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EQUIPO
UNIDAD 1: TRABAJO EN EQUIPO. CONCEPOS
FUNDAMENTALES
Presentación
Esta primera unidad tiene un evidente carácter introductorio. Con ella
pretendemos introducir los conceptos fundamentales, relacionados con los
grupos de trabajo y el trabajo en equipo. A lo largo de la unidad se revisarán
algunas de las habilidades fundamentales para trabajar eficaz y
eficientemente en equipo, los principales componentes de los grupos, las
modalidades y tipologías de grupos y equipos, así como sus diferencias más
significativas. Si bien ello será ampliado en unidades posteriores, desde el
principio del curso trataremos de ir señalando aspectos que resultan
fundamentales para conseguir una buena dinámica de trabajo en equipo, así
como elementos que pueden jugar en contra de la misma.
Objetivos de aprendizaje
Los objetivos marcados para la presente unidad didáctica se pueden resumir
en lo siguiente:
Que el alumno sea consciente desde el principio de la importancia de
ciertas habilidades a la hora de trabajar en equipo.
Que sea capaz de reconocer la importancia de los distintos
componentes de los grupos, y que empiece, cuanto menos, a intuir, el
efecto que puede tener sobre los resultados del grupo, la distinta
configuración de estos componentes.
Que pueda identificar los principales tipos de grupos y equipos, sus
diferencias, así como su diferente utilidad, según los objetivos
perseguidos y el contexto en el que se enmarca su actividad.
. Los grupos de trabajo
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En el marco de las habilidades y competencias
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Desarrollar unas ciertas normas, valores y cultura propios del grupo que
permitan desarrollar una identidad de grupo y un sentido de pertenencia, al
tiempo que orientan la conducta de sus miembros.
Establecer mecanismos de relación y comunicación que faciliten
interacciones fluidas y positivas, flujos de información relevante y oportuna, y
la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Desarrollar sistemas de evaluación individual y grupal, así como sistemas de
recompensas apropiados, que garanticen la capacidad del mismo para atraer,
retener y aprovechar el talento de sus componentes.
Establecer relaciones basadas en la confianza y el compromiso y definir y
redefinir las funciones y responsabilidades de los miembros del grupo, en
función de los objetivos del mismo.
Un liderazgo efectivo que ha de facilitar una clara definición de los
objetivos, la remoción de las barreras y obstáculos que dificultan el buen
funcionamiento del grupo, la obtención de los recursos necesarios para el
grupo, el desarrollo de las habilidades de los miembros del grupo, etc.
2. El grupo social
3. ¿Qué hay?
Introducción
Antes de tratar de definir en qué consiste un grupo de trabajo, trataremos de
desmenuzar y estudiar someramente sus elementos o componentes, para
facilitar una mejor compresión del mismo. Para ello seguiremos
fundamentalmente el esquema propuesto por Condearena (1998).
Podemos establecer que, básicamente, la existencia de un grupo implica la
presencia de:
Personas diferentes.
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Interacciones de todo tipo entre las personas.
Actividades a desarrollar.
A ello hay que añadir que, en la medida en que nos estamos centrando en el
caso de los grupos de trabajo, también encontraremos por lo general:
Una labor de conducción, dirección o liderazgo.
Un conjunto de valores, intereses, normas y actitudes, etc., es decir,
una cultura, más o menos compartida.
Una serie de objetivos del colectivo, más o menos explícitos.
3.1. Las personas, perfiles y grupo
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La mayor homogeneidad o heterogeneidad del conjunto de personas que
forman el grupo, su mayor o menor compatibilidad y complementariedad,
también tendrán efectos importantísimos en el funciona-miento del grupo o
equipo de trabajo.
En prácticamente todos los grupos, existe al menos una persona que asume la
dirección, la responsabilidad de fijar los objetivos, dirigir, encauzar y coordinar
las actividades del grupo.
En unos casos estas personas estarán dotadas de autoridad formal, al formar
parte de la cadena de mando o jerarquía de una organización. En otros, sólo
pueden influir en la conducta de las demás, ejerciendo un liderazgo sobre la
base de otras fuentes de poder.
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Los grupos
El papel de dirección y liderazgo siempre es fundamental en un grupo o
equipo. Inicialmente, el papel del directivo impulsor o responsable del grupo o
equipo, resulta especialmente importante, para su consolidación.
En un grupo formado "ex novo", sin ningún tipo de condicionante previo de
sus miembros, siempre acabará surgiendo, de manera natural, un líder, o más
de uno en el caso de liderazgo compartido o rotatorio.
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relacionarse, no iniciando contactos, mientras otras buscan de forma más o menos
persistente la relación con otros.
En función de cómo sienten los miembros del grupo estas necesidades, se expresarán de un
modo u otro, lo que llevará al desarrollo de determinados tipos de relaciones entre ellos. Ello
influirá en la rapidez con la que se consolidará el grupo, en su mayor o menor cohesión, en
el desarrollo de un sentimiento de pertenencia, etc.
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Conducta pasiva: Yo pierdo, tú ganas”: Conducta que adoptan las personas que rehuyen
el conflicto, prefieren abandonar y que el interlocutor o contrincante se salga con la suya
antes que tener que enfrentarse a él. Se suelen traducir en actitudes de abandono,
indiferencia, ansiedad e inquietud.
Cada una de estas conductas planta la semilla de conductas futuras similares, con lo que al
cabo del tiempo se acaba cosechando lo que se siembra.
No obstante, estas estrategias básicas pueden variar o, cuanto menos, matizarse en función
de la persona con la que se interactúa, la situación o problema concreto y la experiencia de
interacciones previas con el mismo u otros interlocutores.
En nuestra forma de actuar, en cada momento, pueden tener mucho que ver:
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3.3.3. Obstáculos a la interacción eficaz
Una adecuada interacción entre los miembros del grupo se puede ver dificultada por
múltiples factores entre los que destacan las barreras a la comunicación, los filtros y las
manipulaciones
La dificultad que nos supone empezar todas las relaciones desde cero, tratando de encontrar
elementos de juicio objetivos, que nos indiquen la conducta a adoptar, nos lleva a aplicar
una serie de filtros que nos facilitan la interacción, al menos inicialmente.
Estos filtros simplifican el problema, y nos llevan a cometer errores graves y a prejuzgar a
los demás y a sus conductas sobre la base de la apariencia o de factores irrelevantes. Entre
ellos destacan:
Las suposiciones
Los estereotipos
El efecto halo
La proyección
La expectabilidad
La percepción selectiva
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Las confusiones
Otro tipo de barreras que pueden dificultar seriamente las posibilidades de una interacción
productiva y gratificante, susceptible de generar confianza, facilitar la integración y el
sentimiento grupal, lo constituyen la:
Agresividad
Defensividad
Pseudo-colaboración
Pseudo-generosidad
Todos los grupos, ejercen presión sobre sus miembros para atenerse a las
normas del grupo, y en muchas ocasiones, cuentan con mecanismos
sancionadores, de tipo afectivo/relacional, para quienes incumplen las normas
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tácitas del grupo.
L as actividades o tareas, constituyen la parte más externa y, en muchos casos más visible
del grupo. Un grupo suele realizar actividades de distinta naturaleza:
.Entre los principales motivos para que las actividades reales no coincidan con las
formalmente establecidas destacan:
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Las actividades deben orientarse, fundamentalmente, al logro de los objetivos del grupo.
Para ello deben formar parte de un plan acción, debidamente estructurado en torno a estos
Los grupos formales: Están previstos por la organización, forman parte de su organigrama y
constituyen un acto consciente y deliberado de diseño organizativo. Existe una previsión de cuáles
son las tareas y responsabilidades que les van a ser asignadas a estos grupos. Pueden considerarse
variables “controladas” por la dirección.
Los grupos informales: Son mucho más difíciles de prever por la organización, surgen
de manera espontánea debido a la existencia de interacciones voluntarias entre algunos
miembros de la organización. No están incorporados al organigrama de la empresa y pueden
actuar como:
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Válvula de escape en la gestión de conflictos entre individuo y grupo, entre grupos, o
entre el grupo y la organización.
Complemento a la estructura formal, coadyuvando al buen funcionamiento de la
misma.
Como contrapoder a la estructura formal.
Los grupos permanentes : Son, fundamentalmente, los que realizan las tareas
cotidianas de la organización. Se dedican por ejemplo al mantenimiento de las instalaciones, a la
tramitación de expedientes de regulación de empleo, a la toma de decisiones estratégicas de la
organización, etc. Pueden cambiar o desaparecer en la medida en que cambie la organización y
cambien sus objetivos y sus actividades, pero se crean para perdurar y afrontar actividades que
hayan de desarrollarse con continuidad.
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Condearena (1998) define también una categoría de grupos semiestructurales, que forman,
en cierto modo, parte del "esqueleto" de una organización, sin constituir una parte central de
la misma. Con este término se refiere, por ejemplo, a los cuerpos, categorías o grupos
profesionales que tienen conciencia de grupo, y a los órganos de participación del personal.
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4.4. Grupos según jerarquía
Actualmente, muchos grupos y equipos son, en cierto sentido, virtuales, pues incluyen
miembros que están físicamente separados de sus compañeros. Algunos son totalmente
virtuales, en la medida en que sus miembros no se encuentran nunca o muy rara vez en
persona y utilizan profusamente las nuevas tecnologías de información-comunicación para
interactuar. Su función básica es asesorar o apoyar a la organización.
¿Qué es un grupo?
¿Qué es un equipo?
¿Un equipo es siempre un grupo, o es al revés?
¿Qué diferencia a un grupo de un equipo?
¿Presentan los grupos de alto rendimiento alguna característica específica que los
diferencia de los demás?
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presentarían todos los elementos necesarios para que un colectivo pueda ser considerado un
grupo.
Con ello queremos decir que todo equipo, cumple la definición de grupo, mientras que todos
los grupos, no se pueden considerar equipos, porque no cumplen todos los requisitos
necesarios.
Sucede en definitiva que para ser un equipo, es una condición necesaria ser un grupo, pero
no constituye una condición suficiente ser un grupo, para constituir un equipo.
Ello parece situar en una posición de superioridad al equipo sobre el grupo, y en lenguaje
común, al utilizar estos términos, solemos asumir dicha suposición, aunque sólo sea por
asociación con los equipos deportivos.
Según este esquema y sobre la base de sus rasgos esenciales definiríamos a partir de las
aportaciones de Condearena (1998: 166-167):
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Grupo compacto: Cuenta ya con una cultura cierta y observable, que los miembros
del grupo reconocen como propia. La dirección formal está asentada, cuando no
aparece un liderazgo incipiente.
Equipo: Cuenta con una perspectiva clara y unos objetivos marcados con los cuales
los miembros se sienten comprometidos. Se han establecido relaciones de confianza
entre los miembros y una predisposición a la cooperación y el trabajo conjunto.
Presenta un liderazgo claro, ya sea formal o informal. El "nosotros" está por encima
del "yo" y existe una sentido de pertenencia. Se percibe la necesidad de compartir y
combinar habilidades, conocimientos y experiencias.
Equipo de alto rendimiento: No sólo tiene clara su finalidad y sus objetivos, sino
que sus miembros participan activamente en su definición. Existe un fuerte
liderazgo, ejercido en buena parte por los propios miembros del equipo y aceptado
por todos. La cohesión es elevada y existe un sentido de pertenencia que se vive con
orgullo. También es elevada la confianza entre los miembros del equipo. Se trabaja
de forma cooperativa, el conocimiento se comparte y se fomenta el aprendizaje. El
equipo es capaz de optimizar los recursos de que dispone para "producir" por encima
de la media. Innova y participa activamente en la mejora de sus procedimientos de
trabajo.
Muchas de las actividades que se llevan a cabo en una organización, pueden llevarse a cabo
de manera más eficiente a través de personas que actúan individualmente, o por medio de
grupos en el seno de los cuales existe una elevada especialización, y el trabajo está
formalizado de manera que exige una escasa interacción entre sus miembros.
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Cuando las tareas no requieren una variedad de competencias, es decir, experiencias,
conocimientos, habilidades y actitudes; éstas no deben ser realizadas en equipo.
Cuando las relaciones son malas y el nivel de desconfianza entre los posibles
miembros del equipo es elevado
6. Resumen
Hemos dedicado la presente unidad fundamentalmente a:
Por último hemos tratado de revisar las coincidencias y diferencias básicas entre grupos y
equipos, analizando un continuo de estructuras grupales que van desde el grupo incipiente o
en descomposición, hasta los equipos de alto rendimiento.
Objetivos de aprendizaje
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Los objetivos didácticos marcados para la presente unidad se centran básicamente en
concienciar al alumno de la importancia de:
Definir de manera explícita la misión y los objetivos del equipo y comprometer con
los mismos a todos sus miembros.
Contar con las competencias necesarias y crear las condiciones para su evolución,
ampliación y modificación, conforme a las necesidades del equipo.
La necesidad de asumir ciertos roles en el grupo y buscar un equilibrio entre los
mismos.
Liderar, más que dirigir, un equipo de trabajo, lo que puede llegar a convertirse en
una tarea de todos, según el momento y la situación.
Contar con los adecuados mecanismos de integración, normas, sistemas de
evaluación-control y recompensa, para garantizar el buen funcionamiento del equipo.
Conocer en qué momento de su evolución se encuentra un grupo o equipo, para
favorecer, por medio de las acciones adecuadas, su proceso de "maduración" hasta
llegar a la integración efectiva.
Necesitarán fundamentalmente:
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1.1 Competencias
Lo primero que necesita un equipo es un conjunto de competencias apropiadas para afrontar
la misión que le haya sido encomendada.
La selección de los miembros del equipo debe realizarse, por tanto, en función de sus
competencias, no de la posición en la organización. No obstante, a nivel práctico, es
aconsejable, al menos en ocasiones, tener en cuenta las realidades políticas de la
organización.
A lo largo del tiempo, será necesario que el grupo vaya actualizando y renovando sus
competencias, en función de las nuevas necesidades. Ello puede suponer nuevos ingresos y
salidas del grupo, así como procesos de capacitación.
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Estos roles son, en gran medida espontáneos, intuitivos y emocionales, si bien pueden
desarrollarse habilidades para asumir nuevos roles en el equipo.
Estos roles constituyen tipos de conducta que regulan el juego de relaciones que se dan en la
vida del grupo. Un rol de equipo consiste en un compromiso que adquiere un individuo
frente a su equipo de hacerse cargo de una determinada responsabilidad en el equipo.
Estos roles se diferencian significativamente de los roles funcionales. Estos últimos hacen
referencia a la ejecución del trabajo en sí mismo, provienen de una amplia red de
expectativas sociales y poseen un alto grado de racionalidad.
Los miembros de los equipos suelen ser, por tanto, bastante diferentes en sus competencias,
experiencia y personalidad, lo que suele marcar en ellos una tendencia natural a asumir
determinados roles.
A estos roles, que les resultan más familiares o cómodos, por sus características personales o
su experiencia anterior, se les denomina roles naturales.
No obstante, toda persona suele tener límites en el aprendizaje de los roles y muestra cierta
incapacidad o intolerancia a asumir determinados comportamientos. A estos roles se les
denomina roles evitados.
Según Belbin, es importante que estas funciones se repartan entre los miembros del equipo,
y que cada uno sea consciente de sus funciones y de las de los demás y las acepte.
Estos 9 roles de equipo se agrupan en tres categorías fundamentales, según el papel que
juegan: roles mentales (cerebro, monitor-evaluador y especialista); roles sociales
(investigador de recursos, coordinador y cohesionador); y roles de acción (impulsor,
implementador y finalizador).
Estos "Roles de Equipo" y los comportamientos que los caracterizan están más influenciados
por factores de personalidad y por comportamientos aprendidos, que por capacidades
técnicas y conocimientos de la tarea. Son configurados por factores de personalidad tales
como alta y baja ansiedad, introversión y extroversión, etc.
También inciden en estos roles los valores que sustentamos, la experiencia, los
conocimientos y, en menor medida, nuestra forma de pensar y decidir sobre los roles que se
requieren para una determinada situación.
En la web de Belbin se puede encontrar información sobre estos roles e incluso solicitar la
evaluación de su perfil como miembro de un equipo (previo pago evidentemente).
.2. Liderazgo
Todo grupo o equipo necesita de alguien capaz de impulsar y orientar la actuación del grupo.
Alguien capacitado para jugar un papel esencial a la hora de fijar unas metas y definir una
serie de actividades necesarias para alcanzarlos. Alguien capaz de conseguir recursos, de
remover obstáculos, de resolver conflictos, de ofrecer apoyo y retroalimentación, y de
resolver dudas.
Esta persona (o personas), ejercen un rol de liderazgo en el grupo y, por ello, asumen una
mayor responsabilidad en relación a los resultados del mismo.
En muchos casos, el responsable de liderar, al menos en sus inicios, al equipo será una
persona de mayor nivel jerárquico y, por tanto, dotada de autoridad formal, pero en otros, la
persona elegida para liderar un equipo, puede no contar con esa "ventaja" y tener un nivel
jerárquico incluso inferior al de otros miembros del equipo.
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Es por ello que hablamos de liderazgo, más que de dirección de equipos, pues este último
término suele asociarse mucho más al poder formal ejercido sobre la base del poder sobre
las recompensas, las sanciones y el poder legítimo que le otorga su posición en el
organigrama.
Si observamos los roles de Belbin (1993), los roles más próximos al liderazgo son, en
circunstancias normales, el Impulsor y el Coordinador. No obstante existen diferencias, en la
medida en que el primero ejercerá el poder de forma más autoritaria, con una clara
orientación a la acción y a la tarea, mientras que el segundo, lo hará de forma participativa,
con una mayor orientación a las personas. En todo caso ambos roles están fuertemente
orientados al logro de los objetivos del grup
Según Katz (1979), la importancia relativa de estas capacidades varía en función del nivel de
la organización en el que ejerce este liderazgo. Así, la capacitación técnica va perdiendo
importancia relativa conforme ascendemos a niveles superiores de la organización, mientras
que la capacidad intelectual, va adquiriendo una mayor importancia relativa. La capacidad
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humana mantiene su importancia en todos los niveles, si bien en los niveles más altos de la
jerarquía pierde relevancia frente a la capacidad intelectual.
El líder debe actuar como (basado fundamentalmente en West, 2003, Luecke, 2004 y
Revuelto, 2005):
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condiciones para que los miembros del equipo puedan descubrir nuevas formas de
mejorar el rendimiento en el trabajo.
Evaluador: Ofrece retroalimentación en relación a la eficacia y eficiencia del equipo
y de sus miembros.
o En relación al equipo, evalúa, analiza e informa de su contribución a los
objetivos generales de la organización.
o En relación a los individuos evalúa, analiza e informa de las contribuciones
individuales al equipo.
Analista crítico: Dedica parte de su tiempo y del tiempo del equipo, a revisar las
estrategias, procesos y resultados del equipo. Con ello facilita el aprendizaje y la
mejora.
Apoyo emocional: Dedica tiempo a explorar y clarificar los sentimientos de los
miembros del equipo, lo que le exige, en muchos casos, revelar los propios. Al
permitir que se manifiesten sentimientos como la frustración o la sensación de
"sobrecarga", puede identificar e interpretar mejor los hechos que los provocan y sus
consecuencias, para tener ocasión de buscar soluciones eficaces.
El líder formal, no debe sorprenderse, ni sentirse molesto, sino que debe asumir el hecho de
que, en determinadas circunstancias, los líderes informales pueden ejercer una mayor
influencia sobre los miembros del equipo que él mismo. En estos casos, debe aprender a
utilizar esta influencia en beneficio propio y del colectivo.
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1.2.3. Liderazgo contingente
El estilo de liderazgo adoptado, es decir, la decisión de ser más participativo o más
paternalista, más cooperador o instructivo, más o menos intervencionista, debe depender de
factores como:
No existe una única forma de liderar un equipo en todas las circunstancias, y estas diferentes
circunstancias exigen una mayor atención a las diferentes áreas de responsabilidad del líder.
En una fase inicial en la vida del equipo, el líder deberá adoptar seguramente, un estilo más
intervencionista y autoritario o paternalista. La falta de experiencia y de competencias de
trabajo en equipo, llevará al líder a ocuparse de dar instrucciones precisas y controlar su
cumplimiento. La prioridad se centrará en establecer objetivos y funciones claras, ofreciendo
apoyo, capacitación y reconocimiento para facilitar la maduración del grupo.
Un fuerte compromiso de los miembros del grupo con el mismo y con sus objetivos.
Que sus componentes se sientan actores relevantes de una entidad colectiva, y
orgullosos de su pertenencia a la misma.
Un elevado nivel de cohesión grupal que facilite la interacción, sin eliminar la crítica
constructiva y la creatividad.
En primer lugar, no debemos olvidar que un equipo es una pequeña organización incluida en
otra, en ocasiones, mucho mayor, compuesta por diferentes departamentos y unidades
operativas, de la cual depende para acceder a recursos, información y asistencia.
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En los siguientes subapartados, trataremos una serie de cuestiones íntimamente relacionadas
con estos factores, que coadyuvan a crear las condiciones para el compromiso, el sentido de
pertenencia y la cohesión deseada.
La cosa empeora aún más, cuando quienes no tienen muy claro lo que pretenden conseguir,
son los propios promotores de equipo y los responsables de liderarlo.
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Luecke (2004: 16), nos ofrece una forma fácil de comprobar si la misión y los objetivos
generales están claros y han sido debidamente comprendidos, por medio del test del
"discurso del ascensor".
Si todos los miembros no entienden de igual modo los objetivos, la energía y los recursos se
disiparán en esfuerzos inútiles y contradictorios y el conflicto estará servido
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1.3.2. Compromiso con la unidad y los
objetivos
En los equipos efectivos, los miembros, no sólo entienden y aceptan cuál es el objetivo
común, sino que se comprometen con el mismo, lo cual supone una diferencia sustancial.
Es importante que los componentes del equipo se sientan "propietarios" del objetivo y
responsables de su consecución de manera colectiva.
Sentirse comprometido con una finalidad compartida, puede ayudar incluso a superar ciertas
incompatibilidades sociales, entre los miembros del equipo.
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Ciertas actividades orientadas a mejorar el grado de integración de los miembros de un
equipo, pueden facilitar el trabajo cooperativo. Se trata de crear facilidades e impulsar a la
gente a hablar, analizar, criticar, y crear vínculos de confianza y amistad que hagan el
trabajo más agradable, estimulante y productivo.
El diseño del espacio de trabajo y la localización física de sus miembros, pueden afectar en
gran medida la intensidad de la comunicación, así como la forma y la medida en la que
comparten conocimientos.
Los equipos virtuales parten, en principio, con una desventaja respecto a los grupos que
comparten un espacio propio, si bien ese problema puede superarse como veremos en la
unidad didáctica 3.
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1.3.4. Normas de comportamiento
Cada uno de los miembros de un equipo, llega al mismo con su propia agenda personal, sus
objetivos, intereses y preferencias, y pueden inicialmente ver a sus compañeros de equipo
como competidores potenciales a promociones, reconocimientos o recompensas de cualquier
tipo.
Algunos puede tener, incluso, problemas personales con alguna de las personas con las que
van a tener que trabajar, mientras que otros carecerán de algunas de las habilidades sociales
necesarias para trabajar en entornos cooperativos.
Estas normas pueden regular aspectos como la asistencia a las reuniones y sesiones de
trabajo en equipo, las interrupciones, la ausencia o no de "temas tabú" y las obligaciones de
confidencialidad.
En todo caso, el líder debe alentar el respeto mutuo, la discusión abierta y la conducta
cooperativa como norma esperada, así como asegurar que todo el mundo participa en el
proceso de definición de las normas y acepta acogerse a las mismas.
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Como ya comentamos con anterioridad el líder ha de evaluar tanto la contribución del
equipo a los objetivos de la organización, como las contribuciones individuales de los
miembros del equipo a los resultados del mismo.
Para ello puede, incluso debe, buscar ayuda e información en el propio equipo, por medio de
autoevaluaciones o evaluación de 360º.
Por último, cuando se trabaja en equipo de forma creativa se definen, en ocasiones, nuevas
formas de hacer las cosas y afrontar los problemas. Éstas pueden llevar a los equipos a
conseguir lo esperado, pero también a los inesperado o imprevisto, que puede ser positivo o
negativo. El análisis y evaluación debe permitir al equipo aprender, incorporar nuevos
planteamientos de trabajo y aumentar la cualificación de los miembros del mismo.
El líder del equipo jugará un papel crucial ante este problema, pues ha de generar
evaluaciones del trabajo colectivo y de las aportaciones individuales, y actuar en
consecuencia.
El colectivo, también debe ejercer presión, sancionando las conductas contrarias a los
intereses del grupo y que merman la eficacia y eficiencia del mismo en relación al logro de
objetivos. El propio equipo, como unidad puede hacerse responsable de la distribución de
los incentivos o recompensas, penalizando a los oportunistas.
1.3.7. Apoyo
El apoyo explícito de la dirección es fundamental para el éxito del equipo. Este apoyo se
manifiesta, con un apoyo material en forma de recursos (económicos, materiales,
informativos), pero también en forma de apoyo institucional, que se traduce en la presencia
de los directivos en los actos relevantes de la vida del equipo y el reconocimiento a su labor.
A este tipo de apoyo, debe añadirse un apoyo social, del que son corresponsables todos los
miembros del equipo y que debe abarcar cuatro aspectos fundamentales (West, 2003: 130-
137):
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Apoyo emocional: Implica la existencia de un espacio para expresar las emociones, para ser
escuchado de forma activa y abierta, y recibir apoyo ante las dificultades y conflictos
relacionados o no con el trabajo, pero que lo acaban afectando.
Apoyo informativo: Implica facilitar al equipo la información y retroalimentación necesaria
para el mejor desempeño de sus responsabilidades.
Apoyo instrumental: Apoyo práctico que implica "hacer" por los demás, para ayudarles a
superar problemas y alcanzar sus objetivos.
Apoyo valorativo: Ayuda que se prestan los miembros del equipo a la hora de evaluar
situaciones problemáticas concretas.
Aunque el número de fases establecidas por los distintos autores varía, en lo esencial, suelen
coincidir. Uno de los motivos de las diferencias encontradas, radica en que han analizado la
evolución de diferentes tipos de grupos constituidos para el logro de distintos objetivos.
Madurez Profesional: Definida como índice de eficacia del grupo, es decir, con su
capacidad para alcanzar los objetivos propuestos.
Depende de las competencias de los miembros para llevar a cabo sus actividades.
Determina los resultados que el grupo es capaz de obtener en una tarea o función de
terminada.
Madurez Grupal: Definida como el grado de eficiencia del grupo, es decir, con su
capacidad para sacar el máximo partido a sus recursos y alcanzar elevadas cotas de
productividad. Depende:
Cabe señalar que mientras la madurez profesional suele aumentar a lo largo el tiempo, la
evolución de la madurez grupal, puede ser más errática, sufriendo altibajos.
Por último, señalar que no necesariamente todos los grupos llegan al final de este proceso,
sino que algunos quedan en el camino, no logrando nunca una integración efectiva. Además,
la duración de estas fases puede ser muy variable de unos grupos a otros.
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Se podría hacer que apareciera el texto
relativo a cada una de las fases cuando el alumno pinchase en el cuadrante correspondiente, si se
considera que eso hace más dinámico y atractivo el curso.
La madurez profesional es baja. Los miembros el grupo no tienen muy claros los
objetivos ni cuál va a ser su contribución a los mismos. Salvo que tengan experiencia
en trabajo en grupo o, al menos, hayan recibido una formación específica,
encontrarán dificultades para tomar decisiones y resolver problemas en grupo.
La madurez grupal suele ser también baja, ya que aunque los componentes del
equipo, puedan mostrar interés, ilusión y expectativas positivas con respecto al
futuro del grupo, todavía no han establecido sistemas de interacción efectivos y no se
han desarrollado sentimientos de pertenencia.
A causa de los anterior, durante la fase de iniciación, habrá una gran dependencia del
líder, y los miembros pueden mostrar un cierto grado de ansiedad, al no estar claras
sus funciones, roles y las futuras relaciones interpersonales.
En estas circunstancias, los resultados del grupo suelen ser mediocres y los primeros
esfuerzos se centran, fundamentalmente, en definir los objetivos y funciones del
grupo, en decidir cómo enfocar las distintas actividades y qué competencias será
preciso adquirir o desarrollar para lograr los objetivos.
La duración de esta fase, puede variar considerablemente. En gran medida depende del nivel
de conocimiento previo de los integrantes del grupo entre sí. En general, cuanto más se
conocen y respetan, menor será la duración.
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2.2.2. Fase 2. Orientación
En la fase de orientación, la madurez profesional del equipo va aumentando lentamente, a
medida que sus integrantes van desarrollando sus competencias y aprendiendo de la
experiencia de trabajar en grupo, nuevas habilidades para la toma de decisiones y resolución
de problemas en grupo.
La madurez grupal continúa baja en esta fase, debido a que todavía no se han definido y
puesto en práctica las normas que regulen las interacciones, ni se han desarrollado todavía
relaciones de confianza, ni existe un verdadero sentimiento de pertenencia al grupo.
Una de los aspectos relevantes y que más hay que cuidar en esta fase, es el descenso
significativo que suele sufrir la motivación de los miembros, al comprobar que sus
expectativas iniciales no se cumplen con la rapidez que habían previsto.
El coordinador o líder, en esta fase tiene que saber afrontar este tipo de reacciones negativas
como normales, y debidas al propio desarrollo del grupo.
Algunos investigadores consideran que esta fase es fundamental para que realmente el grupo
pueda convertirse en un verdadero equipo efectivo, por lo que recomiendan al líder que si el
grupo no llega a esta fase espontáneamente por la dinámica del grupo, tiene que provocarla.
El grupo podrá superar esta fase, fundamentalmente, cuando sea capaz de redefinir las metas
y funciones del grupo, de modo que éstas se perciban como importantes, alcanzables y sean,
en mayor o menor grado, compartidas.
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La discusión y redefinición o clarificación de los objetivos y funciones, cuando sea
necesario, por un lado; y el desarrollo de normas y procedimientos que faciliten a los
miembros trabajar juntos, por otro, produce paulatinamente un aumento de la madurez
grupal.
Los miembros del equipo ya han adquirido todas las competencias necesarias para
poder trabajar eficazmente y de forma autónoma.
Tienen claros los objetivos y cómo conseguirlos, tienen una idea clara de lo qué
tienen que hacer y cómo hacerlo.
La distribución y redistribución de las funciones y de los roles se realiza en función
del conocimiento y necesidades de los miembros y de los requerimientos de la
situación.
Cuando el grupo alcanza esta madurez, el liderazgo del grupo es compartido entre el
directivo o coordinador "formal" y, al menos, alguno de los miembros del grupo. El
liderazgo se vincula al conocimiento y la competencia.
Se han desarrollado sentimientos positivos sobre los restantes miembros y sobre los
logros del equipo.
Se reconoce, apoya y estimula la participación activa de los individuos y sus
aportaciones al grupo.
La comunicación entre los miembros del grupo es directa y fluida.
El nivel de compromiso con el grupo y sus objetivos es elevado.
El grupo muestra un elevado grado de cohesión y se ha desarrollado un fuerte
sentimiento de pertenencia.
Evidentemente, no todos los grupos llegan a alcanzar esta fase, ni se convierten en equipos
de trabajo de alto rendimiento. Algunos no llegan nunca a consolidarse y han de ser
disueltos, exigen cambios importantes en sus componentes y dinámica de trabajo en
interacción o, simplemente siguen existiendo rindiendo por debajo de sus posibilidades.
P á g i n a 43 | 125
de proyectos, de solución de problemas. etc., cada vez más numerosos e importantes en las
organizaciones actuales.
Esta última fase no se presenta, generalmente, en los grupos tradicionales, si bien estos
también pueden llegar a disolverse cuando dejan de tener sentido en la organización, por un
cambio sustancial en la estrategia o estructura de la misma.
Cuando se acerca el momento de la disolución del equipo, los miembros comienzan a tener
conciencia de su próxima separación.
En esta fase, la prioridad del coordinador consistirá en que el equipo sirva de "semillero"
para otros grupos, superando las reacciones de "duelo" ante la separación.
Por ejemplo, las distintas fases pueden atravesarse rápidamente; el grupo puede estancarse
en alguna, retroceder a una fase ya superada; o simplemente "morir" antes de llegar a la fase
de integración.
Todo ello dependerá de las características individuales de los miembros y del directivo /
líder, de los objetivos de los miembros, así como de las técnicas empleadas para favorecer la
interacción entre los participantes.
Es importante que todos y cada uno de los miembros del equipo comprendan el
funcionamiento del mismo y la fase en la que se encuentran, de forma que todos juntos le
impulsen a superar las primeras fases.
Pulsa aquí ara ver más sobre los indicadores del grado de madurez profesional y grupal del
equipo de trabajo.
3. Resumen
Hemos dedicado, fundamentalmente, la presente unidad a revisar algunas de las principales
claves de éxito de los equipos de trabajo; así como al análisis y comprensión de los patrones
de evolución temporal de los equipos.
P á g i n a 44 | 125
A lo largo de la unidad, se ha destacado la importancia de:
Definir de manera clara, sucinta y explícita la misión y los objetivos del equipo y
comprometer con los mismos a todos sus miembros. Lo que puede incluir procesos
de "negociación" en el marco del equipo.
Contar con las competencias necesarias, tanto técnicas, como sociales como de toma
de decisiones y resolución de problemas. Competencias que deben ser entendidas
como un compendio de "saber", "saber hacer", "saber estar" y "querer hacer".
Crear las condiciones para la evolución, ampliación y modificación de las
competencias del equipo, conforme a las necesidades del mismo. En ello han de
jugar un papel esencial los promotores y líderes de los equipos, asumiendo estos
últimos un importante papel de "coach" o "entrenador-asesor".
Asumir ciertos roles en el grupo y buscar un equilibrio entre los mismos. Lo que
exigirá, al menos en algunos casos, no sólo asumir aquellos roles o funciones que
nos resulten más cómodos o naturales, sino aprender a asumir otros roles, menos
acordes con nuestra personalidad, formación, experiencia y preferencias.
El liderazgo en un equipo de trabajo, en un sentido amplio, que implica actuar como
iniciador, modelo, negociador, coach, evaluador, analista, crítico, así como fuente de
recursos, información y apoyo emocional. Todos los miembros de un equipo deben
asumir su cuota de responsabilidad en la dirección y liderazgo del equipo.
Contar con los adecuados mecanismos de integración, normas del grupo, sistemas de
evaluación-control y recompensa, conocidos y aceptados por los componentes del
grupo, para garantizar el buen funcionamiento del equipo.
Conocer en qué momento de su evolución se encuentra un grupo o equipo
(iniciación, orientación, clarificación, integración o, disolución), para favorecer, por
medio de las acciones adecuadas, un proceso de "maduración" que le lleve al
cumplimiento de sus fines de manera eficaz y eficiente. Esto último implica adoptar
estilos de liderazgo adaptados a la particular situación de cada grupo o equipo.
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A continuación se plantean una serie de propuestas para tratar de superar estas
amenazas, poniendo especial énfasis en la utilización de técnicas como el abogado del
diablo, el brainstorming negativo, la técnica de la escalera y el análisis de grupos de interés.
En una tercera parte se analizan las especificidades de los equipos virtuales. Y por
último, se plantean una serie de propuestas para hacer de un individuo un mejor jugador de
equipo.
Objetivos de aprendizaje
Los objetivos marcados para la presente unidad se pueden resumir en lo siguiente:
Los equipos pueden reunir más información, accediendo a las redes y fuentes de
todos sus miembros.
Al agrupar personas con diferentes funciones, el equipo dispone de mayor cantidad
de conocimientos, habilidades y experiencia.
De ello deriva un potencial importante de aprovechamiento de sinergias.
La mayor variedad de enfoques y la interacción incrementa la creatividad y la
calidad de las decisiones.
El talento se utiliza más eficazmente cuando está concentrado.
Del trabajo en equipo deriva una mayor comprensión y aceptación de las decisiones
y soluciones y un mayor compromiso con las acciones.
El trabajo en equipo facilita una comunicación más eficaz y una mejor coordinación.
Los equipos suelen tener mayor éxito en el caso de tareas complejas, al reunir a
personas con especialidades diferentes.
P á g i n a 46 | 125
Mejoran las relaciones sociales, el clima laboral y la satisfacción en el trabajo.
Favorecen el enriquecimiento personal y profesional.
Facilitan la dirección y la coordinación.
Ahora bien, si bien se tiende a pensar que los equipos permiten tomar decisiones y resolver
problemas mejor que los miembros individuales, la investigación ha demostrado que los
grupos están sujetos a procesos sociales que, en muchos casos, menoscaban su eficacia y
eficiencia.
Algunos experimentos han concluido que, si bien los equipos tienden a tomar decisiones
mejores que la media de las decisiones tomadas por los miembros individuales, en muchos
casos, no suelen alcanzar el nivel de calidad demostrado por el más cualificado de sus
miembros, para ese problema concreto.
A ello hay que añadir el hecho de que los equipos suelen tardar bastante más tiempo en
tomar una decisión o resolver un problema, que sus miembros individuales.
Basta con revisar lo expuesto en la unidad 2 para y ver cuáles de las condiciones expuestas
para conseguir un equipo efectivo no cumple un equipo, para hacerse una idea de, al menos,
algunas de las causas de su deficiente rendimiento. En el apartado siguiente, analizaremos
algunas de las amenazas específicas a la eficacia y eficiencia del equipo.
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Los efectos del estatus y la jerarquía, que pueden hacer que a las contribuciones de
determinados miembros se les preste una atención desproporcionada, y que éstas
condicionen los resultados del equipo.
Los patrones de conducta en relación al riesgo. Las decisiones tomadas en grupo
tienden a ser en un grupo, o más arriesgadas o menos que la media de las opiniones o
decisiones que tomarían sus miembros individuales.
El pensamiento grupal que lleva a que los miembros del grupo estén más
preocupados por alcanzar un consenso, que por la calidad de las decisiones que
toman.
El efecto de la holgazanería social u oportunismo, que lleva a algunos individuos a
hacer menos de lo que pueden, cuando trabajan en grupo, por la mayor dificultad de
identificar y evaluar las contribuciones individuales.
La dilusión de la responsabilidad que puede llegar a inhibir a ciertos individuos a la
hora de tomar decisiones o llevar a cabo tareas, cuando están en presencia de otros,
tratando de evitar asumir la responsabilidad de dichas decisiones y acciones.
El bloqueo de la producción, que lleva en determinadas circunstancias a que los
individuos se inhiban a la hora de generar nuevas ideas y expresarlas en el seno del
grupo. En este caso trabajando de forma individual son capaces de generar más ideas
y de mayor calidad.
Energía Disponible: Energía o conjunto de recursos y capacidades que los miembros del
equipo están dispuestos a poner al servicio de las metas explícitas del mismo.
Energía residual: Energía o conjunto de recursos y capacidades que los miembros del
equipo se reservan y no ponen a disposición del grupo para el logro de las metas explícitas
del mismo. ED = ET - ER
Cuanto mayor es la energía disponible, en relación a la total y mejor se distribuye entre las
funciones de producción, apoyo y mantenimiento, más eficientes y eficaces son los grupos.
El desequilibrio entre estos tres tipos de energía resulta negativo. Así por ejemplo:
En definitiva, esta propensión de los individuos (al menos de algunos) a esforzarse y trabajar
menos en el seno de un grupo, que cuando son los únicos responsables de los resultados,
constituye una característica del comportamiento humano, que desafía la suposición común
de que el trabajo en equipo produce sinergias positivas.
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La situación grupal en general reduce la aprehensión por la evaluación, pues las
responsabilidades, en cierto modo se diluyen. Cuando los miembros del grupo son evaluados
individualmente, son más autoconscientes de sus esfuerzos y de los demás.
Estas conductas generan resentimiento y mal ambiente en cuanto se hacen visibles. Además
si varios individuos llegan a la misma conclusión, adoptando comportamientos oportunistas,
el fracaso del equipo estará garantizado.
Por ello resulta muy importante establecer, como comentamos en la unidad dos, adecuados
sistemas de evaluación y recompensa. Si bien el líder debe asumir un papel principal a este
respecto, el grupo debe comprometerse y participar activamente en el proceso de evaluación.
Es más, los grupos pueden articular mecanismos de defensa y presión contra los
comportamientos oportunistas, por medio de la exclusión, la denuncia, normas restrictivas
de entrada, etc.
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2.2. La energía del grupo de trabajo y la
holgazanería social
El Efecto Asch es conocido como la tendencia de los individuos a adaptarse a las opiniones
mayoritarias del grupo o a las defendidas por figuras de autoridad. Evita la manifestación de
la disidencia. En ocasiones, puede llevar a perder incluso la capacidad para ejercerla
mentalmente.
Este efecto, también conocido como el "efecto de la mayoría" debe su nombre a Solomon
Asch, que tras llevar a cabo una serie de experimentos que demostraron significativamente
el poder de la conformidad en los grupos, popularizó el término en sus trabajos de 1951 y
1956 entre otros.
En definitiva, lo que se plantea es el hecho de que resulta difícil para un individuo o una
minoría, mantener una opinión divergente de la opinión de la mayoría.
Aparentemente, las razones por las cuales los individuos aceptan la opinión mayoritaria,
puede deberse a que:
El tamaño del grupo mayoritario, aumenta la presión sobre los individuos con una
opinión disidente. No obstante, una vez alcanzado un tamaño mínimo, no parece
modificar en exceso la presión sobre la minoría disidente.
El tamaño del grupo minoritario es muy importante. Resulta mucho más difícil ser
una minoría de uno que una minoría de dos. La presencia de alguien que disiente de
la opinión mayoritaria:
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Permite observar si el grupo mayoritario ridiculiza o no a quien disiente. Si
no lo hace, nos sentimos más animados a disentir.
Refuerza nuestra opinión previa contraria al dictamen de la mayoría.
También implica una presión social aun cuando, generalmente, sea menor
que la que deriva de la posición de la mayoría.
Tradicionalmente, las mayorías se han utilizado en los grupos y las organizaciones como una fórmula
para asumir el control de las mismas. Como hemos podido constatar, la presión de la mayoría,
provoca efectos disuasorios sobre la minoría disidente.
AHora bien, el psicólogo francés Serge Moscovici (ver Moscovici, 1976) estudió el
fenómeno de la influencia de los grupos minoritarios, estableciendo que las minorías,
pueden tener un impacto significativo en el pensamiento y la conducta de aquellos con los
que interactúa.
La influencia del grupo minoritario o efecto Moscovici se entiende como el proceso por
medio del cual una minoría, en términos numéricos y de poder, puede provocar un cambio
duradero en las actitudes y en el comportamiento de la mayoría, en el marco de un equipo o de la
sociedad.
Una reiterada exposición a una visión minoritaria coherente, apoyada con datos relevantes,
expresada con claridad y convicción, puede conducir a cambios importantes en las actitudes,
conductas y opiniones de la mayoría.
Por el contrario, cuando la opinión de la minoría va calando en los demás individuos, lo que suele
generar, es más bien un cambio previo en los puntos de vista privados, sin la presión de un
asentimiento público, que puede llegar a producirse con posterioridad.
La influencia de una minoría conduce, en opinión de Nemeth (1986), a un pensamiento más creativo
e independiente, fomenta una mayor creatividad en el pensamiento acerca de las cuestiones
específicas que plantean.
Las minorías parecen estimular el pensamiento creativo de quienes les rodean, incluso cuando sus
planteamientos son erróneos, pues estimulan el pensamiento divergente.
En definitiva, "cuando una minoría en el marco de un equipo está poderosamente comprometida con
un cambio en particular, puede conseguir una mayor creatividad en el pensamiento del equipo acerca
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del tema en cuestión, aun a costa de cierta impopularidad y algún que otro conflicto" ( West, 2003:
99)
Los equipos efectivos, no solo aceptan, sino que promueven de manera consciente la crítica y los
planteamientos alternativos, beneficiándose de estas aportaciones.
Janis (1972) dio la siguiente definición de Pensamiento Grupal: "Una forma de pensamiento
que los individuos adoptan cuando están muy implicados en un grupo con una elevada
cohesión interna, y el interés de los miembros del grupo por alcanzar la unanimidad, supera
su motivación para valorar de manera realista cursos de acción alternativos".
En definitiva, según esta teoría, cuando un grupo cuenta con una gran cohesión interna, se
puede generar una forma específica de analizar la realidad, de valorar las alternativas de
acción y de establecer lo que es éticamente adecuado. La unanimidad se consigue entonces
con sospechosa facilidad derivada de un comportamiento disfuncional del grupo del trabajo.
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El grupo se encuentra aislado de opiniones contrarias.
El grupo es dirigido por un líder que expone abiertamente sus deseos.
1. Ilusión de invulnerabilidad: Janis resume esta actitud como "todo va a estar bien,
porque somos un grupo especial." Lo que se traduce en la ilusión de que acertaremos
aún examinando pocas alternativas.
2. Creencia en la moralidad inherente del grupo: bajo un cuestionamiento del
Pensamiento Grupal, los miembros asumen automáticamente la sensatez de sus
conclusiones.
3. Racionalización colectiva: una fijación colectiva con mostrar una elevada
racionalidad, siendo altamente selectivos a la hora de recopilar información.
4. Estereotipos compartidos sobre los que están fuera del grupo, fundamentalmente
sobre aquellos que consideran sus oponentes.
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5. Autocensura: los miembros evitan emitir opiniones críticas, se ofrecen solamente
opiniones favorables, ambiguas o templadas. No se buscan juicios de expertos ni
opiniones exteriores. Existe una presión para concordar dentro de grupo.
6. Ilusión de unanimidad. Los miembros individuales del grupo se observan unos a
otros para confirmar sus teorías, obteniendo falsos consensos, pues todos evitan
discrepar.
7. Presión directa sobre los "desertores", es decir, sobre aquellos que disienten del
pensamiento del grupo. Presión que trata de proteger al grupo contra visiones o
informaciones contrarias o negativas.
8. Barreras mentales que protegen a líder contra el asalto de ideas molestas.
Todo ello, reduce la eficacia del equipo, y merma considerablemente el potencial del mismo
para ofrecer soluciones a problemas complejos, superiores a las que podrían ofrecer
individuos trabajando en solitario.
A continuación recogemos las propuestas que consideramos más relevantes, algunas de las
cuales, serán tratadas con mayor detalle en otros subapartados.
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Concienciar a todos los miembros de la importancia de esa función y de la necesidad de
llevar a cabo un análisis crítico riguroso de sus propuestas.
Se puede utilizar para evaluar una nueva propuesta o estrategia, o para valorar prácticas y
objetivos ya existentes.
Ahora bien, debe quedar claro que las críticas han de dirigirse a las ideas o prácticas, nunca
a las personas. No se trata de identificar culpables, sino problemas y deficiencias.
Si esta "crítica de las ideas" se lleva a cabo regularmente y se utiliza para mejorarlas con
éxito, acabará siendo aceptada fácilmente por todos los miembros del equipo como una
práctica positiva.
P á g i n a 57 | 125
Veamos cuáles son sus cuatro elementos característicos:
1. Cada miembro del equipo debe disponer de tiempo para pensar en el problema o
cuestión concretos antes de integrarse en el grupo y exponer sus puntos de vista.
2. Al integrarse en el grupo, cada miembro debe presentar su opinión preliminar en
relación con el curso apropiado de la acción antes de oír las soluciones preliminares
del núcleo del grupo.
3. La entrada de cada miembro adicional en el núcleo del grupo requiere el tiempo
suficiente para discutir el problema y proponer soluciones.
4. La decisión final debe demorarse hasta que todos los miembros del grupo hayan
tenido la oportunidad de expresar sus puntos de vista.
Facilita la participación, ya que todos los miembros del equipo tienen la oportunidad
de exponer su opinión.
Puede generar un mayor número de ideas, ya que se reducen al mínimo los procesos
de aceptación.
Inhibe los efectos de la holgazanería social, puesto que se enfatiza la responsabilidad
individual y no existe oportunidad para que un miembro se oculte detrás de las
contribuciones ajenas.
Dado que cada integrante debe exponer sus opiniones sin haber oído las de los
demás, es más probable que se produzcan desacuerdos y, en consecuencia, que se
mejore la calidad de la toma de decisiones y de la discusión.
El grupo está más expuesto a una entrada continua de ideas frescas que no se han
visto afectadas por las normas del mismo.
Puede conducir a una más rigurosa evaluación y exploración de las alternativas al
existir opiniones divergentes que permiten el contraste, lo que elevará la calidad de
las decisiones adoptadas.
Al demorar la toma de decisiones hasta que todos los miembros del grupo hayan
tenido la ocasión de exponer sus puntos de vista se incrementa el número de posibles
soluciones o alternativas disponibles.
Las oportunidades de que dispone el mejor miembro individual para demostrar su
talento se incrementan considerablemente.
Suelen mejorar el clima social y facilitar el reconocimiento al talento individual.
Las investigaciones realizadas en relación al uso de esta técnica, no revelan
diferencias significativas en el tiempo que tardan en tomar decisiones los grupos que
utilizan la técnica de la escalera y los que emplean técnicas convencionales.
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La calidad de las decisiones del equipo suele ser significativamente mayor que cuando se
utilizan técnicas convencionales. Además, la calidad de la solución del grupo supera, con
más frecuencia, la calidad de la propuesta del mejor de sus miembros.
Se trata de un método muy útil para explorar una cuestión más en profundidad y mejorar las
soluciones propuestas hasta ese momento. Se basa en la idea de que el individuo es mucho
menos resistente a los cambios siempre que y cuando se hayan tomado en consideración, de
forma cuidadosa y creativa, sus intereses y cómo le afectarán dichos cambios en la práctica.
Esta técnica puede ayudar al equipo tanto a prevenir y evitar conflictos de interés, como a
anticipar aquellos que, al ser inevitables, se afrontarán mediante el uso apropiado de técnicas
de gestión de conflictos.
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Cuenten con unidades geográficamente dispersas y alejadas.
Tengan establecidos turnos con jornadas que no se solapan y existan interdependencias
entre las actividades de uno y otro turno.
Implanten, en alguna medida, el teletrabajo entre sus empleados.
Trabajen en proyectos de manera conjunta con personal de otras unidades y
organizaciones, o con profesionales independientes.
Utilicen con cierta profusión las TICs en sus relaciones con clientes internos, administrados
o clientes externos y proveedores internos y externos.
Estas tecnologías proporcionan los vínculos a través de los cuales los miembros de un
equipo pueden interactuar, compartir ideas, información, coordinar actividades e, incluso,
establecer ciertas relaciones de confianza.
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4.1.2. Toma de decisiones tecnológicas
A la hora de decidir cuáles han de ser los instrumentos de interacción a utilizar por el
equipo, así como las inversiones a realizar, conviene utilizar, además del sentido común y el
conocimiento combinado del equipo, la ayuda de algún experto interno o externo.
El apoyo emocional necesario para lograr un buen clima social y la integración del equipo
resulta, generalmente, mucho más frío cuando se tiene que proporcionar desde la distancia y
a través de una "máquina".
El tipo de comunicación y relación requerida para un coaching efectivo, resulta mucho más
complicada, aunque no imposible.
No obstante en la medida en que los nuevos profesionales (sobre todo, los que aún están por
llegar a las organizaciones), están cada vez más acostumbrados a utilizar las TICs, a
relacionarse e, incluso, a establecer relaciones de amistad y confianza, por medio de ellas,
P á g i n a 61 | 125
muchas de las desventajas de los equipos virtuales tenderán a desaparecer o, al menos a
mitigarse.
En todo caso, en la medida en que ello sea posible, trata de organizar alguna reunión cara a
cara, sobre todo:
En el resto de aspectos relacionados con la vida del equipo, el equipo virtual no difiere
significativamente del tradicional, y presenta las mismas necesidades, limitaciones y
En unos casos, aparecen sinergias positivas en el seno del equipo, y del trabajo cooperativo
deriva un rendimiento muy superior, al que derivaría de la suma de los rendimientos
individuales de sus componentes. Rendimiento que podemos representar con la ecuación:
1 + 1 + 1 + 1 =5
En estos equipos, las virtudes de los jugadores del equipo se amplifican por medio del
trabajo cooperativo, mientras sus carencias se mitigan. Estos equipos son capaces de sacar el
máximo partido a las complementariedades de sus componentes.
En otros casos, aparecen sinergias negativas en el seno del equipo, y del trabajo cooperativo
deriva un rendimiento significativamente inferior, al que derivaría de la suma de los
rendimientos individuales de sus componentes. Rendimiento que podemos representar con la
ecuación:
1 + 1 + 1 + 1 =3
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Estos equipos, no son capaces de sacar partido de las complementariedades (si es que
existen) de sus jugadores, y el trabajo colectivo desaprovecha sus virtudes y pone de
manifiesto las carencias de sus componentes.
Un equipo, no necesita siempre a los jugadores de más talento, sino los apropiados, es decir,
jugadores "de equipo", con las competencias y actitudes adecuadas, dadas las características
de los demás jugadores, del líder, del reto a afrontar y del contexto en el que han de realizar
su trabajo.
A continuación, realizaremos una serie de sugerencias en relación a cosas concretas que puedes
hacer para ser un mejor "jugador de equipo". Para ello nos basaremos fundamentalmente en las
aportaciones de Luecke (2004)
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continuación, realizaremos una serie de sugerencias en relación a cosas concretas que
puedes hacer para ser un mejor "jugador de equipo". Para ello nos basaremos
fundamentalmente en las aportaciones de Luecke (2004)
Solo aquellos que están verdaderamente comprometidos con los objetivos del equipo
"pondrán toda la carne en el asador".
Ello te hará, probablemente, mucho más permeable a nuevas ideas y métodos y te facilitará
el trabajo en equipo, cuando coincidas con personas que ya conoces.
Cuando tengas que trabajar en un equipo con desconocidos, recuerda las siguientes
recomendaciones:
Además la confianza genera confianza, si los demás perciben que pueden confiar en ti, es
mucho más probable, que se esfuercen en no defraudarte.
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Tú también tienes tu propia fórmula, probablemente contrastada a lo largo de años de trabajo
y que, a buen seguro, consideras apropiada y eficaz. Puedes, por ello tener una tendencia a
mirar con desconfianza y ciertos prejuicios, las formas de hacer de los demás.
Si los miembros de un equipo adoptan este tipo de actitudes, difícilmente podrán aprender
unos de otros, enriquecerse mutuamente y lograr efectos sinérgicos positivos, aunando
perspectivas y combinando métodos de trabajo.
Cuando colaboramos con un equipo, sobre todo si es multidisciplinar y asume tareas muy
distintas a las que desempeñamos normalmente, nuestra forma de trabajo debe adaptase a las
nuevas circunstancias y compaginarse con las de los demás. Seguramente, con el tiempo, el
equipo acabará teniendo su propio estilo.
Ello puede generarte cierta ansiedad e incertidumbre, pero debes ser capaz de desarrollar
cierta capacidad de adaptación y hacerte permeable a los cambios.
Comparte lo que tienes y sabes: Para ser un buen jugador de equipo, has
de ser capaz de compartir recursos, informaciones y conocimientos. Recuerda que
probablemente te seleccionaron para ser miembro del equipo por lo que tienes y por lo que
sabes.
Trata que los demás hagan lo mismo, no dudes en preguntar y requerir la ayuda de tus
compañeros de equipo, pero sobre todo recuerda el dicho "manitas que no dais, ¿qué
esperáis?".
Los buenos jugadores de equipo dedican tiempo a mejorar las competencias de los demás
miembros de equipo y, en muchos casos, se acaban beneficiando de ello.
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Busca alternativas de "Ganar-Ganar": En la dinámica normal de
un equipo, con cierta regularidad, se presentarán a debate propuestas alternativas, elaboradas
por diferentes miembros del equipo, con la intención de resolver los problemas del mismo y
hacerlo avanzar hacia sus objetivos.
En demasiados casos, los demás miembros del equipo abordan estos debates con el
convencimiento de que han de apoyar una alternativa y rechazar las demás.
No cometas ese error, aborda el periodo inicial de discusión de las alternativas, en la fase
creativa, con la mentalidad de tratar de ampliar el número de alternativas y mejorar las ya
presentadas, combinándolas si ello es susceptible de llevar a una alternativa superior.
Cuando lo hagas, busca siempre una solución de "ganar-ganar". En muchos casos, entran en
juego en el marco del equipo, y también en sus relaciones externas, intereses divergentes.
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A algunos miembros del equipo, les encanta convocar y asistir reuniones, opinar sobre lo
que hay que hacer, hacer proyecciones de futuro, proponer planes y programas, pero que
nunca hacen nada que produzca resultados tangibles.
Shaffer y Thompson (1992) ofrecen un buen ejemplo de a qué llevan este tipo de actitudes.
No caigas en esa dinámica, participa en esas actividades, pero no permitas que se conviertan en tu
centro de atención, concéntrate en conseguir resultados. Eso te resultará mucho más fácil si sigues
las siguientes recomendaciones:
6. Resumen
En la presente unidad hemos revisado el conjunto de efectos y beneficios que, al menos en
potencia, parece tener el trabajo en equipo: mayor cantidad de información, talento,
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experiencias y enfoques, mayor comprensión y aceptación de las decisiones, favorece el
trabajo cooperativo, enriquece al personal, etc.
En segundo lugar, hemos revisado también algunas de las problemáticas más específicas que
pueden minar la eficacia y eficiencia de los equipos, destacando por su interés y relevancia:
La holgazanería social, que lleva a algunos individuos a esforzarse por debajo de sus
posibilidades cuando trabaja en un grupo.
El pensamiento de grupo, que limita la creatividad, el análisis crítico y el
pensamiento divergente.
El efecto de la presión de la mayoría que lleva a la conformidad con sus dictámenes.
En este caso lo hemos contrapuesto con las propuestas de Moscovici sobre la
influencia de las minorías.
En tercer lugar se han ofrecido una serie de propuestas para tratar de superar estas amenazas,
poniendo especial énfasis en la utilización de técnicas como:
El abogado del diablo, encargado de realizar una crítica severa a las ideas,
argumentos y propuestas del grupo.
El brainstorming negativo, que fomenta la participación de todos los miembros del
equipo en un proceso de crítica constructiva.
La técnica de la escalera, que fuerza a todos los participantes a participar en la toma
de decisiones aportando ideas, facilita la intervención de todos y el mejor uso del
talento.
El análisis de grupos de interés, que pretende mejorar las aportaciones del equipo,
analizando cómo afectan sus objetivos, estrategias y actuaciones a todos aquellos que
pueden influir o verse influidos por los mismos.
En cuarto lugar, hemos analizado las especificidades de los equipos virtuales, así como su
dependencia de las TICS.
Y por último, hemos definido las características del "jugador de equipo", y ofrecido una
serie de propuestas para hacer de un individuo un mejor jugador de equipo, que se resumen
en:
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Unidad 4. Técnicas creativas para la solución de problemas en grupo
Presentación
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Objetivos de aprendizaje
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P á g i n a 69 | 125
Al afrontar estos problemas con componentes siempre novedosos y variables, debemos
utilizar el pensamiento creativo, entendido éste como la producción de algo nuevo, original
y valioso, susceptible de facilitar la solución de un problema.
Aquí, es donde cobra sentido la aplicación de técnicas creativas, es decir, métodos para la
resolución de problemas cuya solución no es conocida de antemano. Estos métodos han sido
desarrollados en gran parte, a partir de la observación y revisión de los procesos de solución
de problemas que siguen las personas de creatividad contrastada.
De entre los diferentes métodos creativos que se conocen (brainstorming, grupo nominal,
método Delphi, pensamiento lateral, sinéctica, sinapsis, lista de atributos, análisis
morfológico, matriz de descubrimiento o los diagramas mentales, etc), hemos seleccionado,
para su exposición en esta unidad, los que hemos considerado más interesantes, teniendo en
cuenta su aplicabilidad en el marco de las Administraciones Públicas, los resultados
obtenidos en organizaciones privadas y su idoneidad metodológica dentro del proceso de
solución de problemas.
Ninguna organización, tampoco la Administración Pública, cada vez más obligada a ganar
legitimidad por la vía de los resultados, puede permitirse el lujo de desperdiciar el potencial
creativo y motivador de estas aportaciones. Máxime cuando han de enfrentarse de manera
continúa a una gran cantidad de problemas de difícil solución:
1. Fase de inteligencia:
o Identificación del problema.
P á g i n a 71 | 125
Si bien se define como un proceso lineal, debemos considerarlo un proceso iterativo, en el
cual podemos avanzar, en diferentes momentos, tanto hacia delante como hacia atrás.
El fin último es llegar a la solución del problema, pero llegar a una solución satisfactoria
puede exigir reformular el problema, volver analizar las causas, generar nuevas alternativas
o combinarlas, volver a evaluar las nuevas alternativas generadas, etc.
Por último señalar que el proceso de revisión, abarca a todas las fases, ya que no sólo se
deben revisar los resultados, sino también, si ejecutamos aquello que definimos en el plan y
si la decisión y los planes de acción siguen siendo adecuados, ante un cambio en algún
elemento relacionado con el problema, que no está bajo el control de la organización, etc.
Identificación del problema: los miembros del equipo deberían revisar todos
los síntomas o consecuencias relacionados con el problema a definir y tratar de sintetizar todos
aquellos aspectos que les pudieran ayudar a situar el problema en su contexto.
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Identificación de las causas posibles: Utilizando algunas de las
técnicas que exponemos a lo largo de esta unidad (por ejemplo el brainstorming), el equipo
debe tratar de identificar todas las causas susceptibles de explicar, al menos parcialmente,
las deficiencias o malos resultados obtenidos.
Debemos ser conscientes de que pueden existir causas de primer, segundo y sucesivos
niveles, cuando una causa, deriva de otras causas subyacentes. La técnica de los porqués nos
puede ser de gran utilidad en estos casos.
En esta primera etapa, conviene evitar la crítica a las aportaciones de los diferentes
miembros del equipo para fomentar la participación.
Si bien en muchos casos tendrán que ser el sentido común y las percepciones subjetivas o
intuiciones, basadas en los conocimientos y experiencias previas de los miembros del
equipo, las que jueguen un papel importante en esta fase, conviene recopilar todos los datos
que puedan resultar reveladores de la importancia de las diferentes causas.
P á g i n a 73 | 125
También puede ser conveniente, entrevistar a los afectados (empleados, administrados o
clientes, personal de otras unidades) o contrastar nuestras impresiones con la opinión de
expertos.
También es conveniente analizar las relaciones causales que pueden existir entre las propias
causas identificadas, así como tratar de llegar hasta las causas últimas subyacentes, si no se
llegó al nivel de detalle suficiente en la etapa anterior.
La importancia de las causas, también puede ser representada, por ejemplo utilizando
diferentes colores o grosores de línea.
Su utilidad deriva de permitir a los miembros del equipo visualizar el problema de forma
global, de modo que cuando traten de analizar una posible causa y buscar soluciones, no
pierdan la perspectiva de conjunto.
P á g i n a 74 | 125
Conviene no tratar de buscar soluciones a todo simultáneamente, sino de ir atacando cada
una de sus causas de una en una, eso sí, sin perder de vista las relaciones de las mismas, y
sin perder la perspectiva global, que la solución de un problema complejo exige.
Puede que la causa elegida esté relacionada con algo que afecte directamente a los miembros
del equipo, en cuyo caso serán los primeros interesados en encontrar una solución.
También puede ser razonable empezar por algo sencillo, para que el equipo vaya ganando
confianza y madurando.
Es necesario utilizar algún sistema que le permita valorar las distintas opciones, que en la
evaluación previa de etapa anterior, no han sido desechadas por considerarse descabelladas,
ilegales o inviables, para tratar de elegir las mejores.
P á g i n a 75 | 125
Un buen instrumento para llevar a cabo esta elección, es la matriz de criterios, que consiste
en un cuadro en donde cada alternativa se puntúa en función de una serie de criterios,
previamente elegidos y definidos adecuadamente.
Estos criterios pueden ser de: coste, rentabilidad o eficiencia, aceptabilidad, coherencia con
otras medidas ya adoptadas, implicaciones, etc.
Los diferentes criterios pueden ser ponderados para que el peso que tengan en la valoración
final, se corresponda con la importancia que les asignamos.
Lo primero que debe afrontar el equipo en esta fase es la planificación, que implica
establecer las acciones concretas que han de llevarse a cabo, las personas responsables de
cada acción, así como los plazos para su ejecución y los recursos necesarios.
Este plan debería ser elaborado con la participación de todo el equipo. En la medida en que
todo plan se basa en previsiones sobre el futuro, debe ser flexible y prever acciones
alternativas, para el caso en que la evolución de alguna de las variables relevantes no sea la
prevista.
Deben establecerse indicadores que permitan evaluar en qué medida las acciones
emprendidas nos van acercando al logro de los objetivos, pero también para conocer cómo
están evolucionando aquellas variables que pueden afectar a la ejecución de los planes y a
sus resultados, que quedan fuera de la esfera de actuación de la empresa.
Ello puede permitir establecer correcciones durante la propia ejecución del plan de acción,
además de permitir la evaluación de los resultados, parciales y finales.
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2. Herramientas para el análisis de
problemas
Si bien definir correctamente un problema puede parecer una tareas fácil; sin embargo, la
realidad nos demuestra con frecuencia lo contrario.
Muchas de las dificultades que con las que han de lidiar los equipos a la hora de la
resolución de un problema, derivan de una incorrecta definición y análisis de las verdaderas
causas del problema.
En ocasiones, cada miembro del equipo interpreta algo diferente o se centra en aspectos y
causas diferentes, lo que les lleva a trabajar en direcciones distintas, en algunos casos,
incluso opuestas, comprometiendo el éxito del equipo y restando eficacia y eficiencia al
mismo.
Para evitar este tipo de problemas, es conveniente que los equipos de trabajo utilicen las
herramientas de análisis adecuadas. En los subapartados siguientes definiremos una serie de
herramientas que pueden ayudarte a que la definición del problema sea clara, concisa y
concreta.
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Cada vez que en respuesta a un ¿por qué?, se identifican una serie de causas, se plantea de
nuevo la pregunta para cada una de estas causas primarias identificadas, con el objetivo de
identificar todas las causas secundarias que están en el origen de la misma.
Con las respuestas obtenidas a los porqués, se creará un diagrama o representación gráfica
que, en cierto modo, constituye una variante del enfoque desarrollado en el diagrama causa-
efecto, diagrama que analizaremos con posterioridad en esta misma unidad.
La visualización del diagrama puede permitir a los miembros del grupo comprender con
mayor exactitud y claridad la naturaleza del problema y sus principales causas.
2.1.1. Fases
La técnica de los porqués se desarrolla en las dos siguientes fases:
Los miembros del equipo se dedican, en primera instancia a llegar a un consenso en torno a
la definición del problema objeto de análisis.
Para ello se pueden utilizar alguna de las demás técnicas que serán analizadas en la presente
unidad, específicas de la etapa de definición y análisis de problemas.
Una vez acordada la definición del problema, conviene que se represente en una pizarra,
panel o pantalla, de forma que todos los participantes puedan visualizar el problema o
situación a analizar.
En esta segunda fase, se pide a los componentes del grupo que ofrezcan una respuesta a la
pregunta ¿Por qué?, para conocer las razones por las que el grupo considera que se está
produciendo esta situación.
Como consecuencia del primer análisis, se puede descubrir una gran variedad
de respuestas causales. Para cada respuesta se plantea un nuevo ¿Por qué?, y
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así sucesivamente hasta que se delimite y detalle el problema
Puede resultar complejo recoger y representar relaciones recíprocas entre las distintas causas
y el nivel de detalle alcanzado en diversas categorías de causas, puede variar, según el
interés y los sesgos introducidos por el equipo.
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2.2.1. Fases
Se crea una tabla con seis columnas, donde cada una hace alusión a uno de los seis
pronombres interrogativos citados: cuando, cómo, dónde, quién, qué y por qué.
Esta tabla se divide en dos partes iguales, en la mitad superior se escriben causas y
en la inferior no causas. Las líneas que separan las seis columnas son flechas que se
dirigen hacia la línea central.
Los miembros del grupo producen ideas sobre causas y no causas, formulando una serie de
preguntas, como las que podemos ver en el ejemplo.
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Fase 3: Incubación de ideas: El equipo debe reflexionar sobre las repuestas
obtenidas y exponer el diagrama a otras personas, pertenecientes o no a la organización, que
puedan aportar puntos de vista y experiencias diferentes, para enriquecer el análisis.
P á g i n a 81 | 125
Pulsa para ampliar la información
Es importante al aplicar esta técnica, ser ordenado y no dejarse llevar por las prisas y las
presiones.
El equipo no debe desviarse del problema central, y tratar todos sus aspectos importantes.
Este método se popularizó tras la segunda guerra mundial, en plena reconstrucción del
Japón, convirtiéndose en una técnica de control de calidad muy utilizada, incluso en los
niveles inferiores de las estructuras organizativas de las empresas industriales.
Este diagrama permite estructurar, de una manera lógica y sistemática, las diferentes causas,
que pueden ser origen del problema analizado, así como, algunas de las relaciones entre las
mismas.
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2.4.1. Fases
Para favorecer el análisis y definición del problema, se pueden utilizar diferentes técnicas,
como el diagrama de las seis palabras, el esquema de los ocho interrogantes básicos, etc., o
bien recurrir al asesoramiento externo.
Las causas pueden clasificarse por categorías de causas, o en función de la fase del proceso a
la que afectan, para ser estructuradas de manera lógica y sistemática en el diagrama.
Se deben analizar las relaciones entre las diferentes causas e identificar las causas últimas, es
decir, las "causas de las causas", estableciendo entre ellas de nuevo relaciones de causa-
efecto.
A continuación se dibuja una flecha que apuntando al efecto centre la atención sobre el
problema, lo que llamamos "columna vertebral" de la raspa de pescado.
A continuación se agrupan las causas de primer nivel asociadas a cada categoría. El proceso
continúa con la agrupación de cada una de las causas de segundo nivel (causas de las causas)
en torno a cada una de las causas de primer nivel.
El número de niveles dependerá en gran medida de la complejidad del problema, pero debe
ser suficiente como para recoger, todos aquellos elementos que de forma directa o indirecta,
están originando el problema.
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Si estamos analizando un proceso con diferentes fases, podemos, en una fase previa, definir las
distintas fases, y agrupar las causas en función de la fase del proceso a la que están afectando.
Obviamente, es necesario verificar si las causas identificadas como importantes son las
causas verdaderas, del problema analizado, por todos los medios al alcance del equipo:
Opinión de expertos
Análisis estadístico de procesos
Entrevistas con afectados y partes interesadas
Observación directa
Pruebas de laboratorio
Etc.
Debemos destacar que al construir el diagrama causa-efecto, se trabaja, tal y como hemos
expuesto, de lo general a lo particular. Por contra, cuando se trata de interpretarlo y trabajar
con él, se avanza en sentido contrario, de lo particular a lo general.
Ahora bien, la técnica también presenta dificultades. Resulta difícil representar causas
debidas a la combinación de dos o más factores, incluso pertenecientes a fases diversas. Es
más, una misma causa puede afectar a diferentes fases del procedimiento.
Cuando se utilizan categorías, las categorías típicas suelen incluir maquinaria, instalaciones
y recursos de todo tipo, recursos humanos, métodos y procedimientos, materiales, medio o
contexto, etc.
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2.5. El diagrama CEDAC
El significado del término CEDAC es, diagrama causa-efecto con adición de tarjetas, en
inglés cause-effect diagram with addition of cards.
Esta técnica comenzó a utilizarse por diversas compañías, en la década de los ochenta, con
buenos resultados.
Suele utilizarse una representación gráfica de gran tamaño del diagrama CEDAC, para
ubicarla físicamente cerca del lugar donde se produce el problema o la situación a mejorar,
de manera que sea visible para todos los implicados.
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Todos los miembros del equipo, así como terceras personas implicadas, si se considera
pertinente, son invitados a rellenar unas tarjetas en dos colores diferentes, unas destinadas a
reflejar las propuestas de mejora (tarjeta verde) y otras para identificar los obstáculos o
problemas (tarjeta roja). Todas estas tarjetas van firmadas por su autor.
Después, se representa, a la izquierda del gráfico, un diagrama causa efecto, con una flecha
o espina central dirigida al objetivo, y una serie de flechas o espinas secundarias, que
representan categorías de causas, y se dirigen hacia la espina o línea central.
En la parte izquierda de cada una de estas categorías, se colocan las tarjetas de problema,
mientras que en la derecha se ubican las tarjetas de mejora, tratando que estén próximas
aquellas tarjetas de problema y de mejora que estén relacionadas.
Aquellas propuestas que son consideradas apropiadas por el equipo, o una instancia superior
competente, son puestas en marcha y se lleva a cabo un seguimiento, para comprobar su
influencia en los indicadores de rendimiento.
Esta representación permite, de una forma relativamente simple pero muy útil, comprender
cómo funciona el proceso objeto de análisis y detectar los problemas inherentes al mismo,
para poder mejorar su eficiencia y eficacia.
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Técnicas muy similares son utilizadas, también, en el análisis de métodos de trabajo para
crear cursogramas, gráficos de recorrido y diagramas bimanuales por ejemplo. Si bien en
este caso los símbolos utilizados varían significativamente (para una revisión detallada de
estas aplicaciones puede consultar OIT (1983)
2.6.1. Fases
Para elaborar el diagrama de flujo de un proceso, conviene seguir los siguientes pasos:
Es conveniente en esta fase del proceso consultar a las personas implicadas en la ejecución o
aplicación del proces
En esta fase es conveniente no dirigir más de una flecha hacia cada actividad, y en el caso de
que una actividad tenga varias entradas o salidas, es conveniente intentar dividir la actividad
en componentes más pequeños.
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2.7. Brainstorming
El brainstorming o tormenta de ideas, en su traducción más habitual, fue ideado Alex
Osborn (ver Osborn, 1963), que desarrolla esta técnica como una forma de alentar el
pensamiento creativo en pequeños grupos de solución de problemas.
El objetivo del brainstorming es generar y crear el mayor número de ideas posibles para
facilitar y enriquecer las decisiones.
Constituye una herramienta de trabajo en grupo muy útil para llegar a soluciones
consensuadas, que fomenta la participación de todos los miembros del grupo.
Fase 6. Incubación: Una vez clausurada la reunión, debe iniciarse un periodo de reflexión,
en el cual los participantes tendrán tiempo para generar y proponer nuevas ideas.
Fase 8. Evaluación y selección: Tras un proceso de evaluación, se seleccionan las ideas más
prometedor
Estos dos métodos pueden ser agrupados en un sólo método combinado, lo que constituye
además una práctica habitual.
La matriz de descubrimiento, nos permite analizar pares de atributos y generar ideas sobre
como combinarlos y mejorarlos.
A continuación analizaremos estas dos técnicas, como fases de un proceso creativo conjunto.
Pueden hacerse listas de características físicas, funciones, usos, partes, connotaciones, etc.
Cuantos más atributos se identifiquen, más probabilidad existirá de generar ideas a partir de
ellos.
P á g i n a 90 | 125
Para crear la lista, se puede utilizar el brainstorming u otra técnica que fomente la
participación y la creatividad. La lista resultante puede ser muy larga y hacer difícil el
tratamiento, por lo que puede resultar conveniente poner límites.
En segundo lugar, deben descartarse todos aquellos atributos que se consideren accesorios o
irrelevantes, para quedarse exclusivamente con los esenciales.
Una vez reducido el número de atributos, éstos deben ser considerados individualmente.
Para ello conviene hacer previamente una lista de los "ataques" que se dirigirán contra cada
atributo. Para ello puede utilizarse una lista de preguntas estimulantes, por ejemplo, similar a
la que incluimos como propuesta al analizar el brainstorming.
La lista de "ataques" nos facilitará el examen sistemático de cada atributo, para decidir qué
atributos están definitivamente bien, y cuáles pueden ser mejorables.
Para finalizar, conviene hacer una primera lista con las modificaciones, cambios, e ideas,
surgidas de este análisis. A continuación en una segunda fase podemos utilizar la matriz de
descubrimiento, para enriquecer
Pueden colocarse los mismos atributos en los dos ejes, o unos en uno y otros en otro. No hay
límites a la combinación de atributos ni a la tipología de los mismos, la cuestión es que
aporten múltiples posibilidades de combinación en parejas.
Conviene ir anotando en las casillas que son encrucijada de los dos atributos considerados,
al menos los elementos esenciales de la idea o ideas generadas.
Por último, el equipo, un grupo reducido del mismo, u otra autoridad competente, analizará
la lista de modificaciones propuestas de atributos individuales, generada utilizando la lista
de atributos, y la matriz originada en esta segunda fase, para seleccionar las propuestas
consideradas más interesantes.
P á g i n a 91 | 125
La regla de Pareto, tiene sus orígenes en los estudios del economista italiano Vilfredo
Pareto, que estudió la relación entre la riqueza y la población, y cuantificó la desigualdad o
uniformidad de su distribución, comprobando que el 80 por ciento de la riqueza estaba en
manos del 20 por ciento de la población.
Esta regla, fue posteriormente generalizada como regla de Pareto por Juran y otros autores,
al comprobar que se trataba de un fenómeno, universal y de posible aplicación a muchos
otros campos.
Según este principio, que debe interpretarse como una regla de proporción no exacta, el 80
por ciento de los problemas o defectos son causados por el 20 por ciento de los factores o
causas. Por ello, este principio también es conocido como la "Regla 80-20".
El diagrama de Pareto, es una representación gráfica que nos puede resultar útil para:
Identificar y priorizar los problemas más importantes que afectan a una de una
determinada situación.
Identificar las causas más importantes, que están en el origen de un problema
determinado.
Facilitar el consenso sobre el problema a tratar.
Permite demostrar con datos, donde están las mayores oportunidades de mejora.
Fase 3. Recogida y análisis de datos: Durante el periodo definido se registran los datos. En
general se utilizan datos de la frecuencia con que aparece una categoría, o los costes
asociados a la misma. Se ordenan las categorías en función de su importancia y se calculan
los valores porcentuales de cada categoría y los acumulados.
Fase 4. Preparar los ejes cartesianos del diagrama: En el eje vertical recogemos las
frecuencias o costes, y en el horizontal las categorías (por ejemplo, tipos de errores).
Fase 5. Diseño del diagrama: Se utilizan barras verticales para relacionar cada categoría
con su frecuencia de aparición o con sus costes asociados, según los datos recopilados.
3. Herramientas de generación y
evaluación de alternativas
Si bien algunas de las técnicas analizadas en el apartado dos, pueden utilizarse ya para la
búsqueda de posibles soluciones, es en el presente apartado donde vamos a revisar aquellas
técnicas, que ponen el énfasis, no en la identificación del problema y sus causas, sino en la
búsqueda y selección de una solución.
Por medio de las técnicas aquí recogidas, el equipo debe tratar de elaborar una serie de
propuestas de solución y evaluarlas adecuadamente, para dar lugar a una propuesta de
mejora.
P á g i n a 93 | 125
Esta técnica constituye una forma de representar gráficamente las fuerzas positivas o
impulsoras y las negativas o limitadoras de un cambio deseado.
Nos ayuda por tanto a valorar las posibilidades de resolver un problema o introducir una
mejora, aprovechando las fuerzas impulsoras y venciendo o salvando las limitadoras.
También nos permite valorar en qué medida una opción tiene más posibilidad de éxito que
otras.
Al aplicar esta técnica, es importante evitar que el grupo tienda a puntuaciones centrales o
extremas a la hora de determinar la importancia o peso relativo de cada una de estas fuerzas.
La utilidad de esta técnica radica fundamentalmente en que nos ayuda a:
Predecir el impacto y éxito potencial de una solución innovadora.
Adoptar una actitud preventiva y preactiva, dado que se trata de anticipar el efecto de las
fuerzas limitadoras e impulsoras, sobre nuestro plan de acción.
P á g i n a 94 | 125
impulsoras, las probabilidades de éxito serán bastante escasas; en caso
contrario, la idea o alternativa puede convertirse en la clave del éxito.
Esta técnica es muy útil para la selección de alternativas, especialmente
cuando se están analizando 5 o 6 que se han considerado más viables y se
está decidiendo cuál se va a implantar.
Representación gráfica del campo de fuerzas:
De hecho, en algunas de las etapas del proceso de resolución de problemas, los integrantes
del equipo, aun estando reunidos, trabajan individualmente sin poder comunicarse con los
demás participantes.
Uno de los principales problemas que plantea esta técnica es que, en ocasiones es difícil
conseguir una participación significativa, de todos los integrantes del equipo, lo que conlleva
el riesgo de realizar una generalización que no es válida.
3.3.1 Fases
Cada uno de los participantes, de manera independiente y en silencio, debe recoger en una
hoja sus propias ideas en respuesta al problema planteado.
P á g i n a 95 | 125
En esta fase, debido a que el trabajo se realiza de forma individual, se elimina la presión
grupal, que sólo existe desde el punto de vista físico, en el caso en que estén reunidos.
En esta fase, no se discute el contenido de las ideas propuestas, se trata de una sesión
"informativa
Fase 3. Discusión grupal Esta es la fase en la que los miembros del grupo
dialogan y discuten entre sí todas y cada una de las ideas aportadas. Esta discusión se realiza
con el propósito de clarificar las ideas, combinarlas o generar nuevas ideas.
Al final de la sesión, se elabora una hora resumen de las ideas generadas por el grupo.
El responsable de las anotaciones del equipo, recoge todas las clasificaciones individuales y
se suman las puntuaciones obtenidas de cada idea, utilizando como puntuación el orden en
las listas individuales.
La decisión final es, en principio, rápida, pues se aceptaría como solución al problema, la
idea mejor clasificada, o las dos o tres que han recibido una mayor puntuación. No obstante
ello puede ser objeto de discusión, buscando el mayor consenso posible.
3.4. La sinética
Esta técnica fue desarrollada por William J. Gordon (ver Gordon, 1961 y Gordon 1992),
quien trató de descubrir los mecanismos psicológicos básicos de la actividad creadora.
P á g i n a 96 | 125
unir elementos diferentes y aparentemente irrelevantes constituye una característica propia
de la personalidad creativa
La manera habitual de proceder responde a preguntas del tipo: ¿Qué existe en la naturaleza
que se parezca a este problema?
P á g i n a 97 | 125
Analogía simbólica: mplica la utilización de una frase corta a modo de metáfora
que suele transmitir una imagen completa del problema. En la mayoría de los casos
técnicamente es inexacta, sin embargo estéticamente es adecuada.
Se puede pedir al equipo, por ejemplo: "trate de describir... usando dos palabras, una de las
cuales puede ser... ".
Se puede pedir al equipo, por ejemplo, que responda a la pregunta de ¿Cómo desearía, en su
fantasía más genial, que funcionara...?
Analogía personal: Consiste en que los miembros del equipo imaginen que ellos
son "algo", o que se identifiquen emocionalmente con la situación, con un problema o con
elementos que son parte del mismo.
Se les puede pedir, por ejemplo que imaginen que son (es) un... y como si se tratara de una
fantasía animada de una película, expresen lo que les gustaría que ocurriera, y cuáles
consideran que serían sus sentimientos en caso de que sucediera.
P á g i n a 98 | 125
El análisis morfológico es un método analítico-combinatorio que puede ser utilizado como
herramienta de producción de ideas tanto individualmente como en grupo. Se concibió para
resolver problemas mediante el análisis de los distintos elementos que lo componen.
Parte del hecho de que todo concepto o elemento objeto de nuestro análisis, puede ser
descompuesto en una serie de elementos o atributos con identidad propia y que, por tanto,
pueden ser aislados.
La base de esta técnica está en suponer que las combinaciones aleatorias de atributos del
concepto o elemento objeto de análisis pueden ser fuente de nuevas ideas que, de manera
racional, hubiera sido mucho más difícil sacar a la luz.
En la actualidad se considera al análisis morfológico como una de las técnicas más valiosas
a la hora de producir una gran cantidad de ideas en un corto período de tiempo.
Para utilizar esta técnica de creatividad, basta con seleccionar un conjunto de atributos del
problema a analizar, listar las posibles variantes que puede adoptar cada uno de los atributos
y estudiar diversas combinaciones aleatorias de atributos.
Una buena manera de implantar este método es facilitar a los que lo van a utilizar un sencillo
programa informático, que permita formar todas las combinaciones posibles y presentarlas
de manera aleatoria.
Una vez consensuada la definición del problema, esta queda expuesta de manera visible para
todos los participantes, utilizando una pizarra, rotafolios, o proyector, para que la tengan
siempre presente.
P á g i n a 99 | 125
Los atributos pueden referirse a partes físicas, procesos, funciones, aspectos estéticos, etc.
Cuanto mayor sea el número de alternativas relacionadas con las distintas dimensiones,
mayor será el número de combinaciones que podremos utilizar en el análisis creativo.
Esta última fase suele plantear serios problemas a quienes tienen que evaluar los resultados,
por el gran número de ideas generadas que proporciona esta técnica. En el ejemplo ofrecido,
con tres atributos, y 7, 6 y 9 variantes respectivamente, el número de combinaciones
posibles era de 378. Si consideramos más atributos y variantes, el número crece
exponencialmente.
4. Últimas consideraciones
Dos son fundamentalmente los tipos de consideraciones que deseamos hacer de lo visto en
los dos apartados anteriores.
En primer lugar y en relación a los métodos creativos expuestos, queremos señalar que:
Al margen de los métodos creativos que hemos revisado existen otros, algunos de los
cuales son variantes de los aquí expuestos. Entre ellos, por citar algunos ejemplos,
encontramos el Scamper, el Phillips 66, el Método 635, la Sinapsis, etc.
Si bien hemos distinguido dos grupos de métodos, unos más orientados a la
definición del problema y otros a la búsqueda de soluciones, ello no significa que
muchos de ellos no puedan tener utilidad en ambas fases de la resolución de un
problema.
P á g i n a 100 | 125
A ello hay que añadir que la posibilidad de combinar estas diferentes técnicas es casi
ilimitada.
En segundo lugar, queremos hacer referencia a la importancia que tiene el adecuado registro,
análisis y presentación de la información.
5. Resumen
Hemos revisado, en primer lugar, el proceso metodológico básico de solución de problemas,
distinguiendo cinco fases: inteligencia, diseño, selección de alternativas, implantación y
revisión y control.
En un sentido estricto este proceso abarcaría únicamente las tres primeras fases, no obstante,
dado que lo importante es conseguir resolver efectivamente el problema, consideramos más
apropiada una perspectiva más amplia, que incluya la ejecución y control de las medidas
seleccionadas.
En segundo lugar, hemos revisado una serie de técnicas creativas, que hemos separado en
dos bloques fundamentales:
1. Las herramientas para el análisis de problemas, que nos van a ayudar a definir
correctamente el problema y evitar que cada miembro del equipo interprete algo
diferente, lo que les llevaría a trabajar en direcciones diferentes, comprometiendo el
éxito del equipo. Hemos revisado, en concreto, las siguientes técnicas:
La técnica de los porqués en secuencia
Un análisis más amplio y profundo de estas técnicas, así como de las técnicas y herramientas
de recogida, análisis y presentación de datos, exigiría, al menos, un curso independiente.
En general, la inteligencia emocional (IE) es aquella que permite interactuar con los
demás, trabajar en grupo, tolerar situaciones difíciles y de conflicto, fortalecer vínculos
afectivos, establecer una empatía social, controlar los impulsos y mantener niveles
adecuados de humor. La carencia de las aptitudes anteriores se denomina actualmente
analfabetismo emocional.
P á g i n a 102 | 125
El estudio de las emociones pudiera parecer algo etéreo, sin embargo numerosas
investigaciones sustentan el enorme significado que tienen las emociones para la vida de las
personas.
Con esta unidad pretendemos que los alumnos puedan beneficiarse disponiendo tanto
de una información básica del efecto de las emociones individuales y grupales, como de
sugerencias sobre la manera de entender, interpretar y utilizar sus recursos emocionales en el
seno de su equipo de trabajo
Objetivos de aprendizaje
Ocultar
Sabemos que las personas emocionalmente inteligentes son más eficaces en la vida. Y
también que cada persona tiene en su interior el poder de influir en el entorno emocional de
su lugar de trabajo, en ese sentido los objetivos didácticos de esta unidad serían:
Todos los grupos de trabajo tienen unas "normas culturales" propias que ejercen una
poderosa influencia en el proceso y expresión de las emociones por parte de sus miembros.
El proceso emocional es una secuencia que empieza con un hecho o suceso desencadenante
y que continúa de la siguiente manera:
P á g i n a 104 | 125
La velocidad asombrosa con la que se produce el proceso emocional, resalta la importancia
de la conciencia de uno mismo y la autorregulación en las situaciones sociales, ya que ambas
pueden evitar que la persona responda a los estímulos emocionales de manera automática
(acción-reacción), sin detenerse a valorar las consecuencias de su respuesta.
La automotivación ayuda en el control de las emociones para que estas guíen y faciliten la
consecución de los objetivos.
Por su parte, las competencias sociales incluyen la capacidad para distinguir y reconocer las
emociones, necesidades y preocupaciones de los demás, así como la capacidad de ayudarlos
a regular sus emociones para obtener respuestas deseables.
P á g i n a 105 | 125
Muchas emociones humanas tienen su origen en los intercambios sociales y por tanto, las
emociones influyen en los grupos y se relacionan sobre todo en la manera en que sus
integrantes se vinculan y trabajan juntos.
Al propio tiempo y de manera recíproca, el grupo ejerce una poderosa influencia sobre el
individuo y contribuye al desarrollo de su propia identidad.
P á g i n a 106 | 125
La confianza: emana del aprecio y la consideración y de cogniciones basadas en
cálculos (por ejemplo, "confío en que podrás y harás lo que has dicho que harías").
Identidad de grupo: Se define como una creencia grupal colectiva que favorece
la sensación, entre los integrantes del grupo, de que sus objetivos están positivamente
vinculados.
La identidad de grupo "alza una frontera" (Yan y Louis 1999) alrededor del grupo que
define claramente la afiliación y facilita sentimientos de inclusión y apego, creando por
tanto, una sensación de seguridad a sus miembro
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Proporciona a sus miembros la sensación de que pueden ser más efectivos como equipo que
individualmente.
Una característica diferenciadora del contexto grupal es que los mecanismos de conciencia y
regulación, se concentran en tres entornos de relación particulares:
Interpersonal
Grupal
Fuera del grupo
Conciencia y regulación hacen referencia aquí a la empatía y las destrezas sociales, tal y
como vienen definidas en la Inteligencia Emocional.
P á g i n a 108 | 125
EMPATÍA: Implica tener conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de
los otros:
Comprensión de los otros: darse cuenta de los sentimientos y perspectivas de los
compañeros de trabajo.
Desarrollar a los otros: estar al tanto de las necesidades de desarrollo del resto y
reforzar sus habilidades.
Orientación al servicio: anticipar, reconocer y satisfacer las necesidades reales del
cliente.
Potenciar la diversidad: cultivar las oportunidades laborales a través de distintos
tipos de personas.
Destrezas sociales: Implica ser un experto para inducir respuestas deseadas en los
otros. Este objetivo depende de las siguientes capacidades emocionales:
Influencia: idear efectivas tácticas de persuasión.
Comunicación: saber escuchar abiertamente al resto y elaborar mensajes
convincentes.
Manejo de conflictos: saber negociar y resolver los desacuerdos que se presenten
dentro del equipo de trabajo.
Liderazgo: capacidad de inspirar y guiar a los individuos y al grupo en su conjunto.
Catalizador del cambio: iniciador o administrador de las situaciones nuevas.
Constructor de lazos: alimentar y reforzar las relaciones interpersonales dentro del
grupo.
Colaboración y cooperación: trabajar con otros para alcanzar metas compartidas.
Capacidades de equipo: ser capaz de crear sinergia para la persecución de metas
colectivas.
o Las emociones compartidas o grupales, la " atmósfera de grupo"
o Las emociones inherentes a las relaciones con grupos e individuos fuera de
los límites del propio grupo.
Tomar perspectiva
La primera norma es TOMAR PERSPECTIVA
P á g i n a 109 | 125
Las perspectivas derivan de cuatro fuentes
La interpretación: Hace que cada miembro del grupo pueda conceptuar los problemas de una
manera característica.
Las intenciones de cada miembro del grupo: Un miembro del grupo puede inhibirse en una
reunión porque quiera acabar la reunión cuanto antes. Otro, puede mostrar una conducta
pasiva porque le incomodan las situaciones de conflicto.
La base de conocimientos que posea cada miembro del grupo: Un miembro del grupo que
posea altos conocimientos en informática, finanzas, etc. probablemente aportará una
perspectiva distinta a las discusiones que otro miembro más experimentado en recursos
humanos.
Esta comprensión permite que los miembros de un grupo, puedan predecir y afrontar con
eficacia los comportamientos cotidianos de sus compañeros.
Cada uno es parte del equipo emocional de los otros, para bien o para mal; estamos siempre
activándonos mutuamente distintos estados emocionales. Este hecho ofrece un potente
argumento contra la expresión desinhibida de sentimientos tóxicos en el ambiente de trabajo:
envenenan el pozo. Por el lado bueno, los sentimientos positivos que nos inspira una
empresa se basan, en gran medida, en lo que nos haga sentir la gente que representa a esa
organización.
Eso no quiere decir que los centros de trabajo deban convertirse en lugares donde la gente se
dedique necesariamente a abrir su corazón y mostrar los sentimientos, porque hacerlo así,
anularía toda diferenciación entre nuestra vida privada y nuestra vida laboral.
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2.4. Regulación de los miembros de un
equipo
Los grupos deben crear un equilibrio entre asegurar un comportamiento predecible de sus
integrantes y permitir también, un cierto sentido de control e individualidad.
Los investigadores aseguran que, paradójicamente, cuanto más permite un grupo ejercer su
individualidad a sus miembros, más dispuestos estarán estos a dejar su individualidad a un
lado por el bien del equipo (Smith y Berg, 1.987).
Hay dos normas interrelacionadas que cuando se ponen en práctica conjuntamente, crean un
equilibrio entre la regulación del comportamiento de los miembros y el control individual:
P á g i n a 111 | 125
Enfrentarse a los miembros que rompen las normas: e
podría definir como decir lo que uno piensa cuando un miembro hace algo que se
considera inadecuado.
Es decir, considerar preferible la utilización del enfrentamiento en esas ocasiones, que las
técnicas de evitación de conflictos.
Una orientación afectuosa crea relaciones laborales que proporcionan una "base segura" para
los individuos, y esta base les permite asumir los riesgos que facilitan el aprendizaje y el
desarrollo individual
Kahn, 1998
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En cualquier grupo, las creencias, asunciones y expectativas de un individuo son
parcialmente compartidas con otros miembros del grupo y parcialmente únicas del
individuo. Por ello, un aspecto importante de la regulación grupal de los miembros es la
capacidad del grupo para percibir, hacer aflorar y regular las tensiones emocionales que
surgen a causa de las diferencias entre las necesidades individuales y las grupales.
Cuando un individuo no comparte el mismo impulso de acción que el resto del grupo y, no
obstante, las normas grupales le obligan a plegarse a la acción del grupo, se produce la
disonancia cognitiva (Festinger, 1.957)
Cuando el grupo posee esa habilidad, le ayuda a pensar de manera inteligente acerca de sí
mismo y de sus necesidades.
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Autorregulación grupal :
e la misma manera que la inteligencia emocional individual incluye la capacidad de regular
las emociones, la IEG implica la capacidad del grupo para regularse a sí mismo y facilitar de
esa forma el bienestar emocional y su desarrollo.
Para conseguirlo, la autorregulación debe operar asociada con la autoconciencia grupal, que
saca a la palestra aquellos temas que requieren la atención del grupo aunque no garantiza
que estos sean tratados de manera eficaz. La autorregulación se refiere justamente a la
capacidad de un grupo para regular los estados emocionales y crear las respuestas deseables.
Incluye lo que Holmer (1994) califica como hacer frente y regular el desafío emocional.
Condiciones de la autorregulación
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En los grupos, las emociones suprimidas pueden manifestarse como apatía o falta de
motivación; un grupo emocionalmente inteligente acepta la emoción como parte inherente
de la vida de grupo, legitimiza la discusión de temas emocionales y crea un vocabulario para
hablar de ellos.
Otra condición importante es que los grupos deben crear a fin de trabajar con las
emociones, un lenguaje común y aceptable para hablar de ellas, que permita la libre
expresión sin limitar ni suprimir el uso de ninguna.
Cuando el grupo ha aceptado las emociones y creado los recursos para trabajar con ellas,
puede canalizar su energía para crear un entorno afirmativo que cultive imágenes positivas
del pasado, presente y futuro del grupo.
Ya hemos dicho que la emoción puede resultar contagiosa en el entorno grupal, por ello, las
imágenes constructivas y positivas pueden tener un importante impacto en la manera en que
se acaban experimentando las emociones.
Una imagen positiva crea una espiral ascendente positiva de aliento y éxito, mientras que
una negativa crea una espiral descendente negativa de interacciones desalentadoras y
fracaso. A esto se le ha llamado el "efecto Pigmalión".
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2.6. Procesos en el desarrollo de las normas
grupales
Las investigaciones sugieren que las normas características de la IEG emergen a través de
un proceso de cuatro fases:
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En el desarrollo de las normas grupales de IEG existe el mismo tipo de proceso; cuando los
miembros del grupo exhiben comportamientos emocionalmente inteligentes, como el de tomar
perspectiva, que implica la conciencia de los puntos de vista y de las emociones de los demás, este
comportamiento es correspondido y finalmente si es aprobado por el grupo, se incorpora como
norma.
Tercera fase: os miembros empiezan a desafiar el status quo emergente del
grupo y a plantear preferencias alternativas.
Este desafío puede tomar dos direcciones:
o Provocar debate y negociaciones que den como resultados una alteración en
el rumbo del grupo.
o Provocar debate y negociaciones que descarten las alternativas y confirmen la
idoneidad de la dirección actual.
Hay que señalar que sólo se desarrollan normas para aquellos comportamientos y
actitudes que son considerados importantes por la mayoría de los miembros del
grupo; por ello, si emergen normas de IEG, lo más probable es que sean desafiadas
en esta fase y han de ser apoyadas por la mayoría de los miembros del grupo si se
quiere que perduren, para ello es importante que los individuos realicen
intervenciones en apoyo de las normas y traten de influir en otros miembros del
grupo.
En este sentido, existen cinco tipos de influencia que pueden demostrar la importancia de los
comportamientos emocionalmente inteligentes a los ojos de la mayoría del grupo.
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Cuarta fase: Es la última en el proceso del desarrollo normativo, en ella, los miembros del
equipo empiezan a comportarse de acuerdo a las expectativas del grupo en lugar de las propias.
Estas cinco habilidades prácticas son útiles para cuatro áreas fundamentales de nuestra vida:
3.1. Autoconciencia
La Inteligencia Emocional comienza con la autoconciencia. El término conciencia se usa
para distinguir, entre las funciones mentales, las características que se refieren tanto al
llamado "estado de conciencia", como para designar los procesos internos de la persona de
los que es posible adquirir conciencia, y es en este último sentido que utilizamos el término
autoconciencia.
¿Cómo hacemos para tener una conciencia exacta de lo que nos está pasando (en el cuerpo)
y qué estamos sintiendo (en la mente)?
Por ejemplo, para poder controlar nuestra irritabilidad debemos ser conscientes de cuál es
el o los agentes desencadenantes, y cuál es el proceso por el que surge tan poderosa
emoción; sólo entonces podremos aprender a aplacarla y a utilizarla de forma apropiada.
Para evitar el desaliento y motivarnos, debemos ser conscientes de la razón por la que
permitimos que ciertos hechos o las afirmaciones negativas sobre nosotros afecten nuestro
ánimo.
Para ayudar a otros a ayudarse a sí mismos, debemos ser conscientes de nuestra implicación
emocional en la relación.
Junto con los sentimientos o las emociones aparecen manifestaciones físicas como
transpirar, respirar con dificultad, la tensión o la fatiga. Y también hay manifestaciones
cognitivas: emociones negativas, falta de concentración, conducta motriz o física
desacelerada, bloqueo de los procesos del pensamiento, tales como el olvido, la confusión o
la falta de concentración.
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Si una persona tiene poca autoconciencia o conocimiento de sí mismo/a, ignorará sus
propias debilidades y carecerá de la seguridad que brinda el tener una evaluación correcta de
las propias fuerzas.
Las emociones básicas forman parte de nuestro equipamiento biológico, están arraigadas en
nuestra naturaleza y forman parte de nosotros, tanto si queremos como si no. En cambio, el
modo en que manejamos este tipo de formas de comportamiento innatas está en nuestras
manos: poseemos la libertad de sopesar las diferentes posibilidades de actuación y de decidir
de acuerdo con nuestros propios motivos y criterios.
Consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin necesidad de que lleguen a
decírnoslo; es una habilidad que nos permite captar formas sutiles de comunicación (tono de
voz, expresión facial y otros canales no verbales), para ponernos en el lugar de los otros.
Sin la capacidad de darnos cuenta de nuestros propios sentimientos y de impedir que nos
desborden, jamás podremos llegar a establecer contacto con el estado de ánimo de otra
persona.
Descarga el siguiente documento para ver las estrategias para mejorar el cociente emocional
en autocontrol:
Por ello, es esencial reconocer nuestros sentimientos y gestionarlos con eficacia, prestando
atención a los desencadenantes.
Otro obstáculo para la empatía se encuentra en nuestras suposiciones y nuestra visión del
mundo y del trabajo. Las suposiciones nos ciegan.
La empatía no supone que debamos dejarnos pisotear o usar, sino que requiere que hagamos
el esfuerzo de experimentar cada situación como algo nuevo y no permitamos que las
suposiciones del pasado nos sirvan para sacar conclusiones precipitadas sobre el presente sin
analizar bien la situación.
Sólo cuando un equipo sabe percibir y afrontar su realidad emocional, puede hacer frente a
las disonancias y dar paso a una transformación positiva.
El primer paso consiste en reconocer los sentimientos.
Eso conlleva:
Darse cuenta de lo que realmente está sucediendo en el seno del grupo.
Cobrar conciencia de lo que sus miembros hacen, dicen y sienten.
Poner de manifiesto las normas grupales menos productivas para poder cambiarlas.
La empatía puede mejorarse con la práctica; las experiencias vividas sirven para
proporcionar datos fundamentales que ayuden a establecer lazos de empatía. Pero esto sólo
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sucederá si elegimos conscientemente entrenarnos en considerar la perspectiva de los
demás.
Descarga el documento para ver las estrategias para mejorar el cociente emocional en
empatía
Haga una lista de las personas con las que interactúa cotidianamente en su lugar de
trabajo.
Imagine que cada una de ellas, tiene un medidor que indica la importancia que usted
le otorga y escriba una cifra entre 0-10.
Analice ahora una por una esas valoraciones y piense qué podría hacer usted en esas
interacciones con sus compañeros para incrementar la percepción que dichas
personas tienen de su importancia.
No se trata de que lo lleve a cabo de inmediato, simplemente dé un primer paso
imaginando pequeños cambios que podrían resultar eficaces.
Piense en todas las maneras sutiles en que la gente puede exhibir una carencia de
empatía.
Haga una lista con las experiencias que ha tenido cuando sintió una falta de empatía
por parte de los demás hacia usted.
Describa con detalle todos los signos que se lo indicaban; tanto los que pertenecen al
lenguaje verbal como al no verbal.
Piense ahora en aquellas circunstancias en las que usted no sintió empatía con otra
persona y haga el esfuerzo de precisar qué signos externos pudieron ser visibles para
el otro.
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Una vez que alcancemos una buena comprensión de nosotros mismos (autoconciencia), que
sepamos cuándo y cómo controlar nuestras reacciones emocionales de modo que sirvan para
obtener el resultado deseado (autocontrol) y que podamos mostrar empatía ante el punto de
vista de otra persona (empatía), entonces estaremos en una posición perfecta para crear
lazos sociales, colaborar con los demás y resolver conflictos con los otros (habilidad
social).
El talento que tengamos a la hora de establecer y mantener las relaciones hace que los demás
estén disponibles para nosotros y viceversa; si hemos construido las relaciones sobre la base
del respeto y la confianza, los otros estarán dispuestos a ayudarnos, a compartir información,
a comunicar sus problemas etc.
Basamos la confianza en nuestras experiencias con las personas; hasta cuando se trata de
compartir conocimientos e información, somos selectivos.
No se trata de que busquemos lazos sociales sólo con personas cuyo rendimiento sea óptimo,
pero si que tengamos en cuenta que todos los que pueden aportar algo a las relaciones
suelen estar mejor considerados que aquellos a los que percibimos siempre como
"receptores". La reciprocidad no es el objetivo de crear lazos sociales, es el resultado.
Los conflictos son un escenario ideal para los desencadenantes y estresores que dificultan
nuestra respuesta emocional, no obstante, en todas las relaciones existe una tendencia hacia
los desacuerdos, de modo que aprender a solucionar conflictos de una manera que mantenga
sana la relación es fundamental para nuestro bienestar y productividad en el lugar de trabajo.
Cuando podemos hacerlo sin dañar las relaciones, los demás nos perciben como personas
razonables, abiertas y flexibles; obviamente la destreza para resolver conflictos es la base
esencial de la capacidad de influencia y liderazgo.
Toda la energía se concentra en ganar: si escuchamos, es para demostrar después que los
otros se equivocan, si hablamos lo hacemos para defender nuestra posición y desacreditar al
otro...
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En definitiva, la única idea que tenemos de cómo resolver el conflicto es que nuestro punto
de vista prevalezca.
También sucede con frecuencia que quien finge estar de acuerdo, luego se siente mal
consigo mismo y este resentimiento puede manifestarse en una incomodidad persistente en
su trabajo, autocrítica o comportamientos autodestructivos.
4. Resumen
Los grupos de trabajo desempeñan un papel al crear sus propios contextos, al elegir y
construir de manera activa, las normas que prescriben la manera en que los miembros se
tratarán entre sí, trabajarán juntos y tratarán con quienes no pertenezcan al grupo.
Al incorporar normas que crean inteligencia emocional grupal, los equipos pueden crear
espirales alimentadas de relaciones atentas, de apegos emocionales, de procesos de
interacción efectivos y de efectividad grupal.
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