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La constitución reconoce y garantiza el derecho a la vida en la sección primera del artículo 15,
lo que es lógico porque es el presupuesto o premisa indispensable para el ejercicio de los
demás derechos y libertades. Ese artículo dice “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad
física y moral” recogiendo así el derecho a la vida y el derecho a la integridad física y moral).
El derecho a la vida es un derecho fundamental que no sólo otorga a sus titulares protección
frente a toda actuación de los poderes públicos, sino que les impone al deber de adoptar las
medidas necesarias para proteger esos bienes frente a ataques o agresiones de terceros.
Los problemas con este derecho se plantean en relación con:
La titularidad del derecho (con el comienzo de la vida)
La posibilidad de poner fin a la vida de forma legítima, bien como consecuencia del
ejercicio de la libertad personal (de una decisión adoptada libremente por el propio
titular del derecho: huelga de hambre, eutanasia), o bien como consecuencia de una
decisión del Estado (pena de muerte).
Cuestiones todas ellas muy polémicas, a las que no resulta fácil dar una respuesta desde el
punto de vista jurídico
Toda persona física, todo ser nacido a efectos civiles, de acuerdo con lo dispuesto en los
artículos 29 y 30 del código civil es titular del derecho a la vida, cualquiera que sea su
nacionalidad. Lo que se discute es si además de las personas puede ser titular del derecho el
nasciturus (el feto). De la respuesta que se dé a este interrogante dependerá la legitimidad o
no de la interrupción voluntaria del embarazo o aborto.
La constitución no contiene ninguna declaración expresa al respecto ya que el artículo 15 se
limita a decir que “todos” tienen derecho a la vida un término deliberadamente ambiguo
porque no había acuerdos entre las fuerzas que redactaron la constitución, por lo que se optó
por un término ambiguo.
Hay dos soluciones a este problema:
La efectuada por la Corte Suprema norteamericana en 1973 que mantenida
desde entonces pese a la intensa ofensiva conservadora y los sucesivos intentos de
revisión. Considera que las mujeres embarazadas tienen un derecho constitucional a
interrumpir el embarazo gracias a sus derechos de libertad y privacidad. El derecho
tiene límites pero estos tiene que ser configurados por el legislador de forma
justificada y respetando en la mayor medida posible la libertad de decisión de la
mujer (ella es quien debe decidir y no los poderes públicos).
En el caso Roe contra Wade el Tribunal Supremo sostuvo que las mujeres
embarazadas tienen un derecho constitucional a abortar pero que los poderes
públicos también pueden legítimamente restringir ese derecho. El Tribunal
dividió el embarazo en tres periodos de tres meses:
-En el primer trimestre, la mujer tiene derecho a abortar libremente, tras obtener el
visto bueno de un médico
-En el segundo, el Estado sí puede limitar el aborto, condicionándolo, por ejemplo, al
riesgo para la salud de la madre
-En el tercero se restringe la posibilidad válida de abortar, salvo que esté en juego la
vida de la madre.
La sostenida por el TCF alemán, que entiende que la vida es un bien jurídico que debe
ser protegido incluso por encima de la libertad de la mujer embarazada. La
interrupción del embarazo es un delito pero puede quedar exonerado de la
correspondiente responsabilidad penal en determinadas circunstancias.
En la primera interpretación (aborto como derecho de la mujer), no es necesaria una causa
justificadora de la interrupción del embarazo (basta la manifestación de voluntad de la mujer,
aunque son posibles ciertas limitaciones: plazos). En la segunda, el aborto constituye un delito,
salvo que exista una causa justificadora (sistema de indicaciones)
El legislador español optó en 1985, con la aprobación de la LO 9/85 por la despenalización
del aborto en determinados supuestos (solución alemana, ya que en el resto de supuesto es
delito), siempre con el consentimiento de la mujer (antes de esa reforma que introdujo el
art. 417 bis, era siempre delito).
Sobre la constitucionalidad de esta ley se pronunció el TC en su Sentencia 53/85 en
respuesta a un recurso previo de inconstitucionalidad interpuesto por diputados del
Grupo Popular, que suspendió su entrada en vigor. Fue una decisión polémica ya que se
produjo un empate (6 contra 6) que desempato el presidente García Pelayo, con su voto de
calidad en favor de la desestimación del recursos.
El atribunal afirma que la vida es un concepcto muy difícil de definir que no va a entrar en la
discusión de la nocion de vida pero que para resolver el recurso tiene que partir de una
definición de vida. Por ello hace tres precisiones sobre su concepto:
La vida humana es “un proceso que comienza con la gestación, en el curso de la
cual una realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente configuración
humana”.
Desde el momento de la gestación surge un tercero, “existencialmente distinto de la
madre, aunque alojado en el seno de ésta”.
Dentro del proceso del desarrollo del nasciturus el más importante es saber cuándo
podría vivir de forma independiente.
De estas consideraciones deduce el Tribunal que si la constitución protege la vida, no
puede desprotegerla en ninguna etapa por lo que la vida del nasciturus constituye e s un
“bien jurídico” que se protege en el artículo 15 de la constitución. Esto implica dos cosas:
La de no interrumpir o obstaculizar la gestación y protegerlo mediante el sistema legal
Pero la protección no es absoluta sino que está sujeta a limitaciones como ya se observa en el
código penal que siempre ha infravalorado la vida de los nasciturus. La sentencia afirma que
según la constitución (en otros preceptos el termino todos significa todas las personas) y los
tratados internacionales el termino todos equivale a todas las personas nacidas que por lo
tanto el nasciturus no es titular del derecho a la vida.
El Tribunal examina a continuación la licitud constitucional de los tres supuestos de
despenalización o exclusión de la punibilidad previstos en la ley. La regulación vigente hasta
el año 2010 (art. 417 bis) admitía la despenalización del aborto en tres supuestos, que
responden a
1. Cuando la causa del aborto es la existencia de graves daños en el feto (graves taras
físicas o psíquicas), estamos ante el aborto eugenésico: el constitucional entiende
que impedir a la madre que aborte va más allá de lo exigible a la madre y a la familia.
Se establece un plazo máximo para práctica del aborto: hasta 22 semanas de
gestación
2. El segundo supuesto es el aborto terapéutico, cuando existe grave riesgo para la
vida o la salud física o psíquica de la madre. En realidad, son dos las indicaciones:
-Grave peligro para la vida. Cuando el conflicto se plantea entre el derecho a la vida
de la madre y la protección de la vida del nasciturus, prevalece el primero.
- Grave peligro para la salud de la madre prevalece también la salud de la madre. No
obstante, el Tribunal cree necesario introducir algunas garantías para reforzar la
protección del nasciturus y asegurar que la práctica del aborto se lleva a cabo dentro
de los límites previstos. El tribunal dice que si quieren que desestimen el recurso
deben aplicar más garantías. La postura del TC suscita fuertes críticas de los
Magistrados que formulan Votos Particulares, que coinciden en que el Tribunal se
excede de sus funciones de legislador negativo invadiendo competencias del
Parlamento al indicar a éste las modificaciones o enmiendas que debe introducir.
3. El tercer supuesto es el del embarazo que es consecuencia de un delito de violación
(no es necesaria la comprobación judicial del delito, basta con la denuncia previa del
hecho, porque ha de realizarse dentro de las doce primeras semanas de
gestación). En este caso, en el que la gestación ha tenido su origen en un acto de
violencia contrario a la voluntad de la mujer el Tribunal estimó justificada la
renuncia a la protección del feto en virtud de los derechos de la madre que se
contraponen a esa protección.
Esta regulación estuvo en vigor 25 años (desde 1985 a 2010), pero no se modificó ni se
derogó cuando el PP disfrutó de una cómoda mayoría absoluta. La aplicación de la ley
tenía muchas críticas el supuesto de la salud de la madre se había convertido en un coladero
Con la aprobación de la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la
interrupción voluntaria del embarazo, el artículo 417 bis del código penal quedó derogado y
se estableció una nueva regulación sobre el aborto fuera del Código Penal, siguiendo la
pauta más extendida en los países de nuestro entorno.
Se alude en el preámbulo a la Resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, que reafirmó el derecho de todo ser humano, al respeto de su integridad física y a
la libre disposición de su cuerpo y en ese contexto. La filosofía de la nueva regulación se
refleja muy nítidamente en algunos párrafos del preámbulo donde reconoce ahora el
derecho a la maternidad libremente decidida, que implica, entre otras cosas, que las mujeres
puedan tomar la decisión inicial sobre su embarazo y que esa decisión, consciente y
responsable, sea respetada. El legislador crea tres casos
El legislador considera razonable dejar un plazo de 14 semanas en el que se garantiza
a las mujeres la posibilidad de tomar una decisión libre e informada, consciente, sobre
la interrupción del embarazo, sin interferencia de terceros. La mujer adoptará su
decisión tras haber sido informada de una forma clara y objetiva de todas las
prestaciones.
Junto a esta modalidad de aborto libre a petición de la embarazada, se contempla,
con carácter excepcional, la interrupción por causas médicas cuando concurran
determinadas circunstancias. Es hasta la vigésimo segunda semana cuando la Ley
permite la interrupción del embarazo siempre que concurra alguna de estas dos
indicaciones:
-“que exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada”,
-“que exista riesgo de graves anomalías en el feto”
Más allá de la vigésimo segunda semana, la ley configura dos supuestos
excepcionales de interrupción del embarazo:
-El primero se refiere a aquellos casos en que “se detecten anomalías fetales
incompatibles con la vida”.
-El segundo a los casos en que “se detecte en el feto una enfermedad
extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un
comité clínico”
La Ley establece además un conjunto de garantías relativas al acceso efectivo a la prestación
sanitaria de la interrupción voluntaria del embarazo y a la protección de la intimidad y
confidencialidad de las mujeres Esta prestación estará incluida en la cartera de servicios
comunes del Sistema Nacional de Salud y los distintos servicios públicos de salud deben
garantizar el ejercicio efectivo del derecho a esa prestación. Se reconoce asimismo la
objeción de conciencia de los profesionales sanitarios directamente implicados en la
interrupción voluntaria del embarazo, que será articulado en un desarrollo futuro de la Ley,
algo que ya había reconocido el TC en su sentencia 53/85, pero tiene que manifestar con
antelación y por escrito.
Se da una nueva redacción al artículo 145 del código penal para eliminar la previsión de pena
privativa de libertad y poner solo una multa a las pacientes. El médico que haga abortos de los
casos permitidos por la ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e
inhabilitación especial
Finalmente, se modifica la Ley 41/2002 Reguladora de la Autonomía del Paciente con el fin de
que la prestación del consentimiento para la práctica de una interrupción voluntaria del
embarazo de las menores de edad quede eliminada sustituyéndose por informar a uno de
los representantes legales. Pero tampoco era falta informar si eso produjera provocar
un conflicto grave en la familia. Se deja una puerta abierta, pues, a una decisión en
solitario.
La ley de 2010 fue recurrida ante el Tribunal Constitucional, de modo que su compatibilidad
con la Constitución está pendiente de sentencia. El TC no ha querido resolver esta cuestión .
En 2014 el entonces Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, anunció un nuevo marco legal del
aborto, que suponía el retorno al modelo de las “indicaciones”, pero suprimiendo el aborto
eugenésico por graves malformaciones del feto que había sido avalado expresamente por el
TC.
En febrero de 2015, el Grupo Popular en el Congreso presentó una Proposición de Ley
Orgánica con el fin de rectificar el régimen de consentimiento de las menores para la
interrupción del embarazo. Dicha Proposición fue aprobada finalmente dando lugar a la LO
11/2015, para lo cual modificaron el artículo 13.4 de la ley de 2010 con lo que lograron que
para la interrupción voluntaria del embarazo de las menores de edad sea preciso, además de la
manifestación de su voluntad, el consentimiento expreso de sus representantes legales.
Respecto de la posibilidad de que sea el Estado el que ponga fin a la vida de una
persona de forma legal, la constitución despeja esa duda en su artículo 15 cuando afirma que
“queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares
para tiempos de guerra”. La abolición no es total, se deja abierto ese resquicio de si lo prevé
el código penal militar. La LO 11/1995, de abolición de la pena de muerte en tiempo de
guerra, la pena de muerte en el Código Penal Militar.
Es verdad que el legislador podría dar marcha atrás, porque la Constitución contempla
expresamente esa posible excepción Pero España firmó el Protocolo nº 13 al Convenio que
prevé la abolición de la pena de muerte "en todas las circunstancias", por lo que la prohibición
de la pena de muerte es irreversible debido a este tratado europeo.
Argumentos a favor de la abolición de la pena de muerte:
Pueden producirse errores judiciales
Tienen mucho que ver con la insuficiencia de recursos para contratar una buena
defensa, que tiene por ello un efecto discriminatorio porque afecta
desproporcionadamente a ciertos colectivos étnicos
No es útil además como medio de disuasión o prevención general (no reduce la
criminalidad): sólo satisface el deseo de venganza, un deseo que puede
comprenderse como reacción “en caliente”, instintiva, pero no puede servir de base a
una respuesta reflexiva y civilizada.
Los avances en medicina plantean nuevos problemas en este plano. Nos limitaremos a decir
que en la ley 14/2006 se prohíbe expresamente la clonación en seres humanos.
El artículo 17.4 de la constitución contiene un mandato al legislador para que éste fije el plazo
máximo de duración de la prisión provisional. La prisión provisional es una medida cautelar, de
carácter excepcional acordada por un juez mediante un auto motivado mientras se tramita el
procedimiento judicial con dos fines
Asegurar que el posible culpable no escape a la acción de la justicia cuando exista
riesgo de fuga.
Evitar la ocultación o alteración de pruebas
No es una condena anticipada, el juez no está prejuzgando su culpabilidad.
El art. 503 LECr exige para decretar la prisión provisional que:
Tiene que ser una persona que este enjuiciado por más de dos años
Existan indicios racionales de la comisión de un delito.
Debido a su carácter excepcional, el juez tiene que expresar sus razones en un auto motivado y
tiene que ser en función del caso concreto, no porque la ley lo permita. En este punto, los
errores patentes (porque no sea culpable) pueden dar lugar a la responsabilidad patrimonial del
Estado
La prisión provisional durará el tiempo imprescindible para alcanzar cualquiera de los fines y se
establece como tope máximo 2 años y como tope mínimo 3 meses, el máximo puede ser
prorrogable excepcionalmente hasta 4 años.
Aunque no se rebasen los límites legales, puede violarse la legalidad si el encausado permanece en
prisión provisional más allá de un plazo que puede estimarse que excede de lo razonable.
El artículo 505 LECr exige que las acusaciones particulares o públicas deben pedir la prisión
provisional para que el juez puede aplicarla.
La constitución reconoce este derecho a todos los españoles pero no a los bienes o capitales.
La libertad de circulación es la libertad de movimientos en el territorio nacional. Su ejercicio
no podrá restringirse sin una previa habilitación legal.
En cuanto al derecho a entrar y salir libremente de España es un derecho que se remite al
legislador pero que tiene que respetar el contenido esencial del derecho. A diferencia de los
españoles los extranjeros no tienen un derecho constitucional a entrar en España.
El derecho de libre circulación puede ser también un límite de otras libertades
constitucionales como las de reunión y manifestación. Toda reunión en un lugar de
tránsito público provoca una restricción de la libertad de circulación de los ciudadanos que no
se manifiestan, que no pueden transitar por ese lugar. Este problema se resuelve con una
ponderación pero el TC favorece el derecho de reunión sobre el circulación.
La libertad de profesión u oficio surge como respuesta al sistema gremial del Antiguo
Régimen, como reacción a los privilegios corporativos. Los ciudadanos son libres de
dedicarse a cualquier tipo de trabajo o comercio. Nuestra constitución en su artículo 35.1 no
dice que los españoles pueden ejercer la profesión que quieren en las condiciones que
quieran, sino que dice que puede elegir la profesión que quieran.
Impide que el Estado pueda obligar a un individuo a ejercer una determinada profesión, ni
siquiera puede obligar a alguien a trabajar. La constitución sin embargo no dice que ni se
pueda regular el ejercicio de las profesiones poniendo requisitos, los cuales dependen del
legislador.
El TC ha precisado que el legislador deberá hacer uso de esta posibilidad de poner requisitos
tratando de restringir lo menos posible el derecho de asociación como el derecho de libre
elección de profesión u oficio.