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La Teoría del Delito explicado para estudiantes de Derecho

¿Alguna vez te han preguntado en qué consiste la teoría jurídica del delito y no
sabías que responder? ¿Se te han pasado las horas intentando entender cómo
nos imponen las penas?
No te preocupes, en este artículo, desvelaremos los aspectos fundamentales
de la Teoría del Delito. Aquí encontrarás una explicación clara y sencilla,
respaldada por ejemplos prácticos. Acompáñanos en este viaje de
conocimiento y resolvamos todas tus dudas sobre la Teoría del Delito en tan
solo unos minutos.
Por tanto, dado que este concepto forma parte del Derecho Penal, si estas aquí
por un examen, te dejo el enlace a un artículo donde aprenderás los conceptos
fundamentales del Derecho Penal con ejemplos para estudiantes.

¿Qué es la Teoría del Delito?


La Teoría del Delito se refiere a los requisitos que deben cumplirse para
considerar que un acto constituye un delito. Es fundamental comprender estos
requisitos para poder juzgar adecuadamente una conducta delictiva. Imagina
que Juan mata a Luis, ¿deberíamos condenarlo por homicidio sin considerar
las circunstancias?
Aquí es donde entra en juego la Teoría del Delito, que nos ayuda a entender
que no todos los actos son delitos y que su gravedad puede variar. Veamos los
elementos esenciales de esta teoría.

Sujetos en el Delito
Todo delito debe ser cometido por una persona, ya sea física o jurídica. Por
ejemplo, si alguien es encontrado muerto en su casa y no sabemos quién lo
mató, no podemos hablar de un delito. Aquí se distingue entre el sujeto
activo, que es la persona que comete el ilícito penal, y el sujeto pasivo, que es
la persona que sufre el delito.
Acción y Omisión
La acción es el acto que origina un delito y conlleva una pena. En el caso del
homicidio, la acción sería el acto de matar. Sin embargo, hay situaciones en las
que una acción puede ser involuntaria, como cuando alguien comete un delito
sin intención. También es importante mencionar que una omisión, es decir, la
falta de hacer algo cuando existe un deber u obligación, puede ser considerada
como una acción y dar lugar a un delito.
Por ejemplo, existe el delito de comisión por omisión, siendo el caso típico
cuando pasas al lado de un incendio o de un accidente con heridos y pasas de
largo.
Tipicidad: Coincidencia con la Ley
Para que una conducta sea típica, debe estar prevista como delito en las leyes
y coincidir con la descripción legal del mismo. Aquí surge el concepto de
imputación objetiva, que establece que la conducta debe representar un riesgo
no permitido por el ordenamiento jurídico y que este riesgo haya dado lugar al
resultado delictivo. Es importante tener en cuenta que, en algunos casos, una
acción puede no ser apta para producir un resultado delictivo y, sin embargo, el
resultado se produce.
Antijuridicidad: Contrariedad con la Ley
La antijuridicidad se refiere a la contrariedad de la acción típica con nuestras
leyes y la lesión de un bien jurídico protegido, como la vida. Sin embargo,
existen causas de justificación que excluyen la antijuridicidad, como la legítima
defensa, el estado de necesidad y el cumplimiento de un deber o ejercicio
legítimo de un derecho. Estas causas permiten que una conducta que, en
principio, sería considerada antijurídica, sea considerada lícita y, por lo tanto,
no punible.
La legítima defensa es una causa de justificación que permite a una persona
defenderse de un ataque ilegítimo y actual a su integridad física o la de
terceros. Si una persona actúa en defensa propia o de otros, de manera
proporcionada y sin exceder los límites de la defensa necesaria, su conducta
no será antijurídica.
El estado de necesidad se refiere a situaciones en las que una persona se
encuentra en peligro inminente y no tiene otra opción razonable para proteger
un bien jurídico propio o ajeno. Si una persona actúa en estado de necesidad,
es decir, busca evitar un mal mayor causando un mal menor, su conducta
puede estar justificada y, por lo tanto, no será antijurídica.
El cumplimiento de un deber o el ejercicio legítimo de un derecho se refiere a
situaciones en las que una persona realiza una conducta que, en principio,
podría considerarse antijurídica, pero está amparada por un deber legal o un
derecho reconocido por la ley. Por ejemplo, un policía que utiliza la fuerza para
detener a un delincuente en el ejercicio de su función está cumpliendo con su
deber y su conducta no será antijurídica.
Estas causas de justificación son excepciones a la antijuridicidad y pueden
excluir la responsabilidad penal del autor de un delito. Sin embargo, es
importante destacar que el análisis de estas causas debe realizarse de acuerdo
con los criterios establecidos por la ley y los tribunales, evaluando la
proporcionalidad, la necesidad y otros elementos relevantes en cada caso
específico.
Culpabilidad: Responsabilidad del Delincuente
La culpabilidad es el elemento que establece la responsabilidad del
delincuente. Para que una persona sea considerada culpable de un delito, se
requiere que haya actuado con dolo o culpa. El dolo implica la intención de
cometer el delito, es decir, que el sujeto activo haya querido realizar la
conducta delictiva y haya previsto sus consecuencias. Por otro lado, la culpa se
refiere a la falta de diligencia o cuidado que conduce a la comisión del delito de
forma involuntaria.
Por esta razón, además del dolo, existe la comisión imprudente de los delitos, y
esto es en casos de que no hay dolo, pero no se ha tenido el cuidado
suficiente, por lo que si no sabes lo que es la imprudencia en el Derecho Penal
ni sabes ejemplos prácticos, mira este artículo para que domines este
concepto.

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