Está en la página 1de 10

Tema 1: El saber filosófico

La filosofía, su sentido, su necesidad, su historia.


El saber racional y el preracional: mito y magia. El saber racional: razón y sentidos.
El saber filosófico a través de la historia.
La filosofía como sabiduría en Platón y Aristóteles
La filosofía al servicio de la teología: Tomás de Aquino.
La filosofía como reflexión sobre la razón y la experiencia: racionalismo, empirismo e
Idealismo kantiano.
La filosofía como reflexión de la historia y la vida: Marx, Nietzsche, Dilthey, Ortega.
Las relaciones entre la filosofía y las ciencias y entre la filosofía y la teología.
Las disciplinas teórico prácticas del saber filosófico.
Funciones y vigencia de la filosofía.
La filosofía como crítica de la cultura.
La filosofía como búsqueda del sentido.

1. Definiciones:

El vocablo “filosofía” deriva del griego y significa amor a la sabiduría, gusto e interés por saber. La filosofía es
una reflexión racional y crítica sobre el mundo y la vida. La razón, logos, capacidad de pensar el mundo con
coherencia lógica y explicar cómo son las cosas y por qué ocurren determinados hechos. De ahí que la filosofía
naciese unida a la ciencia: en la Grecia antigua sabio designaba a todo el que investigaba la realidad, el ser de
las cosas, mediante la razón, dejando atrás el mito. Filósofo es el amante de la sabiduría, y busca las razones
últimas de las cosas, cavilando hasta encontrarles una explicación lógica. No se conforma el mito, (que es una
explicación fantasiosa, sin pruebas), sino que quiere demostrar sus verdades, tener certeza.

El hombre, como ser racional, busca el saber, pero, ¿para qué le sirve éste? ¿Para qué pensar? Para resolver los
problemas; primero los más cotidianos, después reflexionando (volver sobre sí mismo y buscar una razón). Al
resolver problemas usamos técnicas, pero al reflexionar elaboramos teorías, explicaciones de la realidad. Si las
teorías son verdaderas podremos actuar sobre la realidad de un modo eficaz. Teoría es toda explicación de la
realidad con ideas o conceptos; práctica es la aplicación de esos conceptos a la realidad para transformarla. En
ese sentido, “el conocimiento es poder”, quien tiene una concepción adecuada de la realidad puede dominarla y
vivir mejor. La filosofía es teórica y es práctica. Nace del gusto por saber (curiosidad) pero lleva a vivir mejor, a
organizar la vida para satisfacer las necesidades y fines más humanos.

¿Qué es filosofía?, Kant afirma que la filosofía respondía a tres grandes cuestiones: ¿qué podemos conocer? (es
decir, qué condiciones y límites tiene el conocimiento humano, la ciencia); ¿qué debemos hacer? (esto es, cómo
hemos de comportarnos ya que somos seres racionales y morales); y por último, ¿qué podemos esperar?, (o sea,
hacia qué fines tiene que encaminarse la humanidad en el curso de la historia y más allá). Y todas estas
cuestiones juntas responden a la cuestión: ¿qué es el hombre? (la filosofía es antropología).

Ahora bien, la filosofía es un saber histórico, el esfuerzo humano de hallar la verdad de las cosas es arduo y a
menudo, lo que en una época se había aceptado como verdadero resulta más tarde ser falso o incompleto. Así
ocurre con la ciencia, que va dejando atrás errores pasados sustituyéndolos por nuevas teorías más
perfeccionadas. Lo cual plantea un problema: ¿existen verdades absolutas? ¿hay teorías o juicios que pueden
considerarse verdades absolutas? La cuestión es compleja, pero en cualquier caso, como decía Hegel, cada uno
es hijo de su tiempo y no puede ir más allá de él. Cada época es un contexto en el que se da un determinado
grado de evolución del espíritu humano.

Ortega habla de razón vital e histórica. El hombre se encuentra al nacer arrojado a un mundo que no ha elegido,
con unas reglas ajenas a su voluntad. Y no le queda más remedio que afrontar la realidad y trazar su vida dentro
de las posibilidades que la vida le presenta. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo
yo.” Estamos forzados a vivir, pero a la vez a ser libres. En esa tarea la razón (filosofía) ilumina nuestra vida. Y
cada cual va haciéndose su vida desde sus creencias y perspectivas.

Los filósofos han tenido concepciones diferentes de lo que es la filosofía. Para los griegos era la búsqueda de la
sabiduría y el desvelamiento de la verdad., pero también la norma de una vida correcta. Para los medievales era
la revelación de la obra de Dios y el camino hacia Él. Para los modernos es ante todo un instrumento para
conocer y manejar el mundo natural (técnica). Y en la contemporaneidad la filosofía es autocrítica, revelando
que sus anteriores pretensiones de saberlo todo eran excesivas. Hoy la filosofía es una actividad, el diálogo entre
diferentes ideas, tradiciones y escuelas, atenta a las ciencias y deseosa de aportar su tesoro de ideas (la historia
de la filosofía) a la solución de los complejos problemas del mundo actual.

Filosofía es ante todo ese amor al saber, ese querer profundizar en la razón de las cosas para llegar hasta su raíz,
hasta su ser último, como si levantase el velo que cubre la apariencia de las cosas para hallar su auténtico ser y
su sentido. Por ese anhelo el filósofo no para de preguntar por qué. Y de ahí que no se conforme con las
respuestas ordinarias, ni con las de mito, ni siquiera con las de la ciencia. Pues la filosofía busca un sentido
global a la realidad y a sus fenómenos, quiere darle un sentido coherente. Y no lo hace por ánimo de enredar,
sino porque quiere satisfacer ese anhelo que está dentro de la razón humana: saber. Por eso Platón define al
filósofo como amante del saber, lo busca para satisfacer su ansia y no descansa hasta hallarlo. Ahora bien,
¿puede satisfacerse por completo ese afán?

El sentido y la necesidad de la filosofía:


¿Por qué filosofamos? ¿Qué sentido tiene pensar? ¿No basta la ciencia para comprender el mundo?
Si existe la filosofía es porque surge de un anhelo profundo de la propia inteligencia humana. La razón nos
impulsa a cuestionarnos las cosas y a dar una explicación de la realidad. Tal es hoy la tarea de la ciencia:
mostrar cómo son los fenómenos que observamos en el mundo. Pero la filosofía hace algo más que la ciencia:
busca una explicación global a lo real y darle un sentido. Kant llama a esta búsqueda metafísica incondicionado:
la razón busca por debajo de los hechos psicológicos un alma, por debajo de los hechos físicos una esencia y
bajo todo lo real un dios; pero no lo puede hacer científicamente. (Por eso Wittgenstein ve que la verdad
empírica es la ciencia; la filosofía trata de ir más allá de ella, de los límites del mundo y el lenguaje).
Ahora bien, la ciencia, pese a su espectacular desarrollo en la Edad Contemporánea, no lo explica todo. La
filosofía es necesaria, en primer lugar, para mostrar los límites de la ciencia, así como los peligros que pueden
derivar de su uso. Por eso la filosofía tiene un papel crítico: corregir los errores tanto en el conocimiento como
en la sociedad, (i.e. la ilustración trató de erradicar prejuicios y supersticiones ancestrales que impedían el
progreso social). Además, la filosofía tiene la función de alentar una reflexión racional sobre las cuestiones
fundamentales que quedan fuera del ámbito de la ciencia, especialmente las referidas a los valores: lo justo, lo
bello, lo bueno, lo útil no pueden precisarse de un modo científico. Husserl habla de un mundo de la vida, el de
nuestras humanas inquietudes y problemas, que no puede reducirse a ciencia, y denuncia que en los últimos
siglos la ciencia ha pretendido en vano abarcar todos esos problemas vitales. Habermas denuncia que la ciencia
ha colonizado en mundo de la vida: cada vez más son los expertos los que nos dicen lo que tenemos que pensar
y hacer y cómo (médicos, psicólogos, asesores de imagen, etc. dictan lo que nos conviene). Lo que la filosofía
pretende, desde Kant, es que cada individuo sea autónomo y use su propia razón para guiar su vida con libertad.

2. El origen de la filosofía:

[[a. La admiración, la duda y el diálogo:

Tal vez el ser humano se ha planteado cuestiones filosóficas desde la prehistoria: magia y religión son ya
respuestas a inquietudes trascendentes y abstractas. Pero éstas respuestas no eran sistemáticas ni racionales. ¿Por
qué y cómo surge el pensamiento y la reflexión filosófica? ¿cómo comenzó la filosofía?

Hay cuatro causas de la reflexión filosófica: la admiración, la ignorancia, la duda y el diálogo.

Es propio del hombre despierto sentir admiración ante las cosas. Lo novedoso, lo imprevisto, lo inesperado,
atrae nuestra atención y nos hace reflexionar. Por eso el paso del tiempo es la fuente de reflexión más común.
Admirarse significa mirar hacia algo, dirigir la mirada hacia donde hasta entonces no habíamos prestado
atención. Descubrimos entonces algo que nos sorprende y para lo que no teníamos explicación. Hay que dársela,
y para eso hay que pensar. Por eso la capacidad de admirarse, que tanto tienen los niños, debe ser cultivada y
conservada. Quien está de vuelta de todo no puede pensar.

Pero quien se admira, reconoce que no sabe, reconoce su ignorancia. Ya Sócrates situó esta ignorancia en el
origen del saber. Cuando al oráculo de Delfos se le preguntó quién era el hombre más sabio, respondió que
Sócrates. Precisamente porque éste siempre presumía de no saber nada. Claro, sólo quien reconoce que no sabe
se esforzará por adquirir esa sabiduría que le falta, mientras que quien ya crea estar en posesión de la verdad, no
seguirá investigando. La filosofía es un esfuerzo por no caer en el dogmatismo, por reconocer que nadie tiene la
verdad absoluta y que hay que buscar la verdad poco a poco.
La duda es otro de los motivos que más nos empujan a filosofar. Duda deriva de duo (dos en latín).Dudar es
estar ante una encrucijada y no saber cuál es el camino correcto. Para saberlo, hay que pensar. A veces, tras
haber creído cosas durante años, algún hecho vital o una nueva idea nos hace dudar, y sentimos como si nuestras
creencias más arraigadas se tambaleasen. El ser humano difícilmente soporta esta inestabilidad, necesita salir a
flote si se ve en un mar de dudas. Descartes situó la duda metódica en el principio de la filosofía. Él pretendía
encontrar la certeza, la verdad segura; y para alcanzarla probó a poner en duda todos los conocimientos que
hasta entonces había tomado por ciertos: dudó de las verdades de la tradición, dudó de sus sentidos, incluso de si
no sería la vida un sueño, (como dijo Calderón), y de la misma verdad de las matemáticas, (pues aunque yo las
vea como evidentes, tal vez mi razón sea errónea, igual que veo doblado un palo en el agua). Sin embargo, no
pudo dudar de una cosa, de que si pensaba, existía. La duda dejó paso a una verdad, “Cogito, ergo sum”,
“pienso, luego existo”, y en ella que fundó su filosofía.

Por último, el diálogo es el origen social de la filosofía. No vivimos aislados, ni tenemos que sacar todo nuestro
saber de nuestra cabeza; contamos con los otros. Las ideas ajenas nos enriquecen y nos muestran matices y
argumentos en los que nosotros no habíamos caído. Por eso una de las causas de la filosofía está en el diálogo.
Diálogo significa en griego a través de la razón. Dialoga quien expone las razones y pruebas de sus argumentos
y escucha las de los otros. Pero el fin del diálogo no convencer sino sacar a la luz la verdad, la opinión más
razonable. En el debate se vence, en el diálogo se convence: los dos ganan, porque los dos alcanzan la verdad.
Ahora bien, para que este diálogo sea posible son necesarias ciertas condiciones sociales. Éstas se dieron por
primera vez en la Grecia clásica: allí existía una democracia directa, en virtud de la cual todos los ciudadanos
eran iguales ante la ley (isonomía) y podían participar en la asamblea (isegoría). Entonces, ya no contaba sólo
la opinión del rey o el sacerdote, que se basaban en la tradición mítica que había que asumir sin más, sino que la
asamblea debía decidir entre las diversas opiniones expuestas por los ciudadanos. ¿Cuál? La más racional, la
mejor justificada. ¿Cómo saber cuál es la mejor? Sometiéndola al criterio de la mayoría de los ciudadanos, todos
hombres racionales por igual.

Admiración, ignorancia, duda y diálogo son esenciales para que la filosofía siga viva. Pero ello, se enfrenta a
varios peligros: el exceso de información mata la curiosidad; la soberbia impide reconocer la ignorancia; la
apatía nos aleja de las dudas y el “todo vale” nos cierra al enriquecimiento del diálogo.]]

2. b. Mito y razón:

Pensar es representarse mentalmente ideas, que son abstracciones formadas a partir de la representación de las
cosas. Pero el pensamiento no consiste sólo en razonar, también imaginar, recordar, soñar. Cuando el hombre
empezó a preguntarse el porqué de las cosas no tenía aún la madurez cultural suficiente para dar respuestas
teóricas racionales o científicas. (Un hombre del Paleolítico, no podía dar una explicación científica de los
eclipses o el dolor de muelas). Pero era inteligente y curioso: necesitaba dar algún tipo de respuesta a sus
inquietudes y dudas. Por eso las primeras explicaciones del porqué de las cosas fue el mito.

El mito surge como intento de dar explicación a un fenómeno natural o social (¿por qué llueve o por qué manda
el faraón?). Pero no se ciñe a la observación científica, sino que elabora un relato o narración fantástica en la
cual los fenómenos se atribuyen a causas sobrenaturales, es decir, a la intervención de fuerzas o seres no
observables. El mito no explica, narra, personifica y liga los hechos a la voluntad o el deseo del hombre (i.e. la
danza de la lluvia). Por eso el mito no demuestra ni prueba, sino que se presenta como creencia, aceptada por
confianza en la autoridad que nos lo transmite (tradición). Y esta autoridad, que conoce e interpreta los mitos,
suele ser una clase especial y elevada (magos o sacerdotes), controla el mito y lo utiliza en su propio beneficio
(i.e. los oráculos o el origen divino del poder). Con ellos maneja al pueblo, haciendo coincidir sus intereses con
los de la divinidad. Hoy no consideramos los mitos explicaciones erróneas e imperfectas, sino indicios de la
mentalidad de los pueblos que los crearon y elementos universales del espíritu humano. (Mitología es el estudio
del conjunto de los mitos de una cultura).

Así define el mito M. Elíade: “Personalmente, la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más
amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada, que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el
tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo, el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de seres
sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el cosmos, o solamente un
fragmento, […]. Es pues, siempre el relato de una creación: se narra cómo algo ha sido producido, ha
comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente.
[…] Los personajes de los mitos son seres sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el
tiempo prestigioso de los comienzos. Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o
simplemente la sobrenaturalidad) de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas,
irrupciones de lo sagrado (o lo sobrenatural en el mundo. Es esta irrupción de lo sagrado lo que fundamenta
realmente el mundo y lo que le hace ser como es hoy en día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser mortal,
sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales

“Enfocado en lo que tiene de vivo, el mito no es una explicación destinada a satisfacer la curiosidad científica,
sino un relato que hace revivir una realidad original y que responde a una profunda necesidad religiosa, a
aspiraciones morales, a coacciones e imperativos de orden social, e incluso a exigencias prácticas. En las
civilizaciones primitivas, el mito desempeña una función indispensable: expresa, realza y codifica las creencias;
salvaguarda los principios morales y los impone; garantiza la eficacia de las ceremonias rituales y ofrece reglas
prácticas para uso del hombre. El mito es, pues, […] una realidad viviente...” (pág. 27).

Más tarde surgió el pensamiento racional, que los griegos llamaron logos, base de la ciencia y la filosofía. Su
objetivo es el mismo: dar una explicación a los fenómenos de la realidad; pero su método es nuevo, pues deja a
un lado la fantasía y se centra en la razón. La razón es una facultad que analiza los conceptos y los pone en
relación a partir de reglas lógicas). La razón trata de que sus explicaciones valgan para todo fenómeno similar
de la realidad (universalidad) y está dispuesta a demostrarlo ante cualquiera. Y lo hace con dos métodos: la
experiencia sensible (experimentando) y la reflexión racional (argumentando). El logos explica las cosas
desentrañando su sentido y su estructura, diciendo qué son y cómo se comportan. Y como lo prueba, es un saber
abierto a todos, pues todos los seres humanos poseen razón (cualquiera puede comprobar las cosas por sí mismo
y cuestionarlas demandando nuevas pruebas). La razón es común a todos los hombres, pero hay que cultivarla,
con un buen método. Su fin es el progreso, el avance del conocimiento y la mejora de las condiciones de vida de
la sociedad. Ahora bien, ¿todos los problemas humanos tienen solución racional? ¿Puede la razón vencer todos
los mitos o siempre quedarán cosas inexplicadas?

3. Filosofía y religión, filosofía y ciencia, como modelos de saber:

Saber es conocer la realidad. Su finalidad es teórica (representársela en conceptos y comprender cómo es),
técnica (utilizarla para controlar la naturaleza y la sociedad) y práctica (mejorar la sociedad y la vida humana y
acercándonos a la felicidad, si es que es posible tal ideal).
Magia, religión, ciencia y filosofía son los cuatro grandes tipos de saber.
La magia es una actitud mental que supone que en la naturaleza rigen fuerzas ocultas (espíritus) que el mago
puede controlar mediante rituales y conjuros. La realidad natural y la sobrenatural están entretejidas, y el mago
conoce esas relaciones y las utiliza. En las cosas hay un alma y un secreto que nos hablan en un lenguaje oculto,
simbólico. El mago está convencido de que hay una solidaridad entre todas las formas de vida, (con lo que se
conjura el miedo a la muerte). El hombre primitivo, indefenso ante los peligros de la naturaleza, se consuela con
la magia, como si con sus actos rituales se asegurase la protección ante ellos. La magia expresa pues los deseos
(infantiles) del hombre de controlar una realidad que no comprende.
La religión (del latín, re ligio, volver a unir) es la vivencia y la creencia en un vínculo entre los hombres (como
todo social) y entre éstos y unos seres superiores. Así, la religión personaliza las abstractas fuerzas mágicas (ya
no es el espíritu de la lluvia, sino el dios de la lluvia; no el rayo sino Zeus) y hace depender el mundo y la vida
de la voluntad de seres sobrenaturales (dioses) pero afines en cierto modo al hombre. A estos dioses ya no se les
obliga con conjuros, sino que se les suplica para ganar su el favor. La religión apela a la imaginación y a la fe:
no demuestra, cree. La religión comienza por el concepto de tabú (lo prohibido) cuya transgresión destruiría la
comunidad, sus vínculos. Pero luego hacia posiciones más éticas (teísmo), donde el hombre es responsable de
colaborar en la justicia y el orden cósmico.
La ciencia es el saber probado acerca de la naturaleza. (Deriva del latín scio, saber). Utiliza la razón y la
experiencia para dar explicaciones de los fenómenos naturales, mostrando su auténtica estructura, cómo son las
cosas. Y pretende demostrar con pruebas sus afirmaciones. Para la ciencia, todo lo que no se puede probar no
pertenece al saber, es un mito. La ciencia es, además, sistemática: busca un orden y una regularidad en los
fenómenos, tratando de reducirlos a número, a medida. Por eso es rigurosa: usa el método científico, con el que
delimita claramente sus verdades. En definitiva, la ciencia se ciñe a la más estricta objetividad: quiere mostrar
cómo son las cosas, sin que en sus afirmaciones entre lo subjetivo, (en ciencia no cuenta la opinión, el punto de
vista o los gustos).
La filosofía es la búsqueda de la sabiduría total. (Del griego, amor a la sabiduría). Trata de ofrecer una
explicación racional y argumentada del mundo y la vida, como la ciencia. Pero a la vez trata de explicar el
sentido profundo y último de las cosas, como la religión. El filósofo considera la magia como ingenua, (mito),
deja a un lado la fe o creencia religiosa (porque para él todo requiere una razón), pero también pretende ir más
allá de la ciencia, ofreciendo una explicación posible de aquello que la ciencia no puede explicar (como la
libertad, la ética o el sentido de la vida).
El saber racional es la base tanto de la ciencia como de la filosofía. Pero mientras la ciencia avanza y demuestra
sus teorías, con métodos rigurosos y aceptados por todos, la filosofía se estanca en los problemas y polémicas de
siempre; además, sus opiniones son tan diversas que la verdad es siempre discutible allí.

¿?
Los dos primeros saberes – magia y religión – tienen las características del mito:

La magia vive del mito, primer intento de conocer la realidad. El mago, (chamán, hechicero, brujo) es un
personaje en la tribu. A él se le considera sabio. Pero no un sabio teórico, sino práctico: es capaz de dominar las
fuerzas ocultas que rigen el mundo y conjurarlas para que respondan a los deseos y necesidades del hombre. El
conjuro es una forma de rito. Y los ritos expresan la confianza en que si el mago repite sin error las fórmulas
adecuadas, las cosas (que tienen vida: animismo), se sentirán obligadas a obedecerle, (i.e. en un exorcismo, al
pronunciar ciertas palabras). Hoy nos puede parecer ingenuo o idiota creer en la magia, pero para los hombres
primitivos, desprovistos de toda ciencia, indefensos ante las epidemias, los terremotos o los animales salvajes, la
magia les daba la confianza en que algo les protegías contra los males que les acechaban.
Y aunque la magia fue sustituida por el saber racional (científico y filosófico), pervivirá mientras quede algo
ignoto e inexplicable que nos sobrecoja: “…mientras haya un misterio para el hombre., habrá poesía” (dice
Bécquer, rima V). Por eso perviven hoy las pseudociencias y lo paranormal, así como en las sectas.. Son fraudes
y palabrerías, pero recogen anhelos fundamentales del ser humano. Y formaron parte de las creencias comunes
hasta el siglo XIX, cuando se produjo un “desencantamiento de la imagen del mundo.” La ciencia ha progresado
y la gente ha trasladado a ella la fe que antes depositaba en otras formas de saber (i.e. la medicina y la psicología
sustituyen a la magia).

La religión nació como una evolución de la magia, al personalizar las fuerzas de la naturaleza. Su actitud fue la
creencia, (la confianza o fe en seres sobrenaturales). Parte del totemismo, y luego evoluciona hacia la actitud
ética. Pero ya en Egipto se convirtió en un saber, pues una clase social, los sacerdotes, se especializaron en el
conocimiento tanto de los ritos religiosos como de los libros sagrados que contenían la interpretación religiosa
del mundo. Sin embargo, con el tiempo surgieron entre los propios sacerdotes discrepancias en la interpretación
de esos ritos y libros sagrados. Para solventarlas surge la teología, el saber acerca de Dios. La teología toma
como verdad aceptada la religión revelada y trata de razonar sobre ella; (i.e. toma la Biblia y busca pasajes que
apoyen o nieguen que exista o no el infierno). En la Edad Media, la teología se convirtió en reina de las ciencias,
y la filosofía era como una esclava suya que le ayudaba a solventar sus dificultades de interpretación. Sin
embargo, la modernidad puso en duda la capacidad de la razón para justificar la fe, lo que condujo a una crítica
a los dogmas religiosos; (así, i.e. la Ilustración acusa a las iglesias de inventar dogmas y supersticiones para
dominar al pueblo). Por último, desde el siglo XIX, la propia religión se ha convertido en objeto de estudio: la
filosofía de la religión, que ya no analiza si es verdad o no aquello que el creyente cree, sino que trata de
comprender científicamente el fenómeno religioso, (¿por qué y cómo surge? ¿qué similitudes tienen entre sí las
religiones? ¿qué dicen la psicología o la sociología de la religión?, etc.).

Pero frente a la religión, se sitúa desde Grecia la ciencia y la filosofía, que nacieron unidas para conocer
racionalmente la realidad, pero que poco a poco se fueron separando. En efecto, en Grecia, el sabio era tanto un
científico como un filósofo, (i.e. Tales de Mileto o Aristóteles). Un sabio podía abarcar todos los campos del
saber. Pero con el tiempo surgiría la especialización. Aparecen el matemático, el físico, el botánico... y el
filósofo, cada uno de los cuales es experto en su campo, pero ignorante en el ajeno. Todavía Galileo hablaba de
philosophía de la naturaleza para referirse a la ciencia. Pero ya los métodos, intereses y perspectivas de la
ciencia y la filosofía se estaban separando. Kant se da cuenta de que la filosofía pura (la metafísica) no puede
ser una ciencia objetiva como las matemáticas o la física. Hegel es el último intento de situar a la filosofía como
reina de las ciencias y guardiana de la razón. Pero desde el XIX la filosofía se vuelve autocrítica: la filosofía no
es la verdad absoluta, al contrario, esconde mentiras para favorecer a los ricos (Marx) o negar la vida
(Nietzsche). Así que desde el siglo XX, la ciencia se ha convertido en la fuente indiscutida de la verdad. Sobre
todo por el inmenso poder que su aplicación a la tecnología ha demostrado poseer. No obstante, también ha
surgido una reflexión filosófica sobre la ciencia: la filosofía de la ciencia, que estudia qué es ciencia, cómo se
hace, qué métodos tiene, qué consecuencias sociales tiene su aplicación, etc.
3.b. El método científico:

[[-- Lo que distingue a la ciencia es el método científico. Método es un camino recto y seguro que
garantiza alcanzar una meta o resolver un problema. Desde la edad moderna, la ciencia ha perfilado tres grandes
métodos: el inductivo, el deductivo y el hipotético deductivo.
El método inductivo o empírico consiste en observar y registrar objetivamente los hechos (observar): buscar
conexiones entre ellos y hallar generalizaciones – leyes – (generalizar); y usarlas para predecir fenómenos
nuevos (predecir). Ejemplo: para explicar un infarto observamos los casos posibles y los registramos: la dieta, la
forma de vida de cada paciente, etc.; luego buscamos elementos comunes hasta llegar a leyes generales: i.e. el
exceso de grasas, el estrés y la falta de ejercicio físico provocan infartos; y finalmente, usamos la ley para
predecir: si un paciente tiene esos factores de riesgo predecimos el riesgo de sufrir un infarto).
El método hipotético deductivo combina la observación con el razonamiento. Primero se observan y registran
los hechos y se detecta algo en ellos que falta por explicar (problema); después se imagina una posible
explicación de los hechos (hipótesis); luego se deducen las consecuencias que se podrían observar si la hipótesis
fuese verdadera; entonces se hace el experimento para comprobarlas; y si los hechos observados confirman la
hipótesis, se acepta ésta como ley. Por ejemplo: observo los precios de una sociedad; veo un problema, suben
mucho (inflación) para el paro que hay; elaboro una hipótesis: la inflación crea paro; deduzco consecuencias: si
la gente tiene más dinero, gasta más y los precios suben… con lo que se puede invertir menos y se crea menos
empleo; hago el experimento (es lo que hace cada mes el banco central); y si se cumple lo esperado, si el paro
aumenta, se confirma la ley.
Por último, el método deductivo prescinde de la observación, es sólo teórico. Usa sólo la lógica (razón).
Primero establece axiomas o verdades fundamentales, si es posible evidentes; de ellas deduce teoremas o leyes
esenciales del sistema; y por último aplica las leyes para deducir casos particulares. (Por ejemplo: la geometría
de Euclides parte de cinco axiomas evidentes; así la recta es la distancia más corta entre dos punto); de ellos
deduce teoremas fundamentales o leyes, como el de Pitágoras); y los usa para aplicarlos a ejemplos concretos,
(i.e. la medida de un área concreta aplicando el teorema a un caso real).
El método inductivo es el más usado en las ciencias naturales y sociales, y en la vida cotidiana; el hipotético
deductivo en la física y las ciencias experimentales; y el deductivo en matemáticas y lógica.]]

4. La filosofía como racionalidad teórica: verdad y realidad:

Racionalidad es la característica y la pretensión de un saber o una acción de ceñirse a los dictados de la razón,
es decir, de aceptar como verdad sólo lo que pueda probarse racionalmente (en la teoría) y de actuar sólo de un
modo que se pueda justificar mediante razones (en la práctica).

La filosofía usa la razón para saber cómo es el mundo y la vida (teoría) y para orientarnos sobre cómo vivir
(práctica). Teoría (del griego, theos, divinidad y orao, visión) es la contemplación de la verdad. La actitud
teórica es aquella que busca el saber, no por utilidad, sino por el puro placer de conocer, por curiosidad.

La filosofía como teoría, se plantea el problema de la verdad (epistemología) y el de la realidad (metafísica).

El problema de la verdad indaga si existe ésta y cómo hallarla. La verdad es la correspondencia entre lo que
afírmanos y lo real. Pero ¿hay verdades absolutas, o sólo opiniones? ¿Cuál es el método correcto para responder
a las cuestiones de la filosofía? ¿Es aplicable en ella el método científico?

El problema de la verdad está unido al del origen del conocimiento y sus límites: ¿Cuál es el origen del
conocimiento humano? ¿Por qué vías llega el hombre a conocer la verdad de las cosas? Las ideas que hay en mi
mente, lo que pienso acerca de lo real, ¿reflejan fielmente las cosas?

Respecto a los límites de conocimiento, ¿puede el hombre conocerlo todo? ¿Todo tiene explicación racional?
¿Son compatibles la razón y la fe? ¿Hay en el hombre y en el mundo factores irracionales, sin explicación?

-- Hoy la racionalidad en filosofía se plantea de otro modo. Porque la ciencia, que no para de avanzar, ha
ocupado gran parte del espacio que antaño ocupara la filosofía. La ciencia se presenta como el saber objetivo
sobre lo real (verdad). La física estudia la verdad sobre naturaleza; la biología sobre el hombre, la psicología
sobre la mente, ante el alma; y la sociología sobre la sociedad. ¿Qué le queda a la filosofía? Un papel
hermeneútico: comprender e interpretar la verdad de la ciencia a la luz de la experiencia humana, de la vida. Y
también reflexionar críticamente sobre los saberes que a veces pretender hacerse pasar por ciencia. Además, la
filosofía, por su rica historia, constituye un acervo de formas de pensar el mundo y la vida que, aunque no sean
científicas, contribuyen a explicar lo que somos y lo que podríamos ser.

5. La filosofía como racionalidad práctica: ética y filosofía política:

La filosofía usa la razón, el logos que la caracteriza, para dos fines: conocer la realidad en profundidad (teoría) y
orientar la acción en la vida humana (práctica). Una trata del saber, otra de su uso en la convivencia humana
ética y la política.

Práctica, (del latín praxis, acción) es la actitud del que quiere actuar sobre la realidad para transformarla y
alcanzar así los fines humanos. La cuestión práctica es ésta: ¿Qué forma de vivir es la mejor para un ser
racional? ¿Cómo debe comportarse en hombre? ¿qué fines debe buscar en la vida? ¿qué merece la pena hacer en
ella? Así se plantean cuestiones sobre la felicidad, el deber, e la justicia, el gobierno adecuado, etc. ¿Puede la
razón llevarnos hacia esos ideales prácticos?

El hombre se distingue de los animales porque posee cierto grado de libertad; es decir, su comportamiento está
mucho menos condicionado por los instintos que el de los animales. Y esa indeterminación le obliga a
plantearse qué hacer con su vida, a forjarse su propio destino, y a responsabilizarse de lo que hace. Como dice
Ortega, el hombre se encuentra arrojado a un mundo que él no ha elegido, pero en el que tiene que
desenvolverse; pero la forma en que lo hace es libre, él elige su destino: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella, no me salvo yo.” Así que la razón debe ponerse al servicio de la vida para orientarla.

La ética plantea el problema del choque entre la vida y la razón: ¿Son compatibles la razón y las pasiones, las
ideas y la espontaneidad, el corazón y la cabeza? Los emotivistas (Hume) opinaron que los sentimientos son la
guía de la vida humana, pues son lo más espontáneo, nuestra naturaleza. También Nietzsche dirá que si la razón
se vuelve contra las pasiones y fuerzas vitales, viviremos resentidos e infelices. En cambio, los racionalistas
creen que el hombre debe controlar las pasiones para que no se desboquen y nos hagan perder las riendas de
nuestra vida. El deber es la guía de la vida. Y es un deber todo aquello que la conciencia moral me exige hacer:
imperativo categórico (dedo comportarme como es propio de un ser racional, Kant).

El otro gran problema práctico es el de la política: ¿qué normas de convivencia y qué forma de gobierno son las
más justas? ¿puede organizarse una sociedad mejor, en la que haya justicia, libertad, igualdad? Han existido
muchas formas de gobierno en la historia y se han propuesto muchas utopías sobre cómo debería organizarse el
poder. ¿Hay una más racional, más propia de seres civilizados? Aristóteles opina que una democracia
participativa, donde los hombres dialoguen, usen su razón y se pongan de acuerdo en las mejores normas,
resultaría la mejor. En cambio, Platón prefirió un gobierno de los sabios (filósofos). Ya en la edad moderna se
planteó si era necesario gobernar a los hombres por la fuerza (Hobbes) o si era mejor dejarles libertad política
(Locke). Hoy nos preguntamos si la razón podrá resolver los grandes problemas de convivencia de nuestro
mundo: si podría crear unas condiciones de vida más libres, iguales y justas para los seres humanos. En tal
sentido, los derechos humanos son la gran creación de la razón práctica. Eso sí, parece claro que la solución de
esos problemas actuales pasa por una racionalidad dialógica (Habermas) en la que la respuesta no la dé el sabio,
sino que la creemos entre todos, dialogando, participando, comprometiéndonos: es la democracia avanzada.

6. Las ramas de la filosofía:


La filosofía es una actitud vital, el filósofo lo es ante la vida: se lo cuestiona todo. Por eso, de cada saber nace
una filosofía. Las ramas de la filosofía pueden agruparse de diversos modos. Pero es común distinguir unas más
teóricas y otras más prácticas.
Las teóricas pueden dividirse en: lógica, (uso correcto de la razón: estudia la validez formal de los
razonamientos); filosofía de la ciencia (reflexión sobre la validez de los métodos y el conocimiento científico);
filosofía del lenguaje (reflexión sobre la comunicación y la capacidad del lenguaje para representar la realidad
en el pensamiento); y teoría del conocimiento (reflexión sobre la capacidad del hombre para conocer lo real y
sobre los elementos que influyen en él, así como las condiciones y límites del conocimiento); y metafísica
(reflexión sobre la realidad radical, el sentido de la vida).
Las prácticas serían: ética (reflexión sobre cómo es y cómo debería ser la convivencia humana y los valores que
la guían); política (reflexión sobre la convivencia social y el uso y distribución del poder en la sociedad);
filosofía de la historia (reflexión sobre el sentido de la historia); y estética (reflexión sobre la sensibilidad
humana, la belleza y el arte). Hay otras ramas, pero las he podado.
7. Las preguntas y problemas fundamentales de la filosofía en su historia:

[[El saber evoluciona. Cada época ha tenido su contexto: sus problemas, sus condiciones, sus soluciones. El
hombre es un ser histórico, por lo que existe una fuerte vinculación entre el contexto histórico (social, político,
económico, cultural, etc.) y el pensamiento de cada época. Cada cual es hijo de su tiempo (no se puede
comprender a Platón sin conocer la sociedad griega, su estructura, afanes y preocupaciones. No tendría sentido
Einstein en el siglo XII, ni la técnica ni la mentalidad de la época la hacían viable)

Hay historiadores materialistas: son las circunstancias sociales y económicas las que determinan las ideas y
mentalidades de cada época, (i.e., en la edad media se edifican catedrales, porque es la iglesia la que tiene el
poder y la riqueza). Y otros idealistas: son las mentalidades e ideas de cada época las que transforman las
condiciones históricas, (i.e., el antiguo régimen se hundió por la dura crítica de los ilustrados a las instituciones
y valores representados por la monarquía absoluta y la iglesia católica). Hoy la mayoría de los historiadores se
decanta por una síntesis entre materialismo e idealismo: hay que valorar en cada caso qué factores influyeron
más, unas veces las ideas, otras las estructuras.]]

Hay cuatro grandes etapas de la historia de la filosofía: antigua, medieval, moderna y contemporánea.

La filosofía antigua: La filosofía nace en Grecia en el siglo VI a.n.e. con el paso del mito al logos y de la
aristocracia a la democracia. El arte es clásico. La economía se basa en la guerra y la captura de esclavos para el
trabajo manual, lo que permite a los ciudadanos libres dedicarse a la política y la cultura.
En filosofía se plantean dos problemas: 1. ¿De qué están hechas las cosas naturales, que cambian continuamente
y qué elemento (arché) permanece inmutable bajo los cambios?; y 2. ¿Existen valores y normas universales de
justicia o sólo opiniones subjetivas?
1.A la primera pregunta respondieron los presocráticos, afirmando que hay un elemento original (arché) del
que proceden y al que retornan todas las cosas, aunque discutieron cuál es ese elemento (para unos el agua, o el
fuego, o los cuatro elementos, o los átomos). Platón creyó que el arché eran las ideas, separadas de la materia;
Para él hay dos mundos: el mundo sensible o material (cambiante y aparente) y el mundo inteligible o de las
ideas (inmutable y verdadero). El arché son las ideas, pues la idea es la esencia de la cosa. Pero para conocerlas
hay que dejar atrás lo sensible, (material, cuerpo, placer, riqueza) y dirigirse a lo ideal (inteligible, alma, virtud y
sabiduría). Para Platón hay una realidad ideal (la Idea de Bien) que es la base de la ciencia y de la moral. Y sólo
quien conozca esa idea será bueno, virtuoso como persona y como gobernante, y feliz.
Aristóteles defiende el hylemorfismo: la materia y forma están unidas en cada ser natural. El hombre es también
síntesis de materia (cuerpo) y forma (alma). La sustancia de las cosas es esta mezcla. Y cuando las cosas
desaparecen es porque tal unión se rompe. Sólo hay un mundo: la naturaleza, (todo surge y vuelve a ella).
2. Respecto a la segunda cuestión, los sofistas fueron relativistas, para ellos no hay normas o valores absolutos,
cada ciudad y cada hombre tiene los suyos (opinión). En cambio, Sócrates y Platón fueron idealistas y
universalistas: sólo con los auténticos valores ideales de justicia y verdad se podrá alcanzar la felicidad humana;
por eso deben gobernar los sabios. Defendieron el intelectualismo moral (el sabio conoce el bien, lo practica –
es virtuoso – y lleva la mejor forma de vida – es feliz). Aristóteles analizará las diversas formas de gobierno y
preferirá una democracia moderada, en la que el hombre desarrolle lo que es su naturaleza: la razón. El hombre
es político por naturaleza, pues su razón le impulsa a asociarse con sus semejantes para buscar la forma más
racional de convivencia.
Así pues, para Platón y Aristóteles, la filosofía es sabiduría (sophía). Para Platón sólo será sabio quien conoce
la verdad (el bien), lo practica (es virtuoso) y logra la felicidad. Sólo el filósofo, el que conoce lo ideal es feliz.
Y su máximo placer es contemplar esas ideas perfectas: la verdad. Algo que sólo es posible moderando las
pasiones corporales y, tras la muerte, al ascender al mundo de las ideas.
Para Aristóteles: hay conocimientos teóricos (por afán de saber) y prácticos (para vivir bien). Pero dice que la
vida mejor es la contemplativa, la dedicada al conocimiento. Por lo tanto, la vida feliz es la del sabio.
Otras escuelas fueron: estoicos (la felicidad está en la razón), epicúreos (la felicidad es el placer) y escépticos
(no existe la verdad).

La filosofía medieval: la historia medieval comienza con las invasiones bárbaras del siglo V, que destruyen el
imperio romano, y finaliza con el renacimiento en el siglo XV. Se produce el auge de la aristocracia guerrera. El
sistema social y económico es el feudalismo: la sociedad es estamental, con privilegios (el siervo cultiva la tierra
y entrega una parte de los beneficios al señor y a la iglesia). La iglesia monopoliza la cultura. En el arte se
suceden el románico y el gótico.
En filosofía, predomina el teocentrismo, siendo la religión la fuente de la reflexión. La filosofía se hace sierva
de la teología. Los problemas principales son: la existencia de Dios, el destino del alma, el pecado y la relación
entre razón y la fe. ¿Es la religión demostrable, hay argumentos para creer y convencer a un ateo? ¿Pueden
razonarse las verdades de fe? San Agustín afirma que razón y fe coinciden, siempre que Dios nos ilumine con
su gracia; Santo Tomás, que razón y fe tienen algunas verdades comunes (preámbulos de fe), pero que no todas
las verdades de fe son demostrables, (los dogmas de fe son incomprensibles); y para Occam razón y fe son
ámbitos diferentes, la razón no puede explicar la fe; por ello separa filosofía y religión. Todo lo cual influye en
la otra gran cuestión de la época: ¿Debe la iglesia controlar la política del estado? Para San Agustín sólo es justo
un estado cristiano. Para Santo Tomás estado e iglesia son esferas diferenciadas, pero la iglesia prevalece en
caso de conflicto de poderes. En cambio, Occam separa la iglesia (religión) del estado civil (política); la iglesia
sólo tiene poder espiritual, no político. El estado sólo tiene poder temporal, no sacro.

La filosofía moderna: la Edad Moderna abarca desde el renacimiento, siglo XV, hasta la revolución francesa
(1789). Se produce cierta racionalización y secularización de la sociedad y la cultura, que ya no está sólo en
manos de la iglesia. Surge el estado moderno, (monarquía absoluta, administración centralizada y ejército
permanente). En política, las potencias europeas luchan por la hegemonía, (primero España, luego Francia e
Inglaterra). Se da la Revolución Científica (Copérnico, Galileo y Newton explican la naturaleza con leyes
matemáticas). Y surge el derecho natural y el problema de la tolerancia religiosa.
En filosofía destacan dos cuestiones: la certeza y la legitimidad del poder.
1. La certeza: ¿Cómo podemos tener la seguridad de que nuestras ideas se corresponden fielmente con la
realidad? Hay tres respuestas. Racionalismo (Descartes): la razón conduce a la certeza; Empirismo (Locke o
Hume) afirma que la certeza está en la percepción sensible; y Criticismo (Kant): sólo hay conocimiento
objetivo donde es posible la síntesis de experiencia y razón, el resto queda fuera de los límites del conocimiento.
2. El problema de la legitimidad del poder político: ¿Con qué derecho se ejerce el poder en la sociedad? Hobbes
cree que, como el hombre tiende por naturaleza al egoísmo y a la guerra, el monarca absoluto debe ejercer un
poder inapelable para garantizar la paz; en cambio, Locke (liberalismo) cree que sólo es legítimo el poder de un
parlamento elegido por voluntad popular; y Rousseau defiende la soberanía popular como democracia directa
basada en la igualdad política y económica de todos los ciudadanos.

La filosofía contemporánea: abarca los siglos XIX y XX. Se inicia con las revoluciones francesa (libertad,
igualdad y fraternidad) e industrial (aplicación de la ciencia a la producción: tecnología). Se caracteriza por la
tensión entre aristocracia y democracia, liberalismo y socialismo, capitalismo y comunismo. El capitalismo se
expande con la Revolución Industrial, que plantea la cuestión social (miseria obrera). Para solventarla surgirá el
estado social y democrático de derecho. La competencia de los estados europeos por los mercados desemboca
en las guerras mundiales. Luego la guerra fría (capitalismo contra comunismo). Desaparecido éste desde 1991,
se inicia la globalización: comunicaciones, democracia, Derechos Humanos.
En filosofía hay multitud de corrientes. Destacamos la reflexión sobre la historia y la vida.
En el XIX: el idealismo de Hegel (es el espíritu como razón y los ideales los que mueven la historia); el
materialismo de Marx (la historia es una lucha de clases por la riqueza material y los medios que la producen),
el positivismo de Comte (sólo la ciencia empírica es verdad y los problemas sociales se deben resolver
científicamente, con el progreso de la sociología); el vitalismo de Nietzsche (la vida es el valor fundamental,
pero toda la filosofía anterior se olvidó de ella y la falsificó. Hay que acabar con la metafísica – muerte de Dios-
y aceptar la vida tal cual es creando valores que nos hagan gozar de la vida. Es la tarea del superhombre); y el
historicismo de Dilthey (el hombre es un ser histórico y toda filosofía es hermenéutica, intento de comprender
cómo pensaban y vivían los hombres del pasado).
En el siglo XX destacaremos: la filosofía analítica (todo problema filosófico puede resolverse aclarando el
sentido de sus términos mediante un análisis del lenguaje); la fenomenología (la verdad está en la conciencia y
en la formas en que los objetos tiene de darse en la conciencia y en la vida); el existencialismo (la filosofía es la
respuesta a la necesidad de crear la propia vida con libertad, pues estamos condenados a ser libres); y el
raciovitalismo de Ortega y Gasset, (la vida es la realidad radical, no la he elegido, pero tengo que asumir que
“yo soy yo y mi circunstancia.” Cada cual ha de inventar su vida como proyecto. Y para eso es necesario la
razón. Ortega es raciovitalista. La razón es algo histórico. Cada generación tiene su perspectiva de la verdad).

8. Funciones y vigencia de la filosofía:

En su origen, la filosofía nació como alternativa al mito, proponiendo una visión racional de la realidad. En
Grecia el filósofo se presenta como sabio, como aquél que conoce la realidad auténtica de las cosas. Por eso su
discurso es aletheia, se limita a dejar que la realidad de las cosas, su ser, se muestre, se manifieste. El filósofo
como sabio se interesaba por todas las cosas. Aún no existían expertos en un saber particular. Con el tiempo, el
saber se fue especializando: surgieron las ciencias particulares. Y así fue posible el enorme éxito de la ciencia
moderna. Desde entonces, la filosofía perdió prestigio y entró en una fase autocrítica: se cuestionó a sí misma,
(Marx, Nietzsche, Freud, existencialismo). Hoy la filosofía ya no puede pretender ser la reina de las ciencias ni
erigirse en juez de todas las materias. Al contrario, la filosofía hoy es una reflexión marginal cuyo valor está en
el diálogo. Habermas entiende la filosofía como ámbito de la razón comunicativa. Mientras las ciencias se
orientan a un uso de la razón teórico (conocimiento) o instrumental (técnico), la filosofía se orienta al diálogo
como uso de la razón comunicativo. Su función sería debatir con honradez y tratar de llegar a acuerdos que
todos los participantes en el diálogo puedan aceptar. Sólo así se pueden establecer en democracia normas y
valores universales y aceptados por todos los ciudadanos.

La filosofía como búsqueda del sentido y la filosofía como crítica de la cultura

La ciencia nos dice cómo es el mundo. Pero no responde a la cuestión de su sentido. ¿Por qué el mundo es como
es? ¿Qué relación hay entre el mundo y los deseos y fines del ser humano? La filosofía trata de responder a esas
cuestiones desde la razón y la experiencia, (también la religión responde a ellas, pero desde la fe revelada).

¿Qué es el sentido? No es sólo el significado, (¿qué es el mundo y cada uno de los seres que lo integran?), sino
sobre todo la conformidad entre lo que hay y lo que el hombre anhela. La vida humana no es mera biología
(nacer, crecer, morir…), sino que cada individuo y la sociedad misma tienen siempre un proyecto, una serie de
mateas que alcanzar. ¿Cuáles han de ser esas metas, esos fines u objetivos de la vida humana, y cómo
alcanzarlos? Ésa es la cuestión del sentido que la filosofía ha tratado de resolver en toda su historia.

Pero como muchas veces el hombre, la sociedad y los propios pensadores se han equivocado al representarse
cuál ese sentido, como muchas veces se han engañado respecto a ese sentido, surge la filosofía como crítica de
la cultura. Su objetivo es denunciar los falsos mitos, los engaños y las mentiras, para poner de manifiesto el
auténtico sentido de la vida.

Por esta función crítica, la filosofía choca con la mentalidad de las costumbres y del hombre de la calle. Por eso
la filosofía suena como algo raro, extravagante y a veces paradójico.

La Ilustración, al criticar las injusticias y la superstición tradicionales, inició esta crítica de la cultura. En la edad
contemporánea, esta crítica de la cultura se ha potenciado con Marx, Nietzsche y Freud, los filósofos de la
sospecha, que trataron de mostrar que ni la sociedad, ni la moral ni la mente humana funcionaban como se creía,
sino que estaban deformadas por errores, prejuicios y mitos que impedían su comprensión y con ello la
felicidad. Sin embargo, desde la globalización, la postmodernidad ha constatado que la cultura de masas (la
cultura del entretenimiento) pasa de esta crítica filosófica.

También podría gustarte