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Síntesis Sobre el conductismo. Capítulo: A modo de resumen.

En base a concepciones erróneas que el conductismo ha cargado sobre sí, creadas por las
ciencias mentalistas y por otras ramas del conocimiento, el autor del texto pretende dar a
conocer en un sentido diferente esta ciencia del comportamiento con una serie de tesis
“prejuiciosas” acerca de ésta y argumentaciones con las que defiende la postura de que el
conductismo es clave para solucionar los problemas mas importantes del ser humano en la
medida que tiene las herramientas para entender los principios de estas dificultades y la
capacidad de poder llegar a conocer los detalles de aquellos al potenciar al noción eficaz del
comportamiento del ser humano.
Mi objetivo no es mostrar los conceptos equivocados o caducos de “conductismo”
expuestos en el capítulo 14 de Sobre el conductismo (Skinner, B. 1986), sino exponer las
conclusiones extraídas por el autor al contraargumentar los prejuicios o errores más comunes
en que caían sus detractores al criticarlo.
Para Skinner y el conductismo tratado por él, la consciencia es un producto social, pues los
hechos ocurridos en la introspección son producidos por el ambiente; la conducta es un efecto
del sistema nervioso (o del cuerpo biológico), que evolucionó. En consecuencia, lo que es
llamado “mente” no existe como sustancia de alguna otra naturaleza, sino que es producto del
sistema nervioso (no niega la acción genética) y del ambiente.
El comportamiento no es una serie de respuestas determinadas a un estímulo dado, como
un acto reflejo; en el comportamiento, los estímulos no son los causantes de las respuestas,
más bien su función sería cambiar la posibilidad de que se den esas respuestas.
Si la mente como sustancia no existe, en ella no pueden desarrollarse los procesos
“elevados” o “abstractos” que generalmente se le atribuyen, como la resolución de problemas,
el pensamiento, la memoria, la atención, la toma de decisiones, etc.; esto quiere decir que este
tipo de procedimientos (y todos los procedimientos del comportamiento, según el
conductismo de Skinner) son de origen orgánico y ambiental, no hay nada aparte de la
persona que esté generando esos procesos, y las conductas que pueden devenir de ellos son
totalmente aprendidas (o determinadas por el ambiente y los genes), son de origen social.
Podría decirse que no es la propia voluntad de la persona la que dirige sus acciones, sino lo
aprendido en el contexto en el que ha vivido gracias a su sistema nervioso que ha ido

(1)
evolucionando hasta alcanzar tal grado de complejidad.
Con estas palabras, Skinner define su posición de una manera clave: “Cuanto más
plenamente comprendemos la relación entre el comportamiento y sus antecedentes genéticos
y ambientales, más claramente comprenderemos la naturaleza o esencia de la especie”
(Skinner, B. 1986, pp. 240).
Para el autor del texto, el comportamiento fuera de un laboratorio y sin las variables
controladas lo más que se pueda, es muy difícil de predecir; aunque esa predicción elaborada
“artificialmente” en el laboratorio sirve para interpretar el comportamiento que se da fuera de
él.
El conductismo explicado por Skinner no es reduccionista, trivial, simplista ni ingenuo; es
más bien de índole “sencillo”, pues “una ciencia del comportamiento es particularmente
vulnerable a la acusación de simplificación por que es difícil creer que un principio bastante
sencillo pueda tener vastas consecuencias en nuestras vidas” (Skinner, B. 1986, pp. 245).
Aquí habla del refuerzo en el aprendizaje, de cómo algo tan básico determina nuestras vidas
y nos negamos a aceptarlo o a considerarlo por que tal idea coarta nuestra libertad, dignidad y
capacidad de establecer la verdad. Siguiendo la misma línea, cuando se habla de
deshumanización del ser humano en el conductismo quiere decir que se atribuyen a éste las
mismas condiciones que al objeto de las ciencias naturales, se lo analiza así como a un
“objeto objetivo”, lo cual en realidad no opera.
En este sentido, el conductismo sería del orden de las “ciencias sociales” al observar un
objeto que es un sujeto, que se mueve, que tiene deseos, opinión, acciones con cierto sentido,
etc., por muy determinado que esté; cosa que en las “ciencias naturales” no ocurre, pues los
objetos estudiados no poseen tal cualidad.
El comportamiento abarca todo orden de cosas, y no se puede suponer fuera del
comportamiento al conductista observador, pues al estar analizando y estudiando los
comportamientos, él también se está comportando. Así, la acción (por no volver a referirme a
la palabra “comportamiento”) del conductista es criticada como inconsecuente al expresarse
en términos más bien mantalistas, tales como “pienso, en mente, propósito, decisión”
(Skinner, B. 1986, pp. 261), los cuales tienen que ver más con un objetivo de comprensión
hacia ellos, pues con un lenguaje técnico sería menos fácil la comunicación de sus propuestas.
Finalmente, el conductismo para Skinner sería un giro total en la manera de explicar el
comportamiento. Y reafirmando lo expuesto en el principio del presente texto, cito a su autor

(2)
con respecto al propósito y futuro del conductismo:
“Lo que hay que cambiar es el ambiente. Un sistema de vida que
Fomentara el estudio del comportamiento humano en su
relación con ese ambiente nos situaría en la mejor posición
posible para solucionar los problemas más importantes. Esto
no es chauvinismo, porque ahora los grandes problemas
son globales. En la concepción conductista, ahora el hombre
puede controlar su propio destino porque conoce lo que debe
hacer y cómo hacerlo” (Skinner, B. 1986, pp. 266).

(3)
Bibliografía:
Skinner, B: Sobre el conductismo. Barcelona, ed. Planeta- De Agostini. Capítulo 14: A modo
de resumen. (1986).

(4)
Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Cátedra: Construcción del Psiquismo.
Profesora: Kathya Araujo.
Ayudante: Daniel Lorca.
Carrera: Psicología.
Fecha: viernes 19 de junio 2009.

Síntesis nº 11:
Skinner, B: Sobre el conductismo. Capítulo 14: A modo
de resumen.

Alumna: Abigail Fischer.

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