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Registro sala del mar m…

Taller de Danza - Sala del mar Julio


2022
Prof. Verona Fisher
Aux. Florencia Cristaldo

Hola familias, les saluda Ona asomándose para contarles sobre


este tiempo compartido con la sala del Mar.
De un tiempo a esta parte…

El día que nos conocimos les propuse sacarnos las zapatillas,


porque nada mejor que los pies descalzos para deslizarnos por el
piso, conocernos y descubrir nuevas formas de vincularnos con el
espacio.

En nuestro segundo encuentro, como era un día con viento,


empezamos a hablar de pájaros, vuelos, nidos y no pasó mucho
hasta que se pusieron a explorar con pañuelos e investigar el
lenguaje y la danza del viento. Usamos pañuelos como alas,
pañuelos con transparencia para mirar el mundo de otros colores,
pañuelos suaves para acariciar, pañuelos para bailar, pañuelos
para arrimarnos a una danza que se baila en estas tierras hace
mucho tiempo, que se llama Zamba, y que nos regaló unos
buenos espirales.

Y así estuvimos, entre colores, deslizamientos, caminatas


compartidas, zambas lentas, rapiditas y otros airecitos de Zamba,
que nos acompañaron a seguir conociéndonos.

La Arañita, el frío y el Huayno

Comenzamos a armar el encuentro dividido en dos momentos,


un primer momento en la terraza bajo el sol y otro en la sala, sin
zapatillas y el espacio armado para bailar y jugar.

Resulta que en la terraza había una arañita que había tejido su


telaraña en la huerta y casi siempre cuando llegaba, me la
mostraban, por lo interesante, porque daba miedo, porque no
había que molestarla, mientras la observaban, se movía rápido o
se quedaba en pausa, tenìa muchas patas y el tejido de la telaraña
daba mucha intriga. Resulta también que el frío estaba llegando y
hay una danza inventada especialmente para entrar en calor en
invierno y buscamos con Flor un huayno lindo para poder
enseñarle a lxs chicxs sobre arañitas…

“Sube sube la arañita va tejiendo su tela,

baja baja la arañita con cuidado y sin prisa…. “

Así dice y así la cantamos. La bailamos primero con los dedos,


tejiendo un caminito en el aire. Y entonces llegaron ellas, unas
pequeñísimas arañitas de tela y lana, que nos ayudaron a ver lo
pequeño y cada tanto, alguna se iba agarrada de una pequeña
manito para poder llevarlas a conocer las casas o para jugar un
rato más.

Ellas nos trajeron la danza de los dedos, y los dedos pronto se


pusieron creativos, dándole vida a nuevas arañitas azules de
distintos tamaños a las que les armamos senderos que terminaron
siendo los caminos por donde bailamos huaynos arácnidos.
Un día en la terraza nos convertimos en arañas trepadoras,
nuestras cuatro extremidades tomaron vida y empezamos a
treparnos a todos lados, estamos aprendiendo habilidades
importantes para las subidas y las bajadas “con cuidado y sin
prisa” que nos ayudan a animarnos a llegar a lugares donde antes
no llegábamos y que nos sorprenden, encendiendo la atención y
los sentidos, reforzando la confianza.

Desde ese día, cuando bajamos a la sala tejemos entre todxs


telarañas enormes con totora (ovillos de tiras de lycra elastizada) y
bailamos, encontrando recovecos, donde necesitamos mucha
atención, extremidades y sentidos disponibles para movernos
aprendiendo de la danza de las arañas.

Y dicho todo esto, les dejo un abrazo bailadito y nos vemos a la


vuelta de las vacaciones para seguir bailando!

na

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