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El verdadero delito es condenar a una persona a sufrir

La eutanasia, desde el punto de vista social y legal, es entendida como un camino en la

búsqueda de no extender el sufrimiento de una persona que padezca una enfermedad incurable.

Se considera que, extender el sufrimiento a raíz de una enfermedad terminal y considerada

como incurable, es incoherente con el derecho a la vida digna. ¿De qué manera se ha

pronunciado el Estado Colombiano y su población al respecto? ¿Cómo ha sido ese proceso

histórico en el país para llegar a lo que tenemos hoy en día? ¿Qué movimientos sociales han

participado activamente por consolidar la práctica de la Eutanasia de manera legal? A la hora de

hablar sobre la eutanasia existen muchas controversias; no obstante, en Colombia la Corte

Constitucional a través de sentencias ha permitido su práctica, sin embargo, se fijaron unas reglas

específicas para llevarla a cabo.

Para empezar, el caso de Colombia es, sin duda alguna, un caso especial, dónde el

derecho a la vida digna está ligado a la posibilidad de morir dignamente. Además, se protegen y

garantizan la autonomía y libre desarrollo de la personalidad, lo que a su vez lleva de la mano la

posibilidad de elegir autónomamente un modo de muerte digna. De esta manera, la Corte

Constitucional se ha expresado a través de sentencia C-223/21 (2021):

En ese sentido, la dignidad humana protege al sujeto que se encuentra en circunstancias

de salud que le producen intensos sufrimientos de la degradación física o moral, o de una

exposición prolongada e indefinida a una condición de salud que considera cruel, dada la

intensidad del dolor y el sufrimiento. (…) la autonomía supone la facultad de elegir y

decidir nuestros intereses vitales a lo largo de la existencia, incluida la posibilidad de

establecer cuándo una situación de salud es incompatible con las condiciones que hacen a
la vida digna, y cuándo el dolor se torna insoportable. La condición de enfermedad en

fase terminal supone una restricción cierta y profunda a la autonomía, que no privilegia

con igual intensidad el valor de la vida, pues, como se ha explicado, ya se exigen otras

circunstancias de salud en el artículo 106 del Código Penal, que pueden considerarse

extremas, y que constituyen fuente de sufrimiento intenso. (párr.9-10)

Pero todo esto no fue así todo el tiempo, lo que se tiene hoy como reglamentación y

protección al derecho de una muerte digna es la suma de una gran cantidad de luchas, que han

marcado una línea de tiempo histórica a raíz de este tema polémico, como lo es la práctica de la

Eutanasia, por lo tanto, en esta obra se hará un breve repaso a estos acontecimientos que dieron

inicio con la despenalización del homicidio por piedad en el año 1997.

En el año 1996, un ciudadano llevó a cabo una demanda por inconstitucionalidad del

artículo 326 del código penal vigente para ese momento, el cual tenía como hecho punible

condenatorio, el que matará a otra persona por piedad, por ejemplo, para cesar grandes dolores y

sufrimientos, tendría como consecuencia la privación de su libertad en prisión de 6 meses hasta

de 3 años. El demandante planteó, que esta ley era “un permiso para matar”, pues se incurría en

una pena muy disminuida en comparación a otras, de igual manera expresó que la vida no era un

objeto y que era imperativo reafirmar el valor de la vida de las personas.

La Corte Constitucional se expresó sobre esta demanda a través de la Sentencia C-239 del

20 de mayo de 1997, dando algo simplemente inesperado, y es que la Corte no sólo declaró

como exequible la norma, sino que además dio excepción a los médicos, para que estos pudieran

realizar un homicidio por piedad, teniendo unos requisitos, sin la preocupación de ser

penalizados. Estos requisitos fueron:


Que el sujeto del procedimiento fuera un enfermo terminal; segundo, que estuviera bajo

intenso sufrimiento o dolor; tercero, que el sujeto hubiera solicitado, de manera libre y en uso

pleno de sus facultades mentales, la realización del procedimiento; y, cuarto, que dicho

procedimiento lo realizará una persona calificada, es decir, un médico. Es importante subrayar

que en esta sentencia la CC reconoció plenamente la obligación que tiene el Estado de proteger

la vida humana.

Expresamente la Corte se refirió así, Sentencia C-239/97 (1997):

R E S U E L V E: Primero: Declarar EXEQUIBLE el artículo 326 del decreto 100 de

1980 (Código Penal), con la advertencia de que en el caso de los enfermos terminales en

que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podrá derivarse

responsabilidad para el médico autor, pues la conducta está justificada. Segundo:

Exhortar al Congreso para que, en el tiempo más breve posible, y conforme a los

principios constitucionales y a elementales consideraciones de humanidad, regule el tema

de la muerte digna. (párr.100-101)

Este fue el primer gran paso, luego se dio un proceso bastante extenso desde 1997 hasta

el año 2014, durante este tiempo se sostuvieron muchos debates sobre la práctica de la Eutanasia,

en ese momento llamado como homicidio por piedad. Fueron varios los movimientos sociales

que dieron voz a aquellas personas que, en su inmenso dolor, pedían y exigían al Estado

Colombiano por la posibilidad y la garantía de poder decidir sobre su muerte y sobre lo que

posteriormente se denominó como derecho a la muerte digna.

De manera tal que en el año 2014 de nuevo la Corte Constitucional se expresó sobre el

tema en discusión a través de la Sentencia T-970 del 2014, la cual trata a profundidad el tema de
la muerte digna como un derecho en Colombia. Está Sentencia de la Corte se da a causa de una

acción de tutela impuesta por Julia, quien por proteger su intimidad se le llamó de esta manera,

contra Coomeva EPS, buscando la protección de sus derechos fundamentales a la vida y a morir

dignamente. De acuerdo a la muerte digna la Corte expresó, Sentencia T-970/14 (2014):

El derecho a morir dignamente, es un derecho fundamental. Esta garantía se compone de

dos aspectos básicos: por un lado, la dignidad humana y por otro, la autonomía

individual. En efecto, la dignidad humana es presupuesto esencial del ser humano que le

permite razonar sobre lo que es correcto o no, pero también es indispensable para el goce

del derecho a la vida. El derecho a morir dignamente es un derecho autónomo,

independiente pero relacionado con la vida y otros derechos. No es posible considerar la

muerte digna como un componente del derecho a la autonomía, así como tampoco es

dable entenderlo como una parte del derecho a la vida. Sencillamente, se trata de un

derecho fundamental complejo y autónomo que goza de todas las características y

atributos de las demás garantías constitucionales de esa categoría. Es un derecho

complejo pues depende de circunstancias muy particulares para constatarlo y autónomo

en tanto su vulneración no es una medida de otros derechos. (párr.12)

De manera tal que la Corte a través de esta Sentencia da pleno reconocimiento al derecho

a morir dignamente como un derecho fundamental y complejo, al igual que dentro de lo que

resolvió la Corte en dicha Sentencia, lo más destacado es, Sentencia T-970/14 (2014):

CUARTO: ORDENAR al Ministerio de Salud que, en el término de 30 días, contados a

partir de la comunicación de esta providencia, emita una directriz y disponga todo lo

necesario para que los Hospitales, Clínicas, IPS, EPS y, en general, prestadores del
servicio de salud, conformen el comité interdisciplinario del que trata esta sentencia y

cumplan con las obligaciones emitidas en esta decisión. De igual manera, el Ministerio

deberá sugerir a los médicos un protocolo médico que será discutido por expertos de

distintas disciplinas y que servirá como referente para los procedimientos tendientes a

garantizar el derecho a morir dignamente. QUINTO: Exhortar al Congreso de la

República a que proceda a regular el derecho fundamental a morir dignamente, tomando

en consideración los presupuestos y criterios establecidos en esta providencia. (párr.219-

220)

Por lo tanto, esta Sentencia dejó como mayor paso, la ordenanza al ministerio de salud

para que elaborará un protocolo que determinará o fuera un referente para llevar a cabo los

procedimientos que garantizaran la muerte digna. Y además el deber que se le dio al Congreso de

la República para que regulará el derecho a morir dignamente, derecho fundamental.

Así fue como en el año 2015 el Ministerio de Salud, a través de la resolución 1216 del

2015, dio a conocer a la población colombiana el protocolo destinado a esos procedimientos

como la Eutanasia dirigidos a garantizar el derecho fundamental a la muerte digna, es decir,

desde el año 2015 está regulado este derecho y su práctica material. Es así como desde dicho año

hasta el más reciente dato estadístico tomado el 20 de mayo, aniversario de la lucha por

conseguir este derecho, se han registrado alrededor de 257 colombianos que han accedido a la

Eutanasia.

La más reciente expresión de la Corte Constitucional ya fue referida antes en esta obra y

es la que termina por reafirmar la plenitud del derecho a morir dignamente. Aquella Sentencia C-

223 del año 2021. De manera que está consagra lo siguiente:


RESUELVE. Primero.- Declarar EXEQUIBLE el artículo 106 de la Ley 599 de 2000,

“Por la cual se expide el Código Penal”, por los cargos analizados, en el entendido de que

no se incurre en el delito de homicidio por piedad, cuando la conducta (i) sea efectuada

por un médico, (ii) sea realizada con el consentimiento libre e informado, previo o

posterior al diagnóstico, del sujeto pasivo del acto, y siempre que (iii) el paciente padezca

un intenso sufrimiento físico o psíquico, proveniente de lesión corporal o enfermedad

grave e incurable. Segundo. - Reiterar el EXHORTO al Congreso de la República

efectuado por esta Corte, entre otras, en las sentencias C-239 de 1997, T-970 de 2014, T-

423 de 2017, T-544 de 2017, T-721 de 2017 y T-060 de 2020 para que, en ejercicio de su

potestad de configuración legislativa, avance en la protección del derecho fundamental a

morir dignamente, con miras a eliminar las barreras aún existentes para el acceso efectivo

a dicho derecho. (párr. 484-485)

Gracias a las diversas Sentencias dadas por la Corte Constitucional, se puede entender

que en Colombia es de suma importancia el derecho fundamental a morir dignamente y que este

mismo se encuentra protegido y debe ser garantizado a todos los ciudadanos, con todo lo

conferido en la resolución 1216 del 2015 del Ministerio de Salud. La Eutanasia es legal en

Colombia, está regulada y además es una herramienta que cumple la función de llevar a la

práctica material este derecho fundamental, tal y como lo reitera la Corte en su expresión más

reciente sobre el tema, de igual manera se reitera la obligación del Congreso para que lleve a

cabo la divulgación y protección de este.

Dentro de los movimientos sociales que apoyan este derecho está la organización

Desclab la cual tiene el lema “Derecho a morir dignamente”, en uno de sus artículos nos aporta

las cifras y barreras para ejercer el derecho a morir dignamente, sentando así un precedente para
quienes se interesen en la discusión y el derecho a ejercer. Además, en DesLab, se han propuesto

a llevar reportes sobre el ejercicio de la Eutanasia y todo lo relacionado con esta, desde el año

2019, el año inmediatamente anterior dieron el que por ahora es su último reporte, el número 4,

sin embargo, se mantienen en firme en su movimiento. Por otro lado, encontramos la Fundación

“Pro Derecho a morir Dignamente”, también llamada DMD, que lleva liderando esta iniciativa

desde 1979, podemos acceder a información sobre estas entidades a través de sus páginas web

donde nos dan a conocer su misión, alianzas e historia.

Esta fundación se ha ganado el respeto de varias instituciones médicas del país, además

de quienes abogan por la población en general y los derechos humanos. Consolidándose como

pionera y referente de la región, al ser la primera que aborda esta temática en Sudamérica.

Actualmente mantiene en firme su lucha por el derecho a la muerte digna, para que este sea

protegido y garantizado de manera que todas las personas conozcan que, si bien se tiene derecho

a la vida digna, así mismo se tiene el derecho a la muerte digna.

Para continuar, cabe resaltar que, en el país la mayoría de los habitantes no desaprueban

la posibilidad de elegir sobre su vida a través de métodos que propicien una muerte digna, como

lo es la eutanasia.

El 72,5 % de las personas en Colombia están a favor de la eutanasia. De acuerdo con la

más reciente encuesta «Colombia Opina» de Invamer, el 72.5 % de las personas en

Colombia están de acuerdo con la posibilidad de acceder a la eutanasia cuando se

experimente sufrimiento físico y psíquico producto de lesiones corporales y

enfermedades graves e incurables. (Correa y Jaramillo, 2021, p. 15)


Por lo tanto, la eutanasia es vista como una posibilidad para concederle a los pacientes

terminales una muerte digna. “Nacer no se escoge, pero morir si se puede escoger. (…) Se ayuda

a morir a las personas y esto sucede porque la persona lo elige dado que su dignidad se ha

terminado” (ADN opinión, 2022, 5m2s). Elegir sobre la vida o muerte digna propia es

fundamental en un Estado que defiende y protege el derecho al libre desarrollo de la

personalidad y a la autonomía de las personas.

Para la elaboración de esta obra, se ha decidido hacer un análisis socio-jurídico, desde la

teoría de la “acción social” de Pierre Bourdieu. En la teoría de Bourdieu se toman en cuenta las

disposiciones de los agentes, así como las situaciones estructuradas en las que actúan, en este

caso se presentan 4 agentes: En primer lugar, se identifica a la población colombiana en general,

resaltando que el campo que se va tratar es el socio-jurídico del país, sin tomar en cuenta cómo

actúan los agentes exteriores, por ahora para este ejercicio no se tomarán en cuenta.

La población colombiana como agente, ha demostrado su aprobación general sobre el

ejercicio de la Eutanasia, tal y como se presentó anteriormente, incluso gracias al reporte #4 de

DesLab, se sabe que desde el año 2015 que se hizo la regulación de la Eutanasia, con la

resolución 1216 del 2015 del Ministerio de la Salud, se han practicado, entre el 2015 y el 2019,

178 procedimientos, que según los reportes han ido en aumento año tras año, lo que demuestra

que el capital simbólico de la población Colombiana en general, es decir su objetivo, es que se

proteja y garantice el derecho a la muerte digna, viendo la Eutanasia como una herramienta para

esto.

De igual manera está el segundo agente, los movimientos sociales y fundaciones, como

DMD y DesLab, que han estado al frente manteniendo una lucha constante por el derecho a la

muerte digna, sin duda alguna su capital simbólico está en la dignificación de este derecho. El
tercer agente, sería a nivel jurídico la institución que se ha preocupado y expresado en suma

sobre el tema, La Corte Constitucional, que desde 1997 ha sido la que ha dado los grandes pasos

en el tema, en sus diferentes sentencias, de las que ya se habló anteriormente. La alta Corte a

través de su gran capital, su capacidad como protectora de los derechos fundamentales y

constitucionales de los ciudadanos colombianos, tiene como capital simbólico, el objetivo de que

estos derechos adquiridos y fundamentales como lo es la muerte digna, que corresponden a un

contexto actual y que se ha debatido desde el 97, sean respetado y tratado como lo que es, un

derecho fundamental, además la propia Corte en ya dos ocasiones ha exhortado al Congreso de la

República a tratar el tema, para que se haga la divulgación, protección y garantizarían de este

derecho fundamental, lo que hasta el día de hoy deja una deuda del Congreso, que ha hecho la

mirada a otro lado y aún no ha cumplido cabalidad con las ordenes de la Corte Constitucional.

Por último, se puede identificar un 4 agente, como lo es la religión, en este caso

tomaremos la religión dominante en el país, como lo es la Iglesia católica-cristiana, las cuales no

conciben bajo ningún concepto la muerte digna, pues profesan que Dios es el único con la

capacidad de decidir sobre la muerte de las personas, así está este sufriendo. No habría ningún

problema si la Iglesia se quedará en su sector como religión, pero como la historia y aún la

actualidad lo demuestran, el país sigue demasiado sujeto a lo que expresa la religión, no sólo eso

sino que la misma posee todavía un capital político importante, es decir pueden llegar a influir

mucho en el rumbo político del país, puesto que muchos de sus devotos hacen lo que se les

ordene por sus creencias, dejando de lado el ejercicio razonable de la política y entrando en una

clase de autoridad religiosa que ordena que hacer. Sin duda alguna a través de los años su capital

simbólico ha sido la total abolición de la Eutanasia y de ese concepto de la muerte digna.


En conclusión, el caso particular de las personas que sufren a causa de una enfermedad

terminal, incurable y sumamente degradante, que son en suma hacia quienes va dirigido el

concepto y derecho de la muerte digna, es muestra clara de una vida no digna. Por lo tanto,

extender sin razón el sufrimiento de una persona va en contra del derecho a la vida digna.

Además, no tiene en cuenta el morir dignamente, que está protegido en Colombia, dónde la

misma Corte Constitucional se ha pronunciado por su cumplimiento, defendiendo a su vez los

derechos: al desarrollo libre de la personalidad y a tomar decisiones de manera autosuficiente

sobre su vida y de desearlo, sobre su muerte, con miras a proteger la dignidad de la persona. De

esta manera, la eutanasia aparece como un camino que puede permitirle a una persona decidir

autónomamente sobre su muerte. Sin dejar de lado que, es un método que es bien visto por la

mayoría de la población colombiana.

Y desde la teoría de Bourdieu, se puede identificar como a través de la “acción social” de

los agentes que actúan en este campo, se han dado pasos hacia lo que se tiene hoy en día,

demostrando una vez más, que es posible cambiar las cosas, la acción social es un camino que se

puede utilizar para la obtención de lo que el contexto y la sociedad pide, todos los agentes

actuarán desde su campo y utilizando su propio capital para llegar a su capital simbólico, pero al

final lo importante es el avance que permite que las personas puedan tener acceso a una muerte

digna que cese su sufrimiento, no es una cura, pero si es un alto, y en ocasiones hay personas que

solo piden que se detenga su dolor. Otra conclusión clara, es la deuda clara que mantiene el

Congreso de la República, que se espera que de pronta respuesta sobre este sensible tema.

Elaborado por, Juan José Amaya Casares 5120221070


José Miguel Plazas Corredor 5120221117

Nikol Dederle Serrano 5120221140

REFERENCIAS

-ADN opinión. (30 de junio de 2022). ¿Es la eutanasia un derecho? [Video]. YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=iVgOOOHL1Yw

-Correa, L., & Jaramillo, J. (2021). Eutanasia en Colombia: cifras y barreras para

ejercer el derecho a morir dignamente en Colombia. DescLAB

https://www.desclab.com/_files/ugd/e0e620_27b339a377d34320a367e29d05df27dc.pdf

-Sentencia C-239/97. (1997, 20 de mayo). Corte Constitucional (Carlos Gaviria, M.P).

https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1997/c-239-97.htm

-Sentencia T-970/14. (2014, 15 de diciembre). Corte Constitucional (Luis Ernesto

Vargas, M.P).

https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2014/t-970-14.htm#_ftn1

-Sentencia C-223/21. (2021, 22 de julio). Corte Constitucional (Paola Meneses, M.P).

https://www.corteconstitucional.gov.co/Relatoria/2021/C-233-21.htm

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