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2022

LECCIONES DEL
DERECHO PENAL PARA
EL NUEVO SISTEMA DE
JUSTICIA EN MÉXICO :

DERECHO PENAL Y PROCESAL.


GARCIA CARRION GABRIELA

DR.CARLOS RUZ SALDÍVAR | INSTITUTO DE MEDICINA FORENSE


CAPÍTULO 5.

En la continuidad con el capítulo, en este apartado se explican las causas de la


tipicidad y lo que desencadena de estas, vamos a entender como causas de a
tipicidad que será una conducta licita recordemos que para analizar si la conducta
es típica debemos tomar en cuenta los 3 elementos que se han mencionado con
anterioridad el objetivo normativo o subjetivo.

Vamos a encontrar a la exclusión del elemento objetivo como el binomio conducta


y resultado por el nexo causal la tipicidad de la conducta será la falta de acción y
falta de nexo causal o del resultado por otro lado tendremos a la conducta por falta
de acción la cual explicará que no existió o es anulada por ser involuntaria en este
apartado quedará anulado el elemento objetivo de la conducta típica.

Ante los movimientos reflejos como bien la palabra lo dice será un estímulo externo
en el que no se pueda controlar su reacción serán aquellos procesos impulsivos
donde actúa por vía subcortical periférica pasando directamente de un centro
censorio a un centro motor.
Es importante mencionar que la conducta involuntaria puede surgir por una hipnosis
como en el ejemplo que nos explicó sobre el caso del policía Antonio g.

En el caso del sonambulismo el sonámbulo va a desarrollar actividades


automáticas, pero de una manera inconsciente el cual no se puede determinar si las
causas que lo provocan se deben a un trastorno mental en este caso ya que el
sonámbulo no tiene conciencia de su actuar su voluntad está anulada al momento
de accionar ante algún delito y se excluirá el mismo.

Vamos a encontrar también a las personas que sufren de ataques epilépticos ya


que en este caso la persona se pierde totalmente la conciencia y por ello se ha
considerado como una alteración psíquica que excluye la imputabilidad y por lo tanto
su análisis corresponde ala culpabilidad es decir excluye de la voluntad a la
conducta ya que el sujeto pierde el dominio por completo del control sobre su
cuerpo.

Exclusión del elemento normativo


En este caso cederá por la falta de elementos normativos que pueda derivar de la
ausencia del elemento normativo cultural requerido por el tipo o que se integra a la
conducta típica.
La conducta será atípica cuando se enriquece sin poder acreditar la licitud de su
incremento patrimonial también se toma como causa excluyente del delito.

Exclusión de la imprudencia la imprudencia en este apartado no se sustenta en un


componente subjetivo sino en la violación del deber del cuidado.

En la falta de elementos subjetivos específicos excluye la tipicidad de la conducta


artículo 259 del código penal federal Además de esto también genera tal efecto la
ausencia de dolo lo cual va a ocurrir en los llamados supuestos de error de tipo.

Concepción general.

Solo después de haber confirmado que la conducta es típica y, por tanto,


penalmente prohibida, podemos seguir adelante con su análisis para determinar si
también contraviene a todo el orden jurídico en general o si, por el contrario, existe
alguna causa que la justifique. Si después de dicho análisis confirmamos que la
conducta es típica y antijurídica, entonces estaremos ante la presencia de un injusto,
pero si hay una causa que justifique la conducta típica (ilícita o prohibida), entonces
quedará excluida su antijuridicidad y será imposible considerarla como delito, dado
que solo se concretó el primer elemento (conducta típica) y faltó el segundo
(antijuridicidad) y ya no podemos pasar al último (culpabilidad). En otras palabras,
la conducta típica justificada se debe considerar como un ilícito justificado. Las
causas de justificación cumplen una función político-criminal, pues a través de ellas
el legislador penal pretende solucionar aquellos supuestos en que las circunstancias
obligan a justificar una conducta prohibida que lesiona a un bien jurídico tutelado
(conducta-típica).Por ello, las causas de justificación siempre deberán estar
plasmadas en la ley, y su aplicación requiere de la constatación de todos y cada
uno de los elementos indicados por el legislador, por lo cual no son admisibles las
llamadas causas de justificación supralegales (aquellas no reconocidas
expresamente en el orden jurídico) o la inclusión o exclusión de elementos no
contemplados en la regulación de la causa de justificación.
En conclusión: para aplicar una causa de justificación se deben tomar en cuenta
todos y cada uno de los elementos descritos por el legislador mexicano la
antijuridicidad tiene un aspecto material y otro formal, de los cuales me ocupo a
continuación.
CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN:
Consentimiento:
Cabe advertir que en el CPF se emplea la denominación “consentimiento del titular
del bien jurídico tutelado”, mientras que en la fracción I del artículo 405 del CNPP
solo quedó contemplado el consentimiento presunto como causa de justificación
para dictar sentencia absolutoria, sin contemplar el consentimiento expreso y el
tácito, lo cual es una falla legislativa que deberá corregirse.
Lo anterior no ha sido aclarado expresamente por el legislador penal y pues en
ninguna de las diez fracciones del citado artículo se establece si estamos, por
ejemplo, ante una causa de justificación o de inculpabilidad; solo se refiere, en
general, a la causa de exclusión del delito. Dicha tarea corresponde precisamente
a la dogmática.
Entre dichas conductas encontramos aquellas que se han descrito en un tipo penal
porque van en contra del interés del titular del bien jurídico para disponer de este
libremente, como sucede, por ejemplo, con el allanamiento de morada o el robo, en
los cuales la prohibición radica en la contravención al interés del titular del bien para
disponer libremente del mismo. De esta suerte, si el titular del bien consiente o
permite voluntariamente que un tercero penetre en su casa o se apodere de su reloj,
esa conducta no constituye una lesión a la libre disponibilidad del titular y estaremos
ante una conducta atípica. En palabras de Eser y Burkhardt: “a pesar de una
realización formal del tipo penal falta materialmente una lesión antijurídica del bien
jurídico, porque el verdadero bien jurídico no es el mantenimiento del objeto en
cuestión, sino la libertad de disposición individual”.
De esta forma, en los supuestos en los cuales el consentimiento excluye su
tipicidad, podemos hablar de un hecho irrelevante para el derecho penal; se trata
de un suceso normal de la vida social que no lesiona al bien jurídico tutelado. La
doctrina alemana ha convenido en denominar a estos supuestos como casos de
“acuerdo”, también traducido como “conformidad del afectado” es necesario
recalcar que la legítima defensa es una conducta-típica, pero justificada, por lo que
dichos supuestos se resuelven en sede de la antijuridicidad y ello supone que el
delito queda excluido por faltar su segundo elemento, siendo inaceptable pasar a la
tercera categoría (culpabilidad).

La legítima defensa se sustenta en dos principios fundamentales: la protección del


derecho individual y la defensa del orden jurídico o el prevale cimiento del derecho.
La “protección del derecho individual” significa que “la justificación por legítima
defensa presupone siempre que la acción típica sea necesaria para impedir o
repeler una agresión antijurídica a un bien individual”.

Respecto al bien individual defendido, es importante hacer notar que nuestro


legislador no ha establecido que este deba ser de mayor valía en relación con el
bien que se lesiona, y por esa razón se justifica que el dueño de la casa mate al
ladrón que ha penetrado en su morada; ello es así a pesar de que la vida del ladrón,
en principio, vale más que todos los bienes muebles que pudiera haber en el interior
del hogar, aunque para sostener debidamente este criterio es necesario unirlo al de
la defensa del orden jurídico, que más adelante desarrollaremos.
La razón por la que se excluye la legítima defensa de bienes colectivos radica en
que esa función está reservada al Estado, y los ciudadanos no deben asumir ese
rol debido al alto riesgo de desestabilización social que supondría convertir a todos
los ciudadanos en policías sin control, de allí que sean tan cuestionadas, entre otras
razones, las acciones de las autodefensas. Por esta razón, quien tiene conocimiento
de la agresión a bienes públicos debería acudir a los órganos de policía
competentes.
Conocidas todas las características generales de la legítima defensa, podemos
establecer que la ausencia de sus características fundamentales hace
improcedente la justificación de la conducta; pero cabría preguntarse cuál sería el
criterio aplicable si solo se cumplen parcialmente algunas de las características
antes analizadas. Nos referimos al exceso en la legítima defensa, situación que es
aclarada en la siguiente tesis de jurisprudencia.

El peligro actual o inminente


A diferencia de la legítima defensa, en la cual la agresión solo podía provenir de
otra persona, en el estado de necesidad justificante el peligro puede provenir tanto
de otra persona como de sucesos naturales (terremotos, huracanes, etcétera) o de
movimientos o ataques de animales no racionales.
Pero no se puede considerar como peligro el proveniente de una persona jurídica o
cualquier otra entidad jurídica, porque en todo caso serán los representantes
(personas físicas) quienes generen el peligro.

La imprevisibilidad del peligro al que se enfrenta quien actúa en estado de


necesidad implica que no existan otros medios para solucionar el conflicto y
conlleven al autor de la conducta típica a lesionar él mismo el bien de menor valor,
por lo cual el legislador ha incluido como requisito que el peligro sea inevitable por
otros medios.
En la jurisprudencia alemana se aplicó el estado de necesidad en el caso del
atemorizador, en el cual un sujeto había penetrado en varias ocasiones al domicilio
de un matrimonio hasta que el marido lo sorprende y le dispara cuando huía.
Evidentemente, como el atemorizador, estaba huyendo no procedía la legítima
defensa y por eso se recurrió al estado de necesidad justificante.
Referencias:
Aranda E. (2014) Lecciones de derecho penal: para el nuevo sistema de justicia en
México / México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas: Straf. Num.12; Pág 109-170

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