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TANGO

de Kerry McCommon

TRADUCTORA: SILVINA © 2022

REVISADO POR: charisen


SINOPSIS

Lazarus, regresa a la Estación Espacial Profunda Zebra varios años después de


haber renunciado a su puesto como jefa del escuadrón de cazas, tras ser acusada
de confabular con los ultharianos para perder una batalla. Allí vuelve a encontrarse
con amigos y enemigos, pero también con la teniente Carter. Los ultharianos están
de vuelta y la estación tiene que hacer frente a nuevos ataques.

Descargos de la autora:

Descargos de responsabilidad: este es un cuento de ciencia ficción/uber.


Tiene escenas de amor/sexo entre adultos del mismo sexo que consienten. Tiene
algo de violencia provocada por explosiones, batallas y golpes en la cabeza. Si el
sexo y la violencia te molestan, probablemente será mejor que te vayas.

Estos personajes son míos. Cualquier parecido con otros personajes vivos,
muertos o en algún punto intermedio es puramente planificado. Es un uber para ti.

Si tiene comentarios constructivos, envíeme un correo electrónico a


KerryMcCommon@aol.com. Se bueno.
INDICE
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Parte 1

El crucero apareció de la nada al salir del hiperespacio. La piloto del Tango suspiró
y estiró sus piernas, aliviada de que el largo vuelo llegara a su fin. La estación del espacio
profundo donde se abastecería y recargaría las células de energía del Tango estaba a solo
unas horas de distancia. Estaba más que lista para dejar el crucero por un tiempo después
de estar a bordo durante la mayor parte de tres meses. Cambiando al piloto automático,
comenzó a ordenar su entorno más bien espartano, levantando su taza de café y
activando el robot limpiador, que comenzó a zumbar afanosamente por la cubierta.
Regresó a sus aposentos, se quitó el traje de vuelo y se metió en la ducha. Lavó su largo
cabello oscuro dos veces deleitándose con la sensualidad del agua caliente. Después de
que el secador se detuvo, se recogió el pelo en una sola trenza y se miró en el espejo.
Los intensos ojos azules reflejaron sorpresa por encima de los prominentes pómulos. No
se había dado cuenta de lo que se había adelgazado durante las largas semanas sola.

Había pasado mucho tiempo desde que había puesto un pie en Zebra. La estación 5
del espacio profundo era un lugar que había logrado evitar durante un par de años. Había
apurado el Tango todo lo que podía sin repostar y abastecerse. La estación espacial era
una pequeña ciudad dirigida por la Federación por razones tanto militares como
monetarias. Un puesto de avanzada del espacio profundo que monitoreaba las idas y
venidas de amigos y enemigos por igual, la Zebra también era un enorme mercado y
depósito de mantenimiento.

Después de una breve espera mientras las naves militares y civiles iban y venían, se
le autorizó a seguir las instrucciones del controlador de acoplamiento mientras
maniobraba hábilmente el Tango hacia la Estación Espacial Profunda Zebra. Al
desembarcar, se trasladó al punto de registro inicial. Su propia voz le sonaba extraña
después de semanas de desuso, pero expresó sus necesidades rápidamente, desalentando
la charla ociosa del desconocido teniente a cargo. Después de asegurar una bahía de
atraque, hizo sus solicitudes de mantenimiento y recarga de energía, y se movió
resueltamente entre la multitud de tripulaciones entrantes hasta el control de aduanas y
seguridad.

—¿Nombre de la nave? —preguntó el oficial de seguridad.

—Tango —respondió ella.

—Clase crucero, por lo que veo —dijo tecleando la información en la terminal—.


¿Hiper velocidad?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No. En realidad, velocidad interfase.

El oficial de seguridad levantó la vista de su teclado.

—Supongo que es bastante rápida, ¿eh?

—Sí, bastante rápida —respondió sin comprometerse.

—¿Es la capitana?

Ella asintió.

—Lazarus. —Sostuvo su mirada. Su mano se detuvo sobre el teclado. Hubo un


breve silencio que se sintió más largo de lo que era antes de hablar. Luego sonrió de
forma extraña.

—Tendré que pedirle que espere aquí un momento mientras llamo al jefe de
seguridad.

—¿Hay algún problema? —Lazarus le devolvió la sonrisa con frialdad, sus ojos sin
humor. 6
—Puedo completar el resto de su papeleo mientras lo autorizan. —Ignoró su
pregunta. Ella respondió con calma al resto de sus preguntas y él examinó su pasaporte,
el horario de carga y los papeles de capitana durante unos minutos hasta que escuchó
una voz familiar detrás de ella.

—Hola, Lazarus.

Se volvió y vio a John Lyra allí de pie, con la mano descansando ligeramente sobre
su cinturón fásico. Se quedó en silencio por un momento, luego una gran sonrisa se
extendió por su rostro transformándola momentáneamente en una niña grande y tímida.

—Johnny. No sabía que todavía estabas apostado aquí.

—¿Cómo podías saberlo? Has estado fuera tanto tiempo que algunas personas
pensaban que estabas muerta.

—Esperaban que estuviera muerta, quieres decir. —Se rio y lo abrazó.

—Mucha gente aquí... se preocupa por ti y estaba preocupado —le dijo en voz baja.
Ella se sonrojó con lo que pudo haber sido placer, pero fue rápidamente rechazado.

—Bueno, estoy de regreso, al menos temporalmente. ¿Qué tal si tomamos una copa
más tarde? —preguntó.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Claro —respondió—. ¿Por qué no te instalas? Te quedarás un tiempo, ¿no?

Ella asintió.

—Planeo hacerlo. Necesito encargarme de algunas cosas. Suponiendo que pueda


conseguir una habitación en alguna parte.

—De hecho, creo que tenemos muchas vacantes en este momento. Más naves parten
de las que entran. Todos están nerviosos por las disputas fronterizas de la Federación
con los ultharianos. Y con razón —dijo bajando la voz—. La situación ha sido inestable.
Pero te lo contaré más tarde. Reúnete conmigo en la oficina de seguridad a las 18:00
horas e iremos a comer algo.

—Estoy deseando algo más que las raciones S. Sabes lo que significa la S, ¿no? —
Lazarus sonrió—. Eso es lo que he estado comiendo en el Tango durante las últimas dos
semanas.

—Estoy bastante seguro de que podemos hacerlo mejor que eso, —se rio Johnny—
. Me alegro de verte, amiga.

—18:00 horas —dijo Lazarus y caminó hacia la explanada que conducía a las 7
viviendas de alquiler.

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—Mierda. —La teniente Carter Laughlin se apresuró a meterse la blusa de su


uniforme en los pantalones mientras corría por el pasillo hacia el Centro de Comando—
. Voy a llegar tarde. Voy a llegar tarde. —Carter nunca llegaba tarde. Llegaba temprano,
se quedaba hasta tarde, pero nunca llegaba tarde a su puesto. Sin duda, era culpa suya,
aunque se sentía un poco inclinada a echarle la culpa a Sarah. Esperaba no verse como
si acabara de caerse de la cama, cosa que había hecho. Se estiró para alisar su suave
cabello rubio y se sonrió. Sí, las cosas iban bastante bien con la teniente Sarah Morrison.
Lo que había comenzado como un leve coqueteo de su parte se había convertido en algo
nuevo y emocionante, y aunque no había habido declaraciones de amor de ninguna de
las dos, todavía había sido divertido. Y ahora llegaba tarde. Se detuvo frente a la puerta
del Centro de Comando y deliberadamente ralentizó su ritmo y su respiración. La puerta
hizo un silbido cuando se abrió automáticamente y Carter entró tranquilamente.

—Qué amable de su parte unirse a nosotros, teniente Laughlin —dijo James


DeForest, el capitán de la estación sin volverse para mirarla.
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—Le ruego me disculpe, señor. No volverá a suceder —dijo con firmeza mientras
se dirigía al centro de comunicaciones—. Lo siento, Annie —le dijo a la oficial de
comunicaciones a la que estaba relevando.

—No hay problema, —Annie Woo le sonrió—. Tu camisa está mal abrochada —
dijo en voz baja para los oídos de Carter. La teniente se sonrojó, para su consternación
y la diversión de Annie Woo. Carter rápidamente se enfrentó a la consola y se abotonó
la blusa.

—Me lo puedes contar mañana —dijo Annie—. Estoy agotada. Pero quiero detalles.

Carter hizo un gesto con la mano a Annie tímidamente y se volvió hacia la consola
de comunicaciones. Revisó rápidamente el equipo, se pasó las manos por el cabello y se
acomodó para su vigilancia.

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Lazarus entró en los pequeños cuartos que había alquilado para su estadía.
Dirigiéndose a la terminal, ingresó su chip de información personal y se sometió al
escaneo de retina. La terminal dio la bienvenida a Lazarus 02671955 y apareció la
página de funciones. Comprobó sus finanzas y, satisfecha con lo que vio, transfirió una
cierta cantidad de créditos a su PIChip para acceder fácilmente a la estación. La terminal
sonó para anunciar un mensaje entrante.

—Lazarus, respondió. El rostro del capitán James DeForest apareció en pantalla.

—Bienvenida de nuevo, Lazarus.

—Gracias, capitán. No estaba segura de si volvería a ser bienvenida.

Él pauso.

—Lamento que permitas que personas que no conocen nada mejor socaven tu
confianza en ti misma. Te haría volver a encabezar el escuadrón de cazas hoy si fuera
posible.

Lazarus sonrió con pesar.

—No diría exactamente que mi confianza se ha visto minada. Es más, un


sentimiento de que la confianza de los demás en mí se erosionó. Seguir adelante fue lo
correcto.
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—No sé sobre eso. Espero que podamos hablar mientras estás aquí. ¿Puedes reunirte
conmigo para cenar?

—Me gustaría capitán, pero ya tengo planes con Johnny. ¿Qué tal el desayuno?

—Eso sería a las 05:00 para mí. Demasiado temprano para los civiles —bromeó.

Ella le sonrió.

—Estaré allí. Nos vemos en la mañana, —se despidió. Y suspiró. Oh, bueno, de
todos modos, no había dormido mucho. Intentaría terminar la noche temprano con
Johnny.

A las 18:00 horas, hora de la estación espacial, se encontró con John Lyra en la
oficina de seguridad y caminaron hacia uno de los restaurantes en la explanada principal.
Estar aquí y verlo de nuevo le había traído todos los recuerdos de los cinco años que
había sido piloto en la estación del Espacio Profundo Zebra, algunos buenos, otros
dolorosos. El ataque de los ultharianos hace dos años había provocado la muerte de dos
de su escuadrón había terminado con su carrera en Zebra. Los supervivientes de su
escuadrón de pilotos de combate se habían unido en su apoyo, pero la presión de la
primera oficial Joan Warren había provocado una censura oficial en su historial. No fue 9
su primera mancha negra, pero fue la primera relacionada con su desempeño laboral
como piloto. Warren no era una amiga, pero el error de Lazarus fue no darse cuenta de
que era una enemiga. Ella era la mejor piloto de la estación y la censura le dolía. Decidió
llevar sus habilidades a otra parte y se había embarcado en un lucrativo período
transportando un cargamento precioso, animado o inanimado. No era tan exigente con
el contenido de la carga mientras la paga fuera buena.

Eso era lo que la había traído de vuelta a Zebra, le explicó a Johnny. Había venido
para actualizar sus armas y revisar por completo sus enlaces de comunicación. Los
escudos del Tango habían recibido un par de golpes y necesitaban atención. Este era el
lugar de las reparaciones. Los mejores técnicos y mecánicos en el espacio profundo...
por un precio, por supuesto.

—¿Recibió un par de golpes de quién? ¿Los ultharianos?

—No, piratas. Estaban interesados en mi cargamento.

—¿No llevas ya torpedos de antimateria? —preguntó Johnny.

—Sí, y me quedo con ellos. Pero quiero agregar un rayo de partículas. El Tango ha
sido modificado para soportarlo. Un rayo de partículas es un buen seguro.
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—Eso es algo bastante pesado. Siempre esperando problemas, ¿eh? —preguntó


mientras tomaba un sorbo de cerveza.

—Siempre. Así es como me he mantenido viva tanto tiempo como lo he hecho.


Además, con los ultharianos agitando las cosas en este sector, puedo tratar de dejarlos
atrás y, si no puedo, sé que puedo superarlos. Eso me daría una oportunidad de luchar.

Teclearon sus selecciones en el padd y se acomodaron para esperar su comida.


Lazarus miró alrededor del restaurante mientras Johnny hablaba de problemas con los
ultharianos, su nuevo trabajo como jefe de seguridad y la vida en general en la estación
que había ocurrido en su ausencia.

—Los ultharianos están haciendo sus habituales golpes y carreras. No los hemos
visto en mucho tiempo. De hecho, no desde que estuviste aquí. En cambio, han estado
atacando colonias más pequeñas que no están muy bien defendidas, o que se han negado
a unirse a la Federación. Por supuesto, después están indignados de que no los hemos
protegido.

—Sería imposible proteger todas las pequeñas colonias esparcidas por aquí —
respondió Lazarus—. Hay demasiadas. Creo que atacaron esas colonias con la esperanza
de que empecemos a perseguirlos y dejemos más colonias valiosas sin defender. Ah, 10
pseudo-comida —dijo mientras llegaban sus comidas replicadas—. Es mucho mejor que
las raciones S.

—¿Qué no? —Johnny se rio. Miró hacia la entrada del restaurante—. Oh, hay
alguien a quien quiero que conozcas. —Se puso de pie y saludó a las dos mujeres que
entraban. Lazarus miró hacia arriba y vio entrar a la primera, una mujer alta de cabello
castaño rizado y ojos risueños. Pero fue la mujer que la siguió de quien inmediatamente
se sintió atraída. Una cabeza más baja que ella, su corto cabello rubio resaltaba los
serenos ojos verdes. Aunque su rostro era ciertamente encantador, fue la inesperada
sacudida de familiaridad lo que congeló a Lazarus en su silla. Fue como ver a Alpha
Centauri después de haber estado perdido durante semanas. En la Tierra, el verdadero
Norte. Fuera lo que fuera, era el camino a casa.

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—¿Quieres ir a comer algo? —Carter se había detenido en las habitaciones de Sarah


después de que la relevaron del puente Comm. Para una mujer pequeña, el apetito de
Carter era legendario en el comedor. Sarah también podría haberles hablado de otros
apetitos.
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—Claro, pero salgamos, ¿de acuerdo? —Sarah le sonrió—. No puedo tomar una
tostada esta noche.

Carter se encogió de hombros.

—Lo que quieras está bien para mí.

—¿De verdad? —Sarah sonrió y movió las cejas de manera sugerente.

—Sí, de verdad. ¿Qué tienes en mente marinero? —Carter sonrió cuando Sarah se
inclinó hacia ella. Una hora después Carter insistió en que tenía que alimentarla o se
desmayaría. Se vistieron y caminaron hasta la explanada pública, entrando en el primer
restaurante que encontraron. Mientras entraban por la puerta, Carter vio que el oficial
John Lyra miraba en su dirección, se puso de pie y les hacía señas. A la teniente le
gustaba John.

—Oye, ahí está John —le dijo Sarah—. Vamos a saludar. —Estaban a medio
camino de su mesa cuando Carter sintió los ojos de alguien sobre ella. Miró hacia la
mesa a la que se acercaban y unos ojos azules se clavaron en los suyos. Sintió que una
ola de incertidumbre la recorría. La arena bajo sus pies estaba cambiando. ¿Quién era
esa? ¿Qué era este sentimiento? Era maravilloso, era terrible. No pudo apartar los ojos 11
de la intensidad de la mirada que sostenía la suya hasta que escuchó a John hablar.

—Carter, Sarah, esta es mi amiga la mayor Lazarus de la que les hablé. Lazarus,
Carter es una niña prodigio de las comunicaciones. Sé que estás buscando a alguien que
te ayude a revisar los enlaces de comunicación del Tango. Si ella no puede ayudarte,
probablemente sepa quién puede.

Carter abrió la boca, pero no salió nada. Sarah miró divertida.

—Bueno, está sin palabras. Eso es algo nuevo, John.

Carter se ruborizó por segunda vez ese día. Buscó en su interior y forzó las palabras
a salir a la superficie. No importaba qué palabras fueran, siempre y cuando no se quedara
aquí como una idiota con la boca abierta.

—Estaría feliz de revisar todo lo que quieras, —se sintió consternada al oírse.

John sonrió, la sonrisa de Sarah se desvaneció. Lazarus, repentinamente consciente


de la presencia de Sarah, fingió que no hubiera ocurrido nada fuera de lo común.

—Gracias —dijo pausadamente—. Es sólo un enlace de comunicación. Tuve


algunos problemas con él un par de veces. No es mi campo de especialización. Necesito
que alguien lo revise por mí.
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Carter sintió que el suelo se solidificaba debajo de ella una vez más mientras
recobraba su ingenio.

—¿Estarás aquí unos días? Tendré que hacerlo entre turnos.

—Entonces sí, lo estaré. Necesito sentirme más segura antes de estar sola de nuevo.
Miles de años luz de la nada y un enlace de comunicaciones defectuoso es una situación
que debe evitarse para mí. —Lazarus calmó su voz. Sus ojos sostuvieron firmemente la
mirada de la joven teniente.

—Ya hemos empezado, pero ¿les gustaría acompañarnos a cenar? —preguntó John.

—No, gracias —respondió rápidamente la ya olvidada Sarah—. Sigan adelante. No


queremos detenerlos. Quizás en otro momento.

—Claro. En otro momento —respondió.

—Gracias de todos modos —murmuró Carter, mirando a Sarah. Su apetito se había


desvanecido con la confusión emocional de la que todavía se estaba recuperando. Pobre
Sarah, pensó. Hace una hora estábamos haciendo el amor y ahora vamos a cenar y luego
le voy a decir que ya no puedo verla. Sorprendentemente, Carter no sintió ningún 12
remordimiento por esta revelación. Simplemente era. Todo había cambiado. Quedaba
por ver si era para bien o no.

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Durante lo que parecieron horas, Lazarus paseó inquieta por su habitación. La


estimulante sensación que la había invadido cuando vio por primera vez a Carter no se
había desvanecido a medida que avanzaba la noche. Se había obligado a prestar atención
a Johnny y se había excusado alegando agotamiento tan pronto como pudo. Él no
ignoraba la electricidad entre Lazarus y Carter, especialmente porque seguían mirándose
desde el otro lado de la habitación, pero estaba un poco sorprendido por ello. A pesar de
ser teniente, Carter era solo una niña. Una niña realmente bonita, pero la mayor estaba
fuera de su alcance. Lazarus era increíblemente hermosa, una piloto habilidosa, y no era
ningún secreto que había estado con algunos hombres y mujeres. Él había intentado
convertir su relación con ella en algo más en cierto momento, pero ella lo había
rechazado gentilmente. Le había dicho que era demasiado importante para ella como
para arruinarlo todo con el sexo. Una pésima razón en su opinión, pero era su decisión.
La amaba lo suficiente como para dejarla ir.
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En su habitación, Lazarus intentó establecer un enlace de noticias en la terminal.


Después de escuchar la misma oración varias veces, se rindió y decidió caminar hasta
la bahía de mantenimiento en la que estaba estacionado el Tango mientras lo equipaban
con su nueva arma. Para los insomnes como Lazarus, lo mejor de la estación era que
estaba abierta las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Se volvió a poner las botas,
recogió su PIChip y salió por la puerta para encontrarse cara a cara con Carter Laughlin.
Quien, para regocijo de la piloto, pareció atónita al verla a pesar de que estaba parada
justo afuera de su puerta.

—Hola, —le sonrió a Carter—. ¿Me estabas buscando?

—Supongo que sí —respondió la teniente incapaz de detener la sonrisa que sintió


que se extendía por su rostro—. Realmente nunca fijamos una hora para reunirnos sobre
el trabajo en tu crucero.

—No, ese no parecía el momento adecuado para planear una reunión, ¿verdad? —
Lazarus hizo una pausa por un momento—. Tu amiga parecía como si quisiera estar a
solas contigo.

Carter parecía incómoda.


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—Sí.

—Ya veo —dijo la morena.

Carter se paró frente a Lazarus.

—No, no lo ves —respondió Carter sonando más audaz de lo que se sentía—. Sarah
es sólo una amiga. O espero que lo sea. Tal vez no, después de esta noche.

—Ya veo —dijo Lazarus de nuevo. Trató de no sonreír, trató de parecer sensible a
lo que obviamente había sido una noche incómoda, pero no pudo evitar el brillo de sus
ojos—. ¿Quieres dar un paseo conmigo? Voy a ver el Tango. —Comenzó a caminar por
el pasillo, bastante segura de que Carter estaba a su lado.

—No es muy hogareño, ¿verdad? —dijo la rubia subiendo a bordo del crucero. Miró
a su alrededor de la cubierta de vuelo pulida, pero totalmente impersonal.

Sorprendida, Lazarus miró a su alrededor como si viera el Tango por primera vez

—Supongo que no. Es realmente mi lugar de trabajo, pero es mi hogar. —Hasta que
te conocí, el pensamiento vino espontáneamente y rápidamente fue dejado de lado—.
¿Quieres ver el resto? —La piloto mostró a la mujer más joven alrededor del crucero: la
pequeña cocina, la bodega de carga, la sala de ingeniería y dos pequeños cuartos
personales. Una de las habitaciones personales tenía algunos libros antiguos
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

encuadernados en papel en un pequeño estante al lado de la litera. Carter decidió que


este debía ser el lugar donde dormía Lazarus y sintió que su presión arterial aumentaba
un poco. Girando abruptamente desde la puerta, casi choca con la mayor, quien saltó
hacia atrás como si estuviera escaldada. Ambas lograron soltar una pequeña carcajada
en el incómodo momento que siguió, luego se apresuraron a regresar a la cubierta de
vuelo.

Carter se volvió hacia Lazarus.

—¿Por qué todos te llaman Lazarus?

—Es mi nombre —respondió su tono suave quitó el aguijón de la respuesta.

—Mayor Lazarus, ¿no tienes un nombre de pila? —Carter se acercó un poco más.

—No es mayor. Renuncié a mi cargo, —vaciló por un momento—. Es Kay.


Katherine, en realidad, pero mi familia me llama Kay.

Carter la miró pensativa.

—Entonces así es como te voy a llamar, si te parece bien. 14


Una cálida sensación se extendió a través de ella cuando Lazarus sonrió con placer.

—Claro. Ni siquiera sé si alguien más aquí sabe mi nombre. La gente que conozco
desde hace diez años me llama Lazarus. Supongo que es porque tengo suerte y he
sobrevivido a las cosas... —Su voz se fue apagando, recordando.

Carter no respondió por un momento y luego se acercó y colocó su mano sobre el


brazo de la morena.

—He oído hablar de ello. Nadie te culpó por eso excepto Warren, y ella es una
idiota.

Kay no podía mirarla a los ojos.

—Eso es un insulto para los idiotas en todas partes, —finalmente logró bromear,
muy consciente de la mano que tocaba su brazo. Carter retiró repentinamente su mano,
para gran pesar de Kay. Con las mejillas enrojecidas, Carter se volvió hacia el panel y
dijo.

—Muéstrame tu enlace de comunicación.

Lazarus la miró con curiosidad.


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—¿No tienes que trabajar mañana? Por mucho que me encantaría tenerte aquí
hablando, no quiero que estés despierta toda la noche. Es muy tarde.

Carter miró el cronómetro.

—Oh no, tengo que estar de servicio en cuatro horas.

—Te acompañaré de regreso a tu alojamiento —dijo la mayor. Caminaron de


regreso lentamente, y luego se pararon y hablaron fuera de la puerta de Carter durante
otra hora hasta que Kay, de mala gana, detuvo todo y dijo buenas noches. Y ambas
mujeres dieron vueltas y vueltas en sus camas separadas por un tiempo más, antes de
que Morfeo las robara, reflexionando sobre este día tan interesante.

₪ ₪₪₪ ₪

Kay Lazarus gimió cuando la terminal de su habitación sonó a las 04:00 horas. Se
había revolcado inquieta en su litera durante las escasas horas que había intentado 15
dormir. Carter Laughlin. Eso es lo que la mantuvo despierta. Trató de pensar en la
modificación del rayo de partículas, pero esos pensamientos fueron reemplazados por
pensamientos sobre Carter Laughlin. Así que trató de pensar en su reunión con el capitán
DeForest a la mañana siguiente y en lo que quería saber sobre la amenaza de Ultharian,
pero esa línea de pensamiento se descarriló con pensamientos sobre Carter Laughlin.
Así que trató de trazar un mapa para su próxima recogida de carga, pero una vez más
esos pensamientos se desvanecieron en la imagen de los ojos de verdes Carter Laughlin.
Así que se rindió y pensó en Carter, y eso hizo que sus endorfinas comenzaran a
funcionar, por lo que continuó dando vueltas y vueltas. Se sintió como si acabara de
dormirse cuando la terminal la despertó.

Kay salió rodando de su litera y tropezó con el pequeño replicador.

—Café, negro —murmuró. Cogió la taza humeante, se dirigió al lavabo y comenzó


sus preparativos matutinos. Rápidamente vestida y lista, dejó su pequeño alojamiento y
caminó hacia el área donde había acordado encontrarse con el oficial al mando de la
estación, el capitán James DeForest para desayunar. Al llegar primera, seleccionó una
mesa e insertó su PIChip en la ranura junto al panel de la mesa y pagó por un periódico
matutino. Cuando apareció el holograma de la cabeza parlante, silenció el volumen,
cambió el formato a texto y se adelantó al artículo sobre las últimas escaramuzas de
Ultharian.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Hace unos diez años, los ultharianos habían venido de una sección del espacio en el
borde de esta galaxia, y la vida no había sido la misma desde entonces. Trajeron consigo
avances tecnológicos, armas superiores, vasta riqueza y una cultura cruel y amante de
la guerra. Destruyeron, esclavizaron y corrompieron todo lo que entraba en contacto con
ellos. La única ventaja de la Federación eran los números. A lo largo de los años, los
espías habían pagado un precio amargo para capturar la tecnología de armas y escudos
de los ultharianos, y la Federación finalmente estaba comenzando a nivelar el campo de
juego.

—Buenos días, Lazarus, —la aparición de James DeForest alejó a Lazarus de las
noticias.

—Buenos días, capitán, —Miró al CO de la Estación Espacial Profunda Zebra. Se


sentó al otro lado de la mesa frente a ella, luciendo tan fresco y alerta como si no fueran
las 05:00 horas, sino la mitad del día—. Hermosa mañana, ¿no?

Kay se rio.

—Aquí la mañana es más o menos lo mismo que la tarde o la medianoche, pero si


dice que es una hermosa mañana, entonces sí señor, lo es. —Se rio con ella.
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—Es bueno verte. Te ves bien. Tal vez un poco desnutrida, pero bien. Incluso podría
ir tan lejos como para decir que luces feliz. —La miró especulativamente—. La vida
civil parece sentarte bien.

—Sí. Supongo que sí. Me estoy divirtiendo —le dijo con cautela—. Disparo a
piratas de vez en cuando, esquivé un ave estelar de Ultharian hace unas semanas. —En
respuesta a su mirada interrogante, dijo—: En el cuadrante exterior Beta.

—¿Qué demonios estabas haciendo ahí fuera? No tenemos a nadie tan lejos para
responder si tienes problemas.

—Entré y salí tan rápido que nunca supieron que estuve allí. Tenía asuntos que
atender.

Hizo una mueca al pensar en lo que podría haberle sucedido a una nave de clase
crucero como el Tango si el ave estelar apuntaba sus armas superiores hacia él.

—Espero que te hayan pagado bien —dijo.

—Oh, sí. Ese viaje está pagando mucho mantenimiento y mejoras para el Tango. Es
un pequeño y dulce paseo, pero pronto será un poder a tener en cuenta. —Kay tenía una
sonrisa desagradable en su rostro al pensar en el rayo de partículas. El capitán sonrió y
comenzó a comer. Habló un poco sobre los encuentros que habían experimentado con
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

los ultharianos y Kay le preguntó sobre los detalles. Le habló como si todavía fuera un
miembro del equipo de la Federación y por eso, estaba agradecida. Había sido un buen
CO y había intentado protegerla del daño político que resultó de la devastación de su
escuadrón. Aunque no había podido convencerla de que se quedara como piloto de la
Federación, ella todavía lo consideraba una de las mejores razones para estar en Zebra.

Después de que hubieron comido, se levantó para irse.

—Si alguna vez cambias de opinión... —dejó la pregunta pendiente.

—Gracias, capitán, —sonrió—. Será mejor que me ponga a trabajar. —Salieron


juntos él se volvió hacia el puente y ella hacia las instalaciones del muelle.

₪ ₪₪₪ ₪

Kay Lazarus pasó el resto de su día tan ocupada como le fue posible. Se dirigió al
Tango y encontró al jefe de tripulación que podría hacer arreglos para modernizar su 17
nave con las armas mejoradas que necesitaba. Él la recordó de su período de servicio en
Zebra, luego le advirtió sobre los gastos involucrados. Ella le aseguró que no era un
problema y le entregó su PIChip para registrar el intercambio de créditos. Le enseñó
exactamente cómo quería que se hicieran las cosas y él prometió terminar el trabajo en
unos pocos días. Estaba seguro de que estaría satisfecha tanto con las mejoras como con
las reparaciones de sus escudos.

Eso solo deja el enlace de comunicación, pensó evocando la imagen de cierta


teniente. Oh hermano. Creo que trabajaré con algo de esta energía. Después de pasar por
su habitación para recoger una muda de ropa y un pequeño estuche acolchado, se dirigió
a un puerto individual en la Holo cubierta pública y le dijo a la computadora que cargara
un programa maestro Ultharian skean dhu1. Sacando la hoja corta de su estuche,
comenzó un entrenamiento lento con el holograma ulthariano que logró una velocidad
asombrosa con el paso de los minutos. Pronto sintió que su deseo de batalla aumentaba
cuando el programa la obligaba a empujar, parar y girar cada vez más rápido. Cuando
terminó el programa, se sorprendió al escuchar a la gente detrás de ella aplaudir y
felicitarla por su actuación contra el holograma. Satisfecha, pero aparentemente
indiferente, puso su espada corta en su caja y se dirigió a la sauna.

Para cuando llegó el final de la tarde, había visitado la central de abastecimiento y


había hecho arreglos para que le entregaran suficientes artículos básicos al Tango para

1 Skean dhu: es un puñal.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

reponer sus menguantes suministros. Satisfecha con su día, regresó a su habitación para
encontrar un mensaje esperándola.

—Recuperar —ordenó a la terminal.

Apareció el rostro tímidamente sonriente de Carter Laughlin.

—Supongo que has salido a ocuparte de tu nave. No sé si ya estás ocupada, pareces


bastante popular por aquí, pero me preguntaba si te gustaría encontrarnos esta noche y
tal vez repasa lo que necesitas. Uh, tu enlace de comunicaciones, quiero decir —dijo un
poco nerviosa—. Así que tal vez podrías dejarme un mensaje en mi alojamiento y
házmelo saber. Nos vemos más tarde. Espero, —sonrió, recuperando la compostura. Su
imagen se desvaneció.

Kay sintió que una sonrisa tonta se apoderaba de su rostro. Se dio un momento para
disfrutar de la sensación que la había estado asaltando todo el día y luego dijo.

—Responder. —El rostro de Carter apareció de nuevo, solo que esta vez no era una
grabación—. Hola —dijo sorprendida—. Pensaba que todavía estarías de servicio.

—No —respondió Carter con una sonrisa encantadora—. Salí hace una hora. Me 18
preguntaba si habías recibido mi mensaje ya que no tenía una respuesta esperando.

—Lo acabo de encontrar —dijo la piloto. Se hizo un silencio por un momento


mientras ambas mujeres se miraban—. Me encantaría reunirme contigo —dijo
finalmente—. ¿A qué hora?

—¿Qué tal ahora? —dijo Carter suavemente.

Kay Lazarus tragó cuando una desconocida ola de nerviosismo la invadió. Si podía
luchar contra los hologramas de Ultharian y dejar atrás a los piratas, podía hablar
razonablemente con una teniente bastante pequeña. Anímate, niña grande.

—Necesito cambiarme de ropa. Y tengo hambre. ¿Has comido?

—No. ¿Quieres que quedemos en la explanada?

—Claro. Dame 20 minutos. —Kay se despidió. Se sentía como una colegiala. ¿Qué
se iba a poner? Hojeó su exiguo guardarropa varias veces y sacó unas mallas negras y
una túnica azul. Se cambió, se pasó un cepillo por el pelo y se apresuró a ir en dirección
a la explanada, ajena a las miradas de admiración que la seguían.

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TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Por Dios, es una mujer hermosa, pensó la teniente mientras veía a Kay Lazarus
doblar la esquina. Kay vio a Carter y su rostro se iluminó cuando sonrió. Se pararon y
simplemente se miraron. Sin romper la mirada, la rubia dijo:

—¿Tienes hambre?

—Oh, sí —respondió Kay. Rápidamente apartaron las miradas.

—¿Te gusta la comida italiana? —preguntó Carter. Asintiendo, Kay la siguió a un


pequeño restaurante con poca luz y se sentaron en una pequeña mesa en el fondo del
lugar. La mayor pidió una botella de vino a través del panel de la mesa y se sentaron a
beber el vino, saboreando la compañía dela otra.

—Entonces —dijo Carter seductoramente—. Cuéntame acerca de tus problemas


con el enlace de comunicaciones.

Kay se rio.

—Prefiero oír hablar de ti. Dime de dónde eres y cómo llegaste a Zebra. 19
—Te diré lo mío si me dices lo tuyo, —Carter le sonrió—. Veamos... soy de un
pequeño pueblo de Florida llamado Suiza. Mi madre es física y mi padre es piloto e
ingeniero, así que asistir a la Academia Espacial fue, digamos, alentado desde que era
muy joven. Trabajé durante años para ser aceptada. Me gradué hace cinco años con un
título en ingeniería de comunicaciones. —Sonrió—. Soy mayor de lo que parezco.
Espero hacer una carrera en el servicio y Deep Space era una oportunidad para avanzar
más rápido que estar cerca de casa. La paga también es mejor. He cumplido treinta y
dos meses de una rotación de tres años. Me gusta lo que hago. Para mí es emocionante
y desafiante en muchos niveles. —La teniente hizo una pausa—. Eso es básico sobre
mí. ¿Qué hay de ti?

Kay había hecho un cálculo rápido mientras Carter hablaba. Graduarse hace cinco
años de la Academia haría que tuviera veintiséis o veintisiete. La rubia tenía razón;
parecía joven para su edad. Kay solo tenía veintinueve años, pero había pensado que
probablemente sería seis o siete años mayor que ella. Aunque se sentía un poco
incómoda por dejar escapar su vida privada, comenzó.

—Soy de San Diego, California. Mi madre era bióloga; trabajaba en un hábitat


submarino durante meses. Nunca conocí a mi padre; se fue antes de que yo naciera.
Tengo dos hermanos mayores, ambos todavía están en el servicio, aunque no los he visto
en varios años. Volar era una pasión para mí cuando era pequeña. Vivía para ello. Ahorré
todos mis créditos de cualquier trabajo que pudiera encontrar para poder tomar
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

lecciones. Es todo lo que siempre quise hacer. Todavía me afecta de la misma manera.
Ser piloto en el espacio profundo fue un sueño hecho realidad. Y luego ese vuelo de
reconocimiento... No puedo decirte lo mucho que sentí perder mi posición aquí. —Kay
dejó de hablar, un poco avergonzada de haber revelado un evento tan emocional en su
vida a una joven que apenas conocía.

Carter extendió su mano y la colocó sobre la de la morena.

—Continúa —murmuró alentadoramente.

La incomodidad de Kay se desvaneció.

—De todos modos, todo salió bien. Me está yendo bien en el transporte de carga.
Estoy volando, haciendo créditos, mezclándome un poco con los malos, —se rio
suavemente—. No me arrepiento. La vida es demasiado corta.

Carter la miró con simpatía. Sabía lo que era pasar por la Academia. Sabía cuánta
ambición, trabajo duro y agallas se necesitaban para salir adelante. Había escuchado la
historia de Lazarus en la estación, pero hoy durante el servicio había revisado los
archivos de la estación para obtener más detalles. El consenso general era que Kay había
sido condenada injustamente por un oficial superior para obtener beneficios políticos. A 20
menos que fuera personal, pero no parecía haber una conexión entre la piloto y la
primera oficial Joan Warren. La XO2 no era la persona más fácil para trabajar, pero
Carter no sabía que ella fuera particularmente injusta con las personas bajo su mando.
Algún día, tal vez Kay le contaría toda la historia.

—¿No llevas tripulación? —le preguntó. Esta era la manera más indirecta que se le
ocurrió de preguntar sobre cualquier vínculo personal que Kay pudiera tener o no. Sintió
un intenso deseo de saber todo lo que pudiera sobre esta mujer.

—No. Lo he considerado, pero no por ninguna necesidad real que no sea la


compañía, —Kay tamborileó inquieta con los dedos sobre la mesa.

—La compañía es una necesidad real. Me volvería loca sola durante semanas sin
nadie con quien hablar excepto la computadora de la nave. Pues me gusta hablar. Mucho.

—¿Quieres salir de aquí? ¿Ir a caminar? He estado sentada demasiado tiempo. —


Kay miró esperanzada a Carter.

—Seguro. ¿A dónde? —preguntó.

2 XO: Primer Oficial u Oficial Ejecutiva.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No me importa. Solo quiero estirar las piernas. —Recuperando su PIChip del
padd, se puso de pie y la ingeniera la siguió hasta la puerta. La puerta se abrió
automáticamente y se encontraron cara a cara con la XO Joan Warren.

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La mirada de sorpresa en el rostro de XO Warren fue inconfundible mientras se


quedaba paralizada. Carter pudo sentir que la tensión aumentaba exponencialmente en
cuestión de un momento. La emoción sorprendente para ella fue el repentino y feroz
sentimiento de protección que sintió por Kay Lazarus. ¿De qué va todo eso? Cálmate,
Laughlin, pensó. Kay Lazarus es más que capaz de cuidarse sola. Se alisó mentalmente
sus pelos de punta mientras miraba a la mayor. Quien parecía totalmente imperturbable
a pesar de la hostilidad que crepitaba a su alrededor.

—Disculpe —dijo Kay mientras esquivaba a Joan Warren.

Carter siguió su ejemplo, pero se vio obligada a hablar cuando Warren la miró. 21
—Buenas noches, señora —dijo siguiendo de cerca a Kay.

—Teniente Laughlin —dijo XO Warren rotundamente con una mirada extraña en


su rostro. Se volvió rápidamente y entró en el restaurante. Carter soltó un suspiro de
alivio cuando la puerta se cerró. Miró la puerta cerrada por un segundo antes de darse
cuenta de que la piloto la estaba dejando.

—Espera —le dijo a Kay, que se había adelantado rápida y fácilmente de ella. La
mayor se volvió para esperar y Carter captó el más fugaz atisbo de... miedo. Luego se
fue. Quizás no, pensó—. Espero que encontrarte con la única persona que hace que un
tonto se vea bien no te arruine la noche, —intentó una broma.

La sonrisa de Kay fue forzada.

—No, eso cosa del pasado. —Continuó caminando rápidamente, la mujer más
pequeña luchando con sus piernas más cortas para mantenerse al día—. Sin embargo,
eso no significa que disfrute de su compañía.

—¿Dónde está terminando este maratón? —Carter logró resoplando.

Ante esto, Kay esbozó una sonrisa genuina y dijo.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Lo siento. Había olvidado lo baja que eres. —Redujo el paso para permitir que la
rubia la alcanzara.

—No soy baja —dijo Carter indignada—. Resulta que tengo una estatura
perfectamente normal. Haría algunas bromas sobre las personas con sobrecarga de la
glándula pituitaria, pero en realidad encuentro tu altura bastante atractiva. —Salió de su
boca antes de que pudiera detenerla.

—Ah, ¿sí? Bueno, ¿qué vas a hacer al respecto? —Kay se volvió y la miró,
elevándose sobre ella.

Carter miró hacia arriba y se encontró una vez más capturada por intensos ojos azul
pálido. Extendió la mano y la puso sobre el brazo de la morena, más para estabilizarse
que por alguna razón seductora.

—No voy a hacer nada al respecto. No aquí de todos modos. Soy una oficial y los
PDA3 están claramente mal vistos. Sin embargo, si pudiera convencerte para que vengas
a mi alojamiento, para tomar una copa, ¿tal vez? —La miró fijamente, sin traicionar el
núcleo de nerviosismo que amenazaba con emerger.

Kay miró el rostro del amor. 22


—Si fueras otra persona, diría que sí. —Carter sintió que la arena se movía bajo sus
pies por segunda vez en dos días.

—¿Qué? —era lo mejor que pudo manejar. Seguramente no había malinterpretado


toda esta situación.

—Supongo que no me he explicado bien, —Kay se acercó y puso la mano sobre el


hombro de la teniente—. Quiero decir, si fueras alguien a quien hubiera conocido y
encontrado atractiva, diría que sí, vamos a divertirnos. —Miró directamente a Carter—
. Pero esto me parece más importante que eso para mí. No quiero asustarte, o
adelantarme a donde estamos, —sonrió—. Pero creo que eres la indicada. Ya sabes, “LA
INDICADA”. —Las letras mayúsculas eran tan sencillas como si estuvieran escritas—
. Y si estoy en lo cierto, entonces no quiero apresurar nada. Quiero que sea... ya sabes.
Perfecto. Probablemente suene muy cursi, pero quiero que sea un recuerdo para los
próximos años.

Carter se debatió entre la sensación de ser rechazada y al mismo tiempo ser


arrastrada por los aires. Fue muy desconcertante. Consiguió que cayera rendida a sus
pies.

3 PDA: public display of affection, que significa: demostración pública de afecto.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Bueno, al menos podrías venir y podríamos hablar. Estoy fuera de servicio


mañana, así que no tengo que levantarme temprano. No puedes decir algo así y luego
irte alegremente a la cama. Realmente necesito estar contigo ahora mismo.

—Está bien, a mí también me gustaría —dijo Kay seriamente.

—Bien, entonces —dijo la teniente.

—Está bien —respondió la piloto.

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En sus aposentos, el capitán James DeForest estaba examinando los informes


básicamente sin incidentes de las distintas divisiones. Seguridad había detenido a un par
de visitantes que fueron sorprendidos tratando de traficar las populares drogas
recreativas actuales. Los enlaces civiles no informaron nada fuera de lo común. La
ingeniería no tuvo problemas inusuales. Nada que una patada rápida no pudiera resolver, 23
pensó. Por supuesto, eso podría decirse de muchos problemas. A veces, esa patada
rápida debe apuntar al asiento de los pantalones de alguien. El monitor anunció un
mensaje entrante.

—Responder —habló en dirección a la pantalla.

Apareció el rostro de la teniente Annie Woo.

—Señor, estamos recibiendo noticias militares de la colonia Gamma. Están siendo


atacados por los ultharianos. Aparentemente lograron colarse a través de la red del
sistema sin ser detectados. Se ve mal.

—Estoy en camino. Ponga la estación en alerta amarilla. Necesito a todo el personal


estratégico en sus puestos y a todos los civiles confinados en cuartos hasta nuevo aviso.

—Sí señor. Notificaré a seguridad —respondió la teniente.

—Alerte a XO Warren y haga que se reúna conmigo en el puente de inmediato. —


DeForest se estaba poniendo los zapatos y abrochándose la chaqueta mientras hablaba.
Corriendo por el pasillo hasta el ascensor, entró y dijo—: Puente. —Este era el día que
había estado temiendo.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

₪ ₪₪₪ ₪

Kay siguió a Carter por la puerta de su alojamiento. Aunque militarmente ordenado,


todavía era en gran medida el espacio de una mujer joven. Una fotografía en la cómoda
mostraba a una Carter Laughlin más joven con una mujer que se veía exactamente como
ella se vería en veinticinco años, de pie junto a un hombre sonriente con un traje de
vuelo. Otra foto mostraba a una Carter aún más joven con su brazo alrededor del hombro
de una niña de la misma edad. Ambas se reían a carcajadas del fotógrafo. En el tercer
marco había una foto de Carter con una mujer mayor que obviamente era su abuela.
También había unos cuantos adornos en la cómoda, un par de diplomas colgados de la
pared y un gran cartel del áspero y oscuro Océano Atlántico colgado sobre la litera. Kay
se había acercado y estaba mirando las fotos.

—Tus padres, supongo —dijo—. ¿Y…?

—Gwen, mi mejor amiga cuando era pequeña. Se dedicó a la ingeniería de minas.


No tengo idea de en qué colonia se encuentra en este momento. Salta de una operación
a otra supervisando la configuración del equipo de las instalaciones mineras. La otra es
mi abuela materna. 24
Kay asintió, mirando la foto de las chicas riendo. No recordaba haber visto una foto
de ella a esa edad tan feliz y segura de saber que todo iba a salir como ella quería. Pero
no sintió amargura ni envidia; miró la cara abierta y confiada de Carter y se alegró por
ella por haber vivido una vida así. Lo que fuera que había sentado las bases para la
persona en la que se había convertido era solo algo bueno. Le sonrió.

—¿Dónde se tomó esa foto del océano? —preguntó mirando el cartel.

—Cerca de Cabo Cañaveral —respondió—. Todavía queda una playa al sur que no
tiene condominios. Es parte de las antiguas instalaciones de la NASA.

—El Atlántico se ve tan diferente del Pacífico. De alguna manera, más oscuro.

—Y más frío también. Siéntate. —Carter señaló una mesa pequeña con dos sillas al
lado—. ¿Quieres un trago o un café o algo?

—Creo que he bebido suficiente, gracias. Una botella de vino por noche es mi límite,
—bromeó Kay.

—Creo que he ayudado con eso. Casi nunca bebo, así que ese era mi límite para el
mes —respondió la rubia. Ambas mujeres guardaron silencio mientras se sentaban a la
mesa pequeña—. Sobre lo que has dicho antes...
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Espero no haberte asustado, —Kay tomó la mano de Carter, que se rindió


voluntariamente—. Y existe la clara posibilidad de que me arrepienta de decir que
deberíamos esperar. —Ambas sonrieron.

—No, no me has asustado. Se necesitaría mucho más que eso. Cuando te vi por
primera vez anoche —dijo la teniente—, tuve la abrumadora sensación de que ya te
conocía, que ibas a ser alguien muy importante en mi vida. Me gustaste antes de que me
dijeras una palabra. Supongo que eso es un déjà vu. Porque sé que nunca nos hemos
conocido.

—Algunas personas dicen que el déjà vu es una experiencia de vidas pasadas que
se repite y por eso te resulta vagamente familiar. A mí me suena a una explicación.
También sentí como si te conociera, así que tal vez nos hemos conocido en una vida
anterior —ofreció Kay con una sonrisa irónica—. No estoy diciendo que necesariamente
crea en eso, pero todo es posible.

—Eso es lo que hace que la vida sea emocionante para mí. Todo es posible.

De repente, se disparó una alarma y una voz incorpórea dijo.

—Alerta amarilla. Todos a sus puestos inmediatamente. Todos los civiles deben 25
regresar a sus alojamientos de inmediato. —El anuncio se repitió.

Carter dijo:

—Como he dicho, todo es posible. Me pregunto de qué se trata todo esto. Por
supuesto, tengo que irme. —No se movió—. Muy a mi pesar.

Kay le apretó la mano un poco más.

—Es extraño ser un civil aquí y tener que regresar a mi alojamiento. Estoy
acostumbrada a estar en medio de la acción. Llámame cuando puedas.

Carter logró ponerse de pie sin soltar su mano de la de Kay. Pasaré por tus
habitaciones. Se acercó a la piloto, extendió la mano y la besó muy suavemente en los
labios.

—Oh chico. Pensé que me arrepentía de dejarte antes. Espero que no estemos bajo
ataque. No podré concentrarme en eso mientras me matan.

—No es gracioso —respondió la mayor seriamente, y se sintió repentinamente


pérdida—. Te veré cuando estés libre.

—Está bien, —Carter se apresuró por el pasillo uniéndose a la multitud de gente a


toda prisa.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

₪ ₪₪₪ ₪

—Veo que hoy vas bien vestida —gritó Annie Woo a Carter mientras se apresuraba
hacia el centro de comunicaciones en el puente.

—No por falta de intentos. ¿Qué está pasando? —preguntó negándose a dejarse
engañar.

—Ataque de Ultharian a la colonia Gamma. Todavía no sabemos qué tan serio. He


oído que se deslizaron a través de la red del sistema, —Annie inmediatamente se puso
a trabajar.

—¿Cómo? —Carter estaba atónita. Se suponía que la nueva red sería lo último en
tecnología de defensa. Ni siquiera estaba instalada todavía en todas las colonias, y los
ultharianos ya la habían violado.

—No lo sé. Ni siquiera estoy segura de que sea cierto. Es solo un rumor. Se supone 26
que Comm está recuperando cualquier señal de socorro, cualquier comunicación en el
espacio profundo o cualquier señal perdida. Al mismo tiempo, estamos tratando de abrir
un enlace a la colonia Gamma, si queda algo, y contactar a cualquier nave de la
Federación que pueda haber llegado ya al área o que se dirija hacia allí. En otras
palabras, cualquier información que podamos tener en nuestras manos.

—Está bien —dijo Carter—. Sigues intentando contactar con la colonia Gamma y
empezaré a buscar cualquier otra cosa que esté dando vueltas por ahí. —Annie Woo lo
aceptó, sabiendo que la rubia era la mejor de las dos en rastrear señales del espacio
profundo. Inmediatamente se pusieron a trabajar.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Parte 2

Kay Lazarus paseaba por sus pequeños aposentos como una pantera enjaulada. Estar
confinada en sus cuartos cuando algo estaba pasando era para los pájaros. Era la persona
que normalmente lideraba el ataque, pensaba las estrategias, y ahora ni siquiera sabía si
estaba ocurriendo un ataque. El Tango estaba en medio de una actualización con un
nuevo sistema de armas y ni siquiera estaba listo para volar si podía escapar. Se sentía
indefensa y atrapada, y eso no le sentaba bien.

Encendió la terminal para ver si las noticias estaban transmitiendo algo, pero a esa
hora tan tardía solo pudo encontrar un partido de fútbol americano, un partido de rugby
y un programa financiero. Lo dejó en el canal de fútbol americano. El ruido la distrajo
un poco de su malestar. Montana Buttes y Las Vegas Rollers. A quién le importa qué
equipo gane, pensó. Es mejor que el silencio ahora mismo. Me pregunto qué estará
haciendo Carter. Espero, espero, espero que mil cosas. Espero que esté bien. Espero
descubrir lo que está pasando muy pronto. Espero que el Tango esté funcionando 27
mañana o pasado. Lo quiero ahora. ¿Y entonces qué? ¿Me largaré de aquí y la dejo
atrás? Ciertamente no puedo llevarla conmigo, no es que ella siquiera considere irse.
Oh, qué lío. Qué momento para enamorarse. No, borra ese pensamiento. No estoy
enamorado. Mierda, ¿por qué no están las noticias?

Pasó bastante tiempo con estos pensamientos agradables y otros como ellos, cuando
su terminal anunció un mensaje. Apareció el hermoso rostro de Carter.

—Hola. Me estoy tomando un pequeño descanso y he pensado en verte.

Evidentemente, Kay se alegró de verla.

—Estoy tan contenta. Me estoy volviendo loca aquí, encerrada y sin saber qué está
pasando.

—También te extrañé —dijo sonriendo—. No sé cuánto se me permite hablar de...

—Entonces no digas nada —respondió la mayor rápidamente—. Solo dime que no


estamos en peligro inminente de ser atacados.

—No —dijo Carter—. No que yo sepa.

—Entonces voy a intentar calmarme. Es difícil quedarse quieta.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Sí, lo sé —dijo Carter con simpatía, recordando lo difícil que le había resultado a
Kay sentarse incluso un rato en el restaurante—. No estoy segura de cuándo saldré, pero
pasaré por allí si quieres. Por supuesto, si es demasiado tarde, no lo haré. No te quiero
despertar.

—Por favor, despiértame. No me importa qué hora que sea.

—Vale, tengo que volver a mi estación. Nos vemos después. —Le sonrió y se
despidió.

—También te extrañé —dijo la morena en voz baja, todavía mirando la pantalla en


blanco.

₪ ₪₪₪ ₪

El teniente Ian Dunworthy, líder del escuadrón de cazas, no se sorprendió al


encontrar al capitán DeForest en la pantalla cuando se puso en contacto con Zebra. 28
—No hay nada aquí, capitán. Nos dividimos y cubrimos todo. No estamos
recogiendo ninguna firma warp. No hay ninguna señal de ellos.

—Gracias, teniente. Infórmeme cuando regrese —dijo el capitán DeForest—. ¿Qué


piensa? —Se volvió y miró a XO Joan Warren.

Ella pensó por un momento.

—Creo que deberíamos asumir que somos un objetivo, aunque probablemente no


por unos días. Les tomará tiempo reagruparse y llegar aquí. Por supuesto, podrían haber
decidido que solo querían la colonia Gamma para la operación minera. Puede que no
sea una ofensiva total, pero no creo que sea prudente asumir lo contrario —ofreció.

—Estoy de acuerdo —respondió—. Voy a tener que hacer un anuncio


cuidadosamente redactado a la estación más tarde esta mañana. Voy a mantener el
estado de alerta, pero liberar a los civiles de sus habitaciones. Creo que deberíamos
prepararnos para un éxodo masivo de naves civiles. Contacte con aduanas y atraque y
que se preparen para esto. ¿Y dónde está Lyra? La seguridad debe duplicarse en toda la
estación, especialmente en las áreas de atraque.

—Ya lo envié allí —respondió Warren—. Hemos tenido algunos pasajeros


indignados insistiendo en que los liberen de inmediato. Hablaré con él. —Vaciló—.
Capitán, ¿cree que es seguro permitir que los civiles se vayan?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Creo que están tan seguros en su camino a casa como lo estarían aquí si los
ultharianos atacan —dijo—. Entraron en la red, Warren. Tengo que asumir que eso
significa que tenemos un espía en alguna parte. Dios sabe qué otra información
clasificada han obtenido. Podrían tener los esquemas de toda esta estación, por lo que
sé. Entiendo que es arriesgado permitir que la gente se vaya, y haré todo lo posible para
protegerlos si deciden quedarse, pero es su elección. Prefiero no lidiar con los
ultharianos y un levantamiento civil al mismo tiempo, a menos que tenga que hacerlo
—sonrió sin humor.

Warren asintió.

—Sí, señor. Bajaré al muelle y les avisaré, y al mismo tiempo hablaré con el jefe de
seguridad.

DeForest dijo.

—Cuando hable con Lyra, dígale que me informe con regularidad. Quiero que se
mantenga bajo control esta situación.

29
₪ ₪₪₪ ₪

Varias horas después de su último contacto con Carter, se oyó un suave golpe en la
puerta de las habitaciones de Kay Lazarus. Finalmente, se había quedado dormida, ni
siquiera estaba segura de haber escuchado algo y volvió a apoyar la cabeza en la
almohada cuando de repente recordó. Saltó de la cama y se dirigió rápidamente a la
puerta. Sacó la cabeza para ver la espalda de Carter retrocediendo por el pasillo.

—Oye —dijo mientras la teniente se volvía—. Vuelve.

Carter sonrió y se dirigió de regreso a la puerta donde la mayor, con el cabello


despeinado, asomaba la cabeza.

—He llamado, pero pensaba que te habías dormido y no quería despertarte —dijo.

—Quería que lo hicieras. Entra. —Volvió a meterse en la habitación y Carter la


siguió. La rubia contuvo el aliento al ver a Kay Lazarus con una camiseta sin mangas
negra y calzoncillos negros muy cortos. Decidida a no dejarse sorprender mirando, miró
por toda la habitación mientras la piloto se ponía la bata. Al parecer, Kay había notado
su reacción de todos modos por la sonrisa en su rostro.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Apuesto a que estás agotada, —Kay se dio cuenta de repente mirando el rostro
demacrado—. Probablemente necesites estar en la cama mientras tienes la oportunidad
de descansar. Me alegraba tanto que vinieras, creo que no estaba pensando. Lo siento.

—Principalmente necesito comer —dijo Carter sosteniendo un recipiente—. He


traído algo de comida. He supuesto que no habías tenido la oportunidad de conseguir
nada. —Abrió el recipiente y sacó dos sándwiches y un par de manzanas—. ¿Podrías
replicar un poco de café?

—Déjame adivinar. Sin azúcar, mucha leche —dijo caminando hacia el pequeño
replicador.

—Buena suposición, —la rubia le sonrió—. Excepto pon también mucha azúcar.

Kay se rio.

—Compañera, ¿de dónde has sacado las manzanas? Son un poco difíciles de
conseguir en este rincón del bosque.

—No me hagas preguntas, no te diré mentiras —respondió Carter enigmáticamente.


Bostezó—. Dios, estoy cansada. No he dormido en más de 24 horas—. Mordió con 30
hambre su sándwich—. Mmm, está bueno. Nada mejor que dormir, comer y… bueno,
no importa.

—¿No importa? Nunca lo había escuchado así antes. Tal vez necesites elegir
compañeras más interesantes —bromeó Kay. Se rieron y comieron su comida, la
ingeniera terminó primero. Kay le entregó la segunda mitad de su sándwich, apenas
entendió las palabras.

—¿Estás segura? —dijo antes de comérselo. La morena sonrió, disfrutando de que


Carter volviera a estar con ella. Después de haber comido, la teniente se levantó y
caminó hacia la litera de Kay, donde se dejó caer de espaldas sobre la cama.

Kay parpadeó.

—¿No necesitas dormir? Yo… um, me encanta tenerte aquí, pero ¿no estarías más
cómoda en tu propia habitación?

—No. Quiero estar contigo. ¿Está bien si me quedo un rato? —Miró inocentemente
a Kay.

—Por supuesto que está bien. —Al encontrar a Carter muy difícil de resistir, la
mayor no estaba del todo segura de que estuviera bien. Se quedó de pie, incómoda, por
un momento, luego se acercó y se sentó junto a la mujer en la pequeña cama. Carter se
acercó y entrelazó sus dedos con los de Kay.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Carter la miró.

—Dime lo que has hecho mientras no estaba. Oh, sí, he oído que los civiles ya no
estarían restringidos en los cuartos más tarde esta mañana.

—Oh, bien. Me sentía atrapada antes, —la rubia la miró con preocupación—. Pero
me siento mejor ahora. Imagino que habrá muchas naves partiendo si se les permite
hacerlo. Tango no irá a ninguna parte durante un par de días. Está desarmado por la
mitad con la modernización. Creo que probablemente será al menos 48 horas más.
Tengo una carga que recoger a unos días de aquí, pero creo que esperaré y veré cómo
se resuelve esta situación, que supongo que es Ultharian. Además, tal vez pueda ayudar
por aquí. De alguna manera, una vez que el Tango esté equipado. —Sintió el agarre de
Carter en su mano relajarse y miró a la mujer que se había quedado profundamente
dormida en su litera—. Oh, bien. —Bostezó—. Muévete. —Se recostó junto a su
compañera de litera y se durmió rápida y pacíficamente.

₪ ₪₪₪ ₪
31
Más tarde esa mañana, Kay se despertó y se preguntó si alguien había entrado en su
habitación y la había atado. Carter estaba profundamente dormida a su lado, una pierna
sobre la suya, su cabeza sobre su hombro y el brazo envuelto con fuerza alrededor de su
cintura. Kay miró el rostro dormido de la mujer de la que estaba tratando de no estar
enamorada, y sabía que era inútil. Estaba perdida.

Observó a Carter dormir un rato, respirando su dulce y somnoliento olor, luego


cedió a la tentación y le besó la frente suavemente. Lentamente se liberó del tenaz agarre
de la rubia y salió rodando de la litera. Debería haber estado cansada por la falta de
sueño y rígida por estar inmovilizada toda la noche, pero en cambio se sintió
milagrosamente llena de energía. Se acercó al replicador y susurró.

—Café, negro, —y se llevó la taza humeante al baño. Se quitó la escasa ropa de


dormir y se metió en la ducha.

Se puso la bata y salió del baño silenciosamente para encontrar a Carter sentada en
el costado de la litera. Kay caminó hacia el replicador y dijo.

»Café, leche extra, azúcar extra, —y le entregó la taza a la teniente, quien le sonrió
aturdida. Kay se acercó a la unidad de almacenamiento donde guardaba su ropa, sacó lo
que necesitaba y dejó caer su bata. Se vistió rápidamente y se volvió para encontrar a
Carter mucho más despierta, a juzgar por la amplitud de sus ojos. Le sonrió y dijo.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

»¿A qué hora tienes que estar de guardia?

Carter tomó un sorbo de café y se detuvo hasta que recuperó la compostura.

—No hasta las 14:00 horas. La lista de servicio está mezclada en este momento.

—¿Quieres ir a desayunar conmigo?

—Claro. Necesito ir a mi habitación, ducharme y cambiarme de ropa. No puedo


creer que haya dormido con mi uniforme. ¿Por qué no te veo allí?

—Está bien. Iré a buscar una mesa. —Kay la miró con curiosidad—. ¿Has dormido
bien además de estar con el uniforme puesto?

—Sí, genial. Realmente no quise quedarme dormida. ¿Te he desalojado? —Carter


tenía un vago recuerdo de un sueño que hizo que se sonrojara un poco y pareciera
preocupada.

—Nop. Nos vemos en el desayuno, ¿de acuerdo? —Kay le guiñó un ojo y la rubia
pareció aliviada—. ¿Alguien te ha dicho alguna vez que hablas en sueños? —La piloto
sonrió y salió por la puerta, dejando a Carter sentada en el costado de la litera. 32

₪ ₪₪₪ ₪

—Oh, Dios. ¿Qué he dicho? —murmuró Carter en el camino de regreso a sus


habitaciones. De hecho, sí, un par de personas le habían dicho que hablaba dormida. Eso
es lo que le preocupaba tanto. Entró en su habitación y se quitó el uniforme arrugado,
aliviada de no encontrarse con nadie que se diera cuenta. El terminal parpadeó,
indicando dos mensajes—. Recuperar el primer mensaje —dijo.

Apareció el rostro de Annie Woo.

—Hola Carter. Solo quería advertirte que Warren te está buscando. Incluso llamó a
mis habitaciones preguntándome si sabía dónde estabas. Sonaba un poco intensa. Tal
vez sea mejor que cuides tu espalda. Nos vemos mañana. —La lectura en la parte inferior
de la pantalla indicaba que el mensaje era de anoche.

El segundo mensaje fue de XO Warren.

—Teniente Laughlin, por favor preséntese unos minutos antes de su turno de trabajo
mañana. Me gustaría hablar con usted. —La pantalla se oscureció. Conciso y al grano,
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

pensó Carter. Lo pensaré más tarde. Tengo cosas más interesantes sobre las que
reflexionar ahora que ser atacado por ultharianos o XO. Se movió agradecida debajo de
la ducha y dejó que se limpiara el cansancio que quedaba de los dos días anteriores. Allí
de pie con los ojos cerrados, relajándose en la sensualidad del agua caliente que se
derramaba sobre su cuerpo, un fragmento de sueño regresó a su mente. Ella y Kay
Lazarus estaban desnudas, sentadas en agua caliente, y Kay estaba haciendo cosas
maravillosas con la lengua en sus pechos. Carter se pasó las manos por el cuerpo,
rozando ligeramente sus pechos con las yemas de los dedos. Oh, Dios. Bueno, la parte
de estar en agua caliente probablemente era correcta.

Se secó y se puso un uniforme limpio, ya que parecía poco probable que tuviera la
oportunidad de cambiarse antes de que comenzara su turno de trabajo. Se aplicó una
gota del perfume que le gustaba, se miró por última vez en el espejo y, satisfecha con lo
que vio, salió para encontrarse con la morena.

Kay hermosa y desnuda. Primero en su sueño y luego, aún más espectacularmente,


en persona. Estaba segura de que la mujer de ojos azules no tenía ni idea del efecto que
tenía en Carter cuando dejó caer su bata con tanta indiferencia para vestirse. Esta vez
había mirado. Y lo que vio fue una guerrera delgada y musculosa. Hombros anchos,
cintura afilada, piernas largas y fuertes. Y eso fue solo desde atrás. Oh, sí. Y un bonito
trasero. 33
Su cuerpo era hermoso, pero incluso en la primera etapa del amor, Carter sabía que
era más que el cuerpo el responsable de lo que estaba sintiendo. Siempre que la tocaba
o se permitía un momento en esos ojos extraordinarios, lo sabía. Kay era la indicada. En
letras mayúsculas. Cuando Carter la vio por primera vez, sintió que su vida tomaba una
curva cerrada. Ahora todo era diferente. Ni siquiera podía decírselo a sí misma, y mucho
menos en voz alta, pero renunciaría a todo por lo que había trabajado toda su vida para
estar con esta mujer. Si fuera necesario, daría su vida por ella. Carter sabía que estas
verdades estaban justo debajo de la superficie para ella, y sabía que tenía un día largo y
difícil por delante, por lo que las rechazó para hacer su trabajo con diligencia. Y porque
no quería pensar en eso todavía.

₪ ₪₪₪ ₪

El teniente Ian Dunworthy se presentó ante el capitán DeForest según lo ordenado


después de regresar de la patrulla.

—He ordenado patrullas adicionales, capitán. Tendremos el doble de la cantidad


habitual de combatientes hasta que esto termine.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Bien. Envíalos de dos en dos. Quiero que alguien vigile la espalda de todos los
luchadores.

El teniente Dunworthy miró especulativamente al capitán DeForest.

—He oído que Lazarus estaba en la estación.

DeForest miró hacia arriba con brusquedad.

—Sí.

—¿Está aquí por alguna razón en particular? —Dunworthy se esforzó por mantener
el tono defensivo fuera de su voz.

—Está transportando carga estos días, teniente —dijo amablemente al joven—. No


hay nada para preocuparse. Renunció a su cargo, ya sabe. Usted es el que está a cargo
del escuadrón de cazas.

Dunworthy se las arregló para mantener el alivio fuera de su rostro.

—Había oído que había vuelto y ya sabe cómo se sentían todos los pilotos por ella, 34
incluido yo. Era la mejor que he visto. Si no le importa, señor, y si tengo tiempo, podría
buscarla y charlar con ella. Me gustaría tener la oportunidad de pensar en algunas cosas.

—Creo que es una idea excelente, teniente —dijo DeForest, despidiendo al joven—
. ¿Dunworthy? —dijo mientras el teniente se volvía para irse—. Estás haciendo un gran
trabajo. Estoy orgulloso de usted.

—Gracias, señor —respondió Ian Dunworthy, saludando a la ligera, sus ojos


brillantes delataban su actitud casual.

₪ ₪₪₪ ₪

Carter vio a Kay sentada en una mesa leyendo las noticias. Se detuvo un momento
y la miró hasta que la morena sintió los ojos en ella, miró hacia arriba y sonrió. Carter
se acercó a la mesa y se sentó junto a Kay.

—No sé lo que he dicho mientras dormía, pero sí recordé un sueño y ahora estoy
avergonzada.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No lo estés, —se rio Kay—. Fue en su mayor parte una tontería. —Adoptó una
expresión demasiado casual y tarareó una pequeña melodía. Carter la miró con cariño.

—Está bien, si así es como vas a ser, —la teniente logró plasmar una sonrisa falsa
que decía que estaba por encima de todo de todos modos. Kay le dio unas palmaditas en
el brazo condescendientemente.

Pidieron el desayuno y, mientras comían, la piloto le contó todo lo que había hecho
el día anterior, omitiendo la parte sobre los elogios que recibió de los espectadores
después de entrenar con el programa holo skean dhu.

Carter se rio cuando Kay le dijo que había reabastecido el Tango.

—Apuesto a que lo que consideras suministros básicos para el Tango no son lo que
yo consideraría básico. Eso implicaría mucho chocolate y apuesto a que no eres ese tipo
de chica.

—¿Chocolate? No, las palomitas de maíz son mi debilidad. La sal está en la parte
superior de mi tabla de alimentos —admitió Kay.

—Tal vez podamos hacer palomitas de maíz cubiertas de chocolate en algún 35


momento —sugirió Carter.

La mayor arrugó la nariz.

—Solía conocer a alguien que comía sándwiches de tocino y mermelada de uva. Tal
vez debería presentarte.

—No lo creo —dijo la rubia en voz baja, cambiando abruptamente todo el tono de
la conversación—. Conocerte es todo lo que puedo manejar en este momento.

—¿Eso es bueno o malo? —preguntó Kay.

—Oh, diría bueno —dijo Carter casualmente—. ¿Qué vas a hacer hoy?

—Ir a ver el Tango. Supongo que iré a hacer ejercicio por un tiempo. Luego
probablemente desperdiciaré el resto de mi tiempo comiendo bombones de bourbon y
viendo telenovelas.

Carter se rio.

—Eso es lo que pensaba. No estoy segura de cuándo saldré hoy, pero te lo haré saber
y nos encontraremos en tu nave para que podamos trabajar en tu enlace de
comunicación, ¿de acuerdo?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Eso sería genial. Estoy un poco ansiosa por tener su espacio digno lo más rápido
posible —dijo Kay—. Tal vez podríamos hacer una pequeña prueba con él cuando todo
esté hecho, si podemos obtener autorización y puedes encontrar el tiempo.

—Si puedo, lo haré. Todos estamos esperando ahora mismo para ver si el otro zapato
de los ultharianos va a caer, pero si nos libramos de esto, me encantaría. —La teniente
se emocionó con la idea de estar en el espacio profundo, rodeada de nada más que
estrellas en todas direcciones, sola con Kay Lazarus. Pero un pensamiento bailaba
constantemente en el fondo de su mente. Cuando el Tango sea un espacio digno, Kay se
marcharía. Los civiles no podían vivir permanentemente en la estación espacial. Y a
Carter le quedaban cuatro meses en su rotación aquí. Estaba bastante segura de que no
podría soportar estar separada de la morena durante tanto tiempo.

Los pensamientos de Kay iban en la misma dirección. El Tango sería reparado


pronto y entonces su intenso deseo de estar con Carter sería lo único que la retendría
aquí. Por supuesto, podría hacer arreglos para pasar mucho por la estación, pero eso
causaría estragos en su horario de carga y todavía pasaría semanas sin verla. No creía
que pudiera soportar no escuchar su voz durante tanto tiempo. Es curioso viniendo de
mí, pensó. Yo, que no escucho a nadie más que a la voz de la computadora durante
semanas, no puedo soportar estar separada de la vista y el sonido de alguien que acabo
de conocer. Es demasiado pronto para hablar de eso con ella, y aun así tiene trabajo aquí. 36
No puedo pedirle que lo deje incluso si pudiera. Se topó con este callejón sin salida una
y otra vez. Tal vez debería alejarse ahora mientras pudiera. Miró a Carter y quedó
atrapada en el remolino de sus ojos verdes. Demasiado tarde. No podía alejarse, aunque
lo intentara, y no había mucho que Kay no pudiera hacer si quisiera.

₪ ₪₪₪ ₪

Al llegar diez minutos antes de su puesto, Carter vio a XO Warren.

—¿Quería verme señora?

Joan Warren miró al teniente Laughlin sin parecer realmente verla.

—Lo que hace en su tiempo libre realmente no es de mi incumbencia, teniente, pero


¿la vi con Lazarus hace un par de noches?

Carter se puso rígida.

—¿Señora?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

El enfoque de Warren en Carter se tensó perceptiblemente.

—¿No me escuchó, teniente Laughlin, o está evitando responderme?

Carter no respondió, pero mantuvo los ojos al frente.

Los ojos del XO se entrecerraron con ira.

»Estaré más que feliz de relevarla de su deber si no me responde inmediatamente.

Había un silencio sepulcral en todo el puente y la mayor parte del trabajo parecía
haberse detenido. Carter dijo:

—Sí, señora. Tiene razón. Estaba con la capitana Lazarus y no es asunto suyo.

La cara de la XO se puso completamente blanca de ira mientras la miraba, pero no


dijo nada, se volvió y salió del puente.

—Oh, Dios mío —dijo Annie Woo mientras Carter se dirigía al centro de
comunicaciones—. ¿Tienes deseos de morir? Warren va a hacer tu vida miserable.
37
—Tenía razón y lo sabe —respondió la rubia temblorosamente—. Con quién me
asocio en horas libres no es asunto de ella.

La mirada comprensiva que Annie le dio a Carter la certeza de que había cometido
un error.

—Bueno, tal vez se olvide de que le has dicho que no era asunto suyo delante de
todo el personal superior.

Carter gimió.

—Tal vez debería ir a buscarla y disculparme.

—Creo que primero debes dejar que se calme un poco —dijo Annie.

—Además, el capitán DeForest y John Lyra también han estado con ella. ¿Por qué
se está metiendo conmigo?

—No lo sé. Quizás deberías averiguarlo.

₪ ₪₪₪ ₪
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Kay fue al área donde estaban trabajando en el Tango y buscó al jefe de ingeniería.
No lo encontró, pero su nave había sido movida, así que subió a bordo. Al cargar la
consola principal, se sorprendió al ver nuevos controles ya instalados. Comprobó su
fuente de alimentación y se alegró de encontrarla llena. Hizo un análisis corto
encontrando que sus escudos estaban reparados y mejorados. Sintió la emoción de tener
el Tango en plena forma nuevamente.

—He acabado un poco antes de lo que pensaba, —la voz del jefe llegó desde la
puerta abierta—. Los nuevos sistemas entraron como un encanto. Esta es una buena
nave. Limpia como un alfiler, —asintió con aprobación.

Kay se volvió hacia él.

—Ha hecho un buen trabajo.

—Sí. Me di cuenta por la forma en que la mantiene que es quisquillosa, así que hice
la mayor parte del trabajo yo mismo fuera del horario. Ajusté un poco sus escudos,
espero que no le importe. Acaba de salir un potenciador mejorado y tenía uno por ahí,
así que... 38
—Estoy impresionada. Enviaría a todos mis amigos aquí si tuviera alguno, —se rio
Kay.

El jefe no lo hizo.

—Me imagino que le debemos algo por aquí, capitana. Algunas personas de aquí
les parece que obtuvo un trato injusto. Sólo era un ingeniero mecánico cuando estaba
estacionada aquí, pero Johnny Lyra vino y me dijo quién era. De hecho, él es el único...

—Vamos, Frank, aquí no hay que contar historias fuera de la escuela —interrumpió
John Lyra mientras subía a bordo—. Hola Lazarus. Frank y yo tuvimos que trabajar en
este cubo de pernos durante horas para que su espacio volviera a ser digno.

—Hola Johnny. Espero que no te haya dejado tocar ninguno de los controles, —Kay
se acercó a él y le pasó el brazo por el hombro—. Gracias por ponerme en
funcionamiento de nuevo. A los dos. Me siento mucho mejor sabiendo que puedo
maniobrar de nuevo. Tan pronto como arregle el enlace de comunicación, y espero que
sea hoy, ya estoy lista para volar.

John la miró con curiosidad.

—¿Te estas yendo?


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Al principio pensó que no iba a responder. Luego dijo.

—No lo sé. No hay mucho que pueda hacer aquí.

Se veía triste.

—Tengo que volver al trabajo. La fiebre de las naves civiles ha comenzado. ¿Vas a
estar aquí más tarde?

—Sí, debería estar aquí para arreglar el enlace de comunicación. Ven si puedes.

—Está bien. No te vayas sin decir adiós.

Esta vez Kay parecía triste.

—Johnny, no haría eso.

Él y el jefe se fueron y Kay deambuló por el Tango, encontrando las cajas de


provisiones dejadas por el economato. Las guardó cuidadosamente, preguntándose
brevemente cómo sabrían las palomitas de maíz cubiertas de chocolate. Activó los
robots limpiadores en la carga y el resto de la nave, luego la cerró herméticamente y se 39
puso a hacer ejercicio.

₪ ₪₪₪ ₪

Esa noche, cuando Carter salió de servicio, aliviada de no haber visto más a su XO,
se retiró a sus habitaciones para cambiarse el uniforme. Decepcionada por no recibir
mensajes de Kay Lazarus, se puso la bata y decidió que necesitaba desesperadamente
calmarse y centrarse. Después de silenciar su terminal para que no la molestaran, deslizó
su cuerpo fácilmente a la posición de Loto. Comenzó los ejercicios mentales que solía
utilizar para despejar su mente de todo pensamiento extraño. Pronto sus músculos y
nervios tensos se relajaron y después de un rato se desdobló y se puso de pie, refrescada
y tranquila. Se dio cuenta de que el terminal parpadeaba para hacerle saber que tenía un
mensaje.

—Recuperar—dijo.

Apareció la imagen de Kay Lazarus.

—Hola. Supongo que todavía no estás fuera de servicio. Sé que ha sido un día largo
y no has dormido mucho últimamente, así que, si no estás dispuesta a trabajar en el
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

enlace de comunicaciones esta noche, lo entiendo. Estaré en el Tango si quieres ponerte


en contacto. —Sonrió—. Por supuesto, el enlace de comunicaciones no siempre
funciona bien, por lo que atraparme puede ser difícil. Tal vez te vea más tarde. —Su
imagen se desvaneció.

Mmm, pensó Carter. Se puso un mono que usaba para el trabajo físico, hizo una
llamada rápida, tomó su PIChip y salió de su habitación. Después de una parada en la
explanada, se dirigió a donde esperaba que Kay la estuviera esperando. Asomó la cabeza
por la puerta del Tango para ver unas piernas largas asomando por debajo de la consola.
Golpeó suavemente con los nudillos y dijo.

—¿Hola? —Las piernas se levantaron cuando un sólido golpe sonó desde abajo.

—Ay, —la mayor se deslizó frotándose la frente. Frunció el ceño hasta que miró
hacia arriba y vio a Carter. Su rostro experimentó una transformación notablemente
rápida.

—Hola —dijo feliz.

La rubia dejó caer el paquete que llevaba y corrió hacia ella. Cayendo de rodillas,
dijo. 40
—Siento haberte asustado. ¿Estás bien? Déjame ver tu cabeza. —Extendió la mano
y apartó la mano de Kay de su frente para revelar una mancha roja. Frotándola con los
dedos, dijo—: Creo que probablemente vivirás.

—Sí, pero creo que deberías seguir frotándola de todos modos —gimió Kay con
poca sinceridad. Miró hacia arriba y se encontró con los ojos verdes, repentinamente
consciente de la proximidad de la joven. Se estiró y tomó las manos de Carter entre las
suyas—. Hola —dijo en voz baja.

—Hola —respondió la teniente, sin romper el contacto visual. Carter se inclinó y


vaciló por un momento cuando sus labios estaban a una fracción de los de Kay, luego
se acercó y la besó muy suavemente, dos veces. Retrocedió, intentando evitar que sus
manos temblaran en las de la morena. Cerró los ojos y respiró hondo y tembló. Después
de un largo y mal día de trabajo, este era el medicamento que necesitaba.

—¿Estás bien? —Kay parecía preocupada.

—Sí. Yo...tú... —Carter buscó a tientas las palabras adecuadas.

—Lo sé —dijo—. Lo sé. —Tiró de Carter gentilmente hacia ella y la besó de nuevo,
esta vez abrazándola, ahogándose en los olores, imágenes y sonidos que eran Carter
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Laughlin. Por fin en casa, pensó Kay. Esto es lo que he esperado toda mi vida y ni
siquiera sabía que lo estaba buscando.

Carter se aferró con fuerza. Su estómago gruñó y miró hacia abajo, un poco
avergonzada.

—¿Tienes hambre? —preguntó la piloto sonriendo.

—En realidad sí. Y he traído algo para que comamos. ¿Aún no has comido? —Se
levantó de un salto cuando Kay negó con la cabeza—. He parado para comprar comida
para llevar. —Empezó a sacar cartones del paquete que había traído—. Chino. Y
palomitas de maíz cubiertas de chocolate como postre.

Kay arqueó una ceja.

—Estás bromeando.

—Sí, lo estoy. Les he pedido que presionaran las palomitas de maíz para que solo
fueran chocolate. Helado. No eres intolerante a la lactosa ni nada de eso, ¿verdad?

—No, —se rio de ella. 41


—Tal vez deberíamos presionarlo contra tu frente. Está empezando a hincharse un
poco.

—No, está bien. No duele.

Carter tomó una caja y un par de palillos y se los entregó a Kay, luego tomó otro
para ella. Suspiró profundamente mientras maniobraba sus palillos y comía un poco de
arroz.

—Este día está terminando mucho mejor de lo que ha comenzado hoy en el trabajo.
He tenido un encuentro con mi XO y estoy bastante segura de que me hará la vida
imposible por un tiempo.

Kay picó su comida y no la miró.

—¿Con Joan Warren?

—Uh, sí. Lo siento, no debería haberlo sacado a relucir, —se pateó mentalmente, y
miró a Kay, que de repente parecía infeliz.

—No, quiero saber. Quiero saber todo sobre ti, —la morena se recuperó.

Carter forzó una sonrisa.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Bien. Pero prefiero comer que hablar de ella. —Desvió la conversación de su


XO—. Hábleme de tu problema con el enlace de comunicaciones.

—A veces funciona, a veces no. Hice diagnósticos y supe que era un relé, pero
cuando comprobé ese relé no pude ver qué estaba mal. Si no es bastante básico, soy una
mala ingeniera.

—Bueno, soy una gran ingeniera. Lo resolveré —dijo Carter con confianza.
Terminaron su comida y ocupó el lugar de Kay debajo de la consola. Rápidamente
ejecutó los diagnósticos, sacó su PIChip y lo insertó, descargó una de sus herramientas
electrónicas y se deslizó hacia afuera en unos diez minutos—. Creo que ya está.

—No puedes haber terminado ya, —Kay estaba casi consternada—. Trabajé en esa
estúpida cosa de vez en cuando durante semanas, ¿y lo has arreglado en cinco minutos?

—Tengo herramientas que no tienes —dijo la ingeniera con facilidad—. Y, además,


soy buena en lo que hago. —Movió las cejas de manera sugerente hacia Kay.

—Estoy segura de que lo eres, —se rio la mayor, y miró alrededor de la cabina algo
perdida—. Pensaba que estaríamos aquí trabajando en esto toda la noche. Al menos
podrás ir a casa y dormir bien. 42
Carter pareció decepcionada.

—Eso no está en la parte superior de mi lista de prioridades en este momento. —Se


rio—. Estamos en constante alerta amarilla, mi XO quiere arrancarme la cabeza, —
vaciló un poco—, y en todo lo que puedo pensar es en ti. ¿Eso significa que mis
prioridades son realmente buenas o realmente malas? —Le latía tan fuerte en los oídos
que estaba segura de que la mujer más alta podía oír su corazón—. Me siento como si
estuviera parada al borde de un precipicio Kay, y quiero seguir adelante y caer.

Kay se acercó y extendió las manos para tomar las de Carter.

—Entonces ve y cae. Te atraparé —dijo en voz baja. Los brazos de la rubia la


rodearon con fuerza cuando Kay la atrajo. Carter hundió la cabeza en su hombro, oliendo
el aroma de su jabón y cabello. Kay apoyó la barbilla ligeramente en la cabeza rubia y
cerró los ojos. Sintió el corazón de Carter latiendo contra el suyo y escuchó su propia
respiración acelerarse. La teniente aflojó su agarre y miró a los ojos azul pálido. Kay le
devolvió la mirada, deslizó la mano detrás de la cabeza de Carter y la atrajo lentamente
hacia un beso profundo. Mientras el beso se demoraba, la tormenta de emoción que
estalló en ella casi la aturdió por su intensidad.

—Oh. Vaya —dijo Carter mientras se separaban lentamente y se miraban a—. Si no


cierras la puerta de la escotilla entonces voy a hacerlo —dijo temblorosa. Kay asintió
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

con la cabeza, preguntándose si sus piernas la sostendrían si intentaba caminar y se


sorprendió cuando lo hicieron. Cerró la puerta, la tomó de la mano y la condujo a su
dormitorio.

De pie junto a la litera, Kay alcanzó la parte superior de su mono y comenzó a


desabrocharlo.

»Déjame —dijo Carter. Lentamente desabrochó la parte delantera del traje de


trabajo y se lo quitó de los hombros. Cayó al suelo y Kay se sentó en la litera. La teniente
se lo quitó completamente y luego comenzó a deshacerse de su propia ropa. Kay observó
cómo la joven se quitaba la ropa lentamente hasta que se paró desnuda ante ella.

—Eres hermosa—susurró la morena. Carter se inclinó, la besó y aprovechó la


oportunidad para quitarle el resto de la ropa interior y se acostó en la litera.

—Tú también—susurró Carter en respuesta. Se subió a la litera a su lado y


comenzaron una exploración lenta y dulce que fue tentativa al principio, luego se volvió
más acalorada y urgente, culminando en una oleada de intensidad y emoción como
ninguna de las dos había conocido antes. Era nuevo y emocionante, pero todavía familiar
de alguna manera. Cada una sabía instintivamente lo que complacería a la otra.
Finalmente habían aterrizado donde ambas se pertenecían, y fue un alivio y estimulante 43
por su intensidad. Cuando terminó, Carter se apartó de Kay para ocultar las lágrimas en
sus ojos.

—¿Estás bien? —preguntó la piloto con preocupación, inclinándose sobre ella.

—Sí. Lo siento. Me siento tan... —trató de explicar Carter.

—Sssh, está bien cariño, —la consoló—. Lo entiendo. —Y, Carter sabía que lo
hacía y casi se rio de su alivio—. Así está mejor—dijo Kay sonriendo suavemente—.
Dios, nunca había hecho llorar a nadie antes.

La teniente se sentó con una mirada de fiereza fingida en su rostro.

—Y más vale que no vuelvas —respondió. Su expresión se suavizó—. Me ha


gustado.

—¿Qué parte? —preguntó la morena.

—Todo. Y me ha gustado que me llames cariño.

Kay se inclinó y la besó. Y empezaron de nuevo.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Parte 3

En algún momento de la madrugada Kay Lazarus se despertó. Una vez más, quedó
atrapada como una mariposa en una colección de insectos. La pierna de Carter Laughlin
estaba echada sobre la suya, su brazo envuelto firmemente alrededor de su cintura, su
cabeza apoyada en su hombro. Yacía en la oscuridad de sus habitaciones en el Tango,
escuchando la suave y uniforme respiración de su amante. No había tenido la intención
de involucrarse en esto, tan rápido, pero no lo lamentaba. Nada de lo experimentado en
su vida era comparable con los últimos tres días. Había pasado de ser una solitaria por
elección a alguien que de repente se tambaleaba y se preguntaba cómo conciliar estos
sentimientos maravillosos y salvajes con el resto de su vida. Suspiró e intentó soltarse
sin despertar a Carter. Falló.

Carter abrió los ojos y la miró adormilada.

—¿Qué hora es? —preguntó. 44


—Aproximadamente a las 04:00, creo —respondió en voz baja.

—Nos quedamos dormidas. ¿Por qué ya estás despierta? —La rubia se dio la vuelta
y se sentó. Kay puso su mano sobre la espalda desnuda y la frotó en círculos.

—No lo sé. Algo me despertó —le dijo Kay.

Carter se puso instantáneamente más alerta.

—Tal vez sea mejor que me registre. Me pregunto si ha pasado algo. —Saltó de la
litera y se puso el mono—. Voy a usar tu terminal, ¿de acuerdo? —Caminó descalza
hasta el puente del Tango y accedió a sus mensajes. Solo había uno, pero era del capitán
DeForest.

—Todos los oficiales superiores al puente de inmediato. Estamos en alerta roja, —


su imagen era tranquila pero seria. Carter comprobó la hora en el mensaje y se sintió
aliviada al descubrir que solo tenía unos minutos. Kay estaba mirando por encima de su
hombro y la miró con preocupación.

—Tengo que correr. Tengo que llegar a mi habitación y ponerme mi uniforme. Por
favor, quédate en algún lugar para que pueda ponerme en contacto contigo, —La
teniente se volvió hacia Kay y su expresión se suavizó—. Anoche fue tan maravilloso.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Sí, lo fue, —la morena la besó suavemente—. Será mejor que te vayas. Llámame
cuando puedas. —Carter asintió, agarró sus botas y salió corriendo por la puerta.

₪ ₪₪₪ ₪

Carter apareció en el puente un minuto antes que XO Warren, quien la miró cuando
llegó y pasó rápidamente para hablar con el capitán. La ingeniera se sintió aliviada
brevemente, pero pronto se vio envuelta en su trabajo y no tuvo más tiempo para
preocuparse por su XO. Se había detectado una estrella de batalla de Ultharian a solo un
par de horas de distancia y se dirigía en su dirección.

—¿Estamos seguros de que es solo una nave? —DeForest le preguntó a Carter.

La teniente volvió a comprobar el escáner.

—Sí señor. Eso es todo lo que estoy leyendo. Recién ahora estoy captando el rastro
de su impulsión warp de la sonda que la detectó. Conseguiré el análisis y lo introduciré. 45
—Observó el flujo de datos y lo comparó con la información que ya tenían. Caminó
hacia donde el capitán estaba hablando con la XO—. Señor, sólo hay una nave —
informó.

—¿Está segura? —Warren le espetó.

El capitán DeForest pareció un poco sorprendido. Carter mantuvo un tono neutral


mientras miraba a su XO.

—Sí, señora. Apostaría mi vida a ello.

—Está apostando todas nuestras vidas en ello, teniente —respondió con frialdad—
. Vuelva a su puesto.

—Sí, señora—respondió Carter con suavidad, sin dejar de notar la mirada recelosa
que el capitán DeForest les estaba dando a ambas.

₪ ₪₪₪ ₪
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Después de su obsesión habitual por comprobar y volver a comprobar el Tango,


asegurándose de que estaba listo para partir en cualquier momento, Kay Lazarus estaba
a un tercio del camino de regreso a sus habitaciones en la estación cuando vio a John
Lyra. Caminaba rápidamente en la dirección opuesta con un hombre más joven que le
parecía familiar.

—Lazarus —la llamó John—. Camina con nosotros un minuto.

Kay se volvió y siguió el paso de los hombres.

—Te acuerdas de Ian Dunworthy, ¿no? —preguntó John haciendo un gesto hacia el
joven.

Kay le puso un nombre a la cara familiar.

—Sí, claro —dijo—. Aunque has cambiado en los últimos años. No te he reconocido
al principio, Dunworthy. Eras solo un niño la última vez que te vi.

—Ha pasado un tiempo, mayor. Ahora soy el líder del escuadrón de combate. De
hecho, saldremos volando en unos minutos, pero esperaba tener la oportunidad de hablar
con usted mientras está en la estación. Quiero preguntarle sobre algunas cosas. Estará 46
un tiempo, ¿no?

Kay le sonrió, inundada de sentimientos encontrados.

—Sí, eso creo. Hablaré contigo cuando tengas más tiempo.

Johnny la miró. Anoche no sabía si se iba a quedar o no. Por supuesto, estaba
temporalmente atrapada aquí como todos hasta que el peligro inmediato pasara.
Cualquiera que fuera la razón, y él tenía sus sospechas, se alegraba de que ella estuviera
allí. Entraron en la sala de preparación donde los pilotos se ponían el equipo de vuelo y
abordaban sus cazas. La sala quedó en silencio cuando los combatientes mayores
reconocieron a Lazarus. Entonces estalló.

—¡Qué me parta un rayo! Bienvenida de nuevo, mayor. Recuerdas haber oído hablar
de Lazarus —le dijo a un piloto más joven que no reconoció.

—Hola a todos—habló en voz baja—. Es bueno verlos a todos.

Dunworthy intervino.

—¿Todos listos? Estamos volando un doble 3-2-1, de norte a sur y de este a oeste.
Tengo el equipo A, Nkwanda, tú liderarás el equipo B. ¿Todos conocen su posición? —
Kay advirtió que un par de pilotos más jóvenes parecían nerviosos. Probablemente su
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

primera misión de combate real, pensó. Las simulaciones no eran lo mismo que tener
un enemigo tratando de aniquilarte. Miró para ver al capitán DeForest entrando.

—Quiero desearles suerte. Se están acercando rápidamente, así que pónganse en


marcha y hágannos sentir orgullosos, —DeForest le dio una palmada en el hombro a
una joven mientras todos giraban y se dirigían hacia sus cazas.

—Puente al capitán, —la voz incorpórea de XO Warren llegó a través de su


comunicador—. Están llegando. Están sobre nosotros.

En ese momento, hubo un fuerte golpe y el suelo tembló debajo de ellos. Antes de
que nadie pudiera reaccionar, hubo otro ruido, seguido inmediatamente por un destello
de luz cegadora cuando la habitación de preparación fue golpeada por una tormenta de
fuego.

₪ ₪₪₪ ₪

47
Carter miró la pantalla incrédula.

—Señora, han ganado velocidad. Se están acercando.

Warren apretó el botón de comunicación.

—Puente al capitán. Están llegando. Están sobre nosotros. —Se dio la vuelta—. A
las estaciones de batalla todo el mundo. Prepárense. Escudos con toda su fuerza.
Prepárense para devolver el fuego. Teniente, intente llamar… —Se interrumpió cuando
la primera descarga sacudió la estación.

—Los escudos aguantan —informó uno de los ingenieros del puente, justo cuando
la estación fue alcanzada por la segunda ronda de fuego de protones—. Daños en la
tercera cubierta, sección tres. Parecen las bahías de combate. La hemos sellado. Estamos
recibiendo informes de heridos e incendios.

—Envíen a todo el personal de emergencia disponible a esa sección. ¿Salieron los


combatientes?

Carter miró al espacio a través de la gran pantalla. No vio a ninguno de sus cazas y
supo que todos estaban en problemas. Gracias a los dioses, Kay no está en esa sección,
pensó, mientras volvía a su tarea.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

₪ ₪₪₪ ₪

Kay sintió la explosión antes de que la levantara y la golpeara contra la pared. Se


deslizó hasta el suelo, momentáneamente aturdida, pero luego, cuando recuperó los
sentidos, hizo un rápido inventario personal. Le dolía la cabeza por el impacto con la
pared, pero pensaba con claridad y no creía que tuviera una conmoción cerebral. Sus
brazos y piernas estaban intactos y en movimiento. Suficientemente bueno. Se puso de
pie y empezó a buscar a los demás. Vio al capitán DeForest levantándose del suelo con
dificultad y lo puso de pie. Era un caos. Las sirenas sonaban a todo volumen y los robots
lanzaban espuma contra incendios, mientras que otros robots sellaban brechas y
recogían escombros. Entraban personal médico y fuerzas armadas de seguridad en caso
de una invasión.

—¿Está bien? —le gritó a DeForest por encima del estruendo. Él asintió. Señaló en
una dirección y luego a ella—. Estoy bien —dijo—. Iré a ver qué puedo hacer. —Había
visto batallas antes, pero siempre habían estado en el espacio desde la nave que estaba
disparando. Esto era un desastre. La joven a la que DeForest había dado una palmada en
el hombro estaba muerta, su cuello torcido en una posición antinatural. Kay la dejó y
pasó al siguiente cuerpo. Un hombre quejumbroso cuyo rostro había sido gravemente 48
quemado por la explosión estaba sentado meciéndose. Se puso en cuclillas junto a él y
dijo—: Estoy aquí contigo. Estarás bien. La ayuda está en camino. —Saludó a un médico
que se acercó apresuradamente. Gracias a los dioses, las víctimas de quemaduras solían
ser injertadas de nuevo rápidamente del biobanco y no obligadas a sufrir como en el
pasado. Incluso sus ojos eran reemplazables si era necesario. Nunca volvería a ser piloto,
pero estaría vivo y completo.

Kay dejó que el médico se hiciera cargo y pasó a la siguiente víctima. Era Ian
Dunworthy. Estaba muerto. No necesitaba buscar más para saber eso. Su estómago dio
un vuelco y rápidamente reprimió la necesidad de enfermarse. Cuando el humo se
disipó, miró alrededor de la habitación y vio que al menos una docena estaban muertos
o gravemente heridos, aún más de pie o sentados en estado de shock. Algunos se movían
para ayudar. Su ira se agudizó hasta un filo agudo.

—¡Está bien, escuchen! —gritó— ¡Escuchen! —Las cabezas se volvieron hacia


ella—. Aquellos que puedan, ayuden a los heridos primero. Limpiemos la habitación lo
más rápido posible. Tenemos heridos que cuidar y luego el resto tenemos una batalla
que pelear. No sé ustedes, pero no voy a dejar que se salgan con la suya.

Los pilotos, todavía tambaleándose, no se movieron durante unos segundos y luego


sus palabras y actitud parecieron llegar. Los que quedaron ilesos comenzaron a moverse
con determinación. DeForest se abrió camino a través de los escombros hasta donde
estaba Lazarus.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No puedo dejar que un civil reemplace a un combatiente. Lo sabes —dijo en voz
baja.

—Entonces considéreme milicia. Me quedo con el Tango —dijo desafiándolo a


contradecirla.

—Te matarán en una nave de carga, incluso una equipada como la tuya. No está
hecha para este tipo de lucha cuerpo a cuerpo —dijo—. No puedo permitirlo. —Ella lo
miró fijamente—. Toma un caza, —decidió—. Si hay consecuencias, asumiré la culpa.
Pero que no te maten, maldita sea.

—No en tu guardia, ¿eh? —ella preguntó.

—Siempre es mi guardia —dijo con gravedad, mirando alrededor de los restos de


la habitación.

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49
Unos minutos después, el capitán DeForest regresó al puente cuando las escotillas
se abrieron y el primero de los cazas salió disparado. La estación había recibido un par
de golpes más, pero ninguno tan mortal como el que golpeó la sala de preparación.

—¿Estado? —preguntó al entrar.

—Los escudos están aguantando. Tenemos daños en tres cubiertas, daños menores
en el casco, la única brecha en la tercera cubierta, sección tres, que ha sido contenida.
Hemos respondido al fuego, pero solo hemos hecho un daño mínimo. Respondió a
nuestros saludos, —Warren evaluó de la situación actual—. ¿El daño a los combatientes
ha sido malo? —Todos en el puente lo miraron en busca de su respuesta.

—Si es bastante malo —les dijo. No tiene sentido ocultar la noticia—. Hemos
perdido ocho pilotos. Seis más están heridos, pero probablemente se recuperen. Dos
cazas resultaron dañados y perdimos al líder de escuadrón. —El puente se quedó en
silencio mientras todo el peso de la información se filtraba—. Pero todavía tenemos una
batalla que librar —dijo asintiendo con la cabeza en la pantalla de visualización. Los
cazas restantes se estaban poniendo en formación de alas.

—¿Quién lidera si hemos perdido a Dunworthy? —preguntó Warren.

DeForest vaciló, sabiendo que la XO no estaría feliz.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—La mayor Lazarus —dijo mordiendo la bala. Warren lo miró fijamente.

—Pero es una civil —objetó tratando de contener su furia.

—Estamos en problemas, Joan. He tenido que tomar una decisión y la he tomado,


—la interrumpió, su expresión deteniendo cualquier protesta que pudiera haber hecho.
De todos modos, por el momento, pensó.

Ninguno de los dos notó la expresión de total conmoción en el rostro de la teniente


Carter Laughlin mientras veía a los combatientes correr tras la estrella de batalla
ulthariana.

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Carter, como oficial superior de comunicaciones, era la persona responsable de


mantener el contacto con los combatientes mientras estaban fuera de la estación. Esta
no era su primera experiencia como oficial de comunicaciones en una situación de 50
guerra, pero era la primera con su amante como líder de escuadrón.

—Zebra al líder de escuadrón. Informe, —envió el mensaje al espacio. Hubo una


vacilación, por lo que repitió—. Informe, líder de escuadrón. —Vamos Kay. Déjame
escucharte.

—Líder de escuadrón de Zebra. Estamos en persecución, —se escuchó la voz de


Lazarus.

—Admitido. —Carter miró a DeForest—. ¿Órdenes, señor?

—Ella sabe qué hacer —respondió—. Sólo dígale que se mantenga en contacto.

—Sí señor. —La teniente se volvió hacia la pantalla—. El capitán solicita que
permanezca en contacto, líder de escuadrón. —Y yo también, fue la adición tácita. Que
Lazarus escuchó.

—Acatado, Zebra. Nos estamos acercando y flanqueando. —La estrella de batalla


era grande y no muy maniobrable, pero sus poderes destructivos eran legendarios—.
Capitán, voy a enviar a los demás para distraerlos de mí. Voy a intentar disparar un tiro
en su núcleo warp primario. —Esta era una maniobra increíblemente peligrosa. Si podía
ponerse en posición, estaba en un lugar extremadamente vulnerable, y si disparaba
exactamente bien, entonces el núcleo warp podría explotar y destruir todo a su paso,
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

incluida ella. Kay Lazarus anunció este plan con tanta naturalidad como si hubiera dicho
que iba a dar un paseo por la explanada.

—Eso es demasiado peligroso, Lazarus. Intenta apuntar a su conjunto de armas en


su lugar. Vamos a paralizarlos y enviarlos a casa, —DeForest se inclinó sobre Carter en
el centro de comunicaciones—. ¿Lazarus? Lazarus, maldita sea. Acepta. —Hubo
silencio del caza. Vamos Kay. Contéstanos, pensó Carter. Continuó el silencio.

Después de lo que le parecieron horas a Carter, pero en realidad fueron solo unos
minutos, un grito llegó a través del centro de comunicaciones. Una voz que DeForest
reconoció como la de Nkwanda Johnson dijo con entusiasmo.

—Lo ha hecho. Ha volado su núcleo warp. Están perdidos.

Carter recuperó su lugar en el centro de comunicaciones.

—Líder de escuadrón, responde. —Esperó un momento—. Kay, ¿estás ahí? —


Ajena a las miradas de sorpresa del resto del puente, dejó escapar un gran suspiro de
alivio cuando volvió la voz de su amante.

—Sí, Carter, estoy aquí. Los hemos puesto fuera de servicio, capitán. Ahora sería 51
un buen momento para enviarles un misil nuclear. Estamos de camino a casa.

—Blanco y disparo cuando todos los combatientes estén de regreso a salvo, —


DeForest asintió al ingeniero de armas. El CO sonrió ampliamente mirando la pantalla
de visualización, contando a los combatientes cuando volvieron a aparecer. Apoyó la
mano en el hombro de Carter, que luchaba por mantener la compostura mientras
observaba a Kay Lazarus guiando a los combatientes a salvo a casa.

₪ ₪₪₪ ₪

Lazarus se sintió un poco decepcionada al no encontrar a Carter Laughlin entre la


multitud de personas admiradas que acudieron a saludar a los héroes que regresaban y
luego se reprendió por esperar algo. Sin duda, Carter todavía estaba de servicio. Sin
embargo, el Capitán DeForest apareció cuando estaban poniendo las naves a dormir.

—Lazarus, te di una orden que desobedeciste deliberadamente, —habló en privado.

—Sí, señor. Me he equivocado —respondió sabiendo muy bien que lo volvería a


hacer.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Él la miró fijamente. Serio.

—Olvídalo. He perdido la cabeza y he olvidado con quién estaba hablando por un


momento. Has hecho un gran trabajo allí. Todos ustedes, —amplificó su voz para incluir
al resto de los pilotos—. Estoy orgulloso de lo bien que se unieron después de la tragedia
esta mañana. Sé que ha sido difícil para ustedes. —Miró alrededor de la habitación
permitiendo que sus emociones se mostraran—. Estamos todos orgullosos de ustedes.
—Les lanzó un ligero saludo y salió de la habitación. Un silencio siguió a su partida
mientras los pilotos volvían a la tarea de comprobar si sus naves estaban dañadas.

Lazarus completó su trabajo y caminó sola de regreso a su habitación alquilada cerca


de la explanada. Se sometió al escáner de retina que le permitió entrar a su habitación,
se quitó las botas y se quedó profundamente dormida al instante. Cuando despertó, era
de noche. Miró el cronómetro y se sorprendió al saber que había dormido ocho horas.
Se levantó y tomó una taza de café del replicador, se quitó la ropa y se dio una larga
ducha. Se estaba secando el pelo con una toalla cuando escuchó un golpe en la puerta.
Se puso la bata y dijo:

—Abrir, —preguntándose dónde había estado Carter.

La puerta se abrió con un silbido y Joan Warren no se movió. Kay Lazarus se quedó 52
paralizada por un momento mientras registraba la situación. Sonrió a Joan Warren, pero
no fue una mirada agradable.

—Hola Joan —dijo.

—¿Que estás haciendo aquí? —Joan Warren entró parcialmente en la habitación,


aunque no lo suficiente como para permitir que la puerta se cerrara—. ¿Por qué has
vuelto?

—Sé que es difícil para ti creerlo, Joan, pero no tiene nada que ver contigo, —
Lazarus se mordió las palabras—. Y no creo que te deba una explicación de lo que hago
o por qué.

—Lazarus, nunca has creído que le debías algo a nadie —espetó Warren.

—No, solo a ti, Joan. Le debo mucho a mucha gente, pero tú no eres uno de ellos
—respondió Kay. Vio a Carter caminar cautelosamente hacia la puerta detrás de Joan
Warren.

—Hoy te has divertido Lazarus, pero el espectáculo ha terminado. Te quiero fuera


de aquí ahora —siseó Warren. De repente se dio cuenta de que Carter estaba allí, la
miró—. Y deja a mis oficiales en paz. No permitiré que los corrompas. —Giró sobre sus
talones y se alejó.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Carter miró con simpatía a Kay que estaba luchando por controlar su ira. La rubia
caminó el resto del camino hasta que la puerta se cerró detrás de ella. Tentativamente
puso sus brazos alrededor de Kay y sintió que se relajaba ante el suave toque.

—Está bien —susurró—. Puedes corromperme si quieres. Probablemente me


gustará.

La morena se rio y la abrazó con más fuerza.

Se abrazaron durante mucho tiempo antes de que Carter se apartara lo suficiente


para mirarla a los ojos.

»Kay, ¿cuál es su problema contigo?

La mayor aguantó un momento más y luego se acercó y tomó su taza de café. Carter,
reconociendo una táctica dilatoria cuando vio una, permaneció en silencio. Kay se
volvió para mirarla y dijo.

—Cuando me destinaron aquí por primera vez, Joan Warren era mi superiora
inmediata. —La piloto hizo una pausa, obviamente incómoda al contar la historia—.
Ella se sentía atraída por mí. No lo ocultó y fue halagador en cierto modo. No era 53
realmente alguien a quien yo... bueno, me permití sentirme atraída por su atracción, si
sabes a qué me refiero. Una noche salimos y tomamos unas copas y una cosa llevó a la
otra. Terminamos durmiendo juntas. —Kay miró a Carter para evaluar su reacción, pero
ésta permaneció impasible. Reuniendo su valor, continuó—. Simplemente no significo
nada por mí. Le dije que no quería involucrarme con ella de esa manera, que me gustaba
trabajar con ella, pero eso era todo lo que quería. Se volvió un poco loca. Empezó a
enviarme cartas y regalos. No me dejaba sola y otras personas se daban cuenta.
Finalmente tuve que decirle en términos inequívocos que simplemente no la quería
como mi amante.

—Se lo tomó a mal, ¿eh? —preguntó Carter, simpatizando vagamente con su XO.

—Peor que mal —respondió—. Comenzó a enviarme a misiones realmente


peligrosas y sin sentido. Me insultaba y me criticaba frente a los otros pilotos. Luego
comenzó a hablar mal de mí con el CO. Él me llamó y me dijo que fuera más respetuosa
con ella, pero creo que se dio cuenta de que algo quedaba fuera de la historia que estaba
contando.

—¿Por qué no le dijiste lo que pasó? Ella era tu superior. No te habrías metido en
problemas —preguntó Carter.

—Fue un asunto personal —dijo Kay con orgullo—. Pensé que podría manejarlo
sin arrastrar todos los detalles sórdidos. Y, de todos modos, ella estaba lista para un
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

ascenso en ese momento y pensé que una vez que la ascendieran, todo se acabaría. Fue
ascendida y a mí me nombraron líder de escuadrón. También luchó contra eso, pero
DeForest estuvo a mi lado. Seguía siendo mi superiora inmediata, pero ya no tenía tanto
tiempo para hacer mi vida miserable.

Kay dejó de hablar. Y la mujer más pequeña dijo:

—¿Y luego todo sucedió con el ataque de Ultharian?

Pero la morena había llegado al final de su capacidad para hablar de ello. Solo
asintió.

»¿Estás bien? —Carter le tomó la mano.

—Estoy bien —le aseguró. Se apresuró a cambiar de tema—. Te he extrañado.


Cuando he despertado me he dado cuenta de que había estado durmiendo durante horas.

Carter la dejó libre por ahora.

—Sí, lo has hecho —respondió—. Esta es la cuarta vez que vengo a ver cómo estás.
He llamado, pero no te has despertado. He hecho que la computadora de la estación te 54
buscara para asegurarme de que estabas aquí. —Se agachó y tiró suavemente del
cinturón de la bata que llevaba—. Me gusta esto. ¿Qué hay debajo?

Kay sonrió y sus ojos adquirieron un tono ahumado.

—Ven aquí. Te lo voy a mostrar. —Se desató el cinturón.

₪ ₪₪₪ ₪

—Así que cuéntame todo de nuevo —dijo Carter más tarde, mientras se acurrucaban
en la cama.

—Cariño, ¿de cuántas maneras puedo contarlo? —A Kay le divirtió la insistencia


de su amante en conocer todos los detalles de la batalla—. Los alcanzamos, los otros
cazas los flanquearon para distraerlos de mí, corté por debajo y por detrás de ellos y tan
pronto como disparé el tiro a su reactor, me desvié directamente hacia arriba fuera de su
camino para que la lluvia radiactiva no me atrapara.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Entonces, ¿cómo es que lo haces parecer tan fácil si el capitán piensa que es tan
peligroso? —preguntó Carter—. No, no te rías. No es gracioso. Necesito saber si me
estoy involucrando... um, con una loca imprudente o un genio táctico.

—Probablemente un poco de ambos, aunque prefiero pensar en un genio, —le


sonrió—. El error que comete la mayoría de la gente cuando intenta disparar a un reactor
es esperar y ver si el disparo alcanza su objetivo. Si ves que lo hizo, estás muerto. Has
esperado demasiado para cortar y correr. Tienes que sentir estas cosas. Es arriesgado.
Tiene razón. Pero era lo correcto hoy en esa situación.

Carter miró hacia abajo y no respondió.

—¿Qué? —dijo Kay.

—Pensaba... hoy, cuando estabas ahí fuera... tenía miedo de que te ibas a lastimar,
—espetó. Las lágrimas brotaron de sus ojos, para consternación de la piloto—. No
podría soportar que te pasara algo. Sé que nos conocemos desde hace tan poco tiempo,
pero todo ha cambiado para mí.

Kay escuchó, acariciando su cabello, balanceándose ligeramente mientras la


sostenía. Las lágrimas de Carter disminuyeron. Finalmente, dijo. 55
—Lo sé. Todo ha cambiado. No sé qué hacer al respecto.

La teniente la miró.

—¿Qué quieres decir?

Kay enjugó las lágrimas del rostro de su amante mientras la miraba.

—No sé qué hacer con el hecho de que vives y trabaja aquí, y yo no. No sé qué hacer
con el hecho de que estoy transportando carga en el espacio profundo once meses del
año. No sé cómo conciliar lo que quiero, y lo que espero que tú quieras, con las
realidades de nuestras vidas.

Carter escuchó las palabras que se habían pronunciado y se habían omitido.

—Lo solucionaremos. Algo surgirá. —Envolvió sus brazos alrededor de Kay—.


Gracias.

—¿Por qué? —preguntó.

—Por hablar de ello. A veces se necesita más valor para decir cómo te sientes que
para pelear una batalla. —Carter astutamente dio en el clavo.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Sí, supongo que a veces ocurre, —la mayor acarició el suave cabello de la rubia.

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Temprano a la mañana siguiente, Kay se despertó con la sensación de una boca en


su pecho enviando sacudidas de placer directamente entre sus piernas.

—¿Cuánto tiempo has estado despierta? —gimió.

—El tiempo suficiente —murmuró Carter. Miró el rostro de su amante. Sus ojos se
habían entrecerrado con lujuria, su cabello revuelto caía con abandono sobre la
almohada que la rodeaba—. Por Dios, eres hermosa —exhaló.

Kay miró a Carter con puro deseo escrito en su rostro. El pulso de la teniente se
aceleró mientras sus manos recorrían el cuerpo de la mujer que amaba. Se movió sin
prisa mientras apartaba la manta y exploraba, besaba y acariciaba cada centímetro de
Kay Lazarus. Ésta se impacientó cada vez más a medida que Carter se tomaba su tiempo, 56
hasta que escuchó un dulce:

—Por favor—proveniente de su amante. Sonrió al pensar en esta hermosa guerrera


rogando por su toque y le dio exactamente lo que le pedía.

₪ ₪₪₪ ₪

—¿Quieres más café? —le preguntó a Kay, besándola en la parte superior de la


cabeza mientras caminaba hacia el replicador.

—Creo que he tenido suficiente estimulación por esta mañana, gracias —respondió
con un suspiro profundamente satisfecho. Carter sonrió un poco con suficiencia y se
sirvió otra taza.

La rubia se sentó en la pequeña mesa frente a su amante y se puso más seria.

—¿Qué vas a hacer con Joan Warren?

—Nada —respondió—. A menos que fuerce el problema o te dé problemas. Ya no


es mi oficial superior. No puede obligarme a salir de la estación solo porque no le agrado.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Tengo una cierta cantidad de tiempo para hacer que mi nave esté lista y no puede
cambiar las reglas solo por mí.

Ante la opinión de Kay de que la XO puede causarle problemas, Carter frunció el


ceño.

—¿No sería mejor seguir adelante y enfrentar la situación? Tal vez si te sentaras y
hablaras con ella podrías llegar a una especie de entendimiento. —Al ver la expresión
del rostro de la morena, corrigió—: O no.

—No la conoces como yo —dijo la piloto—. Es una chiflada.

—Quizás ha cambiado...

—No. La viste aquí, Carter. Estaba furiosa conmigo por solo estar aquí. Soy una
seria amenaza para ella por alguna razón pervertida en su cerebro.

—Tal vez te deje en paz ahora que tiene que acosarme —bromeó Carter, pero con
un tono un poco preocupado—. No te dije que ayer tuvimos palabras en el puente frente
a todo el personal superior.
57
Una ceja elegante se levantó cuando una expresión peligrosa se deslizó en el rostro
de Kay.

—¿Sobre?

—Sobre con quién paso mi tiempo libre —le informó—. Le dije que no era asunto
suyo.

—Ten cuidado, Carter. Es más peligrosa de lo que te imaginas —dijo la mayor con
practicado control—. La subestimé hace unos años, pero no volverá a suceder. —Esbozó
una sonrisa tensa para su amante, sabiendo muy bien que, si Joan Warren le hacía daño
a un cabello en la cabeza de esta dulce mujer, estaría en la pelea de su vida.

—Lo haré. Hablando de personal superior, tengo una reunión en una hora. Tengo
que prepararme para ir —le dijo la rubia de mala gana—. Ya te extraño.

—Llámame cuando tengas un descanso y te veré —le dijo Kay—. Y voy a intentar
reunirme con DeForest hoy. Tengo una idea.

₪ ₪₪₪ ₪
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Creo que razonablemente podemos esperar represalias —anunció el capitán


DeForest en la reunión de personal superior—. No sé cuánto tardará Ulthar en responder
a la destrucción de su estrella de batalla, pero imagino que sucederá bastante rápido.
Estamos en un mal lugar aquí. Perdimos una cantidad significativa de nuestros pilotos
en el ataque ayer. Perdimos dos cazas y algunos otros sufrieron daños. Ojalá los hayan
reparado cuando los necesitemos. Envié un mensaje a la Federación solicitando pilotos,
pero la respuesta que he obtenido era menor de la que esperaba. Cada estación y colonia
se está preparando para lo peor y son reacios a prestar a nadie.

—¿Así que somos presas fáciles? —preguntó el ingeniero de armas.

—No exactamente —respondió DeForest—. No nos van a tomar por sorpresa


nuevamente y eso es algo. Creo que, si estamos preparados, podemos esperar
razonablemente defendernos. —El resto del personal lo miró con recelo—. Estoy abierto
a sugerencias —espetó.

—Creo que deberíamos evacuar a todos los civiles y al personal no esencial —dijo
Joan Warren—. Si podemos enviarlos a la colonia más cercana, sería un dolor de cabeza
menos.

—Esa es una posibilidad —respondió el capitán—. John, ¿qué piensas? 58


El oficial de seguridad asintió.

—Creo que es una buena idea si empezamos de inmediato. Los ultharianos no van
a molestar a las pequeñas naves civiles. No hay ganancia en eso. Creo que en realidad
estarían más seguros en sus naves o en tierra.

—Está bien. ¿Qué más? —DeForest miró atentamente la habitación.

John Lyra habló de nuevo.

—Señor, si puedo sugerir... —hizo una pausa y miró al XO—. Tenemos un recurso
muy valioso aquí en la estación en este momento. La mayor Lazarus es la mejor táctico
de batalla que hemos tenido y me parece que...

—No, —lo interrumpió XO Warren—. En primer lugar, no es mayor. Renunció a


su cargo. En segundo lugar, es civil y eso rompe todos los reglamentos. En tercer lugar,
salió ayer y desobedeció una orden directa del capitán. En cuarto lugar, ella...

—Nos hacemos a la idea —dijo el CO. Respiró hondo y pareció armarse de valor—
. Lo tomaré en consideración.

—Señor, no puede —protestó Warren.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

James DeForest miró a Warren a los ojos y lo que sea que vio allí la hizo abandonar
su protesta por el momento. Durante este intercambio, Carter se sintió dividida entre el
regocijo de que su amante pudiera quedarse en la estación y la desesperación de que
estuviera en peligro tanto por los ultharianos como por su XO. Tambaleándose por el
giro repentinamente muy personal que había tomado la discusión, no se dio cuenta por
un momento de que todos los ojos estaban puestos en ella. Al darse cuenta de que el CO
había hablado, se vio obligada a preguntar.

—Le ruego que me disculpe, ¿señor?

—Le he preguntado si tenía alguna participación en esta discusión, teniente —


repitió el capitán.

—Yo, ¿señor? —Carter se detuvo. DeForest continuó mirándola—. Todo lo que sé


sobre el desempeño de la mayor Lazarus como piloto son los resultados de ayer. Me
impresionó. —Ignoró el bufido de disgusto proveniente de su XO—. Creo que
deberíamos usar todos los recursos disponibles para nosotros, capitán. Si ella está
dispuesta a quedarse, y francamente, puede ser un gran sí. —Carter miró a su XO y
luego volvió a mirar al CO.

—Capitán, también creo que las patrullas deberían duplicarse. —John Lyra cambió 59
la conversación. La reunión continuó, la cabeza de Carter llena de Kay Lazarus. Cada
vez que miraba en dirección a Joan Warren, encontraba los ojos de su XO mirándola
fríamente.

Finalmente, la reunión terminó y cuando Carter comenzó a levantarse, escuchó que


el CO le pedía que se quedara un momento. La habitación se vació y la teniente estaba
un poco consternada al encontrarse sola con el capitán y XO Warren. DeForest esperó
un momento mirándolas a los dos.

—¿Hay algo más? —le preguntó a la XO.

—No señor. Pensaba que si tenía un problema con alguien bajo mi mando debería
quedarme —le dijo.

—Eso no será necesario esta vez. Gracias —dijo, despidiéndola. Después de una
última mirada rápida a la ingeniera, salió de la habitación.

El capitán DeForest esperó hasta que la puerta se cerró detrás de Joan Warren antes
de volverse hacia Carter.

—Bueno, teniente Laughlin —dijo—. ¿Qué está pasando con usted y la XO?

Carter se sonrojó ante su franqueza.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Señor, ¿a qué se refiere?

—Siempre ha sido un excelente oficial, teniente. Pero la XO me dice que ha estado


holgazaneando los últimos días.

La rubia se sorprendió, pero se obligó a mantener la calma.

—No que yo sepa, señor. No me ha dicho nada. He estado trabajando en los mismos
turnos que todo el personal superior. —Intentó con todas sus fuerzas mantener el tono
defensivo fuera de su voz.

DeForest la miró con atención.

—Nunca he tenido ninguna queja sobre usted, teniente Laughlin. Dejémoslo así. No
le dé a la XO ninguna munición para usar contra usted. —Hizo una pausa—. Soy
consciente de su animosidad hacia la mayor Lazarus. No tendré otra lucha de poder aquí
en medio de todo lo demás. Solo le pido que se mantenga fuera de su camino tanto como
sea posible hasta que esto pase.

Carter asintió.
60
—Sí señor. Lo entiendo, pero no estoy buscando problemas. Parece que han venido
a buscarme.

—Soy consciente del problema, teniente. Le estoy pidiendo que me ayude a


ayudarla. —Se volvió hacia la pantalla de visualización y miró las estrellas. Eso es todo,
teniente. Continúe.

—Sí señor. —Carter se volvió para salir por la puerta.

₪ ₪₪₪ ₪

Después de que Carter se fue a su reunión, Kay se duchó, se vistió y llamó a James
DeForest. Dejó un mensaje solicitando una reunión con él lo antes posible. Cogió su
PIChip y se dirigió a la explanada para desayunar. Después de pedir comida, dejó que
la pantalla de video le diera las noticias. Todavía no había noticias de la colonia Gamma,
lo que no auguraba nada bueno. En este caso, la ausencia de noticias probablemente era
una mala noticia. Tampoco había habido nuevos ataques del enemigo. Eso significaba
que probablemente se estaban reagrupando para enfocar un ataque más concentrado en
un objetivo. Eso es lo que haría, pensó. Y ese objetivo podría muy bien ser DSS Zebra.
Si los ultharianos atacaran a Zebra, pensó, sería para destruirla por completo como base
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

militar. No se molestarían con una invasión con toda probabilidad. Demasiado riesgo
por muy poca ganancia. Este tipo de comercio les interesaba poco. Por lo tanto, sería
esencial sacar a todos los civiles de la estación lo antes posible.

La pantalla emitió un pitido para alertarla de un mensaje entrante.

—Buenos días, —apareció la imagen del capitán DeForest—. Qué coincidencia


recibir tu mensaje. Iba a solicitar un minuto de tu tiempo esta mañana.

—Buenos días—respondió Kay—. Tengo un par de ideas que me gustaría discutir


con usted, si puedo. ¿Cuándo sería un buen momento?

—En realidad, ahora —respondió—. ¿Está ocupada?

—No, no lo estoy —respondió con una sonrisa.

—Entonces, encuéntrame en mi oficina en diez minutos, —se despidió.

Lazarus sacó su PIChip cerrando la terminal y se dirigió a la oficina del CO. Al


llegar a su puerta al mismo tiempo que él, entraron juntos y la puerta se cerró
rápidamente detrás de ellos. La oficina era la típica oficina de una estación espacial, 61
excepto que era un poco más grande que el resto. Contenía un escritorio ordenado, un
par de sillas incómodas en el lado del escritorio del visitante y una mejor en el lado del
CO. Solo uno de los tres terminales disponibles para él estaba activo.

—He tenido una idea... —empezaron ambos, luego se rieron.

—Usted primero —dijo Lazarus.

—Está bien. Ha habido una discusión en la reunión de personal esta mañana sobre
nuestra falta de recursos en este momento, y tu nombre ha sido mencionado. A algunas
personas les ha parecido que usted es una fuente valiosa de información ahora mismo
cuando la necesitamos, —la miró con atención.

—¿Puedo preguntar quién mencionó mi nombre? —preguntó Kay neutralmente.

—Creo que ha sido John Lyra. El consenso general era que eres la mejor táctico de
batalla que esta estación ha tenido a bordo, aunque ha habido una excepción a este
consenso —continuó—. Una excepción bastante vehemente. La verdad del asunto es
que, si bien me encantaría encontrar una manera de que regreses a bordo mientras dure
esta situación, hay algunas cosas que me preocupan. La primera, por supuesto, es si te
interesa o no.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Sí, señor, me interesa —respondió Lazarus sin dudarlo—. ¿Qué otras


preocupaciones tiene? —Estaba bastante segura de saber cuáles serían esas
preocupaciones, pero era mejor para él expresarlas.

—Mi segunda preocupación es cómo introducirla legalmente a un asunto militar —


dijo.

—Tengo una idea al respecto —le dijo Kay—. Para eso quería verlo. Creo que no
es extraño que la Federación contrate consultores civiles. A partir de ahí, es solo un
pequeño paso para conseguirme un caza, especialmente si tengo un oficial a bordo
conmigo.

DeForest parecía interesado.

—Siga.

—He pensado que, si la Federación me contrata como consultor civil, y usted les
dice a los poderes fácticos que estaré supervisada en todo momento por un oficial en el
que confía podría funcionar. Especialmente porque nosotros... quiero decir, están tan
bajo en pilotos ahora mismo. Asígneme un oficial de enlace para mí, —Lazarus lo miro
con confianza. 62
—He solicitado más pilotos y me han notificado que no estarán disponibles pronto
—dijo pensativo—. Déjeme reflexionar sobre esto, pero creo que podría funcionar.
Puedo desarrollar los detalles con los jefes. Mientras tanto, considérese en el personal.
Mi tercera preocupación es Warren. No está contenta con la idea de que trabaje aquí en
cualquier capacidad. Me ocuparé de ella, pero le pediría que la esquive tanto como sea
posible. Acabo de tener esta misma conversación con nuestra ingeniera superior de
comunicaciones. Tal vez debería asignarla como oficial de enlace y matar dos pájaros
de un tiro.

Kay lo miró fijamente.

—¿La teniente Laughlin? —preguntó.

—Sí —respondió—. Oh, es cierto. La conoces, ¿no? La escuché llamarle por su


nombre de pila ayer cuando salió. Ni siquiera sabía que tenía un nombre de pila —
bromeó. Su sonrisa se desvaneció cuando registró la expresión de su rostro—. ¿Hay
algún problema?

Kay vaciló.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No, señor. Es solo que creo que alguien con más experiencia en batalla sería una
mejor opción —dijo no queriendo poner a Carter en más peligro del que ya estaban
todos.

—Francamente, probablemente esté más segura en un caza con la mejor piloto que
atrapada en la estación. Y cualquiera con más experiencia en batalla será más útil en
otros lugares. Ella es una oficial entrenada y muy buena, Lazarus.

—Sí, señor, estoy segura de que lo está, —la piloto cambió abruptamente de
opinión. Era mejor tener a Carter con ella donde pudiera protegerla que mirar desde la
distancia mientras la estación era atacada. Por supuesto, ninguna de ellas podría
sobrevivir a esto sin importar dónde estuvieran.

—Entonces está decidido. Hablaré con Carter y Warren para que se la reasignen —
le dijo, y pasaron a discutir la logística y las tácticas que emplearían en los próximos
días.

63
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Parte 4

La primera oficial Joan Warren estaba furiosa. Salió de la oficina del CO y regresó
a sus aposentos a pesar de que todavía faltaba una hora hasta que la relevaran en el
puente. Se detuvo para el escaneo de retina que le permitió ingresar a sus habitaciones,
luego repitió el escaneo más un escaneo de voz para acceder a su terminal estrechamente
controlada. Manipuló el enlace de comunicación ya sobreprotegido para abrir una línea
exterior codificada. Envió su mensaje críptico con una sensación de anticipación triste,
y luego regresó al puente para pasar el tiempo hasta que recibió una respuesta.

₪ ₪₪₪ ₪

Al final de su turno, la teniente Carter Laughlin estuvo en la oficina del CO por


64
segunda vez ese día.

—Señor, ¿quería verme?

—Sí, teniente, así es. A partir de hoy, la he relevado de su deber de puente mientras
dure esta situación con los ultharianos.

Carter palideció.

—Señor, no sé qué hice para que perdiera la fe en mí, pero no...

—No ha hecho nada malo, teniente. La voy a reasignar como oficial de enlace.
Lazarus está tomando el puesto como consultora civil, y quiero que la ayude con lo que
necesite. Esto incluirá misiones de combate volar con ella si eso fuera necesario. De
hecho, no se le permitirá volar sin usted. ¿Está preparada para eso?

La hermana Conejo está siendo arrojada a la madriguera, pensó Carter exultante.

—Sí, señor, lo estoy —respondió con calma—. Agradezco la oportunidad. —


¿Cómo hizo esto? se preguntó la rubia.

—Me reportará directamente a mí. ¿Entendido? —preguntó DeForest. La teniente


entendió la implicación de que el XO estaba al margen.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Sí, señor, —Carter se preguntó cómo había reaccionado XO Warren a esta


noticia. Nada bien, era su suposición. Sí, pensó que sería prudente evitar la XO por
ahora. Cuando se despidió del CO, su mente se puso a pensar en las ventajas que le
brindaría esta asignación. En primer lugar, tenía que estar con Kay. En segundo lugar,
era relevada de su deber bajo la XO, que obviamente quería hacerle la vida imposible.
En tercer lugar, entrar en acción llevaba consigo promoción más rápida a través de la
Federación en caso de que decidiera permanecer en el servicio. Hace una semana, ese
pensamiento nunca se le habría pasado por la cabeza. Tenía toda la intención de ser una
oficial de carrera y estaba en la vía rápida para avanzar. Ahora todo era diferente. El
cambio es lo único que es coherente, pensó irónicamente.

Caminó rápidamente de regreso a las habitaciones de los oficiales mientras


reflexionaba sobre los cambios de los últimos días. Al entrar en sus habitaciones, se
alegró de ver que tenía un mensaje esperando. Tenía la intención de encontrarse con
Kay Lazarus durante unos minutos durante su descanso, pero de alguna manera ese
descanso nunca había llegado.

—Recuperar —instruyó a la terminal.

Cuando apareció la imagen de Kay, Carter sintió que una sonrisa tonta se dibujaba
en su rostro sobre la que no tenía control alguno. 65
—Hola Carter —dijo la imagen sonriente—. Llámame cuando entres. Tenemos
cosas que discutir, —la voz de la morena bajó un registro—. Y tengo hambre. —La
imagen desapareció, pero la sonrisa de Carter no lo hizo. Le dijo a la terminal que la
conectara con las habitaciones de Lazarus.

Después de un momento, apareció Kay.

—Hola —dijo feliz.

—Hola —respondió la ingeniera mirando el rostro que había anhelado ver todo el
día—. Así que tienes hambre, ¿eh?

—Sí, —Kay la inmovilizó con esos ojos azul hielo—. Estoy segura.

Carter suspiró.

—¿Por qué no recoges algo y vienes a mi habitación? Necesito comer y hacer


ejercicio, y sobre todo necesito verte.

—Está bien, —le sonrió—. Estaré allí en unos minutos.

—¿Kay?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—¿Sí?

—Trae tu cepillo de dientes, —la rubia le sonrió dulcemente.

₪ ₪₪₪ ₪

Carter había reemplazado su uniforme con ropa deportiva y estaba terminando sus
ejercicios de yoga cuando sonó la puerta para avisarle que había alguien allí.

—Entra —dijo abriendo automáticamente la puerta. Kay Lazarus entró y puso un


recipiente en la pequeña mesa. Sin apartar los ojos de su amante, se movió lentamente
hacia donde estaba, colocó su mano derecha detrás de la cabeza de Carter y agarró
firmemente su cabello. Le echó la cabeza hacia atrás, se inclinó para encontrar los labios
de la rubia con los suyos y la besó con tanta profundidad y pasión que la teniente sintió
que sus rodillas cedían. Al darse cuenta de que básicamente se había desmayado,
envolvió una pierna en la cintura de Kay. Las manos de la mayor se movieron debajo de
Carter y la levantaron mientras envolvía su otra pierna en la morena. En este abrazo, 66
Kay llevó a Carter a su litera. Entonces estaba acostada en la cama con Kay encima de
ella que estaba diciendo cosas realmente perversas y haciendo cosas maravillosas con
su lengua. La teniente agradeció que estuviera acostada porque de lo contrario
seguramente se habría caído.

Más tarde, mientras estaban sentadas comiendo la comida que Kay había traído,
Carter dijo.

—Hoy me ha pasado la cosa más divertida.

Su amante, al sentir la trampa, sonrió y mordió.

—Oh, ¿sí?

—Sí. Me han llamado a la oficina del CO después de mi turno y me han relevado


del deber de puente. Ahora tengo que ser acompañante de algún civil.

—Eso es una lata —dijo la piloto con una expresión de falsa simpatía.

—No es broma. Y la peor parte es, —Carter hizo una pausa y miró dramáticamente
de un lado a otro—. Voy a tener que pasar todo el día, todos los días con ella.

—Eeeww, eso es asqueroso, —Kay asintió solemnemente. Más en serio,


preguntó—: ¿Cómo te sientes realmente con esto?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Creo que es genial —le dijo—. Al principio estaba un poco sorprendida de que
no iba a trabajar más en el puente, pero luego, cuanto más lo pensaba, mejor sonaba.
Voy a obtener experiencia de combate en vuelo y estaré contigo. Me parece una
aventura.

—Sí —dijo la morena—. Es la parte del combate lo que me tiene un poco


preocupada. Tu vida estará en mis manos y esa es una gran responsabilidad. Además,
está el hecho de que te encuentro más que un poco distractora. Voy a tener que aprender
a separar el trabajo de mi vida personal con mi amante.

Carter sintió que un escalofrío recorría su espalda ante esas palabras. Mi amante.
Observó a Kay mientras hablaba, la orgullosa inclinación de su barbilla, los ojos azul
pálido que pasaban del hielo al humo en un espacio de una palabra. Conocía la
reputación de Lazarus como piloto y líder. Estaba un poco desconcertada por lo que esta
deslumbrante mujer vio en un genio de la ingeniería como ella.

Kay miró a Carter con estudiada indiferencia. ¿Qué demonios veía esta joven
brillante y extrovertida en una marginada como ella? Su obvia amabilidad y voluntad de
ver lo mejor en todos revelaban un toque de ingenuidad y, sin embargo, había llegado
al puente de una estación espacial profunda a una edad relativamente joven. Eso
indicaba un grado de astucia política que logró mantener en secreto. Era un libro abierto 67
y una especie de enigma.

—No creo que separar el trabajo del juego sea un problema —le dijo la teniente—.
Estoy ansiosa por aprender de ti. De hecho, podría ser una ventaja para nosotras tener a
alguien con quien estás realmente conectado como compañera.

Una compañera. Kay sonrió al oír eso.

—Ese es un punto de vista positivo. Me gusta.

Carter se sintió absurdamente complacida con estas pequeñas palabras de elogio de


su amor.

—Sabes que realmente no he volado en un caza demasiadas veces.

—A partir de mañana saldremos mucho de reconocimiento y para familiarizar a los


pilotos conmigo y los tipos de formaciones que me gusta usar. Tengo algunos trucos
para enseñarles.

—Ooh, estoy emocionada, —sonrió Carter—. Vamos a ver el caza.

—Está bien, —acordó Kay—. Voy a traer también mi ropa de trabajo. Necesito algo
de ejercicio que se realice en vertical.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

La rubia se rio.

—Vámonos.

₪ ₪₪₪ ₪

Los siguientes días fueron de felicidad para Carter. La habilidad de Kay Lazarus
como piloto era alucinante. Se sentó a los controles como si hubiera nacido allí y manejó
al caza con facilidad y gracia. La ingeniera quedó profundamente impresionada, pero
cuando vio lo inspirados que estaban los otros pilotos por la presencia de Kay, se
permitió reconocer un silencioso orgullo por la habilidad de su amante. Mientras tanto,
Carter se familiarizó con montar en el asiento del acompañante. Rápidamente aprendió
todos los detalles técnicos de los sistemas de armas y escudos. El sistema de
comunicaciones no era nada nuevo para ella, pero se familiarizó con todos los rincones
a bordo. Pronto se sintió tan cómoda en el caza como nunca lo había hecho en el puente.
Sabía que parte de ese consuelo se derivaba del conocimiento de que Kay Lazarus estaba
sentada a su lado como piloto del caza. Kay la hacía sentir segura. 68
Un día, cuando Lazarus estaba instruyendo a los cazas en una táctica de golpear y
correr diseñada para molestar y confundir al enemigo, Carter dijo.

—Deberías escuchar la forma en que los otros pilotos hablan de ti. Todos están
tratando de ser tan buenos como tú. Por supuesto, ambas sabemos que eso no es posible,
—le sonrió, su admiración claramente escrita en su rostro.

Kay la miró con inquietud y no respondió. Carter empezó a preguntarse qué había
dicho mal cuando la piloto finalmente habló.

—No quiero que me adoren como un héroe. No lo merezco. Soy responsable en


última instancia de la vida de todos estos pilotos, y si los llevo a una mala situación...

La angustia en su expresión hizo que la teniente se revolviera.

—Cariño, lo que pasó hace años no tiene nada que ver con lo que está sucediendo
ahora. Estás aquí liderando el escuadrón porque eres la mejor piloto para el trabajo.
DeForest no te habría enviado si eso no fuera cierto. No estaría aquí si no lo creyera y
el resto del escuadrón no estaría dispuesto a seguirte si no fuera cierto. Has reunido a
todo el equipo. Son más agudos y más concentrados que lo han sido alguna vez. Y es
gracias a ti. —Observó a su amante—. Y si quiero adorarte como un héroe, lo haré.

Kay sonrió un poco triste.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Ese día... —Se detuvo y luego comenzó lentamente de nuevo—. Ese día en que
todo salió mal, fue el peor día de mi vida. Fue como si estuvieran en la sala de
preparación con nosotros. Sabían cada táctica antes de que nosotros la hiciéramos.
Conocían nuestras estrategias, conocían nuestras formaciones, era casi como si
estuvieran presentes en la reunión y estuvieran conectados a nuestros enlaces de
comunicación. Nunca algo me había ido tan mal. Todo lo que habíamos planeado, tenían
una respuesta esperándonos. Fue espeluznante. Y la peor parte fue que no había nada
que pudiera hacer al respecto, excepto ver a los combatientes siendo eliminados uno por
uno. Ni siquiera pudimos retirarnos. Tuvimos suerte de salvar a tantos como lo hicimos.

Carter escuchó a Kay Lazarus hablar sobre el incidente que llevó a la renuncia de
su cargo con una sensación de aprensión. Dejó que la morena hablara sin interrupciones
ni preguntas, sabiendo lo difícil que era recordar el día que le había causado tanto dolor
y culpa. Cuando Kay terminó de hablar se las arregló para decir una pequeña cosa
reconfortante que atrajo una mirada de agradecimiento de su amante. Pero Carter volvió
a su trabajo dándole vueltas en su cabeza, asqueada por la idea que había sembrado la
historia de Kay.

₪ ₪₪₪ ₪ 69

Al final del entrenamiento de ese día, mientras dejaba el caza, Kay preguntó:

—¿Quieres ir al gimnasio conmigo? —Se habían deslizado fácilmente en una rutina


juntas que incluía un entrenamiento extenso al final de la jornada laboral.

—No lo creo, —Carter evitó mirarla—. Tengo algunas cosas que necesito poner al
día. Te veré más tarde esta noche, ¿de acuerdo?

—Oh, —el rostro de Kay permaneció impasible—. Está bien. Tal vez te llame más
tarde.

La rubia se acercó de inmediato y puso la mano sobre su brazo. La piloto se las


arregló para no apartarse, pero Carter se dio cuenta de que requería un esfuerzo.

—Kay, tengo una idea sobre algo que necesito comprobar. Es importante.

—Bien —dijo, pero la rubia se dio cuenta de que estaba todo menos bien.

—¿Qué pasa? ¿He hecho algo que te haya molestado?


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No, por supuesto que no, —Carter sintió que el nivel de tensión de Kay descendía
ligeramente—. Pensaba que tal vez... —Se detuvo.

—¿Qué? —preguntó la teniente gentilmente.

—Pensaba que tal vez estabas asustada por la historia que te conté hoy. No me has
dicho dos palabras desde entonces.

—Oh, cariño, no. No, —Carter se arrepintió de inmediato—. He estado pensando


en ello, pero no de la manera que tú piensas. No he perdido ni un ápice de fe en ti. Sigues
siendo la única razón por la que estaría allí en lugar de en el puente.

—¿Estás segura? —la morena examinó su rostro con atención.

—Absolutamente. Te amo, Kay. No hay nada que puedas decir sobre tu pasado que
me haga cambiar de opinión sobre eso, —la miró intensamente a la cara—. Y si lo único
que puedes decir sobre el futuro es que no me quieres en él. E incluso eso no cambiaría
la forma en que me siento.

La piloto estaba demasiado aturdida para hablar durante un minuto.


70
—Tenías que decir eso aquí, ¿eh? En la sala de preparación con todos alrededor para
que no pueda besarte.

Carter sonrió.

—Se siente como si lo hubiera dicho mil veces antes.

Kay nunca apartó los ojos de los de su amante.

—También te amo, Carter —dijo en voz baja—. Ahora ve a hacer lo que tienes que
hacer, y luego ven a buscarme. Estaré en mis habitaciones.

—Está bien, —la rubia se mostró reacia a dejar ir a su amante—. Pero me voy
acordar que me debes un beso.

—Oh, lo conseguirás. Con interés.

₪ ₪₪₪ ₪
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Hola, Lazarus, —John Lyra la saludó con un gesto en el pasillo mientras


caminaba hacia sus habitaciones—. ¿Cómo va todo jefa?

—Hola, Johnny, —lo miró con cariño—. Supongo que estás bastante ocupado estos
días, ¿eh?

—No tan ocupado como tú —respondió. Kay se sorprendió un poco por su tono
sonriente—. Quiero decir, ya sabes, con todo el entrenamiento que has estado haciendo,
—se apresuró a aclarar. Había escuchado los rumores sobre Lazarus y la teniente
Laughlin como todos los demás a bordo de la estación. En un entorno cerrado, como la
estación espacial, el círculo era pequeño y el rumor era más rápido que la red central.

—Sí, —lo miró con recelo y decidió dejarlo pasar—. Ha sido frenético, pero
productivo. Son un buen grupo.

—¿Tienes tiempo para comer algo? —preguntó—. Apenas te he visto mucho desde
que estás aquí.

—Lo siento, Johnny —dijo—. Tengo que repasar algunas formaciones antes del
entrenamiento de mañana. Quizás en otro momento. —Vio su decepción rápidamente
disimulada—. Pronto —corrigió. 71
—Claro —dijo—. Pronto. Te veré más tarde. —Kay lo vio irse tratando de quitarse
de encima la sensación de que lo había decepcionado. Realmente tenía trabajo que hacer,
pero Johnny había sido un buen amigo. Pronto tendría que hacer tiempo para él. Se
movió resueltamente hacia sus aposentos reflexionando sobre sus sentimientos de
inquietud.

₪ ₪₪₪ ₪

Carter ingresó su PIChip en la terminal de comunicaciones en ingeniería y solicitó


un diagnóstico de nivel de seguridad. Después de someterse al escaneo de retina para su
autorización, comenzó a ingresar los parámetros de su búsqueda. Sin encontrar nada,
pensó por un momento y redujo su búsqueda. Una vez más, no encontró nada. Pensando
que debía haberse equivocado, comenzó a quitar su PIChip dándose por vencida cuando
se le ocurrió una idea. Reiniciando la búsqueda desde cero, ingresó nuevos parámetros.
La información comenzó a desplazarse por la pantalla. Te tengo, pensó.

Al registrar sus hallazgos en su PIChip, decidió regresar al hangar donde estaban


atracados los cazas. Abrió la escotilla de la nave que ella y Kay habían estado volando
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

ese día, se deslizó dentro y cerró la escotilla detrás de ella. Deslizándose por debajo de
la consola, comenzó a repasar al caza centímetro a centímetro. Estaba desmontando el
tercer transceptor cuando encontró el pequeño disco que no pertenecía allí. Sintiéndose
enferma por las implicaciones, se guardó el disco en el bolsillo y continuó su búsqueda.
Eso fue todo lo que encontró, pero era suficiente. Después de que tuvo todo en su lugar
donde pertenecía, se escabulló, tiró de su cuerpo ahora rígido hacia arriba y miró el
cronómetro. Asombrada por el tiempo que había pasado, se apresuró hacia la puerta de
la escotilla y nunca vio la culata del phaser que le golpeó detrás de la cabeza.

₪ ₪₪₪ ₪

Kay Lazarus se duchó y se puso su ropa deportiva. Aun sintiéndose vagamente


culpable por rechazar a John Lyra, decidió dejar el gimnasio por la noche y ocuparse en
la sincronización de las formaciones en las que habían trabajado ese día. Se cambió de
nuevo a una túnica y caminó descalza hacia su terminal. Al insertar su PIChip, que había
sido actualizado a estado militar temporal, comenzó a descargar y organizar los datos.
Finalmente, sintió como si su cuerpo se derrumbara sobre sí mismo y miró la hora. 72
Habían pasado horas. ¿Dónde estaba Carter? Se sintió un poco cautelosa al llamarla
después de su conversación anterior. Supongo que llegará aquí cuando llegue, pensó.

Trató de calmarse y continuar con su trabajo, pero a medida que pasaba el tiempo,
su ansiedad aumentaba exponencialmente. ¿Dónde estaba Carter? Decidiendo escuchar
sus instintos, interrogó al terminal.

—Localice al teniente Carter Laughlin —dijo.

—La teniente Carter Laughlin está en el hangar de combate —dijo la voz de


computadora de género neutral.

—Dile que se ponga en contacto con Kay Lazarus —le dijo a la terminal.

—No hay respuesta —respondió la computadora.

Kay se puso las calzas y las botas en segundos y salió por la puerta. Volando por los
pasillos, reinaba en su pánico sabiendo que necesitaría una cabeza fría si algo andaba
mal. Y algo andaba mal. Podía sentirlo. Irrumpiendo en el hangar, una rápida mirada a
su alrededor no le mostró nada. Corrió hacia el caza que ella y Carter habían volado ese
día y abrió la escotilla. Y allí estaba acostada de costado en el suelo. Una mancha de
sangre enmarañada en su cabello rubio en la base de su cráneo. La piloto sintió que el
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

fondo de su mundo se caía. Caminando hacia la consola, activó el enlace de


comunicación.

—Necesito un médico inmediatamente en el hangar de combate —dijo con más


calma de lo que hubiera creído posible.

—¿Cuál es el problema? —preguntó el operador del centro médico.

—Lesión en la cabeza, tal vez más —respondió.

—No mueva al paciente. Allí estaremos —respondió la voz.

Kay volvió a donde estaba Carter. Se arrodilló junto a ella y le buscó el pulso, que
era rápido y errático. Le apartó un mechón de pelo de los ojos.

—Carter —llamó suavemente a su amante inconsciente—. Carter, despierta.


Vamos, cariño, despierta. —Los párpados de la rubia se agitaron y gimió—. No te
muevas, la ayuda está en camino. —Kay mantuvo quieta la cabeza de su amante,
hablándole en voz baja hasta que los médicos entraron por la puerta abierta del caza.

Kay la soltó de mala gana mientras los médicos la estabilizaban para transportarla a 73
la enfermería. Mientras la levantaban para sacarla de la nave, la mayor sintió los ojos de
una de las médicas sobre ella. Tardó un momento en ubicar a la mujer que la estaba
mirando. Sarah Morrison, brevemente interesada por Carter antes de que ella apareciera,
le dio una débil sonrisa a Kay.

—Intenta no preocuparte. Nos ocuparemos de ella —le dijo. Ella asintió en silencio
y se apresuró detrás de los médicos mientras se llevaban a Carter.

Una vez que llegaron al centro médico, Carter fue apartada de la vista de Kay y se
vio obligada a sentarse y esperar. Solo pasaron unos minutos antes de que John Lyra
entrara en la sala de espera.

—¿Qué ha pasado? —preguntó sin preámbulos.

—No lo sé, —Kay sintió que algo como miedo o pánico subía a su pecho. Tenía que
detenerse y controlar sus emociones antes de poder continuar—. La encontré así.
Obviamente alguien la golpeó. No había nada fuera de lugar que pudiera decir.

—¿Dónde?

—En el hangar.

—¿Cuándo la has visto por última vez? —preguntó gentilmente.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Cuando terminamos el entrenamiento de hoy. Me ha dicho que tenía algunas


cosas que quería revisar —contestó.

—¿Te ha dicho qué? —miró a Kay con curiosidad.

—No —dijo impaciente con su interrogatorio cuando su amante yacía herida en la


habitación contigua.

En ese momento Sarah entró en la habitación desde el área donde habían llevado a
Carter.

—Está estable. Todavía no está consciente, pero sus signos vitales están mejor.
Tiene una conmoción cerebral. Puedes ir a verla si quieres —le dijo a Kay.

La morena siguió a Sarah de regreso a una habitación donde Carter yacía conectada
a monitores. Parecía tan pequeña e indefensa que la piloto sintió que se le llenaban los
ojos de lágrimas antes de que pudiera detenerlas. Sarah miró hacia otro lado, pensativa,
y se acercó a una silla en la esquina. Después de darle a Kay un minuto para calmarse,
tomó una bolsa y se la entregó.

»Esta es su ropa y las cosas personales que tenía puesta. Faltaba su PIChip, así que 74
quizás quieras volver a buscarlo.

Kay echó un vistazo en la bolsa y vio ropa, un reloj y botas.

—Todavía debe estar en el caza. —No estaba preocupada por eso. Sería
increíblemente difícil para alguien robar su información personal, software y créditos
sin someterse a un escaneo de retina—. Le pediré a John que lo busque —dijo.

—¿Buscar qué? —John asomó la cabeza por la puerta.

—Su PIChip —dijo Kay—. No estaba con sus otras cosas. —La trivialidad de un
PIChip perdido cuando Carter estaba en peligro la estaba poniendo rápidamente de los
nervios.

—Está bien. Necesito ir a ver el caza de todos modos. Necesitaré obtener también
permiso del capitán para revisar sus habitaciones —planeó John en voz alta.

Kay lo miró fijamente.

—¿Es eso necesario? —Odiaría que alguien hurgara en sus cosas y no podía
imaginar que Carter estaría complacida.

—Procedimiento operativo estándar en una investigación. Lo haré yo mismo, si eso


te hace sentir mejor —le dijo.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Está bien —dijo alicaída.

—Estaré en contacto —le dijo John mientras salía de la habitación. Kay lo vio irse
preguntándose por qué ese intercambio la había dejado con una vaga sensación de
inquietud. Encogiéndose de hombros, volvió su atención a su amante. Carter yacía muy
quieta y pálida. Acercó la silla junto a la cama y le tomó la mano entre las suyas.

Acariciando su mano, le susurró.

—Despierta, Carter. Vamos, cariño.

Sarah la miró con tristeza por un momento.

—Regresaré en unos minutos para ver cómo está. Llámame si algo cambia.

Kay miró a Sarah, un poco sorprendida de que todavía estuviera allí.

—Está bien. Um, Sarah, gracias por todo lo que has hecho hoy. Yo... —se calló, sin
saber realmente qué decir.

Sarah asintió. 75
—Está bien. —Miró a la pequeña figura inmóvil que yacía en la cama—. También
amo a Carter. —Sonrió a la piloto y salió de la habitación.

Kay se sentó junto a la cama sosteniendo la mano de Carter y hablándole en voz


baja durante el resto de la noche. Cerca de la medianoche, James DeForest entró para
ver cómo estaba y le hizo básicamente las mismas preguntas que John Lyra había hecho.
Sarah se detenía cada quince minutos para comprobar sus signos vitales. Finalmente le
dijo a Kay que saldría de servicio, pero que si la necesitaba, la llamara. La morena
finalmente se quedó dormida en la silla y se despertó rígida y dolorida varias horas
después.

Se sintió decepcionada al ver que Carter parecía no haberse movido en toda la


noche. Sin embargo, su color era un poco mejor y su pulso se sentía más fuerte para
Kay. Se dio cuenta de que necesitaba desesperadamente estirar las piernas y visitar un
baño, así que caminó por el pasillo y encontró uno desocupado. Salpicar un poco de
agua en su cara y pasar sus dedos por su cabello de alguna manera la hizo sentir mejor.
Regresó a la habitación donde estaba acostada Carter y vio una figura familiar entrando
en la habitación.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Irrumpió en la habitación y vio a Joan Warren


inclinada sobre la cama. La ira de Kay bullía justo debajo de la superficie, visible para
cualquiera que mirara en sus ojos helados.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Joan Warren se volvió y habló con calma.

—Estoy revisando a un miembro del personal. ¿Te parece bien?

—No, de hecho, no lo es, —las palabras de Kay fueron entrecortadas.

—Es una pena —respondió—. La teniente Laughlin ha trabajado conmigo durante


tres años y me preocupo por ella, no importa lo que pienses. Como miembro superior de
esta estación, no solo es mi derecho, sino mi deber, vigilarla.

—Déjala en paz, Joan —el tono de la morena se suavizó, pero la frialdad permaneció
en sus ojos.

Joan Warren la miró durante un minuto sin responder. Luego se volvió para salir de
la habitación, deteniéndose en la puerta.

—Mantennos informados sobre su estado. Por favor —dijo sin darse la vuelta y salió
de la habitación. Kay se quedó mirando la puerta detrás de ella.

Toda esa mañana, Kay se sentó junto a la cama a buscar una señal de mejoría por
parte de Carter. Sarah pasó y asomó la cabeza a pesar de que aún no estaba de servicio. 76
—¿Cómo está?

—Por lo que puedo decir, lo mismo —le respondió la piloto—. Su color parece
mejor.

Sarah tomó el pulso de Carter y examinó sus pupilas.

—Parece un poco más receptiva esta mañana. Fue un golpe desagradable que
alguien le dio. Menos mal que tiene la cabeza dura. —Kay miró a Sarah con sorpresa al
ver que la joven estaba tratando de hacerla relajarse un poco—. La escanearán de nuevo
esta mañana para asegurarse de que no haya hinchazón o sangrado. —La médica puso
su mano sobre el hombro de la piloto—. Trata de no preocuparte. —Kay se consoló con
la presencia de esta joven, a pesar del hecho incómodo de que Carter había roto con
Sarah para estar con ella. Podía ver por qué su amante se había sentido atraída por ella.
Era una buena persona. Prometió regresar más tarde.

Poco después de que Sarah salió de la habitación, Carter comenzó a moverse un


poco y gimió en voz alta una vez. Kay llamó al médico de guardia, quien verificó las
respuestas de Carter y le sonrió ampliamente.

—Creo que finalmente se está recuperando. Estaba empezando a darnos un susto.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Empezando a hacerlo, pensó Kay. ¿Qué tal el susto de mi vida? Pero la rubia
postergó la conciencia un poco más. John Lyra se detuvo y dijo hola.

—No encontré su PIChip —dijo—. Supongo que esto pudo haber sido un robo, pero
por mi vida no sé por qué.

—No entiendo —dijo Kay—. Nadie puede usar su PIChip. No sirve de nada si no
puedes escanearlo.

Él se encogió de hombros.

—Lo averiguaremos. Puede llevar un tiempo, pero lo averiguaremos.

Carter volvió a gemir y se agitó.

—Despierta, Carter —le dijo Kay por lo que pareció la centésima vez. Esta vez, los
párpados de la rubia se agitaron y se abrieron lentamente—. Hola cariño —dijo la piloto
en voz baja con una gran sonrisa en su rostro.

Carter trató de enfocar su visión borrosa. Todo lo que podía ver era un rostro borroso
con dientes muy blancos y dos manchas azules. 77
—Hola —logró decir. No podía ver el rostro de Kay con mucha claridad, pero
reconoció la voz y el olor y, sobre todo, la sensación de su amante—. Me alegro de verte
—gruñó.

—Déjame darte un poco de agua, —Kay se ocupó suavemente, ayudándola a beber


pequeños sorbos. Agotada por el esfuerzo, Carter volvió a apoyar la cabeza en la
almohada.

John Lyra se acercó a Kay.

—Hola Carter. Me alegro de que hayas vuelto con nosotros, —le sonrió. Trató de
concentrarse en su rostro, pero le dolía tanto la cabeza que tuvo que cerrar los ojos.

—Es John Lyra —le dijo la morena—. Está tratando de averiguar quién te hizo esto.

—Carter, ¿recuerda algo? —le preguntó.

Intentó abrir los ojos de nuevo para mirarlo.

—No. Lo último que recuerdo fue regresar a la estación después del entrenamiento.
¿Qué hora es?
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Son 11:00 horas. Has estado fuera desde anoche —le dijo Kay acariciando su
rostro.

—Oh —dijo débilmente—. Eso no es bueno.

—Volveré más tarde —dijo John—. Tal vez recuerdes los detalles después de que
te hayas despertado un poco más.

—Johnny, gracias por todo —dijo Kay. El oficial de seguridad le dio una sonrisa
alentadora y se fue.

Kay volvió inmediatamente su atención a Carter.

—Dios, me asustaste —susurró acariciando la mejilla de su amante.

—Lo siento, —Carter logró esbozar una pequeña sonrisa. Estaba tan cansada.

—Te perdonaré esta vez. Creo que será mejor que intentes dormir un poco más,
cariño. El sueño te ayuda a sanar más rápido y quiero que vuelvas.

—También te deseo —murmuró mientras se quedaba dormida—. Pero esta noche 78


no, cariño. Me duele la cabeza.

Kay le tomó la mano y le acarició la cara, incapaz de apartar las manos de su amante.
El alivio que sentía amenazaba con abrumarla emocionalmente una vez más. He llorado
más hoy que en toda mi vida, pensó.

—Kay, recuérdame que te diga algo. —Carter luchó por volver a dormirse por un
momento—. No puedo pensar en eso ahora mismo... —Se volvió a dormir mientras la
piloto la miraba.

₪ ₪₪₪ ₪

Cuando Carter se despertó a última hora de la tarde, estaba mucho mejor. Esa parece
Sarah, pensó. Y esa parece Kay. Ooh, tal vez sea mejor que me vuelva a dormir, pensó,
pero ya era demasiado tarde.

—Creo que está despierta, —Kay todavía sostenía su mano—. Hola, Carter. ¿Te
sientes mejor?

—Eso creo —le respondió con una voz que sonaba más como la vieja Carter.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Hola, —Sarah sonaba tímida—. Finalmente has vuelto.

—Hola, Sarah, —Carter le sonrió—. Es bueno verte —le dijo en serio.

Kay y Sarah se rieron suavemente.

—Carter, también es bueno verte, —la timidez de la médica desapareció. Comprobó


los signos vitales de Carter y le dio el visto bueno—. Tengo que ir a las rondas. Te veré
más tarde. —Saludó mientras salía de la habitación.

—Trata de beber un poco de agua, —Kay sostuvo el vaso mientras Carter levantaba
cautelosamente la cabeza para beber.

—Lo que realmente necesito es comida. Estoy hambrienta.

—¡Vive! —La morena se rio—. Esa es mi chica. Llamaré y veré qué te dejan comer.
—Llamó a la estación médica y les dijo que la paciente estaba despierta y con hambre—
. Pareces mucho mejor, ¿verdad?

—Eso creo —dijo la teniente—. ¿Qué hora es?


79
Aproximadamente 17:00 horas. No me sorprende que tengas hambre. No has
comido desde el almuerzo de ayer.

—¿Lo has hecho tú? —preguntó con ironía.

Kay pareció sorprendida.

—Creo que sí —dijo con una mirada interrogante que le dijo a Carter que
probablemente no lo había hecho.

—Compartiré lo que me traigan —dijo. La palidez del rostro de Kay y los círculos
oscuros bajo sus ojos delataban su diligencia al lado de la cama de Carter.

—Se supone que debo cuidar de ti, no al revés —dijo la morena con fingida
severidad. De repente sintió mucha hambre y su estómago gruñó—. Chismoso, —miró
hacia abajo.

Carter se rio y luego gimió.

—No me hagas reír. Oh, quería decirte algo. Ayer, después de que llegamos, realicé
un diagnóstico en ingeniería de comunicaciones.

Kay parecía desconcertada.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—¿Pensaba que no podías recordar nada?

—No, lo recuerdo, —miró a la piloto con seriedad—. Busqué líneas encriptadas no


registradas que salían de la estación, pero no aparecieron. Entonces traté de encontrar la
misma cosa usando diferentes parámetros y un filtro que busca a través de muros de
virus. Sigo sin encontrar nada.

—Carter, ¿por qué estabas buscando líneas encriptadas? ¿Qué pensabas que
encontrarías?

—Estaba pensando en la historia que me contaste. En cómo los ultharianos parecían


conocer cada uno de tus movimientos y todas tus tácticas y formaciones. Y pensé que
tal vez sí lo sabían.

—¿Un espía? —Kay estaba muy quieta. En cierto nivel, había tenido ese
pensamiento antes, pero siempre lo había alejado de su mente. La idea de que alguien
en quien confiaba traicionaría y sabotearía al escuadrón de cazas era demasiado terrible
para soportarlo.

—Sí. Y luego pensé en ellos rompiendo la red del nuevo sistema que acabamos de
desarrollar. Eso también apunta a un espía. 80
—Pero no encontraste nada —protestó la morena—. ¿Por qué alguien te rompería
el cráneo?

—Ay, desearía que no hubieras dicho eso, —Carter hizo una mueca—. Encontré
algo. La tercera vez que realicé el diagnóstico, descubrí un enlace de comunicaciones
oculto en lo profundo del sistema de enrutamiento. Seguí su ruta y no está conectado a
ninguno de nuestros satélites. Va en la dirección opuesta... hacia el borde.

—¿A dónde va en esta dirección? —preguntó Kay con frialdad.

Carter vaciló y por un momento la piloto pensó que no respondería. Luego volvió
sus ojos honestos hacia ella y dijo con cuidado.

—A seguridad.

Kay estaba atónita.

—¿Crees que uno de los empleados de Johnny es un espía? —Carter no dijo nada,
dejando que su amante lo resolviera por sí misma—. ¿Johnny no? —titubeó. La rubia le
apretó la mano un poco más.

—Lo siento, cariño. Eso creo, sí —le dijo Carter—. Déjame decirte qué más
encontré. Fui al caza para buscar un micro que monitoreara la comunicación de nave a
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

nave durante la pelea real, y encontré uno en una resistencia. Está en el bolsillo de mi
mono.

—No puedo creerlo —dijo Kay, sorprendida—. Si eso es cierto, ellos sabían cada
movimiento que hicimos antes de que lo hiciéramos. ¿Por qué los sensores no detectaron
el error?

—No lo sé todavía. Realmente no tuve la oportunidad de diseccionarlo antes de que


me noquearan. —El rostro de Carter se quedó sin color por el esfuerzo de hablar tanto
tiempo. En ese momento entró un médico seguido de un carro que zumbaba.

—Traje comida —dijo el médico—. Y la teniente Morrison me ha dicho que trajera


dos bandejas.

—¿Podría hacerme un favor y notificar a la XO que la teniente Laughlin ya está


despierta? —le preguntó Kay al médico.

—Claro. —Ordenó al carro que descargara las bandejas y se fue.

Carter parpadeó, pero estaba demasiado cansada para preguntar.


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Kay estaba agradecida por la consideración de Sarah.

—No sé si una es para mí o si recuerda cómo comes, —le bromeó a su amante, a


pesar de que ya no tenía apetito—. Has prometido compartir, lo que sea.

Carter sintió náuseas por los primeros bocados, pero luego comenzó a perder su
color verde cuando su cuerpo se adaptó a algo en su estómago. Cuando recuperó las
fuerzas, le dijo a Kay.

—Cuando ejecuté los diagnósticos, descargué la información en mi PIChip. Tengo


pruebas, Kay —dijo esto sabiendo que la mayor se sentiría infeliz al darse cuenta de que
su viejo amigo la había saboteado.

—Más malas noticias, nena —le dijo Kay—. Tu PIChip no está.


Desafortunadamente, John volvió a buscarlo, aunque probablemente ya lo había
destruido cuando le pedí que mirara. Además, registró tus habitaciones. Dijo que era
SOP4 para una investigación criminal.

Carter se dio cuenta de que Kay le estaba diciendo que creía todo lo que había
descubierto y las conclusiones que había sacado. Al menos podría estar alerta a partir de
ahora. Se permitió relajarse un poco.

4SOP: standard operating procedure, en español procedimiento operativo estándar.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Puede buscar todo lo que quiera. No tengo nada que ocultar.

—No es que escondas algo que me preocupa. Me alegra que le dijeras que no podías
recordar nada. Cíñete a esa historia por ahora, ¿de acuerdo?

—Está bien, —bostezó Carter—. ¿Por qué le has enviado un mensaje sobre mí a
XO Warren?

—Vino a visitarte mientras estabas inconsciente. Le dije que se lo haría saber, —el
rostro de Kay era ilegible—. Voy a preguntarle a Sarah si te hace compañía un rato.
Necesito hablar con el CO. Y tomar una ducha.

—No necesito una niñera.

—Alguien, probablemente John, intentó matarte, —mostró la angustia de Kay—.


No es seguro que estés sola.

—Saldré de aquí tan pronto como pueda —respondió Carter.

—No sé qué tan buena idea sea.


82
—Me siento más segura contigo que en cualquier lugar, —la franca verdad de su
amante conmovió profundamente a Kay.

—También me siento mejor teniéndote cerca. Está bien, veremos cómo va.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

Parte 5

Lazarus se detuvo en sus aposentos, se duchó rápidamente y se puso una túnica


limpia y unas mallas. Continuó repasando la revelación de que su amigo de confianza
era un espía. Un espía responsable ahora de bastantes muertes, sin mencionar el final de
su carrera. Un espía que intentó asesinar a la persona de la que se estaba dando cuenta
cada vez más que era su alma gemela. Y ahora necesitaba contárselo a James DeForest.
Ensayó cómo pensaba que la conversación iría en su cabeza. Sabía que el oficial al
mando se sorprendería al saber que uno de sus círculos íntimos de mayor confianza era
un traidor.

Mientras se apresuraba a doblar la esquina hacia la oficina del CO, se sintió


consternada al casi encontrarse con Joan Warren. Ahora no, pensó. No tengo tiempo

—Lazarus —dijo Joan Warren—. Necesito hablar contigo.

—No tengo tiempo en este momento, Joan. Carter esta mejor si eso es lo que querías
83
saber.

—Lo sé. El médico me lo hizo saber. Pero no es para eso por lo que necesito verte,
—Joan parecía insegura de sí misma—. Creo que sé quién la atacó.

Kay Lazarus miró a su alrededor.

—Vamos a entrar aquí, ¿de acuerdo? —Entró en una oficina vacía con Joan detrás
de ella—. ¿Qué estás diciendo? —La piloto fue al grano.

—Es una larga historia. Voy a confiar en ti, aunque pueda ser otro error —dijo Joan
en voz baja. Respiró hondo—. Soy un agente de la Fuerza de Seguridad de la Tierra. He
estado en Zebra durante los últimos tres años tratando de descubrir a un espía.

Kay estaba asombrada. La ESF era un grupo de agentes de élite que a menudo
pasaba años reuniendo suficiente información para descubrir a quienes trabajaban en
contra de la Federación. Su posición era tal que nunca revelaban sus verdaderos trabajos
por temor a represalias por parte del enemigo.

—¿Por qué me lo dices? —preguntó la morena, sin creerla del todo.

—Porque no quiero que maten al teniente Laughlin —respondió—. Contigo a su


alrededor todo el tiempo, no puedo acercarme lo suficiente a ella para protegerla. Te lo
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

digo para que te des cuenta del peligro que corre. —Kay no dijo nada, pero esperó a que
Joan continuara—. Creo que recientemente descubrí quién es el espía. Me siento como
una tonta. Me usó como una principiante en tu contra.

—¿John Lyra? —preguntó Kay.

La sorpresa en el rostro de Joan Warren solo fue visible por un momento antes de
que su expresión se cerrara.

—¿Cómo lo has sabido?

—En realidad, Carter es quien lo descubrió. Creo que por eso fue atacada —le dijo
sin saber hasta qué punto podía confiar en ella.

—Estoy segura de que fue por eso que la atacaron. Se ha vuelto un poco descuidado
en las últimas semanas —dijo Joan—. Había sospechado de él por un tiempo. Él es quien
me hizo creer que eras el espía cuando estabas estacionada aquí. Te fuiste y toda la
actividad se detuvo. Luego capté una transmisión saliente hace un tiempo, pero no pude
identificar la fuente, excepto que sabía que venía de la estación. Fue entonces cuando
supe que estaba equivocada. Él me había engañado. Luego capté otra transmisión y la
rastreé hasta seguridad. 84
Kay parpadeó.

—¿Pensaste que era una espía?

—Sí, —Joan negó con la cabeza—. Me hizo creer que eras tú. Obviamente, estaba
equivocada. Estaba enojada contigo y lista para creer lo peor. Además, él fue bastante
convincente. Todas las pruebas eran circunstanciales, pero sumaban. —Frunció el
ceño—. Me temo que está acorralado. Laughlin corre mucho peligro, Lazarus.

—¿Sabe DeForest que eres ESF?

—Sí. Y cuando fui a por ti me dijo que estaba equivocada, pero no escuché. Por eso
él no pudo hacer nada para ayudarte. La agencia me estaba respaldando —le dijo con
evidente pesar.

Kay dejó que esta información se asimilara por un minuto y luego tomó una
decisión.

—Entonces ve a hablar con él —dijo—. Necesitamos su ayuda para traer a John. Y


necesito tu ayuda para mantener a Carter a salvo. Tengo que sacarla del centro médico.

—¿A dónde la llevarás? —preguntó Joan.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—No estoy segura —dijo pensativa, aunque tenía una idea bastante buena.

₪ ₪₪₪ ₪

—¿Puedes sentarte? —le preguntó a Carter—. Tenemos que sacarte de aquí ahora
mismo. —La rubia se sentó lentamente en la cama del centro médico, luego esperó a
que pasara el mareo. Lentamente, las estrellas que bailaban frente a sus ojos se
desvanecieron.

—Estoy bien —dijo su rostro tan pálido como la sábana. Pasó las piernas por el
borde de la cama y lentamente se puso de pie, Kay sosteniéndola por debajo de un
codo—. Solo necesito ponerme de pie. —Luchó contra las náuseas.

La ansiedad de Kay por el estado de Carter aumentó cuando la mujer más pequeña
se balanceó sobre sus pies.

—Si no pensara que esto es necesario, no te haría pasar por esto. —No podía decirle 85
a su amante cuánto le dolía físicamente verla sufriendo. La visión de esta dulce mujer
sufriendo a causa de John Lyra provocó más ira de la que Kay pudo contener. Gruñó.

—¿Qué pasa? —Carter preguntó alarmada. Su color estaba subiendo un poco, y


parecía más firme en sus pies. Dio unos pasos vacilantes hacia el cajón que contenía su
ropa.

—Voy a matarlo por hacerte esto —dijo sin pensar.

Carter se detuvo en seco.

—No por mi causa, no lo harás —le dijo, con un antiguo recuerdo en sus ojos—.
Prométeme que no lastimarás a nadie por mi causa. Kay, deja que las autoridades se
encarguen de él. Sé que estás enojada con él, pero no te conviertas en una asesina por
mí.

—Ya soy una asesina, —la piloto la miró—. He matado en batalla muchas veces.

—Eso es diferente —dijo Carter en voz baja—. Matar en batalla es diferente a


decidir asesinar a alguien. Prométemelo, Kay. —La mirada de la ingeniera se fijó en los
gélidos ojos azules—. Prométemelo.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Lo prometo, —la ira de Kay se desvaneció cuando la confianza y la amabilidad


de su amante la inundaron. Sensiblera, pensó con disgusto—. Vamos. Tenemos que
irnos. Déjame ayudarte a vestirte.

—Oooh, parece que podría ser divertido —bromeó Carter lánguidamente, pero se
sometió a los cuidados de Kay. Le ayudó a ponerse el mono, luego se sentó mientras la
morena le ponía las botas. Esta vez, cuando se puso de pie, sintió que el suelo se
mantenía inmóvil bajo sus pies—. Mejor ya —dijo.

Kay arqueó una ceja con incredulidad.

—Creo que me aferraré a ti de todos modos —respondió.

—Está bien, —estuvo de acuerdo Carter demasiado rápido—. ¿A dónde vamos de


todos modos?

—El Tango —respondió Kay—. Nos vamos de la estación por el momento.

₪ ₪₪₪ ₪ 86

Kay estaba sentada a los mandos del Tango, Carter abrochado como acompañante.
Pidió y recibió autorización del jefe de atraque y la enorme puerta de la esclusa de aire
se abrió con un silbido. De repente, el jefe de atraque dijo.

—Detenga el procedimiento de desconexión. Lo siento, Tango, ha habido una


anulación de seguridad.

—Oh, no —dijo Carter, llevándose la mano a la frente.

Luego, la voz de Joan Warren se escuchó por el enlace de comunicaciones.

—Esta es una anulación de nivel uno, Jefe de atraque. El Tango está listo para salir.

Carter miró a Kay en estado de shock.

—¿Cómo lo has logrado? ¿O quiero saberlo?

Kay Lazarus sonrió sin humor.

—Te lo diré cuando estemos fuera. Hay buenas y malas noticias.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Detente, Lazarus —dijo la voz de John Lyra. Kay lo ignoró cuando la puerta de
acoplamiento se abrió. Comenzó a pilotar lentamente el Tango fuera del muelle—.
¡Detente! —La voz de Lyra adquirió un tono histérico—. Detente o te dispararé desde
el cielo.

Kay siguió ignorándolo. Saliendo de la estación, inclinó el Tango y se alejó.

—Tango al puente —dijo.

—Tango, soy Warren.

—Gracias por tu ayuda, puente —dijo Kay—. Estaremos en contacto. —Ajustó un


control y se volvió hacia Carter—. Aguanta. Aquí vamos.

El Tango se disparó al hiperespacio. Carter se convirtió en una con su asiento hasta


que la fuerza G se soltó después de unos segundos. Miró a Lazarus, que sonreía de oreja
a oreja.

—Eso te hace feliz, ¿no? —le sonrió a Kay.

—Es una ráfaga —dijo la piloto tímidamente—. Nunca me he cansado de eso. — 87


Manejó con pericia los controles del Tango sintiéndose más en casa de lo que se había
sentido en semanas—. Puedes desabrocharte ahora si quieres. ¿Necesitas acostarte?

Carter le desabrochó las correas.

—No. Una gravedad más ligera parece aliviar un poco mi dolor de cabeza. ¿A dónde
vamos? ¿Y estoy sin permiso?

Kay le sonrió.

—Lo siento sí parece que estoy dirigiendo tu vida. No, no estás ausente sin permiso.
DeForest sabe dónde estás, o al menos que estás conmigo. Tienes permiso para
ausentarte el tiempo que necesitemos. Y en cuanto a adónde vamos, pensé que
podríamos ir en dirección a la colonia Gamma. Veamos qué podemos averiguar.

—Está bien —dijo Carter. Pensó durante un minuto y luego se volvió hacia ella—.
¿Has revisado el Tango en busca de micros o rastreadores?

—Ejecuté el diagnóstico.

—Los diagnósticos no detectaron los últimos. ¿Te importa si miro?

Kay la miró preocupada.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—¿Estás segura de que estás preparada para esto?

—Claro —dijo Carter. Se deslizó debajo de la consola—. El enlace de


comunicaciones estará inactivo por el momento —dijo.

—Eso no es nada nuevo —respondió Lazarus. La ingeniera guardó silencio mientras


trabajaba. Cada pocos minutos, Kay miraba debajo de la consola y verificaba a Carter
que estaba revisando atentamente cada grieta en busca de partes extrañas.

Finalmente emergió.

—Todo despejado —informó. Se sentó lentamente y apoyó la cabeza en las manos


hasta que la habitación dejó de girar.

—Por favor, recuéstate un rato, —Kay la miró. Conectó el piloto automático y bajó
una mano para ayudarla a ponerse de pie—. Venga. —La levantó y colocó su brazo
alrededor de su cintura.

—Creo que lo haré. Estoy un poco cansada —admitió Carter—. ¿Dónde debería
acostarme?
88
—En mi litera —dijo Kay. Condujo a la rubia al más grande de los dos cuartos
personales y la ayudó a acostarse. La piloto se inclinó sobre ella y le dio un pequeño
beso en la frente—. Que duermas bien —le dijo a la mujer más joven cuyos ojos ya
estaban cerrados.

Carter pasó un brazo por la nuca de Kay y tiró de ella hacia abajo.

—No lo suficientemente bueno —susurró, presionando sus labios contra los de su


amante. La morena se permitió caer profundamente en las sensaciones del beso. Con la
respiración acelerada, se apartó. Carter gimió.

—Necesitas dormir y yo necesito llevarnos a dónde vamos. Terminaremos esta


conversación más tarde, —le sonrió dulcemente.

₪ ₪₪₪ ₪

Carter se despertó horas más tarde en la oscuridad, con el brazo agarrado con fuerza
alrededor de la cintura desnuda y la pierna sobre la de Kay. Se sintió sorprendentemente
alerta como si hubiera dormido durante horas. Pasando su mano por el cuerpo de la
mayor, ahuecó su pecho y sintió que su amante se despertaba. Se volvió para mirar a la
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

rubia y la acercó más. Carter inclinó la cabeza y la besó ligeramente varias veces antes
de profundizar el beso, luego retrocedió y bajó por su garganta. Pasó la lengua entre sus
senos, luego besó cada uno de ellos mientras recorría con las manos los costados y las
subía por los muslos.

—Dime lo que quieres —suspiró en el oído de Kay.

—A ti—susurró Kay—. Te quiero a ti. Lo quiero todo.

A la mañana siguiente, el enlace de comunicaciones las despertó.

—Estación Espacial Zebra a Tango. Conteste Tango. —Kay abrió los ojos con
fuerza, sintiendo que no había dormido lo suficiente, saltó y trotó hacia el puente.

—Zebra, aquí Tango. Adelante.

—Lazarus, soy Joan Warren, —el tono de la XO era forzado—. Un caza ha sido
robado sin autorización de la estación y John Lyra está desaparecido. Tenemos razones
para creer que puede ir hacia ti.

—¿Viene detrás de nosotras o se dirige al borde? —preguntó la piloto. 89


—Hemos recibido información de una nave que lo vio en ruta a la colonia Gamma.
Todo lo que sabemos es una dirección general. Quería avisarte —dijo Warren.

—Gracias, Zebra. Estaré atenta.

—¿Cómo se siente el teniente Laughlin? —preguntó—. El capitán quiere saber.

—Dile al capitán que está mucho mejor. Gracias por preguntar, Joan, —Lazarus la
sacudió un poco.

Una pequeña pausa desde el otro extremo.

—Me alegra escucharlo. Mantente en contacto. Zebra fuera.

Kay miró a Carter que se había acercado y estaba escuchando la conversación.


Ambas rieron. Carter rodeó la cintura de su amante con el brazo y la atrajo hacia sí. Miró
a los ojos que podrían derretirla y dijo.

—Necesito escuchar todo. Especialmente cómo tú y mi XO de repente son tan


buenas amigas.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Buenas amigas pueden ser un poco exagerado, pero creo que hemos aclarado el
aire sobre un par de cosas. —Kay le contó la conversación que había tenido con Joan
Warren.

Carter se sorprendió al admitir que Joan había sido engañada para arruinar la carrera
de Lazarus.

—¿Vas a solicitar la reincorporación?

—No lo creo —dijo Kay con ironía—. Demasiada agua debajo del puente desde
entonces. —La rubia la miraba con seriedad—. Ha pasado demasiado tiempo —dijo de
nuevo.

—Creo que debería pensarlo, mayor, —Carter tomó su mano—. No descartes la


idea sin hablar conmigo de todos modos. Si vamos a donde creo que vamos, entonces
también tendrá un efecto en mi vida.

Kay no pudo hablar por un momento.

—Realmente no lo había pensado así. Tienes razón. Supongo que una decisión de
carrera es una decisión de pareja, no solo mía. 90
—Hmm. Pareja. Me gusta cómo suena eso, —Carter le sonrió.

₪ ₪₪₪ ₪

A varias horas de la colonia Gamma, Lazarus le dijo a Carter que se pusiera el


cinturón de nuevo por las consecuencias del hiperespacio.

—¿Qué tan cerca estamos? —preguntó mientras se lo abrochaba.

—No tan cerca como normalmente estaría antes de la lluvia radiactiva, pero no
sabemos qué esperar. Hasta donde yo sé, nadie ha tenido noticias de la colonia Gamma
desde el ataque de los ultharianos —respondió la piloto con gravedad—. El planeta
entero podría haber desaparecido.

—Tal vez sólo se eliminó su matriz de comunicaciones —dijo la ingeniera


esperanzada—. Si destruyeron todo el planeta, ¿cuál era el propósito? La operación
minera también desaparecería.
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Terror. Ese es el propósito de un ataque como ese. Es asustar a otros lugares más
rentables o estratégicos para que se rindan sin luchar —le dijo Kay—. Además, no
estamos seguros de dónde puede estar Lyra. Sé que no podría haber llegado aquí antes
que nosotras, si es aquí donde va, pero podría tener aliados buscándonos. —Buscándote,
pensó. Y con promesa o sin ella, mataré para protegerte.

—Oh —dijo Carter—. Nunca pensé en aliados. ¿Tenemos un plan?

—Tengo un par de ideas, —le aseguró la morena. Se inclinó sobre los controles y
las estrellas cambiaron de rayas a puntos cuando el Tango salió del hiperespacio. Carter
trató de controlar su estómago revuelto. Kay le lanzó una mirada cuando la rubia gimió
involuntariamente—. ¿Estás bien?

—Entrar y salir del hiperespacio nunca ha sido mi idea de un buen momento —


explicó y el color volvió lentamente a su rostro. Miró por la pantalla de visualización—
. Dios mío, estamos en un campo de asteroides.

—Sí, —se rio Kay—. Y pensabas que caer del hiperespacio era divertido. —Tecleó
un comando—. Nos dirigiremos al borde y nos esconderemos por un tiempo hasta que
obtengamos un poco más de información. —Carter trató de no mirar mientras los
asteroides pasaban velozmente junto a las nubes de polvo que arrastraban el Tango—. 91
¿Por qué no te comunicas a la estación espacial y ves cuáles son las últimas noticias? —
Kay pensó que la distracción podría ayudar a Carter a sentirse más segura. Estaban
perfectamente a salvo debido a los escudos mejorados, las computadoras y los sistemas
de advertencia del Tango, pero la vista de los asteroides amenazándote podría ser un
poco desconcertante, admitió.

—Buena idea, —se volvió inmediatamente hacia el enlace de comunicaciones y


llamó a Zebra.

—Adelante Tango. Aquí Zebra —le respondió la voz de Annie Woo.

—Hola Annie. Soy Carter.

—¡Carter! ¿Te sientes mejor?

—Muchas gracias por preguntar. ¿Qué es lo último? ¿Escuchaste algo de Gamma?

—Escuchamos que una nave detectó una señal de emergencia, pero no pudo
alcanzar a una persona real. No estaban equipados para aterrizar, por lo que no pudieron
hacer mucho al respecto.

—¿La Federación ha enviado ayuda?


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Han sido tacaños debido a la amenaza, pero escuchamos que sí, finalmente
enviaron una nave estelar.

—Bien por ellos. ¿Has oído algo más sobre el caza robado? —preguntó la rubia con
cautela.

—Espera un segundo, Carter. El capitán quiere hablar contigo.

—Teniente Laughlin, me alegra saber que se siente mejor —dijo James DeForest.

—Gracias, capitán, —Carter inconscientemente se enderezó en su silla—. Y quería


agradecerle, señor, por permitirme irme por un par de días.

—No exactamente irse, teniente. Es más como correr por su vida —respondió
lúgubremente—. Y se va a convertir en una misión. ¿Lazarus está también ahí?

—Sí, señor —dijo Kay.

—Está en camino hacia allí, Lazarus. Y tenemos información de que se está


reuniendo con los ultharianos. No sabemos cuál es su intención, aparte de malas noticias
para nosotros. Tengo una idea. Una idea arriesgada, pero no lo preguntaría si pensara 92
que no podrías hacerlo. —Les explicó su idea. Carter observó a Kay asimilarla y vio el
brillo en sus ojos ante la idea de una confrontación. Ella suspiró. Bueno, si iba a ser
compañera de una guerrera, entonces sería mejor que aprendiera a serlo ella misma.

DeForest se despidió deseándoles suerte.

—¿Qué piensas? ¿Estás preparada para esto? —Kay le preguntó.

—Da un poco de miedo, pero sí, estoy lista —dijo—. Confío en ti. Sé que puedes
hacerlo.

—Podemos hacerlo —corrigió la piloto—. Necesitaré tu ayuda. —Lanzó una


mirada evaluadora a Carter—. ¿Alguna vez ha disparado un arma en batalla?

La rubia se rio nerviosamente.

—No.

Kay negó con la cabeza.

—Puedo hacerlo si no quieres. Es un gran problema si nunca lo has hecho antes.

—¿Por qué no me enseñas cómo y partiremos de ahí? —sugirió la ingeniera,


recordando su resolución anterior de convertirse en guerrera. De acuerdo, tal vez la
TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

compañera de una guerrera, pensó. Se trasladó a la estación de armas y se sentó a mirar


la pantalla.

Lazarus vaciló, preguntándose sobre el deseo de Carter de aprender a convertir las


naves espaciales en partículas de polvo. Tal vez, después de todo, no fuera tan buena
idea.

—No estoy segura de querer la responsabilidad de enseñarte a matar —le dijo en


voz baja.

Carter la miró.

—Kay, solo enséñame. Tal vez no tenga que hacerlo, pero si nos metemos en un
aprieto y lo necesito, es mejor que sepa cómo hacerlo. —Al ver la desgana de su amante,
sonrió alentadoramente—. Está bien, cariño. Necesito saber en qué me estoy metiendo.
El conocimiento es algo bueno.

—Está bien. Pero si quieres parar, dilo, —acordó Kay—. Disparemos algunos
asteroides. Son objetivos excelentes, con casi la misma inteligencia y destreza que un
ulthariano. —Carter se rio y tomó el control de armas—. Hay dos formas de disparar —
le explicó, de repente toda acción—. Para una nave más grande, dejas que la 93
computadora apunte a armas, escudos o soporte vital, dependiendo de tu objetivo. Para
los ultharianos, apuntaremos a motores. —Le mostró a la rubia cómo programar para
esas eventualidades—. Luchando contra una nave más pequeña y rápida, como uno de
nuestros cazas, simplemente disparas un poco por delante de donde crees que van a estar.
Cualquier impacto los eliminará. Así es como dispararemos a los asteroides.

Carter escuchó a Kay explicar los puntos más sutiles y los trucos que usaba en la
batalla. Sabiendo que estaba aprendiendo de alguien que era considerada una maestra,
prestó mucha atención y no tenía miedo de hacer preguntas. Después de una lección
completa, la piloto decidió que estaba lista para disparar.

—Voy a enseñarte los torpedos de antimateria. Guardaremos el rayo de partículas


para más tarde.

—Está bien, —Carter estaba ansiosa por probar suerte. Con la guía de Kay, apuntó
y disparó un torpedo. La morena se echó a reír cuando el asteroide pasó ileso—. Lo he
perdido por un kilómetro, —la teniente estaba decepcionada.

—Sabes cómo llegar al Carnegie Hall, ¿no? Práctica, práctica, practica, —sonrió
Kay.

Carter sonrió tímidamente.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

—Déjame intentar de nuevo.

—Claro. Para eso estamos aquí. —Unos pocos torpedos desperdiciados más tarde,
Carter hizo un impacto y un pequeño asteroide se desintegró en polvo—. ¡Así se hace!
—Kay la vitoreó. La rubia tenía una sonrisa en su rostro que se extendía de oreja a oreja.
Lazarus se inclinó y la besó—. Sabía que podías hacerlo —le dijo a su radiante amante—
. Estoy orgullosa de ti.

—Gracias —dijo—. He tenido una buena maestra. —Varias horas después, Carter
estaba acertando más de lo que fallaba. Había causado un daño severo a cualquier
asteroide lo suficientemente tonto como para interponerse en su camino. Se volvió hacia
Kay—. Me muero de hambre. ¿Cuándo hemos comido por última vez?

—Esta mañana —dijo Kay—. Iré a abrir un par de raciones S.

—Espera un minuto, espera un minuto —dijo Carter—. Sabes lo que significa la S


en las raciones S, ¿no? Puedo hacerlo mejor que eso.

La morena sonrió ante el viejo chiste que ella le había dicho no hace mucho a alguien
que pensaba que era un amigo.
94
—Está bien, adelante. Voy a prepararnos para tomar un descanso. —Carter se
dirigió a la cocina y pronto Kay escuchó el ruido de los utensilios de cocina que nunca
usaba. La piloto programó los controles para alejar el Tango del campo de asteroides lo
suficiente como para colocarlo fuera del peligro de las advertencias de proximidad, pero
lo suficientemente cerca como para que fuera casi imposibles de detectar o escanear.
Cuando se sintió satisfecha, se trasladó a la cocina donde Carter estaba poniendo comida
en los platos.

—Come —dijo colocando los platos sobre la mesa. Kay se sentó y comenzó a
comer.

—Esto es genial —dijo después del primer bocado—. ¿Dónde aprendiste a cocinar?

—Tengo muchas habilidades.

—Lo sé —ronroneó Kay—. ¿Pero dónde aprendiste a cocinar?

Carter se rio.

—Mi abuela.

—Qué suerte tienes. Nunca conocí a ninguno de mis abuelos.

—Sí, tuve suerte —dijo la rubia con un matiz de tristeza en su voz.


TANGO de KERRY McCOMMON TRADUCTORA:

El corazón de Kay se desgarró.

—La extrañas, ¿eh?

—Mucho —admitió Carter—. Estábamos muy unidas. Murió hace unos años. —La
morena la miró en silencio—. Contrajo ese virus de Marte que le causó una forma de
senilidad. Había sido tan inteligente. Fue realmente difícil de ver. Terminamos teniendo
que ingresarla en un centro para víctimas del virus. Un día fui a verla y estábamos
sentadas en el área común. Estaba hablando con ella, tratando de recordarle los viejos
tiempos antes de que se enfermara, pero ni siquiera sé si ya sabía quién era yo. No había
hablado en meses. Y luego, de repente, se anima y señala a una anciana sentada al otro
lado de la habitación y grita “¡Mamá!” —Los ojos de Carter se llenaron de lágrimas—.
Me sorprendió. Por supuesto, su madre llevaba muerta años. Se enojaba cada vez más
gritando “Mamá” a la anciana que no se daba cuenta de toda la situación. Tuve que
llevarla de regreso a su habitación y acostarla donde lloro hasta quedarse dormida.
Luego me fui a casa y lloré hasta quedarme dormida. —Sonrió a su amante a través de
sus lágrimas—. Murió poco después de eso.

Kay había tomado su mano y ahora tiró de ella para que se sentara en su regazo.

—Lo siento, cariño. Sé que debe haber sido difícil. —Kay se sintió conmovida por 95
el evidente amor de Carter por su abuela—. Ella también tuvo suerte de tenerte a ti.

La ingeniera se secó los ojos y regresó a su asiento.

—Come —dijo—. Siento haber sacado todo eso. No sé por qué… —Su voz se fue
apagando, obviamente avergonzada por su demostración emocional.

Kay le tomó la mano.

—Nunca tienes que avergonzarte de decirme nada. Te amo. Nunca pensaría menos
en ti ni en nadie por amar a alguien y dejar que se note.

Carter logró sonreír.

—También te amo. Oye, enséñame el rayo de partículas.

—Está bien —dijo la morena secretamente aliviada por el cambio en la temperatura


emocional—. ¿Seguro que no estás muy cansada?

—Nop. O no lo estaré tan pronto como termine de comer. —Carter tomó su tenedor.

—Genial. Hagámoslo.
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—Zebra a Tango. Adelante Tango.

—Zebra, aquí Tango. —Kay Lazarus respondió a la llamada entrante. Carter la


observó desde los controles de armas.

—Lazarus, tenemos informes confirmados de buques de guerra ultharianos


acercándose a tu área. Estoy enviando las últimas coordenadas conocidas —le informó
DeForest—. ¿Todo sigue funcionando?

—Sí, señor, —una sonrisa se dibujó en una esquina de la boca de Kay—. ¿Cómo
está todo allá?

—Estamos listos, Lazarus. Cuida a mi miembro de la tripulación. Y de ti.

—No hay problema, capitán —dijo mirando a Carter, quien le devolvió la sonrisa—
. El juego está en marcha, —el nivel de emoción de Kay era contagioso. Buscó las
coordenadas de los tres buques de guerra de ultharianos—. Empieza a buscar su 96
ubicación. Voy a sacarnos de aquí y ver si podemos encontrarlos.

Carter comenzó a hacer el trabajo para el que se había entrenado, un poco aliviada
de no estar más sentada en los controles de armas.

—Los tengo —le dijo a Kay, fijando las naves de guerra en el escáner.

—Quédate ahí —dijo Kay. La teniente sintió su adrenalina cuando el Tango salió
del campo de asteroides y atravesó el cielo nocturno—. No tenemos su potencia de
fuego, pero somos más maniobrables y rápidos, aunque ellos no lo sabrían al mirarnos.

—Pueden escanearnos y averiguarlo bastante rápido —dijo Carter.

—¿Pero por qué iban a hacerlo? Vamos a seguirlos cerca de ellos y estar seguras de
hacia dónde se dirigen antes de hacer algo. Hasta donde ellos saben, solo somos un
buque de carga que se ocupa de nuestros propios asuntos.

—Ahí están —dijo la rubia mirando la pantalla. Ajustó los controles para bloquear
las naves ultharianas.

—No escanees sus armas o escudos. No llamemos la atención sobre nosotras. —El
Tango quedó muy por detrás de las otras naves. Kay miró a su amante, que era todo
acción—. Cuando comenzamos a volar juntas, estaba preocupada de que pudieras ser
una distracción para mí, pero creo que me siento más concentrada que nunca. Tenerte a
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bordo del Tango me ha hecho más consciente que nunca de lo que me rodea, estar a tu
alrededor me hace sentir más... viva.

Carter la miró fijamente por un momento.

—Gracias cariño. —Sabía por la expresión de la piloto que esas palabras no le salían
fácilmente. También sabía que Kay Lazarus la protegía ferozmente y eso era
probablemente lo que había hecho que el enfoque y la conciencia de Kay fueran aún
más agudos de lo que ya eran. Volvió a su trabajo con una pequeña sonrisa. Se alegraba
de que su amante se sintiera más alerta de lo habitual porque todavía encontraba que la
morena era una gran distracción. Una gran distracción. Le encantaba ver la forma en
que se movía con su gracia de piernas largas. Le encantaba la forma en que sus ojos
podían clavarla en la cama. Le encantaba el ruido sordo de su voz cuando la llamaba por
su nombre. Le encantaba la forma en que se veía su rostro cuando deseaba tanto a Carter
que era todo lo que podía pensar. Le encantaba…

—¿Carter?

La rubia se dio cuenta de que era al menos la segunda vez que Kay la llamaba.

—Disculpa, ¿qué? 97
—¿En qué estás pensando? Tenías una mirada realmente interesante en tu rostro, —
Kay se esforzó por no sonreír.

Carter sintió el calor en sus mejillas.

—Te diré después. —Se obligó a concentrarse de nuevo en el trabajo que tenía entre
manos e ignorar a su amante que se estaba riendo de ella.

Las siguientes horas pasaron sin incidentes, los ultharianos las ignoraron por
completo. Kay y Carter trabajaron juntas de manera silenciosa y eficiente. En algún
momento, la ingeniera desapareció en la cocina y regresó con dos cuencos humeantes
de comida. Kay comió agradecidamente y luego se levantó y devolvió los cuencos a la
limpia cocina. Miró el área con nuevos ojos. El solo hecho de que alguien la usara la
hacía parecer más limpia de alguna manera y más como... en casa. Sonrió ante la
satisfactoria sensación y regresó a su puesto, acomodándose al ritmo de la nave. Miró a
Carter, que parecía cansada.

—¿Necesitas acostarte?

—No, estoy bien —le respondió—. Probablemente necesito hacer más ejercicio de
lo que necesito acostarme. Tal vez caminaré alrededor de la nave por un minuto. —Miró
hacia arriba cuando un movimiento llamó su atención en la pantalla—. ¡Cuidado!
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El disparo las alcanzó de costado cuando el caza se desvió sobre la parte superior
del Tango.

—Abróchate el cinturón —ordenó Kay mientras ladeaba la nave lejos del caza.
Carter se apresuró a llegar a su asiento y logró abrocharse el arnés—. Abre un enlace de
comunicación —le dijo.

—Hola, Johnny —dijo Kay con calma—. ¿Qué te ha tomado tanto tiempo? —
Contradiciendo su actitud tranquila, sus manos estaban moviendo rápidamente los
controles para ajustar los escudos y preparar el conjunto de armas. Una pequeña sonrisa
peligrosa había aparecido en su rostro, intensificada por el brillo en sus ojos helados.
Parecía feliz. Y sexy. Estaba en su elemento sin dudas ni miedo. Carter hizo a un lado
su propio miedo y decidió confiar en su amante. Para su sorpresa, sintió que un borde
de excitación subía a la superficie y sonrió con anticipación.

—Quería que tuvieras tiempo para contemplar tu muerte, Lazarus, —la voz de John
Lyra se escuchó por el enlace—. Y también la de tu novia. Es una pena que tuvieras que
involucrarla. Ahora también tendrás su sangre en tus manos.

—Oh, ella no va a morir, Johnny, —Kay se rio de él—. Tú eres el que ha cometido
un error aquí. —Balanceó el Tango y disparó un tiro a su nave que él evitó por poco—. 98
De hecho, es el mayor error de tu vida. —Disparó el rayo de partículas a su nave
obligándolo a retroceder y realizar maniobras evasivas.

—Kay, los ultharianos están volviendo —le informó Carter.

—¿Te has dado cuenta que las cosas han empeorado? —Se burló John Lyra—. La
gente para la que trabajo no está muy contenta contigo en este momento.

La piloto volvió a disparar el rayo de partículas al caza que mantenía a Lyra a raya.

—Aquí vamos. Espera. —Disparó dos ráfagas rápidas más al caza, luego se dio la
vuelta y puso la nave en hiperimpulsión. Carter luchó contra sus náuseas por un
momento antes de que se equilibrara—. ¿Nos están siguiendo? —Kay le preguntó a
Carter tan pronto como pareció que podía hablar.

La teniente obligó a sus manos a accionar los controles.

—Sí —dijo—. Todos ellos.

—Bien —dijo Kay sombríamente—. Abre un enlace encriptado a Zebra. Diles que
estamos en camino. —Carter hizo lo que le pedía y envió el mensaje acordado a la
estación espacial profunda.

—Nos están alcanzando —dijo la rubia.


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—Quiero que lo hagan. Los quiero demasiado confiados —le dijo Kay—. No dejaré
que nos lastimen.

—Lo sé —dijo la ingeniera, la confianza en su voz hizo que Kay la mirara con
asombro. No estaba segura de lo que había hecho para ganarse la confianza de esta
mujer, pero haría todo lo que estuviera en su poder para asegurarse de que no
desapareciera. Carter la miró a los ojos y le sonrió. Ahora no es el momento, pensó Kay.
No te distraigas.

—Aquí estamos —dijo la piloto—. Esto va a ser una caída dura, así que prepárate.
—Carter se apoyó en su asiento inclinándose ligeramente hacia adelante para ayudar a
estabilizar su estómago. El Tango gritó desde el hiperimpulsor y la rubia tragó saliva.
El Tango caía rápido y giraba al mismo tiempo. Carter miró la pantalla de visualización
y se sintió aliviada al ver la estación espacial con las armas listas, los cazas en formación
alrededor y, lo mejor de todo, una nave estelar de la Federación repleta de escudos y
armas. El Tango volvió a colocarse junto al resto del contingente—. Buenas tardes,
chicos —Kay Lazarus no pudo contener el regocijo en su voz.

—¡Nooo! —La voz de John Lyra llegó claramente a través del enlace de
comunicaciones cuando su caza y las naves ultharianas se salieron del hiperimpulso.
Tan pronto como la nave estelar apareció a la vista, supo que lo habían emboscado. 99
La batalla terminó rápidamente. Las tres naves ultharianas fueron rápidamente
desactivadas y destruidas por la combinación de las armas de la estación espacial y el
abrumador tamaño y fuerza de la nave estelar. Kay Lazarus se enfrentó al caza de John
Lyra después de que él rechazó una oferta para rendirse. Su nave quedó inutilizada por
el primer disparo que lo cortó. Kay encendió el rayo de partículas y repitió su oferta de
rendirse. Él respondió intentando dispararle. Estaba a punto de convertirlo a él y su nave
paralizada en polvo espacial cuando sintió que Carter la miraba. Ella vaciló, luego siguió
su enlace diciendo a las naves de combate que lo capturaran. Rápidamente desactivaron
sus armas y lo sometieron. Los combatientes y su nave capturada regresaron a la
estación.

Los ojos de Kay Lazarus aún brillaban con la lujuria de la batalla mientras se volvía
hacia Carter Laughlin y sonreía.

—Lo has hecho bien. —Carter asintió, no estaba familiarizada con el sentimiento
que la abrumaba. Kay, sin embargo, estaba familiarizada con él, y al reconocerlo en su
amante, fijó sus gélidos ojos azules en los verdes—. Quítate la ropa —dijo en voz baja.
La ingeniera alcanzó su mono y se lo desabrochó, se quitó las botas y se bajó el mono.
Sus ojos nunca dejaron los de la morena cuando alargó la mano y desató su ropa,
empujándola hacia el suelo. Kay la atrajo hacia sí, la fiereza de la pasión abrumaba el
momento.
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»Date la vuelta —le dijo la voz grave de Kay. Carter se estremeció y obedeció, lo
que permitió que la mayor la empujara suavemente hacia la consola. El peso de la
morena sobre ella mientras mordía ligeramente su espalda y besaba su cuello. La pierna
de Kay le separó las piernas y Carter se sorprendió de que el gemido que escuchó
proviniera de ella. Las hábiles manos de la piloto se acercaron y ahuecaron los pechos
de su amante, pellizcándolos lo suficiente como para hacerla respirar rápida y en forma
errática. Kay presionó su muslo contra las piernas abiertas, lo que hizo que Carter
empujara descaradamente contra ella.

—Oh, por favor, Kay —gimió Carter. Llegó a su pecho y tomó la mano de Kay,
empujándola hacia sus piernas abiertas.

—Por favor, ¿qué? Dime lo que quieres, cariño —le bromeó la piloto, su voz era
una curiosa mezcla de risa y deseo.

—Tócame. Ve dentro de mí —insistió Carter, su respiración rápida, presionándose


con fuerza contra el muslo de Kay de nuevo. La morena la soltó y se dejó caer de rodillas
detrás de ella. Su mano se deslizó en los suaves pliegues que voluntariamente se
separaron. Encontró el lugar que estaba buscando y comenzó un movimiento circular
lento que dejó a Carter derritiéndose sobre su mano. Movió la otra mano hacia arriba y
la deslizó dentro de la rubia, sintiendo su cambio de seda a terciopelo—. Oh, sí, por Dios 100
que sí —balbuceó Carter mientras Kay movía las manos, sabiendo instintivamente lo
que su amante quería y dándoselo. Le mordió ligeramente en el muslo cuando Carter
finalmente se arqueó hacia atrás en liberación, permaneciendo dentro de ella hasta que
las réplicas se calmaron.

Carter se volvió hacia Kay, todavía de rodillas, y la empujó hacia el suelo del Tango.
Con los ojos entrecerrados de deseo, se agachó y separó las piernas de su amante. Con
la mirada recorriendo su cuerpo, susurró.

—Por los dioses, eres una mujer hermosa. —Se inclinó y la besó, sus dedos se
extendieron sobre sus pechos. Pasó las manos por sus costados y volvió a subir por la
parte interior de los muslos. Kay se acercó y pasó la mano por la parte posterior del
cabello rubio, agarrándolo ligeramente y tirándola hacia abajo para besarla. La lujuria
de combate y el sexo se combinaron como sus lenguas, luchando por el dominio. Carter
se apartó primero, inmovilizando a Kay con el deseo en sus ojos. Movió la boca hacia
sus senos, tirando de ellos para que se pusieran firmes. De repente, Kay sintió como si
su corazón fuera a atravesar la pared de su pecho. La intensidad de sus sentimientos por
esta mujer era tan inesperada que casi la asustó. La rubia sintió el cambio en su amante
y la miró inquisitivamente a la cara.

—Estoy bien, —le aseguró Kay. Carter miró por un momento para asegurarse y
luego continuó su viaje por el cuerpo de su amante. Pellizcó ligeramente la convexidad
de su cuerpo, lo que la hizo arquearse y gemir. Abrió más las piernas y permitió que
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tuviera acceso a sus partes más íntimas. Carter aspiró el almizcle húmedo que pertenecía
a Kay y gimió. Extendiéndolo con los dedos, metió la lengua y encontró el punto duro
que buscaba. La piloto levantó las caderas y se presionó contra la boca de la rubia, sus
manos se extendieron detrás de su cabeza buscando algo a lo que agarrarse. Al encontrar
el pedestal de la silla, lo sujetó con ambas manos mientras se arqueaba hacia su amante,
que había deslizado sus dedos dentro de ella. Se meció con fuerza contra Carter y sintió
como si la parte superior de su cabeza volara con las sensaciones que estaba causando
su amor. Cuando sintió la liberación de su cuerpo de la deliciosa tensión que se había
acumulado, gritó el nombre de Carter. Tratando de recuperar el aliento, apretó la mano
de la rubia cuando trató de retirarse—. Todavía no —suplicó. Feliz de complacerla,
Carter se quedó donde estaba hasta que la respiración y los latidos del corazón de Kay
volvieron a la normalidad. Acarició el vientre y las piernas de su amante, memorizando
los pliegues y la forma de su cuerpo. Finalmente, la mayor le permitió volver a subir
hasta el hombro donde Carter reposaba la cabeza. Permanecieron en silencio, ambas
emocionalmente abrumadas por la intensidad de las últimas horas. Carter yacía en su
posición habitual, con el brazo envuelto alrededor de la cintura de Kay y la pierna sobre
la de su amante. Por último, levantó la cabeza y la miró.

—Tengo frío. Y hambre. Necesito moverme —dijo de mala gana. Kay le sonrió, la
mirada de amor en sus ojos era tan descarada como cualquier cosa que Carter hubiera
conocido. La acercó tanto como pudo—. Te amo mucho —susurró.
101
—También te amo, Carter. Desde el momento en que te vi —le susurró la morena.
Sus ojos se miraron y ambas sabían que había un vínculo entre ellas que no se parecía a
nada que ninguna de las dos hubiera esperado antes. De mala gana, Kay la soltó y se
puso de pie, luego ayudó a Carter a ponerse de pie.

El enlace de comunicación sonó y una voz pregunto.

—¿Todo bien, Tango?

Kay respondió a los ojos de su amante.

—Sí. Todo es perfecto.

FIN

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