BOLETÍN PEDAGOGÍA BIOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN COSMOLÓGICA
04 agosto de 2022. No. 3
JUAN MANUEL CASTRO MERCADO
Donaciones y patrocinio: educacioncosmologica@gmail.com
Centro de Investigación, Innovación y Formación Educación Cosmológica GIEC
1. PRELECTURA
Título: La Vida en la Educación Cosmológica
Palabras clave: Ser inanimado, Origen de la vida, Ser
animado, Autopoiesis, Seres autopoiéticos, Muerte.
Preguntas clave:
 ¿Cómo es el origen de la vida en la Educación
Cosmológica (EC)?
 ¿En qué consiste la vida y la muerte en la EC?
2. ORGANIZACIONES INANIMADAS E INERTES
En el boletín anterior, se compartió sobre el origen de
la existencia en la EC: ¡Surgimos de la nada! Después de
la nada, como una contingencia, surgió la energía que
luego se expandió, enfrío, condensó en partículas y, así,
se formó la materia del universo. Ahora, en este boletín
vamos a reflexionar sobre el origen y forma de ser de la
vida y los seres vivos.
Figura 1. El principio de la vida
Para explicar lo que significa un ser con vida, primero,
se explicará lo que es un ser no vivo. Después de que se
originó la materia —cuya unidad estructural es la
partícula reconocida como átomo—, las partículas
empezaron a establecer organizaciones entre ellas,
basadas en relaciones físico-químicas. Se formaron
estructuras atómicas, moléculas y compuestos en los
distintos estados de la materia: sólido, líquido, gaseoso
y plasma. La característica principal de estas
estructuras es que sus componentes —si no sufren
alguna modificación por influencias externas o
internas— se conservan tal como son en el espacio y el
tiempo. Podríamos verlas como estructuras “estáticas”
(en realidad no están quietas a nivel microscópico, pero
sí a nivel macroscópico). Reconoceremos este tipo de
estructura como materia inanimada o inerte. En sí, lo
único que hace esta materia es existir y si no sufre
alguna circunstancia, quedarse tal cual como es hasta
el fin del universo.
3. ORGANIZACIONES ANIMADAS Y VIVAS
Así como esta materia inerte existió como una
contingencia —surgió de la nada, el azar y de un
universo de infinitas contingencias por ocurrir—,
también, como una contingencia, surgió un tipo de
organización especial de la materia. La característica
principal de estas nuevas estructuras consiste en que
sus componentes y relaciones no se conservan en el
espacio y el tiempo: se desintegran y desaparecen y, en
consecuencia, la estructura deja de existir. No
obstante, este tipo de materia, por contingencia,
encontró la forma de reemplazar los componentes de
su propia estructura y, así, reemplazar los componentes
que desaparecían por unos nuevos, pero iguales. Por
consiguiente, este tipo de materia encontró la forma de
regenerarse: una organización y relación entre sus
componentes que consiste en producir los propios
elementos de su estructura. A este tipo de organización
y relación entre componentes de la materia, Humberto
Maturana y Francisco Varela, lo llamaron autopoiesis. Y
a las estructuras que hacían autopoiesis para
conservarse en un espacio y tiempo específicos, las
llamaron seres autopoiéticos, vivos y animados.
Una característica fundamental de los seres
autopoiéticos es que, para existir, dependen de
elementos de su entorno. Es decir, los seres vivos
necesitan del aire, el sol, la tierra, el agua y de otros
seres vivos y materia, para transformar sus
componentes en componentes de su estructura
autopoiética y, así, poderse regenerar. Esto hace que
los seres vivos sean “dinámicos”, se muevan en busca
de sus componentes en el entorno (aunque las plantas
se quedan en un solo sitio, pues encuentran los
componentes que necesitan por medio del sol, el agua,
la tierra y el aire de su lugar de plantación).
Otra característica fundamental de los seres vivos es
que dejan descendientes, es decir, dejan otros seres
vivos que descienden desde un ser vivo o por asociación
entre dos seres vivos. Esta situación permite que los
seres vivos se conserven en el espacio y el tiempo por
medio de generaciones descendientes. Por esta razón,
además de buscar los elementos de su estructura
autopoiética en su entorno, los seres vivos también
buscan la asociación con otros seres vivos de su misma
especie o parecida, para crear los seres vivos que los
van a reemplazar cuando se mueran, es decir, cuando
ya no puedan hacer más la autopoiesis.
Estas dos características son las que, principalmente,
distinguen y fundan la forma de ser y existir de los seres
animados, vivos y autopoiéticos; una forma diferente a
la de los seres inanimados e inertes, que existen ellos
mismos sin ninguna necesidad de interactuar con su
entorno para existir.