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Capítulo 5

Crear una cultura de la donación

El capítulo comienza contándonos la historia de Chris Ellinger, un hombre que vivía una vida
modesta y que tras recibir una cuantiosa herencia creó junto con otros filántropos la “Liga
del 50%”. Esta sociedad tiene el requisito de haber donado al menos la mitad de la riqueza o
la mitad de los beneficios de los últimos tres años. Este ejemplo sirve como conductor para
pensar en qué se puede hacer para fomentar una cultura de la donación y haciendo que
muchas de las personas que puedan donar más, lo hagan.

Darlo a conocer
A través de un experimento de los psicólogos Shang y Corson en una radio pública, sabemos
que las personas donan más cuando saben que otras han donado anteriormente. En el
experimento, los que sabían que un oyente anterior había donado mucho, donaban más
cantidad, y estos resultados también se confirmaban un año después.
Se hace una referencia a la hora de dar limosna sobre Jesús, que decía que debía de ser
completamente anónimo para que el donante no lo haga por obtener reconocimiento, y
también para evitar que el que recibe la donación no se sienta mal por ello. Esto también
era defendido por Maimónides, decía que la limosna tiene más valor cuando es anónima.
Sin embargo, hacer las donaciones de forma pública (a pesar de que muchos lo hagan para
que un sitio lleve su nombre) anima a los demás a hacer donaciones, por lo que al final es
positivo. Esto es usado por la Liga del 50% que publican las donaciones que hacen.

Ponerles rostro a los necesitados


Como ya habíamos visto en anteriores capítulos, tener una cara reconocible a la persona
que vamos a ayudar incita a la donación. Esto es lo que hizo Foster Parents Plan, que
comprometía a sus donantes apadrinando niños a los que podían ayudar directamente
donando dineros para “su” niño en concreto y comunicarse con él. Lo malo es que esto
acarrea problemas, como desigualdades entre niños, o que eso no ayuda a reducir la
pobreza, ya que lo necesario es que haya agua potable o que las familias subsistan por sí
solas. Por este motivo la asociación cambió su nombre a Plan Internacional, donde los
donativos de los padrinos se unían para ayudar a comunidades completas, aunque no
abandonaron los proyectos de padrinos por completo.

El tipo de estímulo adecuado


En este apartado se muestra la diferencia y la importancia de tener que unirse a una
donación y tener que excluirse de ella. Comienza poniendo como ejemplo la tasa de
donación de órganos entre países similares: en Alemania el 12% de las personas que sufren
muerte cerebral dona sus órganos, mientras que en Austria lo hace el 99,98% de la
población. Esto se debe a que en Alemania hay que inscribirse expresamente para que se
lleve a cabo esta práctica y en Austria hay que excluirse expresamente ya que todo el
mundo nace en la lista de donantes de órganos. Eso pasa con las donaciones de órganos,
con los planes de pensiones, y con lo que interesa en el capítulo: con las donaciones.
Hay empresas o compañías que exigen a sus altos cargos, como Bear Streams que obligaba a
donar al menos un 4% del salario. Muchas otras empresas fomentan la filantropía de
diferentes formas: Whole Foods Market dona el 5% de sus beneficios y da horas a sus
empleados para hacer servicios a la comunidad, Google creó Google.org para donar un 1%
de sus beneficios y concede horas para trabajar en este proyecto a sus empleados.
Si todo lugar de trabajo con muchos empleados aplicara la técnica de contribuir a menos
que se exprese lo contrario, o se aplicara cualquiera de estas técnicas, ayudaría
considerablemente a la reducción de la pobreza.

Poner en duda la norma del interés personal


La norma del interés personal nos dice que todos actuamos movidos por cuestiones
egoístas. Eso lo vemos reflejado cuando nos encontramos a nosotros mismos buscando
motivos por los que la gente dona, muchas veces no concebimos que las personas crean que
es lo correcto, lo que se debe hacer y lo hagan sin ningún interés personal. Por otro lado,
incluso nosotros mismos nos excusamos al decir que hay alguna razón por la que
contribuimos en algo y no porque simplemente queremos ayudar. También asumimos que
las personas van a tomar decisiones o actuar conforme a lo que les interesa o beneficia, y lo
único que no nos planteamos es que no haya ningún motivo por el cual practicar la
filantropía.

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