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MÓDULO

Área: SOCIAL

4 Curso: METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN SOCIAL


Módulo: La evaluación en las intervenciones sociales
Área: SOCIAL M4
Curso: METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN SOCIAL

La evaluación en las intervenciones sociales


Índice

Introducción ......................................................................................................................................................... 1
1. Relación entre intervención social y evaluación .............................................................................................. 2
1.1 Conceptos introductorios ............................................................................................................................................ 2
1.2 Evaluación ex ante ....................................................................................................................................................... 3
1.3 Evaluación intermedia ................................................................................................................................................. 5
1.4 Evaluación de una intervención finalizada .................................................................................................................. 6
a. Evaluación ex post ..................................................................................................................................................... 6
2. Tipología de evaluaciones ................................................................................................................................ 7
2.1 Características comunes de la evaluación interna, externa mixta y participativa ....................................................... 8
2.2 La autoevaluación ........................................................................................................................................................ 9
3. Diseño de un modelo de evaluación ................................................................................................................ 9
3.1 Conceptos preliminares ............................................................................................................................................... 9
3.2 Relación teoría práctica de un modelo evaluativo de intervención social ................................................................ 10
3.3 Utilidad de un modelo ............................................................................................................................................... 10
3.4 La evaluación de la intervención social y la cultura de evaluación............................................................................ 11
a. Descripción del modelo CIPP ................................................................................................................................... 12
3.5 Síntesis evaluativa ..................................................................................................................................................... 13
4. Aspectos éticos en los procesos de evaluación de la intervención social ...................................................... 14
Cierre .................................................................................................................................................................. 15
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La evaluación en las intervenciones sociales


Mapa de Contenido

Conceptos introductorios

Evaluación ex ante
Relación entre
intervención social y
evaluación
Evaluación intermedia

Evaluación de una intervención


Evaluación ex post
finalizada

Características comunes de la
evaluación interna, externa
mixta y participativa
Tipología de
evaluaciones

La autoevaluación
La evaluación en las
intervenciones sociales

Conceptos preliminares

Relación teoría práctica de un


modelo evaluativo de
intervención social

Diseño de un modelo
Utilidad de un modelo
de evaluación

Aspectos éticos en los La evaluación de la intervención Descripción del modelo


procesos de evaluación social y la cultura de evaluación CIPP
de la intervención
social

Síntesis evaluativa
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La evaluación en las intervenciones sociales


RESULTADO DE
Explica los procesos y modelos evaluativos, para una correcta intervención
APRENDIZAJE
social, según niveles de actuación y problemática social
DEL MÓDULO

Introducción
La evaluación de la intervención social es una medición, es un acto de juzgar lo que se ha hecho utilizando
métodos, modelos y técnicas. ¿Por qué evaluar? Simplemente porque contribuye a mejorar la práctica, a
reconocer lo que se ha realizado bien, medianamente bien o definitivamente mal y conocer cuales son las
causas del éxito o fracaso para proponer mejoras en el mismo proceso o en procesos futuros.

En las intervenciones sociales realizadas por trabajadores sociales la evaluación adquiere una dimensión
humanista por la naturaleza de la profesión. Dicho de otro modo, al trabajar con personas no es cuestión de
experimentar si la metodología de intervención es adecuada o no, si se tendrá éxito o no, existe la
obligatoriedad de trabajar bien, con disciplina y rigurosidad. Esto es respetar la dignidad de las personas de la
que tanta se habla.

La evaluación de la intervención social es un proceso y puede desarrollarse antes de comenzar la práctica para
obtener un conocimiento exhaustivo de la o las problemáticas que se abordarán. Esta es la evaluación ex ante.

Es necesario recordar que, como los trabajadores sociales desempeñan su quehacer profesional en la
implementación de programas y proyectos sociales que implican actividades y acciones practicas de
intervención, en general, no trabajan en las evaluaciones ex ante. La evaluación intermedia es la que,
podríamos señalar, en estricto sentido debiera continuar en un proceso de intervención social pues es aquella
que se hace cuando las acciones interventivas se están desarrollando, cuando se esta desarrollando lo
programado o proyectado. Por otra parte, la evaluación ex post es aquella que se realiza cuando las
intervenciones sociales han finalizado. Es un proceso de conocimiento o medición de lo realizado.

Todas las evaluaciones tienen un denominador común y es que los objetivos son los que determinan el énfasis
o dimensión que se adoptara como guía en el proceso. Es por ello, existen evaluaciones internas, externas,
mixtas y participativas. No es necesario y no es recomendable utilizar toda la tipología de evaluaciones, esto
no es garantía de mejor práctica sino simplemente son formas de evaluar que se aplicarán dependiendo del
momento, del contexto, del programa o proyecto y de los objetivos planteados.

La autoevaluación es una evaluación que no se utiliza prácticamente en la intervención social porque las
responsabilidad son de equipo, no son individuales aunque si se aplicara se elige una muestra de los distintos
estamentos participantes en las intervenciones sociales.

Finalmente, el modelo que el Trabajo Social latinoamericano utiliza con frecuencia es el CIPP cuya característica
es evaluar cuatro dimensiones que abarcan la totalidad del programa o proyecto de intervención social y que
son: contexto, insumo, proceso y producto.
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1. Relación entre intervención social y evaluación
1.1 Conceptos introductorios
Plantear teóricamente la evaluación de la intervención social significa, representar la realidad mediante la
racionalización de la experiencia de procesos prácticos iniciales y finales que modifican, de alguna forma, la
realidad. Es necesario, por tanto, esquematizar y conceptualizar un fenómeno expresado en y por un conjunto
de sujetos participantes, profesionales, institucionales y beneficiarios directos e indirectos.

Para comprender la evaluación de la intervención social diferenciamos lo conceptual de lo práctico evaluativo.


Lo conceptual, lo consideramos desde una perspectiva didáctica e ilustrativa con las precisiones teóricas que
son la guía para el desarrollo de procesos evaluativos de programas y acciones sociales. En cambio, la parte
práctica es compartir la experiencia evaluativa del proyecto o programa de intervención social y sus acciones
en un contexto/territorio determinado.

Por la complejidad propia de la realidad, la evaluación en lo social asume múltiples formas según sea su objeto
de intervención. Aun así, la evaluación de la intervención social puede definirse como un proceso sistemático,
diseñado intencional y técnicamente de recogida de información rigurosa, valida y fiable, orientada a valorar
la calidad y logros de la intervención social para llegar a un conocimiento que permita servir de antecedente
para la posterior toma de decisiones de mejora, tanto de las acciones como del comportamiento y
relacionamiento de los sujetos participantes.

La evaluación de la intervención social debe ser sistemática y es un dinámico eje transversal presente en todos
los momentos del fenómeno social, esto es, desde el objeto de evaluación junto con el contexto, el producto
y el proceso y en esta trilogía debe haber coherencia metodológica para alcanzar la validez.

Por otra parte, la evaluación de la intervención social es un proceso socio educativo, un proceso de aprendizaje
de los sujetos y de las instituciones pues se evalúa para mejorar, avanzar, corregir y retroalimentar el proceso
pues compromete a todos los sujetos al incorporar en dicha evaluación un enfoque de procesos que lleve a la
sistematicidad del conocimiento de la práctica, en la multiplicidad de actividades y acciones ya implementadas
de manera tal que se pueda configurar un nuevo campo de acción de mayor impacto social.

En la sociedad contemporánea, abordar la intervención social significa acceder a un campo del conocimiento
desde diferentes paradigmas y conceptualizaciones que presentan convergencias y divergencias, en diferentes
contextos teóricos.

Tradicionalmente, la evaluación ha tenido dos significados. Puede ser entendida como el quehacer de un
profesional que utilizando determinados mecanismos y herramientas buscando dar cuenta de los objetivos de
intervención determinados a priori. En segundo lugar, la evaluación puede ser entendida desde una
perspectiva más amplia, como un proceso que, en un tiempo y en un contexto determinado desarrolla acciones
que integren en el sistema, de manera colaborativa y racionalmente activa a sujetos que trabajan, impulsan y
lo mantienen el desarrollo de las actividades y acciones de la intervención social.
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La intervención social implica la participación de profesionales que detentan la autoridad del saber, del conocer
las estrategias y técnicas para intervenir. Los profesionales están legitimados por la institución, porque existen
reglamentos, estatutos, en definitiva, del estatus legal para actuar en el ejercicio de un derecho.

La intervención exige el manejo de datos complejos de una determinada situación o acontecimiento, desde un
marco comprensivo explicativo de esa situación como búsqueda de una secuencia lógica que dé sentido a lo
que se presenta como demanda y, a su vez, plantee la posibilidad de respuesta a partir de determinados
dispositivos para la acción. En otras palabras, intervenir implica la construcción de una lógica del
acontecimiento fundante de la demanda desde cierto marco teórico o campo de saber. En su definición más
amplia, la evaluación se asume como un tipo de investigación aplicada que intenta determinar el valor de una
innovación, de una intervención o de algún servicio determinado.

Por su parte, la teoría evaluativa ha sido desarrollada con el concurso de diversas ciencias y disciplinas como
parte integral de los procesos y organizaciones que son su objeto de estudio. La evaluación es más que un
mecanismo instrumental, representa una cultura, que no se limita a ser un proceso meramente técnico,
aunque sea un instrumento práctico para tomar decisiones y generar control en el proceso, su utilidad más
trascendental está en ser un proceso deliberativo que permite analizar las acciones, el contexto en el que se
desarrolla esa acción y su relación con el sistema institucional.

1.2 Evaluación ex ante


La evaluación ex ante es la que se hace para conocer el objeto de intervención, vale decir, conocer las
problemáticas, demandas o necesidades sociales que darán origen a la intervención social. Esta es una primera
evaluación y es un requisito para conocer cómo se originan las problemáticas sociales, su relación con el
contexto, intereses en juego, identificación de los sujetos que requieren de las intervenciones sociales, entre
otros.

Lo anterior porque la intervención social no es un conjunto de acciones aisladas sino forman parte de un
coherente conjunto de definiciones de diversos niveles que terminan o implementan en las acciones de
intervención social.

Y, como las intervenciones sociales no son acciones aisladas y, consecuentemente tampoco lo son sus tres
evaluaciones, explicaremos los niveles de donde emanan dichas intervenciones sociales.
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Primer nivel: La política social y sus orientaciones ideológicas
•La intervención social es la parte práctica de una política social, es la implementación de dicha política
social. Y, también esta política social es el primer nivel de planificación de desarrollo social. Esta relación
deja claro que las intervenciones sociales son funcionales al desarrollo social, requieren de planificación y
de ejecución.
•En nuestro país, el Ministerio de Desarrollo Social define la política social como un “conjunto de
orientaciones gubernamentales conducentes a establecer acciones pertinentes en aquellas áreas sociales
consideradas deficitarias con relación al desarrollo y crecimiento global del país” (Mideplan, 1997).

Segundo nivel: Los planes como modelos sistemáticos de acciones


•Este segundo nivel está integrado por los planes cuya característica es reunir y coordinar a un conjunto de
programas con un objetivo común, proponiendo una estrategia de acción compartida.
•Cada vez esta lógica de política, planes y programas de intervenciones sociales se desarrolla con mayor
frecuencia para operacionalizar las iniciativas de intervención sociales.

Tercer nivel: Programas sociales


•Los programas sociales, además de expresar y caracterizar la política, entregar un marco orientador para la
implementación, estratégica y tácticamente definidas de acciones que contribuyan al objetivo de impacto siendo
siempre de carácter social, con fines redistributivos, de equidad o de igualdad de oportunidades.

Cuarto nivel: Proyecto como unidad mínima de la planificación de la intervención social

En la práctica no siempre se encuentra esta articulación entre políticas, planes, programas y proyectos, pues,
en la realidad existen proyectos que no forman parte de ningún programa y programas que no forman parte
de un plan. También, hay iniciativas que se denominan programas pero que no se operacionalizan a través de
proyectos, sino que pasan del diseño a la operación, funcionan como proyectos aun cuando no se les identifica
como tales. Así como existen iniciativas que no se articulan a un nivel superior de planificación, hay otras que
si lo hacen. Cada vez más surgen programas sociales que se ejecutan a través de proyectos y servicios públicos
que propician esta forma de llevar adelante la política social y es precisamente en este espacio donde los
trabajadores sociales tienen un rol y una función preponderante.

En el esquema de estos cuatro niveles, se entiende que las intervenciones sociales están destinadas a satisfacer
necesidades que no pueden ser resueltas por los sujetos en el mercado debido a las dificultades que tienen
esos sujetos por razones económicas, físicas o socioculturales y es función del Estado dar solución. Las
necesidades son de diferentes áreas de la vida social como salud, vivienda, educación, previsión, empleo y
otros.
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1.3 Evaluación intermedia
Cuando la intervención ha comenzado corresponde la evaluación intermedia, llamada también evaluación ex
dure o evaluación on going. Esta evaluación tiene varios tipos de análisis, los más conocidos son el análisis
costo-beneficio, costo-impacto, costo -eficiencia y el análisis del diseño que se está implementando juzgando
la pertinencia y coherencia lógica, entre otros aspectos. Es un proceso evaluativo investigativo que permite
conocer los avances o retrocesos del proyecto o programa de intervención social y que requiere de estos
elementos para su correcta realización:

• Definición de él, o los problemas sociales establecidos en el proyecto de intervención social, desde las
perspectivas cuantitativas y cualitativa.
• Definición de los objetivos de impacto definidos en el proyecto de intervención social que se está
desarrollando porque si los objetivos no están claros o imprecisos no se pueden evaluar.
• Identificación de la población objetivo-definida en el proyecto y la población con la cual se está
trabajando en el proceso de intervención social, ya sea en un proyecto o en un programa.
• Definición del territorio o espacio social o contexto donde está localizada la población objetivo y donde
se está implementando el proceso de intervención.
• Conocer la fecha de comienzo real y efectivo del proceso de intervención y las etapas desarrolladas.
• La formulación del problema es crucial para la intervención y su respectiva evaluación.

Aquí exponemos un ejemplo típico de planteamiento de problema que puede conducir a una incorrecta o
correcta evaluación:

Problema mal formulado Problema bien formulado


Baja cobertura de los servicios de atención Alta incidencia de morbilidad y mortalidad infantil
primaria de salud para la población materno de la Villa El Sauce
infantil de la Villa El Sauce
Bajo nivel educacional de la población en edad
Poca cantidad de escuelas en la región norte.
escolar de la región norte.
Insuficiente oferta de servicios de
Altos niveles de desempleo y subempleo en la
capacitación para el empleo de jóvenes del sector
población juvenil del sector rural
rural.
Fuente: Cohen Ernesto, Martínez Rodrigo. Conceptos básicos de formulación, evaluación y monitoreo de programas y proyectos
sociales
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1.4 Evaluación de una intervención finalizada
a. Evaluación ex post
Comenzaremos a explicar esta evaluación señalando que, siendo una intervención social no es
“exclusivamente” social, en el término estricto del sentido común sino es una evaluación que tiene también
económicos, sociales, políticos, ambientales, financieros, legales, de género. Entonces, es social en la
dimensión contemporánea que considera al sujeto, a la persona, al ser humano en todas sus dimensiones.

Estos criterios permiten elaborar el juicio valorativo catalogando la idoneidad y la factibilidad de las acciones y
el análisis de consistencia, coherencia y pertinencia. La pertinencia de una intervención social es el grado de
adecuación de la propuesta de intervención a las necesidades y perfil de la población o sujetos que participaron
que fueron definidos en la evaluación ex ante.

Para llegar a establecer la pertinencia de una intervención social, ya sea integrante de un programa o de un
proyecto, se realizan los siguientes análisis:

• Analizar en qué medida los objetivos que se fijaron se ajustaron al problema social identificado en el
diagnóstico. Si la intervención consigue o no revertir las causas del problema o si hay un cambio o
impacto en la población participantes.

• Establecer el grado en que las metodologías y+ empleadas fueron adecuadas al perfil de los sujetos
participantes en la intervención social, por ejemplo, cuáles son sus características sociales, culturales
o económicas de estos beneficiarios pues estos datos contribuyen a conocer si las metodologías
empleadas fueron efectivas y adecuadas en la entrega de bienes y servicios o en promoción de la
participación.

• Evaluar la coherencia externa comprendida como el grado de lógica entre el diseño de la intervención
que se implementó y las políticas en cuanto orientadoras de la acción social del Estado y las
instituciones públicas existente, extra e intra-institucional, porque, como hemos señalado
anteriormente las intervenciones sociales contempladas en programas o proyectos sociales son la
expresión práctica de la política social por lo que debe existir una estrecha relación entre las
orientaciones de dicha política y la acogida que tienen en el diseño e implementación.

• Conocer los niveles de coordinación de la acción social pública evaluando si se cumplió lo programado
o, por ejemplo, si surgieron y/o surgieron nuevas iniciativas de intervención complementarias, pero
también puede ocurrir que se dupliquen esfuerzos innecesariamente.

• Conocer los niveles de coherencia interna entendida como el grado de armonización lógica entre los
distintos elementos centrales que definió el diseño, tanto en su eje vertical como actividades,
productos, propósito y fin, como horizontal como indicadores, metas, fuentes de verificación y
supuestos.
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• Análisis de la eficiencia considerando la relación costo estimado del programa o proyecto de
intervención social y si sus actividades y productos que se entregaron son adecuados y fueron
entregados en el tiempo programado. Las intervenciones sociales son eficientes cuando su costo (por
ejemplo, costo medio por beneficiario o producto) sea menor al de otras alternativas de producción
comparables.

• Análisis de la eficacia es distinto al eficiente pues en la eficiencia interesa conocer a priori el grado de
certeza que otorga especialmente su modelo de gestión y antecedentes institucionales, respecto al
logro de los productos y sus efectos en los beneficiarios.

• Análisis de la sostenibilidad consiste en conocer aspectos tales como la institucionalidad pública,


condiciones de inestabilidad económica y social del metasistema que rodea el desarrollo de las
intervenciones sociales, esto es la viabilidad técnica de la estrategia de intervención, desapego de los
beneficiarios por el verticalismo tradicional de los programas, y otras del mismo tenor. Para observar
estos aspectos que influyen en la sostenibilidad de un programa o proyecto de intervención social se
deben conocer los supuestos originales de la estrategia de intervención, las características de los
productos entregados, la participación de los beneficiarios y la institucionalidad pública en que se
inserta la implementación y el desarrollo de las actividades y acciones interventivas.

En general, en la evaluación ex post, el juicio sobre la evaluabilidad debe fundarse en el análisis de los objetivos,
actividades, indicadores, metas y sistema de evaluación propuesto en el diseño del programa o proyecto que
será evaluable en la medida que en su diseño original se establezcan estándares con los cuales se puedan
comparar los resultados obtenidos.

2. Tipología de evaluaciones
Evaluación externa Evaluación interna

•Realizada por evaluadores o investigadores •Ejecutada por personas que son parte de la
externos a la institución o programa o proyecto. institución.

Mixta Participativa

•Es realizada por evaluadores externos como •Es una evaluación donde se integren tanto el
internos. evaluador como la población objetivo del programa
o proyecto de intervención.
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2.1 Características comunes de la evaluación interna, externa mixta y
participativa
Los modelos empleados en la evaluación interna, externa y participativa tienen una característica común que
es la integralidad del modelo que tiene como componente fundamental unos atributos específicos, los cuales
-al momento de la aplicación- se convierten en pilar fundamental para lograr la comprensión de la realidad,
independientemente si la evaluación es hecha por participantes del proceso como es la evaluación interna, por
agentes foráneos como es la evaluación extrema o por la población y profesionales como es la evaluación
participativa.

Estas evaluaciones deben ser:

1. Holísticas esto significa buscar la aprehensión de la totalidad de los aspectos que contiene el programa o
proyecto de intervención social incorporando elementos de la estructura, del proceso y de los resultados. Para
alcanzar este resultado debe utilizar técnicas cuantitativas y cualitativas para poder incorporar las diferentes
posiciones de los actores sociales involucrados en los procesos de planeación, ejecución y evaluación.

2. Modular, ser holístico no significa que se deba evaluar todo al mismo tiempo. Para ello es necesario evaluar
según las fases contempladas en el programa o proyecto, teniendo en cuenta su evolución, donde será
prioritario evaluar los aspectos que correspondan a cada fase del desarrollo. Así, en un primer momento, se
hace necesario evaluar las dimensiones relacionadas con la fase de acercamiento al entorno y sensibilización
de la población; luego el énfasis estará en el desarrollo de las acciones centrales, fundamentales y estratégicas
del proyecto. En la fase final la relevancia la adquieren los resultados, efectos o cambios producidos por la
implementación del proyecto, como también la eficacia de las estrategias para lograr la sustentabilidad social
y económica de éste. Cada evaluación interna, externa, participativa o mixta pondrá el énfasis en lo que es de
su interés, siempre manteniendo la integralidad.

Cualquiera sea la evaluación interna, externa, participativa o mixta es necesario el involucramiento en el


proceso de gestión en todas sus fases permitiendo un aprendizaje institucional y una retroalimentación
constante entre la evaluación y la programación. Conviene dirigirlo a generar aptitudes en los actores sociales,
con el fin de crear una cultura organizacional evaluativa. Su diseño debe ser elaborado a la par de la planeación
de las fases de la ejecución del proyecto, en las cuales se programen los momentos evaluativos, de tal manera
que sirva para incorporar modificaciones al proyecto y al modelo evaluativo. Flexibles posibilitando la
introducción de modificaciones y ajustes de acuerdo con los cambios en los contextos donde se aplique el
proyecto, sin que se alteren los objetivos planteados.

Estas deben incorporar una perspectiva de los distintos actores en cualquier tipo de evaluación ya sea interna,
externa, participativa o mixta pues es importante tener en cuenta que los actores deben estar presentes en las
diferentes etapas del proceso evaluativo, sin desconocer que el equipo evaluador juega un papel fundamental
en éste y en las posibilidades de involucramiento de los sujetos participantes en el proyecto.
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2.2 La autoevaluación
La autoevaluación es una modalidad orientada a medir aspectos requeridos para el análisis del quehacer
realizado. Y es un tipo de evaluación complementaria a otros tipos de evaluación como la ex ante, evaluación
intermedia, evaluación ex post o evaluación mixta.

En general, en el caso de la intervención social se utiliza la autoevaluación para medir la capacidad institucional
o las ventajas comparativas del proceso, dependiendo del área de intervención social. En la autoevaluación se
utilizan instrumentos con formato de cuestionario de auto aplicación.

El diseño del cuestionario es de responsabilidad de un equipo técnico externo al equipo que desarrolla la
intervención social, para evitar sesgos. La autoevaluación, en el caso de la intervención social, se aplica a
distintos informantes sobre aspectos relevantes que se insertan en una matriz de evaluación de los resultados
del proyecto. Es, por tanto, una evaluación complementaria a las otras evaluaciones como la evaluación ex
post, por ejemplo. No corresponde aplicar como complemento a una evaluación ex ante.

La autoevaluación no se aplica masivamente, en general, va dirigida a:

Director del
proyecto o
programa

Representantes de Representantes del


los beneficiarios equipo profesional

3. Diseño de un modelo de evaluación


3.1 Conceptos preliminares
Iniciaremos este acápite recordando lo que es un modelo. Modelo es una construcción común a toda
metodología científica pues son parte integrante del proceso de conocimiento pues la ciencia se ha expresado
y se expresa a través de modelos como forma de comprender la naturaleza de los fenómenos y el modelo
facilita esta comprensión pues simplifica la complejidad de los sistemas. Algunos autores señalan que los
modelos son los intermediarios entre los supuestos teóricos y la puesta en práctica de una intervención social.
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Un modelo es una construcción imaginaria y arbitraria de un conjunto de objetos o fenómenos, formulados
conceptual y metodológicamente con el propósito de estudiar el comportamiento, provocado o no, de esos
objetos o fenómenos. Es un sistema dinámico complejo y siempre es una construcción incompleta. Explicado
de otra forma, el modelo es una construcción pragmática cuyo objetivo es “‘simular”’ ciertos aspectos de un
sistema considerado como “‘original” pues los fenómenos sociales son diferentes uno del otro.

El modelo puede elaborarse de manera análoga al original o constituyendo una representación ideal de las
relaciones entre los elementos y las partes que constituyen el original, es una representación de la realidad
que reduce la complejidad de la realidad utilizando un lenguaje simbólico.

3.2 Relación teoría práctica de un modelo evaluativo de intervención


social

Un modelo debe cumplir con ciertos elementos para que la relación teoría práctica pueda evaluarse en el
desarrollo de la intervención social. Estos son:

Elementos de análisis
Elementos teóricos Elementos
que explican su
que sustentan el metodológicos y
aplicación a una
modelo técnicas
realidad determinada

Elementos funcionales
Elementos valóricos e
en relación con los
ideológicos implícitos
resultados obtenidos

3.3 Utilidad de un modelo


Un modelo permite reconstruir el tejido social para evaluar las intervenciones sociales pues reúnen un
conjunto de elementos indicados correspondientes al fenómeno social que se operacionaliza en la práctica en
un complejo de relaciones interdependientes que se sintetizan empíricamente, y con el modelo se pueden
evidenciar los aciertos y desaciertos, los logros y las dificultades, las potencialidades y debilidades del proceso.

El modelo es un sistema general de evaluar recolectando en un proceso sistemático el análisis de información,


fiable y válido útil para la toma de decisiones, optimizar las intervenciones sociales y proporcionar pautas para
determinar criterios que relacionen procesos y efectos, con un enfoque de proceso desde una perspectiva
estratégica, con una rigurosa sistematización, donde se reflejen las implicaciones y la evolución de las
experiencias realizadas, haciendo dispendioso el intento de recobrar la memoria del proceso con orden
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coherente y cronológico a lo que se agrega un sistema de seguimiento y monitoreo periódico, donde se
evidencien los logros, alcances y limitaciones de la intervención social.

Es interesante incluir las supervisiones y control realizado en las evaluaciones realizadas por los profesionales
participantes durante el seguimiento durante el periodo de ejecución, reuniendo las acciones puntuales
desarticuladas y, principalmente, el control ex-post.

3.4 La evaluación de la intervención social y la cultura de evaluación


La importancia de adquirir la cultura de la evaluación como procedimiento de valoración constante de los
procesos es un cuestionamiento que considera dos situaciones:

• Necesidad de que las instituciones tengan una estructura coherente de sistematización de las
experiencias de intervención, para visualizar las acciones implementadas en forma desarticulada,
desvirtuando de organizar esas acciones generando procesos a mediano y largo plazo.
• Implementación de sistemas de seguimiento y monitoreo de la intervención social, que permitan
valorar y evaluar los logros durante el proceso, identificando así su comportamiento y dinámica, con
el fin de poder estimar el grado de eficiencia y eficacia de las acciones implementadas.

El modelo evalúa el proceso desde el inicio hasta el final, a lo largo del proceso, ya sea en una evaluación
interna, externa o participativa. Por tanto, no es un esquema rígido sino es un medio que permite la
comprensión integral y el estudio de una realidad que se presenta de manera compleja y dispersa ya que la
base es el trabajo practico que se ha realizado en dimensiones interrelacionadas entre sí, que deben ser vistas
desde la integralidad, con el propósito de construir un todo a partir de sus componentes; por lo tanto, en la
formulación del modelo, las dimensiones y las categorías son visualizadas como un todo y no a manera de
simples variables cuantificables.

El modelo para la evaluación CIPP -Contexto, Insumo, Proceso, Producto-es muy utilizado por el Servicio Social
latinoamericano.

Este modelo asume el proyecto o programa de intervención social como un sistema de acción, cuyos elementos
interactúan entre sí y con su entorno, tanto para generar como para aceptar cambios. A través del
establecimiento de relaciones causales entre los componentes y niveles que se pretenden evaluar, ya sea
hipótesis o supuestos de evaluación, se analizan y evalúan, por ejemplo, los niveles de logro alcanzados, los
resultados obtenidos, así como aquellos no alcanzados y los procesos desencadenados por el sistema en los
distintos contextos.

Este enfoque es interesante para el Servicio Social pues, profesional y disciplinariamente, siempre sitúa las
problemáticas en su contexto y el CIPP le permite visualizar la relación y consistencia entre los distintos
componentes de las estrategias por las intervenciones sociales y el efecto que tienen en los distintos ámbitos
o niveles en los que interviene.
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Cada uno de los niveles da cuenta de las prácticas realizadas y de los sujetos participantes cuyas interacciones
al cambiar producen efectos en otros campos, en prácticas y sujetos. En los procesos de intervención social
hay un proceso virtuoso, sinérgico que es posible evaluar.

El diseño del modelo incluye:

• El complejo juego de relaciones entre las distintas dimensiones y elementos del proyecto o programa
de intervención social
• Los procesos que incidieron u orientaron los cambios proyectados
• Los niveles y componentes definidos en su inicio que serán evaluados estableciendo las hipótesis o
supuestos correspondientes ya sea entre insumos y procesos y/o entre procesos y resultados,
incorporando como variables intervinientes, aquellas referidas al contexto social y cultural en el cual
se desarrolla la intervención.
• Procedimientos y técnicas de recolección de datos
• Evaluar la calidad de las actividades, los resultados, efectos e impacto de lo realizado por el conjunto
de intervenciones sociales.
• El diseño exige la construcción de indicadores en función de los objetivos y productos
• Técnicas de observación para verificar los logros.
• En el caso de que el programa o proyecto de intervención social no haya considerado los indicadores
o se estime por parte de él o de los evaluadores como insuficientes, en el diseño de evaluación deben
ser construidos considerando los objetivos, productos y metas.

a. Descripción del modelo CIPP


El modelo se configura en tres campos macro: contexto, insumo-proceso y producto, articulados entre sí,
permitiendo obtener una evaluación integral del proceso de intervención social.

• Los elementos imprescindibles para aplicar este modelo son:


• Definición del problema que motiva la intervención social
• Conceptualización del problema definido
• Operacionalización del problema
• Dimensiones, categorías y variables teóricas y empíricas que son relevantes para la evaluación de la
experiencia específica.
Contexto

El contexto consiste en el análisis del conjunto de aspectos teóricos, económicos, políticos, sociales y culturales
relacionados entre sí, que condicionan la intervención social. El contexto está integrado por:

• El enfoque teórico que guía el proceso de intervención y el proceso evaluativo en sí mismo


• El ámbito socio territorial que corresponde a la población o comunidad donde se desarrollan las
actividades
• La estructura jurídica y política del contexto
• Ámbito de aplicación que comprende las estrategias metodológicas diseñadas para la aplicación del
proyecto y las dimensiones evaluativas.
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Insumo – proceso

Este campo contempla las dimensiones que constituyen la base del modelo, que se expresan en categorías
concretas, según los aspectos estructurales y procesales definidos de acuerdo con la experiencia a evaluar. El
modelo tiene tres dimensiones macro: sustantiva, de gestión o gerencial, y estratégica que permiten abarcar
la mayoría de los aspectos que se consideran en el proyecto de intervención.

Dimensión Sustantiva

•Es la esencia del modelo evaluativo, porque se basa en propósitos fundamentales de los programas o proyectos
de intervención social, y hace referencia a las principales líneas de acción que pueden o no haber estado
explicitadas antes.

Dimensión de gestión o gerencial

•Es la dimensión complementaria a la sustantiva y ambas se relacionan a través de líneas de acción


instrumentales como por ejemplo la conformación de los equipos de trabajo, capacitación del recurso humano,
financiamiento de los programas convirtiéndose en el medio para su desarrollo.

Dimensión estratégica

•Esta dimensión incluye la integralidad de las practicas realizadas en los procesos junto con la sinergia, la
participación, la asociación y los diferentes estilos o comportamiento de los actores que adoptan al implementar
la intervención social.
Producto

Este campo debe realizar la medición, interpretación y juicio del cumplimiento de los objetivos y metas
definidas para el proceso de intervención; identificando las debilidades y fortalezas, y determinando la eficacia
y eficiencia, de tal manera que se logren definir acciones de mejora para continuar o transformar el proceso
de intervención social realizado.

3.5 Síntesis evaluativa


El significado de la evaluación difiere según la etapa del ciclo de vida del proyecto en la que se la utilice. Si es
durante la formulación, proporciona los criterios de decisión para aceptar un proyecto específico u ordenar las
alternativas consideradas en función de las relaciones existentes entre sus costos y beneficios. Si se la aplica
durante la implementación o cuando concluyó es posible determinar el grado de alcance de los objetivos
perseguidos y los cosos asociados. Esto es, junto al compromiso del trabajo con personas existe el compromiso
del trabajo con datos que contribuyen a solucionar problemas sociales, a gestionar presupuestos y, sobre todo,
a trabajar con aspiraciones, deseos y necesidades de los beneficios de la intervención social.

La formulación de un programa o proyecto de intervención social es complementaria a la evaluación, esto


significa que cuando se formula el programa o proyecto debe dejarse establecido como se evaluará y cuál será
la metodología de y determinar la información que se debe recabar para su formulación.

Por otro lado, la evaluación ex-post realizada después de la implementación del proyecto permite reorientar
la operación, adecuando el diseño realizado o adaptándola a las condiciones cambiantes del contexto.
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Curso: METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN SOCIAL Pág. 14

La evaluación en las intervenciones sociales


Asimismo, posibilita aprender de la experiencia. La evaluación, entonces, sirve de marco de referencia para la
formulación de un programa o proyecto, permitiendo medir los costos y el impacto o los beneficios de este,
así como las relaciones existentes entre ambos.

4. Aspectos éticos en los procesos de evaluación de la


intervención social
La ética en la evaluación de la intervención social compromete a seres humanos, por lo tanto, es básico e
imprescindible no invadir sus esferas privadas y los sujetos deben estar de acuerdo en participar en la
evaluación.

En la intervención social se pueden presentar dilemas que requieren ser resueltos éticamente, de acuerdo a
los principios y valores de la profesión y a los objetivos del programa o proyecto de beneficio y mejoramiento
de una situación problemática que da origen a la intervención. Los cambios producidos en las relaciones
sociales y económicas a nivel de globalización, junto con promover un crecimiento económico de enormes
proporciones y una revolución en las comunicaciones que nos acercan virtualmente cada vez más, ha
engendrado su propia contradicción.

Esta se expresa en una riqueza desigualmente distribuida, grandes sectores sociales situados completamente
al margen de los beneficios de este proceso de producción de riqueza. La extensión de la pobreza y la
precarización de la calidad de vida y del empleo de grandes poblaciones a nivel mundial y nacional y una
exclusión social creciente.

En estas condiciones, la intervención social se hace cada vez más compleja y exige de los trabajadores sociales
niveles de formación de excelencia, desarrollo de procesos crecientes de investigación social a fin de dotar a
su intervención de un marco conceptual e interpretativo que permita participar fundamentalmente en el
diseño de propuestas de políticas públicas y sociales innovadoras y en procesos de intervención y acción social
cada vez más coherentes con los desafíos de equidad y justicia social que la realidad demanda y que vastos
sectores sociales esperan.

Los dilemas éticos que se pueden presentar en una intervención social pueden ser:

• Demandas divergentes o conflictivas que presenta la población y que deben ser resueltas éticamente
considerando los objetivos de la intervención social de mejorar la situación problemática planteada.
• Conflicto de valores entre los diversos participantes que deben ser resueltos de acuerdo a los objetivos
de la intervención social construyendo una estrategia ad hoc.
• Demandas cambiantes en el tiempo que requieren reconsideración y responsabilidades éticas cuando
la intervención ya ha comenzado.

La actuación profesional ética se hace cada vez más necesaria para los trabajadores sociales, tanto para
expandir la capacidad crítica respecto de los procesos interventivos como para fortalecer su interacción con
autoridades y responsables políticos y económicos, juicios fundados respecto de temas de ética social, que
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La evaluación en las intervenciones sociales


siguiendo a Paul Ricoeur den “respuesta a las aspiraciones de una vida buena con otros y para otros, mediada
por instituciones sociales justas “.

Cierre
La evaluación de la intervención social tiene un estatuto de cientificidad. Esto quiere decir que la evaluación
aplica métodos y técnicas científicas en su desarrollo. En la actualidad la evaluación de la intervención social
demanda una forma diferente de abordaje, conocimiento e intervención de la realidad, exigiendo a los
trabajadores sociales que los diversos conocimientos que poseen se articulen en torno a búsquedas
sistemáticas de teorías, métodos y estrategias que posibiliten una concepción multidimensional de los
fenómenos sociales pues la realidad contemporánea es compleja y multidimensional.

En este contexto es necesario la existencia de modelos evaluativos que sirven como herramienta para valorar
las acciones que se llevan a cabo en la intervención social. Un modelo, tal como se expone en el CIPP, debe tener una
estructura para abordar los aspectos conceptuales para comprender la intervención social junto con las razones
por las cuales es importante la construcción y la descripción detallada del modelo.

El resultado de una evaluación realizada a una experiencia de intervención social es producto de un trabajo de
equipo, es una construcción y una creación colectiva donde todos aprenden a ser mejores profesionales y a
hacer mejor su propio quehacer.

La tipología de evaluaciones presentada en el módulo desde la ex ante, pasando por la intermedia hasta el ex
post o las evaluaciones internas, externas, mixtas o participativa junto con la autoevaluación tiene cada uno su
proceso metodológico y su proceso vivencial donde están comprometidas, según el tipo, la totalidad o
parcialidad de participantes en la intervención social.

Cada vez es más necesario evaluar y no solo por aquella típica frase que las necesidades son múltiples y los
recursos limitados sino porque la eficiencia y la eficacia son dos términos que reflejan la calidad de la
intervención en términos de solución de problemáticas sociales sino reflejan también la disciplina y rigurosidad
de las prácticas profesionales que, en el caso del Servicio Social y del Trabajo Social inciden en la identidad
profesional y en el imaginario social acerca de una profesión que hace años dejó de ser de ayuda y se
transformó en una profesión con fundamentos teóricos, epistémicos y metodológicos.

APORTE A TU FORMACIÓN

Actualmente los trabajadores sociales y los asistentes social trabajan en la implementación de las políticas sociales
que, como tal se explica en el módulo, es uno de los niveles de la política estatal para cubrir las necesidades de las
personas que no pueden cubrirlas en el mercado. Por tanto, la evaluación es una función básica y primordial del
quehacer profesional para el cual los estudiantes deben prepararse para cumplir un rol de servicio a la sociedad como
profesionales.

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