad, en particular torácicos.

• Resonancia magnética

• PET/TAC

C) Técnicas invasivas

• Punción aspiración con aguja fina (PAAF): es sencilla y poco molesta, y en

algunas ocasiones permite establecer el diagnóstico de certeza (por ejemplo

tuberculosis si conseguimos suficiente muestra) y hay que evitar que retrase

innecesariamente la realización de la biopsia ganglionar, ya que muchos

diagnósticos precisan de más tejido que el obtenido por punción (a veces hay

que hacer también la biopsia para complementar el resultado de la PAAF). A

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veces provoca trayectos fistulosos. Se deben enviar muestras a Microbiología y

a Anatomía Patológica.

Hay varios estudios sobre la PAAF en la evaluación de las adenopatías en

pacientes VIH positivos, realizados en las épocas de antes y después de la

introducción del TAR. Uno de los realizados antes del TAR (publicado en 1998)

estudió 121 punciones con los siguientes resultados: 60 (50%) hiperplasias (o

LGP), 24 (20%) linfomas no-Hodgkin, 21 (17%) infecciones por micobacterias,

12 (10%) con sarcoma de Kaposi, 1 linfoma de Hodgkin, y 3 carcinomas. Otras

series de las mismas fechas obtienen resultados similares. En un estudio

publicado más recientemente (2008) sobre 73 punciones ganglionares, se

encuentran resultados significativos en el 90%. Los diagnósticos más

frecuentes fueron la LGP (50%), infecciones (22%) y malignidad (18%), siendo

necesario realizar biopsia en el 27%. Las conclusiones de estos estudios son

que la PAAF puede ser una buena aproximación al diagnóstico de las

adenopatías en los pacientes VIH+, y sobre todo en las infecciones puede no

ser necesario hacer biopsia. Y además, que el espectro de enfermedades

productoras de adenopatías en los pacientes VIH+ no ha cambiado

sustancialmente desde la introducción del TAR.

• Biopsia ganglionar: es el método más preciso y requiere en general la

extirpación de la totalidad del ganglio. La decisión de realizarla puede tomarse

de forma temprana en pacientes con historia y exploración física de malignidad

(adenopatía cervical solitaria, dura, no inflamatoria; adenopatía supraclavicular,

y adenopatía generalizada o solitaria firme, móvil y sugestiva de linfoma). En

otros casos puede esperarse 2-4 semanas, realizando la biopsia si persiste o

aumenta de tamaño. Cuando existe más de una adenopatía, se escogerá la de

mayor tamaño, preferentemente fuera del área inguinal.

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• En algunos casos, sobre todo linfomas, biopsia hepática y/o esplenectomia.

Algoritmo diagnóstico
Anamnesis
Exploración física

Localizadas Generalizadas

Signos de infección Pruebas complementarias


locorregional Hemograma, Frotis
NO Bioquímica, VSG
SÍ Serologías, Mantoux
SÍ Rx tórax
Tto. antibiótico Observación
NO SÍ
Diagnóstico Tto.
Persiste más de 15 días
Evolución natural
Otras pruebas
Serologías más raras
Curación Inmunología

Tto. Diagnóstico Tto.


Control y seguimiento TAC/ECO
Diagnóstico
Nueva biopsia Biopsia/PAAF

Algoritmo diagnóstico de la linfadenopatía

Diagnóstico diferencial

La historia clínica y la exploración física son la parte fundamental de la

valoración, ya que en muchas ocasiones identifican una causa diagnosticable

como infección respiratoria, enfermedad periodontal, conjuntivitis, picaduras,

etc., y no serán necesarias más valoraciones. A nivel cervical hay que

diferenciar entre adenopatías inflamatorias y no inflamatorias.

Las adenopatías no inflamatorias englobarían a las neoplásicas. De éstas un

50% son tumores de los ganglios linfáticos y un 40% son metástasis de otros

tumores. En cuanto a la localización del primario se puede decir que los

ganglios retrofaríngeos suelen corresponder a una neoplasia de cavum. Las

adenopatías submaxilares y submandibulares están en relación con la cavidad

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oral y amígdalas. Las de la región cervical superficial nos orientan hacia

neoplasias laríngeas o del seno piriforme. Las supraclaviculares hacia

localización esofágica o bronquial o son metástasis de neoplasias digestivas,

pulmonares, de mama o próstata.

Las adenopatías inflamatorias pueden ser agudas o subagudas/crónicas. Las

agudas están relacionadas con procesos infecciosos de vías respiratorias o

digestivas altas, en el contexto de un síndrome febril y no requieren ninguna

prueba complementaria y su evolución espontánea es hacia la curación en dos

o tres semanas, quedando una hipertrofia ganglionar residual durante bastante

tiempo. Dentro de las adenopatías subagudas/crónicas hay que destacar la

tuberculosis cervical, la toxoplasmosis, sarcoidosis, sífilis, bartonella.

Deben considerarse como signos de “alarma” (por mayor frecuencia de

neoplasias):

• Adenopatía Supraclavicular (ganglio de Virchow)

• Adenopatía pétrea, fija, indolora

• Síndrome constitucional asociado

• > 4 cm

• Sudoración nocturna

• Edad >40 años

Pistas en el diagnóstico diferencial

• Sospechar etiología infecciosa:

– linfadenopatías dolorosas, fluctuantes y blandas. Si fistuliza pensar en origen

tuberculoso, aspergilosis, actinomices, linfogranuloma venéreo.

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– Síntoma acompañante: una infección viral o bacteriana puede cursar con

exantema/enantema, coriza, odinofagia, otalgia. Puerta de entrada a alguna

infección (pústula, herida, etc.)

• Posibilidad de ser un linfoma de Hodgkin si: – paciente joven y presenta

fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso y – adenopatías agrupadas,

elásticas, múltiples, simétricas, firmes, móviles y no dolorosas.

• Pensar en una metástasis si: – Adenopatías duras, indoloras, adheridas a piel

o a planos profundos, no móviles, de bordes mal definidos, en conglomerados.

• Puede tratarse de una enfermedad autoinmunitaria cuando además de las

adenopatías existe rash cutáneo, artralgias y debilidad muscular

Tratamiento

El tratamiento de las adenopatías va a ser el de la enfermedad de base. En

general no se aconseja la administración de antibióticos, salvo que exista una

prueba clara de infección bacteriana. Tampoco es aconsejable la

administración de corticoides porque entorpece el diagnóstico de algunos

procesos y puede además contribuir a la reactivación de alguna infección

subyacente.

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V. Bibliografía

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