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TRABAJO INFANTIL
INTEGRANTES:
JORGE ALBERTO LUCERO ESPINOZA
ERIKA LILIANA NEGRETE JULIO
ANA GERALDINE HERRERA LLERENA
DOCENTE
JAIRO GUEVARA GOMEZ
04 SEPTIEBRE 2019
EL TRABAJO INFANIL EN LA CIUDAD DE VALLEDUPAR.
1. ¿QUE ES EL TRABAJO INFANTIL?
El trabajo infantil es todo aquel realizado por un niño, niña o adolescente que no alcance la
edad mínima de admisión al empleo y en los términos establecidos por la legislación
nacional y que, por consiguiente, impida la educación y el pleno desarrollo del niño la niña
o el adolescente; el que se ajuste a la definición de trabajo peligroso o aquel que está
incluido como peores formas de trabajo infantil”.
También puede entenderse como: Toda actividad, remunerada o no, realizada en forma
independiente o al servicio de otra persona, por personas menores de 18 años de edad y las
cuales les resulten peligrosas por su por su naturaleza o condición. Es importante
comprender que el trabajo infantil impide el desarrollo escolar de los niños, niñas y
adolescentes e implica un daño para su salud, al tratarse de actividades que los ponen en
peligro de sufrir daños físicos, morales y psicológicos.
La población infantil es el abastecimiento del capital productivo, lo cual origina mayor
empobrecimiento para la clase obrera y reducción en el costo laboral, porque este sector no
puede exigir la remuneración exacta a su trabajo y aprovechándose de esto los patrones les
pagan cantidades inferiores a las que deben ganar, en caso de no aceptarlo simplemente los
echan y “contratan” más infantes. La población adulta se ve marginada ante este fenómeno
y ante la falta de empleo aceptan la competencia de ese tipo además de laborar en
condiciones infrahumanas. Esta problemática se origina en la pobreza misma, ya que dicha
la población ante la falta de oportunidades para seguir estudiando se ven en la necesidad de
ser productivos y aportar economía para el sustento familiar, por otra parte la falta de
empleo la caída salarial y el alto costo de la vida también origina que se agigante dicho
problema. La familia ante la inestabilidad económica, social y cultural que aqueja a nuestro
país encuentra en sus menores una ayuda o colaboración económica familiar. La
globalización ha transformado los paradigmas laborales y en muchos casos está
destruyendo los derechos obtenidos, trayendo como consecuencia mayor desempleo, caída
salarial, informalidad laboral, crisis sindicales, trabajos precarios sin opción a adquirir
planta o base, carentes de derechos laborales y seguridad social. Originalmente el
capitalismo tenía por objeto una articulación armónica entre producción y consumo con
instituciones de regulación que aseguraban la reproducción de las relaciones sociales, sin
embargo esto se vio afectado en dos vertientes: primero la limitación en la producción por
la productividad; y segundo crisis en la relación salarial. En la actualidad ese proceso
quiere adecuar el trabajo en complicidad con los esfuerzos del capital por quitar todo
obstáculo que atente contra la productividad, competitividad y calidad, buscando un uso
más libre y discrecional de las condiciones, movilidad, retribución y permanencia de la
fuerza de trabajo (Cobarrubias:1992:40). Esto significa que el patrón determina las
condiciones y organización del trabajo, los salarios y demás prestaciones. La ganancia del
capital es primordial en este nuevo modelo y un pilar fundamental para alcanzar su objetivo
es la reducción salarial indirecta, la cual afecta la seguridad social, jubilación y prestaciones
sociales. Este paradigma busca la reducción del costo del trabajo, poniendo de manifiesto el
entorno jurídico laboral. Todo apunta a contratos individuales y temporales contraviniendo
el reconocimiento de derechos colectivos, los contratos indefinidos y la reglamentación del
trabajo. Este entorno hace que el trabajo infantil sea una opción viable para el capital. El
trabajo infantil es concebido como “El conjunto de actividades que implican la
participación de los niños en la producción y comercialización de los bienes no destinados
al autoconsumo, prestación de servicios a personas naturales o jurídicas”
(Staelens:1993:28). Otros lo denominan la actividad económica efectuada por una persona
menor de quince años de edad, cualquiera que sea su situación en la ocupación, es decir,
trabajador asalariado, independiente o familiar no remunerado, entre otros (OIT:1995:75).
Una definición más es: “todas las actividades que realizan sólo los niños que proceden de
familias pobres, en una economía de mercado, presionados por la necesidad de sobrevivir a
través de obtener una remuneración en dinero o especie, actividades discriminatorias que se
alejan del objetivo socializador. El trabajo infantil es pues, la utilización de la fuerza de
trabajo de niños y niñas en actividades económicas de producción e intercambio de bienes y
servicios. Este fenómeno lo encontramos en todas partes del mundo como cultura
tradicional de cada país; no obstante lo encontramos regulado en convenios internacionales
y legislaciones nacionales, ya que su práctica constituye una violación a los derechos
fundamentales de los niños los cuales deben ser intereses superiores sobre cualquier otro
derecho (http://www.ilo.org/public/spanish/standards/decl/publ/reports/report3.htm).
En Colombia los índices de trabajo infantil continúan siendo alarmantes y representan una
grave vulneración a los Derechos de la Niñez. Según cifras del DANE, en el último
trimestre del 2012 se registraron 1.111.000 niños y niñas trabajadores, muchos de ellos en
actividades que realizan ante los ojos de toda la sociedad, en lugares públicos y
concurridos. Otros, en peores condiciones, se dedican a labores como el trabajo doméstico
y la explotación sexual sin dejar de lado a aquellos que empiezan a realizar actividades para
grupos al margen de la ley, actividades éstas catalogadas como las peores formas de trabajo
infantil.
La Organización Internacional del Trabajo define el trabajo infantil como aquel que “priva
a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo
físico y psicológico”. Es decir, el fenómeno se presenta cuando las actividades laborales de
los niños y niñas perjudican su desarrollo físico y emocional y los llevan a la
desescolarización. Según la OIT, no debe mirarse de forma negativa el hecho de que un
niño o una niña ayude a sus padres en algunas labores del hogar o en negocios familiares,
siempre y cuando no descuiden la escuela ni se les vulneren los derechos a la recreación, la
salud y el buen trato.
Colombia tiene una clara legislación al respecto. El artículo 35 del Código de la Infancia y
la Adolescencia fija los 15 años como edad mínima para trabajar, y aclara que los
adolescentes entre 15 y 17 años requieren de autorización por parte del Inspector de
Trabajo o, en su defecto, del ente territorial local, y deben tener las protecciones
consagradas en la Constitución Política, el régimen laboral y normas que lo complementan;
y en los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia. Tienen además
derecho a la formación y especialización que los habilite para ejercer libremente un arte,
oficio o profesión. Esto, porque los adolescentes que trabajan están en mayor riesgo de
abandonar la escuela. Según datos del Ministerio del Trabajo, en 2011 el 28% de éstos se
registraron como ocupados, en contraste con el 9% de los menores entre 5 y 14 años.
El problema del trabajo infantil también está marcado por la condición de género, con
implicaciones diferenciadas para niños y niñas. “Los niños, en un mayor número, se
dedican al trabajo de calle, mientras que las niñas se emplean más en labores domésticas.
Pero sea cual sea su oficio, los menores dedican la mayor parte de su tiempo a actividades
tan demandantes, que pierden todo espacio para la educación y la recreación”, explica
Elsa Nidia Toro, de la Unidad de Niñez de la Secretaría de Inclusión Social y Familia de
Medellín. (PERIODICO EL TIEMPO JUNIO 12-2019)
En la mayoría de los casos la realidad contrasta fuertemente con lo establecido por la ley, la
cual ordena que solo en casos excepcionales podrán concederse permisos a niños y niñas
menores de 15 años para desarrollar actividades culturales, artísticas, deportivas o
recreativas con remuneración, siempre y cuando no sobrepasen, bajo ninguna circunstancia,
las 14 horas de trabajo semanales. No obstante, muchos menores de 15 años ejercen
actividades laborales sin remuneración durante jornadas extenuantes, que superan por
mucho el tiempo estipulado en el Código de la Infancia y la Adolescencia.
12. El trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable
que pueda afectar la salud, la integridad y la seguridad o impedir el derecho a la educación.
13. Las peores formas de trabajo infantil, conforme al Convenio 182 de la OIT.
La mayoría de los niños, niñas y adolescentes trabajan en condiciones ajenas a la ley. Pero
hay excepciones que vemos a diario y casi sin darnos cuenta. Hay niños que, por ejemplo,
actúan en novelas, que son artistas o que ganan dinero siendo deportistas.
Los menores que tengan 15 o 16 años solo pueden trabajar seis horas al día (máximo hasta
las 6:00 p.m.) y máximo 30 horas semanales. Quienes tengan 17 años pueden trabajar ocho
horas diarias (máximo hasta las 8:00 p.m.) y con un límite de 40 horas semanales.
En el caso de que sean adolescentes embarazadas las cobijan estas mismas condiciones y
además tienen el derecho de acogerse a la ley del Código Sustantivo del Trabajo que aplica
para todas las mujeres en estado de gestación.
Algunas de las más importantes características del trabajo infantil están determinadas por
las ramas de actividad en las que se desempeñan los niños, niñas y adolescentes que marcan
condiciones particulares y determinan diferentes formas de afectación de su desarrollo
físico o psicológico. Además de que las ramas de actividad caracterizan de diferentes
maneras las actividades desempeñadas, desde el punto de vista económico, muestran
distintos desarrollos y formas de articulación al mercado laboral. Es claro que en algunas de
estas actividades el trabajo exige mayor rudeza, es de mayor riesgo, tiene menos protección
y menos posibilidades de acceso a la escolaridad, diferencias que pueden ser vistas
claramente en la cabecera y el resto. Las estructuras de las tasas de participación de los
ocupados, indican la capacidad de ajuste que existe entre las potencialidades de las ramas
de actividad y las competencias y condicionamientos de los niños, niñas y adolescentes que
buscan participar en las actividades laborales. En este sentido, interviene la presencia de
una informalidad asociada a un bajo desarrollo tecnológico, la existencia de pequeñas
empresas familiares o labores como los servicios personales, frente a situaciones que
obligan a la población entre 5 y 17 años a acudir al mercado laboral, y a condiciones tales
como los niveles educativos, los patrones culturales o los roles por géneros. En general,
como se ha podido constatar en los estudios adelantados durante esta década, el trabajo
infantil ha disminuido mostrando una estructura de participación similar dentro de todas las
ramas de actividad, con algunas pequeñas diferencias de comportamiento entre ellas,
concentrándose la mayor parte de niños, niñas y adolescentes en la agricultura y el
comercio, sectores que tienden a agrupar cerca del 68% de la población infantil trabajadora
El trabajo infantil suele depender de un conjunto de factores que interactúan entre sí. La
investigación previa ha identificado, entre otros, los siguientes:
Los ingresos familiares. La pobreza de la familia es el primer antecedente directo que
empuja a los niños a trabajar. La calidad del sistema educativo. Un sistema educativo que
funciona mal se relaciona con la proporción de niños trabajadores. Un indicador que a
veces se utiliza al respecto es el salario y las condiciones de trabajo de los profesores.
También hay que considerar la accesibilidad y la disponibilidad de los recursos educativos.
El trabajo y la educación de los padres. El nivel educativo de los padres y el hecho de que
los padres trabajasen de pequeños también son factores significativos.
Otras características estructurales. Entre otras características de la familia, son predictores
significativos el número de hermanos, el número de personas en el hogar, y el orden de
nacimiento. También es importante el nivel de urbanización y el desplazamiento de la
familia del ámbito rural al ámbito urbano por razones económicas, por seguridad o para
acceder a recursos públicos.
Cultura del trabajo. Los valores y actitudes sobre el trabajo infantil son determinantes en su
origen y en su mantenimiento.
La pobreza
El trabajo infantil es básicamente, uno de los síntomas de un problema subyacente de
pobreza generalizada y desigualdad social. Pero es también una causa de ella y, en ese
contexto, se perpetúa a sí mismo. La pobreza es un mal con profundas raíces y las
catástrofes naturales, los desastres provocados por el hombre (la guerra y los conflictos
civiles), el analfabetismo, la falta de poder y la ausencia de opciones viables, exacerban aún
más las privaciones a las que se ven sometidas familias necesitadas que se ven obligadas a
hacer trabajar a los niños (IPEC, 2003; 4). Capítulo 2. Identificación del problema y causas
del trabajo infantil en Latinoamérica 38 A pesar de su reducción, las tasas de trabajo
infantil siguen siendo muy elevadas en algunos países de la región latinoamericana (OIT,
2006a; 9): en los últimos años se ha reducido significativamente el trabajo infantil en las
niñas y niños de edades comprendidas entre 5 y 14 años de Latinoamérica en su conjunto;
no obstante, las tasas siguen siendo muy elevadas en algunos países en particular y la
región en general, por lo que se requiere fortalecer los esfuerzos para erradicar este flagelo.
Factores internos
El término “factores internos” se refiere a un número de ‘desgracias’ que puede afectar a
una familia. Pueden ser la muerte o abandono de un miembro de la familia, dejando al otro
imposibilitado para mantener a los/as hijos/as. La enfermedad puede empobrecer a una
familia, y si la persona que trabaja cae enferma, la familia puede terminar en la indigencia.
En algunos casos, los padres pueden estar permanentemente incapacitados para trabajar por
razones de salud física o mental. Por otro lado, una familia disfuncional es en la que se
sufre el abuso de alcohol o drogas, violencia o abuso sexual. Estos niños/as están
desprotegidos por sus familias, que les obligan a trabajar a muy temprana edad, llegando
incluso a hacerlos abandonar el hogar. Algunos hogares poseen “pobres valores familiares”
relativos al trabajo, educación, el respeto hacia las mujeres y niños, consumo de alcohol y
drogas, los límites sexuales entre familiares, la relación entre la familia y la comunidad, el
orgullo familiar,45 afiliación y creencias religiosas, etc. Estos valores son transmitidos de
padres a hijos desde que nacen, e influencian el comportamiento de los padres en lo
referente a sus hijos y las elecciones que ellos (o los niños) hacen, incluso respecto al
trabajo infantil. El bajo nivel de educación y aptitudes de los padres tiene también efectos
negativos sobre los/as niños/as y su futuro, ya que estos estarán limitados a una escasa
educación familiar y a bajas aspiraciones para obtenerla. Así, el aprendizaje y la escuela
pueden no ser altamente valorado y los padres pueden no percibir la necesidad de que sus
hijos e hijas obtengan la educación que ellos no tuvieron.
Factores externos
La influencia de la sociedad En algunos países, muchas de las familias que envían a sus
hijos a trabajar pertenece a poblaciones minoritarias socialmente marginadas y denigradas
por las poblaciones circundantes durante generaciones. Actualmente, son numerosos
estudios los que señalan el “consumismo” como causa del trabajo infantil. El deseo de
obtener bienes materiales funciona en dos niveles, el de la familia en su conjunto y el de los
propios menores. Enviar a los niños/as a trabajar es una manera de aumentar el ingreso
familiar y hacer posibles algunas compras. A pesar de que estas familias no son lo
suficientemente pobres como para carecer de lo más básico, estos niños/as pueden llegar a
trabajar en lo que se denomina “peores formas de trabajo”, y la escuela puede a menudo
quedar de lado a fin de desempeñarlo. Esta necesidad de acceder a posesiones materiales
puede proceder del grupo de compañeros del niño/a en cuestión, para los cuales estas
compras se vuelven una “necesidad” y un símbolo de pertenencia y estatus. En este caso, el
grupo de los compañeros reemplaza (o va segundo) a la familia en alentar a la persona
joven a abandonar o privarse de la escuela para ir a trabajar. El grupo de los compañeros
suele también seleccionar o reforzar la clase de trabajo que el niño asume, pues los menores
con frecuencia siguen a sus amigos al ingresar en la fuerza laboral. En el narcotráfico y en
la explotación sexual comercial, el grupo de los compañeros participa en seleccionar y
alentar una actividad ilícita y peligrosa. Si la familia ya está involucrada en el mundo de las
drogas, la asociación con el grupo de compañeros y las altas ganancias que produce la
actividad (dando lugar a altos niveles de consumo) se combinan para consolidar su control
sobre la persona joven y su futuro
El trabajo infantil ya no es un tema que se pueda ignorar por más tiempo. El mérito se lo
debemos, sin duda, a los organismos internacionales que, desde los años setenta, han
llevado poco a poco este tema a la plaza pública. Sin embargo, esto no ha desembocado en
un verdadero debate, al menos por lo que hace a los países ricos, en los que estamos
demasiado prestos a depositar nuestra confianza en las organizaciones internacionales o no
gubernamentales. De hecho, ya nadie duda de que estas organizaciones sean las más aptas
para idear y para aplicar una solución a los problemas que asolan a las sociedades del
«Tercer Mundo», de ese mundo tan lejano. Y, sin embargo,... Seguimos inmersos en la
lógica de la urgencia, de los efectos de anuncio mediático, de las señales de alarma cuyo
eco se ahoga en la opinión tan pronto como éstas han sido lanzadas. Y, por consiguiente, el
desaliento nos vence. Así, si en 1979 se estimaba en cincuenta y seis millones el número de
niños y niñas trabajadores en el mundo, y se pensaba erradicar esta forma de explotación en
los años siguientes; hoy, veinte años más tarde, se calcula, según las mismas fuentes, en
doscientos cincuenta millones, y la esperanza de acabar pronto con el trabajo infantil se ha
desvanecido. Más aún, hoy en día la confusión es total: por ejemplo, los que, sobre el
tablero político tradicional, se oponían hace veinte años a todas las formas de explotación
sostienen ahora que el trabajo infantil es un mal menor que los mismos niños aceptan.
Casi todos los niños de 5 a 12 años están escolarizados. Todos van a la escuela, pero no
todos aprenden lo que tienen que aprender. Los motivos son diversos y complejos. Más que
causas individuales es preciso pensar en términos de sistemas de factores que intervienen
en forma conjunta. La escuela no es una esencia o una sustancia, sino que es lo que es en
relación con determinadas características de los alumnos que la frecuentan. Hoy se
reconoce que la institución escolar no es una estructura homogénea que forma individuos,
es una institución múltiple y heterogénea (por la diversidad de las condiciones de vida
-materiales y culturales- que la sustentan), que debería ser atendida con una diversidad de
estrategias pedagógicas e institucionales. En otras palabras, se tiende a considerar que la
escuela contemporánea, si quiere lograr objetivos comunes de aprendizaje debe tener en
cuenta la diversidad de los alumnos y contextos sociales de referencia. Lo primero que salta
a la vista es que en América Latina se ha masificado la escolarización, pero también
persisten y se desarrollan nuevas formas de pobreza y exclusión social. Todos están en la
escuela, pero no todos están en las mismas condiciones de aprender. Vivimos en una
sociedad desigual. Por ende las familias, con un nivel socioeconómico bajo, cuentan con
recursos extremadamente desiguales para sostener la educación de sus hijos y las escuelas
son cada vez más desiguales en Los niños que trabajan y la escuela recursos humanos,
materiales, tiempo de aprendizaje, etc.
Trabajo Infantil y Experiencia Escolar - Análisis de Casos en Gran Buenos Aires,
Mendoza y Rosario Los niños que trabajan y la escuela| 11
3. OBJETIVO GENERAL
Determinar cómo influye la situación socioeconómica en el aumento del trabajo
infantil en la ciudad de Valledupar.
4. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Indagar el origen y evolución del infantil atreves de la historia.
Definir Conceptualmente el objeto fenómeno de estudio
Precisar y determinar las posibles causas y consecuencias del trabajo infantil
Conocer los tipos de trabajo infantil que se dan en la ciudad de Valledupar
Establecer lo sitios más propensos para el trabajo infantil en Valledupar
Conocer mediante la elaboración de un diagnostico la situación actual del
trabajo infantil en Valledupar
5. HIPÓTESIS
Cada día la vulnerabilidad económica de los hogares se incrementa ante reducciones del
ingreso familiar y frente a contingencias, de tal forma que los hogares pobres tienen una
capacidad limitada o incluso sin capacidad alguna para asegurase a sí mismos cuando su
situación económica se deteriora. Por eso es muy frecuente ver en la ciudad de Valledupar
la participación de los niños en actividades económicas que son esenciales para la
supervivencia de sus hogares, en gran parte, todo esto se debe a la pobreza, desempleo y
baja estabilidad económica del núcleo familiar, pero no podemos dejar de un lado un factor
muy importante que tiene una gran influencia y es el factor cultural, en muchos hogares
vallenatos el trabajo infantil es considerado como formativo y se cree que es una
preparación para asumir la vida, muchos Padres que empezaron a trabajar muy temprano
impulsan a sus hijos a hacerlo también, dado que, lo consideran como una experiencia
positiva para replicar en la siguiente generación.
Por otro lado los empleadores también piensan que al vincular los niños al trabajo precoz
los están ayudando, lo que los lleva a pensar que no tienen por qué pagar justamente su
labor. Estas formas de conceptualizar al trabajo como una manera de “salvar” o prevenir la
perdición del niño tienden a legitimar el trabajo infantil de los niños y adolescentes pobres
de la ciudad de Valledupar.
6. CUADRO DE VARIABLES.
Indagar el origen y evolución del infantil atreves de la historia.
Definir Conceptualmente el objeto fenómeno de estudio
Precisar y determinar las posibles causas y consecuencias del trabajo infantil
Conocer los tipos de trabajo infantil que se dan en la ciudad de Valledupar
Establecer los sitios más propensos para el trabajo infantil en Valledupar
Conocer mediante la elaboración de un diagnostico la situación actual del trabajo
infantil en Valledupar
7. BIBLIOGRAFÍA
https://www.icbf.gov.co/programas-y-estrategias/proteccion/trabajo-infantil
https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/trabajo-infantil
https://www.eltiempo.com/vida/mujeres/cifras-de-explotacion-infantil-en-colombia-374450
https://www.cosasdeeducacion.es/tipos-trabajo-infantil/
https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_223205/lang--
es/index.htm
https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/jobinfantil/libro/capitulo_4.pdf
http://ail.ens.org.co/informe-especial/la-problematica-del-trabajo-infantil-colombia-
muchas-aristas-pocas-soluciones/