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ENSAYO

CARGA DE LA PRUEBA

La carga de la prueba es una regla para el juzgador o del juicio, por el cual le indica como
debe fallar cuando no encuentre las pruebas de los hechos sobre los cuales debe basar su
decisión permitiéndole hacerlo en el fondo y evitándole el proferir una sentencia inhibitoria
por falta de pruebas, dentro de esta misma lo que hace es señalar de forma indirecta cuales
son los hechos que les interesa probar a cada uno para que sean considerados como ciertos
por el juez y sirvan de fundamento a sus pretensiones o excepciones.

Como todos sabemos la prueba en todo proceso judicial tiene gran importancia, ya que sirve
para formar la convicción del juez sobre la existencia de los hechos alegados por las partes o la
negación de estos. Aunque no es imprescindible en el ámbito penal, por que aun con falta de
prueba el juez debe decidir lo que está planteado, incluso produciéndolas de oficio, ya que es
deber del juez en el proceso penal buscar la verdad.

En el proceso penal la falta de pruebas o si esta no demuestran la culpabilidad del procesado


deberá estarse por su absolución por la máxima “in dubio pro reo”. El que tiene la carga de la
prueba en el proceso penal es el acusador, ya que aquel al que se le imputa la comisión del
delito goza de la presunción de inocencia, aunque puede presentar pruebas en su descargo.
Si el acusador es el agente fiscal por su carácter de imparcialidad debe presentar tanto las
pruebas en contra como a favor del imputado.

En el proceso civil la carga de la prueba se establece en el interés de las partes , para


demostrar sus afirmaciones “ quien alega un hecho debe comprobarlo”. Quien tiene la carga
de la prueba y no la produce se perjudica, incluso perdiendo el litigio. En materia de
obligaciones la carga probatoria de la existencia de la obligación le corresponde al actor,
mientras que el demandado debe probar su extinción. Si se trata de los hechos constitutivos
de la relación obligacional solo el actor debe probarlo, por ejemplo: si se alega la existencia
de un contrato, limitándose el demandado a negarlo ; pero probada la existencia del vinculo
obligacional, el demandado deberá probar que se extinguió por algún medio legal, los vicios
que afecten el contrato deben ser probados por quien los alega. La inversión de la carga de la
prueba ocurre en los casos de presunciones legales “iuris tantum” ósea en aquellos casos en
que la ley presume ciertos hechos y quien pretenda negarlos debe probarlo, por ejemplo: en
el caso de las cosas muebles donde esta la posesión.

Existen varios tipos de carga de la prueba:

La carga subjetiva o formal de la prueba fue la primera en ser formulada. Era propia de
aquellos procesos en los que únicamente correspondía a las partes la tarea de alegar y probar
las afirmaciones sobre los hechos controvertidos. La carga subjetiva de la prueba indicaba a las
partes el camino probatorio a seguir, determinando si el demandante o el demandado eran la
parte interesada en la demostración de la existencia de los hechos en caso de controversia. El
juez era un “árbitro de piedra” en el litigio cuya función consistía en resolver el conflicto,
exclusivamente atendiendo a las alegaciones fácticas y a los medios probatorios aportados y
practicados por la parte gravada con la prueba. El Tribunal no podía entorpecer la labor de las
partes con sus indagaciones, por ser éstas las que dirigían el proceso. La carga formal o
subjetiva sólo responde a la pregunta quién ha de probar.
La carga material, objetiva o de certeza de la prueba pone el acento en el qué ha de ser
probado, y por tanto, una vez acreditado el hecho controvertido, al juzgador le es indiferente
si el actor o el demandado ha sido la parte que logró su convencimiento acerca de la existencia
de tal hecho (principio de adquisición procesal). Permite un papel más activo al juzgador, cuya
misión consistiría no sólo en aplicar la consecuencia jurídica en la Sentencia, sino también en
colaborar con las partes en el esclarecimiento de la realidad de los hechos. La teoría de la
carga material es propia no sólo del proceso penal, sino también de todos aquellos procesos
en los que el principio de aportación se encuentra atenuado por el de investigación judicial en
la práctica de la prueba (ej. En el proceso administrativo y en el laboral).

En la actualidad, a pesar de que la carga formal de la prueba sea la dominante en el proceso


civil, puede afirmarse que ambas teorías tienden a un acercamiento, fruto de la aproximación
que experimentan la mayoría de los países europeos hacia un modelo de “justicia civil social”,
que, a través de una mayor intervención jurisdiccional, pretende que la función del proceso
consista en obtener esa “justicia material” y no una mera “verdad formal”.

La Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) regula la carga de la prueba en el art. 217. El apartado
primero hace referencia a la carga material de la prueba, los apartados segundo y tercero lo
hacen a la carga formal del actor y del demandado. La vigencia del principio dispositivo y de
aportación de parte en su vertiente probatoria conducen a que en el proceso civil rija con
carácter predominante la carga formal de la prueba. Sin embargo, la tendencia al
acercamiento entre ambas teorías también se observa en la ley procesal civil. Así se desprende
de lo dispuesto en el art. 429.

https://derechouned.com/procesal/prueba/11963-clases-de-cargas-de-la-prueba

Carga de la prueba del actor

Históricamente, la carga de la prueba correspondía, de manera exclusiva, a la parte que


iniciaba el proceso. Al demandado le bastaba con guardar una actitud pasiva para que el
demandante tuviera la carga de probar la totalidad de sus afirmaciones.

La moderna doctrina observó que semejante reparto de la carga de la prueba en manos de una
sola de las partes no era “lógico y justo”. Hacer recaer sobre el actor la totalidad de la carga de
la prueba (la existencia de los hechos constitutivos de su derecho y la ausencia de los
impeditivos, extintivos y excluyentes) era tanto como condenarlo a la indefensión.

Carga de la prueba del demandado

El art. 217.3 LEC dispone que al demandado le incumbe la carga de probar los hechos
impeditivos, extintivos y excluyentes del derecho alegado por el actor.

El demandado (y el actor reconvenido) puede escoger entre dos opciones: la primera, adoptar
una actitud pasiva frente a la pretensión del actor, negando los hechos por éste afirmados
(actore non probante reus absolvitur). Esta opción no es aconsejable por resultar peligrosa
para sus intereses, pues si el demandante convence al juez de la existencia del hecho
constitutivo resolverá a su favor, ante la inactividad del demandado.

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