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PROGRAMA

DE ESTUDIOS DE DERECHO

2022 – I
Curso : SEMINARIO DE INTEGRACIÓN
DE DERECHO PROCESAL.

Docente : MAG. SOCORRO DELGADO


RUIDIAS.

Semestre : I

Ciclo : XII
SESION 9 - 10

-TEMA:

-ELEMENTOS PROBATORIOS.
-PLAZOS.
-EXIGENCIAS.
Uno de los temas más trascendentales del proceso, qué
duda cabe, es el derecho probatorio, la ciencia que estudia
la prueba en sus diversos aspectos y que no se limita al
conocimiento de la prueba de carácter judicial sino que
abarca también a la extraprocesal. Desde otro punto de
vista es concebido también como la actividad procesal
destinada a convencer al magistrado respecto de las
afirmaciones expresadas por las partes en los autos
postulatorios en relación con los hechos que sustentan sus
respectivas pretensiones.
Por lo general siempre encontramos definiciones que
tienden a señalar que su finalidad es la demostración o
comprobación de los hechos afirmados por las partes en
los actos postulatorios del proceso, buscando producir
convencimiento en el juez sobre los hechos, de manera que
pueda así sustentar su decisión final. Se advierte dos
aspectos muy importantes relativos a quienes intervienen
en el proceso: de un lado, las partes que tienen la facultad y
el deber de poner en consideración del juez todo aquel
material que sustenten sus hechos alegados en los actos
postulatorios del proceso; y de otro lado, al juez, quien se
encuentra en la obligación de sustentar su decisión en esos
medios de prueba que han propuesto las partes en el
proceso y han sido actuados por este, además de aquellos
medios de prueba que de oficio haya incorporado
al iter procesal.
El proceso es un método de solución de conflictos a
disposición de los sujetos de derecho para la defensa de sus
derechos e intereses. Este método es una serie lógica y
consecuencial de actos bilaterales enlazados entre sí por el
Juez, de tal manera que los actos de una parte son puestos
en conocimiento de su contraparte para que alegue, al
respecto, lo que considere pertinente. El proceso es una
garantía que otorga el estado a sus habitantes como
contrapartida a la prohibición impuesta respecto del uso de
la fuerza privada. Considero necesario enfatizar en que el
proceso civil es cosa de partes, puesto que los derechos que
se están discutiendo pertenecen al campo del derecho
privado, o sea, son disponibles, por lo que, el resultado del
proceso civil únicamente afectará a los que intervienen en el
mismo.
La prueba es “la actividad procesal que tiende a alcanzar la
certeza en el juzgador respecto de los datos aportados por
las partes, certeza que en unos casos se derivara del
convencimiento psicológico del mismo juez y en otros de las
normas legales que fijaran los hechos”. Así pues, mediante
la prueba se logrará generar convicción en el Juez sobre la
certeza de los hechos alegados por las partes en sus actos
postulatorios. Pero esta actividad encaminada a probar los
hechos expuestos se ha entendido en un doble sentido:

a) Como Derecho
b) Como carga
A) Como derecho:
Se considera dentro del derecho al debido proceso, el
derecho a la prueba como derecho subjetivo inherente
a las partes para realizar la actividad probatoria que
consideren necesaria para la defensa de sus intereses
al interior de un proceso judicial, por ello, la prueba
está en estrecha conexión con el derecho a la defensa,
sino es que forma parte del mismo. Como bien enseña
Eugenia Ariano: “derecho de defensa y derecho a la
prueba están íntimamente ligados”, que, no es más
que, el “derecho de defenderse probando”.
Así, la prueba constituye un derecho fundamental
de todo justiciable para:

•Ofrecer todos los medios probatorios que


considere necesarios para su defensa;
•Obtener la admisión de los medios probatorios
ofrecidos, o, en caso contrario, que se emita una
resolución motivada en la que se explique el
motivo por el que se excluyen determinados
medios probatorios;
•Que los medios probatorios admitidos sean
actuados en el proceso, de requerirlo; y
•La valoración de los medios probatorios por el
juez al momento de sentenciar.
Según el Tribunal Constitucional el derecho a la
prueba se subsume dentro del derecho a la tutela
jurisdiccional y al debido proceso consagrado en
el inciso 3) del artículo 139° de la Constitución
Política de 1993, ya que, todo (debido) proceso
tiene un ineludible estadio probatorio en el cual
las partes esgrimen todos sus argumentos de
defensa sobre la cuestión en controversia, por ello
es que, esta etapa, al ser el centro neurálgico del
proceso civil tiene que ser resguardada con mayor
celo para evitar que se cometan atropellos contra
los derechos e intereses de las partes litigantes.
En suma, el derecho a probar es un derecho de
rango constitucional garantizado por el amparo
en caso de vulneración.
B) Como carga:

Cuando se inicia un proceso –civil, a los efectos del


presente ensayo-, de antemano, las partes en litigio,
saben que situación le corresponde al interior del
proceso, con lo que conocen cuáles son las
actuaciones que deben realizar, sin embargo, estos
actos no son obligatorios, sino, antes bien, se los
denomina “cargas”.
Desde el Derecho Romano se conoce el onus
probandi, esto es el deber de probar de lo que se
alega. Sin embargo, este deber de probar mutó en
el siglo XX, gracias a elaboración teórica del
maestro alemán James Goldschmidt, quien
señalaba que el proceso era una interacción de
cargas entre las partes, mas no de obligaciones ni
deberes.
La carga de la prueba:

En nuestro ordenamiento procesal la carga de la prueba


se encuentra regulada en el artículo 196º del Código
Procesal Civil, según el cual:
“Salvo disposición legal diferente, la carga de probar
corresponde a quien afirma hechos que configuran su
pretensión, o a quien los contradice alegando hechos
nuevos”
Si bien la fórmula legal no es la mejor, por cuando empieza
señalando que estaríamos frente a un supuesto de excepción,
cuando en realidad la carga de la prueba es la regla general
en todo tipo de procesos.
Interpretando la norma transcrita, la Sala Civil Transitoria de
la Corte Suprema señaló en la Casación N°805-2015/Lima, lo
siguiente:

“Sétimo: Por el principio de la carga de la prueba, regulado


por el artículo 196 del Código Procesal Civil, la carga de
probar recae sobre el que pretenda acreditar un determinado
hecho. Este precepto normativo tiene directa implicancia con
la pretensión que una de las partes proponga en un
determinado escenario, pues de no ser asumido por esta
traerá como consecuencia la desestimación de la pretensión
que aquélla persigue alcanzar”.
El dispositivo citado sintetiza el contenido
dogmático de la carga de la prueba, señalando
que aquel que afirma un hecho debe probarlo.
Sin embargo, este precepto legal contiene en si
una doble función, ya que sirve como:
a)Regla de juicio para el Juez:

La carga de la prueba sirve como regla de juicio para


el Juez puesto que, frente a los hechos que aleguen
las partes deberá determinar si es que estos han sido
debidamente acreditados con medios probatorios
pertinentes, que le generen certeza de que
efectivamente los hechos constitutivos del actor o,
acaso, los hechos impeditivos, modificativos o
extintivos alegados por el demandado.
Así, la carga de la prueba sirve para determinar que la
parte que alega hechos es a la que corresponde probarlos
si quiere que se ampare su pedido.

Por tanto, si la parte que alego algún hecho no lo probo


tendrá que asumir las consecuencias negativas de su
inacción que se verá manifestada en una resolución
judicial desfavorable. Entonces, el juez verificará si la
parte que tenía la carga de probar un hecho se liberó de
dicha carga probándolo, o si, al contrario, no probó
aquello que debía, entonces aplicará el apercibimiento, o
lo que es lo mismo, soportará las consecuencias negativas
de su inacción: su demanda será infundada.
b) Regla de conducta para las partes:

Mediante la imposición de la carga de la prueba sobre


las partes se pretende que aquel que alegue un hecho
–del tipo que fuera- lo acredite si es que desea que su
petitorio sea amparado. Con lo que “el probar sus
alegaciones fácticas deviene para las partes una carga.
Si las partes no logran probar sus afirmaciones, si no
logran liberarse de la carga, pues la consecuencia
negativa será que no obtendrán la tutela jurisdiccional
pretendida”
Así, un abogado diligente, examinará los medios
probatorios con que cuenta, y determinará si es que
puede probar todos los hechos que va a alegar, de
ser así, podrá continuar y plantear su demanda, en
caso contrario, sería irresponsable que presente
una demanda a sabiendas de que no cuenta el
suficiente material probatorio que acredite sus
alegaciones, con lo cual, esa demanda estará
destinada al fracaso.

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