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1.

El derecho a la vida y a la integridad física y moral

1.1 El derecho a la vida

La constitución reconoce y garantiza el derecho a la vida en la sección primera del artículo 15,
lo que es lógico porque es el presupuesto o premisa indispensable para el ejercicio de los
demás derechos y libertades. Ese artículo dice “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad
física y moral” recogiendo así el derecho a la vida y el derecho a la integridad física y moral).
El derecho a la vida es un derecho fundamental que no sólo otorga a sus titulares protección
frente a toda actuación de los poderes públicos, sino que les impone al deber de adoptar las
medidas necesarias para proteger esos bienes frente a ataques o agresiones de terceros.
Los problemas con este derecho se plantean en relación con:
 La titularidad del derecho (con el comienzo de la vida)
 La posibilidad de poner fin a la vida de forma legítima, bien como consecuencia del
ejercicio de la libertad personal (de una decisión adoptada libremente por el propio
titular del derecho: huelga de hambre, eutanasia), o bien como consecuencia de una
decisión del Estado (pena de muerte).
Cuestiones todas ellas muy polémicas, a las que no resulta fácil dar una respuesta desde el
punto de vista jurídico

1.1.1 La vida del nasciturus

Toda persona física, todo ser nacido a efectos civiles, de acuerdo con lo dispuesto en los
artículos 29 y 30 del código civil es titular del derecho a la vida, cualquiera que sea su
nacionalidad. Lo que se discute es si además de las personas puede ser titular del derecho el
nasciturus (el feto). De la respuesta que se dé a este interrogante dependerá la legitimidad o
no de la interrupción voluntaria del embarazo o aborto.
La constitución no contiene ninguna declaración expresa al respecto ya que el artículo 15 se
limita a decir que “todos” tienen derecho a la vida un término deliberadamente ambiguo
porque no había acuerdos entre las fuerzas que redactaron la constitución, por lo que se optó
por un término ambiguo.
Hay dos soluciones a este problema:
 La efectuada por la Corte Suprema norteamericana en 1973 que mantenida
desde entonces pese a la intensa ofensiva conservadora y los sucesivos intentos de
revisión. Considera que las mujeres embarazadas tienen un derecho constitucional a
interrumpir el embarazo gracias a sus derechos de libertad y privacidad. El derecho
tiene límites pero estos tiene que ser configurados por el legislador de forma
justificada y respetando en la mayor medida posible la libertad de decisión de la
mujer (ella es quien debe decidir y no los poderes públicos).
En el caso Roe contra Wade el Tribunal Supremo sostuvo que las mujeres
embarazadas tienen un derecho constitucional a abortar pero que los poderes
públicos también pueden legítimamente restringir ese derecho. El Tribunal
dividió el embarazo en tres periodos de tres meses:
-En el primer trimestre, la mujer tiene derecho a abortar libremente, tras obtener el
visto bueno de un médico
-En el segundo, el Estado sí puede limitar el aborto, condicionándolo, por ejemplo, al
riesgo para la salud de la madre
-En el tercero se restringe la posibilidad válida de abortar, salvo que esté en juego la
vida de la madre.
 La sostenida por el TCF alemán, que entiende que la vida es un bien jurídico que debe
ser protegido incluso por encima de la libertad de la mujer embarazada. La
interrupción del embarazo es un delito pero puede quedar exonerado de la
correspondiente responsabilidad penal en determinadas circunstancias.
En la primera interpretación (aborto como derecho de la mujer), no es necesaria una causa
justificadora de la interrupción del embarazo (basta la manifestación de voluntad de la mujer,
aunque son posibles ciertas limitaciones: plazos). En la segunda, el aborto constituye un delito,
salvo que exista una causa justificadora (sistema de indicaciones)
El legislador español optó en 1985, con la aprobación de la LO 9/85 por la despenalización
del aborto en determinados supuestos (solución alemana, ya que en el resto de supuesto es
delito), siempre con el consentimiento de la mujer (antes de esa reforma que introdujo el
art. 417 bis, era siempre delito).
Sobre la constitucionalidad de esta ley se pronunció el TC en su Sentencia 53/85 en
respuesta a un recurso previo de inconstitucionalidad interpuesto por diputados del
Grupo Popular, que suspendió su entrada en vigor. Fue una decisión polémica ya que se
produjo un empate (6 contra 6) que desempato el presidente García Pelayo, con su voto de
calidad en favor de la desestimación del recursos.
El atribunal afirma que la vida es un concepcto muy difícil de definir que no va a entrar en la
discusión de la nocion de vida pero que para resolver el recurso tiene que partir de una
definición de vida. Por ello hace tres precisiones sobre su concepto:
 La vida humana es “un proceso que comienza con la gestación, en el curso de la
cual una realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente configuración
humana”.
 Desde el momento de la gestación surge un tercero, “existencialmente distinto de la
madre, aunque alojado en el seno de ésta”.
 Dentro del proceso del desarrollo del nasciturus el más importante es saber cuándo
podría vivir de forma independiente.
De estas consideraciones deduce el Tribunal que si la constitución protege la vida, no
puede desprotegerla en ninguna etapa por lo que la vida del nasciturus constituye e s un
“bien jurídico” que se protege en el artículo 15 de la constitución. Esto implica dos cosas:
 La de no interrumpir o obstaculizar la gestación y protegerlo mediante el sistema legal
Pero la protección no es absoluta sino que está sujeta a limitaciones como ya se observa en el
código penal que siempre ha infravalorado la vida de los nasciturus. La sentencia afirma que
según la constitución (en otros preceptos el termino todos significa todas las personas) y los
tratados internacionales el termino todos equivale a todas las personas nacidas que por lo
tanto el nasciturus no es titular del derecho a la vida.
El Tribunal examina a continuación la licitud constitucional de los tres supuestos de
despenalización o exclusión de la punibilidad previstos en la ley. La regulación vigente hasta
el año 2010 (art. 417 bis) admitía la despenalización del aborto en tres supuestos, que
responden a
1. Cuando la causa del aborto es la existencia de graves daños en el feto (graves taras
físicas o psíquicas), estamos ante el aborto eugenésico: el constitucional entiende
que impedir a la madre que aborte va más allá de lo exigible a la madre y a la familia.
Se establece un plazo máximo para práctica del aborto: hasta 22 semanas de
gestación
2. El segundo supuesto es el aborto terapéutico, cuando existe grave riesgo para la
vida o la salud física o psíquica de la madre. En realidad, son dos las indicaciones:
-Grave peligro para la vida. Cuando el conflicto se plantea entre el derecho a la vida
de la madre y la protección de la vida del nasciturus, prevalece el primero.
- Grave peligro para la salud de la madre prevalece también la salud de la madre. No
obstante, el Tribunal cree necesario introducir algunas garantías para reforzar la
protección del nasciturus y asegurar que la práctica del aborto se lleva a cabo dentro
de los límites previstos. El tribunal dice que si quieren que desestimen el recurso
deben aplicar más garantías. La postura del TC suscita fuertes críticas de los
Magistrados que formulan Votos Particulares, que coinciden en que el Tribunal se
excede de sus funciones de legislador negativo invadiendo competencias del
Parlamento al indicar a éste las modificaciones o enmiendas que debe introducir.
3. El tercer supuesto es el del embarazo que es consecuencia de un delito de violación
(no es necesaria la comprobación judicial del delito, basta con la denuncia previa del
hecho, porque ha de realizarse dentro de las doce primeras semanas de
gestación). En este caso, en el que la gestación ha tenido su origen en un acto de
violencia contrario a la voluntad de la mujer el Tribunal estimó justificada la
renuncia a la protección del feto en virtud de los derechos de la madre que se
contraponen a esa protección.
Esta regulación estuvo en vigor 25 años (desde 1985 a 2010), pero no se modificó ni se
derogó cuando el PP disfrutó de una cómoda mayoría absoluta. La aplicación de la ley
tenía muchas críticas el supuesto de la salud de la madre se había convertido en un coladero
Con la aprobación de la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la
interrupción voluntaria del embarazo, el artículo 417 bis del código penal quedó derogado y
se estableció una nueva regulación sobre el aborto fuera del Código Penal, siguiendo la
pauta más extendida en los países de nuestro entorno.
Se alude en el preámbulo a la Resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, que reafirmó el derecho de todo ser humano, al respeto de su integridad física y a
la libre disposición de su cuerpo y en ese contexto. La filosofía de la nueva regulación se
refleja muy nítidamente en algunos párrafos del preámbulo donde reconoce ahora el
derecho a la maternidad libremente decidida, que implica, entre otras cosas, que las mujeres
puedan tomar la decisión inicial sobre su embarazo y que esa decisión, consciente y
responsable, sea respetada. El legislador crea tres casos
 El legislador considera razonable dejar un plazo de 14 semanas en el que se garantiza
a las mujeres la posibilidad de tomar una decisión libre e informada, consciente, sobre
la interrupción del embarazo, sin interferencia de terceros. La mujer adoptará su
decisión tras haber sido informada de una forma clara y objetiva de todas las
prestaciones.
 Junto a esta modalidad de aborto libre a petición de la embarazada, se contempla,
con carácter excepcional, la interrupción por causas médicas cuando concurran
determinadas circunstancias. Es hasta la vigésimo segunda semana cuando la Ley
permite la interrupción del embarazo siempre que concurra alguna de estas dos
indicaciones:
-“que exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada”,
-“que exista riesgo de graves anomalías en el feto”
 Más allá de la vigésimo segunda semana, la ley configura dos supuestos
excepcionales de interrupción del embarazo:
-El primero se refiere a aquellos casos en que “se detecten anomalías fetales
incompatibles con la vida”.
-El segundo a los casos en que “se detecte en el feto una enfermedad
extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un
comité clínico”
La Ley establece además un conjunto de garantías relativas al acceso efectivo a la prestación
sanitaria de la interrupción voluntaria del embarazo y a la protección de la intimidad y
confidencialidad de las mujeres Esta prestación estará incluida en la cartera de servicios
comunes del Sistema Nacional de Salud y los distintos servicios públicos de salud deben
garantizar el ejercicio efectivo del derecho a esa prestación. Se reconoce asimismo la
objeción de conciencia de los profesionales sanitarios directamente implicados en la
interrupción voluntaria del embarazo, que será articulado en un desarrollo futuro de la Ley,
algo que ya había reconocido el TC en su sentencia 53/85, pero tiene que manifestar con
antelación y por escrito.
Se da una nueva redacción al artículo 145 del código penal para eliminar la previsión de pena
privativa de libertad y poner solo una multa a las pacientes. El médico que haga abortos de los
casos permitidos por la ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e
inhabilitación especial
Finalmente, se modifica la Ley 41/2002 Reguladora de la Autonomía del Paciente con el fin de
que la prestación del consentimiento para la práctica de una interrupción voluntaria del
embarazo de las menores de edad quede eliminada sustituyéndose por informar a uno de
los representantes legales. Pero tampoco era falta informar si eso produjera provocar
un conflicto grave en la familia. Se deja una puerta abierta, pues, a una decisión en
solitario.
La ley de 2010 fue recurrida ante el Tribunal Constitucional, de modo que su compatibilidad
con la Constitución está pendiente de sentencia. El TC no ha querido resolver esta cuestión .
En 2014 el entonces Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, anunció un nuevo marco legal del
aborto, que suponía el retorno al modelo de las “indicaciones”, pero suprimiendo el aborto
eugenésico por graves malformaciones del feto que había sido avalado expresamente por el
TC.
En febrero de 2015, el Grupo Popular en el Congreso presentó una Proposición de Ley
Orgánica con el fin de rectificar el régimen de consentimiento de las menores para la
interrupción del embarazo. Dicha Proposición fue aprobada finalmente dando lugar a la LO
11/2015, para lo cual modificaron el artículo 13.4 de la ley de 2010 con lo que lograron que
para la interrupción voluntaria del embarazo de las menores de edad sea preciso, además de la
manifestación de su voluntad, el consentimiento expreso de sus representantes legales.

1.2 La posibilidad de disponer de la propia vida

El ordenamiento no reconoce a los individuos el derecho a poner fin a su propia vida,


aunque el suicidio no está sancionado penalmente por razones de política criminal. La
sentencia 120/90 del constitucional dijo que la Constitución no configura el derecho a la vida
como un derecho de libertad que incluya el derecho a la propia muerte. Una persona
puede disponer derecho sobre su propia muerte, ya que es una manifestación de la
libertad individual, pero los poderes públicos no tienen por qué respetar esa decisión. Al
contrario, se considera que la asistencia médica coactiva no es inconstitucional, sobre
todo cuando esa vida que corre peligro depende directamente de instituciones públicas.
Un criterio que no compartieron algunos Magistrados, que d ice q u e rechazar la asistencia
sanitaria es una manifestación de la libertad individual. De modo que el conflicto entre la
libertad personal y el deber del Estado de proteger la vida humana admite diferentes
respuestas.
Otro supuesto distinto es el de la eutanasia o aspiración a una muerte digna, porque lo que
se discute aquí es la licitud de la conducta de aquellas personas que prestan ayudan a otra
persona a morir. Se trata normalmente de enfermos terminales que quieren liberarse del
sufrimiento pero que no pueden cumplir ese deseo sin la ayuda de terceros. En principio, el
deber constitucional de proteger la vida humana obliga al Estado a sancionar penalmente
al cómplice pero en las últimas décadas se ha ido abriendo paso la idea de que en ciertos
supuestos la penalización no es la respuesta adecuada. Hay tres tipos de eutanasia:
1. La eutanasia activa consiste en administrar un tratamiento que provoca la muerte del
paciente, anticipando o acelerando el final. Aquí se centra la discusión porque las otras
dos están aceptadas.
2. La eutanasia pasiva, que consiste en la renuncia a tratamientos que prolongan
artificial e inútilmente la vida y el sufrimiento de un enfermo terminal
3. La eutanasia activa indirecta son tratamientos médicos, como las sedaciones
terminales u otros cuidados paliativos, de doble efecto: alivian los dolores, pero
acortan la vida.
En España, el TC no llegó a pronunciarse sobre el fondo del recurso de amparo promovido por
Ramón Sampedro en 1996, en el que se reclamaba el reconocimiento de su derecho a una
muerte digna, porque murió el demandante.
En los últimos años, algunos Estatutos de Autonomía han reconocido el derecho a una muerte
digna como Cataluña y Andalucía. Otros garantizan el derecho a los cuidados paliativos.

1.3 La prohibición de la pena de muerte

Respecto de la posibilidad de que sea el Estado el que ponga fin a la vida de una
persona de forma legal, la constitución despeja esa duda en su artículo 15 cuando afirma que
“queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares
para tiempos de guerra”. La abolición no es total, se deja abierto ese resquicio de si lo prevé
el código penal militar. La LO 11/1995, de abolición de la pena de muerte en tiempo de
guerra, la pena de muerte en el Código Penal Militar.
Es verdad que el legislador podría dar marcha atrás, porque la Constitución contempla
expresamente esa posible excepción Pero España firmó el Protocolo nº 13 al Convenio que
prevé la abolición de la pena de muerte "en todas las circunstancias", por lo que la prohibición
de la pena de muerte es irreversible debido a este tratado europeo.
Argumentos a favor de la abolición de la pena de muerte:
 Pueden producirse errores judiciales
 Tienen mucho que ver con la insuficiencia de recursos para contratar una buena
defensa, que tiene por ello un efecto discriminatorio porque afecta
desproporcionadamente a ciertos colectivos étnicos
 No es útil además como medio de disuasión o prevención general (no reduce la
criminalidad): sólo satisface el deseo de venganza, un deseo que puede
comprenderse como reacción “en caliente”, instintiva, pero no puede servir de base a
una respuesta reflexiva y civilizada.
Los avances en medicina plantean nuevos problemas en este plano. Nos limitaremos a decir
que en la ley 14/2006 se prohíbe expresamente la clonación en seres humanos.

1.4 El derecho a la integridad física y moral.

El artículo 15 de la constitución reconoce el derecho a la integridad física y moral. Se


protege "la inviolabilidad de la persona” contra toda agresión o intervención no consentida
y está por ello directamente vinculado a la dignidad humana. Pero la propia constitución
ha querido delimitar de forma negativa este derecho prohibiendo la tortura ni las penas o
tratos inhumanos o degradantes. Es una prohibición absoluta, en línea con lo establecido
en los Tratados y convenios internacionales sobre la materia como la Convención contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas y degradantes aprobadas por la Asamblea
General de la ONU en 1984.
Para el constitucional la tortura son “padecimientos físicos o psíquicos ilícitos e infligidos
de modo vejatorio para quien los sufre y con la intención de vejar y doblegar la voluntad
del sujeto”. La tortura sería la forma más cruel de malos tratos.
La tortura está tipificada como delito en el artículo 174 del código penal y ha sido definida
por la Convención de 1984 como “todo acto de un funcionario público por el cual se inflige
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos para obtener de ella información
o confesión”. No hace falta recordar que en nuestro ordenamiento toda prueba obtenida
mediante tortura, como en general mediante la violación de un derecho fundamental, es
radicalmente nula. Además no resulta fácil probar la existencia de torturas porque algunas
técnicas no dejan huella. Cuando hay lesiones se presentan como autolesiones o se afirma que
se produjeron en el instante de la detención a causa de la resistencia que opusieron los
detenidos.
Amnistía internacional ya expresó su preocupación sobre la falta de cumplimiento por parte de
España de la obligación de prevenir y prohibir la tortura y los malos tratos de los funcionarios.
Esto se debe a que no se investigan las denuncias. Amnistía internacional No cree que en
España se torture de forma sistemática, pero afirma que no se llevan a cabo las
investigaciones pertinentes. Además los indultos a policías condenados por este tipo de
conductas dejan ver la poca preocupación de nuestros representantes públicos en estos
temas.
George Bush en uno de sus libros aboga por permitir los métodos de tortura para extraer
información a presuntos terroristas porque eso podría salvar miles de vidas.
En cuanto a los tratos inhumanos y degradantes están tipificados como delito en el código
penal y son aquellos tratos que acarrean “sufrimientos de una especial intensidad” o
provocan” una humillación. La imposición de cualquier pena supone sin duda una
humillación, pero no constituye un trato inhumano o degradante, la persona que sufre
tratos inhumanos sufre un plus de humillación.
En la jurisprudencia constitucional podemos encontrar algunas decisiones:
 La sentencia que consideró contraria al artículo 15 la denegación de la libertad
condicional a un recluso que padecía una enfermedad incurable en 1996
 La sentencia que negó que el aislamiento en celdas negras de castigo pudiera
considerarse en sí misma como trato inhumano y degradante, si se respetan las
garantías de nuestra legislación penitenciaria
El TEDH ha considerado:
 Trato inhumano el hacinamiento de reclusos en una misma celda
 No trato inhumano la alimentación forzosa de presos en huelga de hambre cuando
corra grave peligro su vida en 1990, pero si o seria si la alimentación forzosa se
produce por vía oral en vez de parenteral.
 Se ha negado el carácter degradante de la orden dada a un recluso de desnudarse y
practicar flexiones tras una comunicación íntima, por razones de seguridad.
 Tampoco lo es la abstinencia sexual de los internados en centros penitenciarios
como resultado de la privación de libertad y del sometimiento a un régimen
penitenciario que no permite las visitas íntimas
El TEDH no ha considerado un trato degradante:
 La aplicación de castigos corporales en las escuelas (sentencia Campbell en el
Reino Unido),
 afeitar la cabeza a un detenido,
 atar a la cama de un hospital a un recluso,
 mantener en prisión a un interno parapléjico de 84 años.
El TEDH ha calificado como trato inhumano ha calificado las técnicas de interrogatorio a
miembros del IRA por parte de las fuerzas de seguridad británicas.
Mención aparte merece, dentro de este apartado, el tratamiento de la violencia doméstica
o de género, que ha sido objeto de una regulación específica en Ley Orgánica de 2004 de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Esta violencia de género
comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad
sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad. Es objeto de
sanciones penales específicas.
En relación con el derecho a la integridad física, el código penal castiga a quien provoque a
otro una lesión que menoscabe su integridad corporal, aunque el ofendido hubiera
consentido, salvo en los supuestos de trasplante de órganos efectuado con arreglo a lo
dispuesto en la ley. Pero este derecho tiene también una dimensión objetiva que estimó el
recurso de una trabajadora embarazada a la que el Servicio Andaluz de Salud había
asignado la realización de funciones peligrosas, contraindicadas para su avanzado estado de
gestación, en un matadero municipal. El TC recuerda que debe protegerse no sólo frente a
posibles injerencias o agresiones, sino también frente a los riesgos que puedan surgir en
una sociedad tecnológicamente avanzada. La pasividad de la Administración representa
una vulneración directa del artículo 15 de la constitución.
En una sentencia de 1994 del tribunal constitucional no se declaró inconstitucional la
esterilización de deficientes psíquicos graves a petición de su representante legal, oídos el
dictamen de dos especialistas y el Ministerio Fiscal y con autorización judicial constituía un
límite legítimo. Esta decisión se deba que otros medios anticonceptivos no ofrecerían la
misma seguridad.
Un capítulo importante es el de las intervenciones corporales (extracciones de sangre,
biopsias, observaciones radiológicas…). Este tipo de intervenciones afectan a dos derechos
fundamentales: el derecho a la intimidad y el derecho a la integridad física. La
jurisprudencia exige ciertas condiciones para poder aceptarlas como legítimas:
 En primer lugar, han de respetar la dignidad humana como mínimo invulnerable, lo
que excluye las que sean especialmente graves o intensas o supongan un riesgo
para la salud e impide también la imposición de estas medidas por la fuerza. Una
de la pocas excepciones es la representada por los registros y cacheos en los centros
penitenciarios. Otra cosa es que la negativa a cumplir una medida legalmente
prevista pueda ser objeto de sanción.
 En segundo lugar, la intervención ha de estar justificada por la necesidad de proteger
un interés constitucional, como el interés público de la investigación del delito o la
seguridad de los centros penitenciarios.
 En tercer lugar, la medida debe estar prevista en una norma con rango de ley: rige en
esta materia la reserva de ley ya que estamos hablando de derechos fundamentales.
 En cuarto lugar, se exige normalmente una resolución judicial debidamente
motivada, no vale que sean clónicas según el artículo 363 de la ley de enjuiciamiento
criminal. Como excepción se puede imponer por la fuerza esta obtención de esta
información genética como dice art. 520.6 LECR.
En el ámbito civil, se ha planteado en relación con la prueba de paternidad: prevista en los
artículo 39.2 de la constitución (La ley posibilitará la investigación de la paternidad) y el
articulo 127 del código civil (que autoriza la práctica de pruebas biológicas para la
investigación de la paternidad o maternidad). La jurisprudencia constitucional es clara:
nunca se puede hacer por la fuerza, pero el órgano judicial podrá valorar esa negativa de
forma negativa.
En su vertiente de integridad moral, el artículo 15 también ha sido objeto de una
interpretación expansiva en el ámbito laboral en relación con el acoso laboral o mobbing.
El mobbing puede definirse como el hostigamiento sistemático que compañeros o
superiores jerárquicos llevan a cabo contra un trabajador con la intención de humillarle,
destruyendo su reputación y condenándole a una suerte de extrañamiento social. Este
acoso, que se manifiesta mediante agresiones verbales, críticas hirientes y vejatorias,
burlas, amenazas, descalificaciones e incluso violencia física, provoca efectos negativos en
la salud.
Los tribunales laborales han declarado que atenta contra la dignidad personal de la víctima
y degrada sus condiciones de trabajo, puede llegar a ser una causa justificativa de la
extinción unilateral del contrato de trabajo por parte del trabajador. Incluso, puede dar lugar
a una acción de resarcimiento por los daños y perjuicios en el ámbito civil.
En el orden jurisdiccional penal, el acoso laboral está ya tipificado de modo específico como
delito desde el año 2010 en el artículo 173.1 del código penal.
2. La libertad ideológica y religiosa (art. 16)

La constitución garantiza en el artículo 16 la libertad ideológica y la libertad religiosa y de culto


de los individuos y de las comunidades. Son dos derechos íntimamente relacionados entre sí,
aunque con matices propios. Ambos son manifestaciones de la libertad de pensamiento.
Junto con la libertad religiosa, es una de las libertades fundacionales, que está en el origen
del Estado.
Si definimos la libertad de pensamiento como el derecho de toda persona a mantener
libremente, en su fuero interno, sus propias ideas y convicciones y a manifestarlas
externamente mediante la palabra o sus propios actos, la diferencia entre la libertad
ideológica y religiosa estaría en el tipo de ideas o convicciones que se defienden:
 En el primer caso, cualquier idea, planteamiento o concepción global del mundo,
cosmovisión;
 En el segundo, las diversas concepciones o creencias específicamente religiosas
sobre el origen y el sentido del hombre y del universo.
Ambas libertades presentan una doble faceta:

2.1 Faceta personal e interna

Las creencias y convicciones íntimas son el último reducto impenetrable de la libertad


personal, que se traduce en una garantía de inmunidad (nadie puede verse compelido ni
directa ni indirectamente a participar de un determinado ideario ). En la propia LOLR (se hace
referencia a la dimensión negativa de esta libertad.
La garantía de estas libertades en su dimensión interna e individual se ve reforzada por lo
dispuesto en el artículo 16.2 de la constitución: “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su
ideología, religión o creencias”. Una prohibición absoluta que concierne o vincula tanto a
los poderes públicos como a los particulares o entidades privadas y que hay que conectar
con la cláusula antidiscriminatoria del artículo 14, que prohíbe la discriminación por razón
de religión u opinión. Una persona puede renunciar voluntariamente a ejercer este
derecho, pero nadie puede exigirle que declare cuáles son sus creencias
En el ámbito de las relaciones laborales, no se permite ni indagar ni forzar a un trabajador
sobre sus creencias con la única excepción de las empresas de tendencia, cuyo objetivo es
precisamente la difusión de una determinada ideología, por ejemplo un centro de enseñanza
privado o un partido político.
Con esta prohibición, se persiguen dos objetivos:
 Por un lado, proteger la esfera de intimidad del trabajador
 Por otro, evitar las discriminaciones basadas en consideraciones que nada tienen que
ver con su capacitación profesional para una determinada tarea.
Aunque el constituyente no menciona expresamente la libertad de conciencia entre los
derechos reconocidos en el artículo 16 de la constitución, no cabe duda de que esta libertad,
está incluida dentro del ámbito de protección de este precepto. No lo está, sin embargo, en
su vertiente de objeción de conciencia, que es no tener que hacer un determinado acto porque
va contra su conciencia.
Se reconocen dos supuestos:
 Objeción de conciencia al servicio militar recogido en el artículo 30.2 de la constitución
 Objeción de conciencia del personal médico directamente implicado en un aborto
En la STC 15/1982 se dice que es un derecho que se puede deducir del artículo 16. Este
criterio se mantiene en la STC 53/1985, sobre la ley de despenalización del aborto, en la
que se afirma claramente que la objeción de conciencia forma parte del contenido del
derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocido en el artículo 16.1 de
la Constitución".
Esta línea jurisprudencial quiebra, sin embargo, con las STC 160 y 161/1987, aunque no se
quiera reconocer abiertamente el cambio de criterio. No se puede reconocer el derecho a la
objeción de conciencia de forma general porque el cumplimiento de las leyes porque de ser asi
el poder de las leyes quedaría relativizado. Una idea que se reitera en la STC 161/1987.
Esta postura se ha mantenido sin vacilaciones hasta la polémica STC 145/2015. Así, se negó a
aceptar:
 La llamada objeción fiscal negándose a sufragar los gastos de armamento
 Una ATS que se negaba a administrar metadona por motivos de conciencia, también se
negó
 El supremo rechazó la pretensión de algunos padres que invocaban un supuesto
derecho a que sus hijos fuesen dispensados de la obligación de cursar la asignatura de
Educación para la Ciudadanía por motivos de conciencia.
 La misma Sala rechazó la posibilidad de que un Juez, encargado del Registro civil,
pueda objetar por motivos de conciencia la celebración de matrimonios
homosexuales.
 La objeción de los testigos de Jehová a formar parte de una mesa electoral
Pues bien, rompiendo esa línea jurisprudencial, en la STC 145/2015 el Pleno del Tribunal
estimó el recurso de amparo promovido por un farmacéutico a quien la Administración
sanitaria de la Junta de Andalucía había impuesto una sanción por no disponer en su farmacia
de la píldora del día después.
El demandante también fue sancionado por no disponer de preservativos en la oficina de
farmacia que regenta. Pero, según la sentencia, la renuencia a disponer de profilácticos en su
oficina de farmacia está bien sancionada.
Los argumentos son:
1. El Tribunal considera que dicha sanción vulneró el derecho a la objeción de conciencia
del demandante de amparo. Además, tal derecho sí está reconocido en los Estatutos
del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, en cuyo censo de objetores figuraba inscrito.
2. Los demandantes pudieron obtener la píldora del día después en otra farmacia porque
estaba en el centro de Sevilla
3. Se justifica el reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia en este
supuesto, por una parte, en la existencia de una controversia científica sobre los
posibles efectos abortivos dela la píldora del día después.
Llama la atención que la STC 145/2015 prescinda total y absolutamente de todos los
precedentes (salvo la STC 53/1985) y omita cualquier mención a la jurisprudencia del TEDH.
Después de esta sentencia se vuelve admitir un derecho general a la objeción de conciencia ya
que hoy puede ser esto y mañana una vacuna…
En un Voto Particular discrepante de Asua el tribunal constitucional tampoco dice nada de la
sentencia del TEDH en la que se plantea un caso exactamente igual en Francia y niega la
objeción de conciencia.

2.2 La proyección externa

Está consagrada en el artículo 16 de la constitución. Pues bien, la propia constitución


establece expresamente un límite a las manifestaciones externas de estas libertades en el
artículo 16.1.

2.3 La libertad ideológica


Esta libertad está en estrecha conexión con el valor del pluralismo político obliga a los
poderes públicos a adoptar una posición de neutralidad ideológica, lo que supone la renuncia
a toda actividad de adoctrinamiento político o moral.
En su dimensión interna no plantea especiales problemas, pero se entrelaza o solapa en su
proyección exterior con otros derechos constitucionales como la libertad de expresión.
Cuando la libertad ideológica se exterioriza mediante la manifestación oral y pública de las
creencias y convicciones personales, se está ejerciendo simultáneamente la libertad de
expresión.
Es aquí, en el campo de las manifestaciones externas el TC se ha mostrado muy generoso a la
hora de enjuiciar las expresiones verbales o escritas que son reflejo de las concepciones
ideológicas del individuo, incluso las contrarias a la propia constitución. No podía ser de otro
modo, puesto que en una democracia pluralista la libertad ideológica incluye naturalmente el
derecho a tener una ideología contrapuesta a los valores consagrados en la Constitución (la
Constitución protege también a quienes la niegan) siempre que no se intente imponerla por
medios violentos o ilícitos.
En el ámbito educativo, la libertad ideológica del profesor puede entrar en conflicto con el
ideario del centro docente privado en el que presta sus servicios. En la STC 47/1985, que
estimó el recurso de amparo interpuesto por una profesora despedida de un colegio privado,
no concertado, por no ajustarse en su actividad profesional al ideario del centro, el
Tribunal recuerda que los profesores están obligados a respetar el ideario educativo propio
del centro y en consecuencia, no pueden dirigir ataques abiertos o solapados contra ese
ideario. Pero el respeto a la libertad ideológica impide que la simple disconformidad de un
profesor respecto al ideario del centro sea causa de despido, si no se ha exteriorizado o
puesto de manifiesto en alguna de las actividades del centro. En ese caso, la recurrente fue
despedida por haber declarado en privado a la dirección del centro no ser católica.

3. El derecho a la libertad y seguridad personales (art. 17).

El artículo 17 de la constitución reconoce:


 En su primer apartado el derecho de toda persona a la libertad y a la seguridad y
afirma que “nadie puede ser privado de su libertad, sino es en los casos y en la forma
previstos en la ley”.
 En los apartados 2 y 3 establece el régimen constitucional de la detención.
 En el apartado 4 prevé la regulación por ley del proceso de habeas corpus como
remedio general contra cualquier detención ilegal y remite también a la ley la fijación
de un límite o plazo máximo de duración de la prisión provisional.
La libertad personal garantizada en el artículo 17.1 es la libertad física, la libertad de
movimientos, no la libertad general de actuación o autodeterminación individual. Esta
garantía impide la arbitrariedad en las privaciones o restricciones de esa libertad por los
poderes públicos, como titulares del monopolio de la coacción legítima pero también frente a
particulares. Un derecho del que sólo pueden ser titulares las personas físicas no por personas
jurídicas.
De acuerdo con el artículo 17.1 de la constitución, para que una privación de libertad sea
constitucionalmente válida tiene que estar prevista en la ley. Esta remisión a la ley ha de
entenderse como remisión a la ley orgánica, porque fijar las condiciones en las que cabe una
privación de libertad equivale a desarrollar el derecho fundamental del artículo 17.1. En el
asunto Riera Blume contra España, el TEDH condenó a España por el internamiento de los
miembros de una secta por tratarse de una medida sin cobertura legal.
La Constitución no otorga un cheque en blanco al legislador ya que ha de buscar un
equilibrio entre el derecho y la restricción para que ésta resulte proporcionada y
objetivamente justificada. Además, esa privación de libertad no puede establecerse en
ningún caso con una duración “indefinida, incierta o ilimitada”
Las causas más conocidas de privación de libertad son las que prevé la legislación penal o
procesal penal:
 La detención preventiva (17.2),
 La prisión provisional (17.4)
 El cumplimiento de penas privativas de libertad impuestas por sentencia.
Pero existen otros fuera del ámbito penal:
 El internamiento de menores o incapaces (art. 211 CC)
 El internamiento en centros siquiátricos en caso de enfermedad mental
debidamente acreditada y mientras persista la perturbación que lo justifica
siempre bajo su control (763.1 LEC)
 El internamiento de extranjeros en situación ilegal en centros no penitenciarios,
como medida previa a su expulsión.
Hay que recordar también que la Administración civil no puede imponer penas privativas de
libertad pero si las autoridades militares o de la Guardia Civil.
Especialmente polémica ha resultado la obligación a los conductores a someterse a las
pruebas de alcoholemia. Para el TC esta restricción de la libertad no es ilegítima.

3.1 Régimen constitucional de detención

La detención preventiva a la que se refiere el artículo 17.2 es la detención policial de


carácter cautelar, la que practica la policía, puede ser:
 De forma autónoma en sus funciones de prevención del delito
 En cumplimiento de una orden de un juez o un fiscal
Cabe también, aunque sea inusual, la detención por particulares (art. 490 LECr) cuando una
persona retiene a un delincuente sorprendido in fraganti, a un recluso fugado de un
establecimiento penitenciario.
La detención preventiva consiste en mantener a un individuo bajo custodia durante el tiempo
“estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al
esclarecimiento de los hechos” (art. 520 LECr), de hechos punibles y en los que puede estar
implicado el detenido. Tiene que haber sospechas o indicios en torno a su posible
participación en los hechos justifican la indagación.
La detención acaba con la puesta en libertad o a disposición del juez, pero tendrá que ser en
menos de 72 horas y llegar al límite solo si es estrictamente necesario. Una detención puede ser
ilegal por dos motivos:
 Se excede el plazo máximo de detención establecido en 72 horas
 La detención se alarga más de lo necesario
En el último párrafo del art. 16.1 se prohíbe las identificaciones indiscriminadas basadas en
perfiles étnicos. Además en el artículo 16 define la retención como una limitación de la libertad
que no reviste las características de la detención. Además añade que la policía puede requerir
tu identificación sino puedes acreditar o te niegas te puede trasladar a las dependencias
policiales con las siguientes garantías:
 Solo para tu identificación
 Por el tiempo estrictamente necesario y este plazo no podrá ser superior a 6 horas
 Se les deberá expedir a su salida un volante acreditativo del tiempo de permanencia
en ellas, la causa y la identidad de los agentes actuantes.
 Otra garantía adicional es la obligación de informar al ciudadano porque es conducido
a dependencias judiciales para su identificación.
En nuestro ordenamiento la identidad se acredita con el DNI, pero no se excluyen otros
documentos o testimonios. Los extranjeros deben acreditar además su situación legal en
nuestro país (permiso de residencia).
En cuanto a las garantías o derechos del detenido están enunciadas en el artículo 17.3 de la
constitución:
 El derecho del detenido a ser informado inmediatamente de sus derechos, del plazo
máximo de detención y de las razones o motivos de su detención en una lengua que
comprenda. Este derecho se completa con el derecho a la asistencia gratuita de un
intérprete
 El derecho a no ser obligado a declarar puede guardar silencio o contestar solo a
determinadas preguntas
 El derecho a la asistencia de abogado, libremente designado o de oficio cubre tanto las
diligencias policiales y judiciales, para asegurar que los derechos del detenido son
respetados y no sufre coacciones. Características:
-Es un derecho irrenunciable salvo en los delitos contra la seguridad del tráfico.
-El abogado deberá acudir al lugar de detención en el plazo más breve posible
-No se trata de una mera presencia pasiva, sino de apoyo y consejo o asesoramiento
técnico
-El detenido tiene derecho a entrevistarse con su letrado en cualquier momento
A estos derechos consagrados en el artículo 17.3 de la constitución hay que añadir los derechos
recogidos en el artículo 520 de la LECr:
1. El derecho a que se ponga en conocimiento del familiar o persona que desee para indicar
donde estas detenido un derecho del que no gozan los sometidos a un régimen de
incomunicación.
2. El derecho a un reconocimiento médico, es una forma de combatir los posibles malos
tratos en dependencias policiales.

3.2 Régimen constitucional de la prisión provisional

El artículo 17.4 de la constitución contiene un mandato al legislador para que éste fije el plazo
máximo de duración de la prisión provisional. La prisión provisional es una medida cautelar, de
carácter excepcional acordada por un juez mediante un auto motivado mientras se tramita el
procedimiento judicial con dos fines
 Asegurar que el posible culpable no escape a la acción de la justicia cuando exista
riesgo de fuga.
 Evitar la ocultación o alteración de pruebas
No es una condena anticipada, el juez no está prejuzgando su culpabilidad.
El art. 503 LECr exige para decretar la prisión provisional que:
 Tiene que ser una persona que este enjuiciado por más de dos años
 Existan indicios racionales de la comisión de un delito.
Debido a su carácter excepcional, el juez tiene que expresar sus razones en un auto motivado y
tiene que ser en función del caso concreto, no porque la ley lo permita. En este punto, los
errores patentes (porque no sea culpable) pueden dar lugar a la responsabilidad patrimonial del
Estado
La prisión provisional durará el tiempo imprescindible para alcanzar cualquiera de los fines y se
establece como tope máximo 2 años y como tope mínimo 3 meses, el máximo puede ser
prorrogable excepcionalmente hasta 4 años.
Aunque no se rebasen los límites legales, puede violarse la legalidad si el encausado permanece en
prisión provisional más allá de un plazo que puede estimarse que excede de lo razonable.
El artículo 505 LECr exige que las acusaciones particulares o públicas deben pedir la prisión
provisional para que el juez puede aplicarla.

3.3. El procedimiento de habeas corpus


El artículo 17.4 CE introduce en nuestro ordenamiento esta garantía contra las
detenciones ilegales que se pueden producir por los motivos que ya hemos visto. Una
institución cuyos orígenes se encuentran en el Derecho británico (Habeas Corpus Act de
1679).
El procedimiento puede iniciarse de oficio (si el propio juez tiene conocimiento de una
situación de privación de libertad) o a instancia de parte:
El propio detenido
 Su pareja o sus parientes
 El representante legal en caso de menores o incapaces
 El ministerio Fiscal
 El Defensor del Pueblo
Sirve únicamente para confirmar, modificar o poner fin de inmediato a dicha situación o a
dichas condiciones. No está diseñado para resolver sobre la inocencia o culpabilidad del
detenido.
El procedimiento es muy sencillo: formulada la solicitud, el juez examinará si están los
requisitos para su tramitación y mediante auto acordará el inicio del procedimiento o
denegará la solicitud por ser ésta improcedente. Si estima que es procedente, el juez requerirá
la manifestación del detenido, ordenará a quien lo tenga bajo su custodia que sea conducido a
su presencia y comparezca la persona privada de libertad o se constituirá en el lugar donde
ésta se halle.

4. Las libertades de residencia y circulación (art. 19 ce)

El artículo 19 de la constitución reconoce a los españoles (no a los extranjeros) el derecho a


elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional, así como el derecho a
entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho
también se aplica a los extranjeros pero según lo regule el legislador.
La organización territorial de España en Comunidades Autónomas dotadas de competencias
legislativas y las inevitables diferencias en la regulación de sectores del ordenamiento que
afectan a los derechos y deberes de los ciudadanos puede incidir en el ejercicio de estas
libertades
Estos derechos no son absolutos, pueden sufrir limitaciones por razones de seguridad o
salud pública, durante la vigencia de los estados de excepción y sitio o como
consecuencia de la aplicación de sanciones de carácter penal. Para ser constitucionalmente
legítimas, tales limitaciones han de estar previstas expresamente en la ley.

4.1 La libertad de circulación

La constitución reconoce este derecho a todos los españoles pero no a los bienes o capitales.
La libertad de circulación es la libertad de movimientos en el territorio nacional. Su ejercicio
no podrá restringirse sin una previa habilitación legal.
En cuanto al derecho a entrar y salir libremente de España es un derecho que se remite al
legislador pero que tiene que respetar el contenido esencial del derecho. A diferencia de los
españoles los extranjeros no tienen un derecho constitucional a entrar en España.
El derecho de libre circulación puede ser también un límite de otras libertades
constitucionales como las de reunión y manifestación. Toda reunión en un lugar de
tránsito público provoca una restricción de la libertad de circulación de los ciudadanos que no
se manifiestan, que no pueden transitar por ese lugar. Este problema se resuelve con una
ponderación pero el TC favorece el derecho de reunión sobre el circulación.

4.2 La libertad de residencia


La libertad de residencia es la facultad de determinar libremente el lugar de residencia.
El TC dice que esta libertad no autoriza a ocupar cualquier vivienda, sino que, como el resto
de los derechos, ha de ejercerse dentro del respeto a la ley y a los derechos de los demás.
Los mayores problemas se han planteado en el ámbito de la función pública y en el
ámbito laboral, en relación con la obligación de residir en lugar de destino o trabajo y los
traslados forzosos. El TC ha considerado que no es contraria a esta libertad la obligación de
residir en la localidad donde se trabaja que se impone a algunos funcionarios. Tampoco se
considera inconstitucional el traslado forzoso de funcionarios.

5. El derecho a la libre elección de profesión u oficio (art. 35.1 ce).

La libertad de profesión u oficio surge como respuesta al sistema gremial del Antiguo
Régimen, como reacción a los privilegios corporativos. Los ciudadanos son libres de
dedicarse a cualquier tipo de trabajo o comercio. Nuestra constitución en su artículo 35.1 no
dice que los españoles pueden ejercer la profesión que quieren en las condiciones que
quieran, sino que dice que puede elegir la profesión que quieran.
Impide que el Estado pueda obligar a un individuo a ejercer una determinada profesión, ni
siquiera puede obligar a alguien a trabajar. La constitución sin embargo no dice que ni se
pueda regular el ejercicio de las profesiones poniendo requisitos, los cuales dependen del
legislador.
El TC ha precisado que el legislador deberá hacer uso de esta posibilidad de poner requisitos
tratando de restringir lo menos posible el derecho de asociación como el derecho de libre
elección de profesión u oficio.

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