Está en la página 1de 3

Cap.

3 La llamada desde quien soy

Se cuenta que, cuando el inventor del lapicero fabricó el primero, dio las siguientes instrucciones
para su uso:
1. Conviene darse cuenta de que lo más valioso está dentro de él.
2. Tendrán que sacarle punta eliminando lo que sobra, según vaya transcurriendo su existencia.
3. Siempre irá de la mano de alguien. De lo contrario no funcionaría.
4. Si se cumple lo anterior, podrá dejar huella.

1.- ¿Quién es el llamado? ¿Quién es una persona?


* La persona es la antítesis de una cosa.
a) La persona es interioridad y exterioridad.
b) La persona es unidad de dimensiones (cognitivas, afectivas y volitivas). Esta unidad es la base
de su identidad.
c) Las personas tienen capacidades, en su mayoría, adquiridas (hábitos, virtudes...).
d) La persona es un ser inacabado. Siempre está en búsqueda de mayor plenitud.
e) La persona descubre el "para qué", el sentido de su vida, aquello que lo plenifique. La
persona es quien está llamado a ser.
f) La persona no es autosuficiente. Se apoya de las cosas y de otras personas. Es una realidad
abierta.
g) La persona es un "quién", no un qué.

* La llamada es la forma en que se concreta para cada uno la llamada a ser plenamente
persona, a "dar de sí" la propia vida: autonomía, autoposesión, autoafirmación.

2.- Quién soy como "esta" persona "concreta"


a) Mis capacidades.
Las personas "somos" capacidades (no "tenemos"). Pueden ser: intelectivas, afectivas, volitivas,
corporales.
Una adecuada imagen personal requiere de la mayor objetividad en conocer las capacidades y
los límites. (Ni sobrevaloración ni minusvaloración).
Recordar que la inteligencia es múltiple.

b) Cómo soy: mi personalidad


Contamos con un temperamento (rasgos, modos de afrontamiento, predisposición a...),
modificable por los hábitos de comportamiento. El resultado es el carácter. A su vez, el
temperamento modulado por el carácter es lo que forma la personalidad.
Los rasgos -del temperamento- pueden ser: intelectivos, afectivos, volitivos, corporales y
sociales.
Estos rasgos son polares.

c) Mis ideales
Aquello que nos mueve a actuar. La psicología tradicional ha reducido estos móviles de la
acción a las llamadas "motivaciones", es decir, las necesidades (Jerarquía de Maslow).
Aunque se reconozcan estos motivos para explicar el comportamiento cotidiano, nunca
pueden explicar en su conjunto la vida de una persona si vive como tal persona; ya que no sólo
se busca el equilibrio homeostático, sino alcanzar los valores.
Los valores son objetivos. No son relativos, sino respectivos a alguien.
El conjunto de valores de una persona es lo que llamamos ideal de vida. Cuando un valor
inferior se sitúa como horizonte de valores, ya no tenemos ideal, sino ídolo, un falso horizonte.
El ideal auténtico está polarizado sobre los valores espirituales, y puede ser
predominantemente intelectual, estético, político, ético o religioso. Muchas veces, en dos o
más ámbitos a la vez. Por tanteo, la persona va tomando conciencia de cuál se a su propio
ideal. Y sabrá que es su ideal por la alegría en su realización. "¿Quién aspiro a ser?"
Si estos ideales son compartidos podemos habla de una llamada compartida.
Para tomar conciencia de la propia jerarquía de valores hay que revisar la vida -la práctica, no
lo que se diga o se piense-, y su origen -si son elecciones o son producto de introyectos
acríticos-.

d) La orientación esencial de la acción


La acción encarna las capacidades, temperamento e ideales.
La orientación a la acción puede ser: cuidar, curar, proteger, atender; educar, enseñar;
acompañar, escuchar, ayudar, aconsejar; escribir, redactar; traducir, interpretar; comerciar; criar;
fabricar, manipular, construir; calcular, medir; dirigir, gobernar, mandar; crear (música, literatura,
artes); investigar; inventar; aparecer en público (hablando, comunicando, interpretando,
explicando); ordenar, clasificar, conservar; cultivar; organizar grupos; realizar actividades de aire
libre, deportivas, viajes; argumentar, convencer; interpretar música, teatro, danza; realizar
actividades con animales o plantas; trabajo con aparatos (ordenadores, electrodomésticos,
etc.).

Domínguez Prieto, Xosé Manuel


Llamada y proyecto de vida
pp. 22-34

También podría gustarte