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En el laboratorio se efectúan los análisis solicitados a muestras biológicas para obtener resultados
que se utilizarán para diagnosticar enfermedades o evaluar su evolución, para establecer
tratamientos farmacológicos o descartarlos, etc. Un error en un análisis puede conducir a un
diagnóstico erróneo y a decisiones médicas inadecuadas para el estado real de la persona, que
pueden tener consecuencias muy graves. Para evitarlo, todas las fases del proceso analítico se
desarrollan bajo estrictos controles.
El resultado de un análisis depende en parte del método analítico que empleemos, ya que no
todos tienen la misma exactitud ni proporcionan el mismo nivel de información. Pero también se
pueden producir discrepancias para un mismo método. A menudo se deben a factores personales,
pero en otras ocasiones se deben a errores en la aplicación del método.
En esta fase se producen más del 80% de los errores del proceso analítico.
¡Tenlo en cuenta!
Aplicar correctamente los procedimientos y hacer todas las comprobaciones necesarias resulta
imprescindible para minimizar el riesgo de errores en la fase preanalítica.
Esta es la fase en que se producen menos errores, solamente alrededor del 13% del total; esto se
debe a que es la fase que se desarrolla en un entorno más controlado y con protocolos de calidad
más estrictos.
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Problemas con los reactivos. El uso de reactivos caducados, mal conservados o reconstituidos de
forma incorrecta alterará los resultados. Los reactivos se deben conservar a la temperatura
indicada por el fabricante y reconstituirlos tal como indica su prospecto. Además, se debe registrar
la fecha de caducidad y la fecha del inicio de la utilización de cada reactivo.
Errores de dilución. Un error en la dilución de una muestra puede causar una alteración
significativa del resultado. Los analizadores automatizados evitan este tipo de errores.
Otra posible fuente de errores era el cálculo de magnitudes a partir de otras (por ejemplo, la
concentración de colesterol de LDL en el suero se calcula a partir de las concentraciones de
colesterol total, de colesterol de HDL y de triglicéridos). También en este caso la informatización
ha minimizado estos errores, ya que el sistema efectúa el cálculo de forma automática a partir de
los resultados obtenidos.
A pesar de todo ello, aún se producen algunos errores en esta fase (sobre el 18%). Los más
habituales en la actualidad son las deficiencias en la comunicación y el incumplimiento de los
plazos establecidos.
¡Tenlo en cuenta!
Cada laboratorio tiene establecido el plazo en que se deberán tener los resultados y el informe. A
partir de estos plazos se fijan horarios de visitas para los pacientes, se programan intervenciones,
etc.; un incumplimiento puede alterar todas estas previsiones, y retrasar el diagnóstico y el inicio
del tratamiento.
2. El método analítico
Las pruebas que se realizan en la fase analítica se basan en el estudio de uno o varios
componentes de la muestra. El estudio puede consistir en determinar:
En muchos casos, esa cuantificación o detección se puede hacer mediante distintos métodos, Por
ejemplo, añadiendo una sustancia para que reaccione con el analito y viendo qué cantidad de esa
sustancia ha reaccionado, mediante técnicas ópticas, provocando una sedimentación, etc.
Un método analítico es la adaptación de una técnica para llevar a cabo una medición o una
detección determinadas.
Para cada método existe un procedimiento asociado que detalla la forma de aplicarlo: los pasos
que se deben seguir, las especificaciones que deben cumplir los reactivos, los equipos y el
instrumental, la forma en que se deben interpretar los resultados, etc.
Un protocolo analítico reúne las directrices específicas escritas para desarrollar un método
analítico en un contexto determinado. El protocolo se redacta en forma de procedimiento
normalizado de trabajo (PNT). (DOC. 2.2)
Cada protocolo concreta qué tipo de muestra se puede utilizar para aplicarlo. También detalla cuál
debe ser el método de obtención y conservación de la muestra, y la cantidad necesaria. Por tanto,
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
el protocolo analítico que se aplicará en el laboratorio determina cómo deberá ser la recogida de
muestras en la fase preanalítica.
Para muchos análisis hay varios métodos analíticos autorizados, o existe la opción de aplicar un
método de forma manual o automatizada, en estos casos el laboratorio debe seleccionar el
método más adecuado a sus características y necesidades, con base en criterios
de practicabilidad y de fiabilidad.
En función de estos parámetros, cada laboratorio seleccionará el método analítico para el que esté
mejor preparado y que pueda aplicar de forma fácil, segura y económica para obtener resultados
fiables en un tiempo aceptable.
Exactitud. Es el grado de coincidencia entre el valor obtenido en el análisis y el valor real (el que
sabemos que tiene la muestra). Cuanto más se acerque el resultado obtenido al valor real, más
exacto será el método.
Precisión. Es el grado de similitud o concordancia entre resultados de varios análisis efectuados a
una misma muestra en condiciones idénticas. Cuanto más similares sean los resultados, más
preciso será el método.
Sensibilidad. Es la capacidad de discriminar pequeñas diferencias en la concentración de la
sustancia que se analiza (analito). Un método que permite medir centésimas de unidad será más
sensible que otro que solo llega a medir décimas.
Selectividad. Es la capacidad de medir con exactitud y específicamente el analito en presencia de
otros componentes.
Robustez. Es la capacidad del método de mantener sus características (de exactitud, precisión,
sensibilidad, etc.) ante pequeñas modificaciones ambientales o de procedimiento.
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Sensibilidad y especificidad
Estamos valorando
una prueba
diagnóstica para
detectar un tipo de
cáncer. Para hacerlo,
a 3.000 pacientes se
les practica la prueba
antes de hacerles la
biopsia, que es el
método de diagnóstico habitual. Se obtienen los siguientes resultados:
El 92,86% de los negativos de la prueba serán realmente casos en que no hay cáncer.
Sensibilidad. Nos indica la probabilidad de que una prueba diagnóstica dé positivo, ante una
muestra positiva. Para su cálculo se utiliza la fórmula:
Donde S es la sensibilidad, VP son los verdaderos positivos y FN los falsos negativos. Se expresa
como la proporción de personas positivas que están enfermas.
Especificidad. Nos indica la probabilidad de que una prueba diagnóstica dé negativo, ante una
muestra negativa. Una alta especificidad evita los falsos negativos. Para su cálculo se utiliza la
fórmula:
Donde E es la especificidad, VN son los verdaderos negativos y FP son los falsos positivos.
Evidentemente tanto los falsos positivos como los falsos negativos pueden tener consecuencias
graves para la salud y, por tanto, el laboratorio debe descartar cualquier método que no
proporcione unos niveles aceptables de sensibilidad y especificidad, y establecer un sistema de
control para el método escogido que permita detectar cualquier desviación respecto de los valores
establecidos.
Reproducibilidad. Significa que cada análisis se debe hacer exactamente igual todas las veces que
se haga. La existencia de los PNT, que detallan los procesos paso a paso, garantiza que sea así.
Esta característica garantiza que todos los análisis mantienen exactamente el mismo nivel de
fiabilidad, los haga quien los haga.
Trazabilidad. Implica que una vez concluido un proceso se deben poder reconstruir todos los pasos
que se han seguido desde el principio, incluyendo los productos y equipos que se han usado. Esto
permitirá, en caso de que se produzca algún error, detectar en qué momento se ha producido,
determinar qué alcance tiene y aplicar las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir. Para
conseguirlo, todas las operaciones deben quedar guardadas mediante documentos de registro; en
el próximo apartado estudiaremos la documentación que permite garantizar la trazabilidad de
cada proceso.
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Pensemos, por ejemplo, en una prueba diagnóstica que ha dado un resultado claramente
erróneo. No será suficiente pensar que ya se ve que está mal y pedir su repetición: será
necesario averiguar qué ha pasado, porque quizás en otros casos el error no sea tan obvio y
no lo detectemos.
Para averiguar dónde está el problema deberemos volver atrás, paso a paso, para estudiar
todos los procesos a que ha sido sometida esa muestra: ¿se ha obtenido correctamente?,
¿cómo y dónde se ha conservado?, ¿se le ha aplicado algún procedimiento de preparación?,
¿los distintos equipos que se han utilizado con ella funcionan correctamente?, ¿los reactivos
que se han empleado están en buen estado?, etc.
Este proceso permitirá detectar el problema y aplicar las medidas para que no se repita. Pero
solo será posible llevarlo a cabo si se han planificado debidamente todas las fases para
garantizar la trazabilidad.
El tipo de estudio que se deba realizar a la muestra y el método analítico que se aplicará no solo
son importantes en la fase analítica, sino también en la preanalítica, ya que condicionarán el tipo
de muestra, la cantidad necesaria, la forma de conservación de la muestra, el tipo de envase que
se deberá usar, etc.
Así, por ejemplo, una muestra de sangre se toma en un tubo con anticoagulante o sin él,
dependiendo de si para los análisis se necesita la sangre total o solamente el suero. O una
muestra de heces se conservará en la nevera tras su obtención o no, dependiendo de si se le
deben practicar estudios parasitarios (las bajas temperaturas afectan a algunos parásitos, por lo
que la conservación en refrigeración alteraría los resultados).
Los tipos de análisis, y los analitos que se van a analizar, por tanto, son información esencial para
la correcta obtención y conservación de las muestras. En las próximas unidades estudiaremos los
distintos tipos de muestras y los análisis que se pueden aplicar a cada una, pero veamos ahora
cómo podemos clasificar los análisis según el tipo de estudio que se realiza, según la información
que aportan y según la finalidad del análisis.
En relación con los tipos de análisis, y centrándonos ahora en el laboratorio de análisis clínicos,
podemos distinguir entre distintos tipos según la disciplina que apliquemos en el estudio:
estudios bioquímicos, hematológicos, inmunológicos o genéticos.
Los estudios microbiológicos se pueden realizar en los laboratorios de análisis clínicos, pero es un
tipo de estudio que presenta características propias, que
ampliaremos en la próxima unidad.
¡Tenlo en cuenta!
Los distintos tipos de estudio requieren la presencia de personal
especializado en cada uno de ellos, y de los equipos, el
instrumental y los productos de laboratorio necesarios para
aplicar las técnicas específicas de cada disciplina.
Estudios bioquímicos
Los estudios bioquímicos se centran en realizar determinaciones
para conocer las concentraciones de los distintos componentes
químicos. A cualquier muestra se le puede realizar un estudio
bioquímico. Los analitos pueden ser muy diversos:
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Estudios hematológicos
Los estudios hematológicos se centran en estudiar todos los
componentes de la sangre.
Estudios inmunológicos
Los estudios inmunológicos se dedican a estudiar todo lo
relacionado con el sistema inmune: enfermedades
autoinmunes, hipersensibilidades, inmunodeficiencias, el
rechazo a trasplantes, el nivel de inmunización frente a
vacunas y/o enfermedades.
Las sustancias analizables en este caso son: antígenos, anticuerpos, interferones,
inmunocomplejos o el complejo mayor de histocompatibilidad.
Estudios genéticos
Los estudios genéticos se dedican a detectar las causas que producen una determinada
enfermedad (cariotipo), las mutaciones puntuales de algunos tipos de enfermedades a través de
análisis de ADN (biología molecular), ver cuál es la mejor terapia para el tratamiento del cáncer,
etc.
Las sustancias de estudio son los cromosomas, el ADN y el ARN.
Es posible clasificar las pruebas o análisis que se le pueden hacer a una sustancia analizable
dependiendo de la información que nos faciliten en:
análisis cualitativos, cuantitativos o semicuantitativos.
Análisis cualitativos
Nos indican solo si la muestra analizada contiene el analito, pero no en qué cantidad o
concentración está presente. Los resultados obtenidos se dan como positivos o negativos.
Suelen ser métodos más baratos, rápidos y sencillos, y muchos de ellos se comercializan en forma
de test. Ejemplos típicos son las pruebas de embarazo (detectan la presencia de la hormona
gonadotropina coriónica humana [GCH] en sangre o en orina) o los test de drogas (detectan la
presencia de uno o varios tipos de drogas en saliva o en orina).
Análisis cuantitativos
Son determinaciones que dan resultados numéricos. Estos métodos de análisis son más caros,
lentos y complejos que los anteriores. Cualquier determinación bioquímica y casi todas las
hematológicas nos proporcionarán números o cifras como resultado, y podremos compararlos con
los valores de referencia de ese parámetro.
Análisis semicuantitativos
Son un término medio entre los dos anteriores. Detectan la presencia o no de un analito y para los
positivos, proporcionan una orientación sobre la concentración. Las tiras reactivas son un ejemplo:
si la sustancia está presente cambian de color, y dependiendo de la concentración, la intensidad
del color es mayor o menor (no dan la concentración exacta, pero sí una idea de entre qué valores
se encuentra).
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Pruebas básicas
Son las pruebas aisladas que normalmente llamamos de rutina, como las determinaciones de
glucosa, de colesterol, de urea, etc.
Para cada tipo de muestra, suele haber un conjunto de parámetros que se valoran de forma
estándar, y otros opcionales, para ciertas patologías.
Pruebas funcionales
Son conjuntos de pruebas analíticas que nos permiten ver las distintas funciones tanto de la célula
como de los distintos órganos del cuerpo humano.
Algunos ejemplos de pruebas funcionales son la prueba de tolerancia a la lactosa, una curva de
glucosa, una prueba de permeabilidad intestinal o pruebas funcionales del tiroides (TSH y T4 libre)
o del eje hipotalámico.
Las magnitudes biológicas que medimos en los análisis varían, para una misma persona, en función
de distintos factores: etapa vital, estado fisiológico, dieta, dotación genética, etc. También se
pueden obtener resultados distintos de unas personas a otras, o debido a variaciones en el método
analítico empleado.
Para preparar debidamente la recogida de la muestra y poder hacer luego una correcta
interpretación de los resultados analíticos, es imprescindible conocer los factores que pueden
modificar los resultados con el objetivo de plantear las medidas de preparación del paciente que
minimicen esa variación o, en el caso de factores que no se pueden modificar, registrarlos para que
la persona que interpretará los resultados disponga de esa información.
Los valores de referencia para los distintos parámetros se expresan mediante un intervalo de
valores. Esto significa que la «normalidad» puede corresponder a distintos valores. Las diferencias
en los resultados, dentro del margen de normalidad, se pueden observar en un plano
interindividual e intraindividual.
Para un mismo parámetro, una persona puede estar habitualmente en la zona baja del intervalo de
normalidad y otra en la zona alta; las dos darán un resultado considerado normal, pero habrá
diferencias que se deberán a las características biológicas de cada una de ellas.
Los factores ambientales (clima, altitud) y genéticos son especialmente importantes en esta
variabilidad. Un ejemplo típico es el aumento del número de glóbulos rojos en condiciones de altura:
todos los que viven a gran altura tienen más glóbulos rojos que los que viven a nivel del mar, sin
que ninguna de las dos situaciones sea patológica.
¡Tenlo en cuenta!
La variación interindividual se debe a que distintas personas pueden tener puntos de equilibrio
distintos para algunos analitos. La variación intraindividual es la fluctuación del valor alrededor del
punto de equilibrio que se detecta en una misma persona.
La condición fisiológica puede influir en muchos análisis, o condiciona los valores de referencia. Para
tenerlo en cuenta, hay una serie de datos que se preguntan a la persona y que se hacen constar
para que el profesional que deberá interpretar los resultados disponga de la información necesaria
para hacerlo correctamente; para otros factores, se facilitan al paciente unas instrucciones que debe
aplicar las horas o días previos a la recogida de la muestra.
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Las principales variables fisiológicas que influyen en los resultados analíticos son la edad y sexo,
el embarazo, los hábitos de vida y los ritmos biológicos.
Edad y sexo
Algunos parámetros presentan valores diferentes en las distintas etapas vitales. Por ejemplo, la
concentración de ácido úrico en orina es mucho menor en neonatos que en personas adultas.
También existen diferencias entre el hombre y la mujer en diversos parámetros. Entre ellos se
encuentran, como es lógico, los niveles de hormonas sexuales, pero también otros como las
concentraciones en orina de creatinina, urea o bilirrubina (todas ellas mayores en hombres que en
mujeres).
Embarazo
Por regla general se produce una hemodilución fisiológica por un aumento del volumen plasmático,
sobre todo en el tercer trimestre; esto hace disminuir el hematocrito y la hemoglobina, aumenta el
aclaramiento de creatinina hasta un 50%, disminuye la concentración de urea en la orina y aumenta
el volumen de orina un 25%. Hay cambios hormonales, los niveles séricos de lípidos se incrementan
conforme avanza el embarazo, etc.
Hábitos de vida
Podemos incluir aspectos como la dieta habitual, el consumo de cafeína, tabaco o alcohol, o la
actividad física. Destacamos entre ellos:
Dieta. Es un factor muy importante. Por ejemplo, una persona que sigue una dieta rica en proteínas
mostrará elevados los niveles de amonio, urea o ácido úrico en un análisis de orina. O en caso de
ayuno muy prolongado se detectarán hipoglucemia e hiperbilirrubinemia, o si la persona ha comido
hace poco presentará lipemia y los triglicéridos elevados.
Para estandarizar las pruebas se suele pedir a la persona que acuda a la recogida en ayunas.
Dependiendo del analito que se quiera analizar, se recomienda el ayuno desde un mínimo de cuatro
horas hasta un máximo de doce horas.
En otros casos, es necesario que la persona siga una dieta específica los días previos a la toma de
muestras.
Actividad física. Cuando se recoge una muestra de orina después de una actividad física intensa o un
esfuerzo considerable, es normal detectar en ella hematuria o un aumento del nivel de albúmina.
También aumentan las enzimas musculares y algunas hormonas.
Estrés. Las situaciones de estrés provocan una elevación de diversas hormonas: cortisol, TSH,
prolactina y adrenalina.
Ritmos biológicos
El organismo experimenta algunos cambios de forma cíclica, siguiendo los ritmos biológicos:
Ciclo circadiano (diario). Algunos parámetros sufren fluctuaciones a lo largo del día. Por ejemplo, el
cortisol presenta un pico máximo sobre las 6-8 horas y un pico mínimo sobre las 20 horas. En estos
casos, se tiene en cuenta la hora de la recogida de la muestra, ya que es un factor determinante
para la interpretación de los resultados.
Ciclo estacional (anual). Algunos analitos varían en función de la estación del año. Por ejemplo, en
verano se incrementan los valores de la vitamina D debido al sol y disminuyen los niveles de T3.
Ciclo menstrual. En los estudios hormonales, hay que valorar el momento del ciclo sexual en que se
practica la extracción, para el estudio de hormonas sexuales.
DOC: 2.1.- En lo que se refiere al proceso de obtención de la muestra, hay distintos factores
que pueden influir en los resultados que se obtendrán al analizarla. En el caso de las
muestras de sangre podemos destacar los siguientes:
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UT2. RA3. EL PROCESO ANALÍTICO Y ERRORES EN EL PROCESO
Vías y sueros terapéuticos. Cuando la persona lleva una vía colocada, la extracción se
efectúa preferentemente en el otro brazo. Si el espécimen debe obtenerse a través de un
catéter, debe desecharse antes una cantidad de sangre para evitar la dilución de la muestra.
Si lo que se quiere es realizar un análisis de coagulación, se evitará utilizar para la recogida
una vía que tenga anticoagulante (heparinizada).
Para los tubos que contienen algún aditivo, es necesario respetar la cantidad de espécimen
que se debe incorporar, ya que viene determinada por la cantidad de aditivo que ya contiene
el tubo.
Orden de extracción. Cuando hay que tomar muestras para distintos análisis, es necesario
seguir un orden en la recogida que evite la contaminación microbiológica o contaminación
cruzada de aditivos entre tubos. La extracción de varias alícuotas es habitual en las muestras
de sangre, ya que se necesitan muestras con distintos aditivos para poder realizar distintos
análisis.
Los procedimientos establecidos para la toma de estas muestras prevén estos y otros
factores que pueden provocar una variación de los resultados analíticos.