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1.

LA ÉPOCA DE LAS REGENCIAS (1833-1843)


1.1. El problema sucesorio
- Fernando VII tiene como único descendiente a su hija Isabel, pero su acceso al trono era imposible por la Ley Sálica establecida
en 1713. Ante ello, el rey aprueba en 1830 la Pragmática Sanción, que permite la descendencia femenina. Los sectores absolutistas
no aceptaron la nueva ley y apoyaron en la sucesión al hermano del rey, Carlos María Isidro.
- Al fallecer el rey en 1833, los absolutistas apoyan a Carlos, mientras que los liberales hacen lo propio con la nueva reina, Isabel
II. Al ser ésta menor de edad, asumió la regencia su madre, María Cristina.
1.2. La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
- El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que defendía la monarquía absoluta, la sociedad estamental, la
preeminencia de la Iglesia y el mantenimiento de los fueros (lema: “Dios, Patria y Fueros”).
- El carlismo contó con apoyos en las regiones forales, que temían el centralismo liberal, y de pequeños campesinos, en las que la
influencia del clero proabsolutista era muy fuerte.
- Sin embargo, los isabelinos tienen sus principales apoyos en las zonas urbanas y de predominio jornalero. Apoyo de parte de la
alta nobleza y del alto clero, funcionarios y búsqueda del apoyo de los liberales.
- Desarrollo del conflicto: ante la falta de ejército regular los carlistas optan por la formación de “partidas” (grupos guerrilleros).
Dimensión internacional: apoyo al bando carlista por las potencias absolutistas (Rusia, Prusia y Austria) y al bando isabelino por
las liberales (Gran Bretaña, Francia y Portugal). Etapas: avances carlistas en el norte (1833-1835: fracaso en la ocupación de
ciudades -sitio de Bilbao-) y predominio liberal (1836-1840: victoria de Espartero en Luchana en 1836, expedición real de 1837,
división de los carlistas en transaccionalistas e intransigentes).
- La guerra acaba con el Abrazo o Convenio de Vergara (1839) entre Espartero y Maroto, en el que se recogía el respeto a los
fueros vasco-navarros. En el Maestrazgo continúa la lucha guerrillera hasta la derrota de Cabrera en 1840.
1.4. La regencia de María Cristina (1833-1840)
En 1834, la regente nombra a Martínez de la Rosa como jefe de gobierno pese a que ella no es liberal. Se inicia un tímido
programa reformista que incluye el Estatuto Real, una carta otorgada basada en la ideología moderada, con unos derechos y
libertades muy limitados. Se produce una división en el liberalismo dividido entre moderados favorables al gobierno, opuestos a
cambios radicales y progresistas, reformistas y partidarios de la Constitución del 12.
Los disturbios de 1835 y la oposición al inmovilismo de de la Rosa y Toreno hicieron que la regente nombrara jefe de gobierno a
Mendizábal ese mismo año. Es aquí cuando se inicia la revolución liberal. Inicia la desamortización en 1836, donde se
desvinculan las tierras de la nobleza y el clero. En este último caso se expropiaron los bienes del clero regular vendiéndose en
subasta pública, además de intentar reformar la ley electoral y reclutar a 47000 hombres para la guerra, poco a poco va perdiendo
el apoyo de las Cortes siendo sustituido por Istúriz, el cual es rechazado por el congreso, tras el Motín de sargentos de la Granja en
agosto de 1836, se nombra jefe de gobierno a Calatrava siendo Mendizábal responsable de Hacienda. Se promulga la Constitución
de 1837, donde se recogen artículos moderados y progresistas, con un predominio de la ideología progresista, un papel muy
importante para el rey y concesiones a los moderados.
1.5. La regencia de Espartero (1840-1843)
Tras 1840, con el final de la primera Guerra carlista, la figura de Espartero tuvo un alzamiento como héroe nacional. La Ley de
Ayuntamientos hizo que estallara la insurrección generalizada, cuando Espartero presenta un programa de gobierno que la regente
no admite, llevando a la renuncia de María Cristina en 1840, asumiendo así la regencia Baldomero Espartero. Hay una
inestabilidad política debido a la división entre progresistas y los pronunciamientos moderados, aplicando al regente una fuerte
represión, quien se enfrenta con las clases por el escaso beneficio de la desamortización y a los industriales catalanes por sus
políticas librecambistas, el conflicto originó una insurrección llevando a un bombardeo contra la ciudad de Barcelona en 1842.
Tras la represión la sociedad catalana se opone dejando así sin apoyo a Espartero en las elecciones de 1843, cuando huye a
Londres por el fracaso y el pronunciamiento del general moderado Narváez.
Esto lleva al adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II a los 13 años para evitar una nueva regencia.
2. EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868)
2.1. Década Moderada (1844-1854)
Durante esta década hubo alteraciones electorales a favor de la ideología progresista gobernando así un gobierno moderado,
encabezado por Narváez. En estos años predomina un liberalismo doctrinado basado en el orden, la autoridad y las medidas
represivas, donde los doctos tomaban decisiones por el resto de la población. Estas personas son la burguesía terrateniente, la reina
y el ejército. En este momento se inicia la construcción del Estado Liberal. A partir de aquí se estructura el estado y se ponen en
funcionamiento instituciones liberales, desde los principios de centralismo, uniformidad y jerarquización.
La mayor parte de las reformas no están recogidas en constitución sino que se aprueban luego, llamadas leyes orgánicas, como la
reforma fiscal, la reforma del código penal o la reforma del código civil, entre otras.
En 1845 se redacta una Constitución, con soberanía conjuntas cortes-reina, ampliación del poder ejecutivo, reducción del poder
legislativo, la restricción del derecho a voto y la Confesionalidad católica del Estado.
En 1851 se inicia el gobierno de Bravo Murillo, cuya política fue una dictadura tecnocrática, se gobierna sin convocar Cortes.
Intentaba perpetuar el gobierno moderado. Este mismo año se firma un Concordato que supone el fin de la ruptura entre el Estado
Liberal y la Iglesia provocada por la Desamortización; Se ratifica la desamortización y el Real Patronato a cambio de la
confesionalidad del Estado, el control de la enseñanza y la financiación y protección estatal. Durante esta situación insostenible se
pronuncia el levantamiento conocido como la Vicalvarada, cuyo objetivo es hacer caer el gobierno moderado. Se redacta el
manifiesto de Manzanares, obra de Antonio Cánovas del Castillo, donde entre las diferentes peticiones se pide la implantación de
la Constitución de 1845.
2.2. Bienio Progresista (1854-1856)
O'Donnell lidera el movimiento de Vicalvarada, por lo que se le niega el gobierno y se le ofrece el gobierno a Baldomero
Espartano.
Durante esta época hubo sufragio censitario, se vuelve a instaurar la Milicia Nacional, los alcaldes vuelven a ser elegidos por los
ciudadanos e incluso se redacta una nueva Constitución, aunque no se publica.
Se produce un plan de reformas económicas, para ello en 1855 se lleva a cabo la desamortización de Madoz. El objetivo es lanzar
a España industrialmente, por lo que la recaudación de esta desamortización se destina al desarrollo del ferrocarril. Se lleva a cabo
la ley de Ferrocarriles, que pretende extender los ferrocarriles en España. Dicha ley da lugar a la crisis económica de 1868.
A pesar del nuevo proyecto hay inestabilidad social, porque estaban llegando a España nuevas ideologías, anarquistas y
comunistas. A partir de la fortaleza de las clases bajas O'Donnell, que en 1854 ayudó a instaurar el gobierno, ahora ayuda a
desmantelarlo, provocando una ruptura gubernamental y llegando de nuevo los moderados al poder.
3.3. Desmoronamiento de la Monarquía Isabelina (1856-1868)
El gobierno de O'Donnell estaba marcado por la estabilidad política basada en la tolerancia, y se sigue optando por modernizar la
economía. Este gobierno proyecta una riquísima política exterior, por lo que intentan restaurar el poder que una vez tuvo España.
Para ello intervinieron militarmente en México, Marruecos e Indochina. Con esta política además trataban de desviar la atención
hacia el nacionalismo.
En 1860 finalmente Isabel II hace entregar a O’Donnell el gobierno a los moderados haciendo uso de la Constitución moderada de
1845, en la que la corona tiene mucho poder.
El nuevo gobierno, liderado por Narváez, va a ser doctrinario y autoritario, pretende implantar la misma política que proyectó en
1844. Como consecuencia va a dejar de recibir apoyos sociales y aparecen pronunciamientos, como la revuelta de la Noche de San
Daniel (1856), la sublevación de San Gil (1866) de la cual fue líder Juan Prim que tuvo que exiliarse del país para no ser
asesinado. Finalmente, demócratas, progresistas y posteriormente unionistas firmaron el Pacto de Ostende, tras la muerte de
O’Donnell, en el que deciden acabar con este gobierno y con el reinado de Isabel II.
Este Pacto se ve beneficiado con las crisis de 1868, que llevan a la revolución la Gloriosa.
1. LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870)
1.1. La Revolución “Gloriosa” de 1868
La primera crisis a la que se enfrenta España es a la falta de algodón, debido a que no llegaba el material a Barcelona, procedente
de América, donde estaba teniendo lugar una Guerra de Sucesión.
A esto se le suma las repercusiones que tuvo la banca debido a la crisis financiera producida por el fracaso en la inversión al
ferrocarril español. También se le suma la crisis de subsistencia por el incremento del valor del trigo debido a que no llegaban los
productos al mercado por malas cosechas.
Todo este descontento provoca la Revolución de la Gloriosa (18 de septiembre), con la cual tiene comienzo el Sexenio
Democrático.
En septiembre de 1868 los pronunciamientos de los generales Serrano, Dulce, Prim y Topete y la victoria en la batalla de Alcolea
provocan el exilio de Isabel II, formándose juntas revolucionarias provinciales y locales. En octubre la de Madrid proclama
regente al general Serrano y se forma un Gobierno Provisional presidido por el general Prim y con un claro carácter moderado.
Sus primeras medidas son la disolución de las Juntas revolucionarias y el desarme de la Milicia Nacional, convocando elecciones
a Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino para enero de 1869.
1.2. El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869
En Madrid se forma un gobierno provisional dirigido por Serrano, quien convoca elecciones por sufragio universal masculino por
unas Cortes Constituyentes.
Las elecciones de enero de 1869 dan la victoria a la coalición gubernamental formada por progresistas, unionistas y un sector de
los demócratas. En la oposición están los carlistas, los moderados y los republicanos federales.
Las Cortes elaboran la Constitución de 1869 y nombran jefe de gobierno a Prim y regente a Serrano. Es la primera constitución
liberal democrática de España, la cual se caracterizaba por una monarquía parlamentaria, soberanía nacional, sufragio universal
masculino y separación de poderes: Legislativo, con Cortes bicamerales, Ejecutivo, con un Consejo de ministros, y Judicial, con
Tribunales, y un estado aconfesional con libertad de cultos. También se realizan otras reformas con la democratización de los
Ayuntamientos y Diputaciones o la reorientación económica.
Se crea la Ley de Bases Arancelaria para incrementar el librecambismo, la Ley de Minas, que trata de vender subsuelos a
extranjeros para obtener beneficios económicos y emplearlos en la subvención de empresas ferroviarias para relanzar el ferrocarril
español y hay un intento de modernidad legislativa, se legaliza el matrimonio civil y se renueva el código penal.
La constitución no resultó satisfactoria para las aspiraciones de amplios sectores de la sociedad como los republicanos, carlistas,
anticlericales y las clases populares.
El gobierno además tendrá que hacer frente a numerosos problemas, como la iniciación en 1868 en Cuba de la guerra de los Diez
Años, con otros movimientos similares en Filipinas y Puerto Rico, que fueron sofocados, la consolidación del movimiento obrero
a partir de 1868, cuando surgen las primeras organizaciones obreras, y la introducción del Anarquismo y el Marxismo que se
extiende por diversas zonas y provoca constantes reivindicaciones que contribuyen a la inestabilidad del periodo.

1.3. Las fuerzas políticas del Sexenio.


- Partidos de Derecha: carlistas y moderados
- Partidos de centro: Conjunción monárquico-democrática. Esta coalición se rompe al inicio del reinado de Amadeo I de Saboya:
Partido Constitucional y Partido Radical.
- Partidos de Izquierda: Partido Republicano Federal, líderes como Pi y Margall y Figueras, defendían una república federal y laica
que terminará con la intervención del ejército en la política y regulará las condiciones laborales. Los federales se dividen en dos
tendencias: benévolos e intransigentes, que se diferencian en el origen del pacto federal, desde arriba o desde abajo,
respectivamente. Por otra parte estaba el Partido Republicano Unitario que, dirigido por Castelar, era contrario al federalismo.
2. EL REINADO DE AMADEO I DE SABOYA (1870-1873)
A finales de 1870 llega Amadeo I a Cartagena, en 1871 jura la constitución española y es reconocido por las Cortes como rey de
España. Los problemas bélicos a los que se enfrenta son, por una parte, un nuevo alzamiento carlista, las cuales no es capaz de
sofocar, y por otra la guerra de Cuba, en la que hay intereses contrarios, algunos quieren acabar con ella ya que no quieren seguir
el rey apoyado por lo progresistas intentan acabar con un sistema esclavistas, pero otros, no quieren que finalice ya que hay
intereses económicos de por medio.
Este rey, que pretendía una monarquía democrática, se siente incomprendido y solo tras la muerte de Prim y es rechazado desde el
principio, desde que indicó que no intervendría en la política, ya que consideraba que la política se debía realizar en las Cortes; así
pues, desde la política le dieron de lado porque no lo comprendían.
Cuando llega a la corte con su mujer reduce el boato, lo que supone una ampolla en la aristocracia rancia de Madrid.
El ejército tampoco lo apoya, ni los carlistas, ni los republicanos, ni la iglesia. Los moderados no se iban a quedar atrás, ya que
Antonio Cánovas buscaba el regreso de los borbones en el hijo de Isabel II, Alfonso. Todos aquellos que no apoyaban a Saboya
acabaron apoyando a Alfonso.
Finalmente, la coalición del gobierno terminó saltando en 1873 por los aires debido a la situación tan crítica, y el rey redacta su
renuncia al trono y dice de España que es un país ingobernable y contrario a la monarquía democrática.
Las cortes se someten a una votación para crear unas nuevas cortes con sufragio universal del que sale triunfante el partido
republicano, por lo que se instaura la primera república en 1873.
Se abstuvieron muchos diputados, la república fue utilizada como compás de espera a un futuro Alfonso XII, mientras tanto,
Cánovas del Castillo sumaba apoyos a esta causa.
3. LA PRIMERA REPÚBLICA (1873-1874) .
La república no va a ser bien acogida internacionalmente, y nace dolida de muerte, la diversidad de fórmulas de republicanismo
lleva a que durante este año haya 4 presidentes: Figuera, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Van dimitiendo según se presentan
diferentes problemas. Este sistema de gobierno tiene un gran apoyo social de las clases más bajas.
Las características de la ideología republicana son:
-Estado articulado por pactos libres.
-Separación Iglesia-Estado.
-Estado laico.
-Ejército no interviene en la política.
-Amplio programa social en el que el estado interviene para favorecer la situación laboral del pueblo español.
Dentro del republicanismo hay divisiones: Benévolos, consideran que hay que respetar la legalidad y que las reformas se hacen de
arriba abajo, desde el gobierno), los intransigentes (reformas de abajo a arriba, es decir, el pueblo tiene que manifestarse si quiere
algo) y los unitarios (piensan que el gobierno debe ser centralista, no cree en el federalismo, pero sí en que haya un trasvase de
competencias). Esta división tiene como consecuencia la inestabilidad política.
El primer paso de la república es destituir de los principales cargos de la administración a personas que no tengan ideologías
republicanas y son sustituidos por republicanos.
Las modificaciones que España necesita realmente no se tocan, por lo que el pueblo vuelve a decepcionarse. Pero la reforma
profunda de la que adolece España y que el pueblo estaba esperando, esa, no se produce; el republicanismo español no estaba
dispuesto a trastocar los pilares de este país.

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