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INFORME PERICIAL PSICOLÓGICO1

Informe emitido por -----

1. Motivo del informe

A petición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 000 de RRRR, en relación con
el procedimiento de Tribunal del Jurado ……/201…, se solicita se “que por la psicóloga,
adscrita a este juzgado, elabore un informe psicológico, relativo a si la persona se siente
impulsada al delito, que determine la relación entre la adicción y el delito, como sus
circunstancias pueden o no frenar el delito” y que el informe solicitado sea efectuado por
dos peritos.

2. Metodología

a) Entrevistas y observaciones:
- Entrevista clínica semiestructurada con el Sr. DDDDD (26/06/18).
b) Pruebas aplicadas:
- Inventario Clínico Multiaxial de Millon-III, (MCM-III), de Theodore Millon (2007).
Adaptado en población española por TEA Ediciones, S.A.
c) Análisis de documentación obrante en el expediente del proceso judicial.

3. Antecedentes personales y evolución psicobiográfica

Nombre: DDDDD
Varón de 37 años de edad, nacido en 05/01/81 en … (Argelia).
Interno en el centro penitenciario t (módulo de limpieza) desde mayo de 2017, en
relación con los hechos denunciados.
Refiere estudios universitarios de Francés (de sus descripciones se desprende que parece
ser más bien estudios de Educación Secundaria), hasta los 18 años.
Es hijo único, y perdió la relación con su padre (dice que los abandonó) al poco de nacer,
hasta que volvió a retomar el contacto a los 18 años. Explica que su madre, de 62 años,
reside en UUU, y que su padre falleció la semana pasada por cáncer (a los 64 años).
Describe infancia condicionada por la ausencia de su padre, que condicionó también que
se criase con sensación de temor a recibir ataques y agresiones desde la infancia y necesidad
de proteger a su madre (dice que no tenía hermanos ni padre para defenderse). Esa ausencia
condicionó también que tuviese que empezar a trabajar muy pronto, a los 14 años, como
peluquero, compaginándolo con sus estudios. Luego desempeñó otros trabajos (pintura,
construcción) para ayudar a su madre, con la que convivió hasta los 18 años, cuando ella se
trasladó a España y él quedó conviviendo con su abuela. Aprox. a los 21 años ingresó en
España por reagrupación familiar con su madre, y retomó la convivencia con ella.

1
El presente informe modifica nombres, fechas y localizaciones, y se aporta sólo con fines
de formación en el Máster de Psicología Forense de Isep.

1
Explica que había comenzado a consumir tóxicos de forma abusiva (hachís y alcohol) en
Argelia, desde los 12/13 años, y que también había mantenido peleas desde la adolescencia
(acompañadas de fuerte impulsividad), que habían provocado lesiones. Explica que
frecuentaba ambientes marginales con actividades antisociales (hostilidad y peleas
frecuentes), y de los 11 a los 16 años mantuvo formación en Kick Boxing, lo que le resultaba
útil para defenderse. Destaca una agresión a los 15 años sobre su primo (de la misma edad),
que provocó a ese menor lesiones graves (dice que recuerda que no se pudo controlar).
Explica que en Argelia a los 17 años fue encausado por una agresión con un cuchillo sobre
otro menor (que provocó a éste lesiones graves), pero no entró en prisión (sobornando a
funcionarios), y que a los 18 años sí cumplió tres meses en prisión por relaciones
inapropiadas (al parecer con una prostituta).
Explica que tras su llegada a España en 2001 incrementó el consumo de hachís y de
alcohol, y se inició en el de cocaína. Refiere vivir de distintos trabajos (construcción,
peluquero, hostelería), y admite también actividades antisociales (robos con violencia, peleas
y lesiones), por las que llegó a ser condenado en distintas ocasiones2. Explica que ingresó en
prisión en España por primera vez en 2004, donde conoció a la fallecida (que al parecer
cumplía también condena y realizaba funciones de camarera). En esta etapa en prisión
explica que se inició en el consumo de heroína (fumada).
Desde aprox. 2006, con 24 años de edad, mantiene relación con la fallecida, y llegaron a
convivir cuando ambos comenzaron a salir de prisión (lo sitúa en 2011). La relación de
convivencia se mantiene hasta 2014, cuando es expulsado a Argelia por situación irregular
(dice que no pudo renovar su permiso de residencia por estar en prisión). Explica que
continuó la relación y contrajo matrimonio con la fallecida en 2015 en Argelia, hasta que en
2017 él regresa a España y retoman la convivencia. Semanas después se producen los hechos
denunciados. Niega cualquier acto maltratante o agresión previa sobre la fallecida o sobre el
hijo también fallecido, y describe muy buena relación con ambos. Explica que tenía
intención de adoptar al menor fallecido.
En cuanto a sus relaciones de pareja, explica que la relación con la fallecida (que se
mantuvo durante 11 años) fue su cuarta relación de pareja (la primera ocurrió en Argelia en
la adolescencia (a los 16 años), y finalizó por obstaculización de la familia de su novia,
también menor; la segunda, en España a los 21, con una mujer de 38, en contexto de
consumo de sustancias, que duró 7 meses; la tercera a los 22 con otra joven de su edad, que
mantuvo durante dos años, y cesó por su prisionización en 2004). Niega episodios de
violencia o actitudes maltratantes hacia ninguna de sus parejas.

2
Según el registro de antecedentes penales obrante en las actuaciones figura condena de 28 jun 2004 por
delito de atentado; condena de 30 nov 2004 por robo con violencia e intimidación y lesiones; condena de
21 nov 2007 por robo con violencia e intimidación.

2
En cuanto a la esfera laboral, explica que desde su llegada a España, salvo el tiempo
que estuvo en prisión (lo sitúa de 2004 a 2013, con permisos desde 2008), él compaginaba el
consumo de sustancias y actos antisociales (robos) con distintos trabajos esporádicos (vid.
supra), alternados con otros periodos de desempleo (dice que no encontraba trabajo). En su
última estancia en Argelia (2014-2017) tuvo su propia peluquería, cuya actividad cesó para
venir a España con su esposa, hasta que a las pocas semanas sucedieron los hechos
denunciados.
Niega antecedentes psicopatológicos personales o familiares, al margen de la primera
atención relacionada con el consumo de tóxicos en CAD de R (UUU) desde 14/mar/13 hasta
11 dic/13, donde mantuvo tratamiento ambulatorio por “Trastorno consumo de cocaína,
cannabis y alcohol” (Sic.), derivado del centro penitenciario para cumplimiento de libertad
condicional, con resultados analíticos negativos de consumo (según el informe del
mencionado CAD de 21 dic 17 que obra en las actuaciones). También se realizaron controles
de consumo durante su estancia en prisión (en 16/may/12 y 13/feb/13) ambos negativos,
salvo 1 positivo en benzodiacepinas (según el informe de SAJIAD de 9/ene/18 que obra en
autos).
En cuanto a la atención clínica recibida en su actual centro penitenciario t , según los
informes obrantes en autos, se detectó la presencia de “Rasgos del grupo B” y Juicio clínico
de “Reacción adaptativa y TUS” (I.e. Trastorno por Uso de Sustancias”) (informe clínico
penitenciario de 12 jun 2017); y en otra ocasión “T.U.S. […] TP” (I.e. T.U.S y Trastorno de
la Personalidad) (informe clínico penitenciario de 17 ago 2017). En el informe clínico
penitenciario obrante en autos de 23 nov 17 consta que “a su ingreso no se apreció síndrome
de abstinencia a tóxicos” y que fue incluido en el programa de prevención de suicidios. Los
tratamientos obrantes en los mencionados informes incluyen olanzapina, mirtazapina
(Rexer) y tranxilium, y en el informe clínico de ese centro de 16 ene 2018 (aunque
erróneamente consta como 16/01/2017, Sic.), se hace constar que únicamente mantiene
tranxilium y mirtazapina, sin olanzapina, y que el paciente reconoce un mejor control de sus
estados de ansiedad. En el último informe psiquiátrico remitido desde el centro
penitenciario, de 1 feb 2018, se hace constar el juicio clínico de “Reacción adaptativa en
remisión parcial”, con “Rasgos de personalidad emocionalmente inestable”; que a su
ingreso presentó diagnóstico de “Reacción adaptativa mixta. Trastorno por dependencia de
sustancias”, y que se encuentra en seguimiento con evolución que ha presentado intervalos
de empeoramiento de la sintomatología ansioso-depresiva; se mantiene el tratamiento con
mirtazepina, tranxilim y olanzapina.
Se practicó análisis toxicológico sobre el cabello del informado (en 06 oct 17), que
determinó el consumo repetido de cannabis y de cocaína en los seis meses previos, así como
el consumo conjunto de cocaína y alcohol (por la presencia de etilbenzoilecgonina) (según el
informe del servicio de drogas de 30 oct 17 obrante en las actuaciones).

3
Actualmente mantiene tratamiento en psiquiatría en el centro penitenciario donde está
interno. Explica que acude a consulta cada tres meses y considera insuficientes las sesiones.
Refiere tratamiento farmacológico (mirtazapina y tranxilium). Explica también que ha
acudido a dos sesiones de Alcohólicos Anónimos (dice que han tardado en contestar su
estancia, y que no lo han hecho hasta hace dos semanas; en las actuaciones consta un
informe del centro penitenciario, de 22/ene/2018 donde se dice que el informado se dio de
alta en el programa en 21/jun/17, pero se le dio de baja en julio de 2017 por no acudir a
ninguna sesión).

4. Relación de los presuntos hechos denunciados

El informado explica los hechos denunciados en términos similares a su declaración de


autos de 27 feb 2018. Dice que llevaba más de un día consumiendo tóxicos (alcohol, hachís,
cocaína y tranquimazin) en el bar donde trabajaba con la fallecida. Explica que recuerda que
llegó a la vivienda donde convivía con su esposa y el hijo de ésta, y que discutió con ella
porque ésta se negó a darle cocaína (dice que él llegó a llamar a su madre y a su tío para que
la fallecida se sintiera más presionada para darle la sustancia). Dice que después recuerda
que se le nubló la vista (que no veía nada) y que no recuerda la agresión (asocia esta
situación a otro incidente similar ocurrido a los 15 años de edad en una agresión a un primo
suyo, vid. supra). Dice no recordar nada más con nitidez, y cree que se limpió, cogió parte
del contenido de la caja donde la fallecida guardaba dinero y sustancias y salió de la
vivienda.
En su declaración de autos de 27 feb 18 en sede judicial sí explica que cogió el dinero y
la cocaína de la caja de caudales antes de salir de la vivienda, pero no el hachís (ni el que
había en esa caja ni en un armario) porque solo quería salir de allí; que se cambió de ropa
para no llamar la atención por la calle; que reconoció por teléfono a sus familiares haber
matado a los dos fallecidos; que además él se llevó el móvil de su esposa fallecida porque el
de él no tenía saldo; que se trasladó en transporte público a Portugal.
Explica en la presente evaluación que después de los hechos denunciados permaneció en
Portugal durante un mes, donde subsistió pidiendo limosna, en un estado ansioso-depresivo,
que paliaba con consumo de sustancias (cocaína). Explica que decidió regresar a España por
sensación de remordimiento y desesperación, con deseos de ver a su madre, pero que no se
entregó por falta de valor. Finalmente fue detenido por la policía el 30 de mayo de 2017
cuando se encontraba en un parque en UUU (al parecer dijo que había hecho algo horrible,
que Dios no le iba a perdonar y se iba a suicidar, según el atestado policial que obra en
autos).
Los hechos denunciados, de los que el informado dice no recordar nada, incluyen la
muerte violenta de su esposa O y el hijo de ésta, el menor J. Los informes médico forenses
de autopsia obrantes en autos de 2 feb 2018 (sobre O) y de 19 feb 2018 (sobre el menor J),
sugieren que O falleció entre las 8 y las 10h del 2 de mayo de 2017 por rotura cardiaca y
hemorragia masiva por múltiples heridas de arma blanca, y que la víctima comenzó a sufrir

4
las heridas en el baño y trató de defenderse (se detectaron 32 heridas por arma blanca), y fue
trasladada al salón, donde fue encontrada. El menor J (según el informe) falleció también el
mismo día entre las mismas horas (aunque después de su madre) por traumatismo abdominal
penetrante y shock hemorrágico causado por heridas de arma blanca (tenía también
numerosas contusiones en la cabeza, insuficientes para provocar pérdida de conciencia), y se
explica que el menor también trató de defenderse, y que además el causante de la muerte
intentó acelerar la misma en un intento de estrangulamiento posterior a las heridas,
utilizando un fular, que el menor tenía enrollado al cuello. Los informes médicos explican
que se detectaron restos de semen en el orificio vaginal de la madre, y en su ropa interior,
pero no sugieren signos de violencia sexual. No se detectaron restos en el caso del menor.
El acta de inspección ocular elaborado por la brigada de policía científica de 23 de mayo
de 2017 obrante en las actuaciones explica que en la vivienda se observaron numerosos
signos de desorden y registro de habitaciones y armarios. Explica que se encontró una caja
de caudales con signos de fuerza que contenía piezas de color marrón (al arecer hachís), que
también aparecieron piezas similares en otra caja de cartón en uno de los armarios junto a
blíster de monedas en blíster.

5. Exploración psicopatológica

Estado psicológico clínico actual: durante la exploración, el informado manifiesta buen


ajuste a la realidad, con adecuada percepción y control de la misma. Consciente, orientado
en tiempo, lugar y persona; atención concentrada. Cognitivamente normal, no se observaron
alteraciones sensoperceptivas. Memoria conservada y sin alteraciones (únicamente refiere él
una amnesia lacunar específica para los hechos denunciados, pero no se aprecia patología de
los procesos básicos relacionados con la memoria). No se aprecian alteraciones en el curso o
contenido del pensamiento. Inteligencia normal, tras apreciación clínica.
Estado de ánimo eutímico (normalizado) durante la exploración, pero con
manifestaciones de sufrimiento emocional (llanto), que él asocia a culpa y remordimiento
por los hechos denunciados y al sentimiento de pérdida de su esposa y también de su madre
(con la que ha comenzado a relacionarse en prisión, tras un periodo de rechazo de ella).
Describe angustia y arrepentimiento, aunque dice que no tiene conciencia de lo que sucedió.
En la esfera de la afectividad describe síntomas de ansiedad-depresión, con ideas y
gestos de autolisis (deseos de ahorcarse o cortarse los antebrazos), que él asocia a la culpa
por los hechos denunciados, pero que describe (los cortes en los brazos) desde su
adolescencia (dice que desde los 15 años se ha cortado los brazos con fines autolíticos varias
veces, pero nunca ha recibido hospitalización ni atención médica por ese motivo). La
sintomatología ansiosa incluye también pensamientos intrusivos y recurrentes relacionados
con los hechos de autos, dificultades de sueño, sensación de angustia. Los síntomas de
ansiedad aparecen descritos desde su infancia, asociados a reacciones violentas y
dificultades para controlar los impulsos (vid. supra).
En la esfera familiar, el informado describe relación dependiente con su figura materna
y dificultad en el establecimiento de los apegos desde su infancia, con sensación de

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abandono y desprotección (vid. supra). Actualmente tanto su madre como su familia materna
constituyen apoyo emocional (mantienen relación en el centro penitenciario).
En la esfera de las relaciones sociales: el estilo relacional que describe está relacionado
con el mundo antisocial y el consumo de tóxicos (vid. supra), con tendencia a la
desconfianza y a la sensación de necesidad de protección, propia de esos entornos. No se
aprecian déficit destacables de habilidades sociales.
Adaptación a la situación de prisionización: describe adaptación relativa actual al
entorno penitenciario, con sensación disfórica y sintomatología ansioso-depresiva (vid.
supra), pero con buena convivencia con el resto de internos y funcionarios. Está realizando
estudios de E. Secundaria. Explica que tiene que hacer sobreesfuerzos por ocultar su
sensación de vulnerabilidad emocional para no sufrir abusos o agresiones. Tiene experiencia
penitenciaria prolongada desde los 23 años (vid. supra).
Patrón de consumo de tóxicos: el informado refiere haber iniciado el consumo de
sustancias desde la infancia en situación de imitación de iguales (dice que eran las malas
compañías) y escalada progresiva (comenzando por hachís y alcohol, después
benzodiacepinas, cocaína y heroína) (vid. supra). Describe un patrón errático y abusivo de
policonsumo de tóxicos (dice que una vez que comenzaba a consumir se producían episodios
donde no podía parar, especialmente cuando se inició en la cocaína). Explica que el consumo
aumentaba su pérdida de control e impulsividad, retroalimentado un estilo de
comportamiento antisocial (robos y agresiones), que contribuía a costearse el consumo. El
patrón que describe no incluye tolerancia a las sustancias ni episodios de síndrome de
abstinencia.
El informado refiere que actualmente continúa consumiendo hachís en el centro
penitenciario (aprox. 5 cigarros diarios), y ha consumido cocaína en dos ocasiones desde su
ingreso.
Estructura de personalidad: pudo apreciarse una personalidad caracterizada por rasgos
de tipo límite desde el comienzo de la adolescencia (con fuerte impulsividad y mal control
de la ira, consumo de tóxicos, inestabilidad emocional con gestos autolíticos), paralelo a
rasgos de tipo antisocial, relacionados principalmente con actos violentos y robos (vid.
supra).
En cuanto a la prueba de personalidad administrada (MCMI-III), la actitud de respuesta
del informado fue tendente a mostrar un exceso en el reconocimiento de síntomas clínicos,
que puede obedecer a una exageración deliberada tendente a algún fin secundario (e.g.
obtener algún beneficio o simplemente requerir ayuda ante la percepción angustiosa de
malestar) (X: 66; Y: 94; Z: 93). Las preguntas fueron contestadas de forma coherente y no
azarosa, lo que sugiere una adecuada comprensión (V: 1)3.

3
En el caso de la escala V, que mide la correcta comprensión de los ítem (mediante preguntas que son tan
improbables que si el respondiente las responde es posible que no las haya comprendido), el manual
sugiere que con más de 1 el cuestionario debe anularse, y con 1 debe interpretarse con cautela. En el caso
del informado puntuó 1, sin embargo (excepcionalmente) esa puntuación está perfectamente justificada

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Fig. 1 Perfil psicométrico obtenido por el informado en la prueba MCMI-III

Con las cautelas señaladas en cuanto al estilo de respuesta, a las que deben añadirse las
relacionadas con el origen foráneo del informado4, los resultados obtenidos son bastante
coincidentes con los obtenidos en el resto de la evaluación (vid. supra). los datos de la
prueba denotan una estructura de personalidad estable y relativamente compensada
(prácticamente todas las escalas de personalidad por debajo de TB 60), y en la que destaca la
presencia de apuntamientos moderados (C: 70) en rasgos de naturaleza límite (i.e.
inestabilidad emocional, con cambios anímicos recurrentes que alternan la existencia de
periodos de apatía y depresión, con rachas de ira, agresividad, ansiedad o euforia; esta
dificultad de regulación emocional se acompaña a menudo de fuerte impulsividad, y
alteraciones que pueden afectar al propio sentido de identidad, con sentimientos de vacío,
gestos de autoagresión, que pueden incluir consumo de tóxicos, o vivencia inestable de las
relaciones sentimentales, con alternancia entre la idealización y el odio y desconfianza). Se
detectó también la presencia moderada de rasgos de tipo paranoide (P: 73), que además

(contesto al ítem 90), porque se preguntaba si el respondiente había sido portada de revistas en el último
año (lo que en el caso del informado puede ser cierto, en relación con los hechos denunciados).
4
La prueba pudo aplicarse porque el informado hablaba y entendía de manera muy adecuada el idioma
español (está en España desde los 22 años y hablaba el idioma desde la adolescencia por tener familiares
en Y), aún así la muestra con que se comparan sus resultados es española, no marroquí. Eso supone una
limitación, aunque las favorables condiciones de aplicación no impiden utilizar los resultados de forma
orientativa.

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aparece acentuada en el momento actual (PP: 72; SS: 78), y que puede obedecer a un patrón
crónico de desconfianza, pero también a una situación adaptativa en el entorno antisocial
donde se desenvuelve actualmente (incluida la prisionización).
La prueba destacó con más intensidad la presencia de síntomas clínicos en el momento
actual (que pueden ser reactivos al estrés psicosocial descrito por el informado en relación
con los hechos denunciados, aunque el informado también los relató en momentos previos
de su psicobiografía). Destaca la presencia de síntomas de ansiedad (A: 102; R: 63; H: 63) y
depresión (CC: 96; D: 70), con cambios anímicos recurrentes (N: 75).
Finalmente, la prueba destacó también la presencia de sentimientos de dependencia
hacia el alcohol (B: 93) u otras sustancias (T: 75), de forma concordante con el patrón
crónico y recurrente de consumo del informado descrito desde su adolescencia (vid. supra).

6. Consideraciones periciales

Teniendo en cuenta el riesgo de simulación o sobresimulación propio de cualquier


evaluación psicológico forense, las presentes consideraciones pretenden obtener la máxima
convergencia posible entre los datos obtenidos de las distintas fuentes manejadas: 1)
referencias del propio informado mediante entrevista clínica; 2) observación clínica; 3) otros
instrumentos de evaluación (en este caso psicométricos); 4) informes clínicos del informado;
5) resto de documentación obrante en el procedimiento al momento de emitir el informe.
El análisis se orienta a los siguientes objetivos técnicos (teniendo en cuenta el objeto del
informe, vid. supra):

6.1 Sobre la psicopatología detectada en el informado

Los datos obtenidos sugieren con claridad la presencia de 1) marcados rasgos de


personalidad en el informado del grupo B propuesto por la APA (2015), principalmente de
tipo límite y antisocial, con significación clínica, además de 2) la presencia de trastorno por
consumo de sustancias (principalmente cocaína, cannabis y alcohol, con policonsumo de
otros tóxicos).
Los dos cuadros clínicos detectados (personalidad y sustancias) aparecen relacionados e
interactúan entre sí, de tal modo que el consumo de tóxicos en el informado constituiría parte
de su patrón habitual de comportamiento y estructura de personalidad.
No hay documentación que acredite la presencia de tratamiento psicológico orientado a
la personalidad del informado antes de su ingreso en prisión. Sin embargo los informes
analizados sí mencionan los rasgos señalados, y coinciden tanto con las referencias del
informado en su psicobiografía (vid. supra) como con la prueba psicométrica administrada.
No es necesario recurrir a la etiqueta de trastorno de la personalidad, porque el informado ha
podido adaptarse con cierta flexibilidad en determinados momentos de su vida. Aún así, los
principales rasgos detectados resultan claramente desadaptativos, entre ellos la dificultad
para adaptarse a las normas (con periodos previos de prisionización por robos y peleas), la

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inestabilidad emocional acompañada de fuerte impulsividad y agresividad (que en el
presente caso aumenta la peligrosidad al disponer el informado de conocimientos de defensa
personal), y el consumo de tóxicos.
Por lo demás, la estructura patológica de personalidad del informado aumenta la
probabilidad de sintomatología disfórica o ansioso-depresiva ante el afrontamiento de
estresores psicosociales (como los detectados en su proceso de prisionización, y que vienen
siendo tratados actualmente).
La estructura de personalidad comienza a formarse en la adolescencia, y una vez formada
a comienzos de la adultez se mantiene estructuralmente estable, con adaptación flexible al
medio, salvo que exista patología. En el presente caso, las descripciones del informado
denotan dificultad (no incapacidad) para aplicar esa flexibilidad, con inadaptación a las
normas (peleas, detenciones), además de malestar clínicamente significativo.
En cuanto al consumo de sustancias, en este caso hay evidencias (sí documentadas) de
que el consumo de sustancias ha sido tratado en el informado desde centro especializado de
CAD (en 2012/13), y ha implicado deterioro en su adaptación al medio social, laboral y
estabilidad personal. En todo caso, las propias descripciones del informado incluyen
periodos donde ha existido cierto control tanto del medio (bien sea social o penitenciario)
como del consumo, y no han existido internamientos previos en centros de deshabituación ni
episodios de síndrome de abstinencia.
Lo anterior sugiere que el trastorno por consumo en el informado no alcanza gravedad
extrema (la llamada dependencia de sustancias del anterior manual APA, 2002), sino que
más bien se acercaría al consumo abusivo, con implicaciones graves para el informado y su
entorno (el llamado abuso de sustancias del anterior manual APA, 2002). La diferencia
principal está en que la dependencia de sustancias (mucho más incapacitante) incluye la
presencia de tolerancia (i.e. necesidades cada vez mayores de sustancia para conseguir el
mismo efecto) y abstinencia (i.e. síndrome específico que ocurre cuando disminuyen las
concentraciones de la sustancia), al punto de que el dependiente de la sustancia pierde
completamente en control voluntario del consumo y orienta su vida a la adquisición y
consumo de la sustancia. En el presente caso el informado no refirió estas circunstancias, y
en el último ingreso penitenciario se explicitó en los informes de autos que no se detectaron
síntomas propios de abstinencia (vid. supra).
La estructura de personalidad descrita en el informado puede facilitar la comisión de
actos antisociales y consumo de sustancias, pero no la determina (vid. infra). El informado
mantiene conciencia de su patología y tiene margen de elección para someterse a
tratamiento.

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6.2 Sobre la relación de la psicopatología con los hechos denunciados

Los hechos denunciados son gravemente antisociales y extremadamente violentos.


Ambos aspectos se han producido anteriormente en la vida del informado (aunque no con un
desenlace tan grave, que se conozca), y pueden asociarse a la psicopatología descrita
(personalidad del grupo B y abuso de sustancias), pero no están determinados por ella,
porque el informado puede elegir opciones alternativas (incluido el tratamiento o el
sometimiento a las normas sociales).
El análisis puede basarse en las siguientes consideraciones:
1) En cuanto al conocimiento de la antijurcidad de hechos como los denunciados (i.e.
esfera cognitiva), la psicopatología del informado no implica ninguna limitación para
distinguir entre los licito de lo que no lo es. Puede comprender perfectamente que
actos violentos y robos constituyen formas de delito y causan perjuicio a otros.
Este punto no requiere mayor reflexión, y existe amplio consenso en que los
trastornos de personalidad antisocial o límite (en el presente caso sólo hablamos de
rasgos) no afectan a esta dimensión cognitiva que se está analizando (e.g. Esbec, 2012;
González-Guerrero, 2015), y tampoco el abuso de sustancias (e.g. Delgado, 2012).
2) En cuanto al control voluntario que el informado tiene de ese conocimiento (i.e.
esfera volitiva), algunos de los rasgos de su personalidad (especialmente la
impulsividad, la agresividad y la irritabilidad) sí pueden condicionar o dificultar ese
control en determinadas condiciones, especialmente sí se halla en estado de
intoxicación, pero no implica necesariamente la anulación de ese control.
En este punto, es conocida la relación entre la dependencia de sustancias y la comisión
de actos delictivos violentos (e.g. cuando el dependiente en pleno episodio de abstinencia
delinque para procurarse la sustancia en el llamado delito funcional, llegando a anular su
voluntad) (E.g. Delgado, Maza y Fernández, 2012). Esta situación no parece el caso del
informado, donde el grado de consumo no parece ser el de dependencia sino el de abuso.
Existe otra relación bien conocida entre el abuso de sustancias y la comisión de actos
violentos, que está mediada por el grado de intoxicación de la sustancia y el tipo de
personalidad del consumidor. En este caso sí existe amplio consenso en que en
personalidades impulsivas (límite o antisocial, como el caso del informado) la sustancia
puede tener un efecto disparador de la violencia (e.g. Esbec, 2012). Aquí es también
conocida la propensión a la comisión de actos violentos tras el consumo de sustancias
estimulantes como la cocaína (e.g. Volavka ey al, 2010), o depresoras como el cannabis (e.g.
MCDonald et al., 2003) o el alcohol (e.g. Bushman et al., 2012), y especialmente la
interacción entre alcohol y cocaína, la etilbenzoilecgonina (llamada también cocaetileno)
(Delgado y Torrecilla, 2001; Herbst et al., 2011). En casos extremos de intoxicación, los
efectos psicológicos sobre el consumidor no sólo pueden anular su voluntad, sino la propia

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conciencia y comprensión del hecho delictivo, llegando a producir estados psicóticos (e.g.
Delgado, Maza y Fernández, 2012).

Tabla 1. Modelos de delincuencia y drogas (adaptado de Delgado, Maza y Fernández, 2012)


Delincuencia INDUCIDA (por
Delincuencia FUNCIONAL Delincuencia RELACIONAL
la droga)
Tiene su origen en la intoxicación El drogodependiente la realiza con el Se produce en torno al consumo y
por la droga. fin de conseguir financiar su comercio de drogas.
consumo, en contexto de
dependencia y abstinencia.
Está determinada por los efectos de Está determinada por el grado de la No está determinada por la droga
la droga (euforia, excitación, adicción y por la capacidad (sólo relacionada).
obnubilación, alterac. de la económica del drogodependiente, o
percepción, …) el precio de la sustancia.
Es una delincuencia vinculada a un Es una delincuencia vinculada a una Es una delincuencia vinculada a los
estado concreto, por tanto con permanencia en el tiempo beneficios económicos producidos
límites temporales. (determinada por el tiempo de por la droga.
dependencia).
Ej. persona que se emborracha en unas Ej. Traficante de drogas.
fiestas, que se intoxica con LSD o Ej. dependiente a opiáceos (con alto poder
cocaína. adictivo).
Paradigma delictivo: Paradigma delictivo: Paradigma delictivo:
Delitos violentos contra las personas Robo y otros delitos económicos Trafico de drogas
(e.g. homicidios, lesiones, agresiones)

Analizando ya el caso específico del informado, se sabe (por su diagnóstico clínico)


que tiene propensión a la violencia, a la impulsividad y al consumo abusivo de
sustancias. Se sabe también que el consumo es crónico e incluso (por la analítica
practicada sobre su cabello en oct 17) que desde varios meses previos al día de autos
había venido consumiendo repetidamente cocaína y hachís, y además cocaína y alcohol
de forma conjunta (con la presencia de etilbenzoilecgonina).
La referencia del informado (de pérdida de conciencia el día de autos, con un
antecedente además similar en su adolescencia con una agresión a un primo suyo),
apuntaría a la hipótesis de anulación de la conciencia de lo que hacía y también del
control de su voluntad. Sin embargo, hay elementos periféricos que hacen muy poco
probable esa hipótesis, tanto antes de los hechos (como las llamadas documentadas a
familiares), como después de los mismos (e.g. limpiarse, cambiarse de ropa, proveerse
de dinero para huir, seleccionar y llevarse un móvil con saldo propiedad de la fallecida
porque el suyo no tenía, utilizar medios de transporte público). Destaca que el informado
pudiese manipular o forzar (presuntamente) una caja de la que habría podido coger
dinero y cocaína (según él mismo declaró), pero no hachís (que al parecer permaneció
allí y en uno de los armarios registrados, según el atestado de la policía). Especialmente
el haber huido del lugar de los hechos, y haciéndolo de forma que se dificultase su
captura, sugiere como más probable que el informado disponía tanto de conciencia (de la
ilicitud del hecho, por el que huía), como de capacidad para controlar voluntariamente
sus actos (en este caso eligió la huida, tras suceder presuntamente los hechos).

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La hipótesis de que el informado perdiese la conciencia y/o la voluntad justo en el
momento de los hechos (para recuperarlas poco después) es simplemente una
especulación teórica, que no parece la más probable, teniendo en cuenta los elementos
analizados.

7. Conclusiones.
Los peritos firmantes del presente informe han redactado su contenido con imparcialidad y con arreglo a
su leal saber y entender. Con todos los respetos a SSª, emiten las siguientes conclusiones:

PRIMERA: Los datos obtenidos en la presente evaluación psicológica sugieren que al


momento de la evaluación el informado presenta alteración clínica de la personalidad,
compatible con la presencia de rasgos de tipo límite y antisocial (principalmente
impulsividad, inestabilidad emocional, agresividad e inadaptación a normas),
asociados a antecedentes de consumo abusivo crónico de sustancias (principalmente
hachís, cocaína y alcohol, con policonsumo de otros tóxicos). Se detectó también
sintomatología ansioso-depresiva reactiva a un estresor psicosocial identificado como
culpa por la vivencia de los hechos denunciados y prisionización. El informado puede
beneficiarse de intervención terapéutica, como la que actualmente mantiene.

SEGUNDA: Tanto la alteración de la personalidad del informado como el consumo abusivo


de tóxicos asociado son de larga data y su presencia puede inferirse al tiempo de
suceder los hechos denunciados. Desde el plano técnico las características de esa
psicopatología no afectan a la conciencia de la antijuricidad de esos hechos, y, aunque
pueden facilitar el uso de la violencia, no anulan necesariamente la voluntad para
adaptar su comportamiento a esa conciencia.

TERCERA: Los síntomas clínicos detectados en interacción con un grado extremo de


intoxicación por consumo de sustancias sí podrían anular no sólo la voluntad del
informado sino su propia conciencia de los hechos. No obstante, en las circunstancias
evaluadas cualquiera de esas opciones (anulación de conciencia, de voluntad o de
ambas) son sólo especulaciones teóricas, que parecen técnicamente poco probables,
en el sentido de las consideraciones de este informe.

Nota- El presente informe es el resultado de una evaluación psicológica referida sólo a las circunstancias concretas del
contexto en que fue solicitado, por tanto no debe utilizarse en casos ni momentos diferentes a ese contexto. Si se
produjese una modificación sustancial en alguna de las circunstancias consideradas procedería una nueva evaluación.

Es cuanto cumple informar,

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