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virginia chavez
29/11/19 TRABAJO SOCIAL
Índice
1.- “Habilidades de Comunicación en Intervención Social. Manual práctico”.
Capítulo 4.
a) Dar explicaciones.
b) Dar ánimo y seguridad.
c) Tranquilizar.
d) Recontextualizar.
e) Realizar interpretaciones.
a) Ejercicio 8.1.
b) Ejercicio 8.2.
c) Ejercicio 8.4.
Capítulo 4.
a) Las tres habilidades asociadas a la empatía descrita por Shulman (1984) son:
Llegar a los sentimientos, lo que supone <<pasar a ocupar el puesto del
cliente (Shulman, 1984) y acercarse así a todo lo que humanamente sea
posible a la experiencia ajena.
Exteriorizar una comprensión de los sentimientos del cliente, lo cual
implica dejar de lado la incredulidad o reacciones similares y, en cambio,
"indicar con palabras, gestos, expresiones, posturas físicas o a través del
tacto, la comprensión del trabajador de la emoción expresada".
Traducir con palabras los sentimientos del cliente, lo que es
especialmente importante cuando son incapaces de expresar ciertos
sentimientos, bien porque no entienden del todo una emoción, o porque
"el cliente podría no estar seguro de que es normal tener un sentimiento
semejante o compartirlo con el trabajador".
b) Es importante decir que las preguntas pueden utilizarse como una manera de
estimular la autorreflexión —como un medio para que las personas vuelvan a
sus propios pensamientos y a su propia base de conocimientos— porque aquí
está el quid de la autodeterminación y del empoderamiento.
Kadushin (1990) describe 5 tipos de preguntas inútiles:
Preguntas directas o sugerentes.
Demasiadas preguntas de respuesta sí/no.
Preguntas embrolladas o poco claras.
Preguntas de doble o múltiples respuestas.
Demasiadas preguntas ¿por qué?
Capítulo 5.
c) Ejercicio 8.4.
Mamá: 1,5.
Papá: 1,5.
Hermana: 1,5.
Tía Marga:1,5.
Tío Rafa: 1,5.
Tito Carlos: 1,5.
Primo Javi y prima María: 1,5.
Abuela y abuelo: 1,5.
Vecina Toni: 4,2,6.
Vecino José: 3,6.
Vecina Virginia: 1,5.
Alejandro amigo:1,5.
Marta amiga: 5.
Dani amigo: 5.
María amiga: 1,5.
Laura conocida: 8.
María conocida: 8.
Dani amigo: 7.
Claudia compañera de piso: 1,5.
Lorena compañera de piso: 1,5.
Ainhoa compañera de clase: 1, 5.
Viki compañera de clase: 1,5.
Juanmi compañero de clase: 1,5.
María compañera de clase: 1,5.
Agustín médico: 5.
Apartado 2.
Habilidades para la intervención en crisis.
Es muy importante que los terapeutas sean capaces de mantener la calma en
situaciones de emergencia, utilizar el sentido común y transmitir seguridad en sí
mismos. En casos de pérdidas, es necesario diferenciar entre la empatía y la simpatía.
Además, una manera de fomentar la dependencia es centrarse en las opciones
disponibles en lugar de repetir una y otra vez los detalles de la situación de crisis. Hay
que centrarse en las acciones, en los puntos fuertes y las experiencias positivas pasadas
y presentes de la persona.
En los primeros pasos, el terapeuta puede plantear algunas preguntas al cliente para
determinar cuál es la mejor estrategia a seguir. Además de formular preguntas sobre el
suceso presente, plantea otro tipo de preguntas que tiene el objetivo de hacer que la
persona que participa en el proceso de interpretación de la reacción a la crisis.
Las personas que intervienen en crisis deben buscar ayuda médica, buscar a su
familia, vecinos, amigos o a otras personas externas que se queden con ellos hasta que
se les pase la crisis. Las víctimas de crisis suelen ser incapaces de emprender estas
acciones por sí mismas y necesitan depender de los demás durante un breve período de
tiempo.
El profesional que interviene en una situación de crisis acepta la dependencia de la
víctima hasta que está preparada para una derivación o para cuidar de sí misma.
Las reacciones a las crisis en las que ha habido algún tiempo de pérdida siguen una
serie de etapas diferenciadas. La reacción inicial es de shock y negación. Al irse
desvaneciendo la negación, aparece la ira, que puede alcanzar al terapeuta. La
aceptación y el posterior afrontamiento tiene lugar cuando la persona puede volver a
movilizar sus capacidades y sus recursos de afrontamiento y empezar a planificar e
implementar acciones que conduzcan a la recuperación.
Otra habilidad que utilizan los profesionales es la confrontación. Muestran las
discrepancias presentes en la situación de crisis o en sus implicaciones para suscitar una
actuación inmediata. A menudo este tipo de confrontación es necesario para que una
persona que está estancada se centre y empiece a moverse en alguna dirección.
En las situaciones de crisis el tiempo suele ser una variable fundamental. De todos
modos, es posible ser empático y confrontar al mismo tiempo; el tono de voz; la postura
corporal y la expresión facial pueden marcar la diferencia entre una confrontación hostil
y una confrontación constructiva. En otras palabras, la confrontación debe ser asertiva,
en lugar de agresiva, y encajar con los objetivos de la ayuda.
Los trabajadores de los servicios sociales que intervienen en situaciones de crisis
deben estar muy familiarizados con las características sociológicas, económicas y
culturales de la comunidad en la que trabajan y con los recursos disponibles dentro de la
propia comunidad.