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Introducción:
Leer es una interacción que tiene lugar en un contexto determinado y entre un lector
y un texto (Arroyo, 2009).
Los quehaceres del lector son lo que los alumnos deben saber hacer para participar
de manera adecuada en las prácticas sociales del lenguaje y convertirse, como dice
Lerner, en “miembros plenos de la comunidad de lectores y escritores”. Al actuar
dentro de una situación de lectura el lector pone juego distintos saberes
multidimensionales implícitos en cada acción, estos son los quehaceres del lector.
Por ello, los quehaceres del lector forman parte de la enseñanza de la lectura como
contenidos, ya que el objeto de enseñanza se construye tomando como referencia
las prácticas de lectura y escritura y ello supone acordar un lugar importante a lo
que hacen los lectores y escritores.
Es así como un contenido está en acción cada vez que es puesto en juego por el
maestro o por los alumnos al leer o al escribir, y es objeto de enseñanza y de
aprendizaje aun cuando no sea objeto de ninguna explicitación verbal; ese mismo
contenido puede constituirse en otro momento en objeto de reflexión, cuando los
problemas planteados por la escritura o por la lectura así lo requieran. (Lerner,
2001).
Entre los factores que conducen a representarse una tarea de un modo u otro
intervienen sin duda las propias características de la tarea.
Se pueden acercar a los textos como lectores distintos: como el lector
reproductivo, que busca decir lo que dice lo que dice el texto; o como el lector
crítico, capaz de interpretarlo y de pensar acerca de lo que comprende.
Los contextos que promueven actividades de lectura y de aprendizaje de distinto
nivel de dificultad ayudan simultáneamente a leer mejor y a concebir la lectura,
el conocimiento y el propio rol de aprendiz de forma más ajustada y madura.
La motivación influye en la lectura, también el hecho de leer y de hacerlo bien.
Como bien sabemos, no todo recae en el alumno, el docente debe de hacer uso de
metodologías para involucrar a los alumnos dentro del lenguaje escrito. Y como dice
Solé “la implicación profesional y afectiva del profesor incide en el compromiso y
motivación de los alumnos y ambos en su éxito académico”. (Solé, 2010).
Además, Solé recalca lo siguiente, “la lectura no es una técnica que se aprende y
una vez aprendida se aplica sin más a textos muy diversos que se presentan en
formatos y soportes diferentes y que leemos para satisfacer finalidades diversas. La
capacidad lectora se reconstruye y se hace más compleja a medida que
participamos en situaciones significativas de lectura que requieren “estirar” dicha
capacidad e incorporarle nuevas competencias”. (Solé, 2010).
Algunas condiciones que contribuyan a motivar hacia la lectura son las siguientes:
en términos generales, ofreciendo buenas razones para leer, intentando que todos
los alumnos puedan percibirse progresivamente competentes, puedan experimentar
éxitos en su proceso de aprendizaje. En términos más específicos, se puede probar
con lo siguiente:
- Siempre que sea posible, conceder autonomía para que los alumnos puedan
escoger entre diversas opciones: entre los libros que pueden leer, entre el tipo y
secuencia de actividades de lectura.
- La lectura es más comprometida cuando se vincula a proyectos globalizados, a
tareas académicas relacionadas con la realidad y a las que los estudiantes
pueden dar sentido.
- La accesibilidad de una amplia oferta de libros y documentos variados en todos
los formatos incide en la motivación por la lectura; sin embargo, ello no sirve de
mucho si los docentes no muestran ellos mismos su interés por leer mediante lo
que dicen y, sobre todo, lo que hacen.
Conclusión:
Sin duda, adentrar a los niños a que sean lectores competentes es una tarea que
como todo docente se debe asumir, para lograr efectuar esto, es importante hacer
uso de las distintas metodologías para que el alumno esté siempre activo y progrese
así en su competencia y comprensión lectora. Debemos fomentar que los
estudiantes asuman y ejecuten sus quehaceres lectores, tomando en cuenta el texto
y el contexto con el que el alumno se esté moviendo.
Tal y como lo dice Lerner “lo necesario es preservar el sentido del objeto de
enseñanza para que el sujeto del aprendizaje pueda incorporarse a la comunidad
de lectores y escritores, lo real es llevar a la práctica lo necesario es una tarea difícil
para la escuela. Conocer las dificultades y comprender en qué medida se derivan
(o no) de necesidades legítimas de la institución escolar constituyen pasos
indispensables para construir alternativas que permitan superarlas”. (Lerner, 2001).
Referencias: