Raúl Esteban Escareño Díaz

Reseña a la introducción paulina

En las cartas paulinas nos narran la personalidad de san Pablo, pues a lo largo de ellas va
mostrando su experiencia de fe. San Pablo nació en Tarso, proviene de una familia judía de la tribu
de Benjamín, pero a la vez era ciudadano romano. Al ser judío recibió una profunda educación
religiosa que manifiesta al ser un profundo perseguidor de la Iglesia, pero Jesús pone de
manifiesto su predilección sobre él, pues se le aparece en el camino a Damasco y le manifiesta la
verdad de la fe. Esta aparición aconteció cerca del año 33 y partir de ahí dedico toda su vida a la
predicación. Su primera misión apostólica fue en el año 40 anunciando el Evangelio en Chipre,
Panfilia y Prisidia, comienza a destacar en la predicación junto con Bernabé. Su segundo viaje
misionero fue del año 47 al 51, donde llega a Europa, participa en el concilio de Jerusalén en el
tema de la circuncisión, y ahí se le reconoce como el apóstol de los gentiles. Fue detenido en
Jerusalén en el 58. Pablo murió por medio del martirio entre los años 64 y 68. Pablo es un
apasionado entregado, su ideal religioso radica en que Dios es todo, por ello Pablo le tiene una
lealtad absoluta, pues todo su accionar lo atribuye a la Gracia de Dios. Predica el kerigma de la
muerte y resurrección de Cristo, pero con énfasis en la conversión de los gentiles, pero siempre
respetando las tradiciones apostólicas. Tenía un corazón ardiente al que se unía su lucida
capacidad intelectual para exponer la fe según al necesidades de sus oyentes, pues poseía una
cultura grecorromana que se manifiesta en su modo de pensar y hablar.

En las epístolas que él escribió, se encuentra una doctrina fundamental en torno a Cristo
pero siempre adaptadas a situaciones concretas de los fieles, pues el punto de unión es la guía del
Espíritu Santo para su apostolado. La primera carta a los Tesalonicenses fue la primera que
escribió cerca del año 49. Donde narra exhortaciones prácticas, sobre todo en los difuntos y en el
tema de la parusía del Señor. La segunda carta a los Tesalonicenses es una complementación a la
primera, pues presenta una doctrina sobre la escatología centrada en la resurrección de Cristo y su
próxima venida. La carta a los Corintios al ser un gran centro quería implantar la fe pues esta era
una floreciente comunidad, a pesar de los choques entre la religión y le pensamiento griego. La
segunda carta a los corintios es una recopilación de varios problemas pero se centra en la unión
con Cristo a través de la Cruz que era la verdadera sabiduría. La carta a los Romanos está en
consonancia Gálatas, pues tratan el tema de la justificación, pues pensaban que la alcanzarían por
sus propios méritos, los judíos en la ley y los gentiles en la razón, pero san Pablo lo soluciona
diciendo que Cristo es la justicia de Dios que justifica a los hombres, y esta se recibe
gratuitamente. En la carta a los Filipenses invita a la unidad, perseverancia y testimonio. Las cartas
a los efesios y colosenses son muy homogéneas sobre todo en el estilo y la doctrina, pues tocan
ideas teológicas sobre el cuerpo de Cristo, Cristo cabeza e Iglesia universal pues en el bautismo nos
unimos con Cristo muerto y resucitado donde nos hacemos sus miembros y él es nuestra cabeza
vivificante. En la carta a Filemón Pablo resuelve el problema de la esclavitud, pues todos se deben
de ver como hermanos. Finalmente las cartas a Timoteo y Tito son llamadas cartas pastorales,
pues da directrices para la organización y régimen de la comunidad.

San Pablo nos da un testimonio de entrega generosa a Dios que debe ser un modelo que
nosotros debemos seguir, ya que el utilizaba cualquier momento para evangelizar, pues él ponía
su fe y razón al servicio de Dios que utilizaba para convertir a los gentiles. Por ello san Pablo nos
 Raúl Esteban Escareño Díaz

deja un itinerario de cómo podemos utilizar todos nuestros recursos para evangelizar, y cómo la fe
y la razón no están contrapuestas sino que ambas se requieren para demostrar la verdad de la fe.