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Trabajo y Abuso Infantil.

El presente Plan entiende por trabajo infantil toda actividad de comercialización,


producción, transformación, distribución o venta de bienes o servicios, remunerada
o no, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o
jurídica, por personas que no han cumplido los 18 años de edad.

El Trabajo Infantil Constituyen las peores formas de trabajo infantil:

• La esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, como venta y tráfico de niñas


y niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u
obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio en conflictos armados.

• La utilización, el reclutamiento o la oferta de niñas y niños para la pornografía o


la explotación sexual de cualquier clase

• La utilización, el reclutamiento o la oferta de niñas y niños para la realización de


actividades ilícitas, en particular la producción y tráfico de estupefacientes, tal
como se define en los tratados internacionales pertinentes.

Todo aquel trabajo que por su naturaleza o condiciones no garantiza a los


niños y niñas los derechos consagrados en la ley, especialmente:

♦ Que exija capacidades superiores a las que posee el niño o la niña, de acuerdo
al momento particular de su desarrollo, o que afecten o coloquen en riesgo el
natural proceso de desarrollo físico, mental, psicológico, emocional o afectivo.

♦ Que impida o dificulte su ingreso, permanencia, desempeño y logros en el


sistema educativo.

♦ Que no ofrezca tiempo suficiente y espacios adecuados para la recreación, la


práctica del deporte, el aprovechamiento del tiempo libre y el descanso.

♦ Que no ofrezca a los jóvenes de 15 y 17 años las garantías laborales,


especialmente el acceso a la seguridad social integral, la remuneración mínima
legal, una jornada de trabajo de acuerdo con lo establecido con la ley y la
vinculación con programas de formación para el trabajo.

♦ Que conduzcan a que terceros o la familia del niño o la niña, se apropien del
ingreso de su actividad.
Un análisis de las principales causas y consecuencias del trabajo infantil, permitirá
entender más ampliamente el problema e identificar derroteros que deben tenerse
en cuenta a la hora de actuar. La pobreza es una de las principales razones que
ha explicado la oferta del trabajo infantil. Aproximadamente el 50% de los niños y
niñas trabajadores, entre 7 y 17 años, en las principales ciudades del país, afirman
que trabajan para contribuir con los gastos del hogar o ayudar a resolver la difícil
situación económica de la familia. La crisis económica enfrentada actualmente por
el país, una de cuyas características ha sido el aumento de la tasa de
desempleados adultos lo que a su vez ha propiciado, la oferta de y la vinculación
a, trabajos en condiciones poco protegidas, ha agudizado la participación de los
niños y las niñas en el trabajo. Así mismo, los costos de la educación, la poca
disponibilidad de cupos en los establecimientos educativos, o la insuficiente
calidad de la educación, inciden en la vinculación de los niños y las niñas al
trabajo. El 7.1% de los menores entre 14 y 17 años, en las principales ciudades,
afirman que deben trabajar para ayudar a costearse el estudio, y el 14.8% de las
niñas y niños entre 7 y 11 años que no estudian, manifiestan como motivo la falta
de cupos escolares. Sin embargo, se ha establecido que si se suspendieran los
ingresos que aportan al hogar los niños y niños trabajadores menores de 15 años,
los niveles de pobreza, a nivel global, no aumentarían significativamente. En
cambio el impulso a programas que permitan aliviar las necesidades presentes en
los hogares, supliría en corto tiempo dichos aportes y prevendría la incorporación
de los niños y niñas al trabajo. Por otra parte la violencia generalizada que vive el
país, ha ocasionado que muchas familias, integradas principalmente por mujeres,
niños y niñas, hayan tenido que desplazarse de sus lugares habituales de vivienda
y asentarse en lugares extraños donde deben acudir a múltiples estrategias de
supervivencia, entre ellas la vinculación de sus hijos pequeños al trabajo. Otro
grupo de causas que explica la presencia del trabajo infantil, se relaciona con la
existencia de una demanda particular del mismo, el empleador vincula al trabajo a
los niños y las niñas, porque esta mano de obra resulta menos cara que la
ofrecida por los adultos. En efecto, como se mencionó anteriormente, la
remuneración que ellos reciben es, en todos los casos, inferior al salario mínimo
legal por hora trabajada. En promedio, los menores entre 12 y 13 años, a nivel
nacional, devengan el 29% del salario mínimo legal. Asimismo, se recurre a la
mano de obra infantil porque se les considera menos conflictivos que los adultos o
porque se supone que sus características físicas se adaptan más adecuadamente
a determinados trabajos. Los padres también son una de las principales fuentes
de demanda de trabajo infantil, en provecho de sus propias familias. Un gran
número de niños y niñas trabaja sin remuneración alguna en la huerta, talleres y
tiendas familiares cuya viabilidad económica depende de la mano de obra familiar.
La demanda de trabajo infantil redunda en beneficio económico para el empleador,
a costa del desarrollo físico y emocional de las niñas y los niños. Comprometer el
presente y el futuro de ellos en estas circunstancias, no tiene ninguna justificación.
Existen de la misma manera consideraciones de tipo cultural, que inciden en la
reproducción del trabajo infantil. En otros casos, se considera al trabajo como un
medio para ocupar adecuadamente el tiempo libre de las niñas y los niños. Se
cree que de esta manera se evita que ellos se vinculen con pandillas o se
introduzcan en la droga. Finalmente las ausencias o deficiencias, que en materia
de trabajo infantil se ha presentado, en la definición de políticas, en el desarrollo
de programas, en la asignación de recursos y en la aplicación de sanciones, han
permitido que el problema persista. Las implicaciones del trabajo para los niños
son igualmente graves tanto para su desarrollo físico como psicológico. Muchos
niños que trabajan se exponen a los riesgos físicos propios de su ocupación, a la
vez el agotamiento de los niños a causa de los horarios demasiado extensos es
causa frecuente de accidentes. Entre los riesgos físicos más frecuentes se
encuentran: absorción de niveles elevados de plomo o mercurio en la sangre,
heridas o lesiones causadas por golpes y otras formas de agresión, infecciones
graves por tétanos, problemas pulmonares, deformaciones del esqueleto
causadas por el acarreo de cargas pesadas, trastornos cutáneos y otras
enfermedades provocadas por la falta de higiene. La agricultura o la explotación
de minerales, por ejemplo, expone a los niños y niñas a substancias químicas
tóxicas, a cargas demasiado pesadas y a manipulación de herramientas muy
afiladas o de motores sin haber sido formados para ello y sin adoptar las más
mínimas precauciones, por ello, y por elevado número de niñas y niños vinculados
a esta actividad, deben tenerse especialmente en cuenta. Muchas ocupaciones
pueden ocasionar a los niños graves problemas de orden psicológico y social.
Cabe mencionar las niñas que trabajan en el servicio doméstico, las que son
sometidas a la explotación sexual, los niños vinculados al conflicto armado, entre
otros. La mayoría de ellos ven afectada su capacidad de relacionarse con los
otros, poseen una imagen deteriorada de sí mismos, presentan recurrentemente
ideas negativas y de fracaso, su capacidad de gozo se ve limitada y han
postergado su presente para asumir la responsabilidad de sostener
económicamente a los demás miembros de su familia. Con frecuencia el trabajo
se convierte para los niños en una actividad permanente, que los ocupa durante el
día por muchas horas, haciendo incompatible la continuación de sus estudios en
condiciones satisfactorias. Aunque en ocasiones se plantea que muchos niños que
trabajan sacan adelante sus estudios, también es verdad que la mayoría no
acuden o se desvinculan definitivamente de la escuela. El excesivo número de
horas que ellos asumen en el trabajo, afecta negativamente su capacidad de
aprendizaje. Se ha establecido que el rendimiento escolar de los jóvenes entre 12
y 17 años resulta negativamente afectado a partir de 15 horas de trabajo por
semana. En promedio, en el país, los niños entre 12 y 13 años trabajan 32.43
horas a la semana. La pobreza es también una consecuencia del trabajo infantil.
En efecto un bajo nivel de instrucción, la disminución en la salud física y las
dificultades psicosociales originadas en la vinculación precoz al trabajo, redundan
en la edad adulta, en una menor posibilidad de acceso al trabajo y unos menores
ingresos a lo largo de su vida, perpetuándose de esta manera el ciclo de la
pobreza.

Los efectos negativos del trabajo infantil

A primera vista el principal efecto del trabajo infantil es la deserción escolar, lo que
perjudica no solo su nivel intelectual y su formación personal y académica, sino
que los aleja de espacios de socialización con otros niños. Lo que “limita las
capacidades comunicativas y fragmentan el pensamiento, debilitando las
habilidades necesarias para la inserción social”, dice en un informe del Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar.

Otro efecto es la perpetuidad de la pobreza. Si al niño se le enseña que trabajar a


cambio de unos pocos ingresos es más rentable que educarse, se le está dando
un mensaje errado, pues darle más importancia al trabajo que a la educación solo
logra que la informalidad se mantenga durante toda la vida.

Las secuelas físicas son otro efecto importante, porque los empleadores pocas
veces les brindan un trato digno. Debido a largas y extenuantes jornadas,
posiciones del cuerpo rígidas y monótonas, y mala alimentación, muchos niños y
niñas sufren deterioro en su salud. Su vulnerabilidad física es más alta porque
todavía están en etapa de crecimiento, su cuerpo no está completamente
desarrollado. Aunque hay algunas actividades más riesgosas que otras, todos los
trabajos representan peligros, relacionados no solo con el estado de salud sino
con accidentes de todo tipo.

Pero más allá de la salud física, existen riesgos de orden sicológico y moral. “La
calle es altamente peligrosa para los menores, corren el riesgo de volverse
resentidos y de adquirir comportamientos inadecuados a la hora de resolver
conflictos, porque en la calle casi nunca se dialoga para arreglar dificultades.
Además, se pueden tornar irritables, por las pocas horas de sueño que muchos
tienen”, explica la directora de la Corporación Combos.

A lo anterior se suma otro riesgo, especialmente para los niños y niñas que
trabajan en ambientes callejeros: el consumo de sustancias psicoactivas, consumo
que en muchas ocasiones es presionado. Además, pueden terminar en situación
de mendicidad o de explotación sexual, lo que agrava su situación.

 
La dificultad de las tareas y las duras condiciones de trabajo crean un gran
número de problemas, como el envejecimiento prematuro, la desnutrición, la
depresión o la drogadicción.
Los niños procedentes de entornos desfavorecidos, de grupos minoritarios o
sustraídos del seno familiar carecen de protección. Sus empleadores hacen lo que
sea necesario para hacerlos completamente invisibles y, por lo tanto, son capaces
de ejercer control absoluto sobre ellos. Estos niños trabajan en condiciones
degradantes, lo que socava todos sus derechos y principios fundamentales.
Por otra parte, los niños que trabajan no están en capacidad de tener una
educación normal y serán condenados a convertirse en un adulto analfabeto, sin
tener la posibilidad de crecer en su vida social y profesional.

En algunos casos, el trabajo infantil también pone en peligro la dignidad y la moral


del niño, especialmente cuando es víctima de explotación sexual, como la
prostitución o la pornografía infantil.
Además, los niños que trabajan están más expuestos a la desnutrición y suelen
ser víctimas de violencia física, mental y sexual.
Factores Pedagógicos.- “del total de las causas que provocan la deserción, el
9.6% son pedagógicas”. Cuando tomamos en cuenta un factor pedagógico como
determinante de la educación representamos con este a la calidad educativa ya
que consideramos que la calidad en la enseñanza contribuye a que la deserción
escolar disminuya. Cuando no hay una verdadera calidad en la educación escolar
(de manera especial la relación profesor-estudiante), el alumno no le encuentra la
gracia a la educación, ni el sentido de la asistencia a ese lugar, volviéndose
finalmente monótono tedioso y hasta aburrido. -Factores Educativos y
Metodológicos.- las infraestructuras escolares deficientes, los planes de estudios
inadecuados, una disciplina violenta y una insuficiente preparación de los
maestros hace poco atractiva y poco viable la educación como sistema formativo.
A los métodos didácticos se les atribuye un 7,2 % de responsabilidad en la
deserción.

-Factor Salud.- al factor salud se le atribuye el 8.7% de la totalidad de las causas


que provocan el abandono escolar. La salud es un factor esencial en la vida
escolar de los niños, ya que como tal, necesita sentirse bien para su correcto
desenvolvimiento físico e intelectual en la escuela. Averril; (1994: 146) afirma que,
“El niño que se halla en desventaja física o sufre trastornos por enfermedad, está
por fuerza obligado a no participar activa y espontáneamente en el proceso de su
educación que emprenden los niños” - Factores Familiares y personales.-
“factores familiares como la migración o el ausentismo son también razones de la
pérdida de año, deserción escolar, traumas, inseguridades, destrucción familiar; y
niños que crecen sin calidez afectiva, de cuidado de protección, de ternura, de un
ambiente hogareño, cálido y acogedor.

-Otros Factores Además de los ya señalados existen otros factores determinantes


de la deserción tales como el área geográfica de residencia, la infraestructura
escolar, aspectos psicológicos y sociales como hogares con problemas sociales
(alcoholismo, drogadicción, divorcio, violencia familiar, madres solteras…etc.)
convivencia grupal escolar, maltrato por parte de los profesores y aún más que
eso maltrato entre compañeros (bulling) dichos factores pueden desmotivar a los
niños para permanecer en la escuela. Es importante y a la vez interesante
acentuar las diferencias en torno a la deserción escolar entre hombres y mujeres,
pues descubrimos que mientras en las áreas urbanas, tanto la deserción como la
repitencia es más intensa en los niños que en las niñas, en las zonas rurales se da
lo contrario.

DETERMINANTES DEL TRABAJO INFANTIL El anhelo de los niños trabajadores


en ninguna parte del mundo es la acumulación de fortuna; la necesidad y la falta
de alternativas provocan que los padres y madres se vean obligados a enviar a
trabajar a sus hijos en detrimiento de sus estudios y de su infancia. Tomando en
cuenta que las situaciones de cada región y país varían unas de otras, se da la
existencia de determinantes particulares. Tal como lo son: -Sistema educativo
deficiente.- este es provocado por una insuficiente inversión que los gobiernos
dedican a la educación, esto sumado a la escasez y mala calidad de las
infraestructuras escolares, a mallas de estudio incorrectas, a métodos de
enseñanza violentos y a una docencia pobremente preparada provocando así que
la asistencia al sistema educativo sea poco viable y poco atractiva dejando como
alternativa al trabajo. La educación pública a pesar de ser gratuita es
excesivamente costosa para familias pobres, ya que el ingreso al sistema
educativo implica incurrir en gastos intrínsecos es este tales como la adquisición
de libros y demás útiles escolares, uniformes, ropa, transporte y a veces recurrir a
clases particulares para reforzar las recibidas en las instituciones educativas a fin
de conseguir el éxito al finalizar el año lectivo. En las áreas rurales los niños
pertenecientes a países emergentes como el nuestro deben recorrer largas
distancias, a veces de varios kilómetros (a pie), para ir a la escuela. Las malas
condiciones climatológicas, las vías de transporte entre otros factores tal cual la
inseguridad, contribuyen a incrementar el índice de absentismo y fracaso escolar
en muchos en nuestro país. -Tradiciones y los modelos sociales.- estos tienen
gran peso en la decisión de los padres de optar por hacer trabajar a sus hijos en
desmedro de su educación. A pesar de que hay casos de hogares que no tienen la
necesidad del ingreso excedente que les proporciona el trabajo de sus hijos, estos
piensan que el trabajo contribuye a que los niños/as aprendan valores y conductas
mejores que. Consecuentemente se prevé la transferencia de estas costumbres
locales a las generaciones subsiguientes volviéndose posible que los menores que
realizan trabajo infantil imiten esta conducta en sus hijos. -Desarraigo familiar.-
cuando una familia es muy pobre no existe tiempo para un desarrollo creativo,
lúdico y afectivo de los niños. No hay tiempo ni recursos para que los niños lo
inviertan en algo que no sea el mantenimiento de la familia. Los hermanos
mayores se ocupan de los hermanos menores, y a una cierta edad se pondrán a
trabajar como hicieron sus padres.

Objetivos Específicos

Consolidar un sub-sistema nacional de información sobre trabajo infantil, de


manera que permita recolectar, procesar, analizar y difundir periódicamente
información cualitativa y cuantitativa pertinente, confiable y oportuna para la
formulación, el desarrollo y el seguimiento de políticas y programas para la
erradicación del trabajo infantil y la protección de los jóvenes trabajadores.

Crear y desarrollar programas de transformación de los patrones culturales que


legitiman y promueven el trabajo infantil, especialmente sus peores formas.

Diseñar y poner en marcha los mecanismos necesarios para garantizar el


desarrollo, la prevención y erradicación del trabajo infantil, especialmente aquellas
referidas a la educación básica y media, la formación para el trabajo, la promoción
del empleo adulto, la recreación y el deporte, la salud y la nutrición y la protección
de la familia y la infancia.

Promover la actualización y el desarrollo de la legislación nacional en materia de


trabajo infantil y fortalecer los mecanismos que garanticen su aplicación, en
particular los de inspección, vigilancia y sanciones.

Incidir de manera controlada sobre grupos delimitados de niños y niñas ocupados


en las peores formas de trabajo infantil, para garantizar su retiro efectivo y la
restitución plena de sus derechos, mediante proyectos que aseguren el accionar
simultaneo y complementario de los diferentes sectores.

Estrategias para acabar con el trabajo infantil.

1. Reducción drástica de la pobreza.


2. Acceso a una educación de calidad y pertinente.
3. Dar empleo de calidad a los adultos responsables de los niños y de las niñas.
4. Acabar con las normas sociales que legitiman el trabajo infantil.

Conclusiones y recomendaciones

La información contenida en este artículo demuestra que el trabajo infanto-juvenil


es un fenómeno vigente en Colombia que está ocasionando problemas en el
bienestar de los menores. Además de encontrarse un reporte estadístico de 7.96%
y 32.56% de trabajadores del total de la población entre 7-11 años y 12-17 años,
respectivamente, el estudio muestra el impacto negativo que ejerce la vinculación
temprana al mercado laboral sobre la educación y salud percibida de los menores
colombianos.

Sobre el vínculo entre educación y trabajo infantil y juvenil, en Colombia existen


diversos factores individuales, familiares y del entorno, que contribuyen a que el
menor, en una decisión conjunta con sus padres o acudientes, se incline a
trabajar, estudiar, realizar ambas actividades o no realizar ninguna. Una mayor
edad, el ser varón y la pobreza se relacionan con que los menores abandonen la
escuela para dedicarse bien sea a sólo trabajar o a trabajar y estudiar. Aun
controlando por edad, género y riqueza, por sí sólo incrementa la probabilidad de
que los menores trabajen y estudien, frente a la opción de sólo estudiar. La
educación de las madres se revela una vez más como factor determinante del
capital humano, ya que se relaciona negativamente con que el menor sólo trabaje,
y con que los niños de 7-11 años no realicen ninguna de las dos actividades,
respecto a que únicamente asistan a la escuela.

El intercambio entre trabajo y escolaridad se verifica para los jóvenes entre 12 y


17 años de edad que realizan labores tradicionales o domésticas, puesto que se
encontró una correspondencia negativa entre trabajo y asistencia escolar.
Además, las variables de control utilizadas en los modelos que estiman la relación
entre trabajo y asistencia escolar presentan coeficientes inversos para estas
actividades, es decir, que aquellas que estimulan el estudio desestimulan el
trabajo y viceversa. Adicionalmente se halló un vínculo positivo y de una magnitud
considerable entre trabajo y extraedad escolar, ya que los menores que trabajan
tienen más del doble de la extraedad promedio que los que no trabajan .
Las pruebas econométricas muestran también que, en alguna medida, el trabajo
afecta negativamente la salud de las/los menores colombianos. Estados
percibidos de salud más bajos diferencian a los jóvenes trabajadores de los no
trabajadores en el rango de edad entre 12 y 17 años. La no influencia inmediata
de los oficios realizados sobre la salud, y la ejecución de labores más suaves
respecto a las hechas por los menores de mayor edad, podrían ser algunas de las
causantes de que este efecto no se haya observado en la población de 7 a 11
años.

Así, las pruebas empíricas contenidas en este artículo muestran que el trabajo
actúa en detrimento del bienestar de la niñez y juventud colombiana, sobretodo de
su educación, y constituyen un factor importante a tener en cuenta para el diseño
inmediato de políticas que detengan el avance de este problema y procuren
disminuir los actuales índices.

Por último, se quiere señalar que en cuanto al problema del trabajo infantil y
juvenil en Colombia quedan pendientes por indagar aspectos importantes, en
particular el tema de los costos y beneficios económicos que tendría una eventual
erradicación de esta clase de trabajadores; de igual manera, la contraposición de
estas variables económicas con las consecuencias actuales del problema en el
bienestar de la población infantil y juvenil. Por otro lado, con una mejora de los
datos estadísticos que permita hacer estudios de panel, sería interesante
investigar sobre los impactos futuros en la salud y educación de los individuos
cuando han tenido una inserción temprana al mercado de trabajo.

https://youtu.be/aqQunOlVhKo

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