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Por tanto el derecho a la objeción de conciencia militar es un derecho constitucional y que está
en vigor pero que está suspendido en su ejercicio.
En España existe el derecho a la objeción de conciencia al aborto reconocido con carácter legal
(no en la Constitución) en la Ley 2/2010 de Salud Sexual y reproductiva y de interrupción
voluntaria del embarazo, reconocido en el art. 19 de la ley.
La teoría del profesor José María González del Valle hace una importante reflexión diciendo
que “cuando se invoca el cumplimiento de la ley en el ejercicio del derecho a la objeción de
conciencia no cabe hablar de objeción de conciencia en sentido estricto sino de un derecho
reconocido legalmente”. En definitiva solo se puede hablar de objeción de conciencia en
sentido estricto cuando la modalidad de que se trate de objeción de conciencia no está
reconocida legalmente (se está ejerciendo un derecho reconocido en la ley y no se puede
hablar de objeción de conciencia en sentido estricto).
La objeción de conciencia da lugar a verdaderos conflictos, que deben ser resueltos en sede
jurisdiccional, cuando el individuo arriesga, porque no tiene garantizado ese derecho
legalmente. Sin embargo cuando los términos del derecho a la objeción de conciencia están
plasmados en la ley entonces no se da lugar a conflictos.
Por tanto, expresamente solo están reconocidos los derechos a la objeción de conciencia al
servicio militar y al aborto. Los Tribunales, el TC y el TS, han reconocido en determinadas
ocasiones que del art. 16 CE se deriva el reconocimiento del derecho a la objeción de
conciencia con carácter general, es decir, que cualquier modalidad de objeción de conciencia
está amparada en el art.16 CE. Sin embargo también el TC ha dicho lo contrario.
Sentencias que defienden que el Derecho a la Objeción de Conciencia está amparado por el
art. 16 CE:
Tenemos dos sentencias del TC, una del 28 abril de 1982 y otra de 11 abril del 1985. Esta
última resuelve un recurso de inconstitucionalidad de la ley del aborto que planteaba como
motivo de inconstitucionalidad y es que no se observara la objeción de conciencia al aborto. El
TC decía que se podía haber reconocido en esa ley de desprotección del aborto pero que no
era necesario, no hace falta porque el derecho a la objeción de conciencia se deduce o ya es
reconocido con carácter general en la CE, concretamente en el art. 16.
Otras sentencias del TC han hecho expresa la tesis contraria como las sentencias de 27 de
octubre de 1987 160 y 161/ 1987 de la objeción de conciencia al servicio militar.
Hay sentencias que dicen que si se deriva y otras que no, dependiendo de los distintos casos
que se plantean a los tribunales. Por tanto, dependiendo de si se defiende una u otra tesis, las
consecuencias de seguir uno u otro planteamiento son diferentes:
En el caso de que se defiende que el DOC tiene alcance constitucional, es decir, que se deriva
del art. 16CE, los casos de objeción de conciencia deben ser tratados como un conflicto entre
un deber jurídico y un derecho fundamental.
La objeción de conciencia al aborto presenta una particularidad que es que existe o entra en
juego con un tercer elemento, es un derecho constitucional; el derecho a la vida, entendiendo
que el feto debe ser objeto de protección.
n España, hasta 1985 el aborto era un delito y lo sigue siendo salvo que se cumplan
determinadas circunstancias previstas en la ley que introduce una serie de casos en los que se
despenalizaba el aborto;
- El aborto terapéutico
- El aborto eugenésico
- El aborto ético (dentro del límite de las primeras 12 semanas a consecuencia de una
violación previa denuncia).
Por tanto, con la Ley Orgánica 9/1985 se introdujo un bis en el CP donde la conducta abortiva
se despenalizaba en tres situaciones:
El aborto terapéutico se produce cuando sea necesario para evitar un peligro de la vida de la
embarazada con su consentimiento.
El aborto eugenésico se podrá dar cuando existan daños en el feto tiene un límite de 24
semanas.
“Se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre
que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que
el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos
especialistas de centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al
efecto, y distintos de aquel por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto.”
El aborto ético se producirá cuando el embarazo sea causa de una violación dentro del límite
de las 12 primeras semanas.
El TC, respecto a esta regulación de la ley 9/1985, argumentó que no era necesario el
reconocimiento de la objeción de conciencia al aborto porque se deduce directamente del art.
16 de la CE.
Esto era así hasta el 2010, ya que en ese mismo año se aprueba la Ley Orgánica 2/2010, de 3
de marzo, de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. En
esta ley se reconoce EXPRESAMENTE LA OBJECION DE CONCIENCIA AL ABORTO.
En el artículo 14 de la ley 2/2010 se regula la interrupción del embarazo a petición de la mujer:
Se establece en el art. 14 la interrupción libre del embarazo sobre las primeras 14 semanas y
se exige que se informe a la embarazada por las prestaciones y ayudas públicas que se le
darían a la embarazada. Además, deben mediar 3 días entre que se otorgue esa información y
se lleve a cabo el aborto.
Hay excepciones a la regla general, es decir, fuera del plazo del art. 14. Se encuentran
establecidas en el art. 15, donde se establece la posibilidad de interrumpir el embarazo por
causas médicas en tres circunstancias:
Artículo 15.
a) Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista grave
riesgo para la vida o la salud de la embarazada y así conste en un dictamen
emitido con anterioridad a la intervención por un médico o médica especialista
distinto del que la practique o dirija. En caso de urgencia por riesgo vital para la
gestante podrá prescindirse del dictamen.
b) Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista riesgo
de graves anomalías en el feto y así conste en un dictamen emitido con
anterioridad a la intervención por dos médicos especialistas distintos del que la
practique o dirija.
c) Cuando se detecten anomalías fetales incompatibles con la vida y así conste en un
dictamen emitido con anterioridad por un médico o médica especialista, distinto
del que practique la intervención, o cuando se detecte en el feto una enfermedad
extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo
confirme un comité clínico.”
El artículo 15 de la ley 2/2010 ya no recoge el aborto ético, a diferencia del artículo 14 de esa
misma ley.
Por tanto, el contenido del art. 19.2 es bastante coherente con la doctrina de los tribunales
inferiores que han venido justificando esta ley.
Es importantísima esta ley del aborto del 2010 porque a diferencia de lo que ocurría en la
legislación anterior se recoge el derecho a la objeción de conciencia a practicar abortos y las
medidas para garantizar la prestación de los servicios de salud. El TC se ha manifestado en
varias ocasiones en sentencias hacia la objeción de conciencia al aborto, lo que hacían estas
sentencias era aclarar que este derecho se deduce directamente del art. 16 CE y que por tanto
no era necesario que en esa ley se hiciera mención al derecho a la objeción de conciencia. En
todo caso, en esta primera ley del 85 no se hacía referencia al derecho pero el TS lo reconocía
a pesar de no estar en una ley. Y no podemos hablar de objeción de conciencia en sentido
estricto cuando está reconocida legalmente, pero esto sólo es así en el de asistencia
obligatoria al servicio militar. Se reconoce en esta ley la objeción de auxiliares sanitarios… pero
no a los administrativos o a los técnicos), al personal directamente implicado en la realización
del aborto (al personal del quirófano y no a la gente que atiende en planta, sólo personal
directamente implicado en el aborto) y se reconoce siempre que el acceso a la interrupción y
la calidad existencial no resulten menoscabados (art. 19.2) por la objeción de conciencia. El
rechazo a la colaboración en la interrupción se trata de una decisión individual y además
requiere una manifestación con anterioridad y por escrito. Se aclara que el personal sanitario
que declare este derecho deberá prestar atención médica antes y después de la interrupción
voluntaria del embarazo. Se prevé también que si el servicio público no hay personal sanitario
suficiente para llevar a cabo el aborto se reconoce el derecho de la mujer a asistir a otro centro
sanitario para que le pueda ser practicado el aborto y para ello deberá contar previamente con
el compromiso escrito de la entidad sanitaria en la que se encuentre de abonar la prestación
(en palabras del 19.2). Anteriormente los tribunales iban creando una jurisprudencia respecto
al aborto y según esta se establecía que la objeción de conciencia tendría como límite la
existencia de un grave e inminente peligro para la vida de la madre, lo cual es cierto que no
queda suficientemente expresado en la regulación actual.
Caso del menor testigo de Jehová: el TS dice que si se hubiera tratado de un adulto hubiera
otorgado el derecho de libertad religiosa y la objeción de conciencia pero que al tratarse de un
menor en ese conflicto que se plantea debía seguir el derecho a la vida sobre el de libertad
religiosa. La posición de garante de los padres no quedaba afectada ni por el hecho de haber
pedido asistencia médica ni por el hecho de que el menor se opusiera a que se le practicase la
transfusión y ni siquiera se veía modificada su posición de garante por la posición de garante
del tribunal por ello se considera que existe delito de homicidio de comisión por omisión en
atenuante de obcecación. Aunque luego en otra sentencia posterior el TC les absuelve.
Nos planteamos aquí la responsabilidad criminal de los padres cuando su negativa, por razones
de conciencia, ha producido la muerte del hijo necesitado de tratamiento médico. La
jurisprudencia italiana ha contestado afirmativamente respecto de dicha responsabilidad. Por
su parte, la jurisprudencia norteamericana durante un cierto tiempo adoptó una posición
ambigua ante estos supuestos. Los Tribunales sostenían que las creencias religiosas no
generan causas de exculpación criminal y, simultáneamente, se mostraban reacios a
condenar a los padres objetores que, aun infringiendo las leyes penales por motivos de
convicción moral, facilitaban a sus hijos todos los medios de curación que su conciencia les
permitía. Esta posición ambigua ha dado paso a otra de firme condena.
En el Derecho español, la normativa básica sobre esta cuestión remite a la Ley 41/2002, de 14
de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en
materia de información y documentación clínica. En su artículo 2 la ley establece dos
principios:
Las “instrucciones previas” del artículo 11 de la misma Ley son también relevantes respecto a
la objeción de conciencia a tratamientos médicos. Recordemos que el documento de
instrucciones previas es aquel por el que una persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta
anticipadamente su voluntad, con objeto de que ésta se cumpla en el momento en que llegue
a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz de expresarlos personalmente, sobre los
cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su
cuerpo o de los órganos del mismo. El otorgante del documento puede designar, además, un
representante para que, llegado el caso, sirva como interlocutor suyo con el médico o el
equipo sanitario para procurar el cumplimiento de las instrucciones previas. Sin embargo,
resulta importante subrayar que, conforme a la Ley que se reseña aquí, no serán aplicadas las
instrucciones previas contrarias al ordenamiento jurídico, a la “lex artis”, ni las que no se
correspondan con el supuesto de hecho que el interesado haya previsto en el momento de
manifestarlas. Por tanto, la oposición a un tratamiento médico por parte del paciente no
siempre conduce inevitablemente a la inacción por parte del personal médico.
La afirmación del Tribunal Constitución debe completarse, a efectos prácticos, con la actuación
que para estos supuestos prevé la Circular 1/2012 de la Fiscalía General del Estado, conforme a
la cual:
Está claro, a la vista de las numerosas objeciones de conciencia presentadas por padres que se
niegan a que sus hijos estudien esta asignatura, que la materia que la integra vulnera este
derecho constitucional, el legislador ha introducido diferentes temas relaticos a la conciencia
moral, a los diferentes modelos de familia, a la salud reproductiva, a la orientación sexual, a las
relaciones humanas, a las fuentes de moralidad que contradicen los principios éticos de
muchas familias y suponen un intromisión ilegítima en su derecho.
Esta cuestión ha llegado al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos y es uno de los que está
más presente en la actualidad.
Dentro de este tema cabe señalar la obligatoriedad de la ley del respeto de horarios de oración
de diferentes confesiones religiosas.
En la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 prevé excepciones pero no la de la objeción de
negarse por razones religiosas o ideológicas, estas estarán resueltas por los tribunales. Nuestra
legislación no incluye la objeción de conciencia, como en los países anglosajones, para los
curas y obispos. Una minoría catalana consiguió que se consiguiera una abstención de
participar en el jurado (art. 27.7 de la ley del jurado) y la praxis ha dado un contenido amplio.
En las primeras legislaturas en España se objetó una posible objeción de conciencia ala
Juramento o promesa que es obligatoria en el acceso a los cargos públicos. En la primera
época, El TC en sentencia del 25 de enero de 1985 no admitía la objeción de conciencia al
juramento de la CE. Los que no juraban la constitución y por ello no se le daba el acta de
diputado alegaban objeción de conciencia al juramento de la CE. El TC en una primera
instancia no admitió esta modalidad de objeción de conciencia partiendo de la distinción
entre:
La STSJCV de 23 de enero de 2013 se alude a que Los tributos tienen destino universal. La
objeción de conciencia fiscal queda fuera del ámbito del Pacto internacional de derechos
civiles y políticos de naciones unidas, y existe un principio fiscal que es el de no afectación
tributaria y por ello se excluye que un individuo pueda decidir que lo que teóricamente va algo
concreto pueda no pagarlo.
La STS de 11 de mayo de 1988 rechaza la OCF de los gastos militares de un individuo que había
donado estos a una fundación: que rechaza el recurso de un hombre que había detraído de su
cuota tributaria lo que él entendía que iba destinado a gastos militares y alegaba que había
realizado un donativo a CARITAS por esa cantidad y el TS desestimó el recurso de este señor y
le hizo tributar con el correspondiente recargo.
No debemos de olvidar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sobre el caso
Lautsi italiano, que avala la presencia del crucifijo, al considerar que no viola el derecho a la
libertad de conciencia, sin duda la opinión de este Tribunal entrará en conflicto con otras
creencias religiosas tan actuales en la sociedad plural.