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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa


Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas
UNEFA-Mérida CINU 1-2021

UNIDAD 4: Pensamiento Bolivariano

Raúl Enrique Manrrique Carrascal


V-28038957
Ingeniería Electrónica
Filosofía Ética y Valores De La UNEFA
INTRODUCCIÓN

El pensamiento latinoamericano se nutre de un conjunto de ideas mediante las que los

individuos crean una identidad sobre la base de su propia historia, ya que “si algo define al

hombre, se ha dicho, es la historia. La historia que da sentido a lo hecho, a lo que se hace y a

lo que se puede seguir haciendo.” Precisamente en eso radica la importancia del pensamiento

latinoamericano, en el discurso que se genera desde las propias voces de los integrantes de

este continente, para crear una identidad latinoamericana o una serie de identidades. Sin

embargo, para llegar a entender el pensamiento latinoamericano contemporáneo, es necesario

analizar una serie de acontecimientos históricos, sociales, políticos y culturales que ha

afectado la manera en que se compone este pensamiento.

Por otra parte, para entender el pensamiento bolivariano, tenemos que reconstruir su

contexto político y social, para eso nos referiremos a las raíces, esto nos ayudara a dar un

concepto exacto de dicha ideología. La raíz de esta ideología nace de tres grandes personajes

en la historia, que son: Simón Rodríguez, el General Ezequiel Zamora y Simón Bolívar, sus

planteamientos están basados en la libertad, la igualdad y la justicia.

El bolivianismo, como ideología, ha sido desarrollado y promovido por personas u

organizaciones iberoamericanas muy disímiles entre sí cuyo único punto en común es alguna

forma de patriotismo hispanoamericano. Los escritos de Simón Bolívar durante la lucha por

la independencia de España suelen tomarse como base intelectual de este patriotismo, como

por ejemplo la Carta de Jamaica, el Discurso de Angostura o el Manifiesto de Cartagena. Las

personas o ideas agrupadas bajo el término «bolivarianismo» suelen expresar alguna forma de

nacionalismo que pretende evitar el dominio de países extranjeros sobre las naciones

bolivarianas.
4.1 EL PENSAMIENTO HUMANISTA Y SOCIAL LATINOAMERICANO Y

ANTECEDENTES

El pensamiento Humanista y Social Latinoamericano

Como bien sabemos la herencia legada por el

colonialismo a nuestras naciones ha sido generalizada

durante años privando a los hombres de todo el

continente no sólo a la educación espiritual de sus

derechos y deberes esenciales, sino también a muchos

de estos a vivir con cierta impotencia ante tales

realidades y eso es precisamente el resultado de la

estrecha visión de los gobiernos americanos que se han

conformado con servir a los colonizadores y no a servir a los pueblos. Por eso muchos

pensadores y grandes héroes al analizar la realidad social latinoamericana consideraban a la

educación como una necesidad para el ejercicio de la vida pública vista en dos direcciones, la

primera, en la educación que ha de tener el gobernante para orientar los destinos de su nación

y la segunda, en la visión que ha de tener el gobierno para potenciar en los ciudadanos una

vida con templanza, sabiduría, y valores morales legítimos.

Actualmente no se aleja mucho del pasado pues uno de los principales retos que el

pensamiento latinoamericano tiene ante sí, es el de saber superar los obstáculos que le plantea

el dominio de los medios de comunicación por parte de aquellos que consideran que sí viven

en el mejor de los mundos posibles. No se trata simplemente de denunciar la falta de

posibilidades, las censuras disfrazadas, etc., y las escasas vías de expresión de aquellos que

piensa con cabeza propia. La tarea consiste en lograr espacios, claro está, pero no esperar de

manera pasiva a que sean “democráticamente” situados. Hay que saber conquistarlos por la
vía que sea, por ejemplo a través de los estudios como una expresión necesaria del proceso de

emancipación mental que precedió al movimiento independentista.

De ello nace el pensamiento humanista y social latinoamericano, es la reflexión de una

sociedad sobre sí misma que apunte principalmente hacia un trabajo de unidad autóctono y

productivo en el que prevalezca el desarrollo integral del ser humano en armonía con el

medio ambiente, donde la libertad económica en la disposición y usufructo de los recursos

sea permitida siempre y cuando no atente contra el buen vivir de las mayorías y la

conservación de la madre tierra, éstas deben ser las premisas que rijan las decisiones

políticas, económicas, sociales y morales del mundo nuevo, ha de ser el filtro de cada ley,

proyecto económico o inversión, y la praxis cotidiana de los ciudadanos.

¿Entonces que función tiene hoy en día el pensamiento humanista y social

latinoamericano? Tiene como función ser una alternativa para la construcción del mundo

nuevo, en un momento histórico donde se vive a nivel global crisis financiera, crisis social,

crisis ecológica, crisis energética, crisis moral, entre otras crisis, todas consecuencias del

capitalismo insostenible, que consume sin piedad al planeta y pone en riesgo la supervivencia

de la especie humana. El nacimiento de organismos como la CELAC, UNASUR y ALBA,

demuestran que pese a las diferencias ideológicas de los líderes de la región, se hace

inminente la búsqueda de un nuevo orden social, que apunte a un mundo multipolar,

ecológico, incluyente, pluricultural, donde las relaciones entre las naciones estén enmarcadas

en la paz, el respeto, el diálogo, la cooperación y la soberanía.

Antecedentes

Por otro lado en el contexto histórico el estudio del socialismo se inicia a partir de la

Revolución Francesa en 1789. Por lo general, hay la impresión de que todo socialismo o

cualquiera de sus visos es marxismo. Los socialistas modernos han sido todos marxistas de
alguna manera, pero ha habido socialistas antes y después de Marx que han participado de

estas ideas de una u otra manera. Es un error concebir socialismo como igual a marxismo.

Marxismo es simplemente una de las tantas formas del socialismo.

El socialismo antes de Marx

Entre los escritores anteriores a Marx que aportaron ideas de carácter socialista nos

encontramos con Platón en sus “Leyes”, en sus “Diálogos” y en “La República”; o

Aristóteles en alguno de sus escritos; a Santo Tomás Moro con su “Utopía”; o a Campanella

con su “Ciudad del Sol”.

Durante la época comprendida entre los años de 1789 y 1848, podemos señalar como

precursores del pensamiento marxista a: Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon

(1760-1825); a Fierre Joseph Praudhon; a Charles Fourier (1772-1837), y a Leblanc y Leroux

en Francia. En Inglaterra a Robert Owen (1771-1858), y Étienne Cabet (1788-1856). En

Alemania a Ferdinand La Salle; Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Anselm von

Feuerbach (1775-1833). En Rusia a Mijaíl Alexándrovich Bakunin (1814-1876), y a los

nihilistas.

El socialismo después de Marx

En 1864 y 1867 los socialistas ingleses y franceses se reunieron en Londres, evento al cual

no fue invitado Marx. Sin embargo, el mensaje que envió a esta reunión causó impacto entre

los asistentes, quienes comenzaron a aglutinar a los partidarios del futuro. Para 1889 y 1904,

después de la muerte de Marx, se reúnen nuevamente, ahora en Ámsterdam, estableciendo

desde entonces las bases y postulados de casi todos los partidos socialdemócratas existentes

en la actualidad. Luego se reúnen en Moscú entre los años de 1919 y 1921, a instancias de
Lenin. Para los años de 1922 y 1923 se reúnen en Berlín, y luego en México en 1928, de

donde arrancan los postulados revisionistas para la América Latina.

El socialismo en América

El socialismo criollo, aparte del caso

especial de Cuba con Fidel Castro, tiene su

máxima expresión en el sentimiento

marxistoide en el partido Alianza Popular

Revolucionario Americano (APRA), a cuya

cabeza figuraba el doctor Víctor Raúl Haya

de la Torre; o la Legión del Caribe, a la cual

pertenecieron figuras destacadas como Jorge Eliezer Gaitán en Colombia, José Figueres en

Costa Rica, Muñoz Marín y Teodoro Moscoso en Puerto Rico, Grau San Martín en Cuba,

Juan José Arévalo en Guatemala y Juan Bosch en Santo Domingo. Todos estos movimientos,

al igual que el APRA, fueron en un principio totalmente marxistas, anti-yanquis,

anticatólicos, anticlericales y anti-españoles; pero después de haber derrocado a la mayoría de

las dictaduras latinoamericanas se convirtieron en partidos políticos no del todo marxistas.

El socialismo en Venezuela

En 1917 surge la ideología del socialismo que

alcanza su primera concientización mundial con la

revolución rusa. La introducción de las ideas marxistas

en Venezuela se realiza de manera clandestina por un

grupo de intelectuales venezolanos quienes lanzan en

1931 el primer “Manifiesto del Partido Comunista de

Venezuela (PCV”. En ese primer documento se


encuentra planteada la idea revolucionaria de la clase obrera, propugnadora de una revolución

socialista para eliminar “la explotación del hombre por el hombre” y construir una sociedad

sin clases; se denuncia la explotación imperialista en nuestro país, y a las clases dominantes

criollas como cómplices y socias del capital extranjero.

En general, puede afirmarse que el pensamiento latinoamericano en su trayectoria ha

evidenciado una marcada tendencia progresiva de contenido humanista. Ese humanismo se ha

hecho mucho más patente en momentos en que las circunstancias históricas lo han

demandado en mayor medida. Esto pudo apreciarse desde sus orígenes en aquellos primeros

momentos en que se debatió tanto la condición humana de los aborígenes de esta región, los

argumentos en favor del respeto a sus derechos, así como la justeza o no de la importación de

esclavos africanos o asiáticos.

La preparación ideológica de la independencia durante la ilustración latinoamericana

requirió de un gran ingrediente de pensamiento humanista. Ya desde los albores de la

expansión capitalista sobre estas tierras algunos pensadores de estas latitudes, que en algunos

casos han llegado a ser considerados como una especie de socialistas utópicos -aunque no

siempre fue el caso-, criticaron las injustas formas de vida que aquella sociedad engendraba.

América Latina engendró también sus críticos tempranos al nuevo orden social, como por

ejemplo Simón Rodríguez, quien dejó al respecto indudable huella en Bolívar. También

comenzó a gestar un pensamiento socialista utópico como se aprecia en Esteban Echeverría

en Argentina o Diego Vicente Tejera en Cuba con las añoranzas de la ilustración y los tintes

románticos que el siglo XIX necesariamente le impregnaba, al poner mayor empeño en

transformaciones educativas que en radicales o violentos movimientos revolucionarios.

Posteriormente la recepción y desarrollo del marxismo en estas tierras se explicaría no sólo

por la continuidad de aquellas ideas sino porque las nuevas condiciones sociales los

engendraban.
4.2 EL PENSAMIENTO HUMANISTA EN SIMÓN BOLÍVAR, SIMÓN RODRÍGUEZ Y

JOSÉ MARTÍ.

Pensamiento humanista de Simon Bolívar

El Humanismo es un término que se

utiliza comúnmente para indicar toda

tendencia de pensamiento que afirme la

centralidad, el valor, la dignidad del ser

humano, o que muestre una

preocupación o interés primario por la

vida y la posición del ser humano en el

mundo. El humanismo plantea

transformar la práctica de la representatividad, dando la mayor importancia a la consulta

popular, el plebiscito y la elección directa de los candidatos.

El humanismo Bolivariano es socialista por que plantea una ruptura epistemológica con

toda expresión de las sociedades basadas en la explotación y promueve la instauración de un

sistema libre de toda forma de alienación y desigualdad social.

El socialismo es el sistema que coloca lo humano por encima del capital; es, según el

Amauta peruano José Carlos Mariátegui, “la realización de un inmenso ideal humano”. Es

humanista por cuanto su preocupación y razón de ser es el hombre y su desarrollo integral

con equidad, participación democrática y realización personal. Abre una variedad de temas de

fundamental importancia como: Reivindicación del papel del hombre, del indigenismo, de las

mayorías nacionales como sujeto fundamental del proceso revolucionario, para que este

importante conglomerado social, pueda alcanzar sus derechos humanos, respeto político,

social y constitucional. Lo cual incluye respeto a sus costumbres, lengua, territorio, memoria
histórica, ajuste de cuenta con la injusticia y un importante paso hacia la integración nacional.

También incluye el humanismo bolivariano la reivindicación de la mujer, niños, adolescentes

y ancianos abandonados por la lógica inclemente del capital. La democratización de la

comunicación mediante las radios comunitarias alternativas y la prensa alternativa, es parte

importante de esta humanización y abre una mayor posibilidad de conocimiento y

comprensión de lo político-social para el hombre común.

Si bien en Simón Bolívar podemos encontrar un pensamiento ético consagrado en la

aspiración de la independencia y la libertad continental, no es éste precisamente un sistema

de normas y principios coherentemente fundamentado y articulado es sencillamente un

torrente de ideas que van emanando en sus escritos y discurso y que fueron madurando en su

vida cotidiana dejando para la posteridad lecciones morales concretas que lo ha inmortalizado

para siempre.

Nuestro Libertador consideraba la justicia como la virtud esencial, siendo ésta el

establecimiento de un nuevo orden que ha de tener en su base el reconocimiento de la

igualdad de derechos de todos los seres humanos, la oportunidad y la condición externa para

una buena vida.

Bolívar sugería una educación revolucionaria; una educación para el futuro de Venezuela.

No tenía como propósito el mantener una situación existente, sino que pretendía una

transformación en forma radical. Se educaría con el objetivo de construir la noción de patria

americana y no para mantener la idea de España como patria; no se buscaría el conservar una

estructura político administrativa caduca, sino justamente, para destruirla y construir una

adecuada; no para la idea de una ficticia paz y armonía. Buscó innovaciones en Educación

Superior, en formar escuelas donde las niñas pudieran formarse al igual que los varones,
buscó la promoción de la educación popular, de la integración social en las escuelas y hasta

llegó a enviar becarios a Europa.

El análisis del pensamiento de Bolívar nos conduce a comprender, que es la herramienta

elemental para la liberación definitiva de los pueblos latinoamericanos, ya que representa una

expresión formada al calor de los magnos principios éticos y morales que el Libertador fue

construyendo en cada una de sus experiencias, que en los diferentes conflictos y escenarios

pudo enfrentar dentro de la realidad continental, que hoy se perfila como una inminente

solución a los gravísimos males causados por el capitalismo salvaje que avasalla a los

pueblos más pobres del mundo, expoliando sus riquezas y alienando sus culturas. Hoy más

que nunca este pensamiento libertario y humanista, representa para los venezolanos y

latinoamericanos el verdadero estandarte, de la liberación de los explotados y oprimidos y, la

dignidad de los pueblos, que debemos enarbolar y hacer tremolar con orgullo y abnegación

sublime, en los aires del ambiente de la revolución que nos conduce hacia el socialismo, en la

que el pueblo ha sido protagonista y que debe seguir protagonizando con patriótico

sentimiento hasta lograr la victoria final.

Es de considerar que en tiempos de revolución, es imposible desconocer el espíritu

integracionista de Simón Bolívar, que en su contexto liberador, humanista e integrador de los

pueblos latinoamericanos, explotados y oprimidos por el Imperio Español, en aquel tiempo, y

hoy, en franca lucha por deshacernos de las garras imperiales de los jerarcas del gobierno

Norteamericano, promotor empecinado del capitalismo salvaje, que ha impuesto el

colonialismo neoliberal donde se expresa la barbarie, el saqueo, la muerte, la destrucción, el

hambre y la miseria, en el mundo a través de cruentas guerras, que fomenta el Imperio.

Pensamiento humanista de Simón Rodríguez


Para él Educación debe tener una función vital y social-humanista, donde se respeten los

deberes y derechos de todos los seres humanos. Rodríguez proponía educación para todos:

para los pardos, para los pobres; también una educación para preparar artesanos y hombres

útiles, es decir, humanizar a las personas mediante la educación para que puedan vivir

dignamente. Buscaba una educación holista que preparara a las personas para la vida y de ese

modo poder cambiar su situación social, moral, humana.

Es importante resaltar que el contexto,

social, cultural, político, económico,

ideológico y humanista que le correspondió

accionar a Simón Rodríguez, era sin duda

alguna adversa a un pensamiento liberador, al

concepto de igualdad, educación general, al

pensamiento crítico, creador. Le correspondió

vivir en sociedades que pretendían ser

estáticas.

Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en

torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la

sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social

y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad,

emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud

sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a

ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo

crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los

valores y principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de

sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria
y por último que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo. Es partidario de combinar la

educación con el trabajo, promoviendo la creación de escuelas técnicas y agrícolas, que

posibiliten formar recursos humanos que sean capaces de “colonizar el continente con sus

propios habitantes” para evitar así la emigración indiscriminada del exterior, especialmente

de Europa.

Pensamiento humanista de José Martí

“Naturaleza es todo lo que existe,

en toda forma, espíritus y cuerpos”,

escribió Martí en un apunte sin

fecha. No sabemos si persistió en

esta idea, pero es constante en toda

su obra una concepción de la

Naturaleza como realidad, por así

decirlo, magistral. En ella está la inspiración, el ejemplo, la sabiduría, lo cual sólo es posible

si, como dice el apunte, ella incluye tanto “el misterioso mundo íntimo” como “el maravilloso

mundo externo” y si “la naturaleza observable es la única fuente filosófica”. El verso óptimo

será “el verso natural”. La religión futura, la religión “natural”, de la que por cierto también

hablara San Pablo (Romanos, 2, 14-16). Siendo así, el humanismo martiano resulta una

especie original de “naturalismo” en cuanto la Naturaleza es su paradigma. Una Naturaleza

integradora de lo visible y lo invisible, en que “todo, como el diamante, / antes que luz es

carbón”, en que la armonía, la justicia y la belleza son hijas del sacrificio, idea madre de su

humanismo y de su poesía, la de sus versos y la de su acción histórica.

Su humanismo “natural” es, simultáneamente, un humanismo “a lo divino”. Este

humanismo es el que está en el Evangelio. La humanidad de Dios se llama Jesucristo. Por eso
Martí dijo ser “pura y simplemente cristiano”, entendiendo por ello el sufrimiento redentor:

dar su sangre “por la sangre de los demás”. Pero tiene también una visión humanista de la

naturaleza física, porque desde temprano (antes de leer a Emerson, ya desde su periodismo

mexicano) percibió la analogía entre los hechos físicos y los que llamó “hechos del espíritu”,

y porque, como se verifica en sus últimos Diarios, la naturaleza patria que lo recibía en el

combate redentor, llegó a ser para él un libro tan abierto, sabio y elocuente como piadoso.

Volviendo a lo que podemos llamar el humanismo europeo de Martí, en cuanto a

incorporación y disfrute, se pone de manifiesto en textos como su elogio de Cecilio Acosta,

donde revela un enciclopedismo a la altura del prócer venezolano. En años de helenismos

ornamentales, a propósito de la poesía de Francisco Sellén, puso el acento en lo griego

esencial; y si repasamos su olvidada traducción juvenil de Anacreonte sentiremos el sabor de

un vino que no supieron destilar en español, respetando el zumo primigenio, ni Meléndez

Valdés ni… Quevedo. Del tránsito de la Edad Media al Renacimiento su figura tutelar fue

Dante, que ilumina sus Versos libres y todo lo secretamente auroral de su prosa mayor, desde

el “Prólogo a El poema del Niágara” de Juan Antonio Pérez Bonalde. Lo que él retiene de la

herencia humanística europea es lo que puede continuar y crecer en América: el Eros

universal, la integración de lo dionisíaco y lo apolíneo, las semillas de libertad. Lo que

rechaza es la retórica, la preceptiva, el neoclasicismo.

Durante toda su vida Martí libró una tenaz batalla íntima y pública contra el odio. Como

todas sus convicciones, esta de la necesidad de combatir el odio se movió en dos planos

conexos: el de la espiritualidad de la conducta y el de la eficacia política. Su primera y

definitiva victoria sobre el odio la obtuvo en el presidio político, donde descubrió que la

“reacción” del odio, por legítimo que sea, es una forma profunda de esclavitud, una ganancia

del enemigo, un lastre para la verdadera “acción” revolucionaria, que debe partir de una raíz

de libertad interior. Allí comprendió que también los flageladores de las canteras de San
Lázaro, en cuantas víctimas inconscientes de un sistema embrutecedor, merecían piedad.

Comparando a aquellos esbirros con sus propios padres y con las virtudes del “sobrio y

espiritual pueblo de España”, distinguió nítidamente entre el régimen colonial y el pueblo

español. De ahí surgió la concepción de la guerra sin odio, porque, además, el odio “no

construye”, su obra es siempre “reaccionaria”, los que odian “son la ralea”, hay que aprender

a “domar el odio”. Dos hechos le daban la razón en la historia inmediata: el odio a España, la

hispanofobia, había nutrido subjetivamente el anexionismo, en la isla y en la emigración; las

animadversiones internas entre los regionalismos, entre militaristas y civilistas, entre los

jefes, entre aldamistas y quesadistas, habían minado desde adentro la guerra del 68. Pero lo

que Martí llamó la “fórmula del amor triunfante”, va mucho más allá de una rectificación o

superación política. Se trata de un amor cognoscitivo (“el amor es quien ve”) y del amor

como sol de la vida, el que hay que conquistar, no solo políticamente, “con todos, y para el

bien de todos”.

La aspiración a una cultura o una religión que las integre todas resulta evidente en Martí,

pero sin nada que ver con la globalización sin rostro que hoy nos amenaza. Ni siquiera en la

estrategia política de la América del Sur frente a la del Norte, y aunque ello implicara disentir

de una tesis bolivariana, fue partidario Martí de sacrificar el “ansia del gobierno local y con la

gente de la casa propia”. Perder la individualidad de las culturas sería perder la cultura

misma. En “La Exposición de París” vio algo más que un espectáculo vistoso, sintió y nos

hace sentir una visión profética de la fraternidad, de la armonía de los pueblos del mundo,

cada uno con sus modos nacidos de sí propio. No la globalización sino la coralidad de las

culturas. En cuanto a lo que muchas veces llamó “la religión venidera”, partiendo del hecho

de que todas las religiones, por reveladas que sean para sus fieles, se manifiestan y actúan en

la historia, la concibió como aquel punto futuro en que el hombre llegue a ser capaz de ir a lo

esencial e innato de su apetencia trascendente. Esa religión venidera, sin perder la pluralidad
de sus manifestaciones culturales, saldaría sus deudas con la razón y con la libertad: una

“razón nueva”, tan rigurosa como abierta a lo desconocido, negada a convertirse en el

renovado fanatismo de una ciencia dogmática y amoral; una libertad cuyos límites estuvieran

únicamente en el respeto a “la dignidad plena del hombre”. No presenta Martí estas ideas

como utopías, ni siquiera como esperanzas realizables, sino como resultado de las leyes del

espíritu y la historia. Su inspiración, diríamos hoy, tercermundista, está limpia del

resentimiento del colonizado o del perteneciente a un mundo “periférico”. No podía

desconocer esa situación quien llevaba en el cuerpo las marcas de la esclavitud. Su obra y su

vida, sin embargo, fueron una dádiva libre a todos los hombres.

4.3 EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EZEQUIEL ZAMORA, FIDEL CASTRO,

ERNESTO “CHÉ” GUEVARA, HUGO R. CHÁVEZ

Pensamiento en Ezequiel Zamora

Ezequiel Zamora no era un soñador era

un revolucionario y las circunstancias no

le permitían desperdiciar el tiempo en

discusiones sobre futuros planes de

reforma social. Era revolucionario, un

hombre de acción y pensamiento, que leía,

estudiaba y discutía con la firme intención

de hacer la revolución. A pesar de ser

blanco y vivir en una sociedad donde la

explotación económica se escuchaba en lo

hondo del prejuicio social, comprendió cuando adivino la madurez que en tan encarada lucha

la razón estaba de parte de los hambrientos y opulentos, sus pensamientos estaban


identificados y dirigidos con los sentimientos y aspiraciones de las masas populares

venezolanas y el desarrollo apasionado ideal igualitario que fue digno permanente en su vida.

Sus pensamientos estaban dirigidos a defender a los humildes y a los débiles, expreso con

absoluta fidelidad sentimientos democráticos y las reivindicaciones económicas sociales de

la masa popular venezolana.

Tanto así que la lucha de Zamora fue la lucha por una redistribución de la tierra, "Tierras y

Hombres Libres" fue su consigna principal que encontró un masivo apoyo en los habitantes

del campo que para ese entonces era la mayoría del pueblo Venezolano. Por su parte el sector

minoritario que ejercía el dominio fue claramente identificado por Zamora como el enemigo

a vencer, "Horror a la Oligarquía" repetía continuamente. Nadie más que Zamora podía

plantear el protagonismo de los desposeídos como paso fundamental para el logro de la

igualdad social y lo que es más importante para la creación de la democracia popular. Nuestro

proceso se nutre del pensamiento Zamorano para establecer que los cambios se harán con los

sectores populares, para el beneficio de ese 80% de venezolanos y venezolanas que han

estado históricamente excluidos y excluidas del acceso a la riqueza nacional.

Pensamiento en Fidel Castro

Es indudable el carácter profundamente social del

pensamiento y obra del gran líder revolucionario

cubano, latinoamericano y universal de Fidel Castro

Ruz, orientada en todo momento a la reivindicación

profunda de los derechos fundamentales del hombre.

En tal sentido, es importante tener presente en esta

relación el hecho de que la Revolución Cubana ha

considerado asumir con fidelidad y originalidad las


ideas de Marx, Engels, y Lenin a partir de escardar dogmatismos, voluntarismos y

tergiversaciones y sumar los aportes con que han sido enriquecidas estas ideas. Al respecto

Fidel Castro acentúa que “haber interpretado de forma creadora y original el marxismo-

leninismo, el no habernos dejado arrastrar por dogmas fue lo que nos llevó a la victoria”.

(Castro: 1968, P.30). Alertando cuidarse de ideas disfrazadas de ropaje marxista y sobre el

debido enfoque para abordar ideas revolucionarias sin incurrir en posiciones dogmáticas,

advertía que: “… hay ideas que incluso se esgrimen en nombre del marxismo que parecen

verdaderos fósiles;…” tuvo el marxismo geniales pensadores: Carlos Marx, Federico Engels,

Lenin, para hablar de sus fundadores. Pero necesita el marxismo desarrollarse, salir de cierto

anquilosamiento, interpretar con sentido objetivo y científico las realidades de hoy,

comportarse como una fuerza revolucionaria”. Veinte años más tarde el debilitamiento y

posterior derrumbe del socialismo en Europa del Este demostrarían la necesidad de esta

alerta.

De hecho, Fidel Castro es una figura ejemplar tanto para el pueblo cubano como en su

dimensión universal expresado en el carácter profundamente ético de su conducta,

acompañado por su sagacidad, inteligencia y consagración a la obra de la revolución cubana

y las transformaciones en bienestar del pueblo, desde el establecimiento de las líneas

programáticas de la revolución con respecto a la educación, tal como las medidas tomadas en

los territorios liberados por el ejército rebelde de alfabetizar a los campesinos ya estaban

evidenciada la importancia que la educación tenia para las transformaciones sociales y en este

sentido Fidel consideraba a la educación como la solución a los grandes problemas sociales y

elemento básico para promover cambios radicales en la vida de su país, para ello incluye la

elevación del nivel escolar y cultural de la población de manera que puedan enfrentar el

desarrollo científico de la época. Destaca así el lugar que ocupa la educación como medio de

salvar la cultura, la revolución y la humanidad en un sentido más abarcador. Desarrolla el


concepto de educación popular y aporta elementos nuevos que se expresan en la idea de

contribuir a la culturización de todas las capas y sectores sociales del país en vinculación con

las organizaciones sociales y de masas. Además en 1962 se llevó a cabo la campaña nacional

de vacunas contra la poliomielitis, el tétano, se crearon hospitales rurales, y en el campo de la

educación Fidel concibió el plan de becas universitarias, la educación obrero-campesino, la

creación de los primeros círculos infantiles. En la esfera del deporte la práctica masiva de

este, la creación de institutos deportivos y universidades, en fin, todo un proceso

revolucionario socialista originado, desarrollado y materializado por Fidel y el pueblo

cubano. Asimismo, las ideas de Fidel Castro sobre la religión han sido una obligada

referencia en este análisis y la comprensión del cómo se asume la religión como conciencia y

fenómeno social en el socialismo cubano.

En más de medio siglo de Revolución el líder cubano ha abordado el tema de manera

creativa dentro del pensamiento marxista, jugando un importante papel en la conformación de

la originalidad del proceso revolucionario cubano. En tal sentido él señala:

“Un tema que me interesó siempre mucho, una cuestión que siempre me interesó, como tema

político, como tema histórico, era la cuestión de la relación entre revolución y creyentes,

porque nosotros nos consideramos revolucionarios y actuamos a partir de esa idea siempre,

de una manera consecuente.” (Granma, 1997).

Es explicable entonces la insistente idea de Fidel Castro de que en el Socialismo no tiene

por qué haber contradicción entre la conciencia política y la conciencia religiosa cuando

tienen un basamento de justicia y amor que hace realista su unidad. La relación dialéctica

entre las formas de la conciencia social -política, religiosa y ética- tiene su singularidad en el

pensamiento cubano a través de la historia. Esta síntesis se refleja en las ideas de Fidel Castro

sobre la religión donde el elemento ético y humanista es cimiento para una relación virtuosa
entre política, ideología y religión. Al respecto nos dice Fidel: ¨… Son dos conciencias que

pueden marchar perfectamente juntas, … porque no creo que pueda haber una sola medida

justa en la sociedad humana, no creo que pueda haber una obra buena en la sociedad civil de

los hombres que no quepa en una sana y justa conciencia religiosa, porque si la religión es

encarnación de un sentimiento justo, de un sentimiento noble, es la encarnación de una idea

buena, de una idea del bien ¡la revolución es la encarnación de los principios más nobles del

hombre, de los principios más justicieros del hombre!”

Pensamiento en Ernesto “Ché” Guevara

El Che Guevara es un gran

pensador social revolucionario. Su

pensamiento ha de ser estimado por sí

mismo. Claro que las comparaciones

con el pensamiento de Marx, con el de

Lenin o con los de otros autores

pueden arrojar luz, más

independientemente de esas

comparaciones, de esos cotejos, más allá o más acá de los mismos, merece la pena --hoy más

que nunca-- estudiar la obra teorética de Ernesto Guevara. Lejos de constituir, como

frecuentemente se piensa, un autopismo voluntarista divorciado de la realidad, las ideas del

Che sobre cómo construir la sociedad no capitalista integran un sensato realismo con la

firmeza en rechazar, en toda la medida posible, el recurso a procedimientos de economía de

mercado que socavan y a la postre destrozan al socialismo. La esencia de su pensamiento

radica en su ética, a pesar de que fue un hombre multifacético que abarcó varias disciplinas,

el interés en el individuo como ser social es el tema principal en cada uno de sus actos y
obras. En su corta pero intensa vida no se dedicó a dejar un tratado acerca de sus

concepciones, pero estas ideas las encontramos en los discursos y trabajos escritos que hizo.

El Che apunta como elementos

fundamentales en el proceso

revolucionario, el fortalecimiento de

la conciencia, la espiritualidad, la

subjetividad y la moral, estos son

indispensables en la formación del

Hombre Nuevo, que creará los

cimientos hacia el comunismo. Al respecto añade: "Para construir el comunismo,

simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. De allí que sea tan

importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese

instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización

del estímulo material, sobre todo de naturaleza social." En el pensamiento del Che, la

formación del hombre nuevo constituye el objetivo fundamental de su ideario moral. Su ideal

moral se concreta en la formación del hombre del siglo XXI, en el cual se perfilan rasgos

morales superiores como la intransigencia hacia la explotación, el rechazo al individualismo,

el humanismo, el internacionalismo, el compañerismo, la disciplina, la veracidad, la

honradez, la sencillez y la modestia.

Transformar moralmente a los hombres sobre la base de los objetivos a alcanzar y los

éxitos obtenidos en la construcción de la nueva vida, es el eje esencial en la formación del

hombre nuevo. Las enfáticas discusiones sobre el problema de los estímulos morales y

materiales, los programas de emulación, la normalización del trabajo, entre otros temas,

reflejan una preocupación fundamental por los principios que regulan una distribución justa.

Parece obvio pensar que un revolucionario marxista estuviera necesariamente preocupado por
la justicia social y por el modo en que dicha justicia debía ser administrada. Recalcó que la

nueva sociedad no se hace solo para tener fábricas brillantes, sino también para lograr un

hombre integral. Manifestaba que el hombre debe transformarse a la par del avance de la

producción y que no haríamos una tarea adecuada si solamente fuéramos productores de

artículos y no fuéramos a la vez forjadores de hombres. La base fundamental del hombre

nuevo es la educación; ya que es allí donde se va a lograr el cambio de conciencia,

ideológicamente hablando. Planteaba que se debía priorizar a la juventud, ya que es la nueva

generación, la que está menos vinculada con el pasado y por tanto tiene más posibilidades de

acercarse rápidamente a la fisonomía moral del nuevo individuo. En otras palabras, no

nacerán con el pecado original, así pues se irá encontrando la fórmula para perpetuar en la

vida cotidiana esa actitud heroica.

Su ideario moral se afinca en el criterio de que el trabajo honesto, en bien de la sociedad, y

la preocupación por conservar los bienes sociales constituyen rasgos esenciales en la vida de

los hombres de la sociedad nueva, principios básicos de la moralidad. La transformación del

hombre nuevo no es algo radical, sino un proceso que se enriquece día a día, a través de la

participación, la reflexión, la crítica y la autocrítica, con esto se llegan a estándares mayores

de justicia y equidad social. El Che, trabajador infatigable, no reparó nunca en el descanso.

Su firme convicción de que el trabajo es la única fuente de riqueza y bienestar de la sociedad

lo llevó a ser promotor del trabajo voluntario en nuestro país, como expresión viva de la

nueva moral en formación. Proclamaba la tesis marxista de: (…) "transformar la realidad sólo

es posible en el proceso de la actividad laboral constructiva del hombre."

Queda claro entonces que la práctica revolucionaria conlleva al cambio, el trabajo es una

pieza fundamental para consolidar la conciencia social. Es necesario que los estudiantes

vinculen el estudio con el trabajo, con las escuelas al campo. Esto garantiza su formación

integral, ya que son ellos los hombres del mañana de quienes dependerá el socialismo.
Sostiene que simultáneamente se va construyendo el nuevo hombre al calor del proceso de

transformaciones sociales y a medida que la conciencia se va desarrollando y va dejando de

lado las formaciones mezquinas y egoístas que imperan en el capitalismo, el ser humano va

tomando como motor fundamental de su accionar los incentivos morales. Reflejaba la

necesidad de pensar en el beneficio colectivo por encima del individual.: "Todos y cada uno

de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la

satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que

se vislumbra en el horizonte" Su proyección humanista que parte siempre del hombre como

protagonista del proceso revolucionario, defensor del compañerismo, la identificación con los

trabajadores, la preocupación por su familia y por sus hijos, un hombre capaz de vibrar ante

las injusticias que pudieran cometerse en cualquier lugar del mundo. Si bien Marx trató de

expresar la idea del comunismo incluyendo a la consciencia como elemento dentro de su

explicación; no llegó a ser lo suficientemente preciso, por lo que se puede llegar a considerar

que Guevara realiza una de las contribuciones más ricas y significativas al desarrollo del

humanismo marxista. Recalcó el compromiso moral de los internacionalistas cubanos de

prestar un apoyo total a la lucha por la liberación de los pueblos oprimidos de América. La

necesidad de ayudar, por todos los medios, a esos pueblos en su lucha por la independencia y

la soberanía.

Entre los principios éticos fundamentales, de manera general, concebidos para el hombre

nuevo se pueden encontrar:

•Alto sentido de la dignidad humana, que abarca desde el apreciado significado de respeto,

consideración y estima a la sensibilidad del hombre y sus derechos como ser humano, en

cualquier parte del mundo.


•Este valor humano universal integra entre sí las cualidades de ser consciente y cumplidor

de sus deberes, tener una actitud positiva ante el trabajo, ser auto reflexivo y valorativo, amor

a la justicia social y a la patria, mantener el espíritu de rebeldía ante las injusticias y

humillación humana, antirracista, valentía en la defensa de los ideales sociales y de sus

puntos de vista.

•El valor de la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación o intervención

extranjera que incluye, a su vez, el valor de la fidelidad a la causa revolucionaria, que implica

la no traición, y adquiere rango de principio ético e ideal moral, generando las cualidades de

voluntad de lucha ante las dificultades y ante lo mal hecho, la capacidad de resistencia.

Pensamiento en Hugo Rafael Chávez Frías

La versión socialista propuesta por Chávez

presenta el atractivo de no inspirarse en el pasado,

sino en el porvenir, ni estar comprometida con

doctrina alguna que obligue a sus militantes a

adoptar ideas políticos como si fueran actos de fe.

El socialismo venezolano no es un dogma que se

toma o se deja, sino un surtido de opciones para la

participación que cada cual asume según su credo

y sus simpatías.

En esta opción conviven en armonía o en sus contradicciones naturales y no antagónicas,

la gran propiedad social sobre los medios fundamentales de producción, las riquezas

nacionales: petróleo, gas, agua, subsuelo, bosques, tierra y otras con las pequeñas y medianas

empresas agrícolas, comerciales e industriales, las cooperativas, el capital extranjero y la

iniciativa endógena y naturalmente con un escrupulosos respeto al dinero y la riqueza bien


habidas. No hay una doctrina a priori acerca de las clases y los partidos, sino una amplia

plataforma donde caben los interesados en un proyecto nacional de justicia social y tampoco

es preciso asumir opciones filosóficas ajenas y la libertad de conciencia religiosa es total.

Para el presidente Chávez los procesos electorales no son momentos de cuestionamiento sino

de relegitimación que asume con la alegría del que marcha al encuentro con quienes lo

quieren y lo aprecian. La revolución enriquece su convicción acerca del socialismo con la

exposición de una nueva moral, la de un pueblo culto y sano, bien dirigido y que cultiva una

nueva moral: la moral del trabajo y del esfuerzo por la defensa de los valores. Algo es seguro:

el socialismo propuesto por Hugo Chávez no tendrá que inventarse un rostro humano: el

pensamiento Bolivariano es humanismo de la mejor ley.

Según sus propias palabras: …”En el marco del capitalismo es imposible que exista una

verdadera sociedad, es imposible que en capitalismo exista una verdadera comunidad,

ustedes verán todos los días

en medios de comunicación

imperialistas y lacayos aquí

en Venezuela y opinadores

de oficio sesudos

intelectuales como yo los

llamo…Han comenzado un ataque diciendo que el socialismo es imposible, que el mundo

siempre ha sido capitalista, que es natural que cada quien debe aspirar a tener dinero, que sí

que eso es legítimo que todos aspiremos a ser ricos ¡ Mentira¡ Vivamos dignamente y

seamos útiles eso si es importante, vivamos en comunidad por eso es que hay que estudiar “

Moral y Luces”. Miren el capitalismo como tiene dos siglos, que instalaron el modelo

capitalista y luego ahora la fase superior como decía o como lo llama Lenin, el

imperialismo, pero no fue el capitalismo el modo de vida desde siempre es mentira pero uno
lo lee todos los días en los periódicos o en televisión diciendo no siempre el mundo ha sido

capitalista, el socialismo sí, es bonito pero es una utopía, están tratando de engañar al

pueblo. Nuestros aborígenes vivían aquí en socialismo vivían en comunidades, solo llego la

invasión europea y los esclavizo”….

En otro momento agrega: …”Nos han impuesto, este modelo de integración neoliberal,

donde lo que impera es el valor, donde lo que más importa es la ganancia económica. Una

integración por tanto sin alma, destinada al rotundo fracaso”… …”Algún día tendremos que

darle forma en nuestra América a nuevos modelos de integración que comiencen por el alma

de los pueblos, que comiencen por el afecto entre los pueblos, que comiencen y tengan como

fuente permanente y eterna el amor entre los pueblos”… …”La integración es ante todo una

obra de infinito amor con nuevos parámetros de integración integral, respetando cada uno al

hermano en cuanto a sus particularidades políticas, ideológicas, geográficas, etc.

Por otro lado la Revolución Bolivariana se fundamenta en el ideario bolivariano y, como

tal, en sus principios éticos, libertarios y de emancipación plena de nuestras naciones y de sus

ciudadanos.

Más específicamente, tal como señala el Preámbulo de la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela (1999):

El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección

de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio

de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y

soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad

democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia,

federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la

solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para


esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la

educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna;

promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración

latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los

pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la

sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos

ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad… Y, más

específicamente, tal como señala el Art. 1, del Título uno de nuestro texto constitucional:

Artículo 1. La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e

independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia

y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos

irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la

integridad territorial y la autodeterminación nacional.

En definitiva se podría decir que todos estos pensamientos se basan o su objetivo principal

siempre apunta al beneficio de la población, la igualdad y el trabajo de unidad que debe

existir siempre en las sociedades, con el fin de crear un socialismo y derrocar esas ideas

capitalistas sembradas por el imperio, que buscan solo el beneficio de la minoría pudiente.
CONCLUSIÓN

Latino américa juega un papel muy importante en cuanto a la construcción del nuevo

modelo socialista, ya que del continente latino americano han salido los grande próceres de la

revolución, como lo son Simón bolívar, Simón Rodríguez, José Martí, Ezequiel Zamora,

Ernesto che Guevara, Fidel Alejandro Castro Ruz, Hugo Rafael Chávez Frías y muchos mas.

Latino América pasa a ser la cuna del socialismo. Tiene como función ser una alternativa

para la construcción del mundo nuevo, en un momento histórico donde se vive a nivel global

crisis financiera, crisis social, crisis ecológica, crisis energética, crisis moral, entre otras

crisis, todas consecuencias del capitalismo insostenible, que consume sin piedad al planeta y

pone en riesgo la supervivencia de la especie humana.

Ernesto Che Guevara, además de ser un líder revolucionario era un populista que nos

enseñó, que para ser un verdadero líder revolucionario este debía dar el ejemplo,

enseñándonos que todos por igual podemos trabajar y aportar para construir el socialismo.

Lejos de constituir, como frecuentemente se piensa, un autopismo voluntarista divorciado de

la realidad, las ideas del Che sobre cómo construir la sociedad no capitalista integran un

sensato realismo con la firmeza en rechazar, en toda la medida posible, el recurso a

procedimientos de economía de mercado que socavan y a la postre destrozan al socialismo.

El Che apunta como elementos fundamentales en el proceso revolucionario, el

fortalecimiento de la conciencia, la espiritualidad, la subjetividad y la moral, estos son


indispensables en la formación del Hombre Nuevo, que creará los cimientos hacia el

comunismo.

Para mí el pensamiento Humanista revolucionario más destacado fue el de simón

rodríguez, pero bolívar fue quien puso en práctica este pensamiento, pensamiento que les

había inculcado su mentor, su amigo y su consejero simón rodríguez.

BIBLIOGRAFÍA

1° bloggercinusistemaunefa.blogspot

https://bloggercinusistemaunefa.blogspot.com/2016/11/el-pensamiento-humanista-y-

social.html

Publicado por: Mauricio Paredes

Fecha: 22 de noviembre 2016

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