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PARVOVIRUS

CANINOParvovirus Canino
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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”
UNIVERSIDAD
NACIONAL DE PIURA
FACULTAD DE ZOOTECNIA
ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA VETERINARIA
Trabajo encargado

I. ALUMNA:

Ruby Riofrio Ruidiaz

II. CURSO:

Semiología Veterinaria

III. DOCENTE ENCARGADO:

M.V Marco Guerra Delgado

IV. TEMA:

Parvovirus Canino

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Parvovirus Canino
Agosto, 2022

I. INTRODUCCIÓN

El parvovirus canino es una de las infecciones más comunes en perros de entre seis y doce
semanas de edad. Esta enfermedad, causada por el parvovirus canino de tipo 2 (CPV), provoca una
gastroenteritis hemorrágica grave y tiene una alta tasa de mortalidad, ya que no hay tratamiento para
combatir el virus a menos que se traten los síntomas visibles y se refuerce el sistema inmunitario. Así
mismo la tasa de morbilidad también es elevada debido al fácil contagio entre un individuo enfermo a uno
sano. Tiene un rápido desenlace fatal en menos de 10 días sin un tratamiento correcto

Apareció por primera vez a finales de 1970, esta enfermedad, en sus comienzos, vino
acompañada de grandes pérdidas económicas en criaderos civiles y militares de Estados Unidos de
América, donde se empezó a estudiar.

II. OBJETIVOS
 Conocer sobre el virus del parvovirus canino

 Identificar los signos y síntomas pertenecientes a la enfermedad de parvovirus canino para hacer
un correcto diagnóstico

 Conocer el tipo de tratamiento a utilizar para combatir la enfermedad de parvovirus canino

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Parvovirus Canino
III. MARCO TEÓRICO

3.1. ETIOLOGÍA

Esta enfermedad está causada por un parvovirus perteneciente a la familia Parvoviridae,


subfamilia Parvovirinae, género Protoparvovirus, especie Protoparvovirus carnívoro 1, especie a la
que pertenecen actualmente el parvovirus canino tipo 2 (PVC-2) y el virus de la panleucopenia
felina (Aguilar, 2014).

La familia Parvoviridae está formada por pequeños virus isométricos no desarrollados con
un genoma lineal de ADN monocatenario. El genoma de los parvovirus se encuentra entre los más
pequeños de los virus de ADN, lo que afecta a su ciclo vital (Grecco Patiño, 2014).

Existen dos subfamilias: Parvovirinae, que incluye los virus de los vertebrados y
Densovirinae cuyos miembros infectan a los artrópodos (Aguilar, 2019).

Los parvovirus también se conocen como picodnavirus. Su genoma está formado por ácido
desoxirribonucleico (ADN). Son viriones isométricos con un diámetro de entre 18 y 26 nanómetros
(nm), con asimetría icosaédrica. Pueden tener 32 capsómeros y no tienen envoltura lipídica, por lo
que son resistentes a los disolventes lipídicos como el éter y el cloroformo, y su cápside le brinda
resistencia a la temperatura (60°C). Son muy resistentes en el medio ambiente, hecho que les
permite una larga supervivencia, aspecto importante en las infecciones indirectas. También son
resistentes a las enzimas proteolíticas y estables a valores de pH entre 3,0 y 9,0 (Uchile, 2019).

En cuanto a la replicación viral, su pequeño genoma (5.000 nucleótidos) lo limita para que
sólo pueda replicarse en células en división o, como en el caso de los dependovirus, requiere la
presencia de un adenovirus para completar su replicación. Para la transcripción, el ADN
monocatenario debe convertirse en ADN bicatenario y luego transcribirse en ARNm mediante una
transcriptasa celular. Los procesos de replicación y maduración tienen lugar en el núcleo de la
célula huésped, donde dejan cuerpos de inclusión que desplazan la cromatina (Aguilar, 2019).

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El parvovirus canino (CPV) es un virus nuevo que continúa evolucionando y da lugar a
nuevos tipos antigénicos y mutantes de virus que se diseminan a través de la población canina. Los
mutantes más exitosos, desde una perspectiva evolutiva, parecen ser seleccionados por una unión
mejorada al receptor de CPV, el receptor de transferrina canina, y por un rango extendido de
hospedadores, que para los tipos antigénicos más nuevos ahora incluye tanto al perro como al gato.
Los nuevos virus también muestran diferencias antigénicas que se pueden definir por la unión de
ciertos anticuerpos monoclonales; también difieren en su reactividad en las pruebas de
neutralización del virus, utilizando sueros inmunes producidos contra los diversos tipos antigénicos
(Aguilar, 2019).

3.2. EPIDEMIOLOGÍA

En 1967 se identificó un virus canino diminuto que provocaba signos digestivos y


respiratorios, que se denominó CPV-1, la mayoría de las infecciones son asintomáticas. Desde
1978 se describen infecciones sintomáticas por CPV-2, en la década de los 80 produce la
pandemia, dada la ausencia de inmunidad natural ante CPV-2. Durante las primeras semanas de
vida los cachorros presentan inmunidad materna si la madre tiene anticuerpos anti-CPV, pero
desde las 6 semanas a los 6 meses dependen de la inmunidad vacunal (Aguilar, 2019).

Desde el principio, la enfermedad se ha caracterizado por la rapidez con la que se ha


propagado, no sólo en los Estados Unidos de América sino en todo el mundo. Esto se debe a las
características de resistencia ambiental del virus, a su modo de eliminación y al hecho de que
afecta a perros de cualquier edad, sexo o raza. La morbilidad es del 100%, y la mortalidad varía
con la edad. En los cachorros, la mortalidad es del 100%, y la enfermedad tiene un curso agudo en
la mayoría de los casos. En el perro adulto, la mortalidad es menor y, según algunos autores, varía
entre el 5 y el 40% en caso de diagnóstico eficaz y tratamiento racional (Uchile, 2019).

No hay pruebas de infección humana por parvovirus canino. A este respecto, se ha observado
que las personas que sufrieron diarrea mientras cuidaban de perros infectados por el parvovirus
canino no desarrollaron anticuerpos contra este virus (Uchile, 2019).

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3.3. PATOGENIA

El PVC se replica en las células linfoides de la orofaringe, ganglios linfáticos mesentéricos y


timo, después de 3 a 5 días se disemina por vía hematógena a las células de las criptas del intestino
delgado y células epiteliales de la cavidad oral, lengua y esófago (Aguilar, 2019).

Normalmente, las células epiteliales de las criptas intestinales maduran en intestino delgado
y a continuación migran del epitelio germinal de las criptas intestinales a las puntas de las
vellosidades. Al llegar a estas últimas, las células epiteliales intestinales adquieren su capacidad de
absorción y ayudan en la asimilación de nutrientes. Parvovirus canino infecta el epitelio germinal
de las criptas intestinales y origina la destrucción y colapso del epitelio, como resultado se
deteriora el recambio normal de las células (por lo general entre uno a tres días en intestino
delgado) y se acortan las vellosidades (Aguilar, 2014).

Los órganos linfoides, pulmones, hígado, riñones, médula ósea y, en animales muy jóvenes,
las células del miocardio también se infectan. En el intestino la necrosis de las células de la cripta
infectada lleva al colapso de las vellosidades y pérdida de la integridad del epitelio intestinal y
menos asimilación por alteración de la mucosa. La traslocación de bacterias y endotoxinas por
pérdida de la barrera epitelial intestinal puede provocar bacteriemia sistémica, coagulación
intravascular diseminada y muerte, depleción de linfoctitos y neutropenia, hipoglucemia,
hipopotasemia, deshidratación y sepsis (Aguilar, 2019).

En las infecciones graves, los resultados suelen ser neutropenia y linfopenia. Las infecciones
bacterianas secundarias con microflora gramnegativa y anaerobia dan lugar a complicaciones
adicionales relacionadas con daños intestinales, bacteriemia, endotoxemia y coagulación
intravascular diseminada. Los títulos de anticuerpos séricos pueden detectarse a los 3-4 días de la
infección y se mantienen constantes durante al menos un año (Aguilar, 2014).

La enfermedad tiene una incubación rápida y un curso agudo, es decir, el virus mata al
animal en los primeros diez días, de lo contrario el cachorro desarrolla sus defensas inmunitarias y

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destruye el virus. Si el cachorro sobrevive siete días después de las primeras heces sanguinolentas,
tiene muchas posibilidades de sobrevivir; los primeros cuatro días son muy críticos, cuando suele
producirse el desenlace fatal. Si al cuarto día el cachorro deja de vomitar, camina y empieza a
mover la cola, hay esperanzas de salvarlo, pero se trata de una enfermedad muy grave y nunca se
sabe lo que puede pasar en esos diez días (Escalera, 2021).

3.4. VÍAS DE TRANSMISIÓN

La principal vía de infección es la oral. La exposición oral de perros susceptibles a heces


contaminadas o a filtros de cultivo de tejidos que contienen parvovirus provoca un cuadro clínico
característico. Los insectos y los roedores también pueden servir de vectores y desempeñan un
papel importante en la transmisión de la enfermedad. El periodo de incubación normal (tiempo de
exposición al virus cuando aparecen los signos de la enfermedad) es de 7 a 14 días. El virus puede
encontrarse unos días antes en las heces, antes de la aparición de los signos clínicos de la
enfermedad, y puede persistir durante una o dos semanas después de la aparición de la enfermedad.
Si el cachorro se recupera de la infección por parvovirus, será inmune a la reinfección,
probablemente durante al menos veinte meses, si no toda su vida. Además, no se libera ningún
virus en las heces tras la recuperación (Escalera, 2021).

3.5. SIGNOS CLÍNICOS

Los signos clínicos pueden ser variables y dependen de la edad y el estado inmunitario del
animal infectado, así como de la raza susceptible (Escalera, 2021). Los signos clínicos iniciales de
la infección en los perros no son específicos de la enfermedad y suelen incluir sólo anorexia,
depresión, letargo y fiebre; posteriormente, la mayoría de los perros infectados desarrollan
vómitos, diarrea mucoide o hemorrágica y leucopenia (Aguilar, 2014).

En los cachorros de más de dos semanas, los tejidos más afectados por el PVC-2 son el tejido
linfoide, el epitelio intestinal y la médula ósea. El virus llega a la mucosa intestinal a través del
torrente sanguíneo, se replica en el epitelio germinal de las criptas intestinales, provocando la
pérdida de las vellosidades intestinales y el colapso del epitelio intestinal, la pérdida de la

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capacidad de absorción y el desarrollo de una diarrea hemorrágica entre cuatro y cinco días
después de la exposición oral. Puede producirse linfopenia y, en casos graves, panleucopenia
debido a la necrosis del tejido linfoide y a la destrucción de las células mieloproliferativas de la
médula ósea (Aguilar, 2014).

Para poder clasificarlos mejor, es importante analizar con más detalle la sinología y algunos
de los antecedentes aportados por diversos autores. Al considerar este punto, debemos distinguir
entre las diferentes formas de presentación de la enteritis viral canina o enfermedad por parvovirus
canino:

3.5.1. FORMA CARDÍACA

a) CUADRO SOBRE-AGUDO:

Presente en cachorros entre las 4 y 12 semanas de edad. Denominado tambien Sindrome


Miocárdico; la miocarditis por parvovirus puede desarrollarse tras una infección en el útero o
en cachorros de menos de ocho semanas de edad y suele afectar a todos los perros de una
camada. Los perros con miocarditis por CPV-2 suelen encontrarse muertos o sucumbir tras un
episodio de disnea, llanto, quejidos, arcadas, vómitos improductivos y muerte en pocos
minutos u horas. Los cachorros que sobreviven a este cuadro presentan alteraciones
electrocardiográficas, congestión cardíaca y edema pulmonar. La insuficiencia cardíaca
congestiva también puede producirse en cachorros aparentemente normales entre las 6 semanas
y los 6 meses de edad (Aguilar, 2014; Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

Fig1. Corazón de cachorro muerto por


miocarditis provocada por Parvovirus
Fuente: Aguilar, 2019

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3.5.2. FORMA ENTÉRICA

b) CUADRO SUB-AGUDO:

Leve diarrea que fácilmente responde al tratamiento, el animal permanece como


portador sano de la enfermedad y no presenta hipertermia (Aguilar, 2019).

c) CUADRO AGUDO:

Se presenta con vómitos severos y explosivos, anorexia, decaimiento y diarreas de color


gris amarillento pastosas o acuosas al inicio y luego contiene variables cantidades de sangre.
Este cuadro conlleva a una deshidratación rápida que afecta a los cachorros de forma muy
grave. Se produce hipertermia entre 40 y 41°C para luego pasar a una temperatura normal e
incluso llegar a la hipotermia; además de signos visibles de debilidad, anorexia y vómitos. La
diarrea que se presenta va de mucoide a sanguinolenta, con un olor fecal y sanguinolento
característico, además de una deshidratación grave, con pérdida de peso, malestar abdominal y
signos de dolor. La pérdida de sangre entérica puede llegar a provocar anemia y la
hipoproteinemia puede ser una consecuencia de la hipoalbuminemia o de ambas. Los vómitos y
la diarrea pueden contribuir a graves alteraciones electrolíticas y a la deshidratación, lo que
puede conducir a una azoemia prerrenal y a posibles complicaciones de la insuficiencia renal
aguda (Aguilar, 2014; Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

Fig2. Diarrea mucosanguinolenta


provocada por Parvovirus
Fuente: Aguilar, 2019

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Hay informes de signos neurológicos en pacientes infectados por el parvovirus canino;
esta enfermedad neurológica primaria no se debe al PVC-2, sino que se produce como
resultado de una hemorragia del SNC, una coagulación intravascular diseminada (CID) o una
hipoglucemia durante el proceso de la enfermedad, una sepsis o trastornos ácido-básicos.
También es posible la infección concomitante con el virus del moquillo canino; no se ha
notificado hipoplasia cerebelosa, común en gatitos infectados con el virus de la panleucopenia
felina antes del nacimiento o en bebés y cachorros infectados con el parvovirus canino de tipo
2 (Aguilar, 2014).

RAZAS SUCEPTIBLES:

Se ha observado que los cachorros de entre seis semanas y seis meses de las razas
Rottweiler, Doberman Pinscher, Pit Bull, Golden Retriever, Staffordshire, Pastor Alemán y
Alaskan Malamute, que tienen una mayor predisposición genética a la infección, son los más
expuestos. Según un estudio, la raza más afectada es el Rottweiler, con un 22%, seguida del
Golden Retriever, con un 15%, y el Caniche y el Chihuahua, con un 14% (Escalera, 2021).

En los perros de pelo negro, el sistema inmunitario tarda más en desarrollarse y no está
totalmente maduro hasta los siete meses de edad. Por lo tanto, hasta esta edad deben ser
revacunados con frecuencia, especialmente contra el parvovirus, una enfermedad a la que son
más susceptibles (Aguilar, 2019).

3.6. DIAGNÓSTICO

3.6.1. DIAGNÓSTICO CLÍNICO:

La sinología clínica nos puede orientar en el diagnóstico ya que existe un ligero patrón
respecto a la enfermedad como la presencia de vómitos y diarreas sanguinolentas, el olor
fétido de las mismas, la notable deshidratación del paciente y la temperatura. Además de que
son siempre los cachorros que no tienen ningún control de vacunación los que son más

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recurrentes en padecer la enfermedad. Pero dado que es inespecífica, debe ser corroborada con
datos de laboratorio. (Aguilar, 2019).

3.6.2. DIAGNÓSTICO LABORATORIO:

a) PRUEBA KIT RÁPIDO PARVOVIRUS CPV:

Prueba de inmunocromatografía para parvovirus canino. El kit de prueba de


parvovirus canino está diseñado para detectar antígenos de parvovirus canino en las heces.
Dos anticuerpos del kit se unen específicamente a diferentes epítopos de los antígenos. Tras
la absorción en la esponja de celulosa, los antígenos del parvovirus se desprenden y se unen
al complejo oro-coloide del anticuerpo monoclonal del parvovirus canino en la esponja,
formando un complejo anticuerpo-antígeno (Ab-Ag). Este complejo se divide en tres capas
Ab-Ag-Ab con el anticuerpo monoclonal de otro anti-Parvovirus canino en la membrana de
nitrocelulosa en contacto directo. Los resultados de la prueba se muestran en líneas de
control y de prueba, que utilizan los principios de la inmunocromatografía (Escalera, 2021).

Procedimiento de la Prueba

 Tome una muestra de las heces o del vómito del perro con el hisopo, teniendo cuidado
de recoger la cantidad correcta para el análisis (Figura 3). La muestra de heces puede
tomarse directamente de las paredes del ano del perro o de las heces del suelo
(Cromavet, 2016).

Fig3. Cantidad adecuada para


realizar la prueba

1. No es suficiente
2. Bueno
3. Bueno
4. Demasiado

Fuente: Cromavet, 2016

 Introduzca la torunda con la muestra en los tubos de torunda. Agitar para asegurar la
correcta extracción de la muestra.

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 Coloque el casete de prueba en una superficie plana y limpia. Mantenga el
cuentagotas en posición vertical y transfiera 3 gotas de la muestra extraída
(aproximadamente 120 μl) en el pocillo de la muestra (S) del casete de prueba, ponga
en marcha el temporizador.

 Lea el resultado después de 5 minutos. No interpretar los resultados después de 10


minutos.

Fig4. Procedimiento de la Prueba CPV

Fuente: Cromavet, 2016

INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS

- Positivo: Se observa la presencia de la línea C y de la línea T,


independientemente de que la línea T sea fuerte o débil.

- Negativo: Sólo aparece la línea C clara.

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- Inválido: No aparece ninguna línea de color en la región C, independientemente
de la apariencia de la línea T.

b) PRUEBA DE ELISA:

El método más práctico para detectar el antígeno parvoviral se lleva a cabo en materia
fecal extraída mediante un hisopo rectal. Es una prueba muy precisa, capaz de detectar las
tres variantes circulantes del CPV-2. Es el procedimiento de elección, sensible y especifico,
posible falso positivo con vacunación reciente (5 a 12 días posvacunación presentes en las
heces) y posibles negativos falsos con muestras fecales que hayan sido obtenidas fuera del
periodo de excreción o diarrea hemorrágica profusa ya que el antigeno diluido o en
complejos no reacciona con el anticuerpo de análisis (Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

c) HEMOGRAMA COMPLETO:

Recuento sanguíneo completo, leucocitos con leucopenia en los primeros cuatro o cinco
días de la enfermedad, seguido de leucocitosis con linfocitosis debido al cuadro bacteriano.
El hemograma sirve para evaluar el grado de anemia en caso de hemorragia. La leucopenia
es frecuente, la hipopotasemia, la hipoalbuminemia y la hipoglucemia son efectos
secundarios corregibles. La azotemia prerrenal y la hiperactividad de las enzimas hepáticas
son frecuentes (Escalera, 2021).

d) PRUEBAS MOLECULARES PCR:

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La PCR ha demostrado ser la prueba más sensible para la detección del parvovirus canino.
En su forma convencional, alcanzó una sensibilidad del 93,15% en comparación con la
PCR en tiempo real, que es la prueba de referencia. Esta prueba se ha convertido en la
técnica de elección para los perros con signos clínicos negativos en otras pruebas de
diagnóstico (Escalera, 2021).

e) PERFIL DE BIOQUÍMICA SÉRICA:

Debe incluir lo siguiente: ALT, AST, fosfatasa alcalina, urea, creatinina, proteínas totales,
albúmina, sodio, potasio, cloruro, bilirrubina, glucosa, colesterol, calcio, fósforo, magnesio.
Estas mediciones son importantes en animales con vómitos, diarrea, ascitis, pérdida de peso
o anorexia sin causa aparente, para establecer un diagnóstico y tratar el problema
adecuadamente (Escalera, 2021).

f) ECOGRAFÍA DEL TRACTO GASTROINTESTINAL:

Es útil en animales con dolor abdominal agudo, vómitos, diarrea, pérdida de peso,
distensión abdominal o anorexia de etiología desconocida. Se puede evaluar el tamaño, el
grosor, la ecogenicidad, la homogeneidad y la estructura del órgano. También puede
utilizarse para detectar la presencia de líquido libre, reacción peritoneal, etc (Escalera,
2021).

g) ANATOMÍA PATOLÓGICA:

Microscópicamente se observa contenido intestinal acuoso, hemorrágico y oscuro, con una


severa congestión vascular y erosiones superficiales, aguda necrosis del epitelio Intestinal
desde la base de las criptas hasta la cima de las vellosidades intestinales. Generalmente
estas lesiones se ubican en el intestino delgado y en casos severos se propagan al colon
ascendente. En el síndrome Miocarditis se observan líneas pálidas en el miocardio, corazón
dilatado afectando más al ventriculo izquierdo.

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Las lesiones secundarias incluyen edema pulmonar, ascitis, congestión hepática y
esplénica. En el intestino se puede observar necrosis del epitelio de las criptas y de las
vellosidades. En la necropsia el intestino se encuentra enrojecido en yeyuno e ileon, la
serosa tiene un aspecto brillante y la mucosa se observa enrojecida, contenido intestinal
sanguinolento y fétido. No es raro encontrar áreas de intususcepción.

3.6.3. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL:

Los signos clínicos asociados con la infección de la Parvovirosis Canina son similares a otras
enfermedades como: Coronavirus canino, Distemper canino (fase intestinal). gastroenteritis
parasitaria, gastroenteritis bacteriana, intoxicación, intususcepción, obstrucción intestinal y
hepatits. Las cuales pueden descartarse por medio de los exámenes de laboratorio, rápida
evolución de la enfermedad y la historia clínica del paciente (Aguilar, 2019).

3.7. PRONÓSTICO

La evolución del hemograma permite emitir un pronóstico fiable, la leucopenia se ha


correlacionado con atrofia del timo y ganglios linfáticos y con hiperplasia relativa de la médula
ósea. Si el recuento total de leucocitos, linfocitos, monocitos y eosinófilos sanguíneos es elevado,
el pronóstico es favorable. Favorable con el tratamiento adecuado, si se sigue el protocolo
delineado se espera una tasa de éxito del 93-95% en casos graves y confirmados de enteritis
parvoviral (Aguilar, 2019).

3.8. TRATAMIENTO

No existe un tratamiento específico que haga frente al virus, por lo que el tratamiento se basa
más que todo a conseguir un volumen circulatorio eficaz, controlar infecciones bacterianas
secundarias y proporcionar descanso al tubo digestivo (Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

El tratamiento para parvovirus canino es sintomático, se inicia con fluidoterapia agresiva, de


elección cristaloides (Lactato de Ringer) 40 a 60ml/kg/día, si fuese necesario corregir la
deficiencia de glucosa mediante dextrosa 5%. Antieméticos como metoclopramida 0.5 mg/kg/8h

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SC o IV, antiácidos como la cimetidina 5-10 mg/kg/8h SC o IV. protectores de la mucosa:
sucralfato 30-40 mg/kg/8-12h por vía oral, antibioterapia de amplio espectro Amoxicilina-
clavulanico: 22mg/kg/12 h, Metronidazol 10mg/kg/12h (Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

Productos neutralizantes de endotoxinas, reducen significativamente el riesgo de shock


endotóxico. Una buena opción es utilizar el suero de animales que han superado la infección. el
cual debe ser recogido dentro de los 4 meses post infección, este suero debe diluirse con solución
salina fisiológica a partes iguales (4ml/kg) y administrarse por vía intravenosa en 30 a 60 minutos
(Aguilar, 2019; Escalera, 2021).

3.9. CONTROL Y PREVENCIÓN

Los perros infectados con VPC liberan grandes cantidades de virus en sus heces durante la
enfermedad. Éstas, así como los fómites y lugares de contaminación, son altamente infecciosos
para otros perros. Por lo tanto, se debe aconsejar al propietario de un perro infectado con VPC que
lo mantenga aislado de otros animales hasta al menos una semana después de que se haya
recuperado por completo (Aguilar, 2019).

El parvovirus permanece en el ambiente hasta 7 meses o más, por lo que las superficies
interiores deben higienizarse y luego desinfectarse con lejía diluida (1:32 en agua) y virucidas de
amonio. Sólo deben mantenerse los perros inmunes en las inmediaciones de la persona afectada. El
hipoclorito de sodio al 1%, la formalina al 2% y la fumigación con gas formaldehído son los
métodos más eficaces de desinfección (Aguilar, 2019).

Un correcto protocolo de vacunación es esencial para la prevención del parvovirus. La


educación del propietario es importante en cuanto a la vulnerabilidad del cachorro y la limitación
de la exposición a otros perros durante este periodo. La vacunación es esencial y debe comenzar a
las 5-8 semanas de edad. La última vacunación debe administrarse entre las 16 y las 20 semanas de
edad (Aguilar, 2019).

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IV. CONCLUSIONES

Tenemos claro que el parvovirus canino proviene de la familia Parvoviridae se encuentra entre los más
pequeños de los virus de ADN, se replica en las células linfoides de la orofaringe, ganglios linfáticos
mesentéricos y timo manifestando síntomas que van desde el vómito y diarreas hasta generar cuadros
cardíacos mortales en los animales. Al ser el parvovirus canino una enfermedad de alta mortalidad se
recomienda a los propietarios la visita al Médico Veterinario para que sus mascotas reciban un adecuado
plan de vacunación.

Las hembras que estén destinadas a la reproducción deben tener su plan de vacunación al día, de esta
manera transmitirán mayor cantidad de anticuerpos matemos a sus cachorros y obtendrán una mejor
inmunidad.

Además, diagnóstico que se realizan con las pruebas kit rápidas de parvovirus, la prueba de ELISA es la
más específica de forma cuantitativa pues mide anticuerpos IgM en perros enfermos y primovacunados
por lo cual se recomienda realizar la prueba dias posteriores a la vacunación de los caninos para verificar
si el sistema inmunológico está respondiendo correctamente a la vacunación mediante la medición de
títulos de anticuerpos.

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V. BIBLIOGRAFÍA

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