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DIFERENCIAS ENTRE EL ADN Y ARN

El ADN y el ARN son los ácidos nucleicos que controlan y dirigen la síntesis de
proteínas en los cuerpos de los seres vivos. Contienen las instrucciones
necesarias para todo proceso vital, por ello, no podríamos concebir nuestra
existencia sin estas moléculas. A pesar de sus similitudes morfológicas y
funcionales, existen múltiples diferencias entre el ADN y el ARN.

Estos complejos polímeros formados por la repetición de nucleótidos entrañan


en su interior el funcionamiento de todos los mecanismos biológicos y la
identidad de cada especie.

Diferencias entre el ADN y el ARN: entre planos


genéticos
Antes de detallar los rasgos que diferencian los ácidos nucleicos, es necesario
explicar los factores que los unifican. Entre ellos encontramos los siguientes:

 Ambos son macromoléculas formadas por una sucesión de nucleótidos unidos


por enlaces fosfato.
 El orden y la periodicidad de los nucleótidos que forman las moléculas codifican
la información biológica del organismo.
 Son responsables de la heredabilidad de caracteres de padres a hijos.
 El ADN tiene mayor peso molecular que el ARN.
 Son biopolímeros, es decir, moléculas complejas producidas por organismos
vivos.
Como podemos ver, estas dos macromoléculas son esenciales para la
adaptación de los seres vivos al medio ambiente. Sin estos polímeros no
existiría la transferencia de información genética de la célula madre a las células
hijas, lo que impediría un mecanismo tan importante como es la propia
evolución. Además, tanto el ADN como el ARN están implicados en la síntesis
de proteínas, unidades estructurales básicas de cualquier organismo vivo.

Diferencias estructurales

Al tratarse de moléculas altamente complejas, tanto el ADN como el ARN


presentan una estructura tridimensional específica que los caracteriza. Las
diferencias estructurales son diversas. A continuación las exponemos.

1.1 Cambios en los nucleótidos


Los ácidos nucleicos son polímeros formados por una sucesión de monómeros,
los nucleótidos. Estas moléculas son cada una de las “piezas del puzzle” que
componen tanto al ADN como al ARN, y en ellas encontramos las primeras
diferencias esenciales. Según su naturaleza orgánica, los nucleótidos están
compuestos por tres segmentos:

 Bases nitrogenadas: compuestos orgánicos cíclicos que, según su naturaleza,


se nombran como guanina, citosina, timina, adenina y uracilo.
 Pentosa: un azúcar con cinco átomos de carbono.
 Ácido fosfórico: de una a tres moléculas por nucleótido.

La diferencia fundamental entre el ADN y el ARN es que las bases nitrogenadas


de los nucleótidos del primero presentan adenina (A), guanina (G), citosina (C) y
timina (T), mientras que en el ARN el uracilo (U) toma el lugar de la timina. Otra
de las variaciones encontradas en los nucleótidos es que el azúcar de tipo
pentosa del ARN es una ribosa, mientras que el del ADN se trata de una
desoxirribosa. Estas dos pequeñas diferencias aportan cualidades morfológicas
muy distintas a ambas macromoléculas.

1.2 Hélices y cadenas simples


Otra de las diferencias entre el ADN y el ARN que resulta clave y es fácilmente
identificable es la organización tridimensional de estas cadenas de
nucleótidos. La mayoría de las moléculas de ADN están formadas por dos
cadenas antiparalelas unidas entre sí mediante las bases nitrogenadas, gracias a
puentes de hidrógeno.

Esto les otorga una forma helicoidal muy característica, debido a la complejidad
morfológica del ADN, este presenta una estructura primaria, secundaria,
terciaria y cuaternaria, según su composición, tipo de giro y empaquetamiento
en los cromosomas, los cuales contienen la información genética del organismo.

El ARN tiene una forma mucho más simple. En este caso estamos ante una
macromolécula que, al igual que el ADN, está compuesta de una sucesión de
nucleótidos, pero aquí no se generan hélices ni hay dos cadenas antiparalelas. El
ARN presenta solo una cadena, y es por esto que solo tiene variaciones
estructurales primarias y secundarias (en algunos casos especiales también
terciarias, pero no es usual). A veces, dentro de una misma hebra de ARN
pueden formarse pliegues, lo que puede dar lugar a bucles o protuberancias
morfológicas, pero nada comparado con la diversidad estructural y nivel de
empaquetamiento y condensación del ADN.

2. Diversidad en su funcionalidad
Más allá de cuestiones estructurales restringidas al ámbito de la bioquímica,
estas dos macromoléculas claves en el funcionamiento de la vida tienen
funciones completamente diferentes.

La función principal de la molécula de ADN es el almacenamiento de


información a largo plazo. Hablando en un plano metafórico, los cromosomas
serían las bibliotecas, y el ADN dentro de los genes, cada uno de los libros de
instrucciones acerca del funcionamiento del cuerpo del ser vivo. Esto es lo que
conocemos como genoma y nos define tanto a nivel de especie como de
individuo. En resumen, los genes son estructuras formadas por ADN y a su vez,
la condensación de estos produce los cromosomas.

Continuando con la metáfora, el ARN sería el bibliotecario que se encarga de


transformar la información de los libros de ADN en construcciones tangibles. A
nivel celular, esto se traduce en la síntesis de proteínas, proceso vital para
cualquier actividad del organismo. Para realizar esta actividad, el ARN presenta
tres tipos de moléculas:

 ARN mensajero: una traducción exacta de un segmento de ADN que contiene


información para generar una proteína.
 ARN de transferencia: transporta cada una de las subunidades que dan lugar a
la proteína.
 ARN ribosomal: forman parte de los ribosomas, maquinarias donde se fabrican
las proteínas.

Así, podemos observar una cadena de montaje perfectamente orquestada por


los distintos tipos de ARN. Una de las moléculas se encarga de traducir la
información presente en el ADN, otra forma parte de la maquinaria de
ensamblaje y otra se encarga de traer los distintos componentes que darán
lugar a la proteína. Aunque nos parezca increíble, este delicado proceso sucede
continuamente a nivel celular en todo nuestro cuerpo.

Esta implicación en una funcionalidad inmediata hace que las concentraciones


de ARN (especialmente del tipo mensajero) cambien a menudo según el tipo de
estímulo que el ser vivo esté percibiendo. Naturalmente, cuanto más se necesite
una proteína específica, más cantidad de ese ARN codificante será necesaria.

3. Mutaciones y evolución
Desde un punto de vista evolutivo, la última de las diferencias entre el ADN y el
ARN es su tasa de cambio. Los procesos de mutación genética son esenciales en
la naturaleza y en la sociedad humana, pues gracias a ellos surgen caracteres
heredables que pueden ser tanto deletéreos como beneficiosos para el ser vivo
que los sufre. Naturalmente, las mutaciones heredables en seres
genéticamente complejos se dan en el ADN.

Un caso diferente es el de los virus, que pueden estar compuestos tanto de


ADN como únicamente de ARN. Debido a que las moléculas de ARN son muy
inestables y no existen correcciones de errores a la hora de replicarlas, se
producen diversos cambios en esta información a la hora de producir nuevos
virus. Esto se traduce en que, generalmente, los virus de ARN mutan más rápido
que los de ADN. Esta diferencia entre ambas moléculas es esencial, pues genera
una presión clave en la evolución de las enfermedades.

Cuestión de genes
Aunque de forma general se crea que el ADN es la molécula más importante
para el funcionamiento de los seres vivos, esta no es la única.

El ARN es la mano de obra que se encarga de traducir la información


genética, y sin unas estructuras tan simples como son las proteínas, la vida tal y
como la conocemos no sería posible. El ADN se organiza de una forma más
compleja en genes y cromosomas que almacenan información genética a largo
plazo, mientras que el ARN se encarga de fabricar proteínas y una vez su
función se ha cumplido, se degrada. A pesar de estas diferencias, tanto el ADN
como el ARN son las moléculas esenciales clave en la supervivencia y forma de
los seres vivos.

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