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La Iglesia necesita buenos líderes: hombres y mujeres que cuiden el rápido desarrollo de la

Iglesia; hombres y mujeres que dirijan los asuntos y mantengan el orden de la Iglesia
establecida por el Señor; hombres y mujeres que ayuden a otros a guardar los
mandamientos; hombres y mujeres que apoyen firmemente la causa de la verdad en todo
el mundo.

Los líderes de la Iglesia que continuamente luchan por hacer de éste un mundo
mejor mediante el vivir y el enseñar los principios del Evangelio tienen el derecho
de recibir conocimiento e inspiración.

Cuando somos dirigidos por tales líderes, nuestro hogar, nuestra familia, nuestra
comunidad y nuestra nación se fortalecen. Es nuestro deber, como poseedores del
sacerdocio, prepararnos para llegar a ser esta clase de líder inspirado, porque
nuestro liderazgo puede afectar a muchas otras personas durante toda su vida.

Recuerdo con mucha gratitud a mi maestro de seminarios…


El fue el ejemplo de lo que debían ser los líderes de los jóvenes

Para mantener un liderazgo a la manera del señor, debemos comprender el Evangelio


y vivirlo.

La Iglesia y el mundo necesitan hombres y mujeres de integridad que se enfrenten


a los problemas con disposición y veracidad. Nosotros debemos ser esa clase de
personas

Debemos preguntarnos: ¿qué clase de líder soy? ¿Qué clase de influencia tengo sobre
otras personas?
Hace unos meses atrás conversaba con un joven que me contaba como había sido su
proceso de conversión. Usted es lo mejor que me ha pasado
Recientemente mientras chateaba en WhatsApp con otro de estos maravillosos jóvenes y
después de escucharle y de apoyarle en algunas cosas temporales que el requería, me
escribió: obispo, no se que fuera mi vida sin ti, seria, fulera

el liderazgo (Es la habilidad para ayudar a otros a alcanzar algo.)

Cristo era el gran pastor el conocía sus ovejas y las ovejas el conocían a él, su profundo amor
lo llevo a enseñar que no solo las 99 eran importantes que también la oveja perdida era de
gran valor.
De igual forma él ha delegado esa función sobre aquel a quien ha llamado para ocupar una
posición dentro de la iglesia, cuando le pregunto a Pedro reiterativamente ¿Pedro me
amas? Apacienta mis corderos
Al igual que él, debemos identificar, conocer y ministrar y responder las necesidades a
cada una de nuestras ovejas del rebaño

presidente Harold B. Lee

“Por alguna razón, la impresión que tuve fue, simplemente, que el único registro
verdadero que se podría hacer de mi servicio y de mi nuevo llamamiento sería el
registro que yo escribiera en el corazón y en la vida de aquellos con quienes habría
servido y trabajado dentro y fuera de la Iglesia”

Cuando aceptamos llamamientos en la iglesia, ayudamos en la obra del padre, por lo que
debemos permanecer cerca de el

Doctrina y convenios 121:41 – 45 encontramos varias cualidades de liderazgo:

Persuasión: La persuasión es tratar de convencer a otras personas para que hagan


algo. Es lo opuesto a ordenarles o forzarlos a hacer algo.

Historia con Arturo presidente de rama


La longanimidad

El líder hará uso de la paciencia cuando trabaja con otros.

Historia del hermano que abandono el llamamiento porque me había equivocado


La mansedumbre

La mansedumbre es la cualidad de ser enseñable y de poseer una mente abierta.

El amor no fingido

El amor no fingido es el amor sincero; es el sentir verdadero interés por los demás y
se refleja en expresiones tales como: “Me importan mucho sus sentimientos”;

La caridad

Un buen líder debe demostrar caridad, que es el amor puro de Cristo, para
con todas las personas. Este amor comprende el sacrificarse por el bienestar de los
demás.

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