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El Ayllu y la reverberación en la comunicación política

En primera instancia, no se podrá agotar el significado de Ayllu pues la determinación de esta categoría
incurriría en la limitación y perdida de horizonte en el presente tema. en Segunda instancia las formas de
comunicación política ancestrales tienen un hilo de Ariadna, para salir del entrampe nihilista de las sociedades
modernas respecto a La Política.
El Ayllu, es el fundamento organizativo del Tawantinsuyu y abarca, elementos objetivos y subjetivos. Este no
puede ser equiparado con un pueblo, una aldea, o una comunidad –en el sentido moderno- de sólo relaciones
humanas intrínsecas. Este grupo emparentado no puede ser considerado como la base de la “sociedad” pues tal
proposición sería una contradicción en sí mismo. En ese sentido, desde la apreciación de esta categoría podría
realizarse un acercamiento a una forma de comunicación política reverberante.
Debemos tener en cuenta que el depositario del poder -cualquier tipo de poder- es el Ayllu. Pues, en este se
discurre las potencialidades y las limitaciones. El Ayllu, no solo es una forma de relación humana, sino que, en
este discurre toda la mística que hace posible una buena decisión. Esta forma de relación está vinculada a
factores objetivos como el emparentamiento, el prestigio de trabajo comunal realizado, sean estos en el campo o
administrativo, también, el rol de dirigencia o rol de autoridad originaria. Empero, los factores trascendentales
son los factores subjetivos y espirituales, pues, la política no solo se halla en la vida humana, sino, en el Ayllu.
Estos factores espirituales son tan obvios que la comunicación política actual se rehúsa en tomarlos en cuenta,
pues se hallan atravesados por un antropocentrismo y cierto grado de nihilismo respecto del “espíritu del
pueblo” y por consiguiente la pérdida del horizonte ético por el cual la política misma sea un anhelo realizar.
Pero, estos factores son los que determinan la disonancia o no al interior de la comunidad, si hay reverberación
comunicativa política y así superaríamos la noción errática de la política moderna del ganar o perder.
En ese sentido, si se evalúa los fundamentos de la comunicación política, como, por ejemplo, una política
descolonizada, no moderna y en vinculo sagrado con la vida de todo aquello que hace posible a la Vida misma,
aún de la política, tendríamos un avance trascendental para avizorar, un horizonte que en estos territorios
siempre existió y existe mucho antes del periodo del coloniaje de los barbaros europeos en el Abya Yala.
En ese sentido, desde la comunidad ancestral andina, el Ayllu, la comunicación política se halla en el ámbito de
la emanación espiritual, el momento de la creación y expansión sagrada de la política, ya que la transmisión es
el vehículo por el cual se transporta las virtudes de la comunidad ancestral, comprendido como el poder mismo.
En ese sentido, una efectiva y afectiva comunicación política contiene reverberación, posibilitando la
complementariedad de los ámbitos materiales y espirituales, que se vinculan, en última instancia, con los
horizontes utópicos de las personas, es decir nuestros anhelos.
Esta cualidad, está contenida en la comunidad ancestral misma, pues si de ella proviene el fundamento de la
comunicación política, que sería el poder político, la función de la esta -la comunicación política- devendría en
volver a llevar –objetiva y subjetivamente- la política a la comunidad misma. En ese proceso de recomposición
del poder se diluirían las contradicciones axiomáticas que ocasionan la falta de legitimidad en los depositarios
circunstanciales (gobernantes) de este poder político.
En ese sentido, la comunicación política debe contener reverberación por el cual el pueblo reciba el mensaje de
manera directa o de manera reflejada –superando el obstáculo que apareciese-, posibilitando su inteligibilidad
por persistencia y potencia del contenido del mensaje compartido, modificando no solo una posición respecto a
tal o cual acción política, sino, principalmente en cambiar el enfoque moderno de la política, que se traduciría
en una política para la vida.

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