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Quiere darse, con este anexo, satisfacción a una petición cursada por varios de
los usuarios del curso de formación on-line. Solicitan, en concreto, una serie de pautas
de actuación para cuando a uno le cabe en suerte ejercer el cargo de contador-partidor
ante las operaciones particionales de una herencia.
No está de más, en estos casos, estudiar a fondo los escritos de parte que hayan
sido ya presentados, para ver exactamente dónde están las dificultades y diferencias
entre los sucesores que motivan que se haya judicializado o llevado a la Notaría la
partición. No está de más aquí desarrollar un sexto sentido psicológico para intuir cuáles
son los puntos emociones débiles de cada parte, así como sus respectivas fortalezas.
Tampoco está de más el indagar un poco sobre quiénes son los letrados a
quienes se les ha encomendado la dirección técnica de cada una de las partes. Será
siempre buena noticia descubrir que hay amistad o relación afable con algunos, que no
habrá de ser confundida con la imparcialidad que debe presidir la confección de las
tareas, pero que facilitará sin duda las comunicaciones. Y podrá incluso pedirse opinión
sobre tales abogados a compañeros de ejercicio (para saber si tienen un perfil
combativo, o negociador, etc…).
También, obviamente, el contador-partidor testamentario, aunque se le
presupone un previo conocimiento básico del asunto, deberá ahora, tras aceptar el cargo,
profundizar en el estudio concreto de todos los perfiles técnicos del asunto.
Por tal razón, el designado por el testamento es normal que antes de aceptar haga
un estudio somero, en particular, para conocer las dificultades concretas que va a tener
que resolver y, sobre todo, el trasfondo emocional que puede atormentar a esta herencia.
En ocasiones, cuando, por ejemplo, se detecta un gravísimo problema de índole fiscal,
que va a provocar consecuencias desastrosas o, sobre todo, cuando las relaciones entre
los sucesores están envenenadas y hay aspectos jurídicos delicados (colaciones a
efectuar, transmisiones posiblemente en fraude de legítima, impugnaciones
testamentarias, etc…), puede ser conveniente no aceptar el cargo. A menudo una
retribución, aunque sea opípara, no merece la pena ser cobrada, si puede luego existir un
riesgo grande de responsabilidad personal profesional por mala decisión, o si la
partición va a ser impugnada, o si van a quedar como secuelas odios que permanecerán.
Es algo que la sensibilidad, olfato y posiblemente grado de experiencia de cada abogado
ayudará a valorar.
III.- Resolución de las vías de comunicación con los interesados o sus abogados.-
Una cuestión práctica que puede llegar a ser importante es la de aclarar el modo
en que se va a mantener comunicación con los interesados.
Son terrenos en que el contador debe extremar la prudencia para evitar incurrir
en posible causa de remoción, y que no puede olvidarse, dado que lo habitual es que el
contador tenga también previo conocimiento, relaciones o amistad con todos o algunos
de los sucesores (en la medida en que lo tenía con el causante).
Ya hemos dicho que un contador judicial o notarial tiene este problema casi
siempre resuelto, puesto que se acepta la aplicación de los Baremos de honorarios
orientadores del Colegio profesional.
Casos he visto en que el abogado, tras hacer la partición, intenta hacer el cobro
de los interesados, con quien ha mantenido un trato afable y se lleva la sorpresa de que
se niegan al pago (todos o, de manera más frecuente, algunos de ellos, con más
problemas económicos personales, o que han quedado enemistados o resentidos), no
habiendo él tenido la precaución de incluir como deuda en el pasivo de la herencia sus
propios honorarios. Si no hubo comunicación previa de tales honorarios y una
aceptación, cuanto menos tácita de los mismos por los interesados, la reclamación de los
honorarios puede convertirse en una pesadilla. Pues no puede aplicar el procedimiento
especial de jura de cuentas, y debe acudir a una reclamación de cantidad, que podrá
serle impugnada por excesiva, unilateral, no consensuada, etc…
Por tanto, aconsejo que desde tempranas fases se comunique un presupuesto, con
todas las cautelas del mundo, para no perder ningún salto, y que resulte comunicado en
debida forma (esto es, de manera que pueda ser probada) a todos los interesados, a fin
de que expongan objeciones o reparos en tiempo oportuno. He aportado a este curso un
sencillo ejemplo de lo que podría ser un escrito de este tipo.
A su vez, dejo ya indicado que será prudente a la hora de confeccionar el
inventario incluir adecuadamente en el pasivo el importe de tales honorarios, a fin de no
recibir posteriormente la crítica de que se trata de una deuda sobrevenida que, por
negligencia, el contador no ha incluido en el cuaderno (con las dificultades que ello
puede comportar, además, en un apartado puramente técnico: sobre si de ella responden
los legatarios de parte alícuota, por poner un ejemplo).
En los casos en que el terreno se vea propicio –las relaciones entre sucesores no
son tirantes, hay clara liquidez en la herencia-, puede el contador comunicar que va a
cargar determinados gastos en la herencia (tasaciones, para desplazamientos, etc…) o
incluso tomar a cuenta una provisión de fondos moderada.
Dependiendo de las circunstancias de cada caso, puede tener que hacerse con las
llaves de la casa, cajones, cajas de seguridad, para intentar que no desaparezcan bienes
que pudieran ahí encontrarse (aunque propiamente hablando las tareas de custodiar los
bienes y ponerlos a recaudo son más propias de un albacea, si lo hubiera designado con
separación: art.902 C.c).
Una vez con toda la documentación indicada, o con el grueso de ella, el contador
debe hacer una primera aproximación al inventario, en su lado activo y pasivo.
Una vez en poder del inventario completo y el avalúo, llega la fase muy delicada
de pensar en la posible formación de lotes y modos de adjudicación (directa, por
sorteo…).
En otras ocasiones, hay aspectos que pulir a los fines de intentar maquillar
fiscalmente determinadas circunstancias o para conseguir una menor tributación para
impuesto de sucesiones.
Una vez que se haya concluido el borrador de partición, o evacuadas todas las
consultas pertinentes al Notario amigo que se tenga, creo que es aconsejable afrontar el
otorgamiento de la escritura pública a la mayor brevedad posible.
La prolongación innecesaria de la indivisión, manteniéndose el contador en el
cargo es una situación que a menudo se convierte en explosiva, por la impaciencia de
algunos sucesores, o por los problemas que puede generar la aparición de alguna deuda
ignota o gastos a afrontar sobre los bienes relictos (reparaciones de importancia en
alguna vivienda, problemas a afrontar en fincas rústicas…). La situación de que los
sucesores deban pagar de su bolsillo mientras aún la partición no se ha terminado suele
ser, en un plano psicológico, una de las situaciones más espinosas a que ha de
enfrentarse un contador, fuente de todo tipo de problemas y enredos.
Como he dicho varias veces, el ideal es conseguir que todos los sucesores
pudieran comparecer en la Notaría, para dar su conformidad a la escritura de partición.
Ello haría respirar con tranquilidad al contador, que sabrá que no van a darse
impugnaciones, ni reclamaciones contra él ni, previsiblemente, van a existir problemas
para el cobro de sus honorarios.
Pero en muchos casos el contador prefiere también asumir esos flecos –que en su
caso deben ser adecuadamente retribuidos- para controlar, por así decir, el buen fin de
su trabajo. Actualmente, por lo general, en relación con el Impuesto de incremento de
valor de los bienes urbanos, el propio Notario remite comunicación a los ayuntamientos
concernidos, que pueden activar el proceso de liquidación. Y es factible que el propio
notario presente por vía telemática la escritura en los registros (debiéndose
ulteriormente sólo consolidar el asiento con la presentación física de los documentos).
En determinadas notarías se ofrecen los servicios de gestión –que han de ser retribuidos-
consistentes en la liquidación de los impuestos pertinentes y la presentación a Registro,
lo cual también puede ser una buena opción para el contador.
Como tareas accesorias que pueden surgir tras el otorgamiento de la escritura
puede haberlas muy variadas: