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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora
Elorza Edo Apure

ENSAYO DE
CONTENSIOSO ADMINISTRATIVO SOBRE LA
UNIDAD 5.

Abg.: Bachilleres:

 Daniel Villanueva.  Díaz Andrea


 Idarraga Maria
 Rodriguez Iker
 Rodriguez Maria

3er año de Derecho Nocturno.


Elorza, Noviembre, 2022
INTRODUCCION:

Es bastante conocida la jurisprudencia como fuente normativa al momento del estudio de


las distintas ramas del derecho, sin embargo, consideramos que la rama o área del
conocimiento del derecho en que la jurisprudencia representa el eje fundamental para su
estudio y su desarrollo, es la materia contencioso administrativa y específicamente el
proceso por el que desenvuelve.
La abundante doctrina jurisprudencial que abundan en esta materia es atribuida a las
grandes lagunas existentes en varias legislaciones, de la cual la contenciosa
administrativa no está exenta, siendo la jurisprudencia la forma de actualización constante
que la caracteriza como signo distintivo de otras áreas del derecho.
Ahora bien en este orden de ideas, en el presente trabajo nos dedicaremos al
entendimiento somero de la manera en la cual es aplicable el amparo constitucional, el
habeas data, el recurso de hechos y la revisión constitucional.

CONTENSIOSO ADMINISTRATIVO UNIDAD 5.


1. EL AMPARO CONSTITUCIONAL.
2. HABEAS DATA.
3. RECURSO DE HECHO.
4. REVISION COSNTITUCIONAL.

1. AMPARO CONSTITICIONAL:
La acción de amparo procede en Venezuela para la protección de todos los derechos
constitucionales enumerados en el texto de la Constitución (artículos 19 a 129: derechos
civiles, políticos, sociales y de las familias, culturales y educativos, económicos, de los
pueblos indígenas, y ambientales), y en los tratados internacionales sobre derechos
humanos, que conforme al artículo 23 de la Constitución.
tienen jerarquía constitucional, y además respecto de todos aquellos otros derechos
inherentes a la persona humana que no figuren expresamente, ni en la Constitución o en
dichos tratados internacionales (artículo 22 de la Constitución), los cuales, además,
prevalecen incluso sobre el orden interno si contienen regulaciones más favorables para
el goce y ejercicio de los derechos.
Por tanto, no hay derechos o garantías constitucionales y fundamentales que no sean
justiciables mediante la acción de amparo, correspondiendo su ejercicio a todas las
personas tanto naturales como jurídicas o morales debiendo estas últimas estar
domiciliadas en el país (artículo 1o. de la LOA). Lo único que se re-quiere para que
proceda el amparo, sin embargo, es que sea violación inmediata, directa y clara del
derecho constitucional.8 La consecuencia de esta universalidad del amparo es que, en
Venezuela, el llamado derecho de hábeas corpus se haya configurado como parte del
derecho de amparo9 o, si se quiere, como una
Del derecho de amparo, a cuyo efecto, la Ley Orgánica de Amparo establece en su
artículo 1o. que “La garantía de la libertad personal que regula el hábeas corpus
constitucional, se regirá por esta ley”; destinando a ello los artículos 38 a 47 de la misma.
Por otra parte, de acuerdo con la Constitución, el amparo constitucional procede contra
cualquier acto, hecho u omisión de autoridades o de particulares que viole derechos o
garantías constitucionales o amenace violarlos. Por tanto, así como no hay derechos y
garantías excluidos del amparo, tampoco hay actos, hechos u omisiones que escapen de
la protección de la misma. Ello se precisa en el artículo 2o. de la Ley Orgánica, cuando
indica que:
La acción de amparo procede contra cualquier hecho, acto u omisión provenientes de los
órganos del Poder Público Nacional, Estadal o Municipal. También procede contra el
hecho, acto u omisión originados por ciudadanos, personas jurídicas, grupos u
organizaciones privadas, que hayan violado, violen o amenacen violar cualquiera de las
garantías o derechos amparados por esta Ley.
Por tanto, además de proceder el amparo contra particulares, sin distinción alguna,10
procede contra todas las perturbaciones provenientes de autoridades públicas, igualmente
sin distinción alguna, ya sea que se trate de actos estatales u omisiones, así como de
actos materiales y vías de hecho de las autoridades públicas (artículo 5o. de la LOA). Así,
ninguna actuación u omisión pública escapa al amparo, únicamente excluidos de la
acción, conforme se estableció en el artículo 6,6 de la Ley Orgánica, “los actos de la Corte
Suprema de Justicia”.11 Por ello, la antigua Corte Suprema de Justicia en Sala Político
Administrativa, en sentencia del 31 de enero de 1991 (caso Anselmo Natale), af i rmó
enfáticamente que “no puede existir ningún acto estatal que no sea susceptible de ser
revisado por vía de amparo, entendiendo ésta […como] un medio de protección de las
libertades públicas cuyo objeto es restablecer su goce o disfrute, cuando alguna persona
natural o jurídica, o grupos u organizaciones privadas, amenace vulnerarlas o las
vulneren efectivamente”.12 En cuanto al amparo contra leyes y demás actos normativos,
de acuerdo al artículo 3o. de la Ley Orgánica:
También es procedente la acción de amparo cuando la violación o amenaza de vio-lación
deriven de una norma que colida con la Constitución. En este caso, la providencia judicial
que resuelva la acción interpuesta deberá apreciar la inaplicación de la norma impugnada
y el Juez informará a la Corte Suprema de Justicia acerca de la respectiva decisión.

LA ACCIÓN DE AMPARO EN EL PROCESO CONTENCIOSO FUNCIONARIAL:

A. COMPETENCIA
Como punto previo debe tenerse presente que los pronunciamientos emitidos por la Sala
Constitucional sobre la competencia en materia de amparo constitucional funcionarial
estaban referidos al Tribunal de la Carrera Administrativa, no obstante, dado que sus
competencias fueron atribuidas ahora a los Juzgados Superiores Contenciosos
Administrativos, dichos criterios jurisprudenciales resultan perfectamente aplicables a
estos Tribunales.

En el caso de los amparos autónomos ejercidos contra autoridades distintas a las


mencionadas en el artículo 8 de la Ley de Amparo, la Sala Constitucional partiendo del
criterio de la competencia por razón de la materia, es decir, la afinidad que existe entre los
derechos constitucionales violados y la materia del Tribunal, ya ha dejado de manifiesto la
competencia del Tribunal de la Carrera Administrativa al señalar que es éste Tribunal
quien tiene atribuida legalmente la competencia en razón de la materia en todo lo
inherente a los deberes y derechos de los funcionarios públicos al servicio de la
Administración Pública. (v. Sentencia de fecha 24 de noviembre de 2000, Caso: Rafael
Mendoza vs ULA).
No obstante, la propia Sala Constitucional ha establecido que el conocimiento de
aquellas acciones autónomas de amparo que se interpongan contra alguna de las altas
autoridades previstas en el artículo 8 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, aun cuando versen sobre controversias de índole funcionarial,
son de su competencia y no le corresponden por tanto a los Tribunales con competencia
contencioso funcionarial. Ello en virtud de que, en criterio de la Sala, el artículo 8 de la Ley
de Amparo no prevé excepción alguna al establecer la competencia del Máximo Tribunal
para conocer de ese tipo de amparos y constituye una norma especial de aplicación
preferente a la contenida en el artículo 7 de la Ley. (v. Sentencia de fecha 13 de julio de
2000, Caso: C.A. Madrid).
Si la querella se ejerce en forma cautelar conjuntamente con acción de amparo la
competencia corresponderá a los Juzgados Superiores Contenciosos por ser éstos los
llamados a conocer habitualmente de la querella principal.
En el caso del amparo cautelar de naturaleza funcionarial ejercido contra las altas
autoridades previstas en el artículo 8 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, la Sala Político-Administrativa ha interpretado que dichas
acciones, dado que derivan de una relación de estricta naturaleza funcionarial,
corresponde conocerlas al Tribunal de la Carrera Administrativa, ahora, en consecuencia,
corresponderán a los Juzgados Superiores Contenciosos Administrativos. (v. Sentencia
de la S.P.A. de fecha 20 de febrero de 2001, Caso: A. González).

B. PROCEDENCIA DEL AMPARO EN MATERIA FUNCIONARIAL


La jurisprudencia ha delimitado también los requisitos que deben concurrir para la
procedencia de la acción de amparo en el proceso contencioso funcionarial que son, a
saber:
(i) “Que no sea controvertida o discutida la condición del presunto agraviado como
funcionario de carrera o haya plena prueba de ello en el expediente sometido a examen”.
(ii) “Que exista la presunta violación de un derecho constitucional relativo a la carrera”. (v.
sentencias de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo de fechas 11 de octubre
de 2000. Caso: E. J. Machado; y 4 de diciembre de 2000. Caso: N.R. Zúñiga).
Tales requisitos, en criterio de la jurisprudencia, son de naturaleza concurrente, de
manera que la no verificación de uno de ellos resultaría suficiente para declarar la
improcedencia de la acción de amparo intentada, sin embargo, como lo ha señalado la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, “el órgano jurisdiccional al analizar la
pretensión de amparo constitucional, aun cuando sea en materia funcionarial, no sólo
debe tomar en consideración la verificación de alguna de las condiciones fundamentales
antes examinadas, sino que igualmente debe tomar en cuenta si, en el caso planteado,
existen otras situaciones de hecho en virtud de las cuales pueda llegar a estimarse
procedente el amparo interpuesto”. (v. sentencia del 4 de diciembre de 2000. Caso: N.R.
Zúñiga).

C. PROCEDIMIENTO
En cuanto al procedimiento aplicable debe distinguirse como lo ha hecho la jurisprudencia
de la Sala Constitucional, entre el supuesto en que se ejerza una acción autónoma de
amparo o se ejerza como medio cautelar conjuntamente con la querella, pues en uno u
otro caso el procedimiento a seguir es distinto.

(i) Procedimiento Amparos Autónomos


El procedimiento a seguir en este caso es el establecido por la Sala Constitucional en
sentencia de fecha 1 de febrero de 2000 (Caso: José A. Mejía) que resumidamente es
como sigue:
1. Presentada la acción, y una vez admitida ésta, se ordenará la citación del presunto
agraviante y la notificación del Ministerio Público para que concurran al tribunal a conocer
el día en que se celebrará la audiencia oral, la cual tendrá lugar, tanto en su fijación como
para su práctica, dentro de las noventa y seis (96) horas siguientes a la fecha de la última
notificación efectuada.
2. En la oportunidad fijada para la celebración de audiencia oral y pública, las partes,
oralmente, propondrán sus alegatos y defensas ante el juez y quien a su vez decidirá si
hay lugar a pruebas. En este caso, el presunto agraviante podrá hacer valer las que
considere legales y pertinentes.
3. La falta de comparecencia del presunto agraviante a la audiencia oral señalada
producirá los efectos previstos en el artículo 23 de la LOA (aceptación de los hechos). La
falta de comparencia del presunto agraviado dará por terminado el procedimiento, a
menos que el Tribunal considere que los hechos alegados afectan el orden público.

4. En la misma audiencia el juez decretará cuáles son las pruebas admisibles y


necesarias, y ordenará, también en la misma audiencia, la evacuación de aquellas que
fueren admitidas. La evacuación se realizará en ese mismo día, con inmediación del
órgano en cumplimiento del requisito de la oralidad o podrá diferirse para el día inmediato
siguiente.

5. Una vez concluido el debate oral o las pruebas, el juez estudiará individualmente el
expediente o deliberará y podrá:
a. Decidir inmediatamente; en cuyo caso expondrá de forma oral los términos del
dispositivo del fallo, el cual deberá ser publicado íntegramente dentro de los cinco (5) días
siguientes a la audiencia en la cual se dictó la decisión correspondiente.
b. Diferir la audiencia por un lapso que en ningún momento será mayor de cuarenta y
ocho (48) horas, por estimar que es necesaria la presentación o evacuación de alguna
prueba que sea fundamental para decidir el caso, o por así solicitarlo alguna de las partes
o el Ministerio Público.

6. Contra la decisión dictada en primera instancia, podrá apelarse dentro de los tres (3)
días siguientes a su publicación del fallo y, en su defecto, está será remitida en consulta
obligatoria al Tribunal Superior respectivo.

(ii) Procedimiento Amparos cautelares


En este supuesto deberá aplicarse el procedimiento establecido por la Sala Político-
Administrativa en decisión de fecha 20 de marzo de 2001, en la que se inaplicó el
procedimiento regulado en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales (arts. 23, 24 y 26) para la tramitación del amparo cautelar y se determinó
que su tratamiento deberá hacerse en términos idénticos al utilizado para las medidas
cautelares en el procedimiento ordinario, es decir, que el juez contencioso podrá otorgar
la cautela inaudita alteran parte al momento de admitir la acción y el afectado podrá
oponerse a la misma en los términos previstos en el artículo 602 del Código de
Procedimiento Civil.

No obstante, la propia Sala Político-Administrativa ha señalado que si bien el trámite


previsto en los artículos 23, 24 y 26 de la Ley de Amparo para la sustanciación del
amparo conjunto resulta inadecuado e inconstitucional, es lo cierto que su desaplicación
por vía del control difuso no debe efectuarse mecánicamente, sino que deberá analizarse
las circunstancias de cada caso concreto a fin de determinar si el otorgamiento del
amparo in limine litis resulta procedente. De manera que cuando la naturaleza de los
intereses y derechos que deben ser tutelados afecta al bien colectivo, la tramitación del
amparo en estos casos debe efectuarse conforme al procedimiento legalmente
establecido en dichos artículos. (Sentencia de fecha 23 de octubre de 2001, Caso:
Refrimaster).

2. HABEAS DATA:
Recurso por el cual una persona puede tener acceso o pedir la corrección, modificación y
eliminación de los datos que se tengan de ella en cualquier banco de datos, así como
conocer el destino y las políticas de protección de información que le puedan afectar.
Ejemplo: “Todo paciente de un hospital tiene el derecho de acceder a sus informes
médicos”.
Sentencia de la Sala Constitucional:
«(…) la acción de habeas data no procede contra cualquier tipo de información
almacenada en la variedad de archivos y registros con los que cuentan nuestro país; de la
lectura del citado artículo 28, se deduce que el derecho a conocer, y el llamado habeas
data en general, no funciona en relación a expedientes personales de orden laboral que
reposan en un archivo, a datos sueltos que alguien tenga sobre otro, anotaciones en
diarios o papeles domésticos o comerciales, sino que funciona con sistemas -no solo
informáticos- de cualquier clase de ordenación de información y datos sobre las personas
o sus bienes, con fines de utilizarlos en beneficio propio o de otros, y que real o
potencialmente pueden serlo en forma perjudicial contra aquellos a que se refiere la
recopilación, se trata, por lo tanto, de bancos de datos, no referidos a alguien en
particular, con independencia de que estén destinados a producir informaciones al
público». Ver sentencia completa.
Artículo 28 de la Constitución:
“Toda persona tiene derecho de acceder a la información y a los datos que sobre sí
misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con las excepciones
que establezca la ley, así como de conocer el uso que se haga de los mismos y su
finalidad, y a solicitar ante el tribunal competente la actualización, la rectificación o la
destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos.
Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier naturaleza que contengan
información cuyo conocimiento sea de interés para comunidades o grupos de personas.
Queda a salvo el secreto de las fuentes de información periodística y de otras profesiones
que determine la ley”.

3. RECURSOS DE HECHO:
El recurso de hecho, llamado en otras legislaciones recurso de queja por denegación, es
la garantía procesal del recurso de apelación.
En sistemas como el nuestro, que confiere al tribunal a quo la facultad de admitir o negar
la apelación interpuesta (Artículo 293 C.P.C.), el recurso de apelación podría quedar
nugatorio si la negativa de la apelación o la admisión de la misma en un solo efecto,
cuando debía ser oída libremente, no tuviere en el tribunal superior un contralor de
aquella facultad.
Es evidente que en el caso de la absoluta negativa de la apelación, el apelante no tendría
ya la oportunidad de lograr en la alzada la revocación del fallo que le produce gravamen,
el cual quedaría con autoridad de cosa juzgada; y, en el caso de admisión de la apelación
en el solo efecto devolutivo, podría ejecutarse en perjuicio del apelante la sentencia que lo
grava, por no producirse el efecto suspensivo de la apelación.
A evitar estos perjuicios al apelante ya asegurar la vigencia de las reglas que determinan
el modo de admitir la apelación, tiende este recurso de hecho, que es en esencia, como
se dijo antes, la garantía procesal del derecho de apelación.
Puede interponerse como recurso ante el tribunal superior contra la decisión del juez a
quo que niega la apelación o la admite en un solo efecto, solicitando se ordene oír la
apelación o admitirla en ambos efectos, conforme a la ley.
Se dice que el recurso de hecho es propiamente un recurso, puesto que impugna una
resolución judicial cuya eficacia trata de eliminar, y debe ser decidido por un tribunal
distinto de aquel que dictó la providencia recurrida.

DEFINICIÓN DEL RECURSO DE HECHO


Se entiende como el medio para reparar el agravio que pretende el interesado, con motivo
de haber ejercido los recursos de apelación obteniendo como resultado una negativa.
Puede igualmente definirse como el recurso que puede interponer el apelante ante el
tribunal contra la decisión del Juez a quo que niega la apelación o la admite en un solo
efecto, solicitando se ordene oír la apelación o admitirla en ambos efectos conforme a la
ley

“El Recurso de Hecho es una impugnación de la negativa de la apelación, es decir, un


recurso que se dirige contra el auto que se pronunció sobre la apelación interpuesta,
cuando dicho auto la declara inadmisible o la admite solo en el efecto devolutivo. Por
tanto el recurso de hecho constituye una garantía al derecho a la defensa, en el que está
comprendido el recurso de apelación.”

De acuerdo a aportes doctrinarios, se ha definido el recurso de hecho de las siguientes


maneras:
“Podemos definir el recurso de hecho contra apelación como el recurso directo que le
confiere al justiciable de llegar al tribunal superior, ante la negativa del tribunal de primera
instancia de admitir la apelación o de haber concedido un solo efecto habiendo solicitado
ambos, pidiéndole se admitan....”

Por su parte el tratadista Duque Corredor citado por Rodrigo Rivera Morales ha señalado:
“Es un recurso de procedimiento breve y objeto limitado pues se agota en el conocimiento
del Juez de Alzada para declarar si la inadmisión de la apelación es correcta o no. Si se
declara que es incorrecta debe ordenar la admisión de la apelación. Es, pues, un recurso
muy especial”

BASE LEGAL DEL RECURSO DE HECHO


Ley Orgánica del Tribunal supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela,
apartes 23, 24, 25 y 26 en su artículo 19:
“El Tribunal Supremo de Justicia será competente para conocer de los recursos de hecho
en los casos contemplados en los códigos o leyes procesales, o cuando el tribunal de
instancia haya omitido o se haya abstenido de hacer una consulta, o de oír un recurso
cuyo conocimiento corresponda a éste, o cuando se abstenga de remitir el expediente o
las copias requeridas para decidir la apelación u otro recurso.
El recurso de hecho se deberá interponer en forma oral ante el tribunal que negó la
admisión del recurso, en el lapso previsto en el Código de Procedimiento Civil; para ello el
Secretario o Secretaria del tribunal deberá recoger por escrito y mediante medios
audiovisuales grabados, el contenido exacto e idéntico de la exposición, sin perjuicio que
la parte consigne por escrito los términos en que efectuó la exposición oral, dentro de los
tres (3) días siguientes a la exposición; asimismo, dentro de este lapso, la parte deberá
consignar los alegatos necesarios para decidir, en caso que no se hayan presentado al
momento de interponer el recurso; expirado este plazo, el tribunal deberá remitir las
actuaciones al Tribunal Supremo de Justicia, dentro de los tres (3) días siguientes.
El Tribunal Supremo de Justicia, con vista del mismo, sin otra actuación y sin citación, ni
audiencia de parte, declarará, dentro de los cinco (5) días siguientes, si hay o no lugar al
mismo.
Declarado con lugar el recurso de hecho, y el alegato fuere suficiente para conocer del
asunto principal, el Tribunal Supremo de Justicia entrará a conocer del mismo, para ello
solicitará del tribunal respectivo, el expediente original del juicio o copia de las
actuaciones requeridas para decidir la consulta; el procedimiento se tramitará en los
términos previstos en el Código de Procedimiento Civil.”

SUPUESTOS PARA DAR LUGAR A ESTE RECURSO:


Los presupuestos para la procedencia del Recurso de Hecho están contenidos en el
Artículo 305 del Código de Procedimiento Civil, el cual resulta aplicable por remisión del
Artículo 11 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, siendo los siguientes: a) La negativa
del Recurso Apelación; b) Para la revisión del efecto que se haya concedido.
Tenemos así, que el Recurso de Hecho se puede interponer siempre que la sentencia
cuya apelación negó la primera instancia, está comprendida dentro de los siguientes
supuestos:
Que sea aquella que la ley permite apelar en ambos efectos, y sólo se oyó la apelación
en un solo efecto.
Que sea una sentencia que por su naturaleza procesal tiene apelación, y sin embargo el
Juez de primera instancia se niega a oír el recurso.
Dictamen de la jurisprudencia venezolana:
“…procederá el recurso de hecho contra aquellas decisiones que sean definitivas en
primera instancia y, además, de todas aquellas interlocutorias que causen un gravamen
contra algunas de las partes involucradas en un proceso judicial.”

LEGITIMACIÓN PARA EJERCERLO:


La legitimación para ejercer el recurso se encuentra únicamente en la persona del
apelante a quien se le niega su derecho, ya que es la parte gravada por la providencia
que niega la apelación o la admite en un solo efecto. La parte contraria sólo tiene la
facultad de indicar actuaciones o documentos cuyas copias debe remitir el tribunal a quo
al superior, a costa de esta parte, pero no interviene de otro modo en el recurso.
Nada dispone la ley venezolana, como sí lo hace la española para el caso de que se oiga
una apelación inadmisible o se admita libremente una que debe serlo en el solo efecto
devolutivo.
En palabras de Marcano Rodríguez se enuncia que “es evidente el interés que tiene el
litigante vencedor en sostener que la apelación no debe admitirse o únicamente admitirse
en un solo efecto: en ambos casos la sentencia se ejecutoriará en su favor, y en el
primero producirá la terminación del juicio; pero es de opinión que el vencedor carece de
la vía del recurso de hecho contrario y que el único medio de que puede hacer uso contra
el auto que en su concepto haya admitido indebidamente la apelación es el de apelar de
él para ante el superior a fin de deferir a éste el poder de juzgar sobre la legalidad o
ilegalidad de dicho auto.”
Esta doctrina es exacta, ante el silencio de la ley en la hipótesis considerada; pero
rigorista. Pensamos que no se ofendería ningún principio jurídico esencial, ni la aplicación
de alguna disposición de orden público, si se admitiese a la parte vencedora el recurso de
hecho contra la admisión de la apelación inadmisible o la admisión libremente de aquella
que debía serlo en un solo efecto.
Si el recurso de hecho es la garantía procesal de la apelación, ella debe asegurar el
cumplimiento de las reglas de admisión de la apelación en todos sus aspectos, positivos y
negativos; y no cabe duda que la hipótesis que configura el recurso de hecho contrario,
lleva consigo la infracción de las reglas pertinentes a la apelación. Además, siendo al
mismo resultado práctico al que conducen, tanto la apelación sugerida por Marcano como
el recurso de hecho contrario y habiendo la misma razón jurídica en uno y otro medio de
impugnación, no vemos por qué deba excluirse una interpretación extensiva en favor del
perjudicado.

COMPETENCIA PARA CONOCER DEL RECURSO DE HECHO


Para conocer de un recurso de hecho interpuesto la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, le ha dado un novedoso
tratamiento; a tal efecto dispone:
Artículo 19. “El Tribunal Supremo de Justicia será competente para conocer de los
recursos de hecho en los casos contemplados en los códigos o leyes procesales, o
cuando el tribunal de instancia haya omitido o se haya abstenido de hacer consulta, o de
oír un recurso cuyo conocimiento corresponda a este, o cuando se abstenga de remitir el
expediente o las copias requeridas para decidir la apelación u otro recurso”.
Según el artículo 305 del código de Procedimiento civil la parte a quien se le niega la
apelación, puede recurrir ante el tribunal de alzada, esto es, ante el tribunal superior a
aquel que negó la apelación o la admitió en un solo efecto.
La Jurisprudencia dispone:
“En consecuencia, el Tribunal competente para conocer un recurso de hecho es aquel a
quien corresponde ser alzada del Juzgado que negó la apelación o la oyó en un solo
efecto.”
Así mismo, se incluye una novedad jurisprudencial que refiere a la Ley del Estatuto de la
función Pública para aquellos casos en los cuales se trata la negación de la apelación
contra sentencias que determinen el recurso contencioso funcionarial de la siguiente
manera:
“Ahora bien, dada la especialidad de la materia funcionarial, es preciso aplicar las normas
atributivas de competencia establecidas en la Ley del Estatuto de la Función Pública, en
cuyo artículo 110 se establece que contra las decisiones dictadas por los jueces o juezas
superiores con competencia para conocer del recurso contencioso administrativo
funcionarial, podrá interponerse apelación en el término de cinco días de despacho
contados a partir de cuándo se consigne por escrito la decisión definitiva, para ante la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo.”
De conformidad con la norma transcrita, aquellas pretensiones procesales o reclamos
judiciales derivados de una relación de empleo público -sea ésta incoada contra la
Administración Pública nacional, estatal o municipal-, y que se diriman a través del
recurso contencioso administrativo funcionarial regulado en dicha Ley -querella
funcionarial- corresponde, en primera instancia, a los Juzgados Superiores en lo
Contencioso Administrativos Regionales, y en segunda instancia a la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo.
Con la entrada en vigencia de la nueva Ley del Tribunal Supremo de Justicia de la
República Bolivariana de Venezuela la jurisprudencia dicta:
“A diferencia de la regla general contenida en el Código de Procedimiento Civil, el
Legislador previó, ahora de manera obligatoria, la interposición del recurso de hecho ante
el mismo tribunal que dictó el fallo o auto recurrido, para lo cual la parte que interponga el
referido recurso deberá efectuar su exposición de forma oral que deberá ser recogida por
el Secretario del tribunal a través de “medios audiovisuales grabados”.”

PROCEDIMIENTO PARA INTERPONER EL RECURSO DE HECHO


El recurso se interpone directamente ante el tribunal superior respectivo a quien compete
decidir si es o no admisible la apelación. Es lógico que sea a esa misma superioridad a la
que deba ocurrirse cuando el sentenciador de quien se apele niegue el recurso o lo
acuerde en un solo efecto.
Por lo tanto, aquí la expresión "tribunal superior" no está empleada en el sentido que
tienen las expresiones tribunales superiores y juzgados superiores en el título IV de la Ley
Orgánica del Poder Judicial que organiza las atribuciones de los diversos tribunales de la
República; sino en el sentido de superior jerárquico, por el grado de jurisdicción que
ejerce en el sistema de las instancias.
Así, el tribunal superior respecto de un juzgado de departamento de la circunscripción
judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, lo será un juzgado de primera instancia en
lo civil y mercantil; y el superior de éste lo será un juzgado o corte superior en lo civil y
mercantil de la misma circunscripción. En otras palabras, tribunal superior quiere decir en
este caso, tribunal de alzada o tribunal que conocería de la apelación si ésta fuere
admisible.

 El recurso se propone contra el auto del juez a quo que niega la apelación o la
admite en un solo efecto que es la providencia que causa gravamen al apelante; de
modo que no es admisible contra los autos que nieguen la apelación interpuesta
contra actos que no constituyen decisiones judiciales, como ocurriría, si se apelase
de un acto de remate que no tiene tal carácter y se negase el recurso de hecho
contra la negativa de dicha apelación.
 Debe proponerse dentro del plazo de cinco días más el término de la distancia,
computado conforme a la regla del Artículo 197 C.P.C. y el término de la distancia,
según la regla del Artículo 205 eiusdem, a partir del día siguiente al de la fecha del
auto en que fue negada la apelación u oída en un solo efecto.
“El recurso de hecho debe interponerse dentro de los cinco (5) días de despacho
siguientes a la negativa del tribunal de la causa, más el término de la distancia.”
Este lapso es perentorio y preclusivo, de modo que el recurso interpuesto una vez vencido
el mismo, es extemporáneo y no surte efecto.
Asimismo, debe decidirse en el término de cinco días contados desde la fecha en que
haya sido introducido, o desde la fecha en que se acompañen las copias de las actas
conducentes, si el recurso hubiese sido introducido sin estas copias.
Con el recurso debe acompañarse copia de las actas del expediente que la recurrente
crea conducentes y de aquellas que indique el juez de quien se apele (Art. 305 C.P.C.);
pero el tribunal superior debe darlo por introducido aunque no se acompañen con el
escrito las indicadas copias de las actas conducentes (Artículo 306 C.P.C.).
La expedición de las copias solicitadas, es un deber imperativo del juez de la causa y la
negativa de las mismas, o él retardo injustificado en su expedición, son causa de una
multa que debe imponer el tribunal de alzada al juez negligente, la cual no será menor de
quinientos bolívares ni mayor de dos mil; todo sin perjuicio del derecho de queja de la
parte perjudicada por la negativa o por el retardo (Art. 308 C.P.C.).
Es difícil precisar, en general, cuáles son las actas conducentes cuyas copias deben ser
anexadas al recurso, pero es evidente que no deben faltar: la copia de la sentencia
apelada; de la diligencia de apelación y la copia del auto que niega la apelación o la oye
en un solo efecto, y cualquiera otra parte recurrente, la contraparte o el tribunal indiquen
como conducente para el recurso, de todas las cuales aparecerá la naturaleza del fallo
apelado; las razones del tribunal para negar la apelación o admitirla en un solo efecto; la
fecha del auto respectivo u otros elementos que permitan al superior decidir no solamente
sobre el fundamento del recurso, sino también sobre su admisibilidad misma, su
extemporaneidad o caducidad.
Las expresadas copias excluyen, en nuestro sistema, el pedido de informes del superior al
inferior, previsto en otras legislaciones. Que puede asumir la forma del "pedido de
informes con autos", que obliga al inferior a remitir el expediente, con la consiguiente
paralización del asunto y suspensión de la ejecución del auto recurrido.
Es evidente que sin la presentación de las copias, no puede el superior dictar decisión
sobre el recurso; y se ha planteado en la práctica del foro la cuestión del tiempo necesario
para la caducidad o perención del mismo. y mientras una jurisprudencia de la antigua
Corte Federal y de Casación sostenía que no podía darse por perecido el recurso sino
hasta después de transcurrido el término ordinario de la perención 10, en cambio,
decisiones más recientes han establecido para el recurso de hecho ante casación,
previsto en el Art. 427 C.P.C. de 1916 (ahora Art. 316 del nuevo código) que él debe ser
decidido dentro de los cinco días siguientes a la fecha de recibo de las copias, pero que
este término no puede ser indefinido, por lo cual, introducido el recurso sin las copias, si
éstas no son producidas dentro de los cinco días fijados en el primer aparte del Art. 316
C.P.C., más el término de distancia previsto en el Art. 305 C.P.C., no le queda otra cosa al
alto tribunal, sino decidir" el recurso, para cumplir así con lo ordenado en el citado aparte
segundo del Art. 316.
Aceptar que las copias puedan presentarse en un tiempo mayor, dice la Corte, por lo
menos durante los años fijados para la perención y no en el término arriba señalado y
que, por tanto, hasta que eso ocurra debe la Corte demorar su decisión, sería contrariar
los principios que se dejan sustentad y que encontraron con consagración en los artículos
citados. Decisión que será, necesariamente, la de declarar que no hay materia sobre qué
decidir, toda vez que no se acompañaron las copias que constituían los elementos de
juicio para ese pronunciamiento.
La falta de presentación de las copias al tribunal superior, impide pues a éste conocer del
recurso y provoca en muchos casos la caducidad del mismo.
Tal ocurre, cuando la falta de presentación de las copias se prolonga a tal punto que el
recurso se encuentre en suspenso al momento de dictarse la sentencia definitiva sobre el
fondo de la controversia que ha pasado al conocimiento del superior, pues en este caso,
no es permitido al tribunal conocer del recurso de hecho en la sentencia definitiva.
Lo mismo ocurriría, cuando siendo la sentencia apelada interlocutoria, se hubiere dictado
después la definitiva y ésta se hubiere ejecutoriado por no haber sido apelada. En este
caso, el juicio ha terminado en lo principal y lógicamente también en lo accesorio.
Pero en la misma hipótesis, si la definitiva fuere apelada, el superior conocerá de ella sin
atender al recurso de hecho, que indudablemente habrá caducado por no tener ya el
objeto.
Como se ve, dice Marcano Rodríguez, en ambas hipótesis caducas el recurso por la
naturaleza de las circunstancias y la presentación de las copias carecerá en absoluto de
oportunidad y de finalidad práctica.

EFECTOS DEL RECURSO DE HECHO.


Estando circunscrita en el Art. 305 C.P.C. la materia del recurso de hecho a estas dos
cuestiones: negativa de la apelación, o su admisión en un solo efecto, la resolución del
mismo por el juez de alzada tiene estos efectos naturales: ordenar que se oiga la
apelación denegada por el juez a quo, o disponer que oiga en ambos efectos, cuando la
ha oído en el solo efecto devolutivo.
Esto supone, naturalmente, que el superior ha examinado el asunto y considerado el
mérito del recurso a la luz de las pruebas que resultan de las copias presentadas con el
recurso, y que lo ha encontrado fundado.
Pero si lo encuentra infundado y lo declara sin lugar, el efecto consiste, simplemente, en
que el auto del juez a quo queda ejecutoriado.
El juez de alzada infringiría el Art. 305 C.P.C. cuando habiendo negado la apelación el
juez inferior, resulta comprobado con las copias certificadas aportadas al expediente del
recurso de hecho, que la apelación debe ser oída porque la decisión apelada lo merece y,
sin embargo, declara sin lugar el recurso de hecho; o cuando a la inversa, aparece
demostrado en unas que la apelación no debe ser oída por impedirlo la naturaleza de la
decisión apelada y, no obstante, declara con lugar el recurso de hecho anunciado.
Es necesario distinguir bien los efectos propios del recurso de hecho, de otros efectos
consecuenciales que se producen una vez decidido el recurso, pero que no son efectos
propios de éste. Así, la ejecutoria de la sentencia apelada, que se produce cuando se
declara sin lugar el recurso contra el auto denegatorio de la apelación, es un efecto de la
sentencia que ha quedado sin apelación, pero no un efecto del recurso de hecho; del
mismo modo.
La revisión en alzada de la sentencia apelada y su ejecución por el juez a quo, que se
produce cuando el recurso de hecho por haberse admitido la apelación en un solo efecto,
es declarado sin lugar, es un efecto de la apelación oída en el solo efecto devolutivo, pero
no u efecto del recurso de hecho; y, finalmente, la rescisión en alzada de la sentencia
apelada y la suspensión de su ejecución, cuando el recurso de hecho por apelación oída
en el solo efecto devolutivo, es declarado con lugar, es un efecto de la apelación oída
libremente, pero no un efecto del recurso de hecho.
En resumen, se tiene que los efectos del recurso de hecho, no son otros sino la
revocación o la confirmación del auto del juez a qua sobre la apelación.
Para concluir, debemos observar que, como el recurso de hecho no suspende el curso del
procedimiento. Y el juez a quo puede dictar providencias, pues sólo pierde la jurisdicción
sobre el asunto en el momento en que oye la apelación (Art. 293 C.P.C.), la ley establece
que si por no haberse admitido la apelación, o por haberla admitido en un solo efecto, el
juez de la causa hubiere dictado providencias, éstas quedarán sin efecto si el juez de
alzada ordenare que se oiga la apelación libremente (Art. 309 C.P.C.). Como se observa
de esta disposición, la ineficacia o nulidad de las providencias sólo alcanza a las dictadas
después de negada u oída la apelación en un solo efecto; nada dice el legislador acerca
de las providencias dictadas antes de esa determinación cuando no ha devuelto al
superior su competencia de conocer. Pero la jurisprudencia estima que no está facultado
el juez para extender los efectos del recurso más allá del texto expreso de la ley, y que las
posibles o providencias comprendidas en el lapso que va desde la sentencia hasta la
admisión del recurso del recurso, sería materia apelable y su validez o ineficacia
dependerán de los que resuelva el superior, no como efectos propios o consecuencias del
simple hecho de haberse estampado diligencias de apelación.

4. REVISION CONSTITUCIONAL.
Potestad de revisión de sentencias por parte de la Sala Constitucional.
De conformidad con el articulo 336 numeral 10 de la Constitución, la Sala tiene la facultad
de revisar las decisiones definitivamente firmes dictadas por los Tribunales de la
República, en materia de amparo constitucional o cuando hayan ejercido el control difuso
de la constitucionalidad de las leyes, con el objeto de garantizar la uniformidad de la
interpretación de la normas y principios constitucionales, la eficacia del texto fundamental
y la seguridad jurídica. Sin embargo, la propia Sala, sin fundamento jurídico alguno, ha
hecho extensiva dicha potestad a toda clase de sentencia definitiva, incluso aquellas
dictadas por las otras Salas que conforman el Tribunal Supremo de Justicia. Ejemplo: “La
revisión constitucional de una sentencia debe ser en los términos y límites de la
Constitución”.
 CONCLUSION:

El Régimen Jurídico de la Función Pública en Venezuela se encuentra contenido en la


nueva Ley del Estatuto de la Función Pública publicado en la Gaceta Oficial N° 37.482 de
fecha 11 de julio de 2002. Esta Ley, además de regular el régimen de administración de
personal y determinar los derechos y deberes de los funcionarios públicos, consagra en
su título VIII todo un proceso dirigido a controlar en vía judicial el acto, actuación, hecho u
omisión de la Administración en ejercicio de la función pública que sea contrario a
derecho y afecte en forma negativa la esfera jurídico subjetiva del funcionario.
La existencia de recursos usables, viables y posibles para una correcta distribución de
justicia en nuestra legislación es sin duda alguna un gran logro para la concreción de un
estado de derecho y justicia tal y como lo vimos en los temas aquí tratados.

 BIBLIOGRAFIA:

 ACCESO A LA JUSTICIA; Sentencia de la Sala Constitucional N° 93 del 6-02-


2001 donde se establecen los requisitos para interponer el recurso de revisión y
las sentencias que pueden ser objeto del mismo
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/febrero/93-060201-00-1529%20.HTML

 RIVERA, Rodrigo. Los Recursos Procesales. Editorial Jurídica Venezolana.


 BREWER-CARIAS, Allan R. Procesos y Procedimientos Constitucionales y
Contencioso Administrativos. Editorial Jurídica Venezolana.

 MOYA MILLAN, Edgar José. Derecho Contencioso Administrativo. Editorial


Mobilibros. 2004.

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