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Materia:
Tópicos selectos de ingeniería
Horario:
6:00PM- 7:00 PM
Alumno(a).
Empatía; comprender al otro; apoyar ideas distintas a las nuestras; interesarse por las
ideas de los demás y desarrollarlas.
Al no estar involucrados con la planificación del o los objetivos, las personas que
trabajan en grupo y no en equipo se centran primordialmente en sí mismos. En su
productividad para la realización de la tarea que les ha sido asignada. No se
comprende el rol que cumple cada uno en el desarrollo del objetivo final.
Suele ocurrir que, si las metas personales son incompatibles con las del equipo
organizacional, se reduce la cooperación, ocultando información y disminuyendo la
participación.
En cambio, cuando se logra trabajar en equipo, la unión de intereses y metas crea una
cohesión o grado de atracción hacia el equipo que disminuye los conflictos, y si surgen,
se tratan de manera positiva, con una buena comunicación y con la oportunidad de que
cada miembro del equipo participe en las decisiones a tomar.
Contar con personas que se organizan para el logro de uno o varios objetivos en
común, siendo factor clave en esta unión que los intereses y metas personales sean
compatibles con los objetivos del equipo y, por ende, de la organización.
Que nuestros trabajadores adquieran las habilidades necesarias que les ayuden a
superar dificultades, organizar y mantener en marcha iniciativas tanto propias como
colectivas, saber manejar y conseguir recursos, conocer las ventajas de trabajar en
equipo, tener sentido de responsabilidad personal, colectiva y social, obtener los
mejores resultados, independientemente de la actitud de cada uno de ellos, dependerá
de la motivación que les demos para crear un espíritu de equipo en su vida familiar y
laboral.
Buscar armonizar y encauzar los desacuerdos del equipo, buscando congeniar las
diferencias.
Pareciera ser que «hacer carrera» y querer quedarse por un buen tiempo en una
empresa huele cada vez más a aspiración con olor a naftalina de baby-boomer viejo,
conformista y un poco barrigón… aquel perezoso al que todos los libros de superación
personal acusan de sentarse en la «Zona de Confort» con cerveza y control remoto en
cada mano.
Querer ser parte de una organización por un largo tiempo es una emoción que
está golpeada en sus dos pilares: las empresas marcan ritmos rápidos de entrada-
salida y muchas personas (no todas, claro) no echan raíces, ya sea porque no les dan
tiempo a hacerlo o porque directamente ya no les interesa hacerlo.
¿De dónde nace esta cultura del vértigo?, ¿las personas entran a una empresa con la
idea de irse apenas puedan o las empresa las toman con la idea de renovarlas
rápidamente? Respuesta salomónica: ambas. Respuesta productiva: vamos a analizar
qué puede hacer la comunicación interna para ayudar a las empresas y a las personas
a conducirse con éxito bajo estas condiciones reloaded by «Meteoro».
Siempre digo que la comunicación más fuerte es la que se realiza a través de las
acciones. Por ejemplo, brindar capacitación al personal es una forma de decirle:
«quiero darte herramientas porque quiero que las utilices en esta empresa».
Pero cuando el management tiene miedo a la rotación de personal, le parece
improductivo invertir en brindarle conocimiento a gente que tal vez hoy esté aquí y
mañana en la vereda de enfrente. Y como ya te darás cuenta entramos en el círculo
vicioso de buscar víctimas y culpables, o de ver ver qué es causa y qué efecto. No
capacito porque se van… me voy porque no me capacitan… y así nos vamos todos.
Hoy se trabaja “de algo”, pero mañana se debe tener cintura y capacidad de adaptación
para trabajar de otra cosa. De hecho, hoy cuando alguien cuenta orgullosamente que
«hace 30 años trabaja en la misma empresa», se lo mira con cara de «pobrecito, nunca
se animó a buscar nada mejor este infeliz».
El trabajo nos reta, tanto al practicarlo como al intentar pensarlo. El hombre deja de ser
un trabajador en sociedad para convertirse, como describen muchos gurúes del tema,
en una “Empresa Unipersonal”, un “YO Sociedad Anónima”, un «Knowmad», un «Start-
Up You», un «Me-Sphere», un «Flux». Y aquí tenemos un gran problema para los que
gestionamos comunicación interna porque la comunicación es social, relacional y
vincular. Es decir, es todo lo contrario a lo que se pregona, vive y siente. ¿Esta realidad
es buena o mala? No me interesa hace un juicio de valor sino tratar de interpretar la
dificultad que tenemos por delante y por los costados. Ya con eso tenemos bastante.
Esta nueva realidad tiene tanto de bautismo como de entierro. Podemos hablar de un
hombre flexible, resiliente, antifrágil, pero también de uno que tal vez ya no tiene tiempo
ni interés para conocer al otro, socializar, formar una memoria colectiva, aprender,
compartir códigos, integrarse, adaptarse y comunicarse. Un hombre cuya acción está
tensada por la velocidad y la desterritorialización de sus mundos simbólicos, una
tensión que deja en la periferia del tejido social-central y lo convierte en alguien que no
camina sino que circula, que no se comunica sino que se conecta, que no tiene amigos
sino contactos (estoy exagerando para mostrar la polarización).
¿Podemos aún pensar la comunicación interna desde una dimensión más cercan o
estamos limitados a trabajar con fragmentos de sujetos móviles, diversos,
esporádicos? ¿Cómo recuperar una perspectiva global de la comunicación en la
empresa cuando lo que está en juego es una nueva sensibilidad? Basta tener el oído
atento para anotar qué palabras ganan terreno (flujos, conexiones, redes) y cuáles
pierden valor (encuentro, comprensión, escucha).
No quiero dar respuestas cerradas, quiero abrir preguntas. Y lo que me pregunto es:
¿el cara a cara siempre es mejor que lo mediático? ¿Comunicarse a traves de una Red
Social Interna es peor que hacerlo mirándonos a los ojos? ¿Dos empleados que hace
30 años están en la misma empresa se van a comunicar mejor que dos que están hace
1 mes y que saben que a fin de año estarán en otros proyectos? Claro que no, no hay
determinismo y mucho menos, de mi parte, una nostalgia por un pasado-ideal
tanguero.
Sí creo que los comunicadores internos tenemos que estar atentos. Hoy la forma está
en el movimiento. Y cuanto más continuo sea este movimiento, mejor. Parece que
cuanto más «post-it» sea todo más chances tenemos de sobrevivir. Entonces la
comunicación interna, en este contexto, también debería ser «líquida» (para retomar el
concepto de Bauman) pero esto podría provocar que no haya una “puesta en común”
sino una inundación de información. No lo digo en potencia, es algo que ya sucede.
Los comunicadores interno tenemos miles de desafíos y ahora se suma uno mas. En
nuestra agencia, por ejemplo, tenemos cada vez más el desafío de lograr diseñar
planes de comunicación que permitan una puesta-en-común pese a que la identidad de
la empresa, sus directivos, sus accionistas, sus clientes y su personal ya no es nítida ni
los arraigos son fuertes. Esta inyección hipodérmica de velocidad traspasa todas las
capas de la piel y si uno no lo ve venir recibe un pinchazo que te paraliza.
Todas las investigaciones te dicen que el tiempo promedio de un CEO en una empresa
cayó de 10 a 4 años, que las empresas nacen, mueren y se fusionan cada vez más;
que los consumidores ya no se «casan» con las marcas, que los mercados no tienen
paciencia y compran-venden a la velocidad de un estornudo, que la movilidad laboral
no es estigma sino valor, y que ya no hay un poder concentrado sino, como
dice Moisés Naim, fragmentos empoderados.
Si la velocidad mató al tiempo, como dicen algunos, no hay tiempo que perder para
comprender las nuevas formas de vivir y de narrar lo que se vive dentro de una
empresa, las maneras de estar y de sentirnos juntos, de socializar y por ende de
comunicarnos y expresarnos. Un comunicador, después de todo, no hace
comunicación, opera sobre la cultura, y la cultura tiene tanto de instituyente como de
instituida.
Algunas acciones para el combate del estrés en las empresas son sugeridas por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el manual “La prevención del estrés en
el trabajo”, entre ellas la de involucrar a los colaboradores en la toma de decisiones
sobre temas importantes respecto a la organización de sus tareas.
Según la OIT algunos de los beneficios que se obtienen al aplicar esta medida son:
los subordinados disfrutan más de sus labores y son más productivos si pueden
controlar la forma en que lo hacen
cada colaborador conoce mejor que nadie las actividades que le son asignadas, y por
ende sus aportaciones para la mejora de los procesos de trabajo pueden dar lugar a
una eficaz organización y una mayor productividad, y
crear una política mediante la cual se garantice que los trabajadores puedan externar
sus sugerencias para influir en los cambios en el centro de trabajo
permitir, cuándo sea posible, que los subordinados determinen: cómo llevar a cabo sus
tareas; establecer su propio programa de trabajo; definir con quiénes lo ejecutarán;
desarrollar sus actividades en pequeños grupos si esto es posible y dejar que ellos
seleccionen las herramientas, equipo y mobiliario necesario para la ejecución de sus
funciones
exhortar a los colaboradores para que presenten sus ideas sobre la mejora de las
tareas laborales, mediante breves sesiones de sugerencias o la conformación de
equipos de análisis
permitir mayor movilidad para que cada subordinado pueda obtener nuevos
aprendizajes en puestos de trabajo diferentes y con ello asimilar diferentes
experiencias. Esto les dota de mayores herramientas respecto a sus opiniones sobre la
organización; el medio ambiente de trabajo y las condiciones laborales, y
Como puede apreciarse estas acciones no solo están enfocadas a generar una mayor
participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa para hacerlos sentir
reconocidos, sino que también van dirigidas a las organizaciones para que tomen
conciencia del importante papel de aquellos en el logro de los objetivos empresariales,
buscando una sinergia en la que ambas partes se ven beneficiadas, mejorando el
ambiente de trabajo, los estándares de productividad y sobre todo disminuir los niveles
de estrés.
Muy pocos managers son líderes. ¿Cuál es la diferencia entre un manager y un lider?
Ekaterina Walter opina que un manager es alguien que tiene personas que le informan;
mientras que un líder es alguien a quien las personas seguirán, incluso si no le
informan. Lo que los separa es la confianza y el respeto de su equipo.
Cuando el líder logra generar confianza dentro del equipo, realmente se nota. Los
miembros del equipo se sienten seguros al compartir sus opiniones sin temor a juicios o
represalias y al saber que el líder los impulsa teniendo en cuenta sus mejores
intereses. ¿Cuál es el resultado? Un equipo de trabajo altamente motivado y
productivo.
Un líder es solo tan efectivo como lo es su equipo. Pero construir confianza requiere
tiempo y esfuerzo consciente. Las personas no confían en las palabras, confías en las
acciones.
Estos son los comportamientos que como lider necesitas mostrar para ganarte la
confianza de tu equipo todos diariamente:
• Sobre-comunica
La gente puede oler lo que escondes a distancia. Si todavía hay algo de información
que no puedes compartir con el equipo, cuéntales lo que puedas y, por lo demás, no le
mientas. Esto es especialmente relevante en tiempos de reorganización o despidos.
Sigue siempre esta regla: «decir la verdad y apuntalar la esperanza».
Reconoce públicamente tus errores cuando los cometas. Admitir que estabas
equivocado no es un signo de debilidad, sino de fuerza. Reconoce los errores y
describe los nuevos pasos a dar.
Nadie sabe todo. Todos tenemos nuestras limitaciones. Cree un equipo a su alrededor
que lo complemente a usted, y a los demás, en conocimientos, conjuntos de
habilidades y capacidades. No trates de hacer todo. Deje que los miembros de su
equipo impulsen ciertos proyectos y resultados. Eso los hará sentir valorados y te hará
ver bien. Pero siempre den la espalda cuando algo no salga según lo planeado.
Nadie confía en los que no cumplen su palabra. Así que cumple tus promesas y, si te
comprometes, mantente firme.
• Confía en tu equipo
Contrata a los mejores y confía en ellos. La confianza es una calle de dos vías: si no
confías en tu equipo, este no confiará en ti.
Reconoce a las personas por sus contribuciones. Mientras más te fíes, más motivado
estará tu equipo para mover montañas por ti. Y cuando algo sale mal, reconoce que el
error fue cometido bajo tu dirección y no arrojes a tu equipo al “pie de los caballos”.
• Pide feedback
Nadie es perfecto. Todos aprendemos sobre la marcha, incluso hacia el final de nuestra
carrera. Pide retroalimentación a tu equipo: qué puedes hacer como líder para
ayudarlos a ser más productivos, cómo puedes mejorar su entorno de trabajo, qué
proceso puedes cambiar para que todo el equipo sea más efectivo, cómo puedes
comunicarte mejor con ellos, etc. Y cuando te den feedback, acéptelo con gracia y da la
«gracias». No es fácil escuchar comentarios constructivos, pero te ayuda a mejorar
como manager, como profesional y como persona.
• No tengas favoritos
Siempre trata a todos de manera justa. Mantén las mismas expectativas para cada
miembro del equipo y crea las reglas que todos los miembros del equipo han de
respetar y seguir (por ejemplo, “nada de rumores”). Algunos líderes explicitan las reglas
del equipo colectivamente, lo que garantiza que todos acepten mantener el mismo
conjunto de estándares.
• Escucha
• Actúa consistentemente
Al final del día, el éxito de tu equipo es, también, tu éxito. Los dos éxitos van de la
mano. En tu su deseo de escalar corporativamente no dejes atrás a tu equipo. No
olvides que ninguno de nosotros puede alcanzar el éxito solo.
Si queremos que nuestro equipo tenga la motivación laboral suficiente para asumir
responsabilidades tendremos que empezar por nosotros mismos y demostrar nuestro
liderazgo dando ejemplo. Piensa en aquello que has postergado con la esperanza de
que otra persona lo haga y hazlo tú mismo. Así es como se consigue construir un
liderazgo carismático.
2. Muéstrales el camino
3. Piensa en grande
La gestión de personas tiene mucho que ver con la motivación. Debemos explicar los
objetivos de la empresa a largo plazo y aprender a comunicar nuestra visión global.
Sólo así podremos contagiarles las ganas de triunfar y de alcanzar el éxito. Parte de la
función del líder es velar por la superación personal y profesional de las personas.
No te limites a comunicar los objetivos. Ponte de acuerdo con tus empleados en qué es
lo que queréis conseguir a medio y largo plazo. No basta con asignar a cada
departamento unos objetivos concretos, sino que tendrá que existir cierto consenso. Es
importante tener en cuenta el punto de vista de aquellos a los que se les van a exigir
ciertas metas. Los objetivos deben ser exigentes pero realistas y alcanzables, de lo
contrario sólo desmotivaremos a nuestro equipo.
5. Pide compromiso
No hay compromiso
Falta confianza
Baja el rendimiento
La frustración se dispara
Fomenta la diversidad.
Orígenes
Etnia
Identidad de género
Edad
Orientación sexual
Religión
Situación socioeconómica
Educación
Experiencia profesional
Habilidades
En un estudio del 2015, se descubrió que las compañías dirigidas por equipos de alta
dirección culturalmente diversos, tenían mayor probabilidad de desarrollar nuevos
productos que las compañías con equipos de alta dirección homogéneos. Un estudio
independiente a este se enfocó en la diversidad de género en equipos de investigación
y desarrollo. Se comprobó que las compañías con una mayor cantidad de mujeres
tenían mayor probabilidad de generar productos innovadores en el mercado en un
período de dos años.
¿Por qué sucede esto? De hecho, es simple: las personas con distintos orígenes,
perspectivas y experiencias pueden aportar ideas únicas.
Tomar en cuenta distintas perspectivas favorece un pensamiento más original y
mejores ideas en general. Después de todo, el dicho de "dos cabezas piensan mejor
que una" no es muy atinado si las dos cabezas son iguales.
Dejando a un lado las ideas más creativas, la diversidad también puede generar un
impacto sorprendente en las ganancias de una empresa.
¿Por qué? Bueno, indiscutiblemente existen muchos factores que entran en juego.
Pero un factor clave es una mejor toma de decisiones. Los equipos diversos no tienden
a adoptar un pensamiento de grupo y por lo tanto, pueden ver los hechos desde varios
puntos de vista y tomar mejores decisiones. Un estudio encontró que los equipos
inclusivos toman mejores decisiones hasta en un 87% del tiempo.
Es un factor que hay que tener presente cuando se busca reclutar a los mejores
talentos, porque los candidatos toman en cuenta la diversidad en la organización. Una
encuesta reciente de Glassdoor encontró que el 76% de las personas en busca de
empleo consideran que la diversidad en la organización es un factor importante a la
hora de considerar ofertas de empleo.
Pero la diversidad y la inclusión, además de atraer nuevo talento, mejoran la retención
de los empleados. Una encuesta del 2018 de la auditora Deloitte, descubrió que el 69%
de los empleados que consideran que los equipos de alta dirección de su empresa son
diversos, ven su lugar de trabajo como motivador y estimulante. Eso representa un
aumento muy significativo de 43% con respecto de los empleados que no ven un
equipo diverso de alta dirección en su empresa.
Sin embargo, contratar a alguien para que exista afinidad cultural con el equipo es
completamente subjetivo e incluso, puede sacar a relucir prejuicios (que suelen
expresarse inconscientemente) que finalmente pueden conducir a un equipo
homogéneo.
"Es un término extraordinariamente vago, y es un término que se basa generalmente
en intuición", piensa Katherine Klein, una profesora de gestión en Wharton. "El mayor
problema con utilizar la afinidad cultural como argumento para contratar a alguien, es
que se suele utilizar mucho más para no contratar a alguien. Las personas no saben
decirte cuál es el aspecto de la cultura que más les preocupa."
Además, es difícil definir y medir la cultura de la empresa por lo que la afinidad cultural
se convierte en una referencia dudosa como criterio de contratación. En una encuesta
del 2013, el 82% de los encuestados dijo que la afinidad cultural era una consideración
importante. Sin embargo, sólo el 54% dijo que su organización efectivamente tenía una
cultura bien definida.
Estas preguntas aportan mucho más que la prueba de afinidad de "con quién me iría a
tomar una cerveza".
Puede ser duro escucharlo pero todos tenemos prejuicios. Se suele referir a ellos como
prejuicios inconscientes o prejuicios implícitos. Los estereotipos forman nuestra opinión
con respecto de ciertos grupos de personas.
Revisar currículos a ciegas, es decir sin ver el nombre o foto de los candidatos.
Darle mayor peso a las preguntas sobre las habilidades del candidato
Este tipo de cambios ayudan a igualar las oportunidades y a dejar de lado los
prejuicios.
Te sorprenderán todas las maneras en las que podrías estar excluyendo algunos de los
candidatos más prometedores:
4. No te olvides de la inclusión
Si eres una persona que se preocupa por la evolución de su vida profesional y busca
poner en práctica su plan de carrera, la empatía es la clave al momento de discernir los
mejores caminos.
Armonía emocional
Objetividad
Una persona empática tendrá una visión más allá de los prejuicios y buscará
comprender a sus compañeros desde una perspectiva integral, por lo que su trabajo
será más objetivo.
Refuerza el aprendizaje
Las personas que sienten empatía por sus pares están abiertas a aprender de los
demás, acercándose a sus creencias y reforzando su aprendizaje, adquiriendo así un
conocimiento más profundo de la naturaleza humana.
Escucha y observa
Resulta fundamental escuchar y observar los diferentes perfiles de las personas con las
que trabajamos (desde las más tranquilas y sonrientes, hasta las más serias y tensas)
para conseguir perfeccionar nuestro don natural de crear afinidades.
Busca interactuar con los demás sin prejuicios y, siempre que sea posible, estimula
diálogos que demuestren un verdadero interés en percibirlos en su totalidad (con sus
cualidades y defectos), permaneciendo atento a las cualidades.
Procura comprender lo que es importante para la otra persona y esfuérzate por ser
agradable. Lo importante es que la situación sea buena para ambos.
Conéctate
Entiende lo que la otra persona busca y cuáles son sus necesidades. Una vez que
hayas conectado con la otra persona, se podrá expresar de manera más asertiva. De
hecho, puedes realizar preguntas para poder entender mejor el contexto.
Mantén tu autocontrol
Busca el equilibrio
Confía
Nuestra habilidad para aceptar y convivir de manera adecuada con los miembros de
nuestro equipo de trabajo nos hace más empáticos y tolerantes, permitiéndonos
transmitir nuestro mensaje de forma adecuada.
Dales libertad