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ESTADO ALTEROLÓGICO DEL NÚCLEO DE ARTE

RUPESTRE ALBARRACÍN

(TERUEL)

José Luis Peña Monné Luis Alberto Longares Aladrén


Catedrático Geografía Física Dpto. Prof. Contratado Doctor Geografía
Geografía y Ordenación del Territorio Física Dpto. Geografía y Ordenación
del Territorio

Con la colaboración de Marta Espinalt Brillas, María Marta Sampietro Vattuone y


Martín Longares Gil

Zaragoza, mayo de 2014


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1

1. CONTEXTO GEOLÓGICO DEL RODENO DE ALBARRACÍN 0

2. EL MARCO GEOMORFOLÓGICO DEL RODENO DE ALBARRACÍN 0

3. LOS PROCESOS ACTUALES DE ALTERACIÓN 0

4. CARACTERIZACIÓN DE LA ALTERACIÓN DE LAS PINTURAS


0
RUPESTRES DE ALBARRACÍN

4.1. La Cocinilla del Obispo 0

4.2. Arquero de los Callejones cerrados 0

4.3. Los Dos Caballos 0

4.4. Medio Caballo 0

4.5. El Ciervo 0

4.6. Figuras Diversas 0

4.7. Doña Clotilde 0

5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 0

6. BIBLIOGRAFÍA 0

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INTRODUCCIÓN
El Rodeno de la Sierra de Albarracín constituye un paisaje de gran valor geológico,
geomorfológico y cultural. Pero la espectacularidad de los relieves de areniscas, y de
forma especial de areniscas rojas del Rodeno, son el resultado de la continua alteración
que ha ido actuando a lo largo de milenios sobre ellas, creando bellas composiciones de
tormos, callejones, tafonis, etc. Esta alteración ha podido ejercerse en diferentes
condiciones ambientales a lo largo del tiempo, de manera que algunas formas pueden
ser la herencia de otros climas, pero otras están activas en el clima actual y se
superponen a las anteriores, creando contextos complejos.
Las pinturas rupestres se trazaron sobre una roca soporte resistentes, co¡mo son als
areniscas del rodeno, pero el paso del tiempo ha hecho cambiar el contexto
geomorfológico así como los factores y los agentes que están influyendo sobre la roca
soporte y, por tanto, sobre las pinturas que ocupan parcialmente su superficie. Ello nos
obliga, por una parte, a conocer tanto la roca soporte como los elementos heredados de
fases de alteración antiguas (costras, concreciones, pátinas), previos a las pinturas. Y,
por otra, a conocer la evolución de la alteración posterior a la pintura y a predecir su
evolución futura en un contexto como el actual o previendo cambios ambientales
nuevos que pudieran afectarle. Por último, parece obligatorio proponer soluciones para
impedir la alteración futura o, al menos, mitigarla.

1. CONTEXTO GEOLÓGICO DEL RODENO DE ALBARRACÍN

Las areniscas del Rodeno pertenecen a la facies Buntsandstein, característicos de la


parte final del Paleozoico e inicios del Mesozoico, correspondiente crono-
estratigráficamente al Pérmico superior-Triásico inferior (Riba, 1959). Son arenas,
gravillas y gravas procedentes de la erosión del macizo paleozoico ibérico, recién
elevado a finales del Carbonífero y arrastradas por cursos fluviales de características
trenzadas (braided) hacia las zonas bajas circundantes (Hernández y Olivé, 1983). Este
dispositivo sedimentario es consecuencia de la tectónica distensiva de esos momentos
(Aurell et al.., 2010), que dio lugar a surcos y cuencas de forma irregular, donde se

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depositaron entre 100 y 200 m de materiales detríticos, en un ambiente árido, que le ha
dado coloración rojiza al depósito. Según Aurell et al.. (2010), pueden diferenciarse tres
unidades: la base pertenece todavía al Pérmico y se compone de conglomerados, arcillas
y areniscas rojas (Fm. Capas de Montesoro). La unidad media se sitúa en el tránsito
Pérmico-Triásico y está formada por conglomerados (Fm. Conglomerados Hoz del
Gallo). Por último, la parte superior está compuesta por unos 100 m de areniscas rojas,
con abundante estratificación cruzada (Fm. Areniscas de Rillo de Gallo). Estos
sedimentos descansan sobre los materiales paleozoicos del basamento de forma
discordante y en algunas zonas, Solé Sabarís y Riba (1952) y Riba (1959) han descrito
la presencia de una superficie erosiva entre ambas macrounidades tectónicas, que
denominan penillanura pre-triásica. Con posterioridad a la sedimentación de las
formaciones de facies Buntsandstein, el mar invade temporalmente la cuenca por lo que
se genera un cambio sedimentario importante, con la deposición de las dolomías del
Triásico medio (facies Muschelkalk).

2. EL MARCO GEOMORFOLÓGICO DEL RODENO DE ALBARRACÍN

La evolución geomorfológica del eje principal de la Sierra de Albarracín comienza a


producirse a partir de las fases tectónicas que elevaron la cordillera durante el
Oligoceno (Riba, 1959; Peña et al.., 1984, 2010). Las nuevas unidades de relieve se van
a ir erosionando y los materiales resultantes pasaron a rellenar las cuencas circundantes,
que también se habían generado en aquellos momentos, como la Depresión de
Alfambra-Teruel. Este desmantelamiento se prolonga durante el Mioceno y gran parte
del Plioceno, llegando las sierras a quedar prácticamente aplanadas por una superficie
erosiva, denominada superficie de erosión fundamental de la Cordillera Ibérica (Peña
et al., 1984; Gutierrez y Peña, 1990; Lozano y Peña, 2010). Aquellos relieves formados
por rocas silíceas, como el núcleo paleozoico de la Sierra y las areniscas y
conglomerados del Buntsandstein, resistieron mejor a la erosión, quedando como
relieves residuales, con respecto a la superficie fundamental. Una última pulsación en el
Plioceno medio-final, re-elevará estas sierras aplanadas hasta su altitud actual, al tiempo
que se rehundía la fosa de Teruel y se originaba la nueva fosa del Jiloca. Esta
renovación de pendientes, va a favorecer el proceso de encajamiento de la red fluvial a

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lo largo del Cuaternario, teniendo como nivel de base las zonas bajas mencionadas y el
nuevo nivel del Mediterráneo.
Como consecuencia de esta evolución el relieve del Rodeno, podemos calificarlo de
forma residual que ha actuado de forma solidaria con los macizos paleozoicos a los que
está marginando, aunque en algunos sectores se llegaron a formar nivelaciones también
en los formaciones de arenisca triásica. La red fluvial se instaló sobre las superficies
erosivas y fue progresivamente encajonándose tanto en las formaciones geológicas
calizas como en las series silíceas, como las del Bunt.
La dureza de estos materiales ha favorecido desde el inicio de estos procesos la
existencia de verdaderos cañones abiertos en las areniscas y conglomerados. Sin
embargo, las formas más características del modelado no son precisamente los grandes
valles, sino la presencia de formas intermedias, como consecuencia de un complejo
proceso de alteraciones en momentos climáticos más favorables que el actual. Nos
estamos refiriendo al modelado en torres o tormos y de callejones, que son las
morfologías más espectaculares del Rodeno de Albarracín, en cualquiera de los ámbitos
en los que afloran estos materiales. Asociado a estas formas son frecuentes los abrigos o
viseras generados por la erosión diferencial, cuando aparecen niveles más blandos o
más alterables. Estos abrigos, pueden generarse a diferentes alturas dentro de la masa de
arenisca, aunque es habitual que ocupen posición basal, e intervengan procesos de
alteración por ascenso capilar del agua, siendo muy diversos en cuanto a sus
dimensiones y formas. A estas morfologías de callejones, tormos y abrigos se
superponen microformas, como los tafonis y las gnammas, que crean en aquellos puntos
más favorables un modelado de detalle, que sigue activo en el momento actual.
En los afloramientos de Rodeno más próximos a la ciudad de Albarracín las formas de
modelado de las areniscas se hace patente en el barranco del Cabrerizo y todo el sector
visitable de las pinturas de la Cocinilla del Obispo y de la masía de la Losilla, mirador
del Arrastradero, etc. Las formaciones del Bunt presentan un suave buzamiento hacia el
Suroeste, desde el macizo paleozoico la Sierra Carbonera (1537 m) hacia la Vega de
Albarracín. Destacan las redes de corredores, callejones y pasadizos, que se orientan
siguiendo la red de fracturación de las areniscas, que a su vez sigue un trazado
ortogonal, dejando entre ellos torres y tormos de grandes dimensiones, caracterizados
por la presencia de salientes y entrantes favorecidos por la erosión diferencial. Estos
tormos, suelen presentar aristas redondeadas como consecuencia de la alteración

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superficial y son frecuentes los abrigos en la base de estas morfologías, en donde se
localizan algunas de las pinturas rupestres.
Estas formas mayores pueden considerarse como relieves heredados de la evolución
geomorfológica del Cuaternario antiguo (o incluso el Plioceno final), ya que su
configuración requiere de procesos de alteración mucho más intensos que los que
actualmente son funcionales en esta región. Como indican Sancho et al. (2010), el
ensanchamiento de estas fracturas ha tenido que producirse por procesos de
meteorización química, en condiciones climáticas de mayor presencia de agua y
apoyada por ácidos orgánicos que favorecieran los procesos de disolución e hidrólisis.
Este ambiente favorable sólo es posible en climas muy húmedos, de aguas cálidas y
abundancia de vegetación, es decir unas condiciones características de clima tropical.
Todo el proceso de alteración se generaría en profundidad, progresando la
meteorización y en los niveles más débiles (diaclasas, estratificación, etc.) y sobre todo
en las fracturas, que de este modo irían ampliándose, para dar forma a los callejones. Si
actualmente podemos observar estas morfologías es gracias a los procesos erosivos que
posteriormente han ido vaciando los materiales alterados, consistentes principalmente
en arenas y arcillas, siendo desalojados por la red fluvial. Es frecuente la presencia de
costras y pátinas oscuras en las paredes de los callejones y tormos, que también pueden
ser consideradas formas heredadas, ya que en la actualidad ellas mismas están sujetas a
nuevos procesos de alteración.
Ninguno de estos procesos alterológicos descritos son los que afectan en la actualidad a
las areniscas y por tanto a las pinturas rupestres, pero algunas de estas pinturas, se
apoyan sobre costras heredadas de estos procesos antiguos, por lo que conviene conocer
su génesis antes de explicar el funcionamiento actual.

3. LOS PROCESOS ACTUALES DE ALTERACIÓN

Como las areniscas son litologías muy abundantes en todo el mundo, generando relieves
de gran espectacularidad, por lo que los procesos de alteración que las afectan se han
estudiado desde hace años, especialmente en Norteamérica (Mustoe, 1983; Campbell,
1991), en Australia (Ollier, 1984; Twidale, 1980), en Namibia (Goudie y Migon, 1997)
y desierto del Sahara (Mainguet, 1972; Robinson y Williams, 1992). Por otra parte, la
utilización de las areniscas en la construcción de edificios (Gisbert et al.., 1998), tanto

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en el pasado como en la actualidad, o como soporte para grabados y pinturas rupestres
(Sánchez-Moral et al.., 1996; Peña y Sancho, 2003; Sancho et. al.¸ 1994), ha abierto un
nuevo campo de estudio detallado de los procesos que afectan a este tipo de litologías.
Los primeros estudios sobre la alteración de las areniscas en la Sierra de Albarracín
fueron realizados justamente en esta área del rodeno por Benito et al.. 1991-1992, 1993,
recopilados en Sancho et al.. 2010. Los procesos que afectan a las rocas compuestas de
granos (areniscas, granito, calcarenitas, calizas oolíticas, etc.) han sido descritos por
diversos autores (Ollier, 1969; Twidale, 1976, 1982; Clark y Small, 1982; Young et al.,
2009) y aparecen sintetizados en cuanto a su aplicación al deterioro de restos
arqueológicos en Peña y Sancho (2003). Todos los mecanismos de meteorización
dependen de la combinación de un conjunto de factores internos a la roca y otros
debidos a influencias externas.

3.1. Factores internos


Las areniscas, microconglomerados del Rodeno de Tormón se componen de granos de
cuarzo de diverso tamaño según la Formación, con cemento silíceo que une fuertemente
los granos. En anteriores análisis efectuados por Benito et al. (1991-1992, 1993) en las
areniscas del Rodeno, los componentes mineralógicos principales de la areniscas son
cuarzo, hematites, caolinita e illita. Las areniscas son de grano fino-medio y pueden
clasificarse (Sancho et al., 2010) como sublitoarenita-protocuarcítica según la
clasificación de Pettijohn (1957), con un predominio de los granos de cuarzo (75-95%).
Para la zona de la Cocinilla del Obispo, Sancho et al. (2010) señalan índices muy bajos
de porosidad (3,4-4,3%), lo que nos indica la escasa presencia de vacíos internos. Esta
propiedad textural de la roca es importante para evitar la penetración del principal
agente alterador de la areniscas, el agua. Son rocas muy compactas, lo que explica la
formación de grandes paredes y tormos, sin embargo tienen puntos de debilidad
importantes, que pueden favorecer la penetración del agua: por una parte, la
intercalación puntual de niveles de arcilla y, por otra, la presencia de estratificación
normal y cruzada, propias de las estructuras de los canales braided que se convierten en
los puntos con mayor facilidad para la circulación del agua. Igualmente importante es la
existencia de un red de fracturación prácticamente ortogonal, que facilita la entrada
vertical del agua en el macizo areniscoso.

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La presencia de sales en el interior de la roca es muy escasa, con bajos índices de
conductividad (Benito et al.., 1993), aunque la cercanía de los afloramientos de yesos y
sales correspondientes a la facies Keuper del Triasico superior, puede permitir la llegada
de sales a través del viento y del agua de lluvia, hasta las areniscas, ya que está presente
en los residuos de la alteración.
Estos factores petrológicos, sedimentológicos y estructurales son los que determinan en
gran medida las probabilidades de que la roca sea alterada, aunque lógicamente
debemos acudir también a otro conjunto de factores relacionados con el ambiente
exógeno a la roca: el clima y los elementos dependientes de él, como son la vegetación
y los suelos.

3.2. Factores externos


El clima de la Sierra de Albarracín es mediterráneo continental de montaña media. La
temperatura media anual entre 10 y 11º C, siendo la media en enero de 1-2º C y en julio
de 18-19º C, según los mapas de isotermas publicados por Peña et al. (2002),
calculándose el periodo de helada de al menos 6 meses al año. Las precipitaciones
oscilan entre 500 y 600 mm anuales, siendo máximas en primavera y otoño. Los valores
de evapotranspiración potencial se calculan (Peña et al., 2002) cercanos a los 700 mm,
porque existe un pequeño déficit hídrico, que se manifiesta principalmente en verano
por sus escasas lluvias. La nieve hace acto de presencia en invierno (10-15 días),
aunque su tiempo de permanencia es bajo. La insolación media calculada para el sur de
la provincia de Teruel es de 2500 horas al año.
Estos datos climáticos nos muestran un medio favorable a la alteración, pero debemos
enmarcarlo en el ambiente más concreto en que están situados los abrigos con pinturas
rupestres, ya que hay que tener en cuenta igualmente la vegetación que cubre estos
espacios, dado que matizan muchos de los extremos climáticos mencionados. En primer
lugar, el conjunto del Rodeno de Albarracín está ocupado por una masa forestal más o
menos densa según las zonas de pino rodeno o resinero (Pinus pinaster subesp.
mesoneensis), propio de litologías silíceas, y que en el territorio estudiado está
ocupando el área de distribución de los rebollares o melojares de Quercus pyrenaica,
como así lo evidencian las especies leñosas del sotobosque que le acompañan como las
jaras (Cistus laurifolius, C. populifolius, C. salviifolius), brezos (Erica arborea, E.
scoparia, Calluna vulgaris), cantuesos (Lavandula latifolia, L. pedunculata) y aliaga o

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cambrones (Genista sp.), mientras que al pino dominante pueden acompañarle otras
especies arbóreas como quejigos (Quercus faginea), rebollos o melojos (Quercus
pyrenaica), sabinas (Juniperus thurifera), enebros (Juniperus communis), encinas
(Quercus ilex) o arces (Acer monspesulanum) en las zonas más umbrías.
El desarrollo de esta cubierta vegetal, en especial las leñosas con fuerte crecimiento
radicular, se lleva a cabo sobre sustratos pobres, con poco desarrollo edáfico, por lo que
es habitual que juegue un doble papel. Por un lado, protector, al dar cobertura y
contribuir a disminuir los valores de insolación y temperatura que alcanzan los abrigos
de la roca, creando al mismo tiempo un ambiente de humedad relativa que impide
desecaciones rápidas de la superficie rocosa, lo cual debe considerarse como un factor
favorable para la conservación de las areniscas y de las pinturas a las que sirven de
soporte; sin embargo, esa capacidad de colonización de grietas, fisuras, zonas de
debilidad de las rocas y lugares de acumulación de los materiales alterados, puede
favorecer la infiltración del agua, concentración de humedad y/o fragmentación de las
rocas, funcionando de esta forma como elemento que participa en la alteración de las
areniscas.
Otro aspecto externo a tener en cuenta es la influencia antrópica en el espacio de las
pinturas rupestres, especialmente la posibilidad de producir combustiones mediante
quema de leña o de hidrocarburos, capaces de contaminar el entorno de las areniscas.
Este factor humano aparece reflejado en algunos trabajos sobre alteración como en el
caso del abrigo de Cogull (Lleida), en el que aparecen restos de combustión en las
pátinas que recubren las pinturas (Peña y Sancho, 2003). Por supuesto, que un exceso de
visitas a los abrigos o la aplicación de agua u otros líquidos para resaltar las figuras
también supone un riesgo para la conservación de las mismas.

3.3. Mecanismos y procesos


Tradicionalmente, se clasifican los mecanismos en dos grupos: los de carácter mecánico
o físico y los debidos a procesos químicos. A ambos habría que añadirle los
mecanismos biológicos que pueden intervenir tanto en unos como en otros. Para este
tipo de areniscasy las particularidades climáticas actuales, los mecanismos de alteración
mecánica que hay que considerar son: la radiación solar, la humectación/secado
(hidratación), el crecimiento de cristales de hielo, el aumento volumétrico por
precipitación de sales y la acción biológica.

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Como ya hemos indicado la radiación solar incidente sobre la roca es muy elevada, sin
embargo se ve atenuada por la vegetación y la propia forma de los abrigos y callejones
para afectar ampliamente al conjunto de areniscas, de manera que la termoclastia puede
considerarse prácticamente nula. Por el contrario, los mecanismos de humectación por
el agua de lluvia, seguidos de un secado rápido por la elevada evapotranspiración,
especialmente en verano, genera procesos de hidroclastia en las superficie más externa
de la roca que puede ir acompañado al mismo tiempo de la precipitación de sales en las
fisuras, que llegan juntamente con el agua de lluvia. Estas sales al aumentar de volumen
por la cristalización ejercen un efecto de cuña que originan escamas y placas y una
disgregación granular de la arenisca (Para más detalle de estos procesos se puede
consultar la síntesis de Peña y Sancho, 2003; Sancho et al.., 2010). La acción del
hielo/deshielo, puede ejercer un efecto semejante de cuña, aunque la altitud de la zona
no permite un número suficiente de repeticiones de este proceso, por lo que a priori
solo puede tener un carácter localizado. Por último, la vegetación tiene un papel muy
importante en la acción mecánica, al introducir sus raíces en las fisuras de la roca y,
debido a su continuo crecimiento, profundiza y agranda las fisuras originales.
Los mecanismos químicos afectan a la estructura interna de la roca generando la ruptura
de su red molecular y producir nuevas combinaciones químicas, más o menos estables.
En todos los procesos químicos el principal agente dinamizador es el agua, de tal
manera que los climas húmedos son los más favorables para el funcionamiento de esos
mecanismos, aunque si la roca está suficientemente preparada para una buena
penetración del agua en su interior (diaclasado, alteración mecánica) o posee una
composición química que pueda ser alterada en unas condiciones climáticas
determinadas, la alteración química progresa con mayor facilidad. Los principales
procesos químicos de meteorización son: la disolución, la hidrólisis, la oxidación y la
acción biológica.
Las características silíceas de las areniscas del Rodeno, tanto de su esqueleto rocoso
como del cemento que lo aglutina, determina de inicio que los procesos de disolución
tienen que ser escasos en las condiciones climáticas actuales. Es preciso un pH muy
elevado del agua (superior a 8) para lograr una reacción intensa que conduzca a la
disolución y consiguiente disgregación del cemento silíceo (Ollier, 1969), circunstancia
que no se llega a producir en el contexto general de la zona de estudio, excepto en
microformas cerradas sobre superficies horizontales y con influencia de factores
biológicos (gnammas). La hidrólisis y la oxidación afectan esencialmente a los silicatos,

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especialmente a los feldespatos, pero necesitan una gran abundancia de agua y,
nuevamente un pH muy elevado que solamente se consigue en medios tropicales
húmedos. Los procesos de hidrólisis en la zona de estudio pueden generar pequeñas
cantidades de materiales arcillosos de alteración, aunque no cabe esperar volúmenes
importantes. Finalmente, la actividad bioquímica de las raíces de las plantas, junto a la
alteración mecánica antes mencionada, facilita la penetración del agua y procesos de
reducción y quelación. Mención especial merece la acción que producen los musgos y
líquenes al colonizar las zonas más húmedas de la arenisca, generando un proceso de
micro-corrosión que da lugar a irregularidades superficiales y formación de pátinas
negras superficiales, compuestos por elementos orgánicos.
En definitiva los procesos de alteración dominantes en la zona se deben a una alteración
mecánica destacable, basada principalmente en la hidroclastia y la haloclastia, así como
a la acción biológica. La alteración química se localiza en ambientes restringidos, como
las gnammas, en las que la disolución de la sílice puede alcanzar valores importantes, y
a la acción bioquímica, especialmente de musgos y líquenes.

3.4. Productos y formas resultantes de la alteración


El conjunto de procesos que influyen en la alteración de las areniscas del Rodeno,
generan disgregación granular, que se manifiesta en forma de arena y arcilla
(arenización), como producto de menor calibre, pero también se generan fragmentos de
arenisca en forma de escamas (estrechas láminas de areniscas semi-alterada) y placas
(capas gruesas de 0,3 a 0,6 cm), que se van separando progresivamente de la pared
rocosa hasta desprenderse sin desagregarse. Estos materiales una vez en el suelo siguen
alterándose, generando siempre como producto final arenas más o menos arcillosas.
Superficialmente, la textura es siempre de tamaño arena ya que el viento se encarga de
limpiar el sedimento más fino. Estos productos de alteración, se componen de los
mismos elementos que la roca madre, aunque también aparecen nuevos componentes,
especialmente yeso, como consecuencia de los procesos de haloclastia, normalmente
formando eflorescencias. Igualmente Sancho et al.. (2010) localizan restos de calcita en
las escamas y placas.
Por otra parte la alteración también genera productos que pueden concreccionarse sobre
la pared rocosa, originando una fina película de calcita u otros minerales, que llegan a
endurecerse, convirtiéndose en una chapa protectora, que frena la progresión de la

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alteración, aunque con el tiempo acaba siendo también alterada. Estas costras tienen
diferentes características, ya que algunas se deben a simple precipitación de elementos
disueltos en el agua circulante por el abrigo, pero la mayoría quedan fijadas a través de
la instalación de musgos y líquenes sobre ellas, causando su endurecimiento. Se
observan costras negras de origen orgánico generadas a partir de este proceso, que en
algunos abrigos sirven de superficie de apoyo de las pinturas. Tampoco hay que olvidar
que en las paredes de muchos callejones se conservan pátinas y encostramientos muy
antiguos, generados en climas de alteración más intensa, que presentan una gran dureza
por tener un gran contenido en óxidos, principalmente de hierro.
Además de productos de alteración, podemos observar micromorfologías típicas de los
relieves en rocas granudas, como son los gnammas, los tafonis y los alveolos. Las
gnammas son pequeñas depresiones subcircular o elíptica que se originan en zonas de
debilidad de la superficie plana de la arenisca; son muy abundantes en el Rodeno de
Albarracín y su génesis está relacionada con procesos de disolución, humectación-
secado, haloclastia y acción biológica. Hay una gran variedad de tipologías de
gnammas, aunque como son formas que no afectan al interior de los abrigos no
profundizaremos en este tema. Muy diferente es el caso de los tafonis, que se forman en
las paredes de los callejones, tormos y abrigos. Son formas cavernosas, de tamaño
variable, desde pequeñas formas alveolares hasta grandes tafonis de dimensiones
métricas. Se originan igualmente por procesos de meteorización en puntos de debilidad
de la roca, principalmente fisuras, fracturas, cambios en la estratificación, etc., y
adoptan formas elípticas, alargándose siguiendo las líneas de fragilidad. Pueden
presentar voladizos, que en ocasiones también sirven como abrigos para ocupación
humana, y en su parte basal conservan una parte de los productos de alteración, en los
que se observa presencia de eflorescencias salinas, como residuo alterológico.
Finalmente, las formas menores debidas a la meteorización son los alveolos, que
constituyen pequeñas concentraciones de tafonis de dimensiones centimétricas,
ordenados siguiendo líneas de debilidad. Estos conjuntos, se conocen también con el
nombre de "honey comb" (nidos de abeja).

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CARACTERIZACIÓN DE LA ALTERACIÓN
DE LAS PINTURAS RUPESTRES DE
ALBARRACÍN
Una vez especificados los mecanismos y procesos de alteración que pueden generarse
sobre rocas areniscas de las características propias del Rodeno de Albarracín, se va a
describir el estado actual de los abrigos objeto de estudio y su afección a las pinturas
rupestres.

1. La Cocinilla del Obispo

El abrigo se sitúa en la parte inferior de un conjunto de viseras que quedan en resalte en


el frente de un callejón de areniscas del rodeno (Fig. 1). En la pared rocosa aparecen
entrantes erosivos separando conjuntos sedimentarios fluviales más resistentes. El más
bajo de estos entrantes se ha ampliado notablemente debido a los procesos de alteración,
conformando un abrigo, en cuya génesis ha intervenido principalmente causas lito-
estructurales aunque con una presencia importante de los procesos de alteración de la
roca.

Figura 1. Panorámica general del abrigo de la Cocinilla del Obispo

Al pie de la pared de areniscas, aparecen numerosos bloques desprendidos de su


posición original, que correspondería a cornisas o voladizos. Uno de ellos, se sitúa
justamente en la base del abrigo, habiéndose separado del conjunto rocoso a partir de un

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plano de fractura, cayendo y colocándose en posición imbricada. Este bloque es el que
facilita la subida hasta la entrada del abrigo.

Fig. 2. Panel pictórico del abrigo de La Cocinilla del Obispo, con indicación de las áreas y procesos principales de alteración.

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En definitiva, la formación del abrigo se debe al desplazamiento de un bloque, dejando
un plano rocoso que ha servido de panel para la realización de los motivos pictóricos. El
abrigo queda limitado lateralmente en la actualidad por sendos muros de protección en
los que se apoyan las rejas. La visera del abrigo está igualmente compuesta por la base
de un estrato de arenisca resistente.
Las pinturas forman dos agrupaciones sobre el panel rocoso, que presenta superficie
bastante plana y vertical. Internamente no aparecen grandes discontinuidades
estructurales en su composición, exceptuando la presencia de estratificación cruzada sin
incidencias visibles como favorecedoras de alteración de la roca. En el sector derecho
del panel solamente es visible una fractura vertical que separa el motivo 6 del 9 (Fig. 2)
así como varias diaclasas en el ángulo inferior derecho.

Figura 3. Conjunto de pinturas del sector izquierdo del panel. Se observa la línea de avance de la
alteración biológica que afecta a la parte superior.

El conjunto de la izquierda (pinturas 1-5 y 10) se realizó sobre una pátina previa, que
pudo haberse formado en el interior de la fractura previamente a la separación del
bloque desprendido. Esta pátina va perdiendo continuidad hacia la zona central del
panel pictórico (Fig. 2). La tonalidad oscura de dicha pátina favorece la observación de
los elementos pictóricos que presentan tonos más blanquecinos. Esta pátina está
acompañada puntualmente por la presencia de microtafonis siguiendo claramente líneas
estructurales.

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Este sector del abrigo no presenta problemas graves de alteración, excepto en la zona
alta, en donde el contacto con el techo constituye una discontinuidad estratigráfica
abierta, que permite la entrada de humedad hacia la parte superior de las pinturas 1, 4, 5
y 10 (Figs. 2 y 3). Esta humectación ha generado la formación de una pátina biológica,
formada básicamente por musgos y líquenes, que en la actualidad no parecen presentar
una fuerte actividad (Fig. 4).

Figura 4 . Detalle de la zona de alteración biológica en el contacto del panel con el techo del abrigo y
zona ampliada de los cuernos de la pintura 5, de color blanco, y de los cuartos traseros del toro oscuro
número 4, afectados por la alteración biológica.

Como hemos indicado, el toro que aparece como pintura 1, se ve afectado ligeramente
por esta alteración en parte superior de su cornamenta, mientras que los cuernos del toro
5, y cuartos traseros del toro 4, están plenamente incluidos en el área de avance de este
proceso de alteración (Fig. 4)
En la base de este sector del panel lo más destacable es la existencia de numerosos
impactos recibidos sobre la superficie rocosa, generando pequeñas desplacaciones, que
en algunos casos se sitúan sobre las pinturas rupestres (Fig. 2). Es el caso de la pintura
número 2, en la que se aprecian numerosos puntos en los que ha saltado tanto la pintura
como la pátina sobre la cual se asienta, apareciendo la roca fresca, lo que parece indicar
que se tratan de impactos relativamente recientes (Fig. 5).

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Figura 5. Impactos sobre la pintura número 2.

El conjunto de la derecha está formado por las pinturas 6, 7, 8 y 9 y también se asienta


sobre la pátina antigua antes descrita, a excepción de la pintura 6. Todo este conjunto
pictórico presenta problemas de alteración más importantes.

Figura 6. Detalle del sector derecho del panel. Se observan las concreciones alargadas de tonos naranja
sobre la que se sitúa la cornamenta de la pintura 6, así como las fracturas, desplacaciones e impactos que
ocupan entre esta pintura y la número 9.

En primer lugar, además de la alteración biológica similar a la descrita para el conjunto


anterior, aparecen también concreciones biológicas y de sales de tonos amarillentos y
anaranjados y una zona muy alterada, situada, en el extremo izquierdo en contacto con
la pared que limita el abrigo. Las concreciones se alargan verticalmente (Fig. 2) desde el
límite superior, en contacto con el techo del abrigo y parecen corresponde a una zona
que ha tenido importante entrada de humedad, tanto con anterioridad a las realización
de las pinturas (concreciones anaranjadas). Esta afirmación se ve apoyada por el hecho

16
de que la pintura 6 se sitúa parcialmente sobre una de estas concreciones biológicas
antiguas, como puede apreciarse en la figura 7. La alteración biológica reciente por
líquenes y musgos también tiene un frente de avance importante en este sector, también
en su parte superior donde está próximo a alcanzar a los cuernos y del motivo pictórico
número 7 (Fig. 6).
Por otra parte, este sector es atravesado por una red de fracturas y contactos
estratigráficos, que se manifiestan como fisuras abiertas en algunos casos, como ocurre
en la parte superior del motivo pictórico número 8 y en las patas delanteras del número
7 (Fig. 2 y 7).

Figura 7. Sector superior derecho del panel, donde se aprecian las zonas de entrada de humedad y la
fisura que afecta (detalle) las patas delanteras de la pintura 7.

También aparecen numerosas desplacaciones debidas a procesos de alteración mecánica


que ha favorecido la separación de fragmentos de la pátina. En alguno casos, el área
afectada queda delimitada por una concreción marginal milimétrica marcando con un
pequeño resalte el anterior límite de la pátina (Figs. 2 y 7). También en este sector se
aprecian numerosos impactos, aunque la mayor parte no afectan a la parte pintada.
Finalmente tanto el techo como el límite derecho del panel son las áreas de mayor
alteración (Figs. 2 y 8). La zona degradada se extiende desde la fisura lateral, por donde
se produce la máxima entrada de humedad, y se expande por el ángulo inferior derecha,
donde llega a afectar a la pintura número 8. Igualmente se manifiesta la entrada de

17
humedad actual que genera veladuras blanquecinas, que afecta no solamente a la roca,
sino también al muro lateral de protección, lo que da idea de su funcionalidad actual.

Figura 8. Cicatriz de desplacación reciente sobre la pátina antigua y concreciones marginales marcando
los antiguos límites de la misma.

18
2. Arquero de los Callejones cerrados

Este abrigo presenta características estructurales muy similares al de la Cocinilla del


Obispo, ya que se trata de la parte basal de un tormo residual entre callejones, abiertos
en las areniscas del rodeno. La caída de bloques ha generado un saliente o visera muy
marcada, en cuyo fondo se mantiene el plano de fracturación, a partir del cual se
separaron los bloques frontales (Fig. 9).

Figura 9. Vista general del abrigo del Arquero de los Callejones cerrados.

Este plano aparece compartimentado por fracturas, por lo que dentro del ámbito de
protección dos superficies se compone de dos paneles planos y verticales solamente
presentando las rugosidades propias de los tafonis que salpican numerosos puntos de los
mismos. Estos paneles duros de arenisca se apoyan sobre capas de arenisca y arcillas
menos resistentes que generan un pequeño entrante basal y una superficie de
discontinuidad que permite la circulación de humedad.
En el panel izquierdo, solamente se ha localizado el motivo pictórico 1, en una zona
muy afectada por acumulaciones de carbonatos y sales que forman veladuras en la
mayor parte de la superficie (Fig. 10). Estas veladuras se superponen a pátinas o costras
parietales antiguas, más o menos afectadas por la desplacación y los tafonis,
especialmente en el tercio superior del panel.

19
Figura 10. Panorámica del conjunto de los dos paneles rocosos del abrigo del Arquero.

El panel derecho queda separado del anterior mediante una fractura muy abierta,
formando un lienzo rectangular, que queda limitado por otra fractura paralela, aunque
más cerrada que la anterior. En definitiva este bloque rocoso está marginado por cuatro
superficies de discontinuidad, siendo la fractura abierta de su lado izquierdo la más
afectada por la entrada de agua y por lo tanto por los procesos de alteración (Figs. 10 y
11).

En la parte inferior de la roca se ha señalado un sector amplio afectado por una


alteración destacable que genera disgregación granular y redes de tafonis, que
aprovechan las líneas principales de estratificación. Además se aprecian cicatrices de
desplacación reciente y pequeños restos residuales de pátinas antiguas; todo parece
indicar que estas pátinas cubrieron la mayor parte o la totalidad el lienzo rocoso, ya que
fragmentos similares han quedado dispersos en otros puntos de la roca (Fig. 12).

Figura 12. Detalle de las costras parietales residuales y de las cicatrices de desplacación marginales.

20
Fig. 11. Panel derecho del abrigo del abrigo del Arquero de los Callejones cerrados, en el que se han resaltado las zonas de mayor alteración y su afección en los motivos

21
pictóricos.
En el panel derecho es donde se localizan 12 de los motivos pictóricos del abrigo por lo
que realizaremos una descripción de mayor detalle. Como ya hemos indicado, la parte
izquierda de este panel presenta una fuerte alteración biológica, que se centra en la
pared interna de la fractura, pero se desplaza hacia la superficie frontal de la roca,
marcando un frente de avance activo, que podría evolucionar hasta alcanzar las pinturas
2 y 3. Esta alteración se debe a la corrosión generada por musgos y líquenes y produce
además desplacaciones en numerosos puntos (Fig. 11). Por esta razón, este sector del
panel debiera recibir un tratamiento adecuado para evitar el exceso de humectación.
La fractura que limita el lienzo por su parte derecha al igual que la parte alta del lienzo
rocoso, no presentan muestras importantes de entrada de humedad, manteniendo gran
parte de la costra parietal original, en cuyos márgenes se aprecian zonas de desplacación
reciente; solamente en el ángulo superior derecho, ya en contacto con el techo, hay
cierta penetración de humedad y procesos de alteración, principalmente visibles en la
visera del abrigo. Algunos tafonis aparecen siguiendo una línea de debilidad que se
extiende por encima de las zonas con pinturas, destacando un tafoni de gran tamaño,
cerca de la pintura 2 (arquero), que presenta síntomas claros de actividad (Fig. 13). En
el centro del lienzo, se conservan también dos fragmentos de costra parietal y una
amplia zona de desplacación reciente.

Figura 13. Detalle de las costras parietales residuales y de las cicatrices de desplacación marginales.

En relación con las pintura rupestres, es evidente que todas ellas han sido realizadas
sobre superficies sin costra parietal, es decir directamente sobre superficie de arenisca

22
original, posiblemente desplacada ya desde antiguo. Tal vez hubo pinturas sobre la
costra parietal, actualmente semi-desplacada que separa el conjunto de las pinturas 2-3
del conjunto 4-13, que habrían sufrido posterior desplacación. Afortunadamente, las
pinturas se trazaron sobre la roca natural y solo están sometidas a los procesos
degradativos propios de la misma. Las pinturas 2 y 3 pese a encontrarse rodeadas de
frentes de alteración, sin embargo no presentan riesgos inminentes; las desplacaciones
están liberando panel rocoso y el posible avance de la alteración biológica por el lado
izquierdo es la posible amenaza que conviene tener en cuenta especialmente en el arco
de la pintura 2.

Figura 14. Imágenes de detalle de las afecciones a las figuras del sector derecho del panel. A) pintura
número 9; B) cabeza de la pintura número 12; C) pinturas 4, 5, 6 y 7. Imágenes sometidas a tratamiento
histocromático pseudopolarizado.

23
El conjunto mayor de pinturas (4-13) se observa con mayor dificultad, aunque con un
tratamiento fotográfico adecuado, es posible apreciar detalle tanto de la alteración de la
roca, como de las propias composiciones pictóricas. Estas pinturas también se sitúan
directamente sobre la roca madre, sin costras parietales, aunque la presencia de
estratificación cruzada parece haber influido en el proceso de degradación de las
mismas, ya que se aprecian sectores sin pintura siguiendo muchas de las láminas de
arena (Fig. 14). La superficie soporte de estas pinturas muestra mini-desplacaciones que
afectan a alguna de las pinturas (Fig. 14 A y C), creando pequeños desconchones que
apenas se aprecian a simple vista. Sin embargo algunos de estos huecos debido a estos
procesos de alteración mecánica, muestran en ocasiones restos de pintura (Fig. 14 B), lo
que significa que ya había alteraciones previas en el momento de su realización. Estas
pinturas también se sitúan en algunos casos muy cerca del frente de avance de la
alteración que asciende del tercio inferior de la roca (Fig. 11). Incluso una eflorescencia
salina (aparece representada en la Fig. 11) se aproxima a las motivos pictóricos 4 y 5
(Fig. 14 C), por lo que se trata del sector más problemático para la conservación de este
conjunto del panel.

24
3. Los Dos Caballos

Este abrigo se ubica en la parte superior de un tormo, presentando una visera de poca
profundidad y una base rocosa que termina en un escarpe sobre los callejones cercanos
(Fig. 15).

Figura 15. Ubicación del abrigo de Dos Caballos.

El interior presenta un lienzo continuo formado por varios “sets” sedimentarios de


areniscas fluviales con estratificaciones cruzadas muy evidentes y que cambian de
inclinación en cada uno de los conjuntos (Fig. 16). Las areniscas superiores están muy
afectadas por la alteración, al igual que el techo del abrigo, formándose “honey combs”
y tafonis que prácticamente ocupan toda la superficie, acompañados de pátinas negras
(parte superior Fig. 16).

25
Figura 16. Vista general del panel de arenisca, observándose los diferentes conjuntos sedimentarios y la
ubicación de las principales pinturas.

El panel ocupado por las pinturas, abarca los tres conjuntos sedimentarios inferiores,
que aparecen separados por líneas de discontinuidad. Las láminas de estratificación
cruzada son más gruesas que en los anteriores abrigos descritos y el plano frontal de
fractura presenta numerosas diaclasas paralelas al mismo, formando pequeñas placas,
bien visibles en el sector inferior derecho del lienzo.
La máxima alteración se produce en la parte alta del abrigo, como ya hemos indicado,
con formas bien evidentes de meteorización mecánica y química, aunque también se
desplaza hacia el sector más alto del panel pictórico en forma de veladuras de tono
blanquecino más visible sector izquierdo de la roca y alteración biológica, de escasa
funcionalidad actual pero que se extiende en gran parte del panel afectando a las
pinturas 1, 2 y 3 (Fig. 17).

Figura 17. Alteración biológica afectando a las pinturas 2 y 3. Se observa la posición de esta última
sobre la línea de separación de dos conjuntos sedimentarios de areniscas.

26
Las pinturas 4 y 5 se ubican en el estrato de areniscas más bajo, caracterizado por una
mayor subdivisión en set sedimentarios, generando más líneas de discontinuidad que en
los anteriores conjuntos, formando fisuras abiertas. Estas circunstancias favorecen una
mayor entrada de humedad y por consiguiente, unido a su posición basal, es un sector
que ha sufrido una fuerte alteración. Las descamaciones y las desplacaciones son bien
visibles (Fig. 18), apreciándose que muchas de ellas son antiguas ya que la pintura 4 se
localiza en un sector previamente descamado y la pintura 5 está parcialmente entre la
cicatriz de una placa y la superficie sin afección de alteración mecánica. Solamente en
la cabeza de la pintura 3 se aprecia un pequeño sector en donde las descamaciones
afectan a dicho motivo, dejando un sector de tonalidad más clara.

Figura 18. Detalle de las pinturas 4 y 5 y su relación con los procesos de alteración.

27
4. Medio Caballo

El abrigo se sitúa en una zona baja al pie de un bloque rocoso y conforma una visera
muy larga, con numerosas representaciones pictóricas en paredes y techo, así como
algunos grabados (Fig. 19).

Figura 19. Vista general del abrigo de Medio Caballo.

El conjunto pictórico se encuentra repartido en varias zonas, algunas de difícil acceso,


por lo que nos centraremos en analizar el panel principal y su techo, que corresponde al
sector de mayor desarrollo del abrigo (Fig. 20).

Figura 20. Vista general del abrigo de Medio Caballo.

28
La estructura de los lienzos viene definida por la red de fracturación que afecta al
rodeno, consistente en líneas ortogonales que generan bloques más o menos
cuadrangulares. En este abrigo, los dos paneles con pinturas son paralelos entre sí,
aunque separados por una fractura de dirección transversal. Dicha fractura es bastante
compleja, ya que se subdivide en numerosas diaclasas que agrietan la roca en su sector
central, apreciándose deformaciones concoidales debidas a la presión entre los bloques.
Por lo tanto, podemos diferenciar dos sectores separados por la mencionada estructura
compleja de fracturas.
En el sector izquierdo, las pinturas 4 y 5 se localizan sobre un plano continuo, en el cual
se visualizan las típicas estructuras de las areniscas triásicas, con estratificación cruzada,
pero lo que más llama la atención es la presencia de concreciones carbonatadas que
descienden desde el límite superior del bloque y que afectan a ambas pinturas (Fig. 21).
Además, existen sectores en donde también se aprecian restos de alteraciones
biológicas.

Figura 21. Detalle del sector con las pinturas 4 y 5 afectadas por concreciones carbonatadas.

El toro de la pintura 4 ha desaparecido prácticamente bajo las concreciones


mencionadas, mientras que la pintura 5 se conserva mejor, a pesar de estar afectada en
sus cuartos traseros por la entrada de humedad que ha generado el desarrollo de una
costra biológica que comienza en una de las fractura mencionadas y se prolonga hasta la
base del panel. En algunos sectores se producen crecimientos botroidales, seguramente
generados por musgos, que dan lugar a irregularidades puntuales, aunque con
concentraciones en determinados sectores (Fig. 21, parte inferior).
En el lienzo del sector derecho (Fig. 20) solamente existe una pintura (número 10),
correspondiente a la imagen de un caballo (Fig. 22), situado en el límite inferior del

29
panel rocoso. Las concreciones de origen biológico procedentes del contacto con el
techo, cubren gran parte del sector próximo al caballo y afectan incluso a sus cuartos
traseros. Además las desplacaciones y varias fisuras de la roca afectan a esta misma
zona e incluso a las patas del animal. Por último la propia cabeza del animal ha sido
afectada por el avance de la alteración procedente de una fisura que forma el límite
vertical de este sector del panel. Es por tanto otra de las pinturas que presenta un nivel
de degradación más alto en los abrigos de Albarracín.

Figura 22. Detalle de la pintura número 10 mostrando la posición de la misma con respecto a los
procesos de alteración.

Por último este mismo sector conserva pinturas en el techo de la visera. Todo el
conjunto está afectado por concreciones negras y blanquecinas de origen biológico;
algunas de estas son previas a la realización de las pinturas, ya que se superponen a
ellas, pero otras son más recientes y están generadas a partir de la humedad que discurre
por el techo en momentos de precipitación

Figura 23. Detalle de las pinturas del techo número 31, 33 y 28 (dcha).

30
5. El Ciervo

El abrigo se sitúa en la parte basal de un tormo, limitado por dos fracturas verticales
(Fig. 24), ocupando el hueco dejado por la separación de un bloque, del que actualmente
apenas existen restos. Los tormos marginales, limitan lateralmente el espacio del abrigo,
que queda protegido por una larga pared rocosa en su extremo izquierdo.

Figura 24. Aspecto exterior del abrigo de El Ciervo delimitado por varios tormos.

Las pinturas ocupan un plano de la roca de la roca que queda delimitado marginalmente
por una fractura oblicua por su lado derecho, mientras que la parte izquierda queda
abierta hacia el estrecho callejón del fondo. Por encima de la roca-lienzo, se ha formado
un hueco aprovechando la presencia de un nivel más blando de arenisca, mucho más
tableada, que es la que soporta el techo del abrigo. Este sector superior está fuertemente
alterado, con abundantes tafonis de techo y restos de pátinas oscuras, de origen
biológico.

Desde la zona superior se extiende un área alterada y con concreciones carbonatadas, en


forma de escamas y pequeñas placas que alcanza hasta la pintura 1 (El Ciervo), cuya
cornamenta llega a estar afectada. Esta misma alteración se prolonga, fuera del ámbito
de las pinturas hacia los dos extremos del panel.

31
Tanto el ciervo como las demás pinturas se asientan sobre una superficie rocosa muy
rugosa y cubierta por pátinas antiguas de tonos marrón y negros, con irisaciones
metalizadas en algunos puntos (Fig. 25). No se aprecia la presencia de pátinas
posteriores a las pinturas, a excepción de las concreciones de carbonatos anteriormente
indicadas. Incluso se observa la existencia cicatrices de desplacaciones de forma
subcircular (Fig. 25), claramente antiguas ya que están igualmente cubiertas por la
pátina e incluso parte de las pinturas 2 y 3.

Figura 25. Aspecto rugoso de la roca-lienzo, donde se observa la concreción afectando a la pintura
denominada El Ciervo, así como las cicatrices de desplacación.

32
6. Figuras Diversas

Este pequeño abrigo está generado por un saliente rocoso en forma de pequeño tormo,
prácticamente aislado de la roca basal, quedando colgado unos 2 metros respecto al
fondo del callejón (Fig. 26). El bloque superior está ligeramente inclinado, dejando un
hueco de poca profundidad, en cuya pared se localizan las pinturas. En conjunto podría
calificarse como un gran tafoni que aprovecha para su desarrollo un tramo rocoso de
menor resistencia a la alteración.

Figura 26. Frente del tormo en el que se ubica el abrigo.

En el núcleo central del tafoni, la alteración alcanza su máxima expresión, con


numerosas microformas debidas a procesos combinados mecánicos y químicos. La
degradación de la roca ha hecho progresar la erosión en profundidad, de tal manera que
en el sector derecho de la roca está muy próximo a alcanzar el otro lado del bloque. Sin
embargo, el sector izquierdo conserva todavía relativamente bien un lienzo casi plano
en, donde se conservan algunas pinturas. Los honey combs, por un lado, y el avance de
la alteración, por el otro, han dejado aislada una cuña triangular en situación muy frágil
para su conservación (Fig. 27). Las líneas de debilidad que dirigen la meteorización de

33
la roca son básicamente las de la estratificación cruzada, que orientan los alveolos de
alteración o incluso sirven para resaltar capas por erosión diferencial.

Fig, 27. Interior del abrigo, con la zona del gran tafoni, a la derecha, y el pequeño lienzo pintado, a la
izquierda, limitado por una franja de alveolos de alteración.

Fig, 28. Detalle del pintura 2, muy afectada por procesos de alteración.

En el sector con pinturas hay signos bien visibles de alteración funcional, que consiste
básicamente en la progresión de la degradación mencionada. La desplacación está
generalizada tanto en la parte superior como en la derecha de la pintura 2, de tal manera
que gran parte del cuerpo es escasamente visible y la cornamenta está muy afectada por
escamas funcionales (Fig. 28). Las demás pinturas, situadas en posición más baja,
presentan veladuras externas y signos de microalteración.

34
7. Doña Clotilde
Este abrigo ocupa la zona basal de una gran roca aislada en un sector llano. La arenisca
está formada por diferentes cuerpos arenosos separados por niveles líneas de
discontinuidad que los deja en resalte (Fig. 29). La arenisca presenta una estratificación
cruzada muy visible, así como capas discontinuas internas y anillos de Liesegang, lo
que genera una gran cantidad de alineaciones estructurales en la pared rocosa. La
posición aislada de la gran roca y la existencia de cierta pendiente favorece la llegada de
agua por la parte trasera del bloque, lo que genera humedad en el entorno del abrigo y
por tanto presencia de vegetación. Por esta misma razón la humedad asciende por
capilaridad en la zona basal y genera alteración en los centímetros inferiores de la roca.

Fig, 29. Vista lateral del abrigo de Doña Clotilde.

En términos generales la roca y por tanto las pinturas presentan un estado de


conservación relativamente bueno. Solo algunas zonas están afectadas por alteración
mecánica, que genera descamaciones y desplacaciones superficiales como en el caso de
los dos motivos antropomorfos del sector central inferior izquierdo (Fig. 30). Formando
una franja intermedia a lo largo de todo el panel, pero principalmente a la altura de los
motivos antropomorfos, se observan veladuras superficiales de poca intensidad que
parecen tener origen en carbonatos tal vez fijados por procesos de salpicadura del agua

35
de lluvia, aunque también puede ser importante la recepción de un exceso de radiación
solar que favorezca desecaciones rápidas de la roca y precipitación de elementos en
disolución existentes en la arenisca.

Fig, 30. Elementos pictóricos afectados por alteración mecánica.

Por último, también se observan acciones antrópicas sobre las propias pinturas
consistentes en piqueteados e impactos puntuales que han afectados a numerosos
motivos pictóricos (Fig. 31).

Fig, 31. Conjunto de motivos pictóricos del abrigo, en el que se aprecia en el sector central de la foto la
acumulación de piqueteado sobre la roca, afectando a algunos de estos motivos.

36
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Desde el punto de vista alterológico, el conjunto de los abrigos del núcleo de arte
rupestre de Albarracín aquí estudiados, muestra numerosas similitudes entre ellos,
aunque la combinación de factores locales provoca que se pueda observar una mayor
actividad de los procesos de degradación y alteración de la roca soporte en unos más
que en otros.
En el abrigo de al Cocinilla del Obispo las pinturas están bien asentadas sobre pátinas
antiguas pero los procesos de alteración biológica debidos a la entrada de humedad se
extienden por la parte superior del lienzo rocoso, alcanzando a algunos motivos
pictóricos como la número 1, 4 y 10 en la parte izquierda del panel, y la figura 7 en la
parte superior derecha del mismo. Por otra parte, también se observa una alteración
elevada en forma de descamaciones y pequeñas placas que se extiende desde el lado
derecho del lienzo hacia la figura 8. Por otra parte hay desplacaciones en el entorno de
la pintura 9, así como numerosos impactos sobre la superficie rocosa, sin afectar a las
pinturas. La funcionalidad de los procesos biológicos ligados a la humectación se hace
patente por el hecho de que existen veladuras que llegan a afectar incluso al muro de
cierre del abrigo del lado derecho. Las principales recomendaciones en este caso se
centran en evitar la llegada de humedad a la roca, procurando desviar las entradas de
agua en el contacto techo-roca, así como permitiendo al mismo tiempo una máxima
aireación del abrigo, que puede conseguirse principalmente con la sustitución de los
muros por rejas metálicas.
En el caso del abrigo del Arquero de los Callejones cerrados los procesos de
alteración también alcanzan una gran importancia y pueden afectar en el futuro a
pinturas tan significativas como el arquero. La principal entrada de humedad, que habría
que evitar, se produce por la fractura central que separa los dos paneles del abrigo y que
genera un frente de avance importante hacia las pinturas 2 y 3 por su lado izquierdo y el
aumento de dimensiones en la base del tafoni situado sobre el arquero (pintura 2). En
este mismo panel la alteración también progresa desde el margen inferior derecho y se
sitúa en los límites del conjunto pictórico, al igual que una eflorescencia salina próxima
a las pinturas 4 y 5. Otros procesos, como las desplacaciones de las costras parietales no
afectan a las pinturas. En definitiva los principales problemas se deben como en el caso

37
anterior a determinados puntos de llegada de la humectación que favorece la alteración
biológica y la progresión de algunos alveolos cercanos a pinturas.
En el abrigo de Dos Caballos, a pesar de que existe una importante alteración de la
zona alta y techo del mismo, la progresión de alteraciones biológicas es bastante escasa
en relación con las pinturas y solamente hay que destacar la alteración mecánica, en
forma de desplacación que ha afectado a la pintura 4, aunque no se observan síntomas
de que pueda seguir progresando este tipo de procesos.
El abrigo del Medio Caballo presenta diferentes problemas alterológicos, según las
zonas. En el sector que alberga las pinturas 4 y 5 el principal problema se relaciona con
las concreciones carbonatadas, debidas a la entrada de humedad. Una fractura con ligero
desplazamiento podría amenazar la conservación de este sector rocoso, aunque el
problema no parece importante a menos que se produzcan movimientos sísmicos que
favorezcan compresiones o distensiones de la roca. En cuanto a la figura principal de
este abrigo, el Medio Caballo, su conservación está amenazada por desplacaciones y
fisuras de la roca en su parte inferior así como por la alteración que alcanza al hocico de
la pintura. Finalmente el techo del abrigo también presenta problemas de humedad, de
difícil solución. En definitiva este es uno de los abrigos con mayores problemas y con
pocas alternativas viables para mejorar su conservación.
Las pinturas del abrigo de El Ciervo, solamente presentan algunos problemas de
concreciones puntuales (pintura 1).
El abrigo de Figuras Diversas está afectado por frentes de alteración activos a pesar de
que en la actualidad no se observan entradas importantes de humedad hasta las pinturas.
Sin embargo, la estructura de la roca, muy favorable a la alveolización y la presencia de
veladuras superficiales y desplacaciones provoca una afección al conjunto del lienzo,
sin que sea fácil proponer medidas para paliar esta situación.
Por último, el abrigo de Doña Clotilde, es el que presenta un menor número de
problemas por alteración natural del conjunto estudiado, sin embargo es el más afectado
por la acción antrópica. A pesar de ello, sería conveniente mejorar el drenaje inferior y
lateral de la gran roca en el que se ubica el abrigo, así como estudiar la posibilidad de
evitar la llegada luz solar de forma directa al panel con pinturas y minimizar al mismo
tiempo el alcance de agua de lluvia y/o salpicaduras durante eventos de precipitación.

38
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