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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE ESTUDIOS INTERNACIONALES Y POLÍTICAS PÚBLICAS

MAESTRÍA EN ESTUDIOS POLÍTICOS Y SOCIALES

RESUMEN LECTURA
METODOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA

SUBTEMA
LA BÚSQUEDA DE INDICADORES: OPERACIONALIZACIÓN
DE LOS CONCEPTOS

BORRADOR MARCO TEORICO

NOMBRE ALUMNA
LIC. CLAUDIA KARELY BARRAZA LIZÁRRAGA

CULIACÁN, SINALOA, 09 DE DICIEMBRE DE 2022


INTRODUCCIÓN
Este trabajo se inscribe en un proyecto cuya finalidad es analizar de forma
descriptiva los diferentes estudios concentrando el conocimiento narrativo,
practico, describiendo cómo se concibió y practicó la comunicación gubernamental
dentro de las nuevas tecnologías de la información, la democracia y el populismo
en el nuevo gobierno de Rubén Rocha Moya, para ser precisa en los dos primeros
años. En lo que respecta específicamente el trabajo, estudiar y comprender la
forma de comunicación gubernamental que opera el actual gobierno. Dentro de un
contexto de dispersión de la información y el empoderamiento de la sociedad civil
organizada, así como la limitante del control de la autoridad sobre la opinión
pública.
Tomamos como caso de estudio el escenario de Sinaloa, durante los primeros
dos años del gobierno de Morena, para conocer sus estrategias de investigación, y
así poder comprender cómo se adaptan la comunicación gubernamental a los
retos de las nuevas tecnologías, los nuevos actores ciudadanos, y las instituciones
democráticas que tienden a fiscalizar con un mayor rigor a los representantes en
cargos públicos. El trabajo también tiene como fin entender el tipo de discurso que
el Gobierno del Estado utiliza y la forma en la que el populismo influye en las
narrativas que pretenden mantener la legitimidad y la gobernabilidad. Un trabajo
descriptivo, en lo que se desarrollará, estudiando y comprendiendo la forma de
comunicación gubernamental que opera el actual gobierno. Dentro de un contexto
de dispersión de la información y el empoderamiento de la sociedad civil
organizada, así como la limitante del control de la autoridad sobre la opinión
pública.
Todo esto dentro de nuestras variables de investigación que son el uso de las
nuevas tecnologías de la comunicación y la democracia. Dos variables
independientes, pero juntas generan un rumbo firme para lograr sostenes una
comunicación gubernamental lineal, organizada y efectiva.
Como ya lo comprendemos muy claramente en nuestro trabajo, entendemos en
nuestro trabajo, el gobierno es una institución, que tiene como un gran objetivo el
poder comunicar y transmitir su mensaje con la ciudadanía de una forma, clara,
concisa, planificada, coherente y permanente. Cada día más los políticos
comprenden menos, y se olvidan que una comunicación estratégica debe
conducirse de una forma profesional. Ya no depende exclusivamente de la
capacidad, no solamente de oratoria, sino también de entendimiento en la nueva
comunicación red y además de eso de las mismas relaciones de comunicación
política dentro y fuera de un gobierno que se tienen que realizar con gran
permanencia.
Entonces comprendiendo esto entendemos que la comunicación gubernamental,
no puede dejar como un tema en el olvido y de bajo perfil dentro de un gobierno.
La comunicación gubernamental tiene que ser prioritaria, ya que sin ella es
complicado mantener la gobernabilidad dentro de un gobierno, y es difícil estar
dentro de los procesos electorales, democráticos en esta nueva era del populismo,
sin el uso debido de una buena comunicación gubernamental dentro de las nuevas
tecnologías de la información.
Tradicionalmente la comunicación gubernamental fue vista durante muchos años
como la hija menos glamorosa de la comunicación política. Las investigaciones de
comunicación política en general solían centrarse en la comunicación electoral,
esto es en las campañas, en la batalla por los cargos, en el tratamiento de las
encuestas y en los efectos que estas puedan lograr en términos de votos y de
imagen en el público. La comunicación gubernamental, por su parte, apunta a
otros objetivos. (Noruega, 2005) afirma que es un tipo de comunicación menos
espasmódica y más sostenida, menos heroica y menos centrada en grandes
discursos y más en la gestión de las redes sociales.
En este contexto, la conexión entre las relaciones públicas y la comunicación de
las nuevas tecnologías de la información en los gobiernos existe y es clara. La
misma definición de esa profesión acerca directamente ambas disciplinas. La
comunicación gubernamental es herramienta de gestión social y debe ser
planificada, debe estar alineada con los objetivos de la organización y debe
asignársele un presupuesto específico con tareas concretas y con su consiguiente
evaluación.
DESARROLLO CONCEPTOS POPULISMO
En la mayoría de los libros y artículos que analizan y discuten el concepto
populismo; los autores coinciden que no existe una definición como tal para
concebir la palabra populismo, la gran parte de los autores lo que redactan y
narran en sus diversos escritos son las características que logra tener el
populismo. Sobre el populismo ha operado una lógica de uso conceptual,
haciéndolo un comodín o una categoría de múltiples contenidos que los autores
aprovechan para explicar diversas realidades de países y gobiernos por disímiles
que estos sean.
Para el investigador Carlos Fernández Liria, el concepto del populismo surge
desde los años cincuenta el término populista ha sido mayoritariamente utilizado
en medios académicos y políticos latinoamericanos de forma peyorativa,
homologándolo a regímenes políticos demagógicos y autoritarios que tendieron a
degradar las instituciones de mediación política. Por otra parte, hubo quienes
reconocieron que esos proyectos políticos pugnaron por ciertos grados de
integración social y de ampliación de las funciones del Estado con el fin de
combatir el subdesarrollo latinoamericano. En realidad “populismo” pasó a ser un
término que varía de acuerdo a quien lo utiliza, pero con predominantes
connotaciones negativas; ya que Capitalismo y Estado tienen que pensarse de
forma separada, no como dos instituciones cuyo destino ha estado ligado
desde hace siglos (Liria, 2016). Más recientemente Laclau dedica una
prolongada reflexión teórica para desestimar “las estrategias discursivas a través
de las cuales el populismo fue, o bien desestimado, o bien degradado como
fenómeno político, pero en cualquier caso nunca pensado realmente como una
forma legítima entre otras de construir el vínculo político”, considera al pueblo una
categoría política, cuya construcción como actor histórico es lo que denomina “la
razón populista”. Esta construcción hace posible la emergencia de la identidad
popular en el período histórico actual, denominado “capitalismo global”, al cual se
define como “un complejo en el cual las determinaciones económicas, políticas,
militares, tecnológicas, dotada de cierta autonomía y de su propia lógica entran en
la determinación del movimiento del todo”. Laclau adjudica al término populismo
un valor explicativo de las profundas transformaciones sociales y políticas que
acompañan la crisis de 1973-1980 (Laclau, 2005). Para el autor, en primera
instancia, el populismo es una forma de constituir una identidad social.
Concediendo que puede existir una multiplicidad de identidades su pregunta se
orienta a determinar lo propio de la articulación identitaria populista. Para exponer
esta especificidad ofrece una teoría de las demandas sociales. Para Laclau la
estructura social (la sociedad contemporánea, global y neoliberal) ofrece una
amplia variedad de antagonismos que generan reclamos sobre algunos puntos.
Esas demandas pueden ser vistas como peticiones de inclusión al sistema, pero
que si no encuentran respuestas satisfactorias se convierten en reclamos y se van
acumulando. En principio, y mientras permanecen aisladas, son demandas
democráticas. Mientras tanto para el investigador Francisco Weffort, el concepto
del populismo consiste en un fenómeno político con múltiples facetas y resulta
muy difícil hacer referencia al conjunto de los movimientos populistas. Es un
fenómeno que se presenta como la expresión de la emergencia de las clases
populares en el escenario político. Emergencia que es posible, dada la crisis del
estado oligárquico-liberal que eclosionó como consecuencia de la Gran Crisis de
1930, y aparece como la responsable de la ruptura de esa hegemonía oligárquica
liberal. El fenómeno populista se da una «manipulación» de las masas por parte
del líder, pero esa manipulación se corresponde con una satisfacción de
aspiraciones, largamente esperadas. Así el líder populista, a un mismo tiempo que
manipula a las masas para que ellas se encuadren dentro de los límites por él
impuestos, también activa mecanismos de satisfacción de viejas aspiraciones,
como por ejemplo la legislación social. Con la democracia política y con el
fortalecimiento de la sociedad civil, y de incorporar el pluralismo social, ideológico
e institucional. 6 Eso significa admitir que las formas de propiedad son, en una
sociedad moderna, las más diversas, variando desde la pequeña hasta la gran
propiedad privada, pasando por las empresas cooperativas, empresas estatales,
empresas en régimen de cogestión y de autogestión, etc. En la actualidad, el
problema central del socialismo no es tanto el de las formas de propiedad o de un
sistema de producción, como pretendía: Marx y admitía Schumpeter como el de la
capacidad de la sociedad de administrarse a sí misma, combinando los principios
de igualdad social y de libertad política. El socialismo democrático se inspira en
una concepción radical de la democracia. Camina en el rumbo de una sociedad
auto-regulada, o mejor, autogobernada. Eso no significa la utopía de la imposible
supresión de las diferencias entre dirigentes y dirigidos, pero si un enorme
esfuerzo en el sentido del desarrollo de la democracia política y de las
instituciones políticas y sociales ligadas al mundo del trabajo. Tal perspectiva no
excluye, ni puede excluir, el reconocimiento de que la economía "de punta" es hoy
cada vez más un fenómeno de naturaleza mundial, multinacional o transnacional.
Sin ese esfuerzo en la dirección de la modernidad, no queda más que el atraso.
Sea como sea, ningún mercado funciona automáticamente. En los mejores casos,
el funcionamiento del mercado es garantizado y estimulado por instituciones
sociales y políticas, por reglas administrativas del Estado, así como por políticas y
demandas gubernamental tales, como lo demostró Galbraith para el caso de los
Estados Unidos. No hay duda de que, con frecuencia, el Estado atrapa el
mercado, pero éste todavía no ha encontrado manera de funcionar sin aquel. El
reconocimiento de esta realidad, propia de las democracias modernas, no exige
cualquier esfuerzo para resucitar algún tipo de socialismo de Estado, es más el
simple realismo obtenido con la observación de la historia moderna. Si el
socialismo de Estado (o el socialismo burocrático, o totalitario, o como se quiera
llamar) no ha desaparecido por completo -continúa existiendo en diversos países,
como China y Cuba- ha muerto como modelo ideológico y perspectiva de futuro.
En estas circunstancias, la tendencia de muchos neoconservadores a colocar la
relación entre Estado y mercado en términos polares y excluyentes es un
fenómeno del mundo de la ideología. Pero acaba llevando a un resultado
interesante: desde ese ángulo, no hay ninguna sociedad que se pueda considerar
como economía de mercado. Así, paradójicamente, este extremismo economicista
acaba eliminando la propia noción de sistema económico. Todas las sociedades
democráticas son sociedades de economía mixta, en las cuales las actividades
económicas se dividen entre Estado y mercado, bajo las más diversas formas
políticas. Ejemplos de eso son el intervencionismo estatal en Japón, la
socialdemocracia en Alemania y Suecia, y la liberal democracia en Inglaterra y en
Estados Unidos (Weffort, 1993). Para comprender las relaciones de clase hay que
tomar en cuenta tanto el populismo de las grandes esferas, de las élites burguesas
y de clase media que instrumentaliza a las masas y manipula su conciencia, como
el populismo de masas, que en momentos de crisis tiende a asumir un carácter
revolucionario. El proceso expresado va desde movimientos de masas hasta la
lucha de clases. En México, por ejemplo, el populismo fue un producto de la
revolución. La mayoría de los autores coincide en señalar que el populismo está
ligado más a un proceso de urbanización que de industrialización, como un
producto de las crisis agrarias de los países que pugnan por entrar en una etapa
de modernización. En ese sentido, como señala Francisco Weffort (1973), el
populismo es la expresión de un proceso de transición y de crisis que se
manifiesta tanto en el Estado como en la estructura social. Las características más
resaltantes del populismo son: ausencia de conciencia de clase e identificación
con ideologías superclasistas, sumisión emotiva a liderazgos personalistas, y
ausencia de representación política propia. El populismo está ligado a la
conciliación social cuando la burguesía busca ampliar su influencia en el espacio
político, desarrollando algunos mitos básicos como el papel del líder carismático y
paternalista, la participación popular y la ruptura de la dependencia. Por otra parte,
las reformas que el populismo ejecuta no son lo suficientemente profundas como
para que incidan en un cambio estructural. El populismo se caracteriza por la
presencia estatal que promueve una política de nacionalizaciones. Además, la
conciencia nacional desarrollada en el populismo no es otra cosa que la forma que
adopta la conciencia de clases. El populismo es una coalición en donde el apoyo
del sector sindical es muy importante. Pero esta coalición es muy poco duradera,
puesto que el grupo anti statu quo, que es el motor de la coalición puede ser
absorbido por los grupos ya establecidos en el poder, quedándose paulatinamente
solo con el sindicalismo, el que se radicaliza atrayendo a los intelectuales (Weffort,
1993). En América Latina de acuerdo con Germani el populismo constituiría un
tipo particular de movimiento social y político calificado por el autor como un
populismo totalmente aberrante que es producto de la modalidad asincrónica.
Misma que es asumida por los procesos de transición de la sociedad tradicional a
la sociedad industrial. En base a un modelo teórico de inspiración estructural
funcionalista, Germani concibe a dichos procesos de transición como portadores
de tres tipos básicos de cambio socio institucional: por una parte, tránsito de la
predominancia de la acción prescriptiva a la electiva; por otra, pasaje de la
institucionalización del cambio; en fin, creciente desarrollo, diferenciación y
especialización de las instituciones. fenómenos sociales, políticos y culturales,
Germani desarrolla su explicación del origen y consolidación del populismo
latinoamericano en los siguientes términos: la rápida y masiva incorporación de
amplios sectores populares a la vida política nacional ha desbordado los canales
institucionales de absorción y participación vigentes. Al mismo tiempo, diferentes
elites políticas, surgidas al calor del nuevo clima histórico, dispusieron de la
posibilidad y de los medios para manipular a las masas en proceso de
movilización con arreglo a sus propios fines políticos. Para Germani el populismo
no sería otra cosa que la específica modalidad de expresión política de las masas
populares en situaciones tales que éstas no han podido desarrollar una ideología y
uria organización autónoma de clases, ya que durante el accidentado proceso de
transición de sociedades autocráticas y oligárquicas a formas modernas e
industriales, aparecen movimientos populares que no se integran al sistema
político de acuerdo al modelo democrático liberal, sino que adoptan expresiones
populistas que él llama nacionalpopulares. Ello ocurre debido a que los canales de
participación que la sociedad ofrece no son suficientes o son inadecuados
(Germani, 1973). El populismo es una coalición en donde el apoyo del sector
sindical es muy importante. Pero esta coalición es muy poco duradera, puesto que
el grupo anti statu quo (el motor de la coalición) puede ser absorbido por los
grupos ya establecidos en el poder, quedándose paulatinamente solo con el
sindicalismo, el que se radicaliza atrayendo a los intelectuales (que a su vez se
desclasan). El populismo, que exige lealtades completas de sus aliados, es, pues,
«el único vehículo disponible para quienes se interesan en la reforma (o en la
revolución) en América Latina». Con respecto al peronismo, Di Tella señala que es
de tipo claramente populista, que cuenta con apoyo de círculos de las Fuerzas
Armadas, el clero, industriales marginales. Finalmente, Di Tella propone una
hipótesis que sería bueno rescatar; donde menciona que “para que exista un
movimiento populista en un país relativamente desarrollado es necesario contar
con una minoría anti statu quo muy fuertemente motivada en los sectores medios
o altos de la pirámide de estratificación. Cuando, sea por incongruencia de status
o por otros factores, tal grupo existe, es muy probable que nazca una coalición
populista”. Robert Dix (1985) cruza las variables propuestas por Di Tella para
llegar a ciertas caracterizaciones del populismo y confirmar o rechazar la
propuesta de aquel. Como consecuencia, establece una distinción entre
populismos autoritarios y populismos democráticos. Los criterios que usa son los
del papel del líder, la base social, ideología y programa, organización y tipo de
liderazgo. Entre los populismos autoritarios ubica al peronismo (Argentina), al
ibañismo (Chile) y al rojismo (Colombia); entre los populismos democráticos a
Acción Democrática (Venezuela), Alianza Popular Revolucionaria
Americana/APRA (Perú) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario/MNR
(Bolivia) (Germani, 1973).
Según la percepción de los populistas del mundo político, este se divide entre un
pueblo moralmente puro y unificado; por otras, élites corruptas. Los populistas
suponen un peligro real para la democracia puesto que no solo son antiliberales,
sino que son, además, antidemocráticos en tanto en cuanto siempre
antipluralistas. Este antipluralismo tiene sus raíces en la reivindicación
populista de que ellos, y nadie más que ellos, representan al pueblo. Aunque la
idea generalizada es que los partidos populistas son, ante todo, partidos de
protesta y, por tanto, no son capaces de gobernar, según Müller, los populistas en
el poder han demostrado que este planteamiento no es válido. Una vez en el
Gobierno, los populistas conservan el poder recurriendo al clientelismo de masas y
a la corrupción, reprimiendo a la sociedad civil y ocupando las instituciones
públicas. Tales prácticas se justifican de forma explícita por razones de índole
moral y por la afirmación de representar los verdaderos intereses del pueblo; de
este modo, los populistas no tienen que disimular sus abusos de poder y
transforman los sistemas liberal-democráticos en los que operan en democracias
defectuosas. El populismo en la teoría política: En la historia de las disciplinas hay
ejercicios curiosos que consisten en repetir de manera cíclica, después de un
periodo más o menos prolongado, experiencias inconclusas de definición analítica
de un fenómeno. De manera frecuente, se trata de exponer y comparar diferentes
definiciones nominales de dicho fenómeno, descartar sus elementos impropios,
conservar otros más útiles y agregar observaciones recientes para producir
finalmente una definición que sirva mejor a los objetivos del investigador. Es parte
del proceso científico. En las ciencias sociales, por la naturaleza contingente de la
relación entre teoría y experiencia, esas recurrencias no deben sorprender. Sin
embargo, hay conceptos o categorías cuya evaluación periódica nos deja con una
cierta sensación de desesperación y, a veces, de vacío, por lo menos en lo que se
refiere al esfuerzo de formalización. Su redefinición se asemeja más a un ejercicio
de estilo que a un progreso real en la capacidad para explicar un fenómeno. Pero,
a la vez, esas reevaluaciones no dejan de ser interesantes en la medida en que
aportan mucha información sobre el contexto intelectual y político (iba a decir el
"espíritu de una época") en el cual tienen lugar. En la discusión de sus límites,
esas categorías parecen tener por función principal, más que explicar un
fenómeno, revelar lo que hay a su alrededor. En la dificultad para producir una
definición positiva se manifiestan también incertidumbres en cuanto a la naturaleza
de otros fenómenos cuya esencia aparenta ser menos problemática y con los
cuales estas categorías están relacionadas. La suerte del concepto de populismo
en la ciencia política ejemplifica bien esa situación. Su historia es antigua.
Podríamos encontrar huellas de sus orígenes en Ciceró, pero, para hablar de
tiempos más cercanos, no deja de llamar la atención cómo, de manera episódica
(aproximadamente cada diez años), desde la década de los sesenta se
redescubre el fenómeno y se intenta identificar sus rasgos esenciales, así como
construir una categoría analítica con gran poder de explicación. Esas
reevaluaciones del concepto presentan formas y estructuras similares que dejan
sospechar la existencia de una especie de liturgia propia del estudio del concepto
de "populismo". Weber, consciente de los riesgos que para la supervivencia de la
democracia puede traer la movilización de los afectos, oponía a ello la solidez de
las instituciones y organizaciones democráticas. Escribía acerca del caso inglés:
"La firme organización de los partidos y, ante todo, la obligación por parte del
conductor de masas de formarse y acreditarse mediante participación en los
trabajos de las comisiones parlamentarias de acuerdo con las reglas
convencionales de aquéllos, ofrece cierta garantía de que dichos hombres
casuísticos de confianza de masas se adapten a las firmes formas jurídicas del
Estado”. Las aportaciones del populismo son evidencia empírica de conceptos y
de ideas de pensadores y estudiosos del tema. Donde llama la atención que la
mayoría coinciden en la forma en la que el populismo actúa, pero aún las
limitaciones que se tienen del concepto son muchas, ya que la sociedad va
cambiando y una definición clara de populismo sería muy pobre concretar en este
mundo globalizado en el que actualmente vivimos. Pero en lo que sí es totalmente
verdadero es en que para poder identificar un gobierno populista los autores
coinciden que estos gobiernos están compuestos por un pueblo, una comunidad y
un líder. Principales actores que componen un régimen populista, sin ellos el
concepto simplemente no existiría, ya que es el común denominador del termino
populismo. El grado y la medida en que un fenómeno político cabe en la definición
depende de la posesión clara e incuestionable de un número limitado de
elementos que conforman lo que podríamos llamar el núcleo denso del populismo.
Este incluye la apelación al pueblo, compuesta por parte de un líder carismático,
por medio de un discurso y una movilización política directa y totalmente anti
política que logra apuntar a una generación a favor de una comunidad o popular
idealizada. Los populistas manejan la bandera de que están con el pueblo en cada
momento, en cualquier momento de las dificultades económicas y políticas. El otro
elemento que integra el "núcleo denso" del populismo es el liderazgo carismático.
El líder asciende directamente del pueblo para expresar en forma directa,
inmediata, sus reclamos, aspiraciones e ideales. Este tipo de liderazgo permite la
identificación clara y unívoca con el pueblo, mediante las características peculiares
del líder. Éste es un hombre surgido del pueblo, que expresa casi un estereotipo
de sus vicios y virtudes en su estilo "descamisado" de vestir, en su forma franca o
vulgar de expresarse, en sus contactos directos con los humildes de la calle, en
sus arengas conmovedoras y casi familiares a las muchedumbres que se reúnen
para escucharlo y vitorearlo. Esta identificación visual y biográfica entre líder y
pueblo es tan necesaria, que un multimillonario como Silvio Berlusconi en Italia
puede cultivar una imagen de "líder obrero", subrayando sus orígenes humildes y
su orgullo de self-made-man. López Obrador en México llega a su despacho de
Jefe del Distrito Federal en un automóvil austero. El liderazgo carismático es la
expresión más consecuente de la idea de comunidad orgánica en tanto el "pueblo"
necesita proyectarse en una sola persona y hablar por medio de ella con una sola
voz. El líder no "representa", expresa directamente la voluntad popular.
Características del populismo. Los orígenes del populismo fueron tratados con
acierto por Francisco Weffort, quien, estudiando observó que los rasgos salientes
que caracterizaron el advenimiento del populismo brasileño son: La decadencia de
los grupos oligárquicos en tanto factor de poder; ellos se vieron obligados a
abandonar las funciones de dominación política que llenaron hasta entonces de
manera ostensible y casi exclusiva, para subsistir después en la sombra. La
ampliación institucional de las bases sociales del Estado, es decir la resultante de
la presión política ejercida por la incipiente burguesía industrial, por las clases
medias y ulteriormente por los sectores populares que, manipulados desde arriba
por caudillos necesitados de su apoyo masivo, se incorporaron al juego electoral,
haciendo luego valer sus intereses de clase y su deseo de participar realmente en
los mecanismos de poder. Estas consideraciones parecen trascender el caso
brasileño y ser aplicables a las demás formas de populismo, según surge
claramente de una simple revisión de la bibliografía histórico-social sobre los
movimientos populistas y que hemos mencionado en nota. Sin embargo, la crisis
hegemónica de las oligarquías terratenientes sólo puede comprenderse en toda su
dimensión si se hace referencia al condicionamiento económico que determinó la
decadencia de los sectores sociales que se beneficiaban con las estructuras agro-
minero-exportadoras de los países latinoamericanos. En efecto, en algunos casos
el detonante de la crisis fue la recesión económica mundial de 1930; en otros la
causa se puede encontrar en las secuelas económicas de la Primera y/o de la
Segunda Guerra Mundial. En fin, en algunos países mono-productores incide un
cambio en la política económica de la potencia dominante (o sea Estados Unidos
o Gran Bretaña). La verificación histórica permite observar que el populismo
apareció indistintamente en países no industrializados y en países que han
comenzado o están ante la necesidad de comenzar su proceso de
industrialización por sustitución de importaciones.Tipos de populismo según los
teóricos resumen. 1.- Populismo social democrático: Generado por intelectuales
de clase media, es éste tipo de populismo todos los líderes fueron eventualmente
las élites rurales, mismas que se movilizaron para enfrentar las oligarquías. Sus
líderes fueron civiles que se inclinaron en conformar un partido político. 2.-
Populismo castrense: Sus rasgos particulares son; surgieron en el seno de las
Fuerzas Armadas, con el apoyo de los sectores sociales beneficiados por las
reformas impuestas desde el Estado, al cual los militares habían accedido a través
de un golpe de Estado; sus líderes más destacados fueron oficiales del Ejército y
crear un movimiento político perdurable; a menudo estas experiencias
nacionalistas y populares concluyeron cuando las propias Fuerzas Armadas se
dividieron y se inclinaron por la restauración oligárquica, vía el golpe de Estado. El
principal punto de su programa inicial fue la reforma agraria; una vez triunfante el
movimiento armado intentó la “modernización del país”. El castrismo devino
marxista y el PRI un partido hegemónico nacionalista. El sandinismo original se
acercó al marxismo y luego se transformó en social-demócrata. Lo que marcó esta
forma de populismo fue su origen rupturista, a través del cambio violento del orden
social oligárquico, el cual abrió una nueva etapa en la historia de los países donde
se produjo; sus consecuencias fueron imprevisibles y muy variadas. El tipo ideal
propuesto queda clasificado a través de una revisión histórica basada en datos
verificables. Si no hemos sobreabundado en citas probatorias, que quede
establecido que esa verificación se manifiesta positiva respecto a las afirmaciones
siguientes: a.) los movimientos populistas surgieron en casi todos los países
latinoamericanos al entrar en crisis la hegemonía oligárquica; b.) la base social del
populismo fue una alianza de clases inestable y a menudo precaria; c.) si el
carisma del líder populista no se trasladó al de un partido, la existencia de ese
populismo no duró mucho más que la vida de dicho líder; d.) los partidos
populistas tenían una ideología pragmática y adecuada al medio social del país en
que se desarrollaba, por lo cual existían ideologías populistas variadas y
cambiantes. Ello facilitó la perdurabilidad de cerca de la mitad de los que
emergieron; e.) esos partidos populistas siguieron vigente como una opción
política en parte de Latinoamérica por ese carácter cambiante y dinámico,
comparten los autores (Fernández, 2006) (Germani, 1973) (Guy, 2001) (Weffort,
1993) (Liria, 2016).
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS de la comunicación. Comprendiendo que el avance
en la humanidad nunca se detiene y que la humanidad avanza con el uso de las
nuevas tecnologías, las redes sociales han adquirido un importante valor para la
ciudadanía. El impacto del internet y las nuevas tecnologías es un sistema que
adoptamos como un estilo de vida, mismo que corre paralelo en la manera de
transformar el conocimiento, en la forma de relacionarnos y de informarnos. La
tecnología nos puede ayudar en desarrollar estas capacidades para informar,
debatir y dialogar sobre la información pública. Pero también genera un nuevo tipo
de democracia que logra que la gente se pueda manifestar, movilizar, expresar y
lograr ser parte de los asuntos públicos de su propio entorno, comunidad. A finales
de los 60´s, el filósofo Marshall Mcluhan, el "profeta de la era digital" predijo que
en poco tiempo el planeta se convertiría en una aldea global debido a la expansión
de los medios de comunicación electrónicos crecerían para relacionarnos
instantáneamente con toda la experiencia humana conocida, asemejándose al
sistema nervioso central en nuestras redes neuronales. Marshall Mcluhan, murió
antes de comprobarlo; esto años antes de que se inventara el internet. Desde
entonces la globalización se fue haciendo más presente en nuestras vidas al igual
que la democracia. Con el impacto del internet y las nuevas tecnologías, nadie
imaginaba que nuestras vidas cambiarían en sentir y actuar. A partir del año de
1990, con los nuevos usos que se le dio a la red como soporte de páginas web,
chat, correo electrónico, telefonía, etc. El potencial comenzó a multiplicarse
exponencialmente y lo que surgió después ya todos los sabemos. Las tecnologías
de información y comunicación basadas en internet influyen cada vez más directa
e indirectamente en el comportamiento social, cultural, económico y democrático
de casi todo conglomerado humano. Que en este caso facilita la comunicación.
Hoy en día las redes sociales han adquirido un importante valor para la
ciudadanía, debido que son espacios que juegan importante valor en nuestra
democracia, esta herramienta tan poderosa como es el uno de las redes sociales,
aborda temas fundamentales para la construcción de una sociedad más
democrática y participativa. Pero para poder comprender un poco más el contexto
de lo que se entiende por democracia dentro de la era digital; Uno de los enfoques
referentes en el trabajo conceptual es el propuesto por el autor (Ayuda, Galindo
Fernando (2012), Democracia,internet y gobernanza: una concreción). Quien
define dentro de su árticulo que un sistema político democrático es el que está
organizado atendiendo a la garantía e impulso de tres mecanismos que son:1.-
Mecanismo de la libre elección, proceso que se pone en práctica mediante la
realización de procesos electorales que permiten a todos los ciudadanos participar
en el gobierno nombrando periódicamente a sus representantes en distintos
ámbitos políticos de decisión. 2.- División de poderes, ejercicio por los recursos,
instrumentos y medios que han de poner en práctica los gobernantes elegidos. 3.-
Reconocimiento, respeto, preservación y promoción de las declaraciones de
derechos humanos contenidas en la constitución y el ordenamiento jurídico en su
conjunto, realizados por la práctica del ejercicio de las competencias y funciones
propias de los poderes con respecto a actividades ocurridas en sociedades
concretas. La democracia o la participación política no puede ser puesta en
práctica efectivamente en ninguna de las facetas resexadas sin la satisfacción de
un requisito previo: que los ciudadanos estén informados o, lo que es lo mismo,
tengan suficiente conocimiento sobre el objeto de su participación. Es por ello que
en la actualidad cabe decir, sintéticamente, que un sistema político democrático es
aquel cuyo funcionamiento está basado en la participación consciente e informada
de los ciudadanos en el ejercicio del poder político o bien indirectamente mediante
la elección de sus representantes o bien directamente colaborando en la toma de
decisiones políticas utilizando otros mecanismos. Esto implica reconocer que los
ciudadanos pueden participar en prácticamente todas las actividades de los
poderes públicos, atendiendo, además, al hecho de que el Estado de Derecho
actual no es el Estado liberal del siglo XIX que limitaba la acción de los
organismos públicos a actuar políticamente como policía elaborando las
correspondientes leyes básicas y aplicándolas mediante penas o sanciones a los
infractores del orden jurídico: salvaguardando el funcionamiento del mercado, sus
posibles violaciones, sino que el Estado es, a la vez, Estado social, democrático,
del bienestar, de la gobernanza y, hoy, el Estado propio de la denominada
sociedad del conocimiento, que tiene potestad para participar en prácticamente
todas las actividades diarias, especialmente las propias de las instituciones
públicas una vez están financiadas con fondos públicos. (Democracia,internet y
gobernanza: una concreción). Sin lugar a dudas en los últimos años en concepto
de democracia se modifica y evoluciona, tanto que los regímenes liberal-
democráticos ha mantenido siempre fuera del sistema político a sectores sociales
que no disponían de las mínimas capacidades y condiciones vitales para poder
ejercer con plenitud su ciudadanía (Subirats, 2012). Los grandes organismos
internacionales, las grandes potencias mundiales, cualquier Estado y cualquier
actor político en cualquier lugar, usa el término y lo esgrime para justificar lo que
se hace o para criticar lo que no se hace. Un experto en democracia como
Benjamin Barber ha dicho que la modernidad puede ser definida políticamente por
las instituciones democráticas, y social y culturalmente por la civilización de la
tecnología. Pero, las relaciones entre estos dos componentes no estan exentas de
ambigüedades. Mientras algunos, como Jean Jacques Rousseau, se manifestaron
siempre recelosos ante los efectos que el progreso científico tendría sobre la
privacidad y la igualdad en las relaciones políticas, otros, como Karl Popper o
Bertrand Russell, entendieron que existía una estrecha relación entre el espíritu de
la ciencia y el éxito de las instituciones democráticas. De manera simple
podríamos decir que existen al menos tres interesantes (y no obligatoriamente
excluyentes) posibilidades para Internet y las TIC en relación con la democracia
política. Pueden agravar los problemas que hoy presenta la democracia
representativa, pueden ayudar a solucionar o superar esos problemas, o pueden
crear problemas nuevos que las propias TIC no sean capaces de resolver
(Subirats, 2012). No se trata, por tanto, de incorporar sin más las TIC en el campo
de las instituciones democráticas y sus formas y reglas de proceder. Pero, al
mismo tiempo, es suicida para el sistema político no tratar de ver y evaluar cómo
cambian las relaciones e interacciones sociales y políticas la presencia cada vez
más invasiva de Internet en nuestras vidas. Nos interesa aquí analizar cuál es la
diferencia que efectivamente genera el uso de las TIC en aquellos aspectos que
pueden considerarse problemas o insuficiencias de los sistemas democráticos a
fin de buscar conexiones útiles entre ambos mundos, desde posiciones no exentas
de normativismo, ya que nos interesa aquello que refuerce la democracia y amplíe
sus espacios de participación cívica. Entendiendo, además, que nuestras
reflexiones deben incorporar el contexto europeo de democracias parlamentarias,
con partidos relativamente bien organizados, notablemente centralizados, y con
una fuerte presencia en la intermediación de intereses, que cuentan asimismo con
administraciones bien establecidas y notablemente jerarquizadas. (Subirats,
2012). Pero, realmente, ¿puede ser útil Internet en los procesos de innovación
democrática? Un elemento clave, entiendo, es empezar dilucidando si Internet es
simplemente un nuevo instrumento, una nueva herramienta a disposición de los
operadores políticos para seguir haciendo lo que hacían, o significa una sacudida,
un cambio importante en la forma de hacer política. Desde nuestro punto de vista,
Internet no es un “martillo” nuevo que sirve para clavar más deprisa o con mayor
comodidad los “clavos” de siempre. Esa visión reduce la revolución tecnológica y
social que implica Internet a un mero cambio de instrumental operativo. Desde esa
perspectiva, las relaciones de poder, las estructuras organizativas o las jerarquías
e intermediaciones establecidas, no variarían. En cambio, si entendemos que
Internet modifica la forma de relacionarnos e interactuar, altera profundamente los
procesos y posiciones de intermediación, y genera vínculos y lazos mucho más
directos y horizontales, a menores costes, coincidiremos en que estamos ante un
cambio en profundidad de nuestras sociedades. No forzosamente mejor, pero si
distinto. Desde este punto de vista, Internet expresa otro orden social, otro “país”.
(Subirats, 2012). La política ha ido sufriendo los impactos de los cambios
tecnológicos y sus estructuras de relación entre instituciones y àmbitos de decisión
y el conjunto de la población ha ido modificándose a medida que se modificaban
los instrumentos y las dinámicas sociales que esos cambios tecnológicos
generaban. Cabe sólo recordar lo que ocurrió con la prensa escrita, con la radio,
con la televisión, etc., que fueron obligando a cambiar o propulsaron cambios en
las organizaciones políticas y en los mecanismos de relación entre instituciones y
ciudadanía (Subirats, 2012). Para el autor Joan Subirats (Subirats, Maquetacion1
Internet y democracia, politizar la transformación tecnológica) destaca que es
bastante evidente que la gran transformación tecnológica que vivimos afecta y
modifica cada día que pasa las posiciones de fuerza, recursos y estrategias de los
actores políticos y las capacidades de control y de supervisión que los grandes
operadores en Internet están consiguiendo, permitiendo romper viejos esquemas
pero creando nuevas estructuras de poder y de extracción de beneficio. Creemos
que es importante dilucidar si Internet es solo un nuevo instrumento, una nueva
herramienta a disposición de los operadores políticos para seguir haciendo lo que
hacían, o significa realmente una sacudida, un cambio importante en la forma de
hacer política. Desde esa perspectiva, las relaciones de poder, las estructuras
organizativas, los procedimientos administrativos o las jerarquías e
intermediaciones establecidas, no variarían. En cambio, si entendemos que
Internet modifica la forma de pensar en qué tiene valor y qué no, los formatos de
relación e interacción, y que al mismo tiempo altera profundamente los procesos y
posiciones de intermediación, generando vínculos y lazos mucho más directos y
horizontales, a menores costes, coincidiremos en que estamos ante un cambio en
profundidad de nuestras sociedades. No forzosamente mejor, pero sí distinto.
Desde este punto de vista, Internet expresa otro orden social, otro “país”.
(Subirats, ¿qué democracia tenemos? ¿qué democracia queremos?, 2012).
Laconstrucción conceptual permite disponer de una herramienta con gran
capacidad abstractiva, la cual ayuda a ordenar, comprendery explicar la
emergencia y dinámica de un sinnúmero de procesos bajo un mismo marco
analítico. Durante el árticulo de (Romero, 2020) señala l potencial analítico que
se contiene en el término e-democracia luego del trabajo
deconceptualización nos permite disponer de una herramienta con gran capacidad
abstractiva, la cualayuda a ordenar, comprender, diferenciar y explicar la
emergencia de un sinnúmero de fenómenos de naturaleza reciente bajo un mismo
marco de análisis. El marco, que es contenido desde la mismaexpresión
conceptual, es muy flexible, ya que en la medida en que avanza en sus niveles
terminológicosbaja en su nivel de abstracción (yendo de lo general a lo particular);
esto permite situar el análisis tantoen un ámbito general, como en los contextos
específicos de los fenómenos en estudio; fenómenos quepotencialmente se
vuelven evaluables con diferentes indicadores. Sin embargo, cabe precisar que,
porlas limitaciones de extensión del artículo, no hemos podido aplicar la
conceptualización al estudio dealgún caso específico, sino que solo se han dejado
sentadas las bases de la herramienta analítica juntocon algunos lineamientos para
establecer la operacionalización. Lo conveniente, claro está, es ponera prueba el
concepto, aplicando alguno o todos sus niveles de análisis al estudio de algún
caso, o casos, que se seleccione (Romero, 2020). El uso de las tecnologías de la
información y la comunicación (TICs) es cada vez más común en las sociedades
latinoamericanas. En el artículo de (Uso de TICs y actitudes políticas entre los
latinoamericanos) se exploran algunas hipótesis referidas a las consecuencias
políticas de la creciente membresía de los latinoamericanos en la sociedad de la
información. Tener un contacto horizontal y sin intermediación partidaria entre
ciudadanos, interactuando potencialmente con miles de otras personas y redes,
implica que un tipo alternativo de ejercicio político, profundamente ciudadano y
autónomo de la dinámica estatal, es posible. Con base en los datos del Barómetro
de las Américas por LAPOP de 18 países, este artículo explora algunas
características de los individuos y de los países asociadas al uso de TIC. Los
resultados sugieren que existe una relación clara e independiente entre el uso de
Internet y algunas actitudes políticas de los latinoamericanos como son la
participación electoral, la participación en protestas y manifestaciones públicas, y
los niveles de conocimiento político. En el libro denominado, Estudio comparado
de democracia y participación digital en América Latina y Europa, nos habla que
Para implementar herramientas que verdaderamente permitan y promuevan la
participación ciudadana es preciso que se cumplan diversos factores: voluntad
política para ubicar al ciudadano en un rol de protagonista en el proceso de toma
de decisiones, un marco jurídico y/o administrativo que garantice el proceso y
obligue a futuras administraciones a respetar el acuerdo preestablecido,
infraestructura tecnológica para que el ciudadano efectivamente pueda
comunicarse con el gobierno y, por último, una plataforma tecnológica para que el
intercambio finalmente se produzca; es necesario pensar nuevas estrategias
dirigidas al ciudadano. Las experiencias analizadas demuestran que los gobiernos
exhiben orgullosos modernas plataformas para la sistematización de carga
burocrática (como pueden ser las herramientas de trámites online), pero sus
proyectos están centrados en la administración pública y no en el ciudadano,
aunque el mensaje y el objetivo sea facilitar la interacción entre el ciudadano y el
gobierno. Es necesario contar con plataformas donde el ciudadano sea el centro.
La construcción de un sistema donde la demanda esté distribuida, sociabilizada y
monitoreada dependerá, en gran parte, del tipo de herramientas ofrecidas y del
tipo de comunicación que un gobierno esté dispuesto a ofrecer (Ricciardi, Labaqui,
& Schenoni, 2015). Sin duda una posición interesante acerca de los nuevos
espacios de poder a conquistar para asegurar la democracia es la constitución de
El ciberespacio, mismo que constituye una nueva dimensión del espacio, donde
no sólo se almacena información, sino que se producen interacciones humanas,
se crean y "colonizan" espacios, se establecen hegemonías, se perpetúan
comportamientos sociales, etc. Esta dimensión no está desvinculada de otras
dimensiones de la actividad humana, sino que está influenciada por e incide sobre
ellas. En el futuro el manejo del poder en este ciberespacio será como el manejo
del poder en los territorios físicos. La inclusión o exclusión no es solamente
cuestión de tener acceso a la tecnología y a la información. Si el ciberespacio se
está convirtiendo en estratégico y está revolucionando los espacios tradicionales
de la comunicación, entonces debemos preocuparnos por la democracia en el
ciberespacio. ¿Quiénes tendrán presencia, visibilidad, voz, espacios de poder?
¿Cómo pueden los sectores excluidos desarrollar su capacidad de expresión,
elaborar estrategias de difusión e intervención diseñadas para este medio?...Una
de las formas señaladas para ampliar la posibilidad de los sectores excluidos de
aprovechar la información necesaria y tener presencia en las más novedosas
expresiones de las TIC, es la combinación de éstas con aquellos medios de
comunicación que tengan una mayor cobertura, sobre todo en zonas rurales y
áreas donde estas nuevas herramientas no tienen una presencia directa (radio,
televisión, periódicos locales). Las TIC nos ofrecen nuevas posibilidades de
interacción, sin que ello signifique, automáticamente, una mayor democratización.
Junto a estas oportunidades, también presentan riesgos que pueden llevar a una
profundización de las disparidades y las relaciones de dominación existentes en el
mundo. Para trabajar en el sentido de democratizar el acceso a las TIC se expresó
la necesidad de trabajar con los grupos de decisión o los gobiernos para lograr
incidir en aquellas políticas públicas que permitan ampliarlo. Tres estrategias
concretas planteadas fueron: 1) Luchar por tarifas telefónicas planas, para
llamadas locales, para usuarios de la Internet. 2)Proponer integrar a las bibliotecas
públicas y escolares a la red nacional de telecomunicaciones y que tengan acceso
a la Internet de forma que se lo garanticen a la población general. 3)Elaborar
productos de comunicación, críticos y de buena calidad, que usen TIC, que
exploten las nuevas tecnologías, que demuestren su potencialidad y que se
orienten a influir en la opinión de las otras élites que acceden a la Internet. El gran
desafío es cómo lograr que las poblaciones excluidas logren apropiarse de estas
herramientas de información y comunicación para que puedan integrarse a los
procesos globales, desde y para mejorar sus condiciones locales, y que puedan
participar, activamente, en esta nueva democracia real que se está gestando en el
espacio virtual." (Colombo, 2006). Pero no todo queda ahí, las ciencias sociales,
como ocurre en todas las esferas del conocimiento, van transformando sus
miradas y enfoques en sintonía con los propios cambios que se registran en la
realidad que buscan explicar. De ahí que las primeras reflexiones más o menos
consistentes y originales sobre un fenómeno nuevo o inédito en el mundo social
suelen orientar los debates ulteriores y hasta perfilar el rumbo en lo que a la
manera de aproximarse al mismo se refiere. Sin duda, éste es el caso de un breve
ensayo en el que César Cansino aventuraba una serie de tesis sobre las
implicaciones para los seres humanos de la llegada de las redes sociales a sus
vidas, y en particular de Twitter (Cansino, Calles Santillana, & Echeverría, 2016).
en el caso de México, el uso de esta red está circunscrito a un segmento de la
población poderoso por la posición social que tiene, acotado por el tamaño que
representa en comparación con la gran penetración que tiene Facebook, y
fortalecido por motivos especiales. El principal motivo de los twitteros para utilizar
esa plataforma es el de “informar”, acción diferente a la de estar informado, razón
de consumo en los medios tradicionales. Es muy significativo que el 351 Twitter en
números: motivaciones, hábitos y perfiles concepto “informar” fuera señalado por
los propios twitteros como el principal atributo de esta red social. se ha
demostrado que el usuario de Twitter es un mexicano con un nivel
socioeconómico y educativo mayor que el de Facebook, pareciera que la primera
red social aún no llega a su mejor momento en este país, mientras que la segunda
parece menguar por la fuga que los más jóvenes han hecho a plataformas como
Snapchat. Es posible que la mejora en el nivel educativo se refleje en el número
de twitteros. (Cansino, Calles Santillana, & Echeverría, 2016). Aborda temas
fundamentales para la construcción de una sociedad más democrática y
participativa, en la que el acceso al Internet y su acceso es reconocido como un
elemento capital de la sociedad de información. El empleo de la tecnología para
facilitar los procesos de comunicación y mejorar la calidad de atención al
ciudadano, se ha convertido en referente para la modernización de las
instituciones públicas. En la última década, el acelerado desarrollo de estas
tecnologías ha permitido que los servicios que el Estado otorga a la ciudadanía
reduzcan las brechas de tiempo y distancia, generando eficientes resultados en su
ejecución. Ejemplo de ello son las distintas soluciones tecnológicas que ha
desarrollado la Oficina Nacional de Procesos Electorales con el objetivo de facilitar
información a la ciudadanía: Elije tu local de votación, Ubica tú local de votación,
Demo de voto electrónico, entre otras. Por otro lado, y apelando a la transparencia
de las funciones institucionales, se pone a disposición de los ciudadanos las bases
de datos con los resultados electorales y la digitalización de las actas electorales.
Además, la ONPE es pionera en el uso de la solución tecnológica del Voto. un
aporte que permite comprender los distintos usos que tienen y pueden tener las
nuevas tecnologías de la información en beneficio de la consolidación democrática
(Cerecedo, 2021).

CONCLUSIONES
Las sociedades contemporáneas se encuentran en constante cambio, basando su
evolución en factores diversos. Sin embargo, la manera en la que sus poderes se
legitiman y establecen no es tan distinta. Pues sin importar el régimen del que se
trate, los medios de comunicación entendidos como aquellos conductos en los que
un mensaje puede ser difundido hacia una audiencia, juegan un papel
fundamental. Con base en esto, es posible afirmar que los medios son una
herramienta clave en la persuasión política en el afianzamiento del estado. El uso
de los medios de comunicación y sus mensajes, pueden variar por un factor tan
determinante como lo es la forma de gobierno, o el estilo de gobernar de quienes
adquieren el poder. El tipo de régimen y su ideología establecen los alcances y
límites de la libertad de expresión, y la manera en la que un mensaje impactará a
la sociedad. No es lo mismo hablar de comunicación desde el autoritarismo, que
bajo una democracia. Incluso no es lo mismo dentro de un estilo de gobierno,
como es el populismo. Es gracias a los medios de comunicación como el poder
puede tener legitimidad. Los mensajes que se trasmiten a través de las redes
sociales, con el uso de las nuevas tecnologías de la información, sirven para
establecer la ideología de un gobierno teniendo un impacto mayor o menor con
base en el conducto por el cual son emitidos. Pese a la similitud que puede
presentarse entre los medios, el efecto de un mensaje será distinto a partir del
contexto social y político. Los medios brindan un soporte a los actores políticos a
través de las tecnologías de la información. Es innegable destacar que el
populismo se sirve de los medios de comunicación, ya que los medios brindan un
soporte a los actores políticos. Quienes son los que utilizan la imagen como
principales recursos para fortalecer un vínculo con la ciudadanía y de éste modo
posicionarse como un régimen abierto, libre y auténtico, señales propias del
populismo. Mismos que trabajan en destacar valores importantes hacia su
persona, aspectos que son liderazgo, confianza, lealtad y honor. Los medios de
comunicación no gozan de una independencia, sino que pasan hacer una
herramienta de la que el estado hará pleno uso para sus intereses. La movilización
mediática se encuentra manipulada respecto de las funciones y objetivos que el
gobierno requiere. El populismo es una forma de gobierno que busca controlar
información y los medios de comunicación con el uso de las nuevas tecnologías,
son la herramienta perfecta para poder lograrlo. Seleccionado cuidadosamente los
datos que serán difundidos. Así se asegura dominio del poder y se exaltan ideas
que son populistas ante la ciudadanía y esto se logra a veces sin notarlo. La
capacidad de los medios de comunicación para generar cambios y persuadir no
debe de ser subestimada, ya que las nuevas tecnologías de la información deben
de ser vistos como herramientas que afianzan estilos de gobierno como lo es el
caso del populismo. Sabemos que el populismo no es bien visto por algunos
intelectuales y políticos y es justo ahí donde la actividad mediática forma
importancia. La emisión de mensajes que pertenecen las políticas públicas propias
del populismo, es fundamental para generar un cambio. Ya que su tarea es
contribuir a la construcción de nuevas identidades sociales y con esto permitir la
introducción de la ideología. En esta situación la emotividad es un factor clave
dentro de casa mensaje. El trabajo de los medios consiste en conmover para
convencer. La dominación carismática es esencial cuando el objetivo es la
movilización popular. A través de la imagen se plantea un impacto positivo en la
mentalidad de los individuos gracias a que el protagonista político refleja l sentir de
las personas en diversas situaciones de precariedad e injusticia, ofreciendo
solución a sus conflictos. Los medios se subordinan a los intereses del gobierno
populista, aunque sin demasiada censura. En el mundo existe una sospecha
generalizada donde se señala que en la actualidad la política se ha convertido en
un espectáculo. La actividad mediática es pilar esencial para fortalecer el poder,
reafirmarlo y contribuir en mantener un orden en los gobiernos. Es pertinente
observar la forma en la que los mensajes se trasmiten las diversas tecnologías de
la comunicación. En síntesis, podemos señalar que la teoría de las nuevas
tecnologías de la información y el populismo, son dos variables que van de la
mano ya que no pueden existir una sin la otra. El populismo necesita de los
medios de comunicación y la comunicación de las nuevas tecnologías, necesita al
populismo. Los autores mencionados ya reflejan todos coincidencias en el término
del populismo, mientras que tener la definición exacta de las nuevas tecnologías
de la comunicación es hablar de Manuel Castell, con la comunicación red. Pero
aquí abordamos el tema de otra forma por ser autor ya definido en anteriores
reflexiones.
BIOGRAFÍA
Cerecedo, F. J. (2021). Tecnologías de la Información y la Comunicación. México:
Patria Educación.
Ford, E. (2019). El reto de la democracia digital hacia una ciudadanía
interconectada. Lima: Jurado Nacional de Elecciones Dirección Nacional de
Educación y Formación Cívica Ciudadana/Oficina Nacional de Procesos
Electorales/ Konrad-Adenauer-Stiftung/Democracia & Desarrollo Internacional
(D&D Internacional).
Germani, G. (1973). Populismo y contrucciones de clases en Latinoámerica .
México: Ediciones Era, S.A. Avena.
Guy, H. J. (2001). Del populismo de los antiguos, al populismo de los modernos.
México: El Colgeio de México.
Laclau, E. (2005). La razón popilista. México: Cultura económica.
Liria, C. F. (2016). En defensa del populismo. Madrid: Catarata.
Ricciardi, F., Labaqui, I., & Schenoni, L. (2015). Estudio comparado de
democracia y participación digital en América Latina y Europa. Madrid (España):
Programa EUROsocial.
Romero, M. (2020). E-democracia: Una construcción conceptual. Revista
latinoamericana de metodología de las ciencias sociales, Chile.
Subirats, J. (2012). ¿qué democracia tenemos? ¿qué democracia queremos?
Barcelona.
Weffort, F. C. (1993). ¿Cúal democracia? Brasil: Facultad Latinoamreicana de
ciencias sociales

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