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Desarrollar el pensamiento

lógico matemático a través


del juego
 Miriam Parada Robles 19 diciembre, 2018Jugar
El desarrollo del pensamiento lógico matemático no sólo es la base para
la construcción de las nociones matemáticas que tanto nos preocupa que
desarrollen nuestras pequeñas, sino que lo es para el proceso de comprensión
de su propio yo, de su mundo y de su relación como individuas con él. Y, por
supuesto, la mejor manera de desarrollarlo, es ¡jugando!

El pensamiento lógico matemático es algo subjetivo. Existe de forma diferente


en cada uno de nosotros. El niño lo construye de forma individual a través de
la abstracción reflexiva que surge de las experiencias al relacionarse con los
objetos del mundo. Estas experiencias se organizan en su mente estructurando
sus conocimientos, que no olvidará, por tener su origen en una acción vivida
por él mismo.
Pero, ¿para qué le sirve? Pues para comprender la relación que tiene como ser
individual con el resto del mundo, con su entorno, el tiempo, el espacio, las
cantidades. Para el desarrollo de su razonamiento y del pensamiento analítico
y crítico, la resolución de conflictos, y para afrontar dificultades y problemas.
Esta capacidad va a ir adquiriéndola de forma progresiva, a lo largo de un
proceso en el que intervienen todas las experiencias vividas a través del juego
y de la socialización, y que van estructurándose en un pensamiento que, al
principio es muy concreto y que va siendo cada vez más abstracto, a medida
que la niña va creciendo.
El psicólogo suizo Jean Piaget clasificó en varias las etapas de la evolución del
pensamiento lógico de los niños. En cada una de estas fases las vivencias del
día a día y las adquiridas a través del juego van contribuyendo a su proceso de
pensamiento lógico, todo a su tiempo y acorde a su momento evolutivo. Y,
¿cómo podemos contribuir al desarrollo de este pensamiento lógico
matemático? Pues proporcionándoles juegos adecuados a cada uno de estos
momentos de desarrollo y dejándoles jugar y experimentar libremente con
ellos.

Etapa sensomotora (0 a 2 años)


Es la etapa de los sentidos y del movimiento. Desde el nacimiento, la niña va
aprendiendo poco a poco que es una individua independiente de su madre, de
las demás personas y de los objetos. Va descubriendo el mundo a través de la
información que recibe de sus sentidos (texturas, sonidos, sabores, olores,
colores, formas…) y del movimiento, en constante evolución (gravedad, fuerza,
equilibrio, velocidad, distancia, cálculo de rutas…). En esta etapa
además, establece sus vínculos afectivos más importantes con las personas
que le rodean, cuyo apoyo es el principal estímulo para afrontar nuevos retos y
seguir avanzando, y que le van a guiar en su aprendizaje.
¿Qué juegos son apropiados para esta edad entonces? Pues cualesquiera
que estimulen los sentidos y el movimiento. Proporcionarle multitud de
experiencias sensoriales a través de diferentes objetos que pueda manipular
libremente, cuantas más mejor (siempre de forma segura). En este momento
son ideales los cestos de tesoros y el juego heurístico, que le aportan horas de
entretenimiento y de alimento para su cabecita hambrienta de probar y de
experimentar. Estos juegos podemos hacerlos con objetos caseros, naturales y
reciclados y combinados con juguetes y materiales no estructurados como los
de Grapat, Grimm’s, bolas Pikler, pañuelos, etc.
Y, para el movimiento, dejar que se mueva con libertad, para que pueda ir
superándose día a día de forma autónoma, sin nuestra intervención para
saltarse etapas. Muchos ratos de suelo que podemos estimular con
algún pequeño gimnasio o móvil cuando aún no se mueva, o algún juguete que
ruede y circuitos de obstáculos (cojines, rampas) cuando ya repte o gatee, y
con la tabla curva o juguetes de arrastre cuando ya tenga un poco más de
movilidad.

Etapa preoperacional (2 a 6 años)


Todo lo que el niño ha experimentado y aprendido en la etapa sensomotora le
sirve de base para su nueva forma de pensar en esta etapa. Aparece el habla,
el pequeño se centra en sí mismo como individuo de forma egocéntrica
y aparece el símbolo: ahora ya es capaz de evocar a través de
representaciones o imitaciones internas en ausencia de los objetos o acciones
originales. Es el momento del juego simbólico. Así, en esta etapa, son
adecuados los materiales de juego no estructurado y poco concretos, que
permitan al peque simbolizar por sí mismo,  los juegos de clasificación y
de construcción. Volvemos a destacar aquí los juguetes
de Grapat, Grimm’s y tabla curva. También, los bloques lógicos, son un
material estupendo para trabajar en esta etapa la observación, la clasificación,
la comparación, la seriación y reforzar el pensamiento lógico.

Fase de pensamiento concreto (7 a 11 años)


Estamos en la etapa en la que surgen las operaciones matemáticas: la niña
muestra el pensamiento lógico sobre los objetos, puede revertir mentalmente
un proceso que acaba de hacer y es capaz de retener mentalmente variables
de los objetos que va a utilizar. Es capaz de clasificar y ordenar mentalmente
conjuntos o jerarquías, lo que le permite hacer comparaciones. Disminuye
drásticamente su egocentrismo y se centra más en la socialización, entrando
en juego la discusión y el intercambio de ideas. Esto le lleva a justificar y
defender sus teorías y encajarlas con las de los demás, con lo que cada vez
usa más la lógica para dar sus explicaciones.
En este momento, triunfan los juegos de construcción y material no
estructurado, con los que cada vez va siendo capaz de elaborar estructuras
más complejas, los juegos de rol o imitación más complejos, y los juegos de
reglas y/o de mesa que implican la participación de más jugadores.

Fase de operaciones formales (11 a 15 años)


En esta etapa el pensamiento concreto pasa a ser sólo una parte de las
posibilidades para pensar, porque ahora, el niño ya puede pensar también de
forma abstracta.  Puede manejar y entender el álgebra, las discusiones
filosóficas y religiosas, los valores y convenciones sociales en los que, se tratan
fundamentalmente conceptos de tipo abstracto, como la justicia, la libertad,
dignidad, etc.
Nuestra hija, ha llegado a la adolescencia, pero aún le gusta jugar, y sigue
aprendiendo con ello. Los juegos son más complejos y habitualmente en grupo:
de análisis, de estrategia, de reglas y deportivos.
A partir de este momento, el pensamiento del niño, aunque sin experiencia, es
ya el de un adulto. Todo lo vivido y experimentado hasta este punto habrá
contribuido al desarrollo de este pensamiento lógico matemático que le va a
servir a partir de ahora en su vida diaria. Pero esto no quiere decir que no
podamos seguir jugando, ¡toda la vida!
REFERENCIA:

Gaia ecocrianza(2022) Miriam Para Robles (19 de diciembre,2018)


Desarrollar el pensamiento lógico matemático a través del juego

https://www.gaiaecocrianza.com/blog/desarrollar-el-pensamiento-logico-matematico-a-
traves-del-juego/

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