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FACULTAD DE DERECHO.
P R E S E N T A:
UNIDAD I
OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Sin duda, las perspectivas o planos de análisis del derecho son diversos, desde la
menor abstracción de las ciencias jurídicas particulares a la mayor abstracción con
pretensión totalizante de la reflexión filosófica centrada principalmente en los fines del
derecho desde una visión externa, pasando por los análisis generales y formales de la
teoría general del derecho que intentan responder al fenómeno jurídico desde una visión
omnicomprensiva pero interna al derecho y la realidad social que se vive, conforma lo que
conocemos como la construcción del pensamiento jurídico.
Ya Aristóteles desde hace 24 siglos concibió a la ciencia como una progresión que
va de la observación de los hechos a los principios generales y regresa a los hechos. El
científico, según el estagirita, debía inducir principios y deducir de ellos enunciados sobre
los fenómenos. Así, la explicación científica para nuestro autor implicaba una transición
del conocimiento de los hechos al conocimiento de las causas de los hechos. El científico,
a diferencia del que se apoya en el conocimiento práctico, conoce el porqué de los
fenómenos y su causa, mientras que el que aprende algo a través de la experiencia, sabe
qué se debe hacer pero no sabe por qué.
Hoy en día es difícil precisar cuáles son las características, límites y alcances del
conocimiento científico. Una definición fácil nos diría que la ciencia tiene que ver con el
acceso a conocimientos objetivos y verdaderos; sin embargo, no podemos como seres
humanos arribar a conocimientos objetivos y verdaderos sobre todas las cosas y fenómenos,
ni todos los fenómenos nos permiten de parte del observador-científico un conocimiento
exacto. Karl Popper señaló que la ciencia no puede alcanzar nunca conocimientos
verdaderos, que a lo más que puede, es a aspirar a conocimientos que en ese momento se
consideran los más adecuados, dado el nivel de desarrollo del conocimiento. El método
científico, según Popper, está integrado por el ensayo y error para poner a prueba de manera
permanente el conocimiento científico y, por la posibilidad de falsar, esto es, la factibilidad
de demostrar que el conocimiento que se pretendía como adecuado en un momento es
posteriormente incorrecto al someterse a análisis e investigación.
Por otro lado, la inducción tampoco permite, desde un punto de vista de necesidad
lógica, sostener leyes universales, dado que sólo pueden someterse lógica y necesariamente
a verificación enunciados particulares. La propia teoría de Popper sobre la falsación
puede ser puesta en duda, en tanto, que al no observarse los hechos en estado puro, pues se
observan usando teorías previas, es posible que posteriormente, por el progreso de la
ciencia, esas teorías que permitieron demostrar que el hecho era verdadero, correcto o
válido, resulten falsadas a la luz de nuevas perspectivas teóricas.
ciencia está determinada por las circunstancias, las que le imponen orientaciones específicas,
el tipo de investigación y hasta profundidad del análisis y conocimiento.
Por lo antes expuesto, queda claro que es difícil definir lo que es ciencia. De
manera también preliminar podemos señalar que la teoría de la ciencia consiste en
reflexionar internamente sobre la ciencia y el conocimiento científico desde la ciencia para
describir las características del conocimiento científico, determinar el conocimiento que
puede ser considerado científico, y proponer distintos modelos científicos. La teoría de la
ciencia es un análisis de segundo grado sobre la ciencia, porque el objeto de estudio no es
el conocimiento particular que corresponde a cada ciencia sino que su objeto de estudio es
la ciencia en general.
Es muy importante considerar que sobre la ciencia como sobre la teoría de la ciencia
y la filosofía de la ciencia existen diversas perspectivas de análisis.
Conocer sobre las distintas clasificaciones de las ciencias ayuda a conocer cuál es el
campo de aplicación del concepto ciencia. Desde Aristóteles se han realizado
clasificaciones de las ciencias, éste distinguió entre ciencias teóricas o especulativas, las
que tienen por propósito conocer, observar y describir los fenómenos, y las ciencias
prácticas que se refieren a la conducta humana, como la ética o el derecho. Así, hasta la
física de Newton permaneció esta manera de clasificar las ciencias. Con Kant y con
Comte, entre otros, se empezó a criticar y a estudiar las ciencias con otras perspectivas.
Una de las clasificaciones más conocidas de las ciencias en el siglo XIX, es la de Wilhelm
Widelband. Para este pensador hay dos clases de disciplinas científicas:
a).- Nomotéticas.- Se conocen como las ciencias de leyes y expresan las relaciones
necesarias que existen entre los fenómenos naturales.
b).- Las ciencias Ideográficas o ciencias de sucesos.- Estudian los hechos pretéritos en su
individualidad, también se les conoce como ciencias históricas.
Así pues, las ciencias nomotéticas analizan los hechos pero lo hacen con el propósito de
establecer sus efectos o sus causas, es decir, las leyes que los rigen. El historiador por su
parte estudia lo particular, lo único o lo intuitivo, lo concreto y lo temporal.
En nuestros días, una forma usual de clasificar las ciencias es dividirlas en ciencias
formales y materiales.
1°).- Las ciencias formales tienen como objeto de estudio entidades abstractas, ideales y
simbólicas; expresan relaciones abstractas entre signos o conceptos; su método es la lógica
deductiva, y el criterio de verdad consiste en la coherencia de cada enunciado con un
sistema de ideas, lo que asegura la verdad es la demostración. Ejemplo de estas ciencias
son la lógica y las matemáticas.
Es importante distinguir que las ciencias sociales se orientan al ejercicio de una profesión y
ven los asuntos con una finalidad práctica. Las ciencias sociales tienden a convertirse en
una forma de tecnología y las ciencias humanas corren el riesgo de perderse en la
especulación.
Otro análisis interesante es el de Piaget. Para este autor, las ciencias no pueden clasificarse
lineal sino circularmente. Las primeras ciencias que existieron fueron las formales y las
últimas las humanas que son las más complejas. Las ciencias formales sirvieron para
desarrollar la física; ésta ayudó para que apareciera la química, y ésta última a la biología.
La biología ha permitido que muchos asuntos de las ciencias sociales sean explicados y, a
su vez, las ciencias sociales proporcionan a las ciencias formales elementos de explicación.
De esta forma, Piaget rechaza la distinción entre ciencias del hombre y de la naturaleza por
insostenible, tanto porque el hombre es un ser natural y social al mismo tiempo, y porque
los métodos, hipótesis y disciplinas en todas las ciencias se intercambian permanentemente.
Finalmente, una clasificación más es la de Bueno, quien rechaza la idea de que las
ciencias puedan ser clasificadas rígidamente en formales y materiales. Sobre las ciencias
humanas, Bueno distingue entre dos planos operatorios: el alfa y el beta. En el plano
operatorio alfa, es el sujeto que conoce no participa internamente en el campo de
conocimiento, es un observador externo. En el beta, el sujeto que conoce participa
internamente en el conocimiento, es decir el sujeto se confunde con el objeto. De esta
manera, la metodología del derecho correspondería al plano operatorio beta porque la
autoridad, el juez y el litigante no son observadores externos del derecho sino que
participan dentro de él construyéndolo.
Sin duda, el debate sobre si el derecho es ciencia o No, proviene desde siglo XIX,
ya para 1847, el jurista alemán Von Kirchmann, pronunció una conferencia que llevaba el
título de “La Falta de Valor de la Jurisprudencia como Ciencia”, en la que negó
rotundamente que lo que hacen los juristas pueda ser llamado ciencia. Los argumentos de
Kirchmann son los siguientes: es imposible que se pueda construir ciencia respecto de un
objeto que carece de fijeza y permanencia (esta, y debe estar en constante transformación,
para ajustarse a la realidad social), “tres palabras rectificadoras del legislador convierten
bibliotecas enteras en basura”; a consecuencia de ello, es imposible aprehender el objeto;
no se pueden aplicar métodos similares a los de las ciencias naturales, tales como la
observación, la verificación y la experimentación; es un conocimiento que no progresa en la
misma medida que las ciencias naturales, y los resultados del derecho también carecen de
utilidad porque son variables y poco certeros. En conclusión, la variabilidad del objeto, la
ausencia de progreso, la falta de certeza y de utilidad, impiden que el derecho sea ciencia.
Cabe señalar que Atienza considera que estimarla técnica no entraña relegar al
derecho a un plano inferior, el derecho en la sociedad es un conocimiento útil que cumple
fines sociales muy importantes para la convivencia humana.
Como puede advertirse, el carácter científico o no del conocimiento jurídico
depende de lo que se entienda por ciencia, lo que sí parece estar fuera de dudas, es que
desde el punto de vista cognoscitivo lo que importa es el rendimiento explicativo de los
conocimientos, y cómo señala Wroblewski analizar qué hace, bajo qué presupuestos trabaja
y qué reglas de juego usa la comunidad que practica la dogmática jurídica.
otros fundamentales como los derivados del marxismo, la escuela del uso alternativo del
derecho y la escuela de los “Critical Legal Studies” (que veremos mas adelante)
Sin duda, el autor jurídico más importante del siglo XX es Hans Kelsen, él
desarrolló una concepción de ciencia jurídica que después ha tenido seguidores y
detractores; sin embargo, hoy en día nadie negaría que este autor tuvo una influencia
decisiva en la teoría y en la ciencia jurídica.
Kelsen precisa que la ciencia jurídica no se ocupa de hechos sino de normas, es por tanto
una ciencia normativa diferente a las ciencias sobre los hechos o ciencias empíricas.
Además es una ciencia que debe distinguirse de la moral, porque aun cuando el derecho
como la moral tiene relación con el “deber ser” de las conductas, lo hace coactivamente.
Según Kelsen, los enunciados jurídicos son de la forma “si es A, entonces debe ser B” y
los de las ciencias empíricas son de la forma “si es A entonces es B”. En los
enunciados normativos el conector “entonces debe ser” no se rige por el principio de
causalidad (causa-efecto) como en las ciencias empíricas sino por el principio de
imputación (a determinada conducta debe ser determinada consecuencia). La diferencia
entre las relaciones de causalidad y de imputación constituye una base para distinguir entre
los dos géneros de ciencias. En las ciencias naturales la cadena de causalidad es ilimitada,
todo efecto es una causa de otro fenómeno y así ilimitadamente, y en las ciencias jurídicas
la imputabilidad es limitada, pues nace con un acto de creación normativa y concluye con
un acto de aplicación.
Como se puede apreciar en Kelsen se distingue entre los enunciados que constituyen
las normas jurídicas que son el objeto de estudio de la ciencia jurídica y los enunciados de
esta ciencia que describe a las normas. Las normas son prescripciones mientras que los
enunciados de la ciencia jurídica son proposiciones normativas, es decir, descripciones de
normas. De esta manera la ciencia jurídica se constriñe a describir el material normativo
de un sistema jurídico. En el modelo kelseniano, la ciencia jurídica es una ciencia
normativa, pero no en el sentido de que “prescriba” normas, sino en el sentido que las
describe.
Cabe señalar que en Kelsen dentro de las ciencias normativas distinguió a la ciencia
jurídica de la ética y de la teología dogmática. El objeto de la ciencia ética son las
morales positivas y el de la teología dogmática es la reflexión o el estudio normativo de
una determinada religión. La ciencia jurídica se separa de la ética y de la teología
dogmática porque las normas jurídicas son coactivas, es decir se pueden aplicar aun por la
fuerza por una autoridad en contra de la voluntad de los destinatarios. Según Kelsen
existen tres niveles de estudio del derecho:
b).- El de la política jurídica que pretende prescribir, es decir, determinar cómo debería ser
determinada institución o norma jurídica a partir del análisis de la vivencia de esas
instituciones; y,
c).- El de la teoría general del derecho que es un análisis general sobre los elementos
comunes a cualquier sistema jurídico tales como norma, coacción, ilícito, laguna jurídica,
validez jurídica, conflictos de normas en el tiempo y en el espacio, etcétera.
Ahora bien, Kelsen ha sido muy criticado por su concepción de ciencia jurídica.
Nino dice que Kelsen trata de construir una ciencia jurídica puramente descriptiva, pero por
otro lado, su concepción es una racionalización de la dogmática jurídica continental, que es
un actividad no sólo descriptiva sino también prescriptiva. Zagrebelsky cuestiona a
Kelsen su pretensión de construir una ciencia formal sin contenidos prescriptivos, lo que le
parece impide aprehender del derecho su sentido valorativo y además de que la condena a
la inutilidad, porque divide y separa el conocimiento de la praxis que entrañan las
decisiones de autoridades y jueces. En síntesis, una de las críticas más radicales a Kelsen
radica en que su concepción de validez jurídica es independiente de la eficacia y de la
justicia. Para Kelsen, la validez jurídica de las normas significa que otra norma superior
autorice la creación de esa nueva norma y que esa creación se realice mediante los
procedimientos que establezcan las normas superiores. Así, una norma es válida si puede
hacerse derivar de otras normas que se consideran a su vez válidas.
Es importante considerar que el mismo Kelsen trató de enfrentar las críticas respecto
a la norma fundamental y para enfrentar la crítica a la posible inutilidad de su concepto de
validez formal, admitió el principio de eficacia, es decir, la norma fundamental sólo es
supuesta si el orden jurídico creado conforme a la primera Constitución es en cierta medida
eficaz (es decir, acatada por los ciudadanos y las autoridades). Al final Kelsen tiene que
darse por vencido en su pretensión de construir una ciencia jurídica puramente formal
basada en autorizaciones de creación normativa de normas superiores a normas inferiores y
aceptar que la norma fundamental requiere al menos de eficacia para que un sistema
jurídico particular pueda construirse y ser considerado válido.
Para el realismo norteamericano la ciencia del derecho tiene como objeto de estudio
el comportamiento de los jueces con exclusión de su carácter normativo, por lo que Atienza
considera que en ese caso más que hablar de ciencia jurídica habría que hablar de
sociología del derecho. En el realismo jurídico escandinavo el derecho es la expresión de
emociones y fenómenos psicológicos.
En este contexto nuestro autor va a distinguir tres niveles del discurso jurídico:
1).- Discurso de las normas, cuando exponemos lo que señala un precepto particular del
ordenamiento;
2).- Discurso sobre las normas, cuando aludimos a lo que dice el ordenamiento en un
determinado asunto; y,
3).- Discurso sobre los hechos que señalan los comportamientos de las personas a partir de
las alusiones a derechos y deberes de los dos primeros discursos. Por ello, la ciencia del
derecho exclusivamente está integrada por los enunciados del discurso sobre los hechos (los
comportamientos de las personas) pues éstos son observables y verificables
Herbert Hart no construyó “ex professo” un modelo de ciencia jurídica porque en el mundo
anglosajón no existe la preocupación por establecer una dogmática jurídica como en el
mundo continental europeo (modelo francés). No obstante, a partir de sus obras se puede
decir que el concepto normativo de su teoría puede servir para construir un modelo
hartiano de ciencia jurídica. La norma en Hart no tiene las mismas connotaciones que en
Kelsen o en Ross. La norma jurídica en Hart implica comportamientos regulares de las
personas y autoridades que aceptan (cuestión de eficacia o acatamiento) para que dicho
comportamiento sea jurídico sin importar las razones específicas que tengan para ello,
puede ser el miedo, convicciones éticas o el interés, entre otras. Hart distingue dos
tipos de normas: primarias y secundarias. Las primeras regulan las conductas de los
ciudadanos y las últimas se dirigen a las autoridades para que puedan hacer efectivas las
normas primarias.
Podemos decir que el objeto de la dogmática jurídica en Hart son las normas
válidas, que son aquéllas que cumplen los requisitos de la norma o regla de reconocimiento.
La teoría hartiana hizo algo que Kelsen no desarrolló: el análisis sobre la indeterminación
de las normas. La indeterminación de las reglas o normas es una indeterminación en el
lenguaje del legislador que tiene una doble causa: indeterminación semántica debido a que
las orientaciones que las reglas o normas generales pueden proporcionar para las
situaciones particulares son necesariamente limitadas.
Por lo que respecta a las reflexiones de Norberto Bobbio sobre la ciencia jurídica,
cabe señalar que variaron con el tiempo. En una primera etapa pareció que el derecho
podía ser una ciencia si lograba construir un lenguaje propio y riguroso, así la ciencia
jurídica consistiría en el estudio de las normas, entendidas como enunciados lingüísticos.
En una segunda etapa Bobbio consideró que el derecho podía ser una ciencia normativa
desde tres sentidos:
1°).- Desde el objeto, el derecho sería una ciencia normativa si se ocupa de normas;
2°).- Desde el método, la ciencia jurídica sería normativa si se analiza desde un punto de
vista normativo y no desde un punto de vista causal-explicativo; y,
3°).- Desde la función, el derecho sería ciencia normativa si trata de establecer normas.
Cabe señalar que Bobbio considera en esta segunda etapa a la ciencia jurídica como
normativa desde su objeto y su método, pero no necesariamente desde su función.
Posteriormente hizo matizaciones a esta segunda etapa de su pensamiento, y así, estimó que
el objeto de la ciencia del derecho eran las normas, pero también los valores y hechos; en
cuanto al método insistió que tenía que ser sólo normativo, y respecto a la función,
consideró que la ciencia jurídica no consiste únicamente en describir normas sino también
en producirlas, aunque sus enunciados tengan más semejanza con las recomendaciones o
consejos.
Por otro lado, en las últimas décadas ha cobrado importancia un modelo de ciencia
jurídica basado en la argumentación que sustituye la interpretación literal de las normas,
exige el abandono del silogismo formal en la interpretación, y se aproxima a los
antiquísimos métodos de la interpretación retórica basada en la ponderación y en la
razonabilidad. Se entiende que el derecho es algo más que ley, y su intérprete más que
conocer las normas jurídicas debe aprehender el “ethos” del ordenamiento y del sistema
jurídico en su relación con el contexto social, político y económico. En palabras de Prieto
Sanchís, en el derecho se ha desplazado la norma a favor del derecho como argumentación.
1°).- El derecho legal envejece y es incapaz de ofrecer respuestas a los nuevos conflictos, lo
que provoca tanto la aparición de lagunas como el mantenimiento de soluciones obsoletas e
insatisfactorias.
2°).- El derecho no tiene, como pretende, un carácter sistemático o coherente, lo que deja en
manos del juez la respuesta ante el caso concreto.
3°).- El derecho no puede quedar encasillado en la ley del Estado, pues existen fuentes
sociales que compiten con ella y que han de ser también ponderadas por el intérprete.
4°.- La letra de la ley se muestra necesariamente insuficiente, en el sentido de que tras los
enunciados se encuentra un fin o interés social que remite a una constelación de valores que
asimismo han de pesar en la decisión judicial. Y finalmente;
5°).- La comprensión de los enunciados jurídicos no es, en ningún caso, una tarea
simplemente receptiva, pasiva o mecánica, sino que requiere una especial actitud
hermenéutica donde la sociedad y la cultura recrean o renuevan el texto mudo de la ley
a).- Distingue materiales jurídicos distintos a las reglas (los principios, directrices y
valores);
b).- Rechaza las teorías semánticas de la interpretación de carácter puramente lingüístico y
propone un concepto más que principalista, interpretativo del derecho; y,
c).- El modelo interpretativo admite que el juez está pre-condicionado por elementos
contextuales y valorativos;
d).- Hay una visión hermenéutica del derecho, por lo que los elementos de sentido y
significado son fundamentales (el ethos);
e).- Conecta derecho con la moral;
f).- Se entiende el derecho no sólo como normas de diverso género (reglas, principios,
directrices y valores) sino también como procedimientos para generar condiciones de
argumentación en libertad, simetría e imparcialidad; y finalmente,
g).- La argumentación en el derecho pretende ser un procedimiento discursivo correcto.
Es importante considerar que en este punto nos referimos a tres disciplinas que en
distinto nivel epistemológico se ocupan del estudio, la reflexión, la aplicación o la
evolución del derecho, es decir, la construcción del pensamiento juridico. Son planos del
conocimiento jurídico que se ubican en distintos niveles de abstracción, la ciencia jurídica o
dogmática se encuentra en el nivel inferior, en el intermedio está la teoría general del
derecho, y en el nivel más abstracto, la filosofía del derecho.
Ahora bien, en cuanto a la teoría general del derecho, podemos decir que se ocupa
de los distintos materiales normativos (diferentes tipos de reglas, principios, valores,
directrices, definiciones, etcétera), de los problemas del ordenamiento jurídico (por ejemplo las
lagunas y las antinomias –contradicción entre dos leyes-), y del análisis de los conceptos
jurídicos fundamentales, que son aquellos comunes a los diversos sistemas jurídicos o a las
diversas ramas del derecho (derecho, no derecho, deber, responsabilidad, inmunidad,
etcétera). Se sitúa en un nivel de abstracción superior al de la dogmática jurídica. Su
método busca configurar una teoría formal y abstracta del derecho en la medida en que no
se interesa por los contenidos de un derecho particular o por la evolución histórica o
comparada de los diversos sistemas jurídicos. Su función es la de conformar una visión
del derecho abstracta, lógica y formal, que pueda permitir la comprensión de cualquier
sistema jurídico particular. Sugiere por tanto, una visión del derecho unitaria y sintética que
se edifica a partir de las dogmáticas particulares.
Por otro lado, respecto a la filosofía del derecho su objeto es reflexionar sobre las
dogmáticas jurídicas, la teoría general del derecho, los diversos saberes jurídicos y las
diversas prácticas jurídicas.
Cabe señalar que para Norberto Bobbio, la finalidad más importante de la filosofía
del derecho es decirnos como “debería ser” el derecho desde una visión externa al mismo
(teoría de la justicia). En la actualidad la función de los filósofos del derecho debería ser
la de actuar como intermediarios entre las disciplinas y prácticas jurídicas, por un lado, y
con el resto de las prácticas y disciplinas sociales (incluida la filosofía), por el otro, y en
esto podría consistir su mayor utilidad.
Por otro lado, se suelen mencionar cuatro sectores o áreas de la filosofía del
derecho: a).- Teoría del Derecho.- También conocida como Ontología Jurídica, ocupa de los
modos más generales de entender el derecho, esto es, los límites de lo jurídico. (Analiza y
cuestiona, criticando externamente los modos generales de entender el derecho, nivel
externo)
b).- Teoría General del Derecho.- Analiza las relaciones entre derecho y moral, el poder, la
ideología, las relaciones sociales o el conflicto. (Es decir, no cuestiona el marco jurídico
con el que se opera a nivel interno)
Una visión del derecho que no lo comprenda en su totalidad, en sus diversas facetas, no
sólo carecerá de integralidad sino que tenderá a ser un análisis sesgado y parcial. Es cierto
que sus elementos más visibles son los normativos, pero no son los únicos. El jurista de
nuestra época debe aproximarse al derecho con una concepción abierta y completa al
fenómeno jurídico. Un ejemplo de una visión integral del derecho, la encontramos en la
obra de Héctor Raúl Sandler quien prefiere hablar de “ciencias jurídicas” en lugar de
“ciencia jurídica”, el profesor argentino señala que las ciencias jurídicas cuentan con un
alto grado de autonomía, en el sentido de que gozan de potestad para determinar su alcance
y desarrollo.
Cabe señalar que es una disciplina que es cultivada por juristas y sociólogos. Los
juristas se interesan por construir una sociología “en” el derecho que pueda servir como un
instrumento útil en la tarea de elaborar y aplicar un sistema de derecho positivo; para
muchos juristas el análisis sociológico en el derecho constituye un correctivo frente al
excesivo formalismo jurídico de la dogmática jurídica tradicional.
Esta área, surge en el siglo XIX, a partir de la escuela histórica de Savigny. En sus
inicios se pensó que era una ciencia que formaba parte del derecho más que de la historia;
sin embargo, a últimas fechas se señala que es sobre todo una especialidad de la historia.
Una buena parte de los autores de historia del derecho se han ocupado de la historia del
derecho privado (civil y mercantil), aunque también se ha estudiado la historia jurídico-
constitucional vinculada a la historia política, social y económica. Algunos señalan que son
parte de la historia del derecho, el derecho romano y el derecho canónico.
Su objeto de estudio son los derechos positivos no vigentes, la evolución de los mismos y el
análisis de las tendencias en la conformación de esos derechos. La historia del derecho
guarda estrecha relación con la sociología del derecho y con el derecho comparado, al
grado que un autor del siglo XX, Lévy-Bruhl, propuso reunir estas disciplinas con la
antropología jurídica para formar una que llamó jurística.
Esta disciplina utiliza el método comparado con el objeto de descubrir la ley que
gobierna la evolución de los derechos, pero también y desde el siglo XIX, es un poderoso
instrumento de política legislativa. La legislación comparada sirve para proporcionar
indicaciones, ideas, sugerencias, recomendaciones, etcétera, que son útiles en la redacción
de diversas clases de leyes, códigos o hasta reglamentos. Según René David, el derecho
Respecto a esta área jurídica, se dice, no sin cierto dejo de visión colonialista y hasta
xenofóbica, que esta disciplina estudia los sistemas jurídicos de los pueblos primitivos o de
tecnología sencilla, pertenezcan o no a una época pasada. Son estudios que datan del siglo
XIX, (o en nuestro caso, en el siglo XVI, las instituciones de la colonia española) cuando
las grandes potencias europeas colonizaron enormes territorios en Asia y África. Es una
disciplina que ha cobrado gran importancia en nuestro país y otros latinoamericanos por el
auge de los estudios en materia de derecho indígena y sobre el multiculturalismo, a raíz de
la reivindicación política y social que los pueblos indígenas han hecho sobre sus derechos.
Desde luego que esta disciplina no puede entenderse como en el pasado, desde una visión
colonialista y para permitir la exclusión o la explotación de las comunidades étnicas, sino
como posibilidad para generar condiciones de pluralismo jurídico y de convivencia entre
sistemas jurídicos diversos en un mismo territorio.
La lógica jurídica forma parte de la teoría general del derecho. Tiene dos grandes
campos: la lógica del derecho y la lógica de los juristas. La lógica del derecho consiste en
el análisis formal, prescindiendo de su contenido, de las normas y de los sistemas
normativos, se le conoce también como la lógica de las normas o lógica deóntica.
La lógica de los juristas por su parte consiste en el análisis lógico de los razonamientos de
los juristas, tanto en la creación de las normas como en la interpretación y aplicación de las
mismas. Es importante señalar que la argumentación jurídica no sólo emplea la lógica
formal basada en el silogismo sino también otras formas de razonamiento que tienen
relación con la retórica, y que además, la argumentación jurídica no puede ser constreñida
exclusivamente a la lógica porque los argumentos son contextuales, es decir toman en
cuenta el contexto y las habilidades del orador para desarrollarse, e importan también
elementos que hacen referencia al comportamiento de los que argumentan (conocidos como
elementos pragmáticos, entre ellos, la imparcialidad, la libertad o la igualdad de oportunidades
para argumentar)
Esta área se refiere a la filosofía del derecho que se ocupa de los valores o fines
jurídicos. También se denomina axiología jurídica. Se refiere a aquéllos elementos de
carácter ético que constituyen el ideal regulativo y correctivo del derecho, que lo orientan,
pero que también sirven para guiar su elaboración, interpretación y aplicación. Son las
metas jurídicas últimas que están presentes en todo fenómeno jurídico, de suerte que el
derecho no podría concebirse sin fines relacionados a la libertad, la igualdad, la
solidaridad o la justicia. La ética jurídica además permite algún nivel de conexión entre el
derecho y la moral.
Es claro que el análisis de las normas permite identificar su significado en tanto que
reglas susceptibles de aplicación coactiva. Quienes se interesan por contrastar el
enunciado normativo con la normalidad social siguen otra vía de estudio. Los métodos
analítico y sociológico permiten verificar los diferentes aspectos del ordenamiento. Hay
quienes indagan otros elementos, como el nexo entre la norma y los valores éticos, y una
forma más de ver el derecho es en su relación con el entorno cultural, pues aquí es donde se
advierten de manera más clara los efectos sinérgicos entre el universo normativo y el
universo normado.
Ahora bien, el derecho es una técnica de organización institucional, por lo que hay
que prestar especial atención al diseño aplicado en cada caso. Las mismas normas tienen
consecuencias diferentes en contextos distintos y provocan efectos de magnitud variable
según el diseño completo de cada ordenamiento. El margen de decisión de los órganos
competentes en cuanto a las disposiciones jurídicas del Estado está relacionado con la
calidad y la eficacia de las instituciones, con la materia que se regula y con los intereses de
los sujetos a regular. Un mismo Estado adopta diferentes enfoques o dispone de distintas
capacidades de acción en sus diversas etapas históricas.
En ese punto debe tenerse presente que la soberanía de los Estados no es, ni ha sido
nunca, un atributo absoluto. Los condicionamientos que relativizan el poder del Estado
mudan de intensidad según la posición y la dimensión de otros procesos de poder internos o
externos. El Estado constitucional sólo dispone del monopolio del poder coactivo, pero
no monopoliza el poder total.
Sin duda, la soberanía es un factor de cohesión que permite identificar uno de los
elementos del Estado. Con frecuencia se incide en el equívoco de entenderla como un
poder único e ilimitado, pero en el universo de las instituciones jurídicas y políticas no
existe la absolutidad, por eso los procesos legislativos están sujetos a una gama de factores
que incluye ideologías, intereses, corrientes de opinión, compromisos, acuerdos, inercias,
exigencias y expectativas a los que obedecen quienes dictan cada regla por las vías
legislativa, jurisprudencial o administrativa, en un lugar y en un momento determinados.
Es así que en la creación normativa no existen la neutralidad de los agentes ni la potestad
exclusiva y suprema de los legisladores.
En la Edad Media, al derecho civil romano se adicionó una nueva área: el canónico, y
durante siglos se preparó a los abogados en “utrumque ius” (ambos derechos). Luego la
complejidad de las relaciones entre los Estados llevó a configurar el derecho de gentes o
internacional, y el derecho de guerra. La Enciclopedia francesa mostró que en la
Ilustración ya se hablaba de derecho marítimo como el elenco de “las leyes, reglas y usos
que rigen la navegación, el comercio por mar y, en su caso, la guerra en el mar”, y de
derecho político, integrado por “las reglas que se deben seguir para el gobierno de una ciudad,
de una provincia o de un Estado”.
Para el siglo XIX se vio prosperar nuevas áreas jurídicas, como el derecho
constitucional y el derecho administrativo. La siguiente centuria fue muy productiva en
cuanto al nomenclador jurídico. Surgieron nuevas ramas, como el derecho social, el
derecho cooperativo, el derecho del trabajo, el derecho agrario, que ilustran la repercusión de
las reivindicaciones colectivas, y el derecho aéreo y espacial, el bio-derecho, el derecho
genómico, el derecho de los energéticos, para ilustrar la trascendencia de los aportes
científicos y técnicos.
Por otro lado, en el orden social se avistan cambios que tendrán un impacto
significativo en el ordenamiento. Uno de ellos es la longevidad, como resultado de
mejores condiciones de vida y de cada vez mayores avances científicos. Las
consecuencias de la vejez en materia laboral, educativa, sanitaria, asistencial, habitacional y
económica serán de magnitud creciente y obligarán a respuestas jurídicas imaginativas.
UNIDAD II
OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Desde la antigüedad, los filósofos griegos hicieron una importante distinción entre
la “doxa” y la “episteme”, entendiendo por la primera, la simple opinión y, por la segunda,
el auténtico conocimiento, producto del razonamiento y la aplicación de métodos. Esto es
lo que distingue al científico del ignorante.
Mientras los Eléatas sostenían la existencia del Ser, los sofistas vinieron a sostener
la no-permanencia y relatividad de todo. Para Protágoras de Abdera no hay
verdaderamente Ser sino sólo “fenómenos” y “cambio”. Pero he aquí que si no hay Ser no
hay verdad en términos absolutos y permanentes, por lo que el “hombre es la medida de
todas las cosas”. El pensamiento de los sofistas vino a sostener un relativismo que se
traduce en un escepticismo de fondo.
En Sócrates, la Realidad supera siempre al hombre, por lo que hay que ser cauto y
prudente a la hora de hablar de la “verdad”. El hombre sabio es consciente de su
ignorancia, lo que no implica un escepticismo, sino la aceptación humilde de la limitación
como principio del saber.
Claro que una vez admitida esta posibilidad inmediatamente surgen diferentes
formas de entender dicha posibilidad, pudiéndose resumir en las siguientes:
En lo que se refiere a la tercera cuestión planteada por Hessen, las formas del
conocimiento, las posiciones básicas que encontramos son las siguientes:
La que sólo reconoce una sola forma de conocimiento, esto es el de tipo discursivo-
racional o empírico-racional, según sea la vertiente racionalista o empirista. En el
positivismo esta exclusividad es asumida por la ciencia.
La que reconoce, además, a la intuición como una forma válida de conocimiento.
Es el caso de Platón y toda una línea de pensamiento que se continua con Plotino,
San Agustín y Pascal; pero también está expresada, si bien con distintos matices, en
Bergson, Husserl y Scheler.
La correspondiente a la tradición místico-religiosa que sostiene a la Revelación y la
Iluminación como una forma de conocimiento supra-racional o a-racional, extra-
empírico y vivencial.
Por otro lado, Piaget considera que los problemas del conocimiento atraviesan por
los problemas de asimilación y acomodación. La inteligencia operativa es el aspecto
activo de la inteligencia. Implica todas las acciones, abiertas o encubiertas, emprendidas
para seguir, recuperar o anticiparse a las transformaciones de los objetos o personas de
interés.
Este es otro criterio de los problemas del conocimiento y los diversos criterios que
interpretan y validan la ciencia.
Una teoría cognoscitiva, es la que trata del aprendizaje que posee el individuo o ser
humano a través del tiempo mediante la práctica, o interacción con los demás seres de su
misma u otra especie. La persona contribuye de manera activa al desarrollo. La “Teoría
Cognitiva del Aprendizaje” explica por qué el cerebro constituye la red más increíble de
procesamiento e interpretación de la información en el cuerpo a medida que aprendemos
cosas. Cuando decimos la palabra “aprendizaje” generalmente nos referimos a “pensar
usando el cerebro”.
Sin duda, el uso de esta categoría no la excluye de ser ciencia empírica: el derecho
no es un fenómeno conceptual, es un fenómeno que puede apreciarse por los sentidos,
aunque para su explicación no se emplee a la causalidad, sino a la imputación. De esta
manera, se puede clasificar a las ciencias empíricas en ciencias naturales y ciencias
sociales. Ya estas últimas, en culturales y normativas.
Las ciencias naturales son aquellas ciencias empíricas que se ocupan del estudio de
los fenómenos no vinculados necesariamente con la conducta humana, como es el caso de
la física, la química, la biología, etcétera. Las ciencias culturales son las ciencias sociales
que se ocupan del estudio de los fenómenos vinculados necesariamente con el
comportamiento del ser humano, pero desde el punto de vista de la causalidad, como es el
caso de la economía, sociología, antropología, psicología, etcétera.
En este contexto, las ciencias normativas son aquellas ciencias sociales que estudian
los fenómenos relacionados necesariamente con la conducta humana, pero desde el punto
de vista de la imputación o deber ser, como es el caso de la ciencia jurídica; que se ocupa
del estudio del derecho y de la ética que se ocupa de la moral.
Las teorías del proceso cognitivo tienen que ver con el aprendizaje que posee el
individuo o ser humano a través del tiempo mediante la práctica, o interacción con los
demás seres de su misma, u otra especie.
Por otro lado, para Platón, primero surge la idea y luego los objetos del mundo
sensible, mientras que para Aristóteles vienen estos objetos previamente a las ideas, este es
un concepto que los seres humanos hemos formado a partir de la experiencia sensible.
Immanuel Kant, estudió la teoría del conocimiento para intentar averiguar si era
posible reconstruir la metafísica como ciencia, realizando así una suspensión de juicio
humano que le permitiese saber:
Kant, busca saber así qué límites y posibilidades tiene el hombre en estos tres
campos. Para llevar a cabo su propósito escribe la “Crítica de la Razón Pura”
En síntesis si asociamos las teorías del desarrollo cognitivo con la evolución de las
ciencias sociales, y de entre ellas, las normativas del derecho, la ética y moral de los actos
Estos conceptos son los de las teorías objetivistas y subjetivistas del conocimiento,
así como los de las posturas epistemológicas con sus diversas denominaciones y corrientes.
Por otro lado, las teorías subjetivistas, se puede decir que reducen la realidad o la
existencia de los objetos a la realidad de los estados o actos mentales del sujeto; o también,
en otro sentido, que enfatizan los elementos interiores del sujeto o que subordinan la
posibilidad o la calidad del conocimiento a los atributos intelectuales de la persona. La
determinación y diferencia de los dos conceptos anteriores tienen las siguientes
limitaciones:
Ambos conceptos no necesariamente se excluyen entre sí, y tienen elementos que pueden
complementarse; por ejemplo, el carácter objetivista de que el conocimiento debe tener su
base en los hechos, es compatible con el carácter subjetivista de que el conocimiento se
subordina a los atributos intelectuales del sujeto.
Por otra parte, el predicado “objetivista” puede vincularse con la idea de objetividad
y compartir, así, su sentido emocional positivo o deseable, cuando no en todas las posturas
objetivistas se justifica este sentido positivo.
Por ello, el sujeto reproduce al objeto que es algo dado con una estructura definida,
y es reconstruida por la conciencia cognoscente. Platón es un ejemplo. Las ideas de
Platón son realidades objetivas.
En este contexto, con la intuición sensible descubrimos los objetos del mundo
sensible por medio de la percepción y los objetos del mundo suprasensible, con la intuición
de las ideas.
4.1.- Empirismo.
Para Russell, la idea empirista de que en la mente sólo existe lo que haya llegado a
través de los órganos de los sentidos se convirtió en una vieja fórmula escolástica,
Abbagnano afirma que, de acuerdo con los rasgos generales del empirismo éste fue
caracterizado por primera vez por Sexto Empírico. En la Edad Media la tendencia
empirista se hizo presente al negarse la realidad de los universales (el referente de nombres
genéricos), lo que implicó apoyarse en la experiencia y reconocerla como un proceso que
permite comprobar y examinar la realidad de las cosas. Así, la doctrina de Occam fue la
más amplia manifestación del empirismo medieval. En el pensamiento antiguo y
medieval, no se puede decir que existieran formas completas de empirismo en las que se
adoptara la exigencia de que toda la verdad sea comprobada por un método adecuado,
aunque se encuentren fácilmente algunos de sus aspectos o tendencias.
Las últimas formas específicas del empirismo son el empirismo lógico del Círculo
de Viena, y algunas corrientes inglesas y americanas. Para Camap, uno de los
representantes más importantes del empirismo lógico, la exigencia fundamental es que
cualquier enunciado, para tener significado, debe poder ser comprobado, confirmado o
puesto a prueba.
Los tres principales representantes del empirismo inglés son John Locke, George
Berkelcy y David Hume, las ideas producidas por la experiencia se dividen en:
a).- Ideas simples.- Estas ideas son las que tienen su origen en uno o dos órganos de los
sentidos, o en la combinación de éstos con la reflexión, como es el caso de la idea de
extensión. Para Locke, las ideas simples son ideas a las cuales corresponde una realidad,
que existe en sí misma y por sí misma.
b).- Ideas complejas.- Por su parte las ideas complejas están formadas por un conjunto de
ideas simples, como es el caso de la idea de sustancia. Las ideas complejas se subdividen
en sustancias, modos y relaciones. Las sustancias son ideas complejas de cosas que
pueden existir por sí mismas, mientras los modos son dependientes de las sustancias.
Es así que las relaciones, como el propio Locke comprendió, no son realmente ideas
complejas con el sentido que él daba a la expresión. Constituyen una clase propia, y nacen
de la operación mental de comparar. Por ejemplo, la causalidad es una relación que
sobreviene como consecuencia de la observación del cambio. Locke sostuvo que la idea
de conexión necesaria se basaba en una suposición previa, y no en la experiencia.
En cuanto a las percepciones del mundo exterior se consideran, por un lado, las
cualidades secundarias, que son subjetivas y suministradas por un solo órgano de los
sentidos, como el color, el sabor, el olor y la temperatura; y también, las cualidades
primarias, que son objetivas y percibidas por más de un órgano de los sentidos, como la
extensión, la forma, el movimiento y la impenetrabilidad de los cuerpos.
Por otro lado, para Abbagnano, el empirismo es la dirección filosófica que tiene
como criterio de verdad a la experiencia. Se entiende por experiencia la repetición de
ciertas situaciones para examinar sus posibles soluciones, con un carácter objetivo e
impersonal, en el sentido de que si una proposición es verificable, esto no implica que todos
los que la afirman tienen que participar personalmente en la comprobación de dicha
proposición. Para el mismo autor, el empirismo tiene los siguientes rasgos: niega la verdad
absoluta o, por lo menos, la verdad que es accesible al hombre; toda verdad puede y debe
probarse y, eventualmente, modificarse, corregirse abandonarse; no se opone o niega a la
razón, sino cuando pretende establecer verdades necesarias o absolutas. Para el
racionalismo, la razón, como concatenación de verdades, es necesaria en el sentido de que
no puede ser diferente de como es y, por tanto, no puede invalidarse, ni confirmarse. Por
Otros rasgos asociados históricamente al empirismo, según Abbagnano, son los siguientes:
negación de todo conocimiento innato, o necesariamente válido; negación de lo
suprasensible, es decir, de toda realidad que no se pueda confirmar o examinar de alguna
manera.
Así mismo, hace énfasis sobre la importancia de la realidad actual, hecho o evidencia
sensible, inmediatamente presente a los órganos de comprobación; reconocimiento del
carácter limitado, parcial o imperfecto de los instrumentos que el hombre posee para la
comprobación y el examen de la verdad, y del uso de estos instrumentos en todos los
campos accesibles al hombre, y solamente en éstos.
Finalmente, una crítica al empirismo que hace Mario Bunge es que se considera,
como fundamento de la ciencia, que la opinión de que todo lo cognoscible es nuestra propia
experiencia, y que el único objetivo científico es la suma total de la experiencia humana, no
justifica la existencia de la mayoría de las ciencias, cuyos objetivos son otros, y
especialmente no justifica a aquellas ciencias que trabajan con objetos empíricamente
inaccesibles, como los átomos de nuestro cerebro. Son relativamente pocos hechos
experienciales con los que efectivamente se encuentra el hombre, en relación a la
diversidad de hechos que intenta explicar la ciencia.
4.2.- Mecanicismo.
Este teórico sostiene que la concepción mecanicista sirvió de argumento para negar
la validez de los métodos de las ciencias naturales en las ciencias sociales, porque se
consideró, por un lado, que el progreso científico había demostrado el fracaso de las
categorías mecánicas de la ciencia clásica, y el error de la ciencias naturales al tratar de
reducir todas las características del mundo a propiedades mecánicas; por otro lado, se
concluyó que la humanidad es tan diferente a los niveles inferiores de la naturaleza, que
resulta imposible aplicar una misma lógica de investigación a todos ellos y que, por lo
mismo, los problemas sociales deben examinarse con reglas metódicas, que difieren
radicalmente de las que emplean las ciencias naturales.
4.3.- Materialismo.
a).- En el primer tipo, se considera a lo psíquico como algo esencialmente material, sin
diferencia de lo físico, sino sólo una forma de ser de éste; lo psíquico es un estado o
propiedad de la materia, como lo es el calor y la electricidad. La concepción energética de
la materia se vincula a este tipo de materialismo. Lo anímico, especialmente el acto de
pensar, es energía, energía en movimiento.
b).- Respecto al segundo tipo, nos dice, lo anímico o el pensamiento no son propiedad de la
materia, pero sí un producto de un proceso corporal. Así como el hígado “segregu hilis”,
el cerebro segrega pensamientos. La materia es aquí lo primario; lo anímico, causa de ella.
c).- En cuanto al tercero, indica que lo psíquico tiene un carácter funcional; no es algo
material, ni un efecto directo de algo corporal, sino algo vinculado a un proceso físico, pero
Abbagnano tiene una opinión diferente; para él, por materialismo se entiende toda postura
que considere solamente a la materia como causa de los fenómenos. En este sentido, el
materialismo no incluye a las doctrinas que consideran a la materia como lo único
existente, cuando sostienen como causa final, por ejemplo, un principio racional divino.
Dentro del aspecto que nos interesa, el del conocimiento, para Abbagnano, un tipo
de materialismo, el cosmológico, se caracteriza por las siguientes hipótesis: la materia es
causa de todo ser; la materia tiene una estructura atómica; los átomos son capaces de
moverse y combinarse para dar origen a las cosas; el universo es infinito; la reducción del
aspecto espiritual humano a la sensibilidad, es lo que se denomina escepticismo.
Sin duda, las doctrinas de Demócrito y Epicuro son ejemplos históricos del
materialismo cosmológico, y también las de algunos iluministas y de muchos positivistas
del siglo XIX que contribuyen con la definición del modelo materialista.
El término “materialismo dialéctico” nunca fue usado por Marx o Engels ni definido
sistemáticamente por ninguno de ellos. El término fue introducido por el revolucionario
ruso del siglo XIX, Georgi Plejánov, así como la clasificación de materialismo dialéctico y
materialismo histórico. Según Plejánov, en su obra “La concepción monista de la
historia”, el materialismo dialéctico de Marx y Engels tuvo como preludio la
contraposición del materialismo metafísico de los enciclopedistas (opuestos al idealismo
metafísico heredado de la Edad Media) y el idealismo dialéctico de los filósofos alemanes.
Marx y Engels tomaron como base a la crítica materialista de Feuerbach, y los hegelianos
de izquierda al idealismo dialéctico de Hegel. Los desarrollos posteriores, sobre todo a
partir de las “Tesis sobre Feuerbach de Marx”, resultaron en una visión no-dualista del
mundo que incorporaba una relación dialéctica entre materia y espíritu, siendo la actividad
humana la base de esta interacción.
materialismo dialéctico fue definido más tarde por Stalin como la aplicación de las leyes
dialécticas a la naturaleza y el materialismo histórico como la extensión de las mismas a la
historia y la sociedad. Sin embargo, otros autores consideran esto como un grueso error,
pues consideran que es precisamente a la inversa: Marx desarrolló en sus trabajos la
concepción materialista de la historia (La ideología alemana) como método de análisis, sin
llegar a representarla nunca como un sistema. Fue Engels quien, posteriormente, intentó
construir, partiendo de los métodos utilizados por su compañero en sus análisis históricos,
una ontología marxista, ontología que quedó bautizada como materialismo dialéctico (y
esto sin necesidad de identificar el materialismo dialéctico con la versión consagrada del
“Diamat” como doctrina oficial de la difunta Unión Soviética).
4.4.- Positivismo.
De acuerdo con Rodríguez Huesear, los grandes rasgos del pensamiento positivista
son, por un lado, la proscripción de toda metafísica, entendida como lo relativo a lo que se
encuentra más allá de lo que puede ser conocido. Se considera a Augusto Comte como el
iniciador del pensamiento positivista, que tiene entre sus antecedentes el concepto de Saint-
Simón sobre el método exacto de la ciencia y su extensión a la filosofía, y el movimiento
filosófico de los enciclopedistas franceses Abbagnano distingue entre el positivismo social
de Saint-Simón, Comte y Stuart Mill, y el positivismo evolucionista de Herbert Spencer.
Los primeros se caracterizan por tratar de hacer de la ciencia la base de un nuevo orden
social y religioso, y el segundo, por extender el concepto de progreso a todo el universo y a
todas las ramas de la ciencia, a partir de la teoría de la evolución de Darwin; Rodríguez
Huesear afirma que para el positivismo la filosofía se reduce a ser, o bien, una reflexión
sobre la ciencia, sea teoría del conocimiento, lógica o teoría de la ciencia, o bien, un
instrumento para coordinar o sistematizar los resultados de las ciencias particulares, a cuyo
conjunto orgánico, considerado como la ciencia universal, aspira el positivismo.
En realidad, es incorrecto alinear, y más sin dar alguna explicación, que es errónea
la idea de que las ciencias sociales deben seguir el modelo de las ciencias naturales, aunque
en la práctica Comte no lo haya realizado. Las ciencias naturales pueden servir de modelo,
al menos parcialmente, a las ciencias sociales. Seguir el modelo, no significa la pretensión
de que sean ciencias idénticas, ni mucho menos; dentro de las mismas ciencias naturales
existen notables diferencias, en función de su objeto: no es lo mismo estudiar astronomía
que estudiar genética. Pero en algo puede servirles a los científicos sociales conocer los
pasos metódicos de los científicos de la naturaleza, si consideramos la muy conocida
diferencia, en cuanto a su desarrollo, que existe entre los dos tipos de ciencias, y siempre a
favor de las ciencias naturales.
Sin duda, los objetos de ambos tipos de ciencias tienen profundas diferencias, pero
de ahí a sostener que las ciencias sociales no tienen nada que tomar de las naturales es
incurrir en la falacia que la conclusión apresurada: si tienen diferencias, entonces todo es
diferente. La postura anti-positivista, más radical que por conocimiento de causa dentro de
las ciencias sociales y, especialmente, dentro de la ciencia jurídica, ocasiona que por dejar
de lado la metodología de las ciencias naturales, de hecho, no usa metodología alguna; y, en
no pocas ocasiones, porque en realidad se ignora todo al respecto. Esto originó un largo
estancamiento en el desarrollo de este conocimiento, y condujo al uso recurrente de la
demagogia, de la moralización y de la superficialidad.
4.5.- Estructuralismo.
En las ciencias sociales, el concepto de estructura puede ser entendido de dos modos
diferentes pero complementarios. En un sentido amplio, una estructura es el sistema
abarcativo que contiene a los casos particulares; es la “regla de variabilidad” de esa
pluralidad de conjuntos que surgen como variantes de su combinatoria. En un sentido
estricto, las estructuras no pertenecen al orden de la realidad empírica: son pautas
“inventadas” a partir de ella para cumplir, como los modelos, la función de hacerla
inteligible.
Durkheim nunca separó sus inquietudes teóricas de sus intenciones reformadoras respecto
de la sociedad, para atender las cuales propugnaba un diagnóstico que discrimine lo normal
y lo patológico en los fenómenos sociales, vale decir, que permita al sociólogo reconocer
los males sociales y decir cómo sanarlos.
1°.- Podemos definir al estructuralismo como una ciencia que, se ocupa del estudio de los
datos en el contexto real en el que se encuentran y las relaciones entre ellos. Desde este
punto de vista, el estructuralismo busca estudiar las estructuras a través de las cuales se
produce el significado dentro de una cultura. Esto quiere decir que, se basa
principalmente en el estudio de las reglas y normas de ordenamiento (estructuras) existentes
en cualquier fenómeno, campo o acontecimiento. Por ejemplo:
Dentro del modelo estructuralista una empresa, está conformada por diversas partes como
son: personas, maquinarias, productos, materia prima, entre otros, que juntos conforman un
todo, “la empresa”.
Algunas otras corrientes filosóficas que pueden ubicarse como teorías objetivistas
son las siguientes:
1°.- El pragmatismo.- Teoría que supone que el significado racional de una palabra o
expresión consiste exclusivamente en su alcance en relación a la conducta humana. Se
distinguen dos tipos de pragmatismo:
a).- Uno metodológico, que es esencialmente una teoría del significado y no pretende
definir la verdad o la realidad, sino sólo ser un procedimiento para determinar el significado
de los términos o de las proposiciones;
b).- Un pragmatismo metafísico, que es una teoría de la verdad y de la realidad, cuya
primera tesis consiste en reducir la verdad a la utilidad, con el principio común con el
pragmatismo metodológico del conocimiento como instrumento, en el que se indica la
dependencia de todos los aspectos del conocimiento, o del pensamiento, a las exigencias de
la acción; y su segunda tesis, reduce la realidad a espíritu, por lo que parece ubicarse mejor
como teoría subjetivista.
2°.- El operacionalismo, doctrina en la que los conceptos teóricos deben ser definidos en
términos de operaciones de medición. En oposición de esta doctrina, Karl Popper aduce
que puede demostrarse que toda medición presupone una teoría, es decir, no hay medición
sin teoría y, por tanto, ninguna operación puede describirse satisfactoriamente sin términos
teóricos. Se requiere una teoría general de la medición, que no tome la práctica de medir
como dada, sino que la explique en función de comprobar o refutar hipótesis científica.
5.1.- Racionalismo.
García Morente nos dice, en relación con las ideas de Descartes, que de la distinción entre
el pensamiento y el objeto pensado, se concluye que el último entra en contacto con el
sujeto sólo a través del primero; es decir, dicho objeto es mediato al sujeto; en cambio, el
pensamiento, en sí mismo, es inmediato, porque no necesita de intermedio alguno. Esta
inmediatez hace que el pensamiento sea el propio “yo” en el acto de pensar. Descartes
descubre tal identidad, que constituye para él la base de toda la filosofía, con la cual aplica
la duda metódica, aparta como dudosos a todos los objetos, y considera como indudables
sólo a los pensamientos.
b).- La segunda, es una transposición de la prueba de Aristóteles: yo existo, pero tengo una
existencia cuyo fundamento no se percibe. La existencia del “yo” es contingente o no
indispensable. No es válida la afirmación de que se debe la existencia a los padres, ni de
que en el pasado y en el futuro la existencia del “yo” permanece, porque no hay ningún
motivo por el cual, en la existencia del “yo”, se dé la prolongación de ella dentro de un
momento, o el haber existido un momento antes. Si la existencia del “yo” es contingente,
necesita un fundamento.
c).- La tercera prueba es el argumento ontológico, que consiste en que la idea de Dios,
como es singularísima, contiene también su existencia, es decir, en el pensamiento de la
esencia del ser perfecto está, necesariamente, contenida la existencia; la cual, al mismo
tiempo, resulta ser nota del contenido del pensamiento, y nota de la realidad objetiva del
pensamiento.
Para Spinoza la inteligencia humana es parte de la inteligencia divina; con las ideas
adecuadas se conocen indubitablemente el orden y la conexión de las cosas, que son los
mismos de las ideas. Está en la naturaleza de la mente contemplar las cosas no como
contingentes, sino como necesarias, es decir, independientes del tiempo. Cuanto más
capaces seamos de hacer esto, más estrechamente nos identificamos con Dios, o sea, con el
mundo.
Según García Morente, para Leibniz el error del empirismo consistió en tratar de reducir lo
racional a lo fáctico, porque así lo racional desaparece; lo fáctico significa el ser sin razón
de ser; lo racional es lo que no puede ser de otra forma. En este sentido, el conocimiento
humano se compone de verdades de razón y verdades de hecho; las primeras enuncian que
algo no pueden ser más que de cierta manera, o sea, es necesario, como las verdades de la
geometría; en cambio, las verdades de hecho son las que enuncian que algo es de cierta
manera, pero que podría ser de otra, o sea, es contingente, como la idea de que el calor
dilata los cuerpos.
5.2.- Realismo.
a).- De acuerdo con Bunge, la tesis de las diferentes clases de realismo es suponer que la
realidad, incluyendo la experiencia, es cognoscible, aunque sólo sea parcial y gradualmente.
c).- Según Russell, el realismo ingenuo es la teoría según la cual las cosas son lo que
parecen ser.
filosóficas que la clasificación anterior considera como idealistas; sin embargo, aun en esta
clasificación, el realismo contiene más elementos como para considerarlo dentro de las
teorías subjetivistas que objetivistas.
1°).- Consistencia.- Este criterio se refiere a que los objetos no existen en sí mismos, sino
que se encuentran integrados por otros elementos, es decir, consisten en otras cosas, por
ejemplo, un escritorio no existe en sí, sino que consiste en madera, metal, plástico, pintura,
etc.
2°).- Existencia. En este aspecto la existencia propiamente dicha, se entiende como aquello
que no consiste en algo más. Es decir, existe tal y como es, se percibe, se ve, se siente, etc.
Las siguientes, son las tesis fundamentales de todo realismo: existen las cosas;
existen las cosas como inteligibles, es decir, consisten y tienen una esencia; existe
inteligencia, pensamiento, Dios; el hombre es una de las cosas que existen; el hombre es
relativamente inteligente, es decir, participa de la inteligencia que existe; por esto, conoce
que las cosas son, y lo que las cosas no son; la actividad suprema del hombre es el
conocimiento. En una forma oculta o manifiesta, estas tesis se encuentran en la estructura
de toda la filosofía realista.
5.3.- Idealismo.
Por otro lado, García Morente ofrece una explicación del idealismo filosófico más
interesante que la concepción generalizada, al menos, en lo relativo a la exposición
sistemática de la evolución de la filosofía. Su caracterización opone al idealismo con el
realismo. Para él, a partir del siglo xv, llega un momento histórico del pensamiento
humano en que el realismo aristotélico empieza a menoscabarse de una forma cada vez
mayor, debido a los hechos y descubrimientos históricos. Esos hechos históricos son
principalmente tres:
a).- En primer término, la destrucción de la unidad religiosa, el advenimiento del
protestantismo y las cruzadas, que tambalean la fe en una verdad única que uniese a todos
los participantes de la cristiandad.
b).- En segundo lugar, los hombres descubren la Tierra: por primera vez, se da la vuelta al
mundo y se demuestra la redondez del planeta; lo cual, al cambiar radicalmente la imagen
que se tenía, conmueve toda la física basada en Aristóteles.
c).- En tercer lugar, el hombre descubre el ciclo, porque el nuevo sistema planetario, de
Kepler y Copérnico, cambia por completo la idea que se tenía de los astros y su relación
con la Tierra.
1°.- Plantea actitudes poco habituales para el hombre, en oposición a las actitudes
humanamente naturales del realismo. Cuando el hombre se da cuenta de su existencia en
el universo, supone naturalmente que lo que existe son las cosas que ve y toca; además,
supone que está provisto de una facultad, la inteligencia y el pensamiento, capaz de recibir
impresiones de las cosas, elaborarlas, y obtener la idea de lo que éstas son y de que existen
ahí. En cambio, el idealismo constituye una actitud artificial, que necesita adquirirse, y
que representa una rectificación de la actitud natural, como consecuencia de la necesidad de
reconstruir de nuevo la filosofía que, desde Aristóteles, venía rigiendo y se había arruinado
por el acontecer histórico
3°.- El idealismo es una actitud intravertida; en oposición al realismo que es una actitud
extravertida, en donde el sujeto se abre a las cosas, para recibirlas por medio de su
capacidad perceptiva. En cambio, en el idealismo se tuerce la dirección de la atención y,
en vez de pasarla sobre las cosas del mundo que nos rodea, recae sobre el “yo”. Esto
requiere un esfuerzo deliberado. Nuestra atención, por sí misma se dirigirá a las cosas,
para que la realidad de ellas penetre en nosotros en forma de imágenes y de conceptos.
4°.- Por último, el idealismo considera al conocimiento como una actividad que va del
sujeto a las cosas, que elabora conceptos, y de tal elaboración surge la realidad de las cosas;
en oposición a: realismo, en donde el conocimiento viene de las cosas al “yo”; hasta tal
punto se considera así, que, los epicúreos pensaban que de las cosas salían pequeñas
imágenes, ídolos, que venían a herir al sujeto. Para el realismo, primero es la realidad de la
cosa, y el conocimiento viene después, para el idealismo, la realidad de la cosa es el
término de una actividad del sujeto que conoce.
5.4.- Perspectivismo.
El perspectivismo es una corriente que encabeza Ortega y Gasset, y nos dice que el
error del idealismo fue entender la dependencia de los objetos al sujeto, como una
deformación que realiza éste sobre aquéllos. Tal dependencia no tiene que ser una
deformación o desnaturalización, sólo importa advertir su existencia y el singular papel del
sujeto como condición de los objetos, como su testigo. Otro error del idealismo fue pensar
que el “yo” es independiente de los objetos; así, como los objetos dependen del “yo”,
también el “yo” depende de los objetos, porque no puede haber pensamiento sin ningún
objeto pensado. Para el realismo antiguo y medieval, el punto de partida básico estaba en
los objetos (en alguno de sus tipos), y para el pensamiento moderno idealista, se encontraba
El sujeto selecciona y organiza los objetos según sus propias preferencias y su perspectiva.
Así, el mundo del sujeto resulta de la selección y de la organización de esa perspectiva, y
esto no implica deformar la realidad.
método analítico) tiene grandes dificultades para llegar a las generalidades necesarias que
busca todo proceso científico.
1°.- Asimilación minuciosa de la materia, pleno dominio del material, incluyendo todos los
detalles históricos posibles;
2°.- Síntesis de las diversas formas de desarrollo del materialismo, y;
3°.- Indagación de coherencia interna, es decir, determinación de esas diversas formas de
desarrollo.
Por ello, lo anterior, implica aceptar que se omite la explicación y que se conceptúa
al derecho como una tecnología que resuelve controversias jurídicas desligadas de toda
manifestación implacable del poder, esto es, olvidarse de los fundamentos, y quedarse
anclado en las redes mentales de las fuentes del derecho.
Finalmente, podemos concluir que una posible relación entre las diversas corrientes
filosóficas del pensamiento, la evolución del conocimiento y las diversas concepciones
teóricas sobre el derecho, es tal que a veces puede significar una influencia directa de la
apreciación filosófica sobre la visión teórico jurídica, pero que a veces significa una
similitud casual, en cuanto a la concepción del mundo, del conocimiento y de la escala de
valores.
Con esta perspectiva, la teoría del derecho, el método y los hechos reales forman el
pilar de la ciencia, por eso se ha presentado un panorama de las teorías objetivistas y
subjetivistas, pero ahora se conceptualizarán dos teorías que han tenido gran influencia: el
iusnaturalismo y el iuspositivismo. En cuanto al primero, ha tenido relevancia desde la
Antigüedad y, por lo que se refiere al segundo, aun cuando en el siglo XIX ya se habían
realizado ciertas teorías, es en el presente siglo en el que se han realizado los mayores
estudios que han tenido preponderancia en los diversos ámbitos del derecho.
Sin duda, los primeros cuestionamientos acerca del derecho los plantearon los
griegos a partir del ateniense Platón y del estagirita Aristóteles, de sus ideas y métodos
procedió la orientación y gran influencia que le dieron al iusnaturalismo. Los griegos se
preocuparon más por crear una teoría sobre la justicia que por la teoría del derecho; así,
algunos célebres sofistas como Trasímaco, Critias, Protágoras, Górgias y Calicles, se
manifestaron en favor de que en el derecho y en la justicia no existían principios inmutables
y universales, porque el derecho es un producto circunstancial, caprichoso y era adaptable a
los tiempos, costumbres y características del momento, es decir, lo que conocemos hoy
como derecho vigente.
Cabe señalar que Platón considera que la sabiduría es una virtud de la parte racional
del alma. El coraje: es la parte vehemente o irascible.
En conclusión, Platón señala que la justicia consiste en que todos hagamos aquello
para lo cual tenemos aptitudes y conjuntar esas cuatro virtudes; expresa que de nada servirá
la posesión de la ciencia o convertir las piedras en oro; o bien, de nada servirá la ciencia
que nos hiciera inmortales si no supiéramos servirnos de la inmortalidad, y así
sucesivamente, todo debe ser gobernado por la razón.
1°).- Ley eterna, proveniente de la razón eterna de Dios que gobierna el universo, por lo
que todas las cosas están sujetas a la sabiduría divina.
2°).- Ley natural, los seres humanos creados por Dios somos entes racionales y libres, por
tanto, la razón es la que orienta por propia naturaleza a hacer el bien y evitar el mal, de
manera que la ley natural es la participación que tenemos, por ser racionales, de la ley
eterna.
3°).- Ley humana, de acuerdo con su doctrina, Santo Tomás propone que los órganos de
gobierno tienen facultades para dictar las leyes humanas, pero el límite y responsabilidad de
esos órganos al legislar no es rebasar o contradecir en modo alguno la ley natural y, por
ende, la ley eterna.
Otro aspecto que es necesario destacar es la filosofía escolástica, que surge ante las
escisiones que sufre la Iglesia, en la que hubo grandes pensadores como Martin Lutero,
Juan Calvino, Wicleff y los de la corriente del anglicanismo, con ellos se da un cambio
paulatino, debido a que durante la Edad Media la inspiración teológica fue dominante en el
derecho.
a)..- La propiedad del comercio existente en la Edad Media y el surgimiento de las ciudades
sustentadas por el comercio provocó que fuera inoperante el feudo, por lo que prosperaron
las corrientes mercantilistas;
b).- La emancipación del pensamiento de la teología y de la filosofía escolástica, así como
la separación de la investigación en relación con los dogmas, y,
c).- El surgimiento de las monarquías absolutistas, por lo que los feudos cambiaron a
principados.
1°).- Hugo Grocio (1583-1645 d.C.). Teólogo y jurista holandés, además de ser uno de los
precursores del derecho internacional, en su obra cumbre “De Iure Bellic Ac Pacis”,
consagró importantes ideas en torno al ser humano, al enfatizar que debe ser considerado
un ser social por naturaleza, puesto que afirmaba que el hombre es un animal de especie
superior que se distingue de los demás por su deseo de vivir en una sociedad pacífica y
organizada en la medida de su intelecto.
Cabe señalar que estos principios de iusnaturalismo llevan a pensar que por
naturaleza no se debe dañar a la sociedad, puesto que encuentran su origen en las reglas
sociales que integran la naturaleza humana.
2°).- Thomas Hobbes (1588-1679 d.C.). Las aportaciones de este filósofo se encuentran
en su famosa obra “El Leviathan”, en el que considera al Estado como un estado de
naturaleza, ya que el hombre como un individuo egoísta lucha por sobrevivir en un estado
de beligerancia entre todos los individuos, de ahí su famosa frase “… el hombre es el lobo
del hombre”. Por ello, asevera que el egoísmo humano radica en la desconfianza, la
competencia y el anhelo de fama. Estas causas llevan a pensar que el ser humano entre en
conflicto con los demás y como consecuencia se pone en peligro la presencia de la
sociedad, de esta manera puede ser concebido, de acuerdo al pensamiento de Hobbes, como
el dictado de la recta razón que nos dice lo que ha de hacerse y lo que debe omitirse a
efecto de la conservación del ser humano
3°).- Samuel Freiher Pufendorf (1632-1694 d.C.). Jurista alemán, recoge el pensamiento
de Hobbes y de Grocio; del primero toma la idea del egoísmo y la maldad que prevalece de
manera natural en los hombres, y de Hugo Grocio hace referencia a la idea de asociación
entre los seres humanos.
En conclusión Freiher, habla del trato que celebran los ciudadanos y el gobierno;
para que éste se constriña ante aquellos a proporcionarles seguridad y ellos, a su vez, se
obliguen a obedecerlo, aunque desgraciadamente en esta relación hace falta un órgano al
cual se pueda acudir para presentar quejas, en caso de abuso de poder por parte del
gobierno.
4°).- John Locke (1632-1704 d.C.). Autor del Ensayo sobre el entendimiento humano,
rechazó las ideas innatas para basar el origen del conocimiento en la experiencia y en la
sensación ayudada por la reflexión. Las ideas principales de Locke provienen de su
enorme deseo de erradicar los gobiernos absolutistas y que lo condujo a indagar acerca del
poder soberano, así como a la forma de encontrar límites a ese poder despótico y arbitrario
y, por otra parte, hacer que el Estado respete la libertad individual.
a).- El hombre por naturaleza es libre, y como todos tienen la misma naturaleza, todos
somos iguales; el derecho natural enseña que al ser libres e iguales, nadie puede perjudicar
a otro; b).- La importancia de las atribuciones del Estado para lograr respetar la libertad de
los seres humanos y regular el goce de los derechos naturales;
c).- El poder legislativo debe tomar en consideración el derecho natural, de garantizar la
más estricta igualdad entre el rico y el pobre, garantizar la vida, la libertad y la propiedad.
El derecho promulgado por el legislativo debe buscar el bien del pueblo, y,
d).- Sugiere como formas de gobierno la monarquía constitucional o la monarquía
parlamentaria, excluyendo la monarquía absoluta, porque por medio de las dos primeras, el
poder legislativo puede manifestar la voluntad de la sociedad y el monarca no podrá
imponer su voluntad arbitrariamente.
6°).- Jean Jacques Rousseau (1712-1778 d.C.). Nació en Ginebra, Suiza. Entre sus
obras destaca “EL Contrato Social”, en dicha obra sostiene que la salvaguarda de los
derechos naturales debe quedar confiada a la mayoría del pueblo en sí mismo, no
representado en un poder legislativo, puesto que el poder del pueblo debe ser ejercido por el
propio pueblo, por tanto, todo mandato emanado del pueblo es para sí mismo, debido a que
la voluntad de la mayoría es soberana, de manera que el gobierno es sólo una comisión para
ejecutar la voluntad general, es decir, el gobierno es un contrato de mandato donde el
pueblo, que es el mandante, puede revocar, limitar y modificar el mandato al mandatario,
que es el gobierno.
7°).- Immanuel Kant (1724-1804 d.C.). Filósofo alemán y uno de los pensadores más
ilustres de todos los tiempos; en su obra denominada “Crítica de la Razón Pura”, “Crítica
de la Razón Práctica”, y “Crítica del Juicio”, concibe una teoría del conocimiento, idealista
y además crítica. Este filósofo sentó las bases del derecho moderno, al señalar que la
libertad es la meta suprema, la cual se encuentra vinculada al derecho y consideró en su
obra máxima que prevaleció el iusnaturalismo a través del axioma jurídico que señala:
“La libertad de un individuo comienza donde termina la de otro y viceversa.”
8°).- Rudolf Stamler (1856-1938 d.C.). Iusnaturalista alemán que busca distinguir entre el
concepto de derecho y la idea de derecho, esta distinción proviene de su preocupación por
diferenciar al derecho positivo del derecho justo. Así, expresa que el concepto de derecho
debe ser tan amplio que deben intervenir características como: “Un querer entrelazante,
inviolable y autárquico”. Por otra parte, la idea de derecho sería la realización de la
justicia.
9°).- Leon Duguit (1859-1928 d.C.). Para algunos autores es considerado como
iusnaturalista por sus ideas, sin embargo, él se define dentro de la corriente del positivismo
y el realismo en la teoría jurídica. Sus ideas más importantes son:
a).- No hay derechos individuales inalienables, puesto que los hombres solamente tienen
deberes que se basan en obligaciones respecto a la comunidad, llevados a la práctica por el
derecho;
b).- Rechaza todo absolutismo del poder estatal;
c).- Tanto el gobierno como los ciudadanos únicamente tienen deberes y su actividad
principal es la organización y el mantenimiento de los servicios públicos, y;
d).- La función social del derecho es la realización de la solidaridad social, y para él este
concepto es un hecho real, no un mero postulado, por tanto, no puede ser objeto de
controversia, puesto que la solidaridad es un hecho permanente, siempre idéntico a sí
mismo, el elemento constitutivo irreductible de todo grupo social.
10.- Positivismo.
Es importante considerar que a mediados del siglo XIX y comienzos del siglo XX,
el derecho natural tomó un lugar secundario, porque sus teorías fueron desplazadas por el
historicismo y el positivismo jurídicos.
Por otro lado, el término positivismo fue adoptado por Saint-Simon, este autor
sostiene que las condiciones morales, políticas y materiales de la nueva sociedad deben ser
sustituidas por una nueva moral positiva, es decir, basarse en la ciencia, para remplazar los
dogmas religiosos y es su discípulo Augusto Comte, quien culmina la obra de su maestro en
tres libros: “Curso de Filosofía Positiva”, “Principios de Filosofía Positiva” y “Sistema de
Política Positiva”.
Es importante considerar que las tesis fundamentales del positivismo jurídico son:
que no debe aceptarse más derecho que la propia ley, porque ésta es producida por el
gobernante, de manera que el gobernante lo manda y sólo lo que de él emana es derecho.
Para entender la teoría del derecho de Hans Kelsen (1881-1973), es esencial saber
que emplea el término Constitución en un sentido no técnico, es decir, la Constitución o
norma fundamental de Kelsen es aplicable a cualquier forma de gobierno, porque puede
tratarse de la de una autocracia despótica pura o la de una democracia progresiva.
Por otro lado, también los términos imperio de la ley o Estado de derecho tienen un
significado distinto al que conocemos, porque afirma que todo Estado es un estado de
derecho, ya que ambos conceptos son sinónimos y el Estado, en opinión de Kelsen, es la
suma total de normas que ordenan la coacción y, de esta manera, es coincidente con el
derecho; afirma que el derecho positivo es precisamente ese orden coactivo que es el
Estado.
Es así que Kelsen define a la ciencia del derecho como el conocimiento de las
normas, y entiende por “norma” un juicio hipotético que declara que el hacer o dejar de
hacer un determinado acto debe ir seguido de una medida coactiva por parte del Estado.
En este orden de ideas, Kelsen señala que el derecho es un sistema gradual de las
normas, y que existe una norma básica o fundamental que se compone de múltiples normas
que pertenecen a un sistema jurídico, como ya se ha visto en temas anteriores.
Cabe señalar que Kelsen afirma que el derecho positivo puede ser objeto de ciencia,
sólo éste es el objeto de la teoría pura del derecho que es una ciencia. Esta ciencia busca
el derecho real y posible, no el justo, y en este sentido es radicalmente realista y empírica,
renuncia a justificar y a condenar. Por ello, Kelsen considera que en este orden de ideas,
se estará en condiciones de asegurar la paz social a sus ciudadanos sobre una base
Es importante considerar que para los maestros Ovilla Mandujano y Jorge Witker
coinciden en señalar las ideas de Kelsen con relación a:
1°).- Concepto de norma. La ley es válida, es decir, obligatoria, aun después que todos los
miembros de la legislatura que sancionó han muerto, por tanto, el contenido de la ley ya no
es la voluntad de nadie, por lo menos de nadie competente para quererla.
2°).- Elemento de coerción. La teoría pura del derecho considera al elemento coercitivo
como una característica esencial del derecho, coerción que de acuerdo con este punto de
vista es propio del derecho, es psíquica; la obediencia a los mandatos del derecho se obtiene
por medio del temor a la sanción.
3°).- La norma jurídica se refiere a la conducta de dos entidades: el ciudadano, contra
cuyo acto ilícito la medida coercitiva de la sanción está dirigida, y el órgano que va a
aplicar la medida coercitiva al ilícito. La función de la norma jurídica consiste en ligar la
sanción como consecuencia de ciertas condiciones, entre las cuales el acto ilícito juega un
papel principal.
Es en síntesis, el argumento de Kelsen sobre el Iuspositivismo…
10.2.- Alf Ross.
Cabe señalar que esa segunda parte del libro, establecida en ocho capítulos, contiene
una crítica del derecho natural clásico y tomista de la idea de justicia y del utilitarismo, y
también dedica tres capítulos a lo que el autor denomina política jurídica. En cuanto a los
primeros capítulos de su obra, expone con mucha claridad la singular insistencia dogmática
de la escuela escandinava según la cual, si un enunciado no puede ser analizado como tal
acerca de los hechos o como una expresión de sentimientos, debe ser metafísico.
Es por ello, que los juristas pertenecientes al realismo norteamericano, tratan los
enunciados de derechos y deberes como predicciones de la conducta de los órganos de
aplicación del derecho. Sin embargo, Alf Ross presenta dos objeciones a este
planteamiento.
En este contexto, Hart explica que el derecho es una unión de reglas primarias y
secundarias, y que la comprensión de esta combinación es la clave de la ciencia jurídica.
Esta tesis no debe ser comprendida como una definición, más bien como un intento de
identificar la “esencia” del derecho, lo que significa la advertencia de algunas propiedades
con gran poder explicativo.
Hart, considera que las reglas que confieren poderes están divididas en tres grupos:
Por último, debemos señalar que todos estos conceptos y tesis Hart las presenta en
dos obras importantes: “Scandinavian Realism” (1959); y “Essays in Jurisprudence and
Philosphy” (1983).
Como hemos visto, cada una de las teorías a través de sus diversos autores han
procurado conocer y organizar cada una de las facetas de la vida humana para que sean
funciones vitales de la ciencia y el derecho, respectivamente. La ciencia como
paradigma cognoscitivo, y el derecho como paradigma organizativo, se encuentran
estrechamente vinculados entre sí, en especial cuando el derecho es visto como objeto de
conocimiento científico.
En la actualidad (en pleno siglo XXI), sigue siendo un tema muy controvertido la
existencia de una ciencia del derecho o ciencia jurídica, sobre todo a partir de la célebre
afirmación de Julios Hermann Von Kirchmann: “la jurisprudencia no es una ciencia”, sino
una técnica especializada.
1°).- Se debe reconocer que la lucha por la liberación de la ciencia del derecho, fue
realizada desde 1906, por Hermann Kantorowicz, al exponer sus puntos de vista y señalar
que se debe descartar todo ideal antiguo y erigir un ideal nuevo opuesto a todos los
conceptos tradicionales. Es importante mencionar que el positivismo del siglo XIX, para
superar al derecho natural, ha sustentado la premisa de que no existe más que el derecho
reconocido por el Estado, es decir, el derecho positivo; por su parte, Kantorowicz objeta
esta postura al contraponer frente al derecho positivo un derecho libre, esto es “un derecho
natural que emerge del siglo XX”. Ahora bien, el Profesor Imer B. Flores, precisa algunas
características que debe reunir la ciencia jurídica:
a la ley ni liberar a la ciencia. El derecho es voluntad, pero la ciencia es y debe ser razón,
por tanto, la ciencia no puede ser anti-racional, ni mucho menos depender de la voluntad;
b).- Anti-dogmática. La ciencia del derecho debe ser anti-dogmática, en virtud de
fundamentarse en algún tipo de realidad, ya sea de poder, reconocimiento, de voluntad.
Ahora bien, ello no significa que este ideal sea efectivo, porque la ciencia del derecho
descansa todavía bastante en su parte dogmática;
c).- Inspirada por la historia. La historia ha sido de gran utilidad para conocer
científicamente el derecho que ha existido en el pasado, aunque puede ser motivo de
controversia que la ciencia jurídica esté exclusivamente inspirada en la historia;
d).- Influencia de las ciencias psicológico-sociales. Es una aspiración de todo jurista el que
exista una colaboración de la ciencia jurídica con la psicología en una parte, y con la
ciencia social en otra, pero es incuestionable que la interdisciplinariedad debe contemplar a
otras ramas del conocimiento y no quedar limitadas a las mencionadas;
e).- Anti-teológica. Si bien es cierto que hay que respetar el espíritu de la teología,
también lo es la necesidad de actualizar a la ciencia del derecho sin renunciar por completo
a los principios del derecho natural expresados por Santo Tomás y San Agustín.
2°).- Kantorowicz critica a los partidarios del dualismo metódico, ya que dan demasiada
importancia a la separación entre las ciencias sociales que reducen sus ideas a la exposición
de: “el ser” y las ciencias jurídicas al manifestar la importancia del “deber ser”. Esta
crítica se debe a que los dualistas no toman en cuenta que todo el “deber ser” está
relacionado con un “ser” y la precisión de esta relación será materia del siglo XXI.
3°).- La ciencia del derecho y el dogmatismo jurídico, es otro aspecto que deberán precisar
los juristas del siglo XXI, ya que en la actualidad autores como Carlos Santiago Nino
prejuzgan acerca del carácter científico del derecho y de la actividad de los juristas, puesto
que sostiene que el estudio del derecho no es científico, sino dogmático, en el sentido de
que el derecho es un conjunto de dogmas que se aceptan “a priori” como correctos y
verdaderos y que no están abiertos a los debates críticos ni a las pruebas de los hechos.
UNIDAD III
OBJETIVO DE LA UNIDAD:
1.- Iusnaturalismo.
Sin duda, bajo la vieja etiqueta de “escuela del derecho natural” se esconden autores
y corrientes muy diferentes: grandes filósofos como Hobbes, Leibniz, Locke, Kant, que se
ocuparon también, pero no principalmente, de problemas jurídicos y políticos,
pertenecientes a líneas diferentes y a veces opuestas de pensamiento como Locke y Leibniz,
o como Hobbes y Kant; juristas-filósofos como Pufendorf, Thomasius y Wolff, también
ellos divididos en puntos esenciales de la doctrina.
Sin embargo, el método que une a estos autores tan diferentes es el método racional,
o sea el método que debe permitir reducir el derecho y lo moral (además de la política), por
primera vez en la historia de la reflexión sobre la conducta humana, a ciencia demostrativa.
Dicho de otra manera, tanto los seguidores como los adversarios se consideran autorizados
para hablar de esta escuela en cuanto ésta no constituye una unidad ontológica, ni
metafísica, ni ideológica, sino metodológica. Por lo demás la mejor prueba de esto es el
hecho de que está difundida la práctica (por lo menos desde la crítica de la escuela histórica
en adelante) de llamar al derecho natural moderno “derecho racional”: Para indicar que
aquello que caracteriza al movimiento en su conjunto no es tanto el objeto (la naturaleza),
sino la manera de tratarlo (la razón), no un principio ontológico (que supondría una
metafísica común que de hecho jamás existió), sino un principio metodológico.
Cabe señalar que para Jorge Witker y Rogelio Larios afirman que se hacen difícil
hablar de un paradigma iusnaturalista:
1°. Porque no existe una sola corriente del iusnaturalismo, incluso se excluyen entre sí.
a).- Existen principios morales y de justicia que son universalmente válidos y asequibles a
la razón humana.
b).- Estos principios son los que conforman el derecho natural.
Podemos concluir que sobre estos criterios se sustenta la visión iusnaturalista del
derecho en la construcción del pensamiento jurídico.
Por ello, el obispo de Hipona sostiene que frente a la “lex naturalis” se encuentra la
ley humana que deriva de la voluntad del legislador humano; pero para ser considerada
como derecho debe ser justa y recta, es decir debe participar de la ley eterna y natural.
Como hemos visto las Ideas de la ilustración francesa se centraban en siete puntos:
a).- Rebelión contra las autoridades.
b).- Racionalismo.
c).- La idea de “ilustrar”.
e).- Optimismo cultural.
f).- Vuelta a la naturaleza.
g).- Cristianismo humanizado.
h).- Derechos humanos.
Por otro lado, para la escuela neokantiana las ideas centrales de R. Stambler son:
a).- La sociedad cambia, el derecho hace lo mismo. Imposible determinar el contenido del
derecho a través de una concepción universalmente válida (contrario al neotomismo).
b).- Una teoría del derecho que busque validez universalmente válida, sólo es posible
formalmente e independientemente del material empírico del derecho positivo Stambler.
Sin duda, estos elementos son considerados como realidades en sí mismas captadas
dogmáticamente (como una verdad absoluta) por el hombre. Es evidente y necesaria su
verificación. El error es que se confunde el significado de explicación y conocimiento del
derecho, porque en realidad lo que se hace es valorarlo y simultáneamente predicar sobre la
moral.
Por ello, su argumentación posee una fuerte carga emocional. La falacia de Hume
consiste en que a partir de hechos se puedan conformar normas. Este es el error del
iusnaturalismo racionalista, que utiliza simultáneamente el principio de causalidad con el de
imputación.
2.- Iuspositivismo.
Por otro lado, la tarea del Positivista es descubrir únicamente su objeto de estudio,
de conocimiento o investigación, haciendo a un lado otras tareas como la valoración
axiológica de esos hechos. Hans Kelsen, es el principal representante del
“iusnormativismo”.
Cabe señalar que esta corriente tiene varias características, entre ellas las siguientes:
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿En qué consiste el error de Kelsen? En indicar que para
que la ciencia del Derecho no se quede en las formas, tiene que ocuparse de lo que ya se
ocupan otras disciplinas. Para lograrlo, Kelsen de manera explícita utiliza el principio de
imputación. El Principio de imputación, es un principio ordenador o de conocimiento.
b).- Lo fáctico o ser natural de un acto, no es lo que lo hace a tal acto lícito o ilícito, sino su
significado jurídico objetivo. Este significado jurídico objetivo, se logra a través de una
norma que lo prevé. De tal suerte que el acto puede ser explicado según la norma. La
norma funciona como un esquema de explicitación del acto.
c).- El Principio de causalidad. La norma según la cual el acto significa que es conforme o
contrario a derecho, es ella misma producida mediante un acto de derecho que, por su lado,
nuevamente recibe su significado jurídico de otra norma.
En este contexto, que una norma sea válida significa que obliga y que el hombre
debe de comportarse como lo indica ella.
Por ello, el derecho no se puede reducir al Estado, sino que debe incluir a la
sociedad. Los hechos son parte esencial de esta corriente del sociologísmo jurídico. Los
hechos han servido a los autores pertenecientes a la corriente del iusrealismo para fundar
(sobre las enseñanzas de la “libre investigación científica” de François Gény, la “ofensiva
sociologísta” de Eugen Ehrlich, y de las escuelas del “derecho libre” y de la “jurisprudencia
de intereses” que incluye a autores como Philipp Heck, Hermann Kantorowics, y otros
más), una concepción del derecho diferente, positiva pero realista.
normas formales ni en su contenido justo, sino en las actitudes y conductas humanas que
derivan de dichas normas y valores que se quieren guiar o conducir.
Como hemos visto hay dos tipos de corrientes realistas: el realismo norteamericano
y el escandinavo, en las cuales se sustenta en gran medida la filosofía del sociologismo
jurídico como fuente del derecho.
Podemos decir que la faceta más característica del realismo norteamericano consiste
en que sus representantes tratan de minimizar el elemento normativo y prescriptivo del
derecho y maximizan el elemento empírico y descriptivo del mismo. Así, el derecho se
convierte en un conjunto de hechos, en lugar de normas.
Por ello, decimos que esta corriente de realistas escandinavos no tiene en mente el
derecho positivo, sino más bien el vigente, es decir, a lo que la teoría alemana del siglo XIX
llama “geltesdes Recht”, que se puede traducir como Derecho vigente, el Derecho es
aceptado para su aplicación tanto por los jueces como los particulares. A los escandinavos
no les interesa la obligación moral de acatar determinadas normas como jurídicas, sino que
lo que investigan es la explicación del hecho de que en la conciencia psicológica de jueces
y particulares se tienen por jurídicas determinadas normas sociales. Es así como rechazan
dos explicaciones tradicionales: la iusnaturalista y la voluntarista.
4.- Iusmarxismo.
a).- Materialismo.- Designa a toda aquella doctrina que trata de explicar el mundo y la
totalidad de lo real fundamentándose en la idea de materia.
b).- Dialéctico.- Es un método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación
que investiga la verdad, que procede a través del despliegue de una tesis y su antítesis,
resolviendo la contradicción a través de la formulación de una síntesis final.
c).- Materialismo Dialéctico.- Según la cual sólo existe una realidad material que posee un
carácter dialéctico, esto es: la causa de sus cambios y movimientos tiene lugar por la lucha
de contrarios inherente a la propia materia y su continua contradicción.
c).- Vysinskij.- Considera al derecho como el conjunto de las reglas de conducta que
expresan la voluntad y conveniencia de la clase dominante legislativamente establecida; sus
costumbres sus reglas de convivencia, garantizadas por la fuerza coercitiva del poder
estatal.
Sin duda, esta corriente al igual que las otras no es perfecta y adolece de fallas y
deficiencia, por ello ha sido objeto de diferentes críticas entre ellas las fundamentales que:
a).- El derecho no puede ser identificado con las relaciones económicas mercantiles
capitalistas, porque todos los ordenamientos jurídicos existentes de hecho también regulan
relaciones no mercantiles.
c).- Resulta falso que el derecho tutele únicamente los intereses de la clase dominante,
también tutela los intereses de la clase oprimida.
d).- También tutela los intereses de una parte de la clase dominante contra otras partes de la
misma.
Por otro lado, para John Austin, fundador de la escuela analítica, el Derecho
positivo es un mandato del soberano. Todo Derecho, en sentido estricto, es establecido
por una persona o cuerpo soberano, para un miembro o miembros de la sociedad política
independiente de donde aquella persona o cuerpo es soberano o supremo. El mandato
coactivo es el elemento central del Derecho cuando es obligatorio para la generalidad y
proviene de un superior poder político que obliga a los súbditos. El Derecho es el
resultado de la voluntad soberana, independientemente del contenido que pudiera tener.
éste como valor ético o como realidad histórico social empírica. Se parte de un orden
jurídico dado y se analiza en función de la claridad y consistencia lógica y sistemática. Se
formulan conceptos, definiciones de términos generales, se fijan significados, se hacen
clasificaciones, etcétera. Lo fundamental en la teoría de Hart, es que intentó reconciliar el
análisis valorativo del derecho con la posibilidad de admitir valores éticos objetivos fuera
del campo de la teoría del derecho, aunque él mismo no es muy claro en cuanto a la medida
en que pueden conocerse principios morales objetivos.
Por ello, podría parecer que Nicklas Luhmann reduce de nuevo la validez del
derecho a una sola dimensión pero es todo lo contrario. La prioridad de los sistemas
sociales, incluido el jurídico, no es ya la adaptación a la complejidad del entorno sino a su
propia complejidad, lo que constituye un giro radical en el imperativo del derecho en
cuanto el eje de sus decisiones no proviene del entorno social sino que se estructura a partir
de sus propias capacidades y posibilidades internas.
Así pues, para Luhmann, la teoría jurídica tiene como tarea observar los procesos
sistémicos del derecho para que dejen de ser una paradoja y se elimine su el carácter
tautológico que pudieran tener. En efecto, la adaptación del sistema a sí mismo, y por
ende al entorno, y la legitimidad que se puede derivar de su capacidad de adaptación
supone la autoobservación del sistema. Esa autoobservación es la que puede evitar la
Como se puede apreciar para la teoría jurídica se garantiza el cierre autopoiético del
sistema y la adaptación a su propia complejidad. Sin embargo, esta observación de primer
orden tiene que complementarse con una observación de segundo orden: tal función
sistémica es llevada a cabo, según Luhmann, por la sociología del derecho. Esta
observación complementa la de la teoría jurídica, pero igualmente desde una óptica intra-
sistémica y no extra-sistémica, como la sociología jurídica la ha planteado
tradicionalmente, propiciando con ello una complejización excesiva del sistema jurídico.
Este paradigma inicia con el debate Dworkin - Hart que giró alrededor de la relación
entre derecho y moral que, pese a las ambivalencias de su planteamiento, Hart negaría hasta
el final mientras que Dworkin defendía una relación estructural entre una y otra, en la
medida en que los principios máximos del sistema jurídico resumían, necesariamente
también, los principios morales de esa sociedad. Por lo tanto, hablar de dos dimensiones
normativas enfrentadas no tenía sustento porque el derecho incorporaba los valores morales
de la sociedad a través de sus principios regulativos.
Este debate constituye sin lugar a dudas, la más paradójica consecuencia del
planteamiento dworkiniano cuya pretensión se orientaba a mostrar la imposibilidad para
desterrar de la teoría jurídica el problema de los principios y los valores morales como lo
había buscado siempre el positivismo. Pero la identificación de esta relectura con la
filosofía del derecho, precisamente por ese carácter alterno, lo que hace es desperfilar
epistemológicamente a la filosofía del derecho e identificarla artificialmente con la teoría
jurídica, en lo que constituyó un paso atrás para ambas disciplinas.
a).- Una que se deriva de la posición original, es la justificación moral de los principios de
justicia. Principios que tienen la pretensión de derivarse de un consenso moral que pueda
satisfacer a todos por igual sus expectativas mínimas particulares, en condiciones de
simetría deliberativa.
Pero esos mismos principios son, a su vez, los criterios de legitimidad del
ordenamiento jurídico-político, porque los principios de justicia trabajan como condiciones
de legitimación del sistema en su conjunto, en la medida en que las instituciones tienen que
adaptarse a los contenidos y prioridades fijados por ellos y, de no hacerlo, la ciudadanía
puede acudir a formas de resistencia diversas.
b).- La posición teórica de Rawls subsume, inmediatamente, una segunda dimensión. Los
principios de justicia son externos al ordenamiento pero quedan integrados, tal como lo
presenta en la secuencia de cuatro etapas, en un congreso constituyente a través de un
principio ya no de legitimidad sino de validez.
Por ello, la violación de tal principio justifica asumir dos mecanismos que Rawls
contempla para que la ciudadanía se oponga a los eventuales excesos de las mayorías
legislativas, políticas o sociales: la objeción de conciencia y la desobediencia civil. Estas
figuras reivindican el contenido de los principios de justicia, es decir, los criterios de
justificación moral y legitimidad política del ordenamiento cuando ha sido violado el factor
de validez que el principio de igual participación supone. La legitimidad opera como un
regulador sobre la validez.
Respecto a esta vertiente filosófica del derecho Robert Alexy desarrolla una
interesante propuesta desde la teoría del derecho que constituye un paso adelante en la
definición epistemológica del derecho. Considera que la validez del derecho implica:
a).- En primer lugar, una validez jurídica que supone que la norma es dictada por órgano
competente y según un procedimiento previsto;
b).- En segundo lugar, una validez moral, que supone que la norma está moralmente
justificada y el sistema posee una pretensión de corrección en caso de normas injustas, y,
c).- En tercer lugar, una validez social que supone que la norma vale socialmente porque es
obedecida y en caso de desobediencia se aplica una sanción.
Como hemos visto los antecedentes de las teorías críticas del derecho son:
Es claro que el mérito de estas teorías fue poner en evidencia la relación estructural
que hay entre el derecho y la política y su articulación a través de la decisión judicial,
herencia que, en el caso de los Critica Legal Studies, toman del realismo, en sus dos
vertientes, prefigurando el nuevo estatuto epistemológico de la filosofía del derecho: la
relación epistemológica de las tres dimensiones de la legitimidad, la validez y la eficacia
que, más tarde con Habermas alcanzarían su máximo desarrollo sistemático.
Por otro lado, vale la pena destacar en esa línea el movimiento Crítica del Derecho
francés, en su momento encabezado por Miaille y Arnaud. La intención explícita del
movimiento fue reconstituir el estatuto epistemológico de la teoría jurídica, desbordando
los marcos convencionales que el positivismo le había fijado.
1°.- En una primera etapa, Habermas propugna por redefinir los nuevos términos de la
problemática filosófico-política en el capitalismo tardío, derivando de ello un proyecto de
reconstrucción del materialismo histórico así como asignándole a la filosofía un nuevo
papel en el contexto de ello.
2ª).- En una segunda etapa, su reflexión se centra en la fundamentación de una teoría de la
acción comunicativa como estrategia central de relegitimación de la sociedad capitalista, a
partir de un agudo e implacable diagnóstico de la colonización que sobre el mundo de la
vida ha ejercido el derecho, generando un proceso de desintegración acelerada a su interior.
Estrategia que Habermas complementa con la concepción de su ética discursiva,
inmediatamente después.
3ª).- Ante las críticas de Robert Alexy en cuanto que la propuesta habermasiana no podía
seguir ignorando en su estrategia de solución el derecho como instrumento, Habermas
inicia lo que puede denominarse el giro jurídico hacia la reconsideración proactiva del
estado de derecho, que, en un primer momento, lo lanza hacia el iuspositivismo y cuya
tensión entre legalidad y legitimidad resuelve con la procedimentalización de la soberanía
popular.
Sin duda alguna las derivaciones de su teoría del estado democrático de derecho
constituyen, en una dirección similar a la de Rawls, la perfilación de un nuevo estatuto
epistemológico para la filosofía del derecho. Por su posición omnimediadora en la
b).- Aquí enlaza Habermas la segunda dimensión: la de la validez jurídica del estado
democrático de derecho. El derecho moderno tiene un doble rostro de Jano: por un lado
acomete funciones estratégico-sistémicas y por otro integra socialmente a la ciudadanía en
su conjunto. Ello se realiza a través de procedimientos democráticos institucionalizados
que constituyen la única fuente postconvencional de legitimidad en las sociedades
complejas. El principio discursivo, aplicado al derecho, desarrolla un paradigma
procedimental que privilegia las condiciones comunicativas y los procesos de formación de
la opinión y la voluntad públicas y que, en su aplicación, es el único que asegura la
autonomía moral de los diversos sujetos colectivos ciudadanos. Esto se impone en la
medida en que sólo el derecho positivo asegura la autonomía como no puede hacerlo la
moral en las sociedades complejas.
c).- La tercera dimensión del estado democrático de derecho es la de la eficacia social del
ordenamiento. ¿En qué medida es eficaz un orden social? En una línea similar, el estado
democrático de derecho es eficaz en la medida en que es legítimo políticamente, lo que
supone una dimensión de justificación moral, y valido jurídicamente, lo que a su vez
supone que satisfaga unas expectativas de validez social, es decir, que posibilite la
En este contexto, la eficacia del estado democrático de derecho se define, así, en una
soberanía popular procedimentalizada discursivamente a través de un catálogo de derechos
fundamentales que garantiza su legitimidad política y propicia su validez jurídica, en los
términos señalados. El paradigma discursivo-procedimental que fundamenta el
ordenamiento se proyecta en términos de un modelo alternativo de democracia deliberativa
donde el poder comunicativo de la sociedad civil deviene poder administrativo del estado.
Félix Somló señaló que el análisis de las normas jurídicas atiende a dos aspectos
diferentes. Por un lado, se puede inquirir qué es lo que las normas en determinado
ordenamiento establecen, y qué es lo que de acuerdo con ellas puede hacerse u omitirse
lícitamente (jurisprudencia técnica). Por otro lado, también podemos preguntarnos por los
caracteres formales coincidentes en toda norma jurídica, esto es, no los contenidos
materiales de las normas, sino la estructura lógica, para abstraer los elementos formales
de la implicación normativa (teoría jurídica fundamental).
en un cúmulo de relaciones sociales. Aquí conviene advertir que no todas las relaciones
sociales son relaciones jurídicas; sin embargo, cada vez más relaciones sociales son
relaciones jurídicas porque se encuentran previstas y están reguladas en las normas
jurídicas. Por ejemplo, son relaciones jurídicas las que existen entre comprador y vendedor,
la que hay entre arrendador y arrendatario, entre patrono y trabajador, etcétera.
Así, entre los autores que han destacado el papel fundamental de la relación jurídica
podemos mencionar a Jaime Guasp que definió el derecho como el conjunto de relaciones
que una sociedad establece como necesarias. Para Kant y los neokantianos ven al derecho
como un conjunto de relaciones entre las personas. Así, el autor de la “Metafísica de las
costumbres” indica que el derecho es el conjunto de condiciones por medio de las
cuales el arbitrio de uno puede ponerse de acuerdo con el arbitrio de otro según una ley
universal de libertad. Dice Kant que la relación tiene que ser externa y práctica de una
persona con otra, en cuanto sus acciones pueden tener mediata o inmediatamente, como
hechos, influencia recíproca. También afirma que esta relación para ser jurídica, debe ser
una relación entre dos arbitrios, y no entre el arbitrio de uno, y el simple deseo de otro, esto
es, no puede haber en la teoría kantiana relación entre una persona y una cosa.
Por ello, para Kant hay cuatro tipos posibles de relación de un sujeto con otros:
1°).- La relación de un sujeto que tiene derechos y deberes con un sujeto que sólo tiene
derechos y ningún deber (Dios);
2°).- La relación de un sujeto que tiene derechos y deberes con un sujeto que tiene sólo
deberes y ningún derecho (el esclavo);
3°).- La relación de un sujeto que tiene derechos y deberes con un sujeto que no tiene
derechos ni deberes (el animal, las cosas inanimadas); y
4°).- La relación de un sujeto que tiene derechos y deberes con un sujeto que también tiene
derechos y deberes (el hombre). De las cuatro relaciones sólo la última es una relación
jurídica.
En este contexto, la teoría del derecho concibe de tres formas generales la relación
jurídica.
1°).- Se entiende por relación jurídica una realidad intranormativa.- La relación jurídica se
refiere a algo existente en la misma norma jurídica, en concreto la relación entre el
antecedente y la consecuencia jurídica de la norma establecida mediante el deber ser, es
decir, se entiende la relación jurídica como la categoría imputativa que hay entre el
supuesto normativo y la sanción
2°).- Otra denota la relación que existe entre las normas del ordenamiento y los sujetos
destinatarios de las normas.- En este punto se alude a dos formas de concebir la relación
jurídica:
a).- Como una relación ideal y abstracta entre la norma y sus destinatarios que no trasciende
más allá de la esfera normativa; y,
b).- Como la relación formada entre la norma como unidad total que incluye todos sus
determinantes, tanto de contenido y de personas, y a los sujetos realmente existentes
designados por la norma.
3°).- Finalmente, la tercera explica la relación jurídica que se da entre personas o sujetos
jurídicos, fruto de la aparición de determinados hechos naturales o actos de voluntad de
personas físicas o morales contemplados por las normas jurídicas.- En este punto la
relación jurídica es la de Savigny, que comprendía a la relación jurídica como los vínculos
entre las personas determinados por la norma jurídica. Esta concepción considera:
a).- Un vínculo jurídico entre sujetos de derecho o personas jurídicas (físicas y morales);
b).- Nacido de hechos naturales o de actos de voluntad de las personas;
c).- Que se encuentra definido por las normas jurídicas;
d).- Que establecen situaciones jurídicas correlativas, es decir, entre derechos y deberes;
e) cuyo objeto son ciertas prestaciones (de dar, de hacer o de no hacer); y,
f).- En donde el cumplimiento de esas prestaciones se encuentra garantizado por una con-
secuencia coactiva o sanción
1°).- En función de si son hechos que sirven de fundamento o base por sí mismos para
producir efectos jurídicos, y hechos que son condición para que el hecho causa despliegue
su eficacia;
2°).- Hechos simples que están formados por un solo elemento como la muerte de una
persona, y hechos complejos que contienen varios elementos, es decir, los que requieren la
concurrencia de varios sucesos que son considerados en su conexión tales como el contrato,
que exige al menos dos elementos: la declaración de voluntad entre ambos contratantes;
3°).- Positivos, consisten en un acontecimiento, tales como la ocupación de un inmueble,
y negativos que consisten en una omisión, por ejemplo, dejar de pagar una deuda;
4°).- Hechos jurídicos constitutivos, modificativos o extintivos, según constituyan,
modifiquen o extingan efectos jurídicos; y,
5°).- Hechos naturales y voluntarios, los primeros son técnicamente “hechos jurídicos” y
los segundos “actos jurídicos”. De esta manera los hechos jurídicos son aquellos en los
que no ha participado ninguna voluntad humana y a los que el derecho les asigna
Existe un tipo de acto jurídico que la doctrina denomina negocio jurídico, el cual es
un tipo de acto jurídico que tiende a la consecución de un fin práctico, en donde la
voluntad humana lo busca y lo pretende, y el derecho le atribuye consecuencias jurídicas.
El negocio jurídico es muy importante porque es el fundamento del contrato y del
testamento y está garantizado por el principio de la autonomía de la voluntad. En el
derecho existen también “actos jurídicos no negociables”, que son aquellos en donde el
agente no busca o pretende la consecuencia jurídica, ésta se genera porque las normas la
establecen. Entre los ejemplos de “actos no negociables” podemos mencionar el
descubrimiento de un tesoro o la ocupación de una cosa que no tiene dueño.
Por otro lado, como superación de las tesis voluntaristas, Ihering presenta su teoría
del interés. Los derechos subjetivos son la unión de dos elementos: el sustancial, que es la
existencia misma del interés, y otro formal, que consiste en el procedimiento jurídico de
defensa del interés. Así Ihering entiende a los derechos subjetivos como “intereses
Así, las teorías eclécticas procuran conciliar las anteriores. Jellinek dice que el
derecho subjetivo es el bien o interés protegido mediante el reconocimiento del poder de la
voluntad del hombre. Merkl lo define como un interés determinado por el poder
concedido por el derecho, y Bekker, como la protección de intereses que funda un poder de
la voluntad.
Las teorías que niegan la existencia o importancia de los derechos subjetivos lo hacen por
motivos diversos. El realismo jurídico de Ross sostiene que la idea de los derechos
subjetivos constituye una construcción doctrinaria para la exposición del derecho vigente,
que nos permite determinar relaciones entre condiciones y consecuencias jurídicas y que
crea un sentimiento de obligatoriedad en el derecho. Para Duguit el derecho subjetivo o
“situación jurídica” es el derecho objetivo aplicado a los individuos. En el marxismo, los
derechos subjetivos son reconocimientos formales que expresan los intereses de la clase
dominante. En la teoría de Larenz, el individuo no tiene derechos subjetivos sino deberes
derivados de la posición jurídica que ocupa como miembro de una comunidad.
1°).- Derecho subjetivo como equivalente a no prohibido, esto es, en el sistema no hay una
norma que establezca una sanción para dicha conducta, ejemplo “tengo derecho a comer en
mi casa”;
2°).- Derecho subjetivo como equivalente a autorización, lo que supone la existencia de
normas permisivas, ejemplo “el ayuntamiento me dio el derecho de abrir mi comercio”;
3°).- Derecho subjetivo como correlato de una obligación activa, es el reflejo de un deber
jurídico, por ejemplo, “si tengo la obligación de pagarle a María, se dice que María tiene
derecho a que yo le pague”;
4°).- Derecho subjetivo como correlato de una obligación pasiva, en donde el derecho
subjetivo no es el reflejo de una obligación “de hacer” sino de “no hacer”, por ejemplo,
“tengo derecho a que los vecinos no construyan en mi casa”;
5°).- Derecho subjetivo como acción procesal, el que se refiere a la posibilidad de acudir
ante los órganos judiciales para lograr el cumplimiento de una obligación correlativa o para
hacer que se imponga la sanción prevista para el cumplimiento de la obligación, se le llama
derecho en sentido técnico o estricto porque no es posible reducirlo al concepto de deber
jurídico, sino que constituye una acción autónoma aunque no independiente del derecho
subjetivo, por ejemplo “tengo derecho a demandar la rescisión del contrato”, y,
6°).- Derecho subjetivo en sentido político, mismo que alude a un derecho en sentido
técnico vinculado con cuestiones de organización política, por ejemplo, “el pueblo tiene
derecho a elegir a sus gobernantes”.
y la tercera como un deber ético. En el primer ejemplo, la persona “está” obligada (deber
jurídico), en el segundo la persona se “ve” obligada (deber social), y en el tercero se
“siente” obligada (deber ético porque existe compatibilidad entre sus convicciones morales
y lo prescrito por la regla).
En este contexto para Kelsen, el deber jurídico es la norma jurídica vista desde el
punto de vista del obligado, es decir, la conducta opuesta al acto antijurídico. Para este
autor, el deber jurídico es la única función esencial del derecho objetivo. Por eso desde el
punto de vista lógico-normativo, siempre que existe una norma aparece un deber jurídico,
pero no siempre se condiciona la aparición de un deber a la existencia de un derecho
subjetivo. Kelsen agrega que el deber jurídico se distingue del deber moral, puesto que es
en sí mismo coacción, fuerza institucionalizada y establecida por el ordenamiento jurídico.
En Kelsen no hay deber jurídico sin que esté prevista una sanción para la conducta opuesta.
La capacidad de subjetivización de la norma con sanción referida a un sujeto concreto es lo
que hace que el deber jurídico funcione de modo autónomo e independiente del deber
moral.
cuando el ordenamiento jurídico lo reconoce. También el deber jurídico está más allá de las
concepciones psicológicas y sociológicas, en tanto que: La teoría jurídica acepta hoy que
los enunciados de deber jurídico no pueden ser analizados como enunciados empíricos
descriptivos de ninguna clase de estados mentales ni acciones o estados de cosas, ya que
entenderlos como tales distorsiona el sentido en que son usados.
de imputación de deberes y derechos, y que la persona física y moral no son más que
conjuntos de normas.
Una teoría muy importante, analítica y por tanto construida a partir del lenguaje, es
la de Hart. Para el profesor inglés, en el lenguaje encontramos términos que no hacen
referencia a algún hecho u objeto. A algunos de estos términos se les llama teóricos, otros
son construcciones lógicas. Esas palabras forman parte de frases significativas en tanto
tales enunciados sean traducibles a otras que hablen acerca de hechos observables.
“Persona jurídica” es una expresión que no hace referencia a un objeto, hecho o entidad
alguna. Se trata de palabras que cumplen una función en determinados contextos calificados
por el derecho.
Por ello, la competencia se parece a la capacidad porque las dos son o entrañan
autorizaciones para dictar normas. La diferencia está en que la capacidad se refiere a una
facultad dirigida a auto-obligarnos, la capacidad civil se desenvuelve en el ámbito privado y
corresponde a las personas. En cambio, la competencia consiste en una facultad para
obligar a otras personas, se manifiesta en el derecho público y corresponde a las
autoridades.
Para que un individuo tenga competencia para dictar normas válidas, en relación
con un sistema jurídico, debe estar autorizado por una norma válida del sistema, esto es, por
una norma dictada por otro funcionario competente, y así sucesivamente; sin embargo, en
el caso de los funcionarios originarios encontraríamos que no son autorizados por normas
previas válidas, tal es el caso del constituyente originario.
No obstante lo dicho, las designaciones del acto antijurídico como aquellas acciones
prohibidas por el derecho positivo no deben llevarnos a pensar que el acto prohibido
contradice la norma. Las designaciones del acto antijurídico como ilícito, contrario a
derecho, violatorio del derecho, expresan una idea ampliamente difundida en el
pensamiento jurídico y que, en opinión de Kelsen, resulta equívoca. Para el autor de la
teoría pura, el ilícito que aparece en el enunciado de una norma es el antecedente o
condición, y no la negación del derecho. La situación de hecho a que alude esta condición
es descrita por una proposición hipotética que enuncia que si se presenta determinada
conducta, por acción u omisión, debe llevarse a cabo determinado acto coactivo. Como dicen
algunos autores “puede afirmarse que la norma hace de la conducta contraria a la que
menciona (y a la que enlaza el acto coactivo) algo interno al propio derecho, determinado por
éste y, por tanto, algo que sólo puede ser conceptualmente concebido como derecho y no de
forma externa, o frente al derecho”.
Kelsen no logró dar una definición satisfactoria del concepto de “acto ilícito”. El
principal problema de la definición Kelseniana de acto antijurídico reside en su falsa idea
de considerar que todas las normas tienen la estructura “si es A debe ser B” y creer que las
normas prohibitivas del tipo “prohibido A” eran superfluas porque no están enlazadas con
una sanción. Por ello, para algunos autores los actos antijurídicos son las conductas que
actualizan las normas prohibitivas de los sistemas jurídicos, o bien, como dicen Manuel
Atienza y Juan Ruiz Manero, los ilícitos son las conductas humanas contrarias a las normas
regulativas de mandato.
Hart, como sabemos, indica que el sistema jurídico está constituido por dos tipos de
normas: las primarias y las secundarias. Señala que las primeras tienen por función
establecer aquellos patrones de conducta, y las secundarias, la de especificar lo que los
funcionarios del sistema deben hacer cuando una norma primaria es infringida. De la
distinción anterior, depende, según Hart, que pueda atribuirse sentido a la noción “delito” o
ilícito, y esto último parece la cuestión más sencilla de todas: “Anunciar a la sociedad que
estas acciones (las que infringen normas primarias) no deben ser llevadas a cabo, y asegurar
la realización del menor número de ellas”.
Austin, por su parte, establece que la sanción es un elemento constitutivo del mandato del
soberano. En Kelsen, como sabemos, la sanción es un elemento esencial de la norma, se
trata de un elemento interno a la misma y constituye la consecuencia de toda norma
jurídica.
Así, los expedientes a los que acude el sistema normativo para reforzar el respeto de
las normas jurídicas son diversos. Por ello, existen medidas preventivas, de disuasión, de
intimidación, de restitución y las propiamente represivas que pueden consistir en la
reparación del daño o las de carácter estrictamente punitivo de privación de la libertad.
Aunque de manera más amplia es totalmente posible señalar que no sólo existen sanciones
negativas que prevengan o repriman, sino que también existen sanciones positivas que
promocionen o premien.
Por ello, frente a la reducción de la sanción jurídica a pura coacción, los defensores
de un concepto más amplio de la misma, como Bobbio, prefieren interpretarla como una
reacción a la violación, que puede ser incluso de carácter económico, social o moral, y que
viene garantizada, en última instancia, por el recurso a la fuerza. Por ejemplo, el
resarcimiento de un daño, el pago de una multa o el derribo de un muro no tendrían nada
que ver con el puro uso de la fuerza y sí con el cumplimiento de obligaciones. No
obstante que en Kelsen la sanción constituye el contenido esencial de las normas, en
ninguna de sus obras este concepto básico se desarrolla a cabalidad. Nino reconstruyó la
noción Kelseniana de sanción de la siguiente manera:
a).- Se trata de un acto coercitivo, o sea, de un acto de fuerza efectiva o latente, pues lo que
caracteriza a la sanción no es tanto la aplicación efectiva de la fuerza cuanto la posibilidad
de aplicarla si el destinatario de aquélla no colabora;
b).- Ha de tener por objeto la privación de algún estado de cosas que por la generalidad de
los individuos sea apreciado favorablemente;
c).- Quien la ejerce debe estar autorizado por una norma válida, y,
d).- Es la consecuencia de una conducta realizada mediando capacidad de omitirla.
a).- Los que opinan que la justificación de la pena depende de su capacidad para intimidar;
b).- Los que apuntan a las consecuencias favorables de la pena para los reos, tales como el
grado en el que se alcanza su rehabilitación, y,
c).- Los que sostienen que la justificación de la pena reside en el hecho de excluir de la
sociedad a los delincuentes, ya que al estar detenidos, no pueden realizar otros delitos.
15.- Responsabilidad.
Respecto a este punto, Hart distinguió cuatro sentidos de “responsabilidad” que son:
3°).- Responsabilidad como capacidad y estado mental, por ejemplo, “los médicos
encontraron al capitán responsable de sus actos”, y,
4°).- Responsable como punible o moralmente reprochable, por ejemplo, “el capitán fue
hallado responsable por la pérdida de vidas”.
Cabe señalar que para Kelsen, este último sentido es el apropiado y así señala que
un individuo es responsable cuando es susceptible de ser sancionado, independientemente
que haya cometido o no un acto u omisión antijurídica. Se podría agregar además, que se
es responsable cuando, según el ordenamiento jurídico, deba aplicarse al individuo una
sanción, independientemente de que, de hecho, se le aplique.
3°).- Responsabilidad subjetiva (por culpa) y objetiva (por resultado). La subjetiva es una
responsabilidad en donde el sujeto ha querido o previsto el resultado de su acción
antijurídica, y la objetiva se da cuando un individuo es susceptible de ser sancionado
independientemente de que haya querido o previsto el acto u omisión antijurídica. Las
penales son en la mayor parte de las veces subjetivas y, en cambio, las civiles pueden ser
objetivas o subjetivas.
Por ello, el derecho interno para su estudio se divide en derecho privado, público y
social. El privado se ocupa de las relaciones de los gobernados entre sí. El público rige
la Constitución del Estado, la organización del gobierno y los derechos fundamentales de
los particulares frente al Estado. En cuanto al derecho social, éste tiene vinculación con
los derechos económicos, sociales y culturales de los gobernados.
Por otro lado, el derecho privado incluye el derecho civil y el mercantil. El civil
estudia las normas e instituciones relativas a las personas, sus bienes, obligaciones y
contratos. El mercantil es el que se refiere a todas las personas que hacen del comercio su
ocupación habitual o de aquellas personas que sin ser comerciantes ejecutan actos de
comercio.
Por otra parte, el derecho social suele dividirse en derecho laboral, agrario y de la
seguridad social. El derecho del trabajo determina tanto las relaciones jurídicas como la
prestación de servicios entre los trabajadores y sus patrones, tanto las de carácter individual
como las colectivas. El derecho agrario se ocupa del derecho de propiedad rural, de
carácter individual, comunal y ejidal. El derecho de la seguridad social atiende los
derechos de las personas y los deberes del Estado, vinculados a la salud, las pensiones y los
derechos a la jubilación.
Cabe señalar que también el derecho puede ser clasificado distinguiendo entre
derecho objetivo y derecho subjetivo. El objetivo es el derecho positivo, el que se refiere
a la totalidad del ordenamiento jurídico o, en otras palabras, al derecho propio de cada
Estado. El derecho subjetivo es el sistema de facultades y permisos derivadas de las normas
de derecho objetivo o positivo, consistentes en términos generales en las facultades de dar,
no dar, hacer u omitir lícitamente algo. Aunque de manera más precisa entendemos por
derecho subjetivo lo que ya se ha explicado con anterioridad, tanto por Hohfeld como por
Kelsen.
El autor Pablo Navarro dice que el concepto eficacia hace referencia a las relaciones
que guardan las normas jurídicas con las conductas de los individuos. Este concepto se
proyecta sobre tipos específicos de relaciones entre normas y conductas:
a).- Eficacia normativa es el grado de adecuación que hay entre las prescripciones
establecidas en normas jurídicas y las conductas que los individuos despliegan en los
hechos; b).- Efectividad es la aplicación efectiva de las consecuencias normativas previstas
en reglas de derecho; y,
Es eficaz porque ese día no hay venta de esas sustancias; sin embargo, si la finalidad
de la norma era que no se bebiera ese día, difícilmente se logrará porque las personas
pudieron haber comprado las bebidas el día previo y ese día beber a pesar de la prohibición
de venta el día de los comicios. De esta suerte, la norma es eficaz normativamente por lo
que ve a la prohibición de venta el día de las elecciones pero ineficaz respecto a su finalidad
o teleología.
La efectividad mide el nivel de aplicación de las sanciones. Por ejemplo, si en una ciudad
se realizaron 100 homicidios, preguntarse en cuántos casos las autoridades competentes
(los jueces penales) impusieron las sanciones a los responsables determina el grado de
efectividad de la norma que tipifica el delito de homicidio.
UNIDAD IV
“METODOLOGÍA JURÍDICA”
OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Cabe señalar que las principales corrientes del pensamiento jurídico son el
Ius-positivismo y el Ius-naturalismo. Si partimos del escepticismo filosófico
encontrarnos el positivismo jurídico, que se centrará en el elemento normativo del
derecho o en la dimensión social que éste presenta.
Como parte del éxito que se tuvo en las ciencias naturales en el siglo XIX, el método
positivista busca implantarse en las ciencias sociales. Por ello, en el ámbito del derecho
surge el positivismo jurídico, que afirma categóricamente que la validez y la vigencia del
derecho dependen de que éste ha sido dictado por el Estado, y no porque la conciencia
individual o la opinión pública lo hayan admitido o elaborado.
Esta escuela surge como una reacción al carácter rígido que mostraban las doctrinas
del derecho natural, y contra la filosofía especulativa y metafísica de su época, con el
propósito de establecer las bases para una certeza jurídica.
I.- El positivismo jurídico contempla algunas facetas sociales como las siguientes:
b).- Como una teoría general del derecho. La teoría formalista del derecho es la
pretensión de establecer lo que es jurídico y lo que no lo es. Considera al derecho
como una técnica de organización de la sociedad como la monopolización de la fuerza
en una comunidad política.
c).- Como una ideología de la justicia. Es definir una posición frente a una situación que
se funda en un sistema de valores, con independencia de su contenido.
d).- Como la consideración general que establece el ius-positivismo con lo que surgen
las escuelas de jurisprudencia sociológica y el normativismo jurídico.
Como variantes del formalismo jurídico están las siguientes: “El legalismo, referido
a la teoría de la justicia, el normativismo relativo a la teoría del derecho; el
dogmatismo, que expresa un modo de entender la ciencia del derecho, y el
conceptualismo, que se manifiesta en la teoría de la interpretación.
6°.- La visión voluntarista del derecho. Sólo es derecho el que emane de la voluntad
del legislador.
7°.- La concepción del derecho como un orden coactivo, como reacción social
organizada como un sistema de normas que se hacen valer por medio de la fuerza o
que reglamentan el uso de ésta en un conglomerado social.
8°.- La concepción formalista del derecho. La consideración del derecho según una
visión normativa esto es por medio de conceptos elaboradas a partir del derecho
positivo.
III.- Por otro lado, existen posiciones críticas a la escuela al positivismo jurídico.
Una teoría tan “pura” del derecho, sin “ingredientes” metafísicos, morales,
sociales y políticos, caracterizada exclusivamente por su aspecto lógico-formal, da
por resultado, como señala el iusnaturalismo, un derecho sin derecho, es decir, vacío,
pues en última instancia el derecho se da para estructurar, ordenar y regular la
conducta social.
3.- El Iusnaturalismo.
Con poco más de 2 000 años, la vigencia de esta escuela se hace latente en
diferentes países, aunque encontrarnos, como es de esperarse, muchos puntos de vista,
algunos contradictorios, respecto de qué es el derecho natural, cuáles son sus principios y
sus características, así como las vinculaciones que existen entre este derecho y el derecho
positivo. A lo largo de la historia ha habido diferentes pensadores que lo han analizado
como Platón, Aristóteles, Cicerón, Santo Tomas de Aquino, Hugo Crocio, J.J. Rousseau y
Kant, entre otros.
Las características y principios del derecho natural que los seguidores de esta
escuela señalan son las siguientes:
Las tendencias actuales del derecho natural tocan temas como los derechos
humanos, hablar de ellos dicen los iusnaturalistas, es referirse a las facultades que,
con carácter inexcusable, derivan de la naturaleza del hombre. Los derechos
humanos, que constituyen el tema central del iusnaturalismo moderno, se basan en la
exigencia moral de respetar la dignidad del hombre como persona que se auto-realiza
de una manera consciente, en la exigencia fundamental de reconocer los derechos
naturales del hombre, entre los que pueden mencionarse el de la vida, el de la libertad
y el de la igualdad.
En este contexto podemos enunciar algunas tendencias del derecho natural moderno
como las siguientes:
1°.- Remisión a la metafísica como fundamento primero del derecho natural, es decir,
a criterios prepositivos o meta-positivos, sin los cuales las normas positivas serían
incomprensibles, puesto que su determinación implica y requiere un juicio de valor
para preferirla a tantas otras posibles.
3°.- Desnormativación del derecho natural. Esta nota visión considera que las leyes
se proponen para guiar, entre otras, en el hallazgo de lo justo natural. La propuesta de
esta tendencia consiste en considerar las normas jurídicas como un “a posteriori” de
los principios del derecho natural.
5°.- Concepción tridimensional del derecho, en el sentido de que los criterios del
derecho natural deben ser apoyados por la normatividad formal, obra humana por
medio del derecho positivo, en relación con la realidad social de cada tiempo, lugar y
situación histórica; lo que contempla la tríada de dimensiones: justicia, norma y
conducta social.
9°.- Improcedencia de la lógica formal pura del silogismo que debe reemplazarse por
otro sector de la lógica: el logos de lo humano y de lo razonable, de la razón vital e
histórica.
2°.- El paso de una concepción inmutable a una concepción del derecho que puede
cambiar como consecuencia de la relación derecho-poder.
3°.- El paso de una idea que situaba la producción normativa en un autor supra-
humano (Dios), o en la naturaleza, a una concepción que lo ata a depender del poder
soberano del Estado.
4°.- El paso de una concepción que permitía el conocimiento del derecho por medio
de la razón a una que necesitaba difundirse y promulgarse como actos de voluntad del
poder soberano; y
5°.- El paso de una concepción que fundaba la validez del derecho en su racionalidad,
es decir, en su acuerdo con la naturaleza o con el mandato divino, a una concepción
que lo funda en el apoyo, en última instancia, del poder político. Así, la validez y la
eficacia del derecho se vinculan a la efectividad del poder en una sociedad concreta.
Emerge como respuesta contra el racionalismo, porque esta corriente sigue el modelo
de las matemáticas, de las ciencias exactas, y se atiene exclusivamente a la razón,
ignora la experiencia y la historia. La concepción jurídica de molde racionalista tenía
una visión rígida del derecho en la que todo estaba previsto, todo era exacto: el
derecho como producto exclusivo de la razón humana. La pretensión de los
seguidores de esta concepción era establecer una legislación que implantara, con
carácter definitivo, el único modelo racional y digno de vigencia, sin considerar las
particularidades de los pueblos ni su dimensión social e histórica. El historicismo
jurídico también reacciona contra el imperialismo francés, ya que reclama el respeto y
la vigencia de las costumbres y tradiciones de cada pueblo.
Para esta corriente los derechos no los crea el legislador, sino que los elabora la
comunidad de una manera instintiva y no meditada, se fundan en las costumbres
preexistentes, en las creencias populares, la tradición. Surgen de lo más profundo del
pensamiento del pueblo. Sus seguidores afirman que los derechos brotan de la
conciencia jurídica popular, y reconocen en ella la fuente auténtica y genuina del
derecho.
Para Miguel Reale, precursor moderno del historicismo, señala que sin la
participación activa y creadora del hombre no es posible penetrar en la verdadera
naturaleza del fenómeno jurídico, que es siempre una subordinación de hechos y
valores y, por consiguiente, una armonización de condiciones del mundo del ser con
las exigencias del deber ser. Argumenta que tampoco es válido aceptar como
naturales únicamente los productos de una formación histórica lenta, que la historia
del derecho presenta soluciones de continuidad, saltos bruscos y rupturas que han
dado como resultado un aumento en el activo de nuestro patrimonio cultural.
Esta escuela es incapaz de responder a las preguntas ¿cómo y por qué lo que
consideramos útil debe subordinarse a lo que los demás consideran útil?; si se han de
satisfacer los deseos de cada uno, esta postura no proporciona un criterio que pueda
aplicarse en la conciliación de motivos opuestos. Es importante porque en la
sociedad que esta estratificada y heterogénea presenta diversos intereses que deben
ser satisfechos, y lo que es útil para un sector, seguramente no lo será para otro.
En este contexto, sus consideraciones hacia las fuentes del derecho, el otro
centro de atención de esta escuela lo constituye la labor del juez. Los adeptos a esta
escuela se oponen a la sumisión del juzgador respecto a los textos lega les, por
considerar que éste debe ser libre para efectuar una labor creadora en aras de la
justicia. El juez no se limita a descubrir el derecho, sino que lo crea, y al proceder
de esta manera contribuye con mayor eficacia a la realización de la justicia. Tal
actividad, por los motivos aducidos, presenta ciertos rasgos comunes a la que
desarrolla el legislador.
Esta escuela toma como punto de partida los postulados de la escuela analítica
inglesa que establecieron J. Bentham y John Austin, esto es, la separación de asuntos de
índole moral para el estudio del derecho, el análisis de los conceptos jurídicos
fundamentales y la elaboración y sistematización de conceptos.
Los autores de esta teoría sostienen que si los conceptos jurídicos son fuente
de conocimiento, partiendo de éstos, podemos obtener, por la vía de la deducción,
nuevos conceptos y normas que han de integrarse al sistema jurídico. Esta
tendencia sistematizadora seguía el método histórico-natural que consiste en
descomponer los institutos jurídicos en proposiciones jurídicas, para que a partir de
ellas, también mediante una descomposición, se alcancen sus elementos lógicos
básicos o elementales.
Esta escuela jurídica, que surge a finales del siglo pasado, concebía el derecho como
producto de los intereses que se dan en el interior de la sociedad y pretenden ser
reconocidos. Se afirma que si querernos conocer el derecho debemos centrar la atención
en los intereses mencionados.
Consideran que estos intereses pueden ser de diferente índole (el sentido en que
utilizan la palabra “interés” es amplio): materiales, económicos, artísticos, nacionales,
morales, etc.; sólo con el conocimiento de los intereses que están en juego, que derivan
de varios factores sociales, estaremos en posición de determinar cuál o cuáles
originaron las leyes. La labor por desarrollar es, entonces, de interpretación de
intereses de sectores sociales para crear las leyes.
Por lo tanto, la interpretación que deben efectuar los juristas, de acuerdo con
esta escuela, es una actividad sujeta al método teleológico, esto es, en el presente caso,
asumir una dirección finalista en la apreciación íntegra de los intereses, tanto los que
gozan de protección como los que rechaza el legislador.
Es claro que estos puntos de vista teleológicos, afirma esta escuela, son, en
realidad, la clave para entender cómo el derecho responde a una protección de
intereses, y sirven no sólo para interpretar sino también para, en su caso, llenar lagunas.
Ya que existen intereses individuales, sociales y colectivos, el derecho, al ser
instrumento de protección de intereses, ha de armonizarlos, dando mayor protección a
los de carácter colectivo respecto a los de naturaleza individual.
Este análisis nos servirá para interpretar correctamente la ley, y en caso de que ésta
presente lagunas, o sea, cuando aparecen problemas prácticos que la ley no ha previsto,
tales lagunas no se colmarán por medio de deducciones y construcciones sobre la base
de los conceptos fabricados por los juristas o el legislador, como hacía la
jurisprudencia de conceptos, sino examinando los intereses en presencia y aplicando a
la solución del conflicto los criterios que para casos análogos que ha establecido el
legislador.
El carácter teleológico de esta escuela es una nota que tiene en común con la
escuela de jurisprudencia de intereses; pero, a diferencia de ésta, que centra su
atención en los intereses que pugnan por ser reconocidos en el interior de una sociedad
determinada, la jurisprudencia valorativa se interesa por meditar en los valores
jurídicos, en una investigación fenomenológica que permita dar con los principios y
con los fines del derecho. Su objetivo es fundamentar la ciencia jurídica por su
referencia a los valores.
Los seguidores de esta escuela afirman que la idea de los “fines” nos permite
apreciar lo útil y lo perjudicial, nos ayuda a estimar el bien y el mal, lo mismo que lo
justo y lo injusto. Así, todo derecho implicará un juicio de valor respecto a la
conducta humana y a los fines de la convivencia. Por considerar que los fines son los
que vinculan, sostienen e iluminan todo el sistema del derecho, los partidarios de esta
escuela toman como punto de partida la filosofía de los valores, por lo que conducen
la problemática jurídica del plano lógico al deontológico.
sentido, y una significación), que representan conjuntos de bienes que establecen el vínculo
entre la naturaleza y los valores, entre el “ser y el deber ser”.
Finalmente, para Ravá, citado por Miguel Reale, el deber del derecho se plasma en
el ideal de una convivencia en la que sea plenamente satisfecha la exigencia moral de
respeto a la persona. Este autor postula que el orden jurídico, por tanto, debe procurar ser
siempre la expresión de una exigencia moral.
Algunas características de esta corriente del pensamiento jurídico son que centra la
problemática del derecho en la eficacia de las normas, considera a éstas como hecho y
creación social, y propugna por un estudio crítico de los medios y fines sociales del
derecho.
El autor. Ángel Latorre, señala que los extremos de las concepciones sociológicas
del derecho están representados, por una parte, por una concepción radical (que presenta los
rasgos de un positivismo sociológico y conduce a disolver la ciencia jurídica en la
sociología), que considera que la labor del jurista estriba en el análisis del derecho como
fenómeno social, como se da en la realidad, con lo que se evita la contaminación con
valoraciones de cualquier clase. Y por otro lado, por una concepción más moderada, que
estima que el derecho es un intento de ordenar la realidad de acuerdo con criterios
determinados; que la tarea del jurista es tener en cuenta la forma en que se cumplen en la
realidad social o la manera en que podrían cumplirse más eficazmente la norma jurídica.
El consenso entre los partidarios del realismo jurídico respecto a las características
de esta tendencia usualmente se presenta de la siguiente manera esquemática:
5°.- Hay que desconfiar de que las normas jurídicas representan lo que los tribunales y los
ciudadanos hacen efectivamente.
6°.- Hay que desconfiar de que las normas jurídicas sean las que produzcan las decisiones
judiciales.
7°.- Es conveniente agrupar los casos y las situaciones jurídicas y aumentar el número de
conceptos; y finalmente,
8°.- Los sectores particulares del derecho han de valorarse por sus efectos reales.
Cabe señalar que dentro de la tendencia de realismo jurídico destacan a su vez, dos
corrientes, la estadounidense y la escandinava.
esto es, los patrones de observación y verificación, al campo del derecho. Para este
autor la clave de la obediencia a las normas jurídicas tiene su fundamento en la
vivencia social que de ellas tengan los destinatarios.
El autor Felipe Puerro apunta que el amplio campo de teorías sociológicas llamadas
“funcionales” parten del supuesto de que la sociedad es un conjunto de partes ajustadas y
mutuamente dependientes, y aceptan esta idea como un postulado. A partir de esto,
agrega, tratan de determinar cuáles son las partes o subsistemas que cumplen funciones en
la sociedad, es decir, qué aportan para el mantenimiento de un supuesto equilibrio.
Esta corriente del pensamiento jurídico propugna por una visión integral del
derecho, en la que se consideren los tres aspectos que conforman el fenómeno jurídico: la
norma, el hecho y el valor. Los partidarios de esta escuela afirman que el derecho es, a la
vez, norma, hecho y valor, o lo que es lo mismo, que en él se da la eficacia, la validez
extrínseca y la validez intrínseca, que serían las tres dimensiones del derecho.
Esta escuela considera que el derecho representa una síntesis de “ser” y “deber ser”,
y que su fundamento está en la naturaleza humana. Propone enfocar el derecho con una
perspectiva realista y total, a partir de la observación del mundo jurídico de las normas, de
las conductas sociales y de los valores.
Para autores como Miguel Reale una regla de derecho positivo puede considerarse
perfecta cuando la promulga una autoridad legítima con base en el bien común, y
encuentra, en virtud de su valor ético y de su racionalidad, la adhesión o asentimiento de los
miembros de una Comunidad. Declara que en esa regla se integran, plenamente
armonizadas, la validez ética, la sociológica y la formal o técnico-jurídica.
Para autores como Legaz y Laca, así como García Maynez, el llamado “caso ideal”
o “norma perfecta” sólo se presenta en casos excepcionales, ya que en él debieran coincidir
a la vez la vigencia, la eficacia y la justicia. En cambio, según Miguel Reale, se manifiesta
en casos ordinarios, pues argumenta que si no fuese así no habría sido posible el progreso
jurídico.