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ABOGADOS
Señores Magistrados
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTÁ
SALA CIVIL
Att: Corte Suprema de Justicia - Sala de Casación Civil
E. S. D.
I. OPORTUNIDAD DE LA IMPUGNACIÓN
Por ello, es claro que la entidad pública accionada erró de manera grave, pues pese
a que estaba acreditado dentro del proceso que el BBVA tenía a su favor garantía
fiduciaria sobre inmuebles y que la deudora lo había reconocido en tercera clase,
procedió a graduar la acreencia en la quinta clase, haciendo caso omiso de la norma
citada.
Visto que el acreedor con garantía fiduciaria se asimila para todos los efectos
legales a un crédito prendario o hipotecario según la naturaleza de los bienes,
conviene poner de presente además que la Superintendencia dejó de aplicar el
artículo 50 de la Ley 1676 de 2013 que de manera expresa establece: “ARTÍCULO
50. LAS GARANTÍAS REALES EN LOS PROCESOS DE REORGANIZACIÓN.”,
título que significa que su regulación también cobija a las garantías reales. Lo
anterior significa que: (i) si la fiducia mercantil se asimila a la prenda o hipoteca y la
prenda o hipoteca son garantías reales, y (ii) la Ley 1676 de 2013 extiende en su
artículo 50 sus beneficios a las garantías reales, es claro que la fiducia al tener el
tratamiento de garantía real queda cubierta con sus beneficios.
En conclusión, es claro que: i) El Banco BBVA está amparado con una garantía
fiduciaria en la modalidad de fiducia en garantía – hecho probado en el expediente;
(ii) la fiducia en garantía sobre inmuebles de conformidad con lo establecido por el
artículo 43 de la Ley 1116 de 2006 se equipara a una hipoteca; (iii) que la
providencia objeto de censura constitucional no podía reconocer al banco como
acreedor quirografario sino como acreedor de tercera clase; y (iv) que al
comprender el artículo 50 de la Ley 1676 de 2013 a las garantías reales, los
beneficios y previsiones allí establecidas aplican al Banco BBVA quien tiene
garantía fiduciaria sobre inmuebles y por tanto debe recibir el trato de un garantía
real (hipoteca-tercera clase)
Está claro que las normas son claras y la entidad accionada no puede
desconocerlas como sucedió con las providencias objeto de censura. No se trata
como erradamente indicó el Tribunal de un problema de interpretación sino en la no
aplicación de normas que son claras y precisas.
Respecto a este punto es menester señalar que la decisión del Juez concursal de
calificar y graduar al Banco como acreedor quirografario y no como acreedor de
tercera clase fue resultado de su capricho y no de la valoración integral del
material probatorio, puesto que solo tuvo en cuenta la ausencia de la inscripción
de la garantía real en el registro de garantías mobiliarias, registro que como ya fue
explicado anteriormente no resulta exigible para los acreedores con garantías
reales.
Se insiste que la entidad pública accionada omitió valorar el material probatorio que
obra dentro del expediente resultante de cada una de las etapas procesales
desarrolladas dentro del proceso concursal como lo son:
Todos esos documentos dan cuenta que el Banco BBVA siempre estuvo reconocido
por el deudor como acreedor de tercera clase en atención a lo establecido en el
artículo 43 de la Ley 1116 de 2006 y el artículo 50 de la Ley 1676 de 2013, y ponen
de presente que CENTER CITY PARKING S.A.S. no solo fue en contra de sus
propios actos, sino que en un acto contrario a la buena fe desconoció la calidad de
acreedor de tercera clase del Banco que estaba clara y que no había sido objeto de
reproche durante el proceso y que ella misma había reconocido. De esta manera se
configura un defecto fáctico a la luz de lo establecido jurisprudencialmente por la
Corte Constitucional por la ausencia de valoración integral del material probatorio. 1
De otra parte y aun cuando lo anterior es suficiente para evidenciar el yerro, llamo
la atención que ningún otro acreedor o sujeto procesal discutió dentro de la
oportunidad procesal respectiva, es decir dentro del traslado de los proyectos de
calificación y graduación de créditos la condición de acreedor de tercera clase del
Banco, quedando incólume dicha situación como consecuencia de la desatención
de las cargas procesales y del principio de preclusión. Siendo ello así y no existiendo
inconformidad alguna y tampoco trasgresión de norma imperativa, mal podía la
Superintendencia desdecir de lo reconocido por la misma deudora, máxime cuando
de acuerdo con la Ley 1116 de 2006 la relación de su pasivo implica su
reconocimiento. En conclusión, la Superintendencia no solo dejó de valorar las
pruebas, sino que de manera irregular ocupó la posición de parte, al desconocer un
crédito que ninguno de los acreedores cuestionó y además dejó de lado que ningún
acreedor objetó el reconocimiento de tercera clase hecho por la deudora en favor
del Banco BBVA.
Las anteriores razones, así como las expuestas en la acción de tutela sirven de
sustento para solicitar la revocatoria de la providencia de primera instancia y, en
consecuencia, otorgar el amparo constitucional que se pide.
IV. PETICIÓN
V. NOTIFICACIONES
Cordialmente,