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Epistemología para investigadores sociales 79

Daniel Oviedo Sotelo

Capítulo 5
Origen del conocimiento humano
Una vez admitida la posibilidad del conocimiento
humano (es decir, si aceptamos que uno o más sujetos pueden
conocer a uno o más objetos), surge un segundo problema: el
de su origen. Entonces, nos preguntamos: ¿cuál es la fuente u
origen del conocimiento humano?, ¿el conocimiento proviene
de los sentidos, de la experiencia, de la razón o de una
combinación de estos? Estudiemos las principales teorías al
respecto.

5.1. Empirismo
(Del griego έμπειρία / empeiría: experiencia)

Es una corriente filosófica que destaca a la experiencia


o a la sensación como fuente del conocimiento. Por lo mismo,
afirma la no-existencia de las ideas innatas (es decir,
preexistentes o no aprendidas). Los empiristas toman dos frases
de Aristóteles y las llevan a sus extremos, la expresión de que
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«nada hay en el intelecto que antes no haya pasado por los


sentidos», y la concepción de la mente humana como una
tabula rasa (tabla lisa, sin rayar), figura que significa que al
nacer nuestra mente es como un papel en blanco o tabla sin
rayar, en la cual la experiencia va escribiendo los
conocimientos a través del tiempo.

John Locke está considerado el más grande empirista,


un filósofo inglés que creía que existen dos tipos de
experiencia, la externa o de sensación y la interna o de la
reflexión. La principal fuente de nuestro conocimiento son las
sensaciones, las cuales transmiten al pensamiento las ideas
simples, también conocidos como «átomos de la percepción»
porque constituyen la materia prima que utiliza la mente para
formar nuevas ideas ―llamadas complejas―, mediante la
repetición, comparación y combinación en una variedad casi (o
incluso) infinita. Por ejemplo, podríamos decir que si
combinamos la idea sencilla de uno consigo misma por tres
veces, obtenemos la idea de tres; de manera similar, tras
combinar la idea de novela con la idea de historia real, Truman
Capote creó el género de novela no ficcional.

Otros representantes fueron el escocés David Hume, el


irlandés George Berkeley y el considerado padre del
empirismo, Francis Bacon (inglés). Este último es el precursor,
mismo quien proclamó a la inducción como único método
válido de la ciencia.
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Una filosofía que constituiría una especie de empirismo


extremo es la del sensismo o sensualismo, la cual sentencia
como válidos solamente los datos provenientes de nuestros
sentidos, no siendo necesaria ninguna otra fuente, principio o
fundamento.

El ideal o modelo de ciencia para los empiristas lo


constituyen las ciencias naturales, por ser aquellas las que más
se basan en la experiencia o experimentación.

En general, se critica al empirismo por el hecho de que


es indudable que nuestro conocimiento suele comenzar con la
experiencia, pero no puede reducirse solo a ella, sino que
necesitamos de otras cosas, fuentes o principios para llegar a
saber o conocer el mundo y la realidad.

5.2. Racionalismo
(Del latín ratio: razón, entendimiento)

Es una corriente filosófica con raíces en la antigüedad,


pero con mucho auge en la Edad Moderna. Postula que la
razón es la fuente principal de conocimiento, la cual es superior
a la sola experiencia.

Entre otras cosas, el racionalismo, admite la existencia


de las «ideas innatas» y exalta como ideal o modelo de ciencia
a las matemáticas.
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Por todo lo expuesto, esta corriente es considerada la


opuesta al empirismo. Su mérito principal consiste en haber
dado un lugar preeminente a la razón humana.

El racionalismo fue fundado en forma definitiva por el


René Descartes (considerado padre de la filosofía moderna), un
francés matemático, mecanicista y racionalista, quien creó el
llamado método cartesiano para llegar a la verdad. Este método
científico o filosófico consta de cuatro pasos (Discurso del
Método, 2.° parte):

 Claridad y distinción: no admitir cosa alguna como


verdadera si no se la había conocido evidentemente
como tal.

 Análisis: que dividiese cada una de las dificultades a


examinar en tantas parcelas como fuera posible y
necesario para resolverlas más fácilmente.

 Ordenar: conducir por orden mis reflexiones


comenzando por los objetos más simples y más
fácilmente cognoscibles, para ascender poco a poco,
gradualmente, hasta el conocimiento de los más
complejos.

 Revisar: realizar recuentos tan completos y


revisiones tan amplias que pudiese estar seguro de no
omitir nada.
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Otros racionalistas notables fueron Anne Conway


(inglesa), el panteísta Baruch Spinoza (holandés), Nicolas
Malebranche (francés) y el filósofo y matemático Gottfried
Leibniz (alemán), todos ellos europeos. Sobre la primera
(Conway), sabemos que influyó notablemente en Leibniz, a
pesar de su origen inglés, pues la mayoría de los racionalistas
eran europeos continentales; su libro Principios de la Más
Antigua y Moderna Filosofía fue publicado en 1690 de manera
póstuma y plantea que el mundo fue creado a partir de una
única substancia.

5.3. Intelectualismo
(Del latín intelligere, intus legere: leer en el interior):

Es la postura gnoseológica que propone una solución


intermedia entre el racionalismo y el empirismo; puesto que
acepta la necesidad de la razón y de la experiencia en la
formación del conocimiento. Para el intelectualismo el
predominio es del entendimiento, ni la razón sola ni las
experiencias solas pueden llegar a la verdad.

Los sentidos nos permiten obtener imágenes perceptivas


(intelecto pasivo), pero estas deben ser procesadas para que
podamos acceder a las esencias de las cosas (intelecto activo).
Así, Aristóteles des-idealiza el mundo platónico, y coloca a las
ideas dentro de las cosas concretas.
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La frase aristotélica «Nada hay en el intelecto que antes


no haya pasado por los sentidos» es la más fundamental de esta
escuela y nos explica que tanto los sentidos como el intelecto
son necesarios para la producción del conocimiento.

Tomás de Aquino (un gran sabio, declarado doctor de la


Iglesia y santo católico) es el otro filósofo importante de esta
corriente, para quien el proceso de conocimiento es posible
gracias a nuestra composición de cuerpo y alma, ya que el
primero aporta los sentidos, a los que se suma la capacidad de
abstracción del alma. El intelecto, prima sobre la voluntad y
sobre los sentidos.

5.4. Apriorismo
(Del latín a priori: «lo que viene antes de»,
«antes de comenzar»)

Recibe este nombre la propuesta de Immanuel Kant,


quien quiso tender un puente o conciliar el problema suscitado
entre racionalismo y empirismo. Afirmó que el conocimiento es
una síntesis entre los datos provenientes de la experiencia
(como material) y la estructura de la razón (como forma o
modelación). Es decir, el conocimiento se forma a partir de la
unión de lo «puesto» (las capacidades propias de la razón
humana) con lo «dado» (las experiencias personales).
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La razón, se halla en la parte final del proceso del


conocimiento mismo, pero no puede ir más allá de los límites
de la experiencia humana.

El sujeto no es un ente pasivo o meramente receptivo en


el acto de conocer, sino que también es activo, genera el
conocimiento, no se dedica solo a recibir pasivamente lo que la
experiencia le da. Entonces, debido a que tradicionalmente se
decía que lo determinante en el acto de conocer es el objeto,
Kant afirmó que su pensamiento produjo un «giro copernicano»
en la filosofía, al sentenciar que lo determinante en el acto del
conocimiento no es ya el objeto, sino más bien el sujeto que
conoce. También dijo que «los conceptos sin las intuiciones son
vacíos, las intuiciones sin los conceptos son ciegas».

Kant reconoció, en forma similar mas no igual al


intelectualismo, el papel de la razón y de la experiencia en el
conocimiento, pues rechazó que los «conceptos» deriven de la
experiencia. «Nuestro conocimiento presenta [...] elementos a
priori [...] No son contenidos, sino formas del conocimiento
[que] reciben su contenido de la experiencia» (Hessen, 1960: p.
64). Esto, es como decir que nuestras capacidades racionales
son recipientes que van dando forma a los contenidos vertidos
por la experiencia; los sentidos captan imágenes desordenadas,
un caos de sensaciones, el que luego es ordenado en nuestra
mente gracias a las capacidades con las que contamos de
manera innata, las facultades de nuestro entendimiento.
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Terminología kantiana
La expresión a priori es utilizada con frecuencia por
Kant, la misma en latín significa: «previo a»; es decir, lo
que es anterior o más bien independiente a la
experiencia. Lo contrario es lo a posteriori, es decir
aquello que depende de la experiencia.
Así, por ejemplo, sentenciar «la escuela es una
institución educativa», es un conocimiento a priori, pues
no necesitamos de ninguna experiencia para saberlo,
de hecho en la def inición misma de escuela está
contenida la idea de institución educativa; mientras
que decir que «la Constitución Nacional ha sido
reiteradamente violada» refleja un conocimiento a
posteriori porque primero debemos comprobarlo con la
experiencia para afirmarlo.

Capacidad: Reflexiona acerca de la importancia de las teorías del


origen del conocimiento en el desarrollo de la cultura humana.

Capítulo 5: origen del Conocimiento

Fuente:
EPISTEMOLOGÍA para investigadores sociales
1.ª edición, Lambaré: agosto de 2019
© Daniel Oviedo Sotelo
Correo-e.: oviedosotelo@gmail.com
ISBN: 987-99967-0-826-8

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