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¡Buenos días patito! ¿Cómo estás?...

…estos días han sido un poco difíciles, pero tenemos que


protegernos y proteger a la familia. Ian es un niño que despierta
súper temprano, lo primero que quiere es su biberón.
En cuanto despierta le canto “¡Buenos días patito! ¿Cómo estás?”…
es una canción que le emociona mucho y es así como comienza su
día, ¡contento!
Para él ha sido un poco más fácil el encierro, jeje, ya que es
pequeño, pero sí llega el momento en que no para de llorar y me
lleva a la cochera porque quiere salir a dar la vuelta en el carro, y
trato de explicarle que no se puede, esperando que pueda
entenderme.
Tanto mi esposo como yo pasamos unos días en la oficina y otros
trabajamos en casa. Cuando se queda en casa con la abuela, mi
mamá, se pone súper contento, pues siente que es como su
segunda casa y uno de sus lugares favoritos.
Ian se la pasa arrastrando su mochila, jaja, creo que extraña la
escuela y me doy cuenta cada vez que ve los videos de su Miss, por
la sonrisa y el gusto que le da verla; tanto es así que después debo
esconderle el celular porque ya no le quiere soltar.
En las mañanas, como a su hermana no le gusta quedarse en
pijama, y es de despertar y cambiarse, con Ian es exactamente
igual. Se cambian, desayunamos y luego comienzan los juegos o
actividades que quieran hacer. Juega mucho con Vane y termina un
poco cansado, hacemos de comer y después se toman una siesta.
Más tarde salimos al patio a jugar con sus triciclos y con agua, que les
encanta, jaja. Cuando estamos con la abuela, les fascina ayudarle
a regar las plantas, y nos sólo por lo que han aprendido en la
escuela, la verdad es una actividad que la tienen muy identificada
con sus abuelos.
Ya para terminar el día, cantamos “A recoger, a recoger, todo el
mundo a recoger”… para poder meternos a bañar, ponerse la
pijama y lavarse los dientes. Se acuestan a ver la tele, se toman su
leche para dormir y así termina el día.

Seguimos juntos y felices.


¡Hasta pronto!
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Una canasta llena de semillas

- 3-5 semillas de frijol, lenteja o alguna otra semilla que tengan en casa
- Frasco de cristal limpio de cualquier tamaño
- Algodón
- Agua

Antes de comenzar la actividad, muestra los materiales a tu hijo(a) y pídele que los
identifique, observe y explore. Motívalo a tocar las semillas para sentirlas con sus manitas.

Pregúntale qué sabe acerca de éstas. Platícale que las semillas son plantitas que aún no
han crecido y que hoy van a ayudar a una de ellas a crecer.

Empecemos por tomar un poco de algodón y hagamos un pequeño ejercicio de experiencia


táctil. Pasen el algodón por distintas partes del cuerpo.

Mientras lo hacen, pregunta: ¿Cómo se siente?


¿Suave? El algodón será como una camita suave
para la semilla. Será el lugar ideal para que pueda
comenzar a crecer.

Invítalo a tomar, con cuidado, el frasco de vidrio y


pregunta: ¿Es ligero? ¿Es pesado? ¿Se siente
caliente o frío?

Pon atención a sus respuestas y explícale que el


frasco será la casita de la semilla mientras crece
para que no le de frío y tenga dónde dormir y crecer.

Por último, dale un puñito de semillas y pídele que


las toque, las vea y las analice bien. Puede tocarlas
y olerlas.
Comenta con él(ella): Así tan pequeña… ¿No es sorprendente que esta semilla sea el inicio
de la vida de una plantita? Claro, depende de que tenga agua, sol y buenos cuidados.
¡Eso haremos!

Con mucho cuidado, apoya a tu hijo a colocar un poquito de algodón dentro del frasco,
cubriendo bien el fondo (que quede uniforme, como una camita). Pide a tu hijo que lo aplaste
y acomode bien.

Después, una a una, dale las semillas a tu hijo(a) y pide que las vaya acomodando
suavemente sobre la camita de algodón alejadas una de la otra.

Pregúntale ahora: ¿Hay algo más que nos falte? ¿Qué necesitan las personas, los animalitos
y las plantas para vivir y crecer? Espera a ver si te responde.

Continúa: Algo muy, muy importante es el agua. El agua nos ayuda a estar vivos.
¿Tú tomas agua?

Invítalo a poner un poquito de agua en el vaso de tal forma que el algodón quede
cubierto. No demasiado para no ahogar las semillas. Puedes usar un vasito pequeño y así,
facilitar la acción a tu hijo.

Por último, pregunta a tu hijo si hay algo más que sea


importante para que las plantas puedan crecer. Espera un
momento.

Sí, ¡el sol! La luz del sol es fundamental para la vida.


Así que, invita a tu hijo a colocar el frasquito en una ventana,
donde le de buen sol.

Cada día, revisen la planta. Pongan un poquito de agua.


Vean que reciba sol, pero no demasiado. Invita a tu hijo a
cantarle alguna canción para que la plantita se ponga feliz y
quiera crecer.

A partir de un simple experimento, tu hijo(a) aprendió acerca del ciclo de vida de una
planta.
Reforzamos sus habilidades de atención, escucha y paciencia durante el proceso y
el tiempo que tarda en ver el resultado de sus acciones.

Aprender a cuidar el medio ambiente es


enseñar a valorar la vida.
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La Semillita de Girasol

- Imágenes de muchas flores, incluyendo un girasol (pueden


verlas en la computadora, iPad o celular)
- Cuento: La Semilla
- Una hoja blanca
- Pluma o plumón
- Crayolas o colores

Comienza por preguntarle a tu hijo acerca de


la actividad que hicieron el día anterior.
Acérquense al frasquito de las semillas y
observen si ha habido algún cambio.

Recuérdale que ponga un poquito de agua y


que cante una canción para que la
plantita quiera salir a ver el sol.

A continuación, pregúntale si puede recordar y


nombrar algunas flores que conozca.

Muéstrale algunas imágenes para ayudarlo(a). A través de preguntas simples,


motívalo para que vaya describiendo lo que ve.

¿De qué color es? ¿Cómo son sus pétalos? ¿Cuál te gusta más?
¿Sabes cómo se llama esta flor?

Ahora, cuéntale que no todas las semillitas tienen la fortuna de tener quien las cuide, pero
aún así, las plantas hacen todo lo posible por crecer solitas y florecer, si es que llegan a
tener flores.

Invítalo a sentarse en algún lugar cómodamente y cuéntale esta historia:


Érase una vez una semilla que cayó entre las rocas. No podía salir. Se puso muy triste y
dijo: Nunca llegaré a ser una planta, sin tierra, sin agua y sin sol.
Un pájaro que iba pasando, escuchó a la semilla y fue a ver a la madre tierra.
La semilla está atrapada entre las rocas y no puede salir.
Entonces, la madre tierra llamó al sol y a la lluvia. Los
tres juntos fueron donde estaba la semilla y le dijeron:
abre tus hojitas al viento y al sol, nacerá tu tallo y una
bella flor. La lluvia comenzó a caer. La semilla se hundió
en la tierra fértil. Tomó fuerza con el agua y el sol y, por
fin empezó a germinar.
Al crecer, las hojas parecían dos ojitos verdes,
maravillados por el mundo a su alrededor. El tallo siguió
creciendo, más, más…
De pronto, nació un capullo y luego, brotó la flor:
Un círculo con pecas rodeado de pétalos amarillos.
¡Aquella flor tan hermosa era un girasol!

Mientras cuentas la historia, fíjate bien en las reacciones


de tu hijo(a). Una vez que hayas terminado con el
cuento, pregúntale:
¿Cómo te sentiste mientras escuchabas el cuento?
¿Cómo crees que se sintió la semilla?
Muéstrale de nuevo las fotos de las flores y detente en el girasol. Explícale que esa flor se
llama girasol. Pide que la observe detenidamente y la describa. ¿De qué color es?
¿Es pequeña o grande? ¿Alguna vez habías visto un girasol?

Ahora, dale a tu hijo(a) una hoja de papel y dibuja, con un plumón o pluma el contorno de
un girasol.

Pide a tu hijo(a) que piense en la planta que germinó la hermosa flor y pregúntale:
¿De qué color era el tallo? Invítalo a que coloree el tallo de verde.
Ahora, ¿Recuerdas de qué color eran los pétalos? Felicítalo al terminar su dibujo.

Mientras ilumina el girasol, puedes poner algo de música suave instrumental tal vez para
que tu hijo escuche.

Invita a tu hijo(a) a que agregue más elementos a su dibujo y, al terminar, pídele que te lo
describa.

Al escuchar un cuento, los niños aprenden acerca de la vida.


Aprenden a identificar personajes, lugares y situaciones. Empiezan a darse cuenta de la
secuencia en que los eventos van ocurriendo.
A través de los cuentos, podemos descubrir hermosas historias que nos dan la oportunidad de
reconocer y expresar nuestros sentimientos.
Un dibujo permite plasmar nuestra visión del mundo al tiempo que nos permite expresar
nuestro interior.
Aprendimos que todos somos responsables unos de otros. En este caso, una pequeña plantita
depende del cuidado que tengamos, de la atención y el cariño que le demos.
Significa darle amor. Así, cuidamos del mundo.

“La falta de amor es la mayor pobreza del


ser humano”.
Madre Teresa de Calcuta
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Arcoíris de semillas

- Semillas que tengan en casa, arroz, avena, frijol, huesos


de naranja, etc.
- Pinturas de distintos colores: amarilla, verde, azul, morada,
roja, naranja, azul claro
- Una hoja blanca o un cuarto de cartulina blanca
- Un puñito de algodón
- Un plato hondo pequeño
- Pegamento

Para comenzar, pídele a tu hijo(a) que observe a su alrededor y que identifique y nombre
los colores que encuentre. ¿Ves algún objeto azul? ¿De qué color es el cojín?
Permite que te muestre, señale y nombre los colores de objetos a su alrededor.

A continuación, pregúntale donde puede encontrar colores alrededor de él… Sí, ¡por todos
lados! El mundo está lleno de colores.

Ahora, pídele que piense en algo donde haya muchos colores juntos, todos juntos.
Muchos. Sí… ¡El arcoíris! ¿Cuántos colores tiene el arcoíris? ¿Te gustaría saber cuántos
colores tiene un arcoíris?

Invítalo a ver el siguiente video:https://www.youtube.com/watch?v=G4voKkXmILs

Una vez que hayan visto el video, haz algunas preguntas. ¿Qué colores viste en el arcoíris?
¿Qué dice la canción? ¿Es rojo o naranja?

Escucha atentamente lo que te responda. Sí, esos son los colores.


¡Bravo! ¡Qué buena memoria tienes!

Ahora, es momento de crear un hermoso arcoíris


usando nuestras semillas.

Pide a tu hijo que tome tres puñitos de semillas y los


ponga dentro del plato hondo (agrega tú más, si así
lo consideras).
Invítalo a poner un poco de pintura de algún color (amarilla, por ejemplo) y, con sus manitas,
que “amase” las semillas para que queden bien embebidas de pintura.

Una vez terminado este paso, hay que lavar las manos, poner las semillas amarillas en un
trozo de papel y repetir la acción con 6 colores distintos para lograr tener 7 grupos de
semillas de colores distintos. Los colores del arcoíris.
Una vez que todas las semillas estén secas… ¡hagamos el arcoíris!

En un cuarto de cartulina donde esté la silueta de un arcoíris, ayuda a tu hijo a poner


pegamento e ir pegando, poco a poco las semillas según el color que corresponde.
Pueden tener una fotografía como referente.

Agreguen unas nubes (puede ser pegando un poquito de algodón por aquí o por allá) para
que el dibujo quede completo.

Invítalo a sentir las distintas texturas. ¿Cómo se sienten las nubes de algodón? ¿Suaves?
Y ¿Las semillas? ¿Cuál se siente más duro?

Ahora, invita a tu hijo(a) a mostrar su arcoíris a toda la familia.


Pídele que describa los colores del arcoíris y el proceso que siguió para hacerlo.

Pueden tomar una fotografía y enviarla a su maestra por mensaje. No olviden integrarla al
portafolio de evidencias para que, al volver a la escuela, pueda mostrarla y compartirla con
sus compañeritos de grupo.

A través de esta actividad, tu hijo(a) reforzó el conocimiento de los colores y descubrió que los
colores están por todos lados, haciendo el mundo más bonito.
Exploró distintas texturas y materiales como también reforzó la motricidad fina.
Sintió y percibió, a través del tacto, distintas sensaciones.
Finalmente, trabajamos la paciencia que se requiere para lograr terminar cualquier cosa.

Todos hablan de paz, pero lo más


importante, es educar para la paz.
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Portarretratos de Semillas

- Pedazo de cartón o caja de zapatos


- Semillas (de las que haya en casa)
- Pegamento
- Tijeras
- Regla
- Lápiz
- Foto de la familia (si no encuentran alguna, puede ser un dibujo)

Tu hijo(a) está creciendo en un mundo rodeado de tecnología, por lo que las fotografías son
algo muy cotidiano para él(ella). Aunque, seguramente, ya es experto en ver fotos en los
celulares o iPads, es bueno que también tenga imágenes tangibles que pueda ver.

Comienza hablando con tu hijo(a) de la familia. Pídele que nombre todas las personas que
forman parte de su familia (mamá, papá, hermano o hermana y mascota (si acaso la hay)).

Una vez que los haya identificado, coméntala que nuestra familia es lo más importante y
lindo que tenemos y que debemos cuidarla mucho.

Hoy haremos un lindo marco para poner una foto de toda la familia recordando cuánto nos
queremos y lo importante que todos los miembros de la familia son.

Si tienes más de una fotografía, permite a


tu hijo(a) escoger cuál quiere poner en el
marco.

Si hay varias fotografías, podrán hacer un


lindo collage más adelante.

Y si no hay ninguna fotografía no importa.


Hagan un lindo dibujo y enmárquenlo.
Hagamos nuestro portarretratos.

Para empezar, pongamos la fotografía


sobre un pedazo de cartón.
Pide a tu hijo(a) que la sostenga firmemente mientras tú marcas el contorno de la foto con
un lápiz. Una vez hecho esto, retira la fotografía y pídele que observe la figura que quedó
en el cartón. ¿Qué es? ¿Qué figura es? ¿Es un círculo, un cuadrado o, un rectángulo?

Con una regla, marca un rectángulo o cuadrado de 2 cm por fuera del rectángulo o
cuadrado original. Pide a tu hijo(a) que ponga pegamento sobre el marco del portarretratos
y que, utilizando sus deditos, coloque distintas semillas para ir haciendo la decoración.

Es importante que dejes que él haga la actividad. Así estás favoreciendo su motricidad fina
y… la paciencia.

Si hay algún otro material que puedan usar, adelante. Lo importante es que tu hijo(a) cree
un marco lindo, con los materiales que él(ella) elija, para que sea muy significativo.

Una vez que terminen, invita a tu hijo(a) a pintarlo con una brochita o pincel, si es que hay
en casa. También pueden dejarlo así. Como tu hijo(a) prefiera.

Dejemos secar el marco ahora. Establece un tiempo y


hazle ver a tu hijo(a) que hay que esperar un tiempo
para que esté listo. Por ejemplo, después de comer
podremos seguir con nuestro marco.

Para finalizar, invita a tu hijo(a) a pegar la fotografía o


el dibujo de la familia.

Elijan un lindo lugar donde lo puedan colgar y, cuando


regresemos a clases, motívalo(a) a llevarlo al colegio
para mostrarlo a tos sus compañeritos y sus maestras

Hay muchas maneras de recordar la importancia que tiene nuestra familia y agradecer por ella.
Con esta actividad, tu hijo(a) tuvo la oportunidad de pensar en su familia, en todos los que la
integran al tiempo que reforzó su motricidad fina, su paciencia y el trabajo en equipo.
Puso de manifiesto su creatividad creando un lindo portarretratos.

El arte es la mejor forma de mostrar el alma.


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Cuento de Las Semillas

- Dos hojas blancas


- Plumón o pluma de cualquier color
- Pegamento
- Semillas que haya en casa (de preferencia grandes como haba o frijol)

Para comenzar, pregúntale a tu hijo(a) qué números conoce y recuerda. Invítalo(a) a contar
algunas cosas que haya por ahí en casa.

Pueden empezar por los deditos de su mano. Ahora, pídele que cuente tus dedos. Cierra tu
puño y ve levantando los dedos, uno a uno, mientras va contando. Tal vez puedan contar
algunos objetos de la cocina, por ejemplo, los cubiertos, vasos, etc.

Observen el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=ECxsXHItBZA

Cuando haya terminado, haz algunas preguntas sencillas. Pregúntale de qué trató y qué
animales aparecieron en el video. Ahora, coméntale que es momento de jugar con los
números.

Corten las hojas de papel en 4 partes cada una.


Invita a tu hijo(a) a que te ayude doblándolas en 4.

Haz tú los dobleces y pide que te ayude


presionando el doblez para que quede bien
marcado.

Ahora, a cortar. Utilizarán 5 cuartos de las hojas.

Con un plumón escribe en la parte superior de


cada tarjeta, un número del 1 al 5 de manera que
cada cuarto tenga un número distinto. Nombra los
números lentamente y pide a tu hijo(a) que repita
después de ti.
Ya que todas las tarjetas tengan un número, ponlas sobre la mesa y señala una a una, di el
número que tiene e invita, nuevamente a tu hijo(a) a repetir el número que vea.

Coloquen las semillas en un plato extendido o en uno hondo donde pueda tu hijo(a) meter
su manita. ¿Cómo se siente? ¿Qué sensación identifica?

Ahora, lo que hay que hacer es pegar semillas en las tarjetas. Lo haremos en función del
número que cada tarjeta tiene.

Empecemos con la tarjeta con el número 1. ¿Cuántas semillas hay que pegar aquí?
Una. Sí. Peguemos una, entonces. Si acaso no hay semillas en casa, pueden pegar bolitas
de algodón o papel. Hagan esto con cada una de las tarjetas, identifiquen el número y
peguen los objetos correspondientes.

Una vez terminado el trabajo, dejen secar. Marca un periodo de tiempo en referencia a
alguna actividad para que tu hijo(a) pueda ubicarse. Por ejemplo, después de ver una pelí-
cula veremos si las tarjetas ya están listas.

Utilicen las tarjetas durante la semana para contar y reforzar los números. Busquen objetos
y cuenten cuántos hay. Si hay un reloj en casa, identifiquen los números.

Invita a tu hijo(a) a trazar, con su dedo índice el número, como si lo estuviera pintando.
Toma dos tarjetas, por ejemplo, el número 2 y el 5 y pregúntale: ¿en dónde hay más?,
¿dónde hay muchas?, ¿dónde hay pocas?

Los números están por todos lados. Revisen si en la puerta de casa hay números. En el
teclado de la computadora, del teléfono celular. ¿Dónde más? Los números están aquí y
están allá.

Tu hijo(a) irá descubriendo los números y las matemáticas, el lenguaje universal. Los números
nos ayudan a identificar cuántos objetos tenemos, dónde hay más, dónde hay menos. Pode-
mos hacer grandes cosas con los números.

¡Alumbra el mañana con el hoy!

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