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Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación

Teorías de la Comunicación
Semestre 2022-2
Docente: Pablo Espinoza
La Escuela Latinoamericana de la Comunicación o la Corriente Crítica
Latinoamericana
El contexto
Nos ubicamos en las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta en América
Latina y El Caribe. El contexto sociopolítico está marcado por la Guerra Fría que
enfrenta a los Estados Unidos y sus aliados frente a la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) y los países bajo su control. En particular luego que en
1959 triunfara la revolución cubana y el régimen liderado por Fidel Castro se declarara
comunista y antiimperialista, recibiendo el apoyo de la Unión Soviética. En este marco
en 1961 y bajo la presidencia de John F. Kennedy se lanzó al programa denominado
Alianza para el Progreso, patrocinado por el gobierno de los EEUU y dirigido a
modernizar sobre todo las zonas rurales de América Latina. Nuestros países eran
zonas de conflicto y disputa entre estas potencias, pero principalmente dependientes
del control político, económico y cultural de los EEUU.
LA HERENCIA COLONIAL
Los territorios de lo que hoy es américa latina y américa del norte, estuvieron
habitados por poblaciones originarias, algunas de las cuales alcanzaron un alto grado
de desarrollo como la Azteca, la Maya y la Inca. Estos pueblos originarios y sus
culturas nos han legado lenguas y tradiciones que subsisten hasta hoy.
Un hecho traumático fue la colonización europea en el siglo XV y lo que significó como
forma de sojuzgar a estos pueblos, sometiéndolos por la fuerza y generando graves
rupturas en nuestras sociedades durante siglos, con graves consecuencias
constatables hasta hoy, lo que se denomina la herencia colonial.
Esta región luego de permanecer en gran parte como territorio colonial de España y
Portugal, asistió durante el siglo XIX al nacimiento de diversas naciones luego de
luchas por la independencia. Sin embargo, el advenimiento de las repúblicas no llegó a
consolidar sociedades integradas que permitieran a la mayoría de sus habitantes
acceder a mejores condiciones de vida. Todo lo contrario, el bienestar o crecimiento
económico o modernización no alcanzó a las grandes mayorías nacionales, ubicadas
en los andes y aún en menor medida a la amazonia. Se consolidaron pequeñas élites
con poder político y económico, y se desarrollaron modelos basados en la producción
de materias primas destinadas a la exportación y una muy limitada industria nacional.
Las sociedades se estratificaron, se abrieron brechas muy grandes en términos de
acceso a los servicios del Estado y calidad de vida entre los habitantes del campo y la
ciudad.
CEPAL Y LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
Durante los años sesenta la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina y El
Caribe, creada en 1948 como parte del sistema de las Naciones Unidas, elaboró un
diagnóstico sobre lo que llamó la estructura de dependencia de nuestros países. Y
propuso impulsar procesos de industrialización para pasar de ser productores de

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materias primas a ser exportadores de bienes con valor agregado. Este diagnóstico y
propuesta se enmarcó en la llamada Teoría de la Dependencia que promovió el
modelo de “industrialización por sustitución de importaciones”. Algunos de sus
promotores fueron Enzo Faletto, Theotonio Dos Santos y Celso Furrtado, entre otros.
Tres países implementaron este modelo, Argentina, Brasil y México. La aplicación de
esta propuesta implicó el desarrollo urbano y generó una gran demanda de mano de
obra que atrajo importantes movimientos poblacionales que abandonaron el campo.
CINTURONES DE POBREZA
Grandes problemas sociales, económicos y políticos marcaban el perfil de la mayoría
de las naciones de esta región. Extendidas condiciones de pobreza, altos índices de
analfabetismo, deficientes o inexistentes servicios de atención del Estado en los
campos de la salud y educación, atraso en el campo, persistencia de condiciones de
explotación de los campesinos en las haciendas y marginación de las comunidades y
pueblos amazónicos.
En este contexto y como producto de las migraciones de las zonas rurales hacia las
ciudades se formaron en las principales capitales de América Latina los llamados
cinturones de pobreza, formados por barriadas, luego llamados pueblos jóvenes en el
Perú (villas miseria en Argentina, callampas en Chile, favelas en Brasil). En estas
zonas urbanas periféricas y desde los años sesenta se empezaron a gestar un
conjunto diverso de organizaciones sociales, algunas que recogían la tradición
comunitaria de los pueblos de origen andino, formas asociativas o colectivas para
enfrentar al Estado y reclamar acceso a la educación, la vivienda y los servicios
básicos.
Dictaduras en América Latina
Como consecuencia de estos procesos de organización surgidos desde la base de las
sociedades se produce un proceso de politización de dirigencias influidas por ideas
marxistas y los modelos socialistas vigentes en la Unión Soviética, China y Cuba, que
se convirtieron en una amenaza para los intereses de las élites y de los gobiernos. De
este modo con el apoyo de los Estados Unidos en alianza con los altos mandos de las
Fuerzas Armadas Nacionales y las dirigencias de partidos políticos conservadores, se
promovieron gobiernos dictatoriales que ejercieron control y represión sobre lo que
consideraban brotes del comunismo en estos países. Se instauraron así dictaduras
lideradas en la presidencia por militares. Así en Bolivia el General Hugo Banzer entre
1971 y 1978, en Argentina, Rafael Videla de 1976 a 1981, en Paraguay Alfredo
Stroessner de 1954 a 1989, en Nicaragua la Familia Somoza de 1934 a 1979, en Chile
de 1973 a 1990. Un gobierno reformista en el Perú de 1968 a 1974, liderado
inicialmente por el General Juan Velazco Alvarado y luego por el General Francisco
Morales Bermúdez.
Estos estados totalitarios gobernados por militares ejercieron una dura represión sobre
los partidos y agrupaciones de izquierda, practicando la censura, el exilio, el
encarcelamiento y la desaparición de millares de opositores. Se proscribieron partidos
políticos de izquierda y se persiguieron y deportaron a sus militantes, inclusive se les
desapareció.
El PAPEL DE LAS INSTITUCIONES
Mientras esto sucedía en los ámbitos político y económico, en los campos de la
comunicación y la cultura debemos mencionar que en 1956 por iniciativa de la

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UNESCO se funda el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación
para América Latina (CIESPAL), - www.ciespal.org - ubicando su sede en Quito,
Ecuador. Esta institución creó en 1972 la revista de comunicación CHASQUI. Que se
edita hasta ahora, esta institución promovió y promueve el pensamiento
latinoamericano sobre la comunicación, tomando en cuenta las grandes demandas
sociales de nuestras sociedades. En 1978 se creó la Asociación Latinoamericana de
Investigadores de la Comunicación (ALAIC), - alaic.org - y en 1981 la Federación
Latinoamericana de Facultades de Comunicación (FELAFACS), - www.felafacs.org - .
Es importante mencionar a estas instituciones porque ellas le han dado soporte al
desarrollo de condiciones para promover un pensamiento comunicacional propio de
estos países latinoamericanos.
REPRESENTANTES
En los años setenta se fundaron en nuestra región los primeros programas de estudio,
institutos y Facultades dedicadas a la formación de profesionales de la comunicación,
participando en ellas destacadas figuras que promovieron una producción intelectual y
prácticas que dieron lugar al pensamiento latinoamericana de la comunicación.
Destacamos a Luis Ramiro Beltrán (1930 – 2015) en Bolivia, José Marques de Melo
(1943-2018) de Brasil, Antonio Pasquali (1929-2019) de Venezuela, Jesús Martín
Barbero (1937-2021) en Colombia, nacido en España, Rafael Roncagliolo (1944-2021)
del Perú.
LA PUCP Y LA COMUNICACIÓN
La Pontificia Universidad fundada en 1917 siempre tuvo un interés por la comunicación
como un campo de estudio y formación. Por eso en 1945 fundó la Escuela de
Periodismo de la PUCP, dirigida por la distinguida periodista Matilde Pérez Palacio. En
1972 se creó el Centro de Teleeducación de la PUCP (CETUC), “fue una institución
pionera en la educación a través de los medios audiovisuales (radio, televisión, cine) y
en la capacitación de profesionales de la comunicación”. En 1998 el 14 de enero el
Consejo Universitario nombró la primera Comisión de Gobierno de la Facultad de
Ciencias y Artes de la Comunicación, con cinco Especialidades: Comunicación
Audiovisual, Periodismo, Publicidad, Comunicación para el Desarrollo y Artes
Escénicas.
CORRIENTES DE PENSAMIENTO QUE INFLUYERON
Las principales corrientes de pensamiento que aportaron a la reflexión latinoamericana
sobre la comunicación vinieron de diversas disciplinas y experiencias. Ya señalamos a
la Teoría de la Dependencia en el campo económico, que denunciaba la desigual o
inequitativa situación en la que se encontraban los países del sur de América respecto
de los países ricos del Norte.
PAULO FREIRE (1921-1997)
Desde el campo de la pedagogía un educador y pensador brasileño, Paulo Freire,
lideró un movimiento de alfabetización entre los sectores populares y reflexionó
críticamente sobre los modelos tradicionales vigentes en la escuela. “Educación
bancaria” la llamó para expresar que era el maestro el que se percibía y ejercía como
único depositario del conocimiento y los estudiantes permanecían pasivos, su rol era
recibir. A través de su práctica y obras tituladas “La Pedagogía del Oprimido” (1970) o
“La educación como práctica de la libertad” (1967), este autor postulaba que “todos
aprendemos de todos”, la educación es un acto dialógico, horizontal. El primer libro

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que debemos aprender a leer es la realidad que nos rodea, el contexto en el que
vivimos, y en diálogo con dicha realidad debemos preguntarnos por la relevancia de lo
que aprendemos en la escuela. Freire escribe “Extensión o comunicación” (1971) obra
en la que cuestiona los programas y las metodologías instrumentalistas de los
denominados “extensionistas”, profesionales o capacitadores que se trasladaban al
campo para transmitir saberes a los campesinos considerándolos como atrasados y
sin valorar la milenaria sabiduría de las culturas. Practicaban un tipo de comunicación
vertical.
Paulo Freire promovió una concepción del proceso educativo como un proceso
dialógico que debía ser horizontal y factor liberador de condiciones de pobreza. Esta
concepción permitió tender un puente conceptual y práctico con la comunicación en
sus dimensiones horizontal y participativa.
GUSTAVO GUTIERREZ Y LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Desde el campo de la teología o la reflexión sobre la fe en la Iglesia Católica. En 1971
se publica la obra del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino, actual docente
emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En esta obra plasma una
reflexión de fe desde América Latina que recogía a su vez los procesos de renovación
eclesial impulsados por el Concilio Vaticano II realizado en Roma entre 1962 y 1965.
En dicho Concilio obispos de todo el mundo, convocados inicialmente por el Papa
Juan XXIII y luego de su muerte, acompañados por el Papa Pablo VI, reflexionaron
sobre el sentido de la tarea evangelizadora de la Iglesia en el mundo actual. Señalaron
que la Iglesia debería estar al servicio de la humanidad fomentando la justicia, la paz y
el diálogo con otras iglesias, lo que se llamó el ecumenismo.
En América Latina en 1968 se llevó a cabo la II Conferencia Episcopal
Latinoamericana en la ciudad de Medellín, Colombia. Y en ella los obispos aplicaron el
método ver, juzgar y actuar para orientar sus reflexiones. Y fue allí donde afirmaron
que el mayor desafío a la evangelización en el continente era la pobreza masiva y
estructural, e impulsaron el compromiso de los creyentes para luchar contra ella y toda
forma de injusticia. Posteriormente en la III Conferencia Episcopal Latinoamericana de
Puebla en México se acuñó la expresión: opción preferencial por los pobres, para
significar la ruta de compromiso transformador que los creyentes debían impulsar.
Actualmente el Papa Francisco, argentino, latinoamericano, impulsa un proceso de
renovación de la Iglesia invitándola a salir a las periferias y reaccionar frente a lo que
denomina la cultura del descarte, impulsando también la responsabilidad sobre el
cuidado de la Casa Común, la naturaleza.
JOSÉ MATOS MAR Y EL DESBORDE POPULAR
En el campo de las ciencias sociales en el Perú el antropólogo peruano José Matos
Mar (1921-2015) elaboró un pensamiento sobre las implicancias de lo que denominó
“el desborde popular” o la irrupción en la escena nacional de grandes masas de
población migrante proveniente de los andes y cuya presencia había transformado
radicalmente la realidad de las ciudades latinoamericanas reclamando al Estado la
atención a sus necesidades básicas, su reconocimiento como ciudadanos y el ejercicio
de derechos. A este proceso lo denominó el “desborde popular” que luego dio el título
a su libro que llamó “Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en
la década de 1980” publicado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en 1984.
De este modo, desde la economía, la educación y la cultura, la teología y las ciencias
sociales se fue forjando entre los pensadores de la comunicación en América Latina

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una corriente de reflexión que en una primera etapa se alimentó de las Escuelas
Funcionalistas y europeas, dado que una joven generación se formó en dichas
regiones del norte y trajeron esas ideas al continente y las reinterpretaron o tomaron
distancia crítica, como fue el caso de Luis Ramiro Beltrán de Bolivia. O el caso de
jóvenes intelectuales nacidos en Europa pero que llegaron a América Latina y
repensaron su formación poniéndola en diálogo con las realidades que aquí
encontraron, como Armand Mattelart (Bélgica) que vivió en Chile y Jesús Martín
Barbero (España) que vivió en Colombia.
EL ENFOQUE LATINOAMERICANO SOBRE LA COMUNICACIÓN
Principales orientaciones o enfoques de la Escuela Latinoamericana de la
Comunicación. En primer lugar, la reinterpretación o crítica frente a las principales
tradiciones teóricas del norte, para comprenderlas, releerlas o aplicarlas desde la
realidad de América Latina. Por ejemplo, la visión funcionalista, pragmática e
instrumentalista de la comunicación acompañó la aplicación de programas de
capacitación (extensión) dirigidas a campesinos, su visión era de mera transmisión de
información o conocimientos de carácter técnico, pero sin cuestionar las causas del
atraso en las que se encontraba el campo o valorar las sabidurías de las culturas
ancestrales. El control del proceso comunicativo lo tenían los especialistas. Aún hoy
nos referimos a una concepción difusionista de la comunicación para expresar el uso
de los medios como instrumentos unidirecccionales de información.
Otro aspecto que articula el pensamiento comunicacional de América Latina es
reconocer la demanda del acceso a los medios de comunicación y por lo tanto el
derecho a la comunicación de las grandes mayorías del continente. De allí que se
impulsaron una diversidad de iniciativas de proyectos de medios de baja tecnología o
accesibles en los que la gestión de los contenidos la tuvieran las comunidades u
organizaciones de base.
Un lugar destacado lo ocuparon las emisoras locales o comunitarias, y entre ellas la
experiencia pionera fueron las radios de los asientos mineros en Bolivia. Desde
mediados de los años cuarenta y por iniciativa de los mineros bolivianos se instalaron
emisoras que transmitían noticias en aymara y que permitían la comunicación entre las
minas, la señal era de poco alcance y el manejo era empírico. “A finales de la década
de los 50, se conformó una red de radios populares conformadas por 33 emisoras”
(Luis Ramiro Beltrán.
La Comunicación para el Desarrollo en Latinoamérica: un recuerdo de medio siglo.
Buenos Aires 2005, p.6). Hubo tensión con las élites bolivianas que intentaron
silenciarlas, pero la organización aymara fue más fuerte y la red se convirtió en un
espacio de resistencia. “Las comunidades aymaras rurales y urbanas se apropiaron de
las radios y las usaron como medio para intercambiar mensajes entre los comuneros
que vivían en El Alto, ciudad del Departamento de La Paz, y quienes permanecieron
en las áreas rurales. Más que mensajes, transmitían estados de ánimo, emociones,
vivencias que de ese modo se reproducían en sitios muy alejados.” (Raúl Zibechi. Los
movimientos sociales como sujetos de la comunicación, en María Belén Albornoz y
Mauro Cerbino, comp. Comunicación, cultura y política, FLACSO, Ecuador, 2008, p.
105). Algo que caracterizará el pensamiento y la práctica de la comunicación en
América Latina y el Caribe será promover el protagonismo de los sectores populares
como actores productores y participativos en los procesos de comunicación.

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Otro aspecto que caracterizará el pensamiento latinoamericano es el reconocimiento
de la herencia y presencia de diversas culturas ancestrales de origen pre colombino,
además del aporte de las diversas migraciones, particularmente la africana,
constituyendo un panorama culturalmente muy diverso en lenguas, estilos de vida,
ritos, narraciones, fiestas y concepciones de la vida.

El Pensamiento Latinoamericano sobre la Comunicación


Principales características
Asumir el contexto y promover el cambio
El pensamiento latinoamericano sobre la comunicación asume un diálogo crítico con el
contexto de América Latina y el Caribe. Reconoce que del mismo modo como se
evidencia una dependencia y relaciones de desigualdad en lo económico y lo político,
no sólo con relación a los países del norte, sino dentro de las propias sociedades
nacionales; también en el campo de la comunicación y la cultura se reproducen
relaciones similares marginando a las grandes mayorías del acceso a los medios
masivos o reduciéndolas a meras audiencias.
En consecuencia, el pensamiento y la práctica de la comunicación en América Latina y
El Caribe buscará impulsar procesos de cambio o transformación social, incidir en
políticas públicas, influir en el rumbo de instituciones en favor de una comunicación
democrática y plural, que se oponga a relaciones inequitativas o excluyentes. Una
comunicación horizontal, dialógica, participativa e inclusiva.

Buscar el pensamiento propio


Los pensadores, investigadores y docentes latinoamericanos se nutren de las
principales corrientes teóricas sobre la comunicación y la cultura del mundo
norteamericano y europeo, pero reflexionan críticamente sobre ellas buscando
recoger aquello que les sea pertinente para comprender y producir análisis y
prácticas comunicacionales que respondan a las realidades o problemáticas de
los diversos países de esta región del planeta.
En este sentido progresivamente y con el impulso de diversas instituciones
internacionales, regionales como nacionales, se va forjando un camino hacia
un pensamiento propio y original de América Latina sobre la comunicación, que
responda a problemáticas como la pobreza, las injusticias, los autoritarismos y
condiciones de marginación de las mayorías nacionales.
Marques de Melho en Brasil señalará una ruta que se debe considerar:
comprender la naturaleza del proceso de la comunicación en nuestros países,
la búsqueda de la autonomía teórica, el fomento de la crítica metodológica, el
rescate del conocimiento empírico (en sus aspectos autóctono, mestizo y
popular).
El diálogo entre teoría y prácticas en la base de la sociedad

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Un aspecto que los intelectuales de la comunicación en América Latina y el
Caribe promueven es la relación entre la teoría y la práctica. Entendiendo por
práctica la diversidad de experiencias de creación y producción comunicacional
y cultural en la que los sectores de la base de las sociedades son
protagonistas. Radios comunitarias, indígenas, prensa y publicaciones
populares, video y cine nacional o regional, documentales, etcétera. Los
términos para denominar estas prácticas son también diversos: comunicación
comunitaria, comunicación alternativa, comunicación popular, comunicación
subalterna.
Jesús Martín Barbero señalará que será fundamental el diálogo entre
comunicación y cultura. Y partir de una comprensión crítica de los estilos de
vida, los imaginarios, anhelos, las prácticas, hábitos, estéticas, aspiraciones
económicas y políticas de los sectores populares, sobre todo los vinculados a
la cultura y la comunicación. Desde estas condiciones, que él denominará,
mediaciones es que los sectores populares se relacionarán con los contenidos
de los grandes medios masivos. El planteará la relación entre lo popular y lo
masivo, para explicar particulares procesos de identificación con formatos
masivos como la telenovela latinoamericana.
Valorar la sabiduría y tradición de pueblos ancestrales
El pensamiento latinoamericano asume la historia de los pueblos y
comunidades del continente buscando reconocer y valorar las tradiciones,
sabidurías y formas de comunicación ancestrales de los pueblos originarios o
pre colombinos. Promueve de este modo que el conjunto de las sociedades y
en particular las élites con acceso a las instituciones de gobierno en el campo
de la cultura y la comunicación, conozcan y valoren estas tradiciones y sus
producciones.
Es más, el pensamiento latinoamericano sobre la comunicación promueve el
protagonismo del sujeto popular o subalterno reivindicando su derecho a la
comunicación, no solo con acceso a una información plural y en condiciones
democráticas, sino promoviendo medios y formas que permitan escuchar su
voz.
Se afirmará también un dialogo muy consistente con las ciencias sociales y en
general con las humanidades. Permaneciendo el debate entre la comprensión
de la comunicación como campo interdisciplinario de estudio o su llamado a
constituirse como una ciencia independiente, la denominada comunicología.
Promover políticas de comunicación democrática, inclusiva.
El pensamiento latinoamericano promueve el debate e implementación de
políticas públicas que reconozcan el ejercicio de derecho a la comunicación de
las mayorías nacionales. Se promueve el derecho a la comunicación de los
pueblos y comunidades ancestrales u originarios. Los intelectuales y
académicos impulsan la democratización de los medios, la lucha contra todo
tipo de monopolios o concentración del poder que vaya en contra de la
constitución de sociedades plurales y democráticas.

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El pensamiento latinoamericano promueve también el desarrollo de industrias
culturales nacionales que permitan canalizar las diversas fuerzas e iniciativas
de artistas, creadoras, creadores, productores(as) y directores(as) en los
múltiples campos de la producción cultural y comunicacional.

Grandes temas objeto de estudio en el pensamiento latinoamericano


Comunicación y derechos humanos, cambio social, desarrollo sostenible o
sustentable.
Sistemas públicos de comunicación, comunicación política, sistemas de poder,
democratización de la comunicación, el derecho a la comunicación.
El enfoque de género, diversidad cultural y diversidad comunicacional, la
interculturalidad y comunicación intercultural.
Usos, aplicaciones y apropiaciones de los medios y tecnologías de la
información y comunicación por sectores populares, comunidades nativas,
pueblos originarios, colectivos (mujeres, jóvenes, campesinos).
PE.

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