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Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

APUNTES NIETZSCHE: EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS.


1. ANTECEDENTES. CONTEXTO FILOSÓFICO
A) El siglo XIX: La desconfianza en la razón humana.
La cultura occidental había confiado desde sus inicios en las posibilidades de la razón
para alcanzar el acceso a la verdad, al conocimiento de la realidad y a la llegada de una
sociedad justa de seres virtuosos.
Al final del siglo XIX toda esperanza en la razón quedó resquebrajada. El pesimismo
sobre las capacidades de la razón brota de dos fuentes:
1. La razón produce monstruos: Todas aquellas ocasiones en las que se ha utilizado la
razón de una forma práctica a la realidad han acabado en tragedia. El ejemplo mas
cercano al autor es la revolución francesa, en donde los ideales de libertad e igualdad se
convirtieron en un proletariado pobre y embrutecida.
2. La razón no es un órgano autónomo del ser humano: Acciones y pensamientos
humanos responden a motivos no racionales: Deseos primarios, intereses particulares o
de clase, etc. La razón está ligada a un cuerpo biológico, desarrollado en un entorno
geográfico, económico, social y lingüístico diferentes. Por consiguiente, es ser humano
no puede huir ni de su entorno ni de su entorno en el que se desarrolla.
B) Las voces de la sospecha.
Las miserias de la razón humana estaban presentes en varios campos y ámbitos, como
en el campo psicológico, económico, biológico o moral, gracias a las convicciones y
pensamientos de varios intelectuales vigentes a nuestro autor. La razón fue duramente
criticada por los siguientes pensadores:
1. DARWIN: El ser humano no es ninguna criatura especial. Tiene poco de divino y
mucho de animal. Es solo un eslabón mas de la cadena evolutiva.
2. MARX: La libertad defendida en la revolución francesa es pura ideología; realmente
detrás de un “interés y bien común” existe un trasfondo de interés particular. Por ello,
no es el sujeto consciente el que empuja la historia hacia lugares donde habitar mejor;
son las razones económicas, que funcionan al margen del pensar humano, las que nos
llevarán a la tierra comunista prometida.
Las ideas de la razón son solo una superestructura que sirve para justificar una
infraestructura económica que únicamente conviene a aquellos que poseen capital o
dinero. Poco margen de Maniobra y de libertad para una sociedad sujeta a las leyes
económicas.
3. FREUD: Por debajo del cógito ergo sum (la razón y el pensamiento) existe nuestra
indomable consciencia, dividida en el subconsciente e inconscientes, dos mundos llenos
de pasiones y deseos que mueven nuestras acciones, el Eros y Tánatos y estos impulsos
son los impulsos que nos hacen actuar, no la razón.
4. NIETZSCHE: Con nuestro autor la derrota de la razón es absoluta: lo que pone en
duda es la veracidad y validez de la propia razón. El paso del mito al logos nunca fue tal
paso, sino que fue el paso de un mito a otro mito, la diferencia es que es que aquellos
que custodiaban y crearon este mito (los filósofos, los clásicos, la iglesia…) se
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encargaron de reprimir a aquellos que no adoptaron el nuevo mito, por esta represión
este mito fue dado como una verdad universal.
C) El fracaso de la ilustración. El romanticismo.
La ilustración causa que el ser humano se convierta en autónomo y adulto. Los
humanos, liberados del sucio trabajo tras la revolución industrial sabrán cultivarse y
aceptarán los valores cívicos que emanan la razón.
El futuro: Sociedades justas y paz perpetua entre naciones. Sin embargo, el progreso
técnico no dio lugar al progreso moral supuesto, la tecnología avanzaba de forma
desmesurada, y en la practica y en la realidad, no es verdad que los seres humanos sean
más libres y solidarios ni tampoco una sociedad más justa.
Este fracaso lleva a dos reacciones contrarias: por un lado “a lo hecho, pecho.” Es
decir, tras el fracaso en su primer intento, recuperamos la idea y la transformamos,
eliminando los errores cometidos y devolvemos al proyecto su posibilidad. La historia
se vuelve a cargar el futuro. Es por ello que el paraíso justo e igual está a nuestro
alcance, a este paraíso se le conocerá a partir de este momento como comunista. Está
será la primera respuesta (reacción): El marxismo. Por otro lado, la añoranza y la
nostalgia y la idealización de lo vivido dará al nacimiento de una segunda reacción que
sí influirá a nuestro autor: El romanticismo.
El romanticismo es el movimiento predominante durante el siglo XIX. Frente a una
razón universal, con obligaciones para todos los ciudadanos, defiende la creatividad del
individuo. Frente a la razón como justificación del actuar, defiende el deseo y la pasión.
Nietzsche recogerá varios ideales románticos: El individualismo, la idea del genio
(superhombre) y la idea de jerarquía espiritual humana. Pero rechaza la parte del
pensamiento romántico, es decir, la nostalgia y la idealización del tiempo pasado el cual
es mirado con pena y melancolía por lo perdido hace que Nietzsche adopte una nueva
postura, ante ello, da la posibilidad de engendrar algo nuevo, un espécimen del futuro
que pueda librarse del ideal existente hasta hoy.
D) El pesimismo ante la vida: Schopenhauer y su influencia en Nietzsche.
Para Schopenhauer cada individuo es una manifestación de única voluntad de vivir
(futura voluntad de poder): Un impulso ciego que se esfuerza por afirmar su propia
existencia a expensas de los demás seres. Por ello, el mundo és un cúmulo de crueldades
y de codicias, lleno de egoísmo.
Por otra parte, el acto sexual evidencia esa voluntad de vivir, pues la sexualidad
esclaviza al individuo a la existencia de la especie, un ciclo destinado al dolor infinito.
Ante esto, Schopenhauer solo ve una solución: Hay que negar la vida y convertirnos en
seres sin deseo. Es decir, hay que renunciar a todo aquello que nos hace vivir, a todos
aquellos deseos y placeres mortales. Para ello solo hay dos vías posibles:
1. La experiencia estética. La contemplación de la belleza permite alejar de nuestras
vidas todo aquello que es voluntad de vivir. Es un breve paréntesis que, sobrepasado,
vuelve a acionar nuestros instintos primarios.
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2. La sanidad o el ascetismo: La única solución duradera, pues renunciamos a la


voluntad de vivir, a autoafirmarnos, a nosotros mismos. Viviendo así pues como el
santo, existiendo en el tiempo sin existir en el mundo, mediante la pobreza, la castidad,
la compasión, la mortificación…

2. LA FILOSOFÍA A MARTILLAZOS.
La nueva filosofía necesita un nuevo estilo para romper con lo que hasta ahora el
común denominador de la tradición filosófica. La idea de verdad no se puede eliminar
con un lenguaje que busque encontrar otra verdad diferente; seguimos teniendo una
verdad. La lógica no se puede eliminar utilizando las reglas lógicas, pues
demostraríamos la veracidad de esta. Por consiguiente, la razón no se puede eliminar
mediante argumentos deductivos, ya que estaríamos afirmando nuestra fé en la razón.
Por tanto, será otra forma de proceder y esta es la del martillo, que con golpe brusco y
seco, destroza todo lo establecido.
Su obra es fundamentalmente no-conceptual, pues hace que el lector solo necesite
intuiciones para destruir y construir, careciendo de pruebas y demostraciones.
2.1. Características del nuevo estilo.
Lenguajes más sugerentes, expresando el enigma de la vida. Para experimentar otro
mundo no nos valen las prosas comunes ni las reglas gramaticales que determinan las
convicciones vigentes del mundo humano. Por ello, hay que renunciar a la lógica
gramatical, desmontar el lenguaje.
El resultado ha de ser el reflejo de un pensamiento original, vivo, y con un lenguaje más
connotativo que denotativo, capaz de sugerir un significado distinto al suyo propio.
2.2. Consecuencias del nuevo estilo.
En la lectura de Nietzsche no vamos a encontrar un sistema unitario de argumentaciones
racionales y deducciones lógicas propuesto para convencernos de la verdad de lo dicho.
Su lectura es mucho más libre, el lector se ve obligado a crear una propia interpretación
con el desasosiego de no saber nunca si se trata de una interpretación correcta.
Nos encontramos ante un autor del que siempre se pueden realizar interpretaciones
diversas y donde cada individuo intentará buscar aquellos aspectos que concuerden con
su propio pensamiento.
3. CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS EN LA OBRA DE NIETZSCHE.
En junio de 1888, en el cálido verano Nietzsche, como siempre, se retira al norte de
Italia, donde comenzará a escribir El crepúsculo de los ídolos. Nietzsche ya no coquetea
con los ideales románticos (visible en sus primeras obras). Su narrar ya no es tan alegre.
Conceptos como eterno retorno o la voluntad de poder adquieren mayor importancia, y
las críticas de la moral, la religión, la razón y la verdad perfilan sus contornos.
Tras desistir en su proyecto de la voluntad de poder, utilizó parte de los materiales
elaborados para redactar El crepúsculo de los ídolos.
Significado:
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1. Crepúsculo. La luz que se apaga, el ocaso, el fin, la ruina, el último suspiro de


aquello que fue y que está a punto de desaparecer (de los ídolos).
2. ídolos: Aquello que, aunque falso, es admirado, venerado y se le atribuye culto o
adoración. Los ídolos hacen referencia a la moral, al cristianismo, a la razón y a la
verdad creída por la cultura occidental desde sus inicios.
Por ello, el libro es una crítica-anuncio del fin de una cultura, de lo establecido,
derivando al desengaño de la cultura occidental y de los dioses, con la llegada en el
nihilismo y la creencia en la nada.
4. CRÍTICA A LA CULTURA OCCIDENTAL.
Gran parte de los esfuerzo de Nietzsche se centran en desmontar la estructura intelectual
en que se ha apoyado la cultura occidental para sobrevivir. El logos de occidente ocultó
su enfermedad cara a la sociedad durante mucho tiempo, como en toda enfermedad, el
paciente no quiere darse cuenta.
Tras la apariencia de una cultura autosatisfecha, que se cree la única conocedora de la
verdad, en progreso continuo y fundamentada en leyes racionalmente universales, se
encuentra un virus inicial introducido por los fundadores de la cultura: unos hombres
que, por su propia seguridad, por interés propio, desprecian y niegan lo sensible y
construyen un mundo irreal donde puedan sobrevivir.
Nietzsche encontrará y destapará la enfermedad escondida, aislará los virus que la
causan y aislará los virus que la causan y propondrá medidas de curación.
4.1. El método genealógico.
Saber de dónde venimos sirve para conocer nuestro linaje, pero también para descubrir
un fraude lejano en el tiempo. Nuestro autor realizará el árbol genealógico de Occidente
para descubrir que en su linaje no está la búsqueda del saber, el interés por la verdad o
el cultivo de la razón: en su origen está el miedo de unos hombres mediocres al devenir
de las cosas, miedo a vivir inseguros en un mundo que experimentamos, pero que nos
resulta enigmático. Nuestro linaje proviene del miedo y no del amor a la verdad. El
origen de Occidente es, según el autor, un origen que avergüenza.
Es por ello que el método genealógico permitirá destapar el origen hasta ahora
camuflado, descubriendo un fraude en la cultura de Occidente en donde hombres no
pusieron límites a la verdad y crearon un mundo ficticio, toda una mentira. La
genealogía atacará a los pilares de la cultura de Occidente, principalmente al logos.
4.2. Crítica a la razón y a sus criaturas.
Si nuestro origen es un método para escapar del miedo y no un camino para descubrir la
verdad, hablamos pues de un problema de supervivencia psicológica: Nuestra fragilidad
mental es la que pone en funcionamiento a la Razón para generar un mundo irreal con la
finalidad de poder sobrevivir. El miedo a perder ese mundo es el interés filosófico y
moral por justificar y fundamentar el inicio de la civilización. Es por ello que la razón es
la causante de la enfermedad de Occidente.
La creencia por parte de la cultura occidental de que ha creado el más grande progreso
que la humanidad jamás ha conocido debido a la transición del mito al logos, choca
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frontalmente con la convivencia histórica, la finitud de la vida y los datos ofrecidos por
los sentidos: todo fluye, todo cambia, nada permanece.
Por eso Occidente necesita desprestigiar el movimiento. Por ello lo mejor es renegar de
los sentidos y construir realidades ultramundanas en donde todo funciona como la razón
quiere.
La filosofía, la moral y la religión occidental son síntomas de decadencia.

Sócrates buscó afanosamente la definición universal que eliminara la singularidad del


objeto. Platón inventó un mundo inteligible donde pudo afirmar todo aquello que la
experiencia le negaba. Aristóteles siguió sosteniendo la existencia de esencias
universales que solo la razón puede descubrir. Con el cristianismo la cosa fue a más,
elaborando un mundo teológico que no solo negaba la singularidad mostrada por
experiencia, si no también la propia razón. Tampoco Descartes fue capaz de demostrar
que el mundo de la razón era solo un decorado teatral; Cuando observó que su duda
metódica llevaba a un callejón sin salida retomó el mundo ultramundano, y poniendo
como solución mas remota a Dios, se inventó la glándula pineal, y solo así pudo
mantener lo supuesto sin negar lo obvio.
Según Nietzsche, la sociedad occidental camina hacia el vacío de sentido (el nihilismo).
La civilización occidental, edificada sobre una ficción, está crónicamente enferma. A
medida que se vaya dando cuenta de la falsedad de sus creencias, cuando componga sus
logos era sólo la imposición de un mito, se irá desintegrando. Su muerte está a la vuelta
de la esquina. El mal ya no tiene remedio.
Si intenta precipitar el proceso de degradación es porque para sanar es necesario
acelerar el proceso de infección. El hombre del rebaño, generador de esta cultura, es
incapaz de resucitar al muerto, pues para eso hace falta crear nuevos valores y
únicamente los espíritus libres pueden hacerlo.
5. LA VOLUNTAD DE PODER. VITALISMO.
Alternativa a la enferma cultura Occidental
5.1. La voluntad de poder.
La voluntad de poder es aquella energía vital que nos impulsa a actuar con el fin de
autoafirmarnos. Es el entusiasmo o la pasión que nos empujan a realizar determinadas
acciones, la fuerza que nos lleva a crecer, a fortalecernos. No es querer el poder sino
adquirir este sobre uno mismo.
Aunque brota del cuerpo, no se puede reducir solo a un instinto biológico. Expresa todo
aquello en que nos hemos convertido y desde donde nos lanzaremos a la creación de
nuestros propios valores. El resultado irrepetible de una multitud de elementos
combinados por azar.
5.2. Características de la voluntad de poder.
Inconsciente: La voluntad de poder es irreflexiva. Es un impulso ligado al cuerpo y que
forma parte de la fisiología humana, una más de las funciones del organismo.
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Previa a la razón: La voluntad de poder es la forma primitiva de pasión que configura


todas las otras pasiones y que determina a la razón. Los argumentos racionales que
defendemos sólo indican la cantidad de potencia de un organismo humano. Cuando la
consciencia cree dar órdenes, en realidad está ejecutando lo que dicta el cuerpo.
Peculiar: Aunque su función sea siempre afirmarse a sí misma, como no existen dos
fisiologías idénticas, la voluntad de poder siempre es cambiante y diferente, difiere
constantemente, de acuerdo a parámetros como la edad, la dieta digerida, el clima…
Exige resistencia: Para afirmarse necesita oposición; solo venciéndola consigue un
aumento de poder. Por eso la voluntad de poder siempre está insatisfecha. Su
permanente pasión de autoafirmación le obliga a superarse y a buscar fuerzas que se le
opongan.

Necesita del dolor. La voluntad de poder es siempre una ruptura de equilibrio. Necesita
de la sensación desagradable para crecer. No rehúya el dolor, los estímulos dolorosos la
refuerzan, la excitan. Su visión del hombre es trágica. “Lo que no te mata te hace más
fuerte”.
Carente de finalidad externa. La voluntad de poder se quiere por si misma. No hay
detrás de ese querer. La fuerza se reduce a su actividad. No se busca ni para conseguir el
placer ni la felicidad, lo que no quiere decir que la sensación de un aumento de voluntad
de poder no vaya acompañada del placer. El goce acompaña, pero no mueve.
Creativa: La voluntad de poder es voluntad de crear, es decir, el hecho de imponer
nuestros ideales, de expresar una visión de un mundo diferente, nos exige ser diferentes
y crear modelos de vida singulares y propios.
Libertad: La voluntad de poder es libertad, no como la auto legislación, sino como
hacer lo que nos pide el cuerpo. Mi libertad no acaba donde empieza la del otro, sino
que acaba donde acaba mi fuerza, mi voluntad de poder. Esta libertad se miedo en
nuestra capacidad de crecimiento, expansión y el goce de nosotros mismos. La verdad
no nos hará libre, nuestro poder sí.
4.3. Vida y voluntad de poder.
La vida es energía, potencia, fuerza; calificativos que ya habíamos utilizado al hablar
de la voluntad de poder. Ambas nociones se igualan, se complican: La voluntad de
poder aspira a afirmar la vida, es un instinto de vida, y cualquier ser humano pretende
crecer y superarse.
4.4. Vida ascendente, Vida descendente.
La voluntad de poder puede ser débil, correspondiéndole una vida descendente, y una
voluntad de poder más fuerte, correspondiéndole pues una vida ascendente.
Esto se mide en los siguientes criterios:
 Por su afán de superación. Por su capacidad de ganar a las fuerzas que se le
resisten. La forma de vida descendente actúa de forma reactiva, a la defensiva,
incapaz de oponer resistencia y se encuentra agotada. Es una voluntad de poder
que, tras su fracaso en la vida, niega esta, llegando más a negarse que a
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autoafirmarse. Por otra parte, la vida ascendente será aquella que afrontará la
vida, la aceptará y potenciará la pasión, aceptando la vida.
 Por su relación con el dolor. La vida descendente puede morir por un veneno
que ha tomado por una vida serviría como reconstituyente. Para la vida
descendente el dolor significa insatisfacción, represión y no estímulo, por ello
buscará aliviar este dolor por encima de cualquier cosa, no sufrir a cambio de no
gozar.
 Por su trato con los instintos. Los instintos son fuerzas de energía muy
potentes que pueden con facilidad destruir al ser humano, arrastrarlo a los
abismos: pero también pueden servir para dar más potencia. Cuanta más tensión
eléctrica, mas posibilidades de quedar electrocutado, pero también de generar
energía. La elección de la vida descendente será eliminar todo indicio de
electricidad, en cambion la vida ascendente tomará el riesgo, el peligro,
acumulando toda la fuerza pulsional y reconducirla a un único fin: La
autoafirmación, para así aprovecharse de su energía.

4.5. Nietzsche vitalista.


La voluntad de poder marca la altura de la vida y sus posibilidades de actuación. Todos
los demás valores defendidos mediante argumentos racionales o morales son sólo un
reflejo de estos valores fisiológicos de la fuerza vital.
La vida (y no la razón) se convierte en el criterio para valorar las acciones humanas. Por
eso podemos calificar la teoría de Nietzsche como vitalismo. Es la energía vital que le
permite diferenciar y establecer jerarquías entre los seres humanos, lo que explica los
motivos de construcciones espirituales y humanas: conocimiento, moral, religión…
El sentido de la vida no es transcendente, no se encuentra en ningún más allá de la vida
misma; se encuentra en el cuerpo mismo, en las propias e intransferibles vísceras desde
donde experimentamos nuestro contacto directo con lo terrenal que nos aborda.
5. CONOCIMIENTO Y VERDAD.
5.1. Ser/devenir. Mundo verdadero/Mundo aparente.
La realidad se nos presenta como caos. Nada se nos presenta como eterno, inmutable o
igual, la realidad por tanto no es, deviene. Todo se renueve a cada instante.
La realidad es inaccesible al conocimiento humano, podemos experimentarla, pero no
conocerla. La cultura occidental, la filosofía ofrece la solución: Dado que esta realidad
nos la muestran los sentidos, digamos que estos nos engañan y nos llevan al error. La
realidad del devenir por lo tanto, es pura apariencia: tras ella se encuentra la verdadera y
auténtica realidad, alcanzable por la razón. La razón nos abre al mundo de objetos que
permanecen inmutables y que por ello permiten el verdadero conocimiento, ese mundo
lo llamamos metafísica.
Hemos duplicado el mundo: Por un lado tenemos el mundo del devenir, pura apariencia;
por otro tenemos el mundo del ser, el realmente verdadero y el que realmente merece la
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pena (citar dualismo ontológico de Platón). Nietzsche los llama filósofos-momia,


aquellos que confían en conceptos abstractos y que desconfían de los sentidos.
5.2. Nietzsche ante el llamado “mundo verdadero”.
Nietzsche responderá que solo existe el mundo del devenir. Lo aparente lo puedo
experimentar, pero lo “verdadero” no es más que una construcción de la razón, y esta no
es más que una forma de lo inconsciente, un elemento secundario que de ningún modo
puede establecerse como el valor supremo de la existencia. Lo real por lo tanto es, la
multiplicidad y el cambio.
El mundo aparente solo tiene sentido en relación con lo verdadero. Si este desaparece,
no podremos llamar al otro aparente, pues no sería aparente de nada (porque no existe lo
verdadero). Por lo tanto, habiendo desenmascarado el “mundo verdadero” será
sustituido por el “mundo aparente”, es decir, por el devenir. Un devenir sin intención
final, carente de meta, privado de sentido. Un mundo del cual tenemos experiencias
diversas según sea nuestra fisiología.

La construcción del mundo verdadero es síntoma de una vida descendente, débil, que
tiene la necesidad de crear ese mundo para poder sobrevivir. La invención de este
mundo, al igual que el mito es antropomórfica (Que tiene forma o apariencia humana.).
Incapaz de afrontar el caos del devenir y de sus múltiples transformaciones y
mutaciones, niega esto y busca falsear el mundo.
5.3. Crítica nietzscheana al mundo metafísico.
La invención y la ficción son las poderosas armas para crear un mundo acorde con la
vida fatigada. La principal herramienta que este intelecto emplea es el lenguaje, pues
este llena la realidad de sustancias, sujetos, causas-efectos, identidades…que en ningún
caso experimentamos.
La metafísica del pueblo, la gramática, nos hace creer que toda acción tiene detrás un
sujeto, cuando lo único que existe es la acción del devenir. Apoyándose en el
lenguaje, en la idea de que tras toda acción hay un sujeto, se deriva a que existe algo
pensante: pienso, luego existo. No obstante, lo único que puede extraerse es que hay
pensamiento, que detrás de ese pensamiento hay un yo que lo produce, no es más que
una cuestión de fe o de necesidad de creer en un mundo con razón y sentido. (miedo al
devenir.)
5.4. Conocimiento y verdad contra interpretación.
¿Qué buscan realmente todos los pensadores al construir una realidad ultramundana?
Son unos farsantes que crean esta nueva realidad, no en respuesta a su anhelo de verdad,
si no a una necesidad fisiológica: el miedo.
Son unos seres cobardes que viven en el autoengaño. No tienen valor cognitivo pero si
tienen valor adaptativo.
Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

La verdad no es el conocimiento de la realidad, es únicamente la fe o la necesidad de


creer en algo permanente o eterno. El ser humano no busca por naturaleza el saber; huye
del peligro del devenir del cambio y las mutaciones del mundo sin sentido e irracional.
La única verdad que realmente puede alcanzar el ser humano es aceptar el estar
condenado eternamente a la no verdad. No existen hechos, solo interpretaciones, no
tenemos medida de percepción correcto, pues la percepción es una interpretación de
quien la percibe.
5.5. El perspectivismo
Conocer no es un acto en el que aparece la esencia de la cosa, sino una valoración hecha
desde una determinada perspectiva, son nuestras necesidades las que interpretan el
mundo.
Lo importante no es buscar un criterio único desde el que unificar el sentido de la
existencia, sino aprender a moverse sin ningún criterio de verdad, es decir, experimentar
la vida sin ninguna ley o regla de sentido.
El mundo metafísico no es que sea falso, es solo la interpretación de los enfermos. El
error es que quieran hacer pasar su interpretación como la única valida, como una
verdad universal. No hay una única y verdadera perspectiva global, no hay un
mundo verdadero-metafísico, si no un pluriuniverso lleno de interpretaciones,
todas válidas.

6. MORAL, RELIGIÓN Y ÉTICA.


6.1. La ética de un inmoralista.
Nietzsche sigue sus cánones de su filosofía de martillazos con la moral. El autor afirma
que no existen fenómenos morales, no hay más que una interpretación moral de los
fenómenos. Todas las morales propuestas de los filósofos (excepto a Hume) son
artificios inventados por la conciencia a partir del mundo verdadero, un mundo ya
artificial creado por la metafísica. Todas defienden la razón como lugar apropiado para
el nacimiento de normas, leyes morales y comportamientos universales.
Como la moral busca respuestas en la razón y no en la vida, el también habla del bien y
del mal, lo que resulta contradictorio ante su postura inmoralista. De la misma manera
que el hecho de que no haya verdad no significa que no haya bienes y males. De nuevo,
el criterio para determinar el bien y el mal está en la voluntad de poder: Lo bueno será
aquello que favorece la vida, lo malo será todo aquello que lo degenera.
Los juicios morales son síntomas de salud. El autor no se pregunta qué es el bien o el
mal, si no en que condiciones el ser humano esos juicios de valor que determinan el
bien y el mal. El inmoralismo de Nietzsche se puede entender como naturalización de lo
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moral: Si las morales existiesen desnaturalizan la moral al oponer moral y vida,


propuesta de nuestro autor pasa por recuperar la naturalidad.
Ahora bien, esta ética no tiene ninguna semejanza con lo que ahora hemos respetado
como moral. Es una ética natural, producto de los instintos, no de la razón. Tiene que
ver más con la salud que con la filosofía.
6.2. Moral de señores, moral de esclavos.
Aquellas morales que permiten una vida ascendente son superiores a las que
condicionan a una vida descendente. La primera moral se le denomina moral de señores
(vida ascendente) y a la última la moral de esclavos (vida descendente).
Moral de señores: Moral de los fuertes. Para ellos “bueno” es todo aquello que eleva al
individuo. Lo que es bueno son ellos mismos. Satisfacen sus deseos y llevan sus
pasiones al límite.
Moral de esclavos: Moral de los débiles. Para ellos la vida es demasiado dura como
para digerirla y por eso se sitúan la felicidad en paraísos racionales o sobrenaturales que
pasan por destruir las pasiones. Resentidos de rabia, crean su moral por venganza y odio
ante los valores fuertes.
6.3. La moral occidental: la conjura de los débiles contra los bien constituidos.
Lo bueno es aquello noble y aristocrático, en cambio lo malo es lo vulgar, simple o
plebeyo. Esto fue establecido en los orígenes de la cultura de occidente por los señores,
aquellos que tenían la capacidad de voluntad para poder valorar sus experiencias vitales.
Por miedo de los inservibles, realizan un motín cuyo efecto es la transmutación de los
valores, es decir, aquellos inservibles pasan a ser los buenos y los superiores ahora serán
los malos. Ahora es el rebaño el que demuestra su débil voluntad de poder, ya que tras
este paso de moral de señores a la moral de esclavos, significa más que decir que ahora
lo malo es bueno, implica a su vez:

El surgimiento mismo de la moral. Acaba de nacer la moral, ya que ahora los


triunfadores de la revuelta (el rebaño) obligan a compartir el criterio de bueno y malo.
El mundo humano pasa a estar gobernado por normas comunes y prohibiciones
rigurosas. La oportunidad de crear valores propios, de ser amo y señor de la propia vida,
se ha evaporado.
El nacimiento de una cultura del resentimiento: Los insurgentes no son creadores,
nunca lo han sido. Su triunfo es un acto de resentimiento. El mundo occidental es
reactivo, ya que sus integrantes no actúan según su voluntad, si no como impulso del
odio y envidia hacia los que dominan y mandan, porque los que dominan tienen mayor
voluntad de poder que los débiles.
La guerra entre débiles y señores siempre se ha caracterizado por el triunfo mayoritario
de los débiles, porque actúan y se mueven en masa, en colectivo, en cambio los señores
son siempre solitarios. Los débiles comparten un mundo moral, en cambio cada señor se
preocupa por su propio mundo.
Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

Para que no se sobrepasen los límites morales establecidos por el rebaño y por su moral
colectiva se trabaja con las conciencias del libre albedrío con un triple objetivo:
1. Permitir que el débil crea que si no es poderoso es porque no quiere (autoengaño)
2. Generar sentimiento de culpa o remordimiento. Nos sentimos mal si actuamos
egoístamente afirmándonos sin pensar en los otros.
3. Permitir el castigo en caso de salida del rebaño.
El triunfo del rebaño se consuma cuando consigue introducir el hastío y la miseria en la
consciencia de los señores, es decir, que en estos nazca un sentimiento de vergüenza por
su felicidad. Les ha generado culpabilidad.
6.4. Crítica a la moral de esclavos.
La moral de esclavos es una lucha a muerte contra todos los valores de la vida. Se ha
reprimido al ser humano vitalmente fuerte, sensual, independiente y dominante, este ha
sido dominado y la han convertido en fiera enferma, mediante la utilización de
mecanismos violentos (violencia, poder, egoísmo). Así pues, la ética moral ha caído en
los siguientes errores:
1. Dogmatismo moral: Considera los valores morales como transcendentes, objetivos y
absolutos. Olvida que los valores morales de occidente no son universales, sólo son una
posibilidad más de valorar el mundo.
2. Antivitalismo: Las normas morales van en contra de las tendencias básicas de la
vida.
3. Intelectualismo: La idea de que el conocimiento lleva a la vida, dicho concepto ha
sido inculcado desde los tiempos de Sócrates.
6.5. La religión.
La religión sitúa sobre la razón y el mundo verdadero un mundo sobrenatural. La
religión va unida al concepto de Dios, este está unido a una idea de renuncia a la vida.
El origen de las religiones y de los dioses es una gran dolencia de la voluntad, Cuando
un ser humano es incapaz de mandar sobre si mismo, e incapaz de activar toda su
potencia la voluntad de poder, se vuelve creyente, síntoma de decadencia y de debilidad
de una voluntad de poder.
No hay necesidad de Dios, solo algunos lo necesitan, pues sin el no podrían soportar la
existencia. Dios es ejemplo de falacia de las consecuencias adversas, es decir, como no
soportan su propia existencia, buscan una invención (Dios) para sobrevivir ante la
tragedia del mundo.
No todas las religiones para el autor tienen la misma valoración. Por un lado, aquellas
religiones politeístas, como la mitología griega, ofrece ciertas características que no
busca un mundo falseado, como la representación poética del universo, o la no
infravaloración del ser humano sobre lo divino. Los dioses griegos divinizan los
instintos humanos fundamentales, y, al igual que los humanos, tienen grandes pasiones,
y a su vez, también sucumben ante ellas. Por otro lado encontramos las más
despreciadas, las monoteístas, como el cristianismo, Nietzsche diría que destierra la
Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

naturalidad y lo sustituye por lo divino, transfiriendo a su vez las pasiones humanas al


infierno, y ligando la idea de gozo en cuanto a la muerte. Todas ellas crean una orden
sacerdotal que esclaviza al ser humano ante Dios.
Por ello, el autor diferencia en base a su criterio de la voluntad de poder, dos tipos de
religión:
Afirmativas: Antiguo testamento, Código Manú, Islam.
Negativas: judaísmo, cristianismo y budismo.
Profundizando un poco más, las afirmativas son las mejores valoradas, pues respetan
más la vitalidad natural. Convierten lo que es la legalidad revelada, en norma instituida
por Dios. A partir de esta conversión, la voluntad de poder quedaba negada ante Dios,
reduciendo los móviles humanos al miedo al castigo y a la esperanza de recompensa
divina.
Por otro lado, las religiones negativas son ejemplos extremos de la moral de esclavos. El
cristianismo es la determinante en la historia de la cultura Occidental. Nietzsche no
confía en ninguna religión, pues proclama el privilegio de ser Dios de uno mismo.
El ateísmo es el instinto de los fuertes, la religión es la de los débiles.
6.6. Moral cristiana.
El cristianismo, una religión construida intelectualmente a partir de la filosofía
platónica, es la acentuación de la decadencia filosófica.
Los mansos cristianos son resentidos inteligentes, deliciosos corderillos que van
pacientemente desplumando lo superior, generando es su mente sentimientos de culpa,
hasta conseguir que oculten y se avergüencen de su superioridad. Susurran que la
debilidad es mérito. La compasión predicada es la manifestación del instinto gregario y
sólo se practica dentro del grupo.
El resentimiento y el odio cristiano se representa en los tres enemigos del alma: El
mundo, el demonio y la carne (el deseo, el instinto y el cuerpo).
Odio a este mundo. La vida en la tierra es solo un periodo de tránsito hacia otro
mundo, el mundo del más allá, ofrecido como un anti-mundo deseable y apetecible,
pero únicamente alcanzable a aquellos que sacrifican su vida terrenal, renunciando a su
vez a su voluntad de poder en la tierra.
Odio a la vida. Propone como virtud cardinal reprimir la vitalidad: Castidad, ayuno,
sacrificio…, con ello anular, en la medida de lo posible, los deseos y los placeres,
convirtiéndose en pecado si se cometen. El instinto natural ha dejado de servir a las
fuerzas que afirman la vida, para convertirse en un engendro peligroso, que debilita las
fuerzas vitales.
El cristiano, lleno de dolor y resignación, califica como pecado todo aquello que es
instinto vital. El libre albedrío que utilizaba la moral es ahora indispensable para
justificar el castigo al pecador.
Odio al cuerpo. Platón devaluó al cuerpo por pertenecer al mundo sensible, el
cristianismo aumentará esa devaluación convirtiéndola en aversión y fobia, porque el
Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

cuerpo humano es el poseedor de los instintos vitales, lo que emana el cuerpo es


sospechoso de pecado. El cuerpo es inmpuro y merece nuestro desprecio.
El cristianismo castiga físicamente su cuerpo y lo esclaviza por razones religioses. Un
dolor gratuito que no sirve para fortalecer la voluntad de poder.
El papel fundamental del cristianismo recae en el sacerdote, un enfermo que cuida
enfermos. Como los creyentes no son capaces por si mismos de discernir entre bien y el
mal y necesitan saber los designios de Dios, el sacerdote asegura su dominio gracias a la
responsabilidad de su encargo.
El enfermo se convierte en pecador y la idea de estar en deuda con Dios se convierte
para él en instrumento de tortura.
6.7. La democracia.
La democracia es un cristianismo sin Dios, diría nuestro autor. Los mismos valores del
cristianismo secularizados, sin necesidad de Dios. Sigue creyendo en unas reglas
morales universales. Crea n nuevos ídolos que reemplazan al viejo Dios (razón,
humanidad, ciencia, ciudadanía, etc), todos ellos siguen perteneciendo a una moral de
débiles. Mengua el desprecio al cuerpo, pero aumenta el odio al superior.
La democracia significa la no creencia en hombres superiores.
Crítica a la igualdad. El concepto de igualdad es el contrario al deseo de marcar
diferencias que exige el carácter afirmativo de la voluntad de poder. Por otro lado, la
igualdad es solo un interés particular de los inferiores, ya que solo ellos les interesa
ocultarse en la masa para no mostrar sus carencias. La igualdad es el refugio de la
mediocridad. La jerarquía natural es propia de la vida, la igualdad significa una lucha
contra la vida.
Crítica a la dignidad. La dignidad y la libertad no son un derecho de nacimiento, son
una conquista. Quién merece esta dignidad, tiene derecho a mantenerla, quien no la
merezca, aquel que prefiere obedecer, no hay que darle ninguna dignidad, porque la
dignidad no se da, se conquista. La crítica de Nietzsche recuerda que no hay naturaleza
humana universal, sino que esta es algo que sólo se puede alcanzar mediante trabajo
para con uno mismo, mediante el impulso de la voluntad de poder.
Conceptos como la justicia, ley, solidaridad o virtud, son solo la manera que tienen los
resentidos de la vida de legitimar su moral y defenderse de los espíritus nobles. El
estado democrático, impide la posibilidad de desarrollo de grandes personalidades. Los
mediocres se ponen en guardia permanente contra los fuertes tratando de destituirlos en
su desarrollo. Lo importante es el triunfo de la vida. Solidarizarse no es ninguna
aportación a la vida, si no que es la perdida de energías vitales de un ser humano
superior en una tarea inútil, pues un esclavo por nacimiento nunca podrá ser libre.
Hecho por: Ainoa Baeza Rivera

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