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europea
Convencido de la pasividad de las democracias occidentales –con la política de
apaciguamiento- Hitler ordenó la invasión de Polonia el 1° de septiembre de 1939. No
obstante, dos días después, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a la Alemania
Nazi.
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Hasta este momento las ofensivas alemanas habían sido rápidas, localizadas y de
profundidad, lo que les había permitido obtener triunfos, ya que sus líneas de
abastecimiento funcionaban bien en la comunicada y pequeña Europa continental, su
fuerza aérea y artillería mecanizada funcionaban bien contra otros países industriales que
no habían modernizado sus fuerzas armadas y seguían pensando en estrategias que
habían dejado de funcionar, como la guerra de trincheras y sus movimientos militares se
habían realizado en espacio de meses, incluso con cese de hostilidades en época invernal;
sin embargo, al involucrarse en el Mediterráneo deberían enfrentar a la marina británica,
desde Egipto hasta España, sin contar con una adecuada marina de superficie y, como en
la Gran Guerra, dependerían de la fuerza de submarinos, ya que al iniciarse las
hostilidades retaron a los británicos con dos modernos acorazados, uno en el Atlántico
Sur [Graf Spee], que fue hundido frente a las costas del Uruguay y otro en el Atlántico
Norte (Bismarck), que corrió la misma suerte frente a Francia.
El ejército fascista italiano, que había sido incapaz de ocupar los Balcanes, incluso con la
entrada en la guerra de Hungría, Rumania y Bulgaria en el bando nazi-fascista, decidió
emprender otra aventura; había reclutado unos 200 mil soldados en Etiopía y la Somalia
italiana, por lo que lanzó, en agosto de 1940, una operación de conquista de la Somalia
francesa y británica.
En respuesta Gran Bretaña reunió unos 75 mil soldados en Kenia y 28 mil en Sudán y
atacó desde el noroeste y el sur de Etiopía, logrando derrotar a los ejércitos fascistas en
abril de 1941. A pesar de que la campaña contra la URSS estaba en sus preparativos
finales, la locura y megalomanía de Hitler era completa, sin permitirle reflexionar sobre la
inviabilidad de las acciones a que conducía al pueblo alemán; así, cuando no había
acabado la guerra en Etiopía, impulsó un golpe de Estado en Irak, que obligó a los
británicos a enviar fuerzas para restablecer el gobierno colonial; una vez que se restauró
el dominio británico, ese ejército se dirigió a Siria y a Palestina, para expulsar a los
franceses pro nazis seguidores del gobierno títere francés de Vichy, que se encontraban
allí; en los combates, se enfrentaron franceses de la Francia Libre (aquellos que se habían
trasladado a Inglaterra para luchar contra los nazi-fascistas) y de la Francia de Vichy (pro
nazistas) lucharon entre sí, finalmente los franco-británicos dominaron Medio Oriente
para el 14 de julio de 1941.
Estas derrotas no desanimaron a Mussolini, que empezó a preparar una campaña contra
la colonia británica de Egipto, por el control del Canal de Suez. Así, el ejército italiano
partió de sus posesiones en Libia, atacó a las tropas británicas y de la Comunidad
Británica en Egipto, siendo derrotado; nuevamente Alemania acudió en su auxilio, con un
ejército expedicionario, el Cuerpo Africano [Afrika Korps] del general Erwin Rommel que
libró importantes batallas en el desierto del Norte de África.
Francia Japón
URSS Hungría
China Finlandia
Bélgica Croacia
Holanda Rumania
Bulgaria
Países enfrentados en 1942
Mientras tanto, Hitler ordenó el ejército oriental de los nazis, tomar a toda costa a
Stalingrado. Fue una de las batallas más duras y decisivas de la guerra: entre noviembre
de 1942 y el 2 de febrero de 1943, los soviéticos iniciaron un contraataque, rodearon a los
alemanes y cortaron sus suministros en un ambiente invernal durísimo.
A partir de entonces el ejército rojo inició el avance hacia Berlín y abrieron así, con
muchos sacrificios, el camino para las potencias occidentales. Los aliados cruzaron el
Mediterráneo para invadir a Italia en septiembre de 1943. El rey de Italia, expulsó a
Mussolini de su cargo, lo mandó arrestar y ordenó la formación de un nuevo gobierno.
Poco después los alemanes liberaron a Mussolini y alzaron una defensa tenaz en la región
montañesa de Roma. Hasta el 4 de junio de 1944, en que la capital cayera en manos de
los aliados.
Desde Gran Bretaña se abrió un segundo frente occidental. El 6 de junio de 1944 -“Día D”
(el día decisivo)- las fuerzas aliadas, bajo el mando del general Dwight Eisenhower,
desembarcaron en las playas de Normandía, lo que se conoce como la invasión naval más
grande de la historia.
Desembarco de tropas norteamericanas en Normandía, 1944
En apenas 6 meses los Estados Unidos pudo detener las conquistas niponas en el Pacífico.
En las batallas del mar del Coral (4-8 de mayo de 1942), Midway (4-6 de junio) y
Guadalcanal (agosto) los norteamericanos vencieron. Fundamental para triunfar en las
batallas navales de 1942-1944 fueron los portaviones, un aeropuerto flotante que
trasladaba las bombas y torpedos a cientos de kilómetros de distancia. Al enfrentar los
japoneses a estos buques, perderían todos sus respectivos portaviones y su capacidad
bélica naval, por lo que la nueva estrategia norteamericana consistiría ahora en lanzar
desembarcos sobre los territorios insulares que habían invadido los nipones en el
Pacífico, iniciando el ataque en las islas de Guadalcanal y Tarawa, para liberar la presión
japonesa sobre Nueva Zelanda y Australia, e ir avanzando hacia las Islas Gilbert, Marianas,
Salomón y Filipinas, paulatinamente, hasta iniciar la ocupación del archipiélago nipón
mismo en Okinawa e Iwo Jima.
A finales de 1944 se habían reconquistado las Filipinas, al tiempo que los británicos
habían recuperado grandes partes de Asia del Sur y otras tropas aliadas avanzaron a
través de China. Éstos habían previsto invadir a Japón a finales de 1945. El almirante
japonés K. Suzuki -que había sustituido a Tojo como jefe del Gobierno- aprovechó esa
situación para solicitar la mediación soviética con vistas a una capitulación honrosa. Sin
embargo, los representantes de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña
respondieron desde Potsdam con un ultimátum que exigía al Japón la rendición sin
condiciones.
Tokio rechazó el ultimátum; ante ello el presidente Truman decidió recurrir a la bomba
atómica fabricada por los Estados Unidos y experimentada el 16 de julio de 1945. Esta
decisión, motivada preferentemente por razones estratégicas, implicaba una intención
política más sutil: la bomba atómica no sólo doblegaría la resistencia japonesa,
permitiendo a los norteamericanos ahorrar hombres y medios, sino que también serviría
para hacer más precavido a Stalin en sus pretensiones. A pesar de que no había
unanimidad de criterios acerca del empleo de la bomba atómica en el estado mayor
estadounidense, el 6 de agosto se lanzó la primera sobre Hiroshima, que quedó arrasada.
Dos días después la URSS declaró la guerra al Japón y el Ejército Rojo penetró en
Manchuria y en Corea. El 9 de agosto fue arrojada otra bomba atómica sobre Nagasaki y
al día siguiente Tokio comunicó sus propósitos de rendición que se firmó oficialmente el 2
de septiembre de 1945. La bomba atómica destruyó por completo unos 13 km cuadrados
de la ciudad de Hiroshima
Portada de un cómic de Batman. Atacando a Hitler, Mussolini y Tojo
Portada de un cómic de Capitán América. Atacando a Hitler
La explosión mató entre 70 y 100 mil personas y varios millares murieron a consecuencia
de las lesiones y la radioactividad. La bomba arrojada sobre Nagasaki tuvo efectos
similares.
Maqueta de la bomba Little Boy que cayó sobre Hiroshima
Sin embargo, la nueva guerra naval se pelearía con portaviones, un aeropuerto flotante
que trasladaba las bombas y torpedos a cientos de kilómetros de distancia; para su
desgracia, o gracias a los sistemas de espionaje de EUA, los barcos norteamericanos
habían salido de maniobras y no fueron afectados por el ataque; meses después, en las
batallas navales del Mar de Coral (4-8 de mayo de 1942) y Midway (4-7 de junio de 1942),
al enfrentar los japoneses a estos buques, perderían todos sus respectivos portaviones y
su capacidad bélica naval, por lo que la nueva estrategia norteamericana consistiría ahora
en lanzar desembarcos sobre los territorios insulares que habían invadido los nipones en
el Pacífico, iniciando el ataque en las islas de Guadalcanal y Tarawa, para liberar la presión
japonesa sobre Nueva Zelanda y Australia, e ir avanzando hacia las Islas Gilbert, Marianas,
Salomón y Filipinas, paulatinamente, hasta iniciar la ocupación del archipiélago nipón
mismo en Okinawa e Iwo Jima.