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Ontología

Profesora Dña. Marcela Vélez León.

Grado de Filosofía – Grupo 260 (360) –4 de abril de 2021

Alumno:

Antonio María González Gorostiza

El engaño ontológico de Nietzsche

Número de palabras (sin incluir página de título, pregunta, notas a pie de página ni bibliografía)
= 1.001

El engaño ontológico de Nietzsche 1


¿En qué sentido cabe considerar como "ontológica" la crítica de Nietzsche a la
metafísica occidental?

Ontología se dice de muchas maneras. La Metafísica puede pasar de estudiar el ser en


tanto que algo que es, a estudiar lo que es en tanto que algo que deviene.

Nietzsche, filólogo, amigo y conocedor de las palabras, sabía que el lenguaje construye
el mundo. Un mundo concebido por el hombre königsberguense1 como un magma de
conceptos2. No sabemos ver el mundo ante nuestros ojos, siempre lo hacemos a través
de las gafas de nuestra cultura. Un mundo ideado que se ha ido alejando de lo que
deviene delante de nosotros de forma natural día tras día. Somos incapaces de quitarnos
las gafas y no podemos contemplar lo que es verdadero, vemos nuestras verdades 3
proyectadas, las que nosotros hemos impuesto en lo que nos rodea.

¿Tiene sentido decir de algo que, es ontológico? ¡Ontológico o no ontológico! ¿Ese es el


problema? No, el problema no es el concepto, no es el saber el significado de un simple
término lingüístico. Porque si lo que nos preocupa es conocer lo real que deviene, si
queremos saber para satisfacer nuestras inquietudes más innatas, si queremos vivir y no
imaginar, las palabras y las definiciones no son lo importante. Las palabras y los
conceptos ayudan unas veces y en otras ocasiones confunden haciéndonos dar rodeos.

¿Es lo ontológico la Metafísica General de Wolff, lo es el sistematismo de Suárez o la


propuesta de voluntad de vida de Schopenhauer? ¿Lo es el vacío nihilista tras la muerte
del Dios que cargaba sobre sus hombros a la cultura de occidente?

1
El tercer error de los mundos verdaderos inventados por la filosofía sería, según Nietzsche, el definido
por Kant, nacido en Königsberg: “3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible,
pero ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo. (En el fondo, el viejo sol, pero
visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida, nórdica,
königsberguense).”(Nietzsche 1998. P 57).
2
“Nosotros somos los únicos que hemos inventado las causas, la sucesión, la reciprocidad, la
relatividad, la coacción, el número, la ley, la libertad, el motivo, la finalidad; y siempre que a este mundo
de signos lo introducimos ficticiamente y lo entremezclamos, como si fuera un «en sí», en las cosas,
continuamos actuando de igual manera que hemos actuado siempre, a saber, de manera
mitológica.”(Nietzsche 1997. P 46)
3
¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas,
extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo
considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo
son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su
troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.” (Nietzsche 2012. P 28)

El engaño ontológico de Nietzsche 2


Nietzsche destruiría la “Ontología” a martillazos, a dentelladas secas y calientes4 bajo
las llamas de las partituras de Parsifal, hasta hacer desaparecer cada letra para permitir
ver lo que la palabra esconde. Para mirar a los ojos al primer motor inmóvil,
reconociéndolo en la voluntad de poder. La voluntad que hace al humano demasiado
humano cuando quiere dominar5 sobre los otros y sobre el mundo. No importa tener
mucho, lo esencial es que el otro tenga menos, demostrar quién manda. Al humano se le
somete con el combate y la muerte6, a la naturaleza con la ciencia y la tecnología.

Se vive en el engaño de un mundo paralelo. Nietzsche se da cuenta del engaño, critica,


insulta7 y no sabemos si propone. Nosotros, entes normales, quizá inferiores, ¿podemos
usar la palabra “Ontología” al referirnos a lo que Nietzsche no propone? Sí, podemos.
Ciertamente y en verdad podemos, y debemos usar las viejas palabras en la nueva
ontología. Porque al igual que Nietzsche somos prisioneros de la anciana metafísica, por
mucho que inventemos, nuestros nuevos caminos avanzaran por el viejo mundo rumbo
hacia cualquier peligro a bordo de barcos libres, surcando un mar abierto8, saludando al
“último metafísico de Occidente”9 que dejamos atrás, en el muelle, celebrando la muerte
de Dios.

Navegaremos por algún apartado rincón del universo centelleante, olvidando la


determinación ontológica y moral hipostasiadas en el ser supremo omnipotente del
cristianismo, enfermo tras el paso del cosmos cerrado al universo infinito que acompañó
el advenimiento de la nueva filosofía de Hobbes y Descartes. Tras una agonía de tres
siglos, Dios terminó muriendo en los brazos de Friedrich quien, desde el abismo de la

4
Como en la elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández.
5
“…todo instinto ambiciona dominar:”(Nietzsche 1997. P28)
6
“…el hombre descansa sobre la crueldad, la codicia, la insaciabilidad, el asesinato, en la indiferencia de
su ignorancia y, por así decirlo, pendiente en sus sueños del lomo de un tigre!”(Nietzsche 2012. P 24)
7
Descalifica la filosofía de Kant: “La tan tiesa como morigerada tartufería del viejo Kant”(Nietzsche
1997. P 27). Insulta a los filósofos escolásticos: “¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las
dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas!— ¡Y lo ha pagado caro!…”(Nietzsche
1998. P 54)
8
“El más grande y más nuevo acontecimiento –que «Dios ha muerto», que la creencia en el Dios
cristiano se ha vuelto increíble– comienza ya a arrojar sus primeras sombras sobre Europa. …alguna
vieja y profunda confianza se ha trastocado en duda…había crecido dentro de ella: por ejemplo, toda
nuestra moral europea. Esta gran abundancia y serie de rupturas, destrucción, aniquilamiento,
subversión que tenemos ahora ante nosotros… nosotros, filósofos y «espíritus libres», ante la noticia de
que el «viejo Dios ha muerto», nos sentimos como iluminados por una nueva aurora… finalmente
podrán zarpar de nuevo nuestros barcos, zarpar hacia cualquier peligro, de nuevo se permite cualquier
riesgo de los que conocen; el mar, nuestro mar, yace abierto allí de nuevo, tal vez nunca hubo antes un
«mar tan abierto».”(Nietzsche 2019 §343)
9
Nos dice Heidegger: “Nietzsche, el pensador del pensamiento de la voluntad de poder, es el último
metafísico de occidente.”(Heidegger 2000. P 388)

El engaño ontológico de Nietzsche 3


locura, contemplaba el vacío quedado tras difuminarse el ser supremo, incapaz de
proponer nada que lo rellenara. Y pensaremos como Heidegger, que Nietzsche no tenía
una solución ontológica, pero sí supo plantearse la pregunta. Pregunta de sospecha que
permite reconocer el punto de partida desde el cual crear la ontología caminando.

Quizá Nietzsche lo intentó. Quizá intentó con su crítica sugerir una ontología
descartando los términos metafísicos por medio de los cuales la cultura occidental se ha
construido un mundo paralelo. Nietzsche quiere regresar al mundo real, regresar a los
orígenes, trasmutar los valores. La muerte del Dios de la cultura cristiana representa la
gran oportunidad, gracias a la desaparición de los fundamentos morales y de la
concepción organizada del mundo. Ante este nihilismo europeo pretende comprender
qué es el hombre y considera fundamental el instinto atávico del humano que le impulsa
a conseguir el poder de dominar. Y en la dominación, el ultrahombre puede beneficiar a
todo el mundo, germinar un dominio natural que lo perfeccione todo. Se trata de una
búsqueda de la realidad que requiere liberarse de la tiranía del lenguaje y separarse de
los conceptos esclavizados por la gramática10.

Las preguntas cambian, los anhelos permanecen. Se buscan respuestas al sentido de lo


que es y lo que somos. Aunque la Ontología reniegue de sus orígenes siempre los
llevará dentro de sí, se llamen como se llamen. No se pretende conocer el alma, ni al
mundo ni a Dios, pero se sigue queriendo saber. “¿qué sabe el hombre de sí
mismo?”(Nietzsche 2012. P 24) ¿Cuál es su motivación?

Nietzsche critica la metafísica occidental porque establece el fundamento de un mundo


ficticio creado por las ideas de los humanos. Se ha invertido la propuesta de Platón y se
ha llegado a considerar como real el mundo de lo ideado; el mundo de los conceptos
vacíos, entre los que se encuentran los conceptos supremos que son los más vacíos.11

Con su propuesta de una filosofía a martillazos niega la trascendencia de la metafísica


tradicional y pretende construir una ontología, una filosofía de la existencia con ideas
que no se atienen a los conceptos tradicionales, una axiología o filosofía de valores

10
“Justo allí donde existe un parentesco lingüístico resulta imposible en absoluto evitar que, en virtud
de la común filosofía de la gramática —quiero decir, en virtud del dominio y la dirección inconscientes
ejercidos por funciones gramaticales idénticas—“(Nietzsche 1997. P 44)
11
“los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de
la realidad que se evapora.”(Nietzsche 1998. P 53)

El engaño ontológico de Nietzsche 4


partiendo de una disrupción brutal donde la verdad se muestra como sospechosa. En su
crítica ataca a la metafísica, a la modernidad y, todo el pasado es rechazado.

La radicalización hacia una filosofía del devenir, en oposición a una filosofía de la


sustancia o del sujeto, puede considerarse la primera piedra de una ontología que abre el
camino a otros filósofos.

Nietzsche es ambiguo12, no plasma una propuesta clara. Puede ser referente en el


desarrollo filosófico de bandos contrarios. Pero Nietzsche es también imprescindible,
porque ilumina un punto de inflexión como un claro en el bosque desde el que partir
separando lo ontológico de lo metafísico.

12
Nietzsche acusaba a Sócrates de ambiguo porque en su último suspiro quiso saldar cuentas con los
dioses: “Admiro la valentía y la sabiduría de Sócrates en todo lo que hizo, dijo… y no dijo. Este monstruo
burlón y enamorado y cazador de ratas de Atenas, … Fue acaso la muerte o el veneno o la piedad o la
maldad; algo le soltó la lengua en aquel instante y dijo: «Oh, Critón, debo un gallo a Asclepios». Esta
ridícula y terrible «última palabra» significa para el que tenga oídos: «Oh, Critón, ¡la vida es una
enfermedad!». ¡Cómo es posible! Un hombre como él, que había vivido alegre y como un soldado a la
vista de todos, ¡era pesimista!”(Nietzsche 2019 §340)

El engaño ontológico de Nietzsche 5


Bibliografía

Heidegger, Martin. 2000. Nieztsche I. Segunda. Barcelona: Destino.

Nietzsche, Friedrich. 1997. Más allá del bien y del mal : preludio de una filosofía del
futuro. Editado por Andrés-Pedro Sánchez Pascual. 1a ed. rev. Madrid:
Madrid:Alianza Editorial.

———. 1998. Crepúsculo de los ídolos o Cómo se filosofa con el martillo. Editado por
Andrés-Pedro Sánchez Pascual. Cómo se filosofa con el martillo. 1a ed. rev.
Madrid: Madrid:Alianza Editorial.

———. 2012. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral y otros fragmentos de


filosofa del conocimiento. Editado por Manuel Garrido. Segunda. Madrid: Tecnos.

———. 2019. La gaya ciencia. Epub. Barcelona: Planeta.

El engaño ontológico de Nietzsche 6

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