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TEMA 1

EL SABER FILOSÓFICO

a) Introducción: ¿Por qué estudiar filosofía?


La palabra “filosofía” significa Amor a la sabiduría, un amor que surge ante la belleza
de las demás personas y cosas del mundo.
Aristóteles, un gran filósofo griego, decía que los seres humanos tendemos por
naturaleza al saber, o sea, que sentimos la necesidad de preguntarnos el por qué de las
cosas.
Así, podemos comprender la importancia de la filosofía, pues nos enseña acerca del
mundo, de sus acontecimientos y nos enseña tamb el uso correcto de la razón.
Examina nuestras creencias para alcanzar un pensamiento crítico y una visión abierta
y tolerante.

b) Objeto de la filosofía
Aristóteles es uno de los + importantes filósofos de todos los tiempos. Creó el
concepto de filosofía como metafísica (Rama de la filosofía. Estudia lo que hay más
allá de lo físico, de lo material. Trata de estudiar los sucesos de la vida que no son
explicables por la ciencia). Para él la filosofía es la teoría que sirve de fundamento a
las demás ciencias. Aristóteles intenta resolver el problema que planteaban los
filósofos griegos: ¿Cuál era el origen de todo y el origen de todo cambio?
Aristóteles decía: “Hay una ciencia, filosofía, que estudia lo que es. Esta ciencia no
se identifica con ninguna de las denominadas ciencias particulares, ya que ninguna de
estas ciencias se ocupa de lo que es, sino que tras seleccionar de ello una parte, estudia
los accidentes (partes) de esta. Así, por ejemplo, las ciencias matemáticas”.

1. EL AMOR POR EL SABER


1.1 FILOSOFÍA COMO TEORÍA
El filósofo es un “amante o enamorado del conocimiento”. La filosofía teórica es la
búsqueda del saber por el saber, sin que esté subordinado a la utilidad práctica. En este
sentido, trata de satisfacer el deseo intelectual de un conocimiento coherente de nuestra
existencia y del mundo que nos rodea, de nuestro sistema de valores y de una noción
de lo que podemos saber.
En el pasado, se entendió la filosofía como el esfuerzo del pensamiento para construir
una teoría universal sobre la realidad.
Hoy en día sabemos que no existe una definición única de filosofía sobre la que la
mayor parte de los filósofos estén de acuerdo.
La filosofía no busca la verdad para tratar de hacer con ella algo útil o para lograr un
objetivo rentable, sino, sencillamente, porque es la verdad.
Pitágoras comentaba que algunos acuden a las olimpiadas para participar en las
competiciones; otros viajan para vender sus mercancías y hacer negocio, y otros solo
van a mirar lo que sucede. Pues bien, esa actitud de querer saber lo que sucede,
simplemente por la curiosidad de conocerlo, es lo propio del filósofo.
Aristóteles decía que lo que llevaba a los seres humanos a filosofar es la admiración,
la sorpresa o el estupor ante las cosas. Cuando algo nos sorprende o nos maravilla,
queremos saber la explicación de por qué es así.
Lo propio de la filosofía teórica es que quiere saber por qué las cosas son como son y
si no podrían ser de otra forma. La filosofía es un saber que tiene por objeto el estudio
de las causas, las razones y los principios de las cosas.

1.2 FILOSOFÍA COMO ARTE DE VIVIR


Por su parte, la filosofía práctica, es un tipo de saber que sirve para orientar nuestra
manera de actuar. En este sentido, representa una opción de vida, una determinada
forma de ser y de comportarse, un arte de vivir.
La realidad humana es esencialmente social. El ser humano vive su vida siempre con
otros individuos. Conocimiento humano, acción y sociedad son inseparables. Al
abordad cómo son las cosas, y cómo deben ser, entramos en el terreno de la filosofía
práctica o uso práctico de la razón.
Sócrates, en el siglo V antes de Cristo, enseñaba que el primer deber de todo ser
humano es el de conocerse a sí mismo. Tamb es un objetivo de la filosofía práctica
promover la mejora de las relaciones sociales y humanas.
Kant resumió a finales del siglo XVIII, la tarea de la filosofía en dar respuestas a estas
4 grandes preguntas; ¿Qué podemos saber?, ¿Qué debemos hacer?, ¿Qué podemos
esperar? y ¿Qué es el ser humano?

2. FILOSOFÍA, CIENCIA Y RELIGIÓN


2.1 FILOSOFÍA Y CIENCIA
Desde la Antigüedad, las ciencias han ido especializándose y separándose
progresivamente de la filosofía para convertirse en saberes autónomos. Se podría
preguntar entonces: ¿La filosofía ha quedado superada por las ciencias?
La respuesta es que NO, porque lo que las ciencias estudian y aportan no agota el
horizonte de las preguntas filosóficas. Ninguna ciencia concreta estudia la realidad en
su conjunto. Ni la física, ni la biología, por ejemplo, se preguntan cosas como ¿Qué es
la verdad?
Las ciencias no se ocupan de muchas cuestiones generales y, por tanto, ni cada una por
separado ni todas ellas juntas pueden establecer el sentido último de la realidad o el bien
moral. Se necesita la filosofía.
Todas las ciencias particulares se basan en definir un aspecto de la realidad parcial y
desarrollan una forma de trabajo para ese aspecto de la realidad. Las ciencias
particulares buscan la exactitud.
Sin embargo, la exactitud científica no es una condición esencial para conocer toda la
verdad.
En definitiva, las ciencias, a pesar de todos sus avances no han destruido la filosofía,
pues esta tiene otros objetivos.

2.2 FILOSOFÍA Y RELIGIÓN


Tal vez la respuesta a la 3ª pregunta kantiana ¿qué podemos esperar?, su respuesta pasa
los límites del saber y solo puede ser contestada por la religión.
La filosofía no niega que en las grandes tradiciones espirituales de la humanidad pueda
haber sabiduría muy valiosa. Sin embargo, el método de la filosofía es el de dar
argumentos racionales, al margen de cualquier revelación divina o tradición espiritual.
La función de la filosofía en la Edad Media era conservar y defender las creencias
reveladas, no analizarlas críticamente ni renovarlas, pues se consideraba que la fe
revelada contenía una verdad eterna y que no se podía cambiar.
Hoy en día por el contrario, se distingue con claridad entre la fe y el saber filosófico. El
objetivo de la filosofía no es creer, sino conocer racionalmente y críticamente.
Cuando se considera que un saber tiene un origen divino, no se habla de conocimiento,
sino de “Revelación”.
La finalidad última de la revelación no es el conocimiento objetivo de la realidad, sino
que el objetivo es la salvación de los fieles.

3. ¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA?


3.1 PARA APRENDER A PENSAR CORRECTAMENTE
La filosofía estudia: cómo debemos pensar para hacerlo correctamente.
Por su parte, la neurofisiología y la psicología estudia el aspecto descriptivo del
pensamiento, es decir, cómo pensamos y cómo son los procesos neurológicos y
psicológicos que se producen cuando pensamos. Por ejemplo, los neurólogos analizan
los procesos cerebrales que se activan cuando pensamos. Señala las áreas del cerebro o
los grupos de neuronas que intervienen durante las operaciones del pensamiento.
Los conceptos son representaciones intelectuales que simbolizan las cosas. Por ejemplo,
el concepto del ser humano simboliza la totalidad de los seres humanos, de un modo
general, sin tener en cuenta sus diferencias individuales y concretas.
Empleando estos conceptos, enunciamos juicios, que son los actos por los que
afirmamos la verdad o la falsedad de algo.
Los argumentos o razonamientos son la expresión lingüística de los juicios. Razonar es
deducir conclusiones a partir de lo que se considera verdad. Por tanto, pensar
correctamente significa razonar conforme a las leyes que rigen la validez de la
deducción. Por tanto, la formación de conceptos, la afirmación de juicios y las
deducciones son operaciones que realizamos continuamente en nuestra vida diaria. Las
encontramos en los consejos que nos dan los mayores, en la televisión, en las películas
o en las noticias. Y algunas de esas deducciones son correctas, pero otras no.

3.2 PARA REFLEXIONAR SOBRE QUÉ VALORES NOS GUÍAN


El desarrollo del pensamiento fomenta la posibilidad de elegir sin dependencias ni
coacciones externas. Fortalece al yo para enfrentarse al automatismo irreflexivo o
fuerzas inconscientes.
Uno de los ámbitos a los que se aplica la reflexión filosófica es el de los valores, que
constituye las guías para la realización de nuestro proyecto existencial. Son necesarios
valores y convicciones morales que guíen nuestra voluntad hacia el cumplimiento de lo
bueno.
El sentido y el objetivo de la reflexión moral es que nuestras acciones se realicen lo más
posible de acuerdo con nuestra razón y sus principios, en lugar de estar motivadas por
nuestros impulsos.
La reflexión moral estudia, por tanto, los valores que han de guiar el proyecto existencial
del ser humano para hacer posible el desarrollo de su libertad. La libertad es la
característica principal de los seres humanos.
La ética consiste en la reflexión sobre los principios, los valores y las normas morales
que rigen nuestro comportamiento. La ética es una parte de la filosofía.

4. LA ACTITUD CRÍTICA
4.1 INSUFICIENCIA DEL SABER ORDINARIO
Además de nuestros conocimientos científicos y de nuestras creencias sobre el sentido de
la realidad, existe una forma de conocimiento a la que debemos la mayor parte de lo que
hacemos en la vida. Se trata del saber natural o de la vida corriente: el saber ordinario.
Este saber ordinario conforma nuestra personalidad y es el fundamento de nuestra
existencia personal. Sin embargo, este saber ordinario debe ser continuamente analizado
para que no nos engañen quiénes quieren aprovecharse de nosotros y utilizan para ello
nuestra buena fe.
La cultura en la que hemos crecido y nos hemos socializado, así como los conocimientos
y los valores que hemos incorporado, es lo que constituye el marco dentro del que se
desenvuelve nuestra vida en sociedad.
El pensamiento filosófico ha de realizar una función crítica preguntándose por el deber
ser de cada aspecto de la cultura (conocimientos, valores, costumbres…). La filosofía
pues, se ofrece como el mapa que permite orientarse en la cultura que nos rodea. La
filosofía es una cierta manera de preguntar, una interrogación continua y crítica sobre lo
que existe y sus modos de ser.
En definitiva, la filosofía es un saber crítico cuyo objetivo es orientarnos en nuestra vida
y evitar la manipulación.

4.2 UNA CIERTA MANERA DE PREGUNTAR


Hay mucha gente que solo ha aprendido a actuar de acuerdo con los mismos patrones
mentales de todo el mundo; o sea, rehúyen el esfuerzo de pensar por ellos mismos.
Cuando se pide a alguien agudizar la inteligencia y producir ideas nuevas tienden a
adoptar la actitud de “conmigo que no cuenten”.
Por el contrario, el individuo inteligente no se limita a aceptar sin más lo que oye, lo que
ve o lo que lee. Está siempre alerta para rechazar lo falso y los falsos, es decir, está alerta
para “poner pegas” si no le convence lo que se le muestra, lo que oye o lo que lee.
La filosofía enseña a criticar lo que recibimos y a ofrecer alternativas si no estamos de
acuerdo.
El uso creativo del pensamiento consiste en construir buenos razonamientos y también
nos permite defendernos de mensajes con los que continuamente se nos bombardea, para
no creerlos y aceptarlos sin un examen previo.
Saber pensar nos permite distinguir con nuestra capacidad de juicio entre los argumentos
renovables y sensatos y los que son solo engaños y argucias con los que se nos intenta
manipular.
En definitiva, la filosofía enseña a criticar los mensajes y los argumentos que recibimos,
para detectar los errores y las falsedades.

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